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Textos y contextos Nº 20

Recibido: 25-02-2020 • Aprobado: 30-03-2020

Borges: su poética y algunos poemas


dedicados a escritores
Borges: his poetry and some poems dedicated
to writers
DOI: https://doi.org/10.29166/tyc.v1i20.2166

Mercedes Mafla
Ensayista, docente universitaria e investigadora ecuatoriana. Después de estudiar leyes en la Pontificia Universidad Católica del
Ecuador (PUCE), obtuvo una Maestría en Filología Hispánica por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) y un Doc-
torado en Literatura, por la PUCE. Es parte del Comité Ejecutivo de Publicaciones del Centro de Publicaciones de la misma universidad.
Ha publicado textos en las revistas Ulrika de Colombia, Hispamérica de Estados Unidos, Con/texto de Ecuador, Ómnibus de Chile, Es-
péculo: Revista de Estudios Literarios y en la sección Libros de los diarios El Comercio y Hoy de Quito. En 1998 prologó la selección
de cuentos, Un extraño en el puerto, de Javier Vásconez publicada por Alfaguara de España.

Correo: mamafla@puce.edu.ec

Resumen
El presente trabajo se ocupará de realizar unas anotaciones generales sobre las manifestaciones explícitas de la poética de Jorge Luis
Borges y, en especial, delineará la hipótesis de que, aunque el autor argentino siempre expresó sus ideas sobre la literatura en ensayos
y ficciones por todos conocidos, también lo hizo, de una forma más velada, en muchos poemas que dedicó a variados escritores. Es
pertinente señalar que los poemas que analizaremos en este ensayo tienen una característica adicional notable: contienen juicios
críticos, puestos en escena por medio de varios recursos narrativos. Antes de entrar en el grupo de poemas dedicados a escritores, he
creído pertinente hacer un escueto resumen del origen del arte poética, como un subgénero literario de antigua data, el mismo que
se expresó en América Latina con bastante recurrencia, aunque con distintos fines: en su momento, como herencia directa de los clá-
sicos (Horacio o Aristóteles) y, más adelante, como la manifestación de posturas individuales de asumir la poesía y la labor del poeta.
En este contexto, Borges tiene la virtud de sintetizar la tradición y sus propias preguntas sobre su destino literario. Estos serán los
asuntos a los que nos aproximaremos a continuación.

Palabras clave: Jorge Luis Borges, Ars Poetica, Literatura Latinoamericana, poesía.
Abstract
The present work will take care of making some general annotations on the explicit manifestations of Jorge Luis Borges' poetics and,
especially, will outline the hypothesis that, although the Argentine author always expressed his ideas about literature in essays and
fictions known by everyone. He also did it, in a more veiled way, in many poems that he dedicated to several writers. It is pertinent
to point out that the poems that we will analyze in this essay have a remarkable additional characteristic: they include critical judg-
ments, staged by means of various narrative resources. Before entering the group of poems dedicated to writers, I thought pertinent
to make a brief summary of the origin of poetic art, as a literary subgenre of ancient history, the same which was expressed in Latin
America quite frequently, although for different purposes: at the time, as a direct inheritance from the classics (Horacio or Aristotle)
and, later, as the manifestation of individual positions to assume poetry and the work of the poet. In this context, Borges has the
virtue of synthesizing tradition and his own questions about his literary destiny. These will be the issues that we will approach next.

Keywords: Jorge Luis Borges, Ars Poetica, Latin American Literature, poetry.

Periodismo digital y paz: ensayo sobre La Silla Vacía, Colombia


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Introducción como base las obras clásicas, sin em-


bargo, era a través del ensayo crítico o fi-
losófico y el manual o el tratado, que las
Es a Horacio (Venusia, 65 a.C.) a enseñanzas sobre la literatura se materia-
quien se le debe el poema Epistula ad Pi- lizaban. El poema, al estilo de Horacio,
sones, el mismo que, ya en la antigüedad, aparece también, aunque excepcional-
fue conocido como Ars Poetica, y que se mente1. Es, pues, Aristóteles quien prima.
convirtió en la fuente original de la teoría Pero, como ha señalado el estudioso me-
literaria occidental. Fue tan notable su in- xicano Alberto Vital, en las primeras dé-
fluencia, que sus ecos atravesaron la cadas del siglo XX, seis grandes poetas
Edad Media entera y llegaron hasta el Re- latinoamericanos (Vicente Huidobro, Al-
nacimiento. Junto a la Poética, de Aristó- fonso Reyes, Pablo Neruda, Manuel Ban-
teles (casi invisible hasta el siglo XV), el deira, Jaime Torres Bonet y Jorge Luis
poema latino forma el sustento de las Borges) escriben poemas con idéntico tí-
preceptivas literarias. El académico espa- tulo: “Arte poética”. Esta coincidencia sig-
ñol José Luis Pérez (2002) dice a propó- nificativa hace pensar, al citado
sito “Ambas obras se interpretaron –al académico, que las vanguardias poéticas
menos desde los tratados teóricos, puesto latinoamericanas habían desplazado, del
que la realidad de las obras de creación territorio ensayístico o teórico, al del pro-
era mucho más multiforme- como auto- pio poema, el tema del sentido y de la
rizadísimas fuentes de preceptos sobre forma de la poesía; es decir, en alguna
los cuales edificar las nuevas literaturas medida, estaban nuevamente cerca de
nacionales, para que así fuesen equipara- Horacio.
bles a la literatura que el mundo grecola- Los escritores mencionados escri-
tino había legado” (p. 21). Horacio bieron sus poemas en un período de
escribe un poema, en forma de epístola, treinta años que coincide con el auge de
una sutura o sátira, con fines didácticos, las vanguardias; pero el de Borges es
para trasmitir a los futuros poetas valio- mucho más tardío, pues aparece en 1960.
sas enseñanzas que, con el tiempo, se No obstante, todos acuerdan con la esen-
convirtieron en normas dignas de imi- cia del ars poética, en tanto tematizan la
tarse y en máximas tan prestigiosas labor del poeta frente al poema, con la di-
como “la imitación, el decoro, el punto de ferencia sustancial de que ellos ya no as-
vista, el afán de perfección, la necesidad piran a trasmitir máximas universales,
de la crítica” (Pérez, 2002, p. 22). sino que se conforman con poner de ma-
Desde luego, las preceptivas litera- nifiesto una visión más subjetiva y perso-
rias en la América Latina, especialmente nal del tema. Hay que decir, en todo caso,
las decimonónicas, tuvieron también que Huidobro2 y Reyes3 están todavía

