LA REVISTA DE LA PÁTRIA GRANDE

Nº 181
jan-mar 2024
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novamerica R E V I S T A

Editorial
y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y

Sinodalidade: Caminhar Juntos

N a tarde de 4 de outubro de 2023, durante a abertura

Foto no Freepik
da Congregação Geral da 16ª Assembleia Geral Ordiná-
ria do Sínodo dos Bispos, o Papa Francisco enfatizou
seu desejo de que a Igreja dê novos passos para a sua
renovação eclesial, de modo que ela possa ser cada vez
menos uma Igreja autorreferencial (EG 94-95) e cada vez
mais uma Igreja em saída para as periferias (EG 20, 30,
49). Encorajou a todos a seguirem a voz do Espírito Santo,
que não conhece fronteiras, e sublinhou que o primeiro
compromisso de um processo sinodal implica uma escuta
recíproca, conduzida em todos os níveis da Igreja, envol-
vendo todo o povo de Deus. O Papa destaca ainda que
Sinodalidade significa essencialmente “caminhar juntos”.

Tendo presente e como ponto de partida, a importância

desses desejos e orientações do Papa Francisco, a Revista
Novamerica lança como sua primeira edição para o ano
de 2024, o número 181, com o tema Sinodalidade: cami-
nhar juntos, com os seguintes objetivos: refletir sobre
o conceito de Sinodalidade, ampliando seu significado;
compreender o que significa viver segundo os princípios
da Sinodalidade; analisar as diferentes possibilidades
de se viver a Sinodalidade e compreender as diferenças
entre uma Igreja Sinodal e uma Igreja Autorreferencial.
Para compor esse número, contamos com a colaboração
de vários especialistas, de diferentes países latino-ame-
ricanos, cuja intimidade, conhecimento e vivência com
a temática em pauta, certamente, permitirá a todos
nós, não só esclarecer nossas dúvidas, como também
aprender e compreender como agir, na perspectiva de
caminharmos juntos para a construção de um mundo
mais justo, menos dogmático e mais feliz, escutando-
-nos uns aos outros, iluminados pelo Espirito Santo.
Com a leitura dos vários textos, que enriquecem essa
edição, vamos poder analisar aspectos referentes à
história e às características da presença da sinodali-
dade na vida da Igreja Católica ao longo do tempo,
ampliar a compreensão acerca do próprio significado
de sinodalidade, além de poder refletir, por exemplo,
sobre as relações entre sinodalidade e espiritualidade,
sinodalidade e diálogo inter-religioso, sinodalidade,
mulheres e família, e também sobre questões que tra-
tam do medo relacionado à sinodalidade, bem como
quais são os desafios para vivê-la, com o outro, e com
a comunidade, sempre na perspectiva da construção
de outro mundo possível.
Longe de ter esgotado conceitos, dimensões, sentidos
e/ou orientações que envolvem a sinodalidade na
perspectiva do que significa caminhar juntos, a Revista
Novamerica convida você, caríssimo leitor e caríssima
leitora, a trocar ideias, a partir da contribuição dos/as
nossos/as colaboradores/as e seguir em movimento,
aprofundando nessa temática tão significativa não só
para o avanço da própria Igreja Católica, de modo que
ela seja cada vez mais um igreja em saída, que sabe viver,
com a sabedoria do Espírito Santo, uma escuta recíproca
e acolhedora e onde todos nós somos protagonistas,
mas também para que possamos aperfeiçoar nossas
escutas, atitudes e ações, sempre em íntima união com
Deus e em permanente diálogo com o Seu povo.
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Editorial
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Sinodalidad: Caminar Juntos
E n la tarde del 4 de octubre de 2023, durante la aper-
tura de la Congregación General de la 16º Asamblea
General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Papa
Francisco enfatizó el deseo de que la Iglesia dé nuevos
pasos para su renovación eclesial, de manera que sea
cada vez menos una Iglesia autorreferencial (EG 94-95)
y más una Iglesia en salida hacia las periferias (EG 20,
