LIMA BARRETO
DOS
NOVELAS
Recuerdos del ron Isaias Caminha
Ls triste fin de Lisaons aePROLOGO
"Nadie fue mds tipicamente brasilefio gue Lima
Barreto. E inclusive, més tipicamente cartoca, Ma
chada de Assis y Lama Barreto, ambos cariocas ge-
nuinas y brasiletios por los cuatro costados. Y por
consiguiente, de los escritares mas universales de
nuestra literatura”
Alceu Amoroso Lima
“Para él, Ia literatura es una especie de pasidn y
de deber. Era una forma de existencia, a la cual sa-
crified las demds.”
Anténio Candido
1, EL TELON DE FONDO
Novexisa de la Primera Reptiblica, Lima Barreto es la figura més repre-
sentativa de la ficcién brasilefia de la generacién que siguid a la de Machado
de Assis, novelista del Segundo Reinado. Natural de Rio de Janeiro, mu-
lato, de origen humilde al igual que Machado, Afonso Henriques de Lima
Barreto vino al mundo en la tltima década del Imperio, ya por entonces
comprometido irremediablemente en su estructura social y polftica por la
doble separacién del sistema esclavécrata y el poder mondrquico, Los sin-
tomas de ese proceso comienzan a surgir al finalizar la guerra del Paraguay
(1865-1870), con la disidencia de Jos liberales y el Manifiesto Republicano,
las leyes abolicionistas, la cuestién entre los obispos, el Estado y la Maso-
neria; agravado todo por Ja crisis mundial de 1875, que tuvo profunda te-
percusién en la vida econémica y financiera del pais. En la década del 80,
se acelera el ritmo descendente del desmoronamiento del régimen, con la
sustitucién exagerada de gabinetes y las reivindicaciones de la clase militar,
que antes de la guerra se habia mantenido discretamente al margen.
En esa continua pérdida de vitalidad del orden civil y del parlamen-
tarismo oligérquico, de acentuado sello liberal, Don Pedro Il, avejentado y
enfermo, a los sesenta y cuatro aiics, se iba desprendiendo de algtin modo
de los negocios publicos. Con la salud quebrantada, progresivamente senil,
no patecia tener 4nimos ni fe como pata enfrentar la ola que s¢ encrespaba,
amenazante, contra el Tercer Reinado, que seria el de Isabel I y el Conde
d’Eu, la beata y el extranjero segiin decia la oposicién, sobre todo la oposi-
cidn de los republicanos més radicales. La heredera de] trono era sefialada
por los esclavistas como fa principal responsable de las dos conquistas abo-
licionistas mds importantes: la Ley de Libertad de Vientres (1871) y la Ley
Aurea (1888); esta ultima declaré extinguida la esclavitud en el Brasil. En
Ixresumen, la decadencia del Imperio coincide con la del propio monarca, al
final de un largo reinado de casi medio siglo.
Con apenas siete afios de edad, Lima Barreto asistié con su padre a los
festejos populares de la Ley Aurea, sancionada el mismo dia de su cumple-
afios, el 13 de mayo. Retuvo en su memoria la euforia de la multitud que
aplaudid en el Largo do Paco la conclusién de la campafia abolicionista, ¥ en
los dias subsiguientes, en la gloricsa semana, asistid a la misa de campafia
en San Cristébal y acompafié el desfile de las muchedumbres de escolares,
entre el estallido de los cohetes, el redoble de las girdndulas y el resonar de
las bandas de musica, con los ojos bien abiertos de nifio maravillado por el
espectaculo. “;Nunca en mi vida vi tanta alegria!” Todo quedaria grabado
para siempre en la retina y los ofdos del Pequeho, en un vertigo sensorial
de colores y sonidos conmemorativos, inclusive el cortejo de la Princesa Re-
gente bajo las aclamaciones, “aquellos enormes cattos dorados, tirados por
cuatro caballos, con cocheros montados y un criedo en la parte trasera”, ade.
mds de la amable presencia de Isabel, la Redentora, “muy rubia, maternal,
de mirada dulce y piadosa".
De la proclamacién de la Repiiblica, al afio siguiente, los recuerdos son
penosos. “De esa historia de la Republica, sélo recuerdo que las patrullas
andaban por [as calles armadas con catabinas, y algunos dias después, mi
padre fue despedido del puesto que ocupaba.” La familia estuvo entonces al
borde de la miseria. La vida manca habia sido f4cil para los Lima Barreto.
Gente pobre, con antepasados recientes que provenian del campo de esclavos
y la sevzala, criados de haciendas y sobrados fluminenses, cuya piel aceitu-
nada traia el estigma de la esclavitud, la marca del cruzamiento entre sus
ancestros africanos y los amos jévenes de las familias blancas aburguesadas
que les transmitieron los apellidos: Pereira de Carvalho (por el lade materno)}
y Lima Barreto (por el paterno), Aprietos econdmicos, deudas, privaciones,
enfermedad y muerte, rondaron desde muy temprano el hogar del tipégrafo
Joao Henriques y su mujer Amélia Augusta. Ella, maestra de ptimeras le-
tras, contrajo la tuberculosis y fallecié siendo todavia muy joven, dejando
cuatro hijos pequefios. EI alcanzé a completar los exdmenes preparatorios
para la Facultad de Medicina, pero abandoné Jos estudios por falta de re-
cursos, Como tipégrafo, trabajd en A Reforma y en Tribunal Liberal, pe-
riddicos del Partido Liberal. Conocid a Cesério Alvim y a Ouro Preto, quienes
luego se voiverian enemigos itreconciliables, Alvim se incliné hacia las hues-
tes republicanas. Ouro Preto permanecié fiel a la menarquia y a su partido.
Fue el ultimo baluatte del imperio agonizante como presidente det Consejo
de Ministros detrocado por el golpe militar del Mariscal Deodoro da Fonseca.
Gracias a la influencia del Vizconde de Ouro Preto, de quien era com-
padre, Jodo Henriques fue nombrado en la Imprenta Nacional donde harfa
carreta, en veinte afios de trabajo, pasando de tipdgrafo de primera clase a
jefe de turno y finalmente a maestro de composicién. Obrero de cultura apre-
ciable y de base humanistica por encima de la media, tradujo del francés al
portugues el Mavzual del aprendiz de composicién de Jules Claye, adaptando
teglas e introduciendo ejemplos, un librito que durante muchos afios sitvid
de orientacién técnica y profesional para los que se iniciaban en el oficio.
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