1 Uno de los ejemplos más conocidos en el siglo XIX es el poema “Ars” de José Asunción Silva, poema en el cual se sacraliza la poesía y
en el que la visión romántica está presente. Ejemplo de ello son los versos iniciales: “El verso es vaso santo; poned en él tan sólo / Un
pensamiento puro, / En cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes / como burbujas de oro de un viejo vino oscuro”.

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cerca del Romanticismo y del Moder- el que el argentino vuelve a la poesía des-
nismo y, en esa medida, sus poemas se pués de treinta y un años de la aparición
parecen más al de Silva que a los de Ne- de sus poemarios de juventud5. Quizá por
ruda y Borges, quienes sí coincidieron en ello le resultó necesario escribir un poema
poner de manifiesto sus visiones comple- a través del cual se distanciaba de las van-
tamente individuales sobre el arte que guardias y, ciertamente, del joven Borges.
practicaban. Aunque ambos poetas, reco- A continuación, lo transcribo:
nocidos como disímiles, se asemejan en
este aspecto, pues sus “Arte poéticas” son Arte poética
declaraciones personales y, en el caso del Mirar el río hecho de tiempo y agua
chileno, una declaración no exenta de iro- y recordar que el tiempo es otro río,
nía y cierto sentimentalismo. Neruda es- saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
cribe un poema confesional,
autobiográfico, con tintes de patetismo, en Sentir que la vigilia es otro sueño
el que se pinta a sí mismo, a la par que a que sueña no soñar y que la muerte
su poesía4; Borges, en cambio, se presenta que teme nuestra carne es esa muerte
a través de sus obsesiones temáticas (es- de cada noche, que se llama sueño.
pecialmente la gran pregunta que atra- Ver en el día o en el año un símbolo
viesa su obra, es decir, la naturaleza del de los días del hombre y de sus sueños,
Tiempo); pero, además, se disfraza y, de convertir el ultraje de los años
forma implícita, a través de un poema de en una música, un rumor y un símbolo.
rimas perfectas y propositivamente clá-
Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
sico, expresa su apego a las formas canó- un triste oro, tal es la poesía
nicas de la poesía. Disiente que es inmortal y pobre. La poesía
significativamente de los otros poetas vuelve como la aurora y el ocaso.
mencionados (quizá menos de Neruda),
A veces en las tardes una cara
en el hecho de considerar a la poesía como nos mira desde el fondo de un espejo;
una paradoja, como “un triste oro […] que el arte debe ser como el espejo
es inmortal y pobre”. Es importante des- que nos revela nuestra propia cara.
tacar que el “Arte poética” de Borges se Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
publicó en El Hacedor, que es el libro con

2 El poema de Huidobro tiene también algo del tono exaltado del escrito por Silva. Cito algunos versos: “Que el verso sea como una llave
/ Que abra mil puertas. / Una hoja que cae; algo pasa volando; […] Por qué cantáis la rosa, ¡oh, poetas! / Hacedla florecer en el poema;
/ Sólo para nosotros / Viven todas las cosas bajo el sol. / El Poeta es un pequeño Dios”.
3 El poema de Reyes, más escueto, coincide con los anteriores en su forma de sublimar la poesía como un acto casi divino. “Asustadiza
gracias del poema: / flor temerosa, recatada en yema. / Y se cierra, como la sensitiva, / si la llega a tocar la mano viva. / Mano mejor
que la mano de Orfeo, / mano que la presumo y no la creo, / para traer la Eurídice dormida / hasta la superficie de la vida”.
4 Arte poética: Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas, / dotado de corazón singular y sueños funestos, / precipitadamente
pálido, marchito en la frente, / y con luto de viudo furioso por cada día de mi vida, / ay, para cada agua invisible que bebo soñolienta-
mente / y de todo sonido que acojo temblando, / tengo la misma sed y la misma fiebre fría, / un oído que nace, una angustia indirecta,
/ como si llegaran ladrones o fantasmas, /y en una cascada de extensión fija y profunda, / como un camarero humillado,como una cam-
pana un poco rota, / como un espejo viejo, como un olor a casa sola / en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios, /
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores, / -posiblemente de otro modo, aún menos melancólico-, / pero, la verdad,
de pronto, el viento que azota mi pecho, / las noches de sustancia infinita caídas en mi dormitorio, / el ruido de un día que arde con sa-
crificio / me piden lo profético que hay en mí, con melancolía / y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos / hay, y un movi-
miento sin tregua, y un nombre confuso.
5 Borges publicó Fervor de Buenos Aires en 1923, Luna de enfrente en 1925 y Cuaderno de San Martín en 1929.