30, 49). Encorajó a todos a seguir la voz del Espíritu
Santo, que no conoce fronteras, y subrayó que el primer
compromiso de un proceso sinodal implica una escucha
recíproca, que es conducida en todos los niveles de
la Iglesia, y que involucra a todo el pueblo de Dios. El
Papa destacó, además, que Sinodalidad significa esen-
cialmente “caminar juntos”.
Teniendo en cuenta la importancia del deseo y de la
orientación que dio el Papa Francisco, la Revista No-
vamerica lanza en su primera edición del año 2024, el
número 181 con el tema Sinodalidad: caminar juntos,
con los siguientes objetivos: reflexionar sobre el con-
cepto de Sinodalidad, buscando ampliar su significado;
comprender qué significa vivir según los principios de
la Sinodalidad; analizar las diferentes posibilidades de
vivir la Sinodalidad y comprender las diferencias entre
una Iglesia Sinodal y una Iglesia Autorreferencial.
Foto Drobotdean no Freepik
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Para la conformación de este número, contamos con
la colaboración de varios especialistas de diferentes
países latinoamericanos, cuya intimidad, conoci-
miento y vivencia con el tema en pauta, de seguro
nos permitirá a todos que aclaremos nuestras dudas
y que aprendamos a comprender el modo de actuar,
desde la perspectiva del caminar juntos, para la cons-
trucción de un mundo más justo, menos dogmático
y más feliz. Y todo esto escuchándonos los unos a los
otros, iluminados por el Espírito Santo.
Por medio de la lectura de varios textos que enrique-
cen la presente edición, será posible analizar aspectos
referentes a la historia y a las características de la pre-
sencia de la sinodalidad en la vida de la Iglesia Católica
a lo largo del tiempo. También ampliar la comprensión
acerca del propio significado de sinodalidad, además
de poder reflexionar, por ejemplo, sobre las relaciones
entre sinodalidad y espiritualidad; sinodalidad y diálogo
interreligioso; sinodalidad, mujeres y familia. Además,
sobre cuestiones que se refieren al miedo vinculado a la
sinodalidad, a los desafíos para poder vivirla con el otro,
con la comunidad, y siempre desde una perspectiva de
construcción de otro mundo posible.
Lejos de que se hayan agotado conceptos, dimensiones,
sentidos y/u orientaciones que hacen a la sinodalidad,
en su significado de caminar juntos, la Revista Nova-
merica lo/la invita a usted, estimado/a lector/a, a inter-
cambiar ideas a partir de la contribución de nuestros/as
colaboradores/as. Lo/la invitamos también a seguir en
movimiento, ahondando en este tema tan significativo
para el avance de la Iglesia Católica –para que cada
vez más sea una Iglesia en salida, que sabe vivir con
la sabiduría del Espíritu Santo, una escucha recíproca
y acogedora y en la que todos somos protagonistas. Y
un tema significativo también para que podamos per-
feccionarnos en la escucha, en las actitudes y acciones,
siempre en íntima unión con Dios y en permanente
diálogo con Su pueblo.
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Sumário
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pág. 05
Entrevista y Maria Clara Lucchetti Bingemer y Brasil
Sinodalidade: Caminhar Juntos
Sinodalidad: Caminar Juntos (pág. 10)

pág. 15
Contemplando el «Hilo Sinodal» que recorre la historia de la Iglesia
Dr. Pbro. Richard Arce • Uruguay

pág. 21
Testimonio – La experiencia de vivir la sinodalidad en el Aula Pablo VI
Juan Bytton, SJ • Perú

pág. 22
Sinodalidade: o que significa?
Francislaide de Queiroz Ronsi • Brasil

pág. 27
La sinodalidad de Francisco, sentido y desafíos
Sebastián Mier sj • México

pág. 32

Sinodalidade: uma espiritualidade com novas rotas

Lucia Pedrosa-Pádua • Brasil

pág. 38
La sinodalidad, nueva forma de ser Iglesia
Manuel Hurtado SJ • Bolivia

pág. 39
Sinodalidad: intención permanente de caminar juntos
Bernardita Zambrano Chávez • Chile
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pág. 44