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verde y humilde. El arte es esa Itaca y de la referencia al tiempo como la gran


de verde eternidad, no de prodigios. cuestión, Borges, a través de lo que lla-
También es como el río interminable, maba “las secretas complejidades” que
que pasa y queda y es cristal de un mismo abundan en su obra, pone de manifiesto
Heráclito inconstante, que es el mismo el componente ético de la poesía y, simul-
y es otro, como el río interminable táneamente, insinúa una de sus máximas
(Borges, 2019, p. 150). en relación a la literatura, aquella de que
el Libro se escribe incesantemente y que
Cabe abrir un paréntesis para seña- los variados creadores no son más que
lar que, a pesar de ser Horacio quien ini- distintos rostros del mismo Autor: “He-
cia lo que para algunos es un subgénero ráclito inconstante, que es el mismo / y es
literario (el del “arte poética”), la presen- otro, como el río interminable”. En estas
cia explícita del poeta latino brilla por su líneas podemos hallar también otra
ausencia en la obra poética de Borges. La puerta hacia una de las características
estudiosa argentina Marcela Nasta (2007) propias de muchos de los poemas de Bor-
ha recordado la obvia preeminencia de ges (y de su obra entera, en realidad), me
Virgilio y ha escrito al respecto: refiero, como ya anticipé, a la de poner en
Tan notable como la recurrencia escena o dramatizar su poética usando los
virgiliana –en la producción literaria, en recursos de la narrativa, por ejemplo,
la disimulada poética de los prólogos, en cuando se refiere a sus autores más entra-
el ámbito personal-, es el silencio que ñables, evocados en su obra poética. Pero
Borges guarda respecto de Horacio, a muchos de los poemas a los que me voy a
quien no menciona siquiera una vez en referir se caracterizan, además, por ser
toda su obra poética [pero] las coinciden- verdaderos ensayos críticos encubiertos y,
cias entre Borges y Horacio se manifies- en esa medida, creo que es válido decir
tan en diversos planos […] La primera de que Borges logra expresar su más secreta
ellas consiste en que ninguno de los dos poética por medio de poemas híbridos, en
formuló una poética sistemática que diera los que, de alguna forma, logran convivir
cuenta de las estrategias y los recursos el Horacio del desiderátum y el Aristóte-
por ellos empleados en su producción li- les de la poética. Es en estos poemas, es-
teraria […] El argentino sí reflexionó ex- pecialmente, en donde encontramos al
plícitamente y en términos teóricos Borges sintético por antonomasia, no solo
acerca de sus propios hábitos y prácticas por la perfección formal de los versos,
literarias […] en los prólogos de sus libros sino porque los poemas mencionados tie-
de poesía, así como en un par de dedica- nen el don de amalgamar el ensayo, el
torias y epílogos (p. 218 ). drama (entendido como diálogo) e in-
Creo que es pertinente añadir (y cluso la más brillante crítica literaria. El
aquí expongo la hipótesis de este trabajo), arte poética de Borges, pues, está expre-
que Borges, al igual que Horacio en sus sado a lo largo de su obra, explicitado,
Odas, suele exponer también su poética como sabemos, en sus célebres prólogos,
en los variados poemas que dedicó a mu- pero adquiere una admirable originali-
chos escritores. De regreso al poema “Arte dad, en sus poemas dedicados a escrito-
poética”, debemos señalar que, además res. De algunos de ellos se ocupará este
de la forma clásica en la que se presenta, trabajo.

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Algunos poemas dedicados a escritores tiende que lo intelectual de su poesía, aso-


ciado a la vigilia, a la “abstracción” (mar-
cada por la erudición filosófica y
Quizá resulte inevitable continuar literaria), se complementa con lo impre-
este ensayo sobre Jorge Luis Borges di- visible del sueño, espacio de los mitos y
ciendo una obviedad: el gran tema de sus fábulas esenciales. Recuerda Borges, en el
poemas, ensayos y cuentos es la litera- mismo prólogo, que este camino lo mar-
tura. Desde luego, todo libro habla de caron, entre otros, escritores como Pla-
otros libros, unas veces secreta y otras ex- tón, en sus diálogos y el maestro
plícitamente. Borges pertenece a los escri- indiscutible, Ralph Waldo Emerson, es-
tores que colocan en primer plano el tema critor fundamental para él, tanto que en
y se deleita respondiendo a los escritores uno de sus poemas narrativos finales,
que lo han acompañado desde su infan- “Las hojas del ciprés” (Los conjurados,
cia; observa bajo un microscopio el deta- 1985) decide que el único libro que se lle-
lle recóndito de una página, relaciona, sin vará a la muerte será uno que escoge, al
que medie un sentido temporal lineal, a azar, de las obras completas del escritor
los más variados y hasta opuestos poetas, norteamericano.
ya sea por la persistencia de un símbolo o El componente intelectual de la
un tropo o por algún rasgo oculto, que el poesía de Borges se manifiesta, entre
poder de la lectura ha devuelto a la vida. otros, en su constante alusión a variados
Pero, además, Borges usa sus extraordi- escritores y a sus obras. En el citado pró-
narias dotes de lector para trasparentar logo, Borges recuerda a Luis de León,
sus juicios críticos e ir, a la par, confe- como ejemplo de aquella poesía con pen-
sando su poética. El incansable lector es, samiento manifiesto: la poesía intelec-
simultáneamente, el más agudo juez de su tual; pero, además, declara que, junto a la
propia obra. Sus admirables prólogos son abstracción, él espera escribir también
la muestra de su agudeza crítica, de sus una poesía cuya música sea constante,
lealtades literarias y una guía privilegiada una música secreta, sin la cual la poesía
de lecturas imprescindibles, entregada, no sería tal. La búsqueda de este punto
por un maestro ameno y generoso, a sus medio define la lírica del autor argentino,
lectores. cuyo pensamiento es transparente, pero,
Voy a ocuparme de comentar algu- al mismo tiempo, se expresa con la sono-
nos poemas, de la amplia serie que Borges ridad tersa de un español preciso que se
dedicó a un variado grupo de escritores, a apega a las formas clásicas de composi-
lo largo de sesenta años de creación poé- ción, especialmente al soneto y sus cono-
tica. Cabe recordar que el escritor argen- cidas exigencias formales.
tino insistió en que su poesía era una Pensamiento (estético y ético) y
poesía intelectual, así lo dijo explícita- música (quizá una que recuerde al latín,
mente en el prólogo de uno de sus libros ha dicho el propio Borges) resumen
finales; La cifra (1981). En él reconoce y, mucho de la poética del argentino, el
casi proclama, sus límites: la imposibili- mismo que, me temo, no ha sido lo sufi-
dad de la musicalidad osada, de la metá- cientemente valorado como poeta, basta
fora novedosa, de la exaltación y de la mirar el libro recientemente publicado
extensión desbordada. Igualmente en- por la Real Academia de la Lengua en

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2017, el Borges esencial, para notar que sus eventuales virtudes.” (Borges, 2010,
la selección de poemas, frente a los cuen- p. 61). A pesar de esta distancia, es claro
tos y ensayos es francamente pobre. que Borges va a ser leal a Conrad la vida
Revisaré, entonces, algunos de los entera. Lo menciona en su poema “La
poemas en los que Borges se refiere a mu- fama”, de La cifra, 1981 en donde afirma
chos de los escritores que lo han marcado “Ser devoto de Conrad” y, más significa-
y sobre los que tiene mucho que decir; es- tivamente aún, vuelve al novelista de los
critores a los que también se refirió en en- mares, en el esquivo y paródico epílogo
sayos y cuentos. Es pertinente recordar de sus Obras completas editadas en
que, así como Borges elabora el soneto 1996, en donde bromea sobre el Borges
(tan apreciado en Quevedo, su gran maes- futuro, lector del Quijote, de quien dice:
tro en español), se servirá de las enseñan- “Esta novela, por lo demás, fue una de las
zas del poeta inglés Robert Browning, de pocas que merecieron la indulgencia de
quien aprendió las vastas posibilidades de Borges; otras fueron las de Voltaire, las
la poesía narrativa. de Stevenson, las de Conrad y las de Eca
de Queiroz.”
“Manuscrito hallado en un libro de
Los novelistas Joseph Conrad”, como todos los poemas
dedicados a escritores, pertenece a la fa-
Es conocida la desconfianza que a milia de la poesía intelectual que Borges
Borges le inspiraba la novela. Él mismo escribe. El poema a Conrad prefigura la
se encargó de bromear sobre el asunto. síntesis entre el artista, que se evoca poé-
La abundancia y la desmesura no son ticamente, y su obra: una síntesis entre la
cualidades que aprecia. Sus cuentos son vigilia y el sueño, que será tema recu-
prodigios de resumen, en tanto las histo- rrente de la poesía del argentino. Al ser un
rias pueden ser contadas sin dilación, de primer intento, asistimos a un poema en
espaldas a la psicología o a las descripcio- el que la imagen se impone a la idea.
nes detalladas. Sin embargo, el primer Como sucede en los primeros poemas de
poema sobre escritores que Borges escri- Borges, hay una preeminencia del espa-
bió está dedicado a un novelista: Joseph cio. Los mismos nombres de los poema-
Conrad. Se titula “Manuscrito hallado en rios así lo anticipan: Fervor de Buenos
un libro de Joseph Conrad” y aparece en Aires, Luna de enfrente.
1925 en su segundo poemario, Luna de En este poema inicial se dibuja al
enfrente. Borges escribe, cuarenta y cua- personaje en medio de un paisaje impre-
tro años después, el prólogo en el que sionista “En las trémulas tierras que ex-
dice de este libro: “No quiero ser injusto halan el verano, / el día es invisible de
con él. Una que otra composición –El ge- puro blanco […] Pero la antigua noche es
neral Quiroga va en coche al muere- honda como jarro / de agua cóncava. El
posee acaso toda la vistosa belleza de agua se abre a infinitas huellas, / y en
una calcomanía; otras – Manuscrito ha- ociosas canoas, de cara a las estrellas, / el
llado en un libro de Joseph Conrad- no hombre mide el vago tiempo con el ciga-
deshonran, me permito afirmar, a quien rro.” (Borges, 2010, p. 72). En los versos
las compuso. El hecho es que las siento finales se anticipa ya el tono reflexivo de
ajenas; no me conciernen sus errores ni la poesía por venir y, siempre el tema del

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tiempo: “El mundo es unas cuantas tier- nunca sabré por qué– la atolondrada ad-
nas imprecisiones. / El río, el primer río. miración de la crítica” (Borges, 1983, p.
El hombre, el primer hombre”. No hay 278).
más que un leve boceto del mundo de
Conrad, como si Borges se hubiese con- En el prólogo de El otro, el mismo
centrado en captar el paisaje esencial del (publicado en 1964) usa a Joyce como
novelista polaco, en unos instantes de es- ejemplo del escritor que él mismo no ha
pera y contemplación. Conrad y sus per- querido ser. Es una declaración de prin-
sonajes se confunden en el verso que dice: cipios que ha flotado en todo cuanto ha
“El hombre mide el vago tiempo con el ci- escrito hasta este momento, pero ahora
garro”. Borges usará esta misma estrate- dicha a plenitud. No se debe olvidar que
gia en sus poemas posteriores. Para ello en 1963 América Latina continuaba presa
su capacidad de síntesis se habrá aguzado del concepto de vanguardia. Borges, en su
y perfeccionado hasta la maestría. madurez, ha crecido de espaldas a ella. Su
No en vano han transcurrido treinta camino personal ha sido el de un clasi-
y cinco años hasta El Hacedor (1960), en cismo jubiloso. Quedó lejos el fugaz ul-
donde publica algunos poemas con el traísmo y las ilusorias innovaciones de los
tema que nos ocupa. Y transcurrirán cua- modernismos. Dice en el mencionado
renta y cuatro años para la aparición de prólogo:
Elogio de la sombra (1969), poemario en
el cual el tema del escritor y su obra será Los idiomas del hombre –- son tra-
fundamental. En este poemario aparecen diciones que entrañan algo de fatal. Los ex-
dos poemas sobre James Joyce. El tema perimentos individuales son de hecho,
mínimos, salvo cuando el innovador se re-
ya había aparecido en otros escritos. Bor- signa a labrar un espécimen de museo, un
ges consideraba al irlandés un motivo juego destinado a la discusión de los histo-
para poner en escena su poética, a estas riadores de la literatura o al mero escán-
alturas (tenía ya sesenta y nueve años, dalo, como el Finnegans Wake o las
Soledades […] Es curiosa la suerte del escri-
había escrito sus piezas más celebradas: tor. Al principio es barroco, vanidosamente
Ficciones o El Aleph-) todas abiertamente barroco, y al cabo de los años puede lograr,
antibarrocas. “James Joyce” e “Invoca- si son favorables los astros, no la sencillez,
ción a Joyce” son los poemas a los que me que no es nada, sino la modesta y secreta
remito. Antes de comentarlos, recordaré complejidad (Borges, 2010, p.163).
al momento pasado en el que Borges dic-
tamina su primera sentencia sobre el Uli- No obstante la crítica, en el soneto
ses; el mismo que data de 1936, solo “James Joyce” (en Elogio de la sombra,
catorce años después de la aparición de la 1969), Borges utiliza un método que ha
célebre novela, a la que Borges menciona perfeccionado: usa una forma narrativa
en su segundo cuento, publicado tímida- para apropiarse del universo del escritor
mente en Historia de la eternidad, en irlandés, en tanto ve en él una pregunta
1936. Es el célebre “El acercamiento a Al- similar a la que a él mismo le ha fascinado
motásim”. Dice, casi al final y en forma siempre: el tiempo. La voz del poema em-
enigmática: “Los repetidos pero insignifi- pieza siendo neutra. Casi imita a la tradi-
cantes contactos del Ulises de Joyce con cional voz poética, aquella que simula una
la Odisea homérica, siguen escuchando – forma de la omnisciencia. Esta parte ma-