Sinodalidade e a construção de outros mundos possíveis

Marcelo Barros • Brasil

g
pág. 50

La participación de las mujeres en una Iglesia sinodal

Consuelo Velez Caro • Colombia

pág. 55
Experiência de participação no Sínodo em Roma
Sônia Gomes de Oliveira • Brasil

pág. 56
A sinodalidade e o desafio dialogal
Faustino Teixeira • Brasil

g
pág. 62
Familias, Iglesia y Sinodalidad
Andrea Sánchez Ruiz • Argentina

pág. 68
O medo do Sínodo sobre a sinodalidade
Celso Pinto Carias • Brasil

g
pág. 73

Sinodalidad: ser con el otro

Dr. Martín Santos Adames • República Dominicana

pág. 78
A Sinodalidade e as Comunidades Eclesiais de Base - CEBs
Neuza MAFRA • Brasil

g
pág. 83
Mosaico
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Entrevista
y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y

Profª Maria Clara Lucchetti Bingemer

| Brasil | maria.agape@gmail.com

P ossui graduação em Comunicação Social pela Pontifícia Univer-

Foto Acervo da autora

sidade Católica do Rio de Janeiro (1975), mestrado em Teologia

pela Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (1985)
e doutorado em Teologia Sistemática pela Pontifícia Universi-
dade Gregoriana (1989). Atualmente, é professora titular no
Departamento de Teologia da PUC-Rio. Durante dez anos
dirigiu o Centro Loyola de Fé e Cultura da mesma Univer-
sidade. Durante quatro anos, foi avaliadora de programas
de pós-graduação da Coordenação de Aperfeiçoamento
de Pessoal de Nível Superior (CAPES). Durante seis anos,
foi decana do Centro de Teologia e Ciências Humanas da
PUC-Rio. Tem experiência na área de Teologia, com ênfase
em Teologia Sistemática, atuando principalmente nos seguin-
tes temas: Deus, alteridade, mulher, violência e espiritualidade.
Tem pesquisado e publicado nos últimos anos sobre o pensa-
mento da filósofa francesa Simone Weil. Atualmente, seus estudos
e pesquisas vão primordialmente na direção do pensamento e escritos
de místicos contemporâneos e da interface entre Teologia e Literatura.

Sinodalidade: Caminhar Juntos

A sinodalidade é uma perspectiva
recentemente colocada em destaque.
Como você vê essa temática no momento
atual da igreja e do mundo?
Considero-a fundamental porque a Igreja simplesmente
está retomando o núcleo mais profundo de sua identi-
dade. Ela nasceu sinodal, afastou-se desse modelo por
algum ou mesmo muito tempo e agora retoma aquilo
que é: povo do caminho. Sínodo quer dizer caminho e
a Igreja é e deve ser porque é chamada a ser o povo do
caminho, seguidora e servidora d´Aquele que disse: Eu
sou o caminho.
Ela tem também suscitado críticas e receios.
O que você considera que tem provocado
essas reações?
Porque é um caminho que soa novo embora não o seja.
É novo no sentido de que a tradição é retomar o novo
sempre de novo e relê-lo à luz dos sinais dos tempos e
da cultura da época. É um modelo de Igreja exigente,
que exige escuta, respeito à diversidade e acolhida da
alteridade com aprendizagem sobre ela. Por isso, há
reações e receios. Incomoda e desinstala. É insepará-
vel da Igreja em saída de que fala o Papa Francisco e
ancorada na Igreja Povo de Deus da Lumen Gentium
do Vaticano II.
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Sínodo e Sinodalidade: quais as

Foto no Freepik
aproximações e quais diferenças?

Sínodo é a figura eclesial da convocação pontifícia

a toda a Igreja. Assim como Concílio o foi nos vários
momentos da história. Só que agora não é algo pon-
tual, de um momento na vida da Igreja, mas algo
que pretende revolucionar a identidade da Igreja
no mundo e na sociedade: isso é sinodalidade, um
estilo de ser.

O que você assinalaria como aspectos

fundamentais para promover a
sinodalidade na igreja?

A escuta, o diálogo, o acolhimento da alteridade, da

diversidade, o entendimento da Igreja como plural
na unidade e na pluralidade. Aplicar o conceito da
Igreja como povo de Deus.