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yoritaria tiene un tono ensayístico en el tas/ que las crédulas universidades vene-
que se afirma: “En un día del hombre ran”. Pero aparta a Joyce del resto, lo
están los días / del tiempo, desde aquel exalta e invoca con paradójica admira-
inconcebible / día inicial del tiempo” ción. Los años han matizado la primera
(Borges, 2010, p. 301). Pero en el verso desconfianza. Ahora Borges dice de
que cierra la segunda estrofa aparece una Joyce: “Tú, mientras tanto, forjabas / en
primera persona: “el futuro, el ayer, lo las ciudades del destierro, en aquel des-
que ahora es mío”, dice. Entonces, en el tierro que fue / tu aborrecido y elegido
final (casi se podría decir en el desenlace), instrumento, el arma de tu arte, / erigías
esa voz se intuye como la de los protago- tus arduos laberintos, infinitesimales e in-
nistas del Ulyses, aunque también podría finitos, / admirablemente mezquinos, /
ser la de Joyce, tomando en cuenta que más populosos que la historia.” Más ade-
tanto Leopold Bloom como Stephen De- lante, exalta, nuevamente, el valor y él
dalus se consideraron sus alter egos y, mismo se mira como un cobarde (algo en
desde luego, la del mismo Borges que lo que insistía en sus entrevistas). Unido
transforma en conmovedora plegaria el aun al nosotros dice: “Qué importa nues-
pensamiento del personaje al que le hace tra cobardía si hay en la tierra / un solo
decir: “Dame, Señor, coraje y alegría / hombre valiente, […] qué importa mi per-
para escalar la cumbre de este día”. dida generación, / ese vago espejo, / si tus
“Invocación a Joyce” (también en libros la justifican”.
Elogio de la sombra) es diferente. El De entre los novelistas anglosajo-
poema es largo y la voz poética está clara- nes, Borges escribe además poemas sobre
mente identificada con la de Borges. En la Melville y Stevenson. El largo poema
primera parte, ésta habla desde el noso- “Herman Melville” aparece en La moneda
tros, que une a los artistas de aquella van- de hierro (1976) y se emparenta con los
guardia unánime. La crítica se transforma dedicados a Conrad y Stevenson, en tanto
en autocrítica afectuosa a los artistas que los tres frecuentan la novela de aventuras
confiaron en un destino adánico, léase y viajes marítimos. En el caso de Melville,
vanguardista: “jugábamos a ser el primer Borges hace una auténtica apología. El
Adán / que dio nombres a las cosas”, dice lector y admirador trabajan junto al
Borges. Más adelante vuelve a su visión poeta. Una pista erudita permite a Borges
definitiva, la que asume la posible inutili- hallar un origen insospechado de la mí-
dad o arrogancia de la tarea puramente tica ballena. En uno de los versos dice
experimental del arte: “Fuimos el ima- sobre el escritor norteamericano: “Siem-
gismo, el cubismo”, dice, y nosotros asu- pre lo cercó el mar de sus mayores, / los
mimos que en la larga lista de ismos se sajones, que al mar dieron el nombre /
puede recordar el ultraísmo con el que ruta de la ballena, en que se aúnan / las
Borges estuvo tempranamente en con- dos enormes cosas, la ballena / y los
tacto en España, guiado por su amigo Ra- mares que largamente surca” (Borges,
fael Cansinos-Assens. Al mirar de lejos las 2010, p. 448). El hallazgo tiene el encanto
corrientes vanguardistas, dictamina, con de un secreto develado. ¿Conocería Mel-
la sabiduría conocida, que muchos de ville esta metonimia? Si no es así recor-
estos proyectos se convertirían, como de damos el papel esencial que un lector tan
hecho sucedió, en “conventículos y sec- extraordinario como Borges tiene en la

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transformación de cuanto lee. Nueva- laberinto (1974). Borges empieza reafir-


mente el personaje y el héroe (Ahab y mando una de sus ideas más usuales: “la
Melville) se funden y se transforman en eterna Escritura / tiene tantos sentidos
metáfora del viajero. Estos versos lo ates- como lectores. Cada / versión es verda-
tiguan: “Hombre, se dio a los mares del dera y ha sido prefijada / por Quien es el
planeta / y a las agotadoras singlaturas / lector, el libro y la lectura” (Borges, 2010,
y conoció el arpón enrojecido / por Le- p. 445), sentencia e inmediatamente com-
viathán y la rayada arena / y el olor de las para la “versión de la patria” del amigo,
noches y del alba / y el horizonte en que con la suya propia. Parecería que Borges
el azar acecha / y la felicidad de ser va- prefiere referirse a la obra quizá menos
liente / y el gusto, al fin, de divisar Ítaca”. relevante del colega, que a novelas como
las que he mencionado. No se puede per-
der de vista el año de publicación del
Los argentinos poema: 1976 que es el año del golpe mili-
tar en Argentina. Entonces el tema del
Tres poemas les dedica Borges a los poema parecería ser el valor y la tierra de
escritores argentinos: uno a Ricardo Güi- origen, es decir la ética ante el totalita-
raldes, otro a Manuel Mujica Láinez y el rismo ¿Cómo lo trató Mujuca Lainez?
tercero Hilario Ascasubi. El primero apa- Borges responde: “Tú versión de la patria,
rece en 1969 en Elogio de la sombra y es con sus fastos y brillos, / entra en mi vaga
un soneto de homenaje personal. Lo que sombra como si entrara el día / y la oda
destaca el poema son las cualidades per- se burla de la Oda. (La mía / no es más
sonales del padre de Segundo Sombra: su que una nostalgia de ignorantes cuchillos
cortesía, su serenidad y su amor por la / y de viejo coraje)”. El final del poema es,
música: “Nadie podrá olvidar su cortesía por otra parte, desolador. La pregunta
[…] la primera / forma de su bondad, la suena retórica: “Manuel Mujica Lainez,
verdadera / cifra de un alma clara como alguna vez tuvimos / una patria -¿recuer-
el día” (Borges, 2010, p. 305). Pero ade- das?- y los dos la perdimos”.
más Borges interpone el tiempo, entre el El soneto dedicado a Ascasubi
viejo escritor de la pampa y él mismo. El (igualmente publicado en La moneda de
Poeta es uno solo. En el pasado se llamó hierro) esconde también una oculta deso-
Güiraldes; hoy Borges: “Como en el puro lación por el estado de la política argen-
sueño de un espejo / (tú eres la realidad, tina. Borges siempre se consideró un
yo su reflejo) / te veo conversando con anarquista; solía repetir que sus conciu-
nosotros”. El futuro, la muerte son para el dadanos no le entendían porque él no era
novelista “el abierto / campo de ayer, el peronista, ni comunista, ni populista. Hi-
alba de los potros”, es decir el regreso al lario Ascasubi es recordado por ser un
origen. poeta gauchesco. Es necesario señalar el
En La moneda de hierro (1976) es- gran interés que Borges le concedió al es-
cribe “A Manuel Mujica Láinez”. El tono tudio de esta poesía. Su estudio sobre el
ensayístico es determinante, pero además Martín Fierro es la prueba más conocida,
Borges se compara con el aristocrático aunque también cabe mencionar el poe-
autor de novelas tan asombrosas como mario Para las seis cuerdas (1965) en el
Bomarzo (1962), El unicornio (1965) o El cual ensaya varias milongas inspiradas en

Borges: su poética y algunos poemas dedicados a escritores


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Textos y contextos Nº 20

la poesía de los compadritos, los gauchos cuerpos que se están entendiendo”. En el


y los cuchillos. Ascasubi fue un soldado poema del futuro, Borges alaba la multi-
que enfrentó a Rosas, quien para Borges plicidad de Ascasibi (hay que recordar
representa el mismo mal que Perón y su que escribía con varios seudónimos).
herencia. De una manera subliminal, Bor- Dice: “Fue muchos hombres. Fue el can-
ges compara el mundo del poeta muerto tor y el coro; / por el río del tiempo fue
con los años terribles que vive su país en Proteo”. Pero en el presente, la leyenda
ese entonces. Lejos queda la felicidad de del valiente ha terminado y concluye el
una Argentina de pampas y valientes y poema con una dolorosa sentencia: “Hoy
modestos hombres. El valor vuelve a ser somos noche y nada”.
glorificado. La voz poética es crítica y,
como en el poema a Mujica Lainez, se
identifica plenamente con el propio Bor- Los poetas españoles
ges. “Alguna vez hubo una dicha. El hom-
bre / aceptaba el amor y la batalla / con El primer poema que Borges le de-
igual regocijo”, dice. El presente es dis- dica a un poeta es el que escribe sobre
tinto. Con una claridad que suena a pro- Quevedo en El Hacedor (1960). Se titula
clama, Borges exclama: “La canalla / “A un viejo poeta” y así da inicio a una
sentimental no había usurpado el nombre prolongada declaración de lealtad y ad-
/ del pueblo.” Ascasubi ha sido traicio- miración, y convierte al poeta español en
nado. La “aurora” de la patria ha sido “ul- el Virgilio de cuya mano vuelve a la poe-
trajada”. El héroe que cantaba y luchaba sía, después de décadas. El soneto en
no existe más. Argentina está poseída por cuestión ubica a Quevedo mientras ca-
el odio. mina por Castilla, sin siquiera verla. Bor-
La admiración de Borges por Asca- ges lo imagina abstraído, tratando de
sibi viene de lejos. En su primer libro de comprender “Un intrincado / versículo
ensayo Discusión (1932) lo reivindica. de Juan [que] es tu cuidado” (Borges,
Más que considerarlo un “precursor bo- 2010, p. 127). Seguramente el versículo
rroso de Hernández”, le da un poder crea- es: “Al principio existía la Palabra y la Pa-
tivo superior al clásico de la poesía labra estaba junto a Dios, y la Palabra era
gauchesca. Mientras Hernández tenía un Dios”, porque Borges sabe que Quevedo
fin “limitadísimo: la historia del destino es el poeta del pensamiento, por antono-
de Martín Fierro referida por éste. No in- masia. Diez años antes en Otras inquisi-
tuimos los hechos, sino al paisano Martín ciones había escrito: “La grandeza de
Fierro contándolos” (Borges, 2010, p. Quevedo es verbal”, “Quevedo […] todo
192). Borges le critica a Hernández su de- lo salva, o casi, con la dignidad del len-
sinterés por el mundo del personaje, por guaje”, “Las mejores piezas de Quevedo
sus detalles y colores. Es en esta proliji- […] No son oscuras; eluden el error de
dad en la que considera a Ascasubi supe- perturbar, o de distraer, con enigmas, a
rior. Dice sobre Hernández: “los muchos diferencia de otras de Mallarmé, de Yeats
bailes que necesariamente figuran en su y de George. Son […] objetos verbales,
relato no son nunca descritos. Ascasubi, puros e independientes como una espada
en cambio, se propone la intuición directa o como un anillo de plata” (Borges, 1983,
del baile, del juego discontinuo de los p 342).