A escuta, o diálogo, o acolhimento da alteridade, da diversidade,

o entendimento da Igreja como plural na unidade e na
pluralidade. Aplicar o conceito da Igreja como povo de Deus.
Foto Mental Health America
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Abertura, acolhida do diferente,
do outro e acreditar que ele
ou ela com sua diferença pode
enriquecer o tecido eclesial.
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Foto no Freepik
E para o diálogo ecumênico e inter-religioso?
O mesmo já dito acima. Abertura, acolhida do diferente,
do outro e acreditar que ele ou ela com sua diferença
pode enriquecer o tecido eclesial.
Como pensar o papel dos leigos no contexto da
sinodalidade?
Acho que não se deveria tanto falar em leigos, mas sim
em batizados. Isso já vem desde o Vaticano II. Existe o
povo de Deus formado por todos os batizados. As vo-
cações, os carismas e os ministérios vêm depois dessa
comum irmandade. O leigo é um batizado, assim como
os ministros ordenados. Atuam de forma diferente, mas
sua raiz é a mesma. Formam todos uma comunidade
toda ela ministerial. Ressaltar isso é o papel dos cristãos
batizados no contexto da sinodalidade.
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Sinodalidade e mulher: o que é possível dizer Que contribuições a sinodalidade pode
sobre esta relação? oferecer para a dinâmica social?

As mulheres com mais igualdade e presença na Igreja foi
um dos temas mais falados no Sínodo, antes dele, du-
rante o mesmo e depois dele. E isso é fácil de entender.
As mulheres têm que se fazer mais visíveis, pois o rosto
que a Igreja apresenta é muito masculino. Portanto, a
sinodalidade, se aplicada, deverá ter como consequên-
cia uma maior presença e participação da mulher em
todas as instâncias eclesiais.
Igreja e sociedade devem viver a acolhida da pluralida-
de. A Igreja deve escutar o que a sociedade está dizendo
e demandando e procurar dar respostas desde sua
identidade. No modelo sinodal, a Igreja dialoga com a
sociedade e interage com ela na liberdade e na escuta
aberta e honesta.

Portanto, a sinodalidade,
se aplicada, deverá ter como
consequência uma maior
presença e participação
da mulher em todas as
instancias eclesiais.
Foto Rf Studio no Pexels
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Para afirmar a sinodalidade, que aspectos

você considera fundamentais trabalhar na
dinâmica eclesial e social?

Aprender a escutar o outro, o diferente. Acolher a di-

versidade e a pluralidade e conscientizar-se que não
somos os únicos no mundo, mas que convivemos com
milhões de outros seres vivos e com milhões de outros
seres humanos. Se não dialogarmos, não poderemos
construir.

Que mensagem gostaria de deixar para os

nossos/as leitores/as.

Procurar ler as notícias do Sínodo sem preconceitos

e com abertura de mente e coração. E aplicá-las em
seu cotidiano.

Acolher a diversidade e a pluralidade

e conscientizar-se que não somos os
únicos no mundo, mas que convivemos
com milhões de outros seres vivos e
com milhões de outros seres humanos.
Foto no Freepik
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Entrevista
y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y y

Profª Maria Clara Lucchetti Bingemer

| Brasil | maria.agape@gmail.com

G raduada en Comunicación Social en la Pontificia Universidad

Católica de Río de Janeiro (1975). Máster en Teología por la
Foto Acervo da autora

Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (1985) y

Doctora en Teología Sistemática por la Pontificia Universi-
dad Gregoriana (1989). Actualmente, es profesora titular
del Departamento de Teología de la PUC-Río de Janeiro.
Durante diez años dirigió el Centro Loyola de Fe y Cultura,
perteneciente a la misma Universidad. A lo largo de cua-
tro años fue evaluadora de programas de pos-grado de
la Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível
Superior (CAPES). Durante seis años fue decana del Centro
de Teología y Ciencias Humanas de la PUC-Río de Janeiro.
Tiene experiencia en el área de Teología, con énfasis en
Teología Sistemática. Actúa principalmente en los siguientes
temas: Dios, alteridad, mujer, violencia y espiritualidad. En los
últimos años ha investigado y publicado