MERCEDES MAFLA
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Textos y contextos Nº 20

“A un viejo poeta” no nombra a “Ejemplo de poesía intelectual es aquella


Quevedo directamente, solo al final, silva de Luis de León, que Poe sabía de
cuando se cita el famoso verso de su memoria: “Vivir quiero conmigo, / gozar
poema “Memorial inmortal de Don Pedro quiero del bien que debo al Cielo, / a
Girón, Duque de Osuna, muerto en pri- solas, sin testigo, / libre de amor, de celo,
sión” que dice: “Y su epitafio la sangrienta / de odio de esperanza, de recelo” (Bor-
luna”, se entiende que es de Quevedo de ges, 2010, p. 163).
quien se habla. Y Quevedo camina, mien- En 1964, Borges escribe su libro de
tras piensa. Borges lo ve a través del poesía más significativo: El otro, el
tiempo y repara en que el poeta ignora el mismo y más que ningún otro poemario,
paisaje. “y apenas reparaste en la amarilla éste es un auténtico paseo por la literatura
/ puesta del sol”, le dice en tono apelativo. que el maestro ha frecuentado toda su
A Quevedo el paisaje no le habla, como lo vida. Junto a las loas, homenajes, sintéti-
hará más tarde a los románticos. Él cos ensayos que esconden estas piezas,
piensa en la Palabra, no obstante, Borges, hay algunos otros que, como en los ejem-
en el mencionado ensayo llamado justa- plos señalados antes, también aparecen
mente “Quevedo”, dice que la obra poé- verdaderos ajustes de cuentas o críticas a
tica de Quevedo “Comprende pensativos poetas y a poéticas que Borges no aprecia.
sonetos, que de algún modo prefiguran a El caso más elocuente es el poema “Balta-
Wordsworth”, Tal vez porque el poeta in- zar Gracián”, quizá el más duro que haya
glés intuía que su visión de la naturaleza escrito sobre poeta alguno. La voz es nue-
era una ilusión. vamente narrativa y es la del propio Bor-
A propósito de otros poetas españo- ges, enmascarado como “voz poética”. La
les, Borges usa la palabra “cuidado” como dura crítica empieza equiparando la poe-
“temor”, y hace así un homenaje a la pa- sía del poeta barroco a un juego en la
labra usada por dos de los poetas españo- nada. El uso de la retórica, entendida
les fundamentales: Fray Luis y San Juan. como el abuso y el vaciamiento del len-
El primero la usa en “Vida retirada”: guaje, es la primera prueba en este impla-
“¿Qué presta a mi contento, / si soy del cable juicio: “Helada y laboriosa nadería,
vano dedo señalado, / si en busca de este fue para este jesuita la poesía, / reducida
viento / ando desalentado / con ansias para él a estratagemas” (Borges, 2010, p.
vivas, y mortal cuidado?” y San Juan; en 189). ¿De dónde viene esta incapacidad?
la estrofa final de “La noche oscura del Borges da una respuesta fatal: “No hubo
alma”: “cesó todo, y dexéme / dexando mi música en su alma”, sentencia y abunda
cuidado / entre las azucenas olvidado”. en consideraciones éticas: “la veneración
Cabe señalar que Borges menciona a de las astucias / y el desdén de lo humano
ambos poetas con admiración. En “Es- y sobrehumano”. Es decir, el juicio a Gra-
paña”, (El otro, el mismo) dice: “estás Es- cián es inevitablemente estético y ético.
paña silenciosa, en nosotros […] España Pero además hay agravantes: Gracián,
del Islam, de la cábala / y de la noche os- según Borges, no estaba movido por la
cura del Alma”. A Fray Luis lo menciona “antigua voz” y no solo se refiere a la dis-
especialmente en el hermoso prólogo de tancia entre Gracián y Homero o Virgilio,
La cifra (1981) en donde da cuenta de su sino a la incomprensión del profundo
contacto con la poesía “intelectual”. Dice: misterio de la muerte de Cristo. Doble crí-

Borges: su poética y algunos poemas dedicados a escritores


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Textos y contextos Nº 20

tica entonces: ética y estética. ¿Qué surge “Rafael Cansinos-Assens” puede ayudar.
de la impostura? Un adefesio, dice Borges También fue publicado en El otro, el
echando mano de su célebre habilidad mismo y este soneto hace referencia,
para el humor maledicente. Gracián al ver como ya he dicho anteriormente, al amigo
las estrellas las “apodó con palabra peca- y maestro de juventud de Borges, gracias
dora / gallinas de los campos celestes”. a quien importó desde España el ul-
Gracián muere en la quinta estrofa del traísmo. Borges conoció a Cansinos-As-
poema, que se pone vagamente narrativo sens en su juventud, pero lejos de hacer
y el contador se imagina el encuentro una posible apología nostálgica o senti-
entre el pedestre Gracián (siempre según mental de este encuentro que fue defini-
Borges) con la gloria. Lo imagina sorpren- tivo para ambos, le dedica a su maestro un
dido ente el fulgor de “los Arquetipos y poema en el que lo aparta de la juventud
Esplendores”, ante “el inexorable / sol de entusiasmada por el futurismo y su conse-
Dios, […] La Verdad”. Pero en la última y cuencia, el ultraísmo, y celebra la devo-
lapidaria estrofa conjetura un final sin ción de Cansinos-Assens por su cultura
gloria: “Sé de otra conclusión. Dado a sus judía, a la que consagró amplios estudios
temas / minúsculos, Gracián no vio la glo- y traducciones. No se puede desconocer la
ria / y sigue resolviendo en la memoria / paradoja: aquel llamado a ser recordado
laberintos, retruécanos y emblemas”. como el guía de la innovación, termina
La vehemencia crítica de este siendo festejado como un hijo de Israel,
poema me ha hecho pensar que Borges fiel a su amor por el Libro. Borges no usa
vio en el poeta español un perfecto mo- el evocativo. Lo presenta en segunda per-
delo de todo cuanto él mismo desdeñaba sona. Hace un retrato espiritual: “Bebió
de alguna escritura, no precisamente pa- como quien bebe un hondo vino / los Psal-
sada, sino quizá muy presente para él. ¿El mos y el Cantar de la Escritura / y sintió
experimentalismo extremo de las van- que era suya esa dulzura / y sintió que era
guardias le habrá llevado a Borges a com- suyo aquel destino. / Lo llamaba Israel”
parar la palabrería preciosista y muchas (Borges, 2010, 225).
veces vacua de Gracián con la naciente re- En 1985, un año antes de su muerte,
tórica en la que todo valía? ¿Las “gallinas sucedida el 14 de junio de 1986, Borges pu-
de los campos celestiales” no se asemejen blicará su último poemario: Los conjura-
formalmente a los saltos al abismo tantos dos. La muerte está presente en él. Muchos
barroquismos latinoamericanos? Quizá. Y amigos y amores se han ido y de ellos el
aunque nunca he entendido del todo el poeta se despide negando la muerte, can-
malestar que a Borges le causaba la retó- tando el porvenir sostenido en los hom-
rica especialmente surrealista, hoy creo bros de los conjurados, aquellos que se han
entender que él vio en el método un ca- reunido para proteger el mundo. No hay
mino que, aunque redefinió la libertad casi escritores ya a quienes referirse (salvo
creativa, también abrió una puerta al ex- un canto al inolvidable Sherlock Holmes);
ceso y a la vacuidad. Hablo de su estela pero muy significativamente, Borges es-
decadente que aun hoy enmascara la falta cribe un duro poema titulado “Góngora”.
de rigor en repetitivas argucias. Este es el último poema dedicado a un es-
Tal vez para contribuir a descifrar critor. El camino comienza con Quevedo y
estas veladas alusiones críticas, el poema se termina con Góngora.

MERCEDES MAFLA
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Es el mismísimo Góngora quien es la dignidad de la vida y no la vana com-


habla, más bien se confiesa, incluso podría plejidad del barroco gongorino lo que
decirse que Borges le hace arrepentirse de Borges aprecia del poeta.
algunas cosas. La crítica está implícita y es Si desde la época de la Colonia
tan arriesgada como la que solo un an- hasta el neobarroco, Góngora ha sido el
ciano sabio o caprichoso, en vísperas de la santo patrono de la poesía latinoameri-
muerte puede proferir sin temor. ¿Cuál es cana, resulta difícil no entrever una crítica
la confesión? ¿El paganismo? “Marte, la a toda esta larga línea de sucesión. Borges
guerra. Febo, el sol, Neptuno, / el mar que está fuera de la corriente, quizá por ello
ya no pueden ver mis ojos […] Tales des- en el poema “Góngora” le haga decir final-
pojos / han desterrado a Dios, que es Tres mente al personaje: “Quiero volver a las
y es Uno / de mi despierto corazón” (Bor- comunes cosas: / el agua, el pan, un cán-
ges, 2010, p. 623) le hace decir. Más aún: taro, unas rosas…” “las comunes cosas” o
le ha faltado individualidad. No en vano la las palabras usuales son las que mejor ci-
preferencia de Borges por el temible Que- fran la diáfana poesía borgiana, frente a
vedo, contradictorio y conmovedor. En la apabullante mayoría gongorina. No en
cambio, el Góngora de Borges se asume: vano Quevedo es el poeta en español que
“Cercado estoy por la mitología. / Nada acompaña a Borges hasta el final. Cito
puedo. Virgilio me ha hechizado. / Virgilio nuevamente, y para terminar, el epílogo
y el latín”, dice. de las Obras completas de 1996 en el cual
Y más adelante, lo que Borges ya ha queda definida la relación de Borges con
dicho: su oposición a la retórica de la opa- las letras españolas. Usando la voz de un
cidad: “Hice que cada / estrofa fuera un supuesto biógrafo futuro, dice con sabi-
arduo laberinto / de entretejidas voces”, duría y humor, acerca de sí mismo “Sus
continúa el Góngora del argentino. Pero preferencias fueron la literatura, la filoso-
finalmente el personaje se engrandece y fía y la ética. Prueba de lo primero es lo
en estos versos, Borges (como los llama- que nos ha llegado de su labor, que sin
dos poetas del 27) se reconcilia e identi- embargo deja entrever ciertas incurables
fica con el andaluz orgulloso: “Tal es mi limitaciones. Por ejemplo, no acabó
extraño oficio de poeta. / ¿Qué me impor- nunca de gustar de las letras hispánicas,
tan las befas y el renombre?”. Es decir que pese al hábito de Quevedo”.

Borges: su poética y algunos poemas dedicados a escritores


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Textos y contextos Nº 20

BIBLIOGRAFÍA

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Borges, Jorge Luis. Obra poética. Buenos Aires: Emecé Editores, 2010.
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Vital, Alberto. “Arte poética en seis poetas latinoamericanos del siglo XX. Alfonso Reyes, Vicente Huidobro, Jorge Luis
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MERCEDES MAFLA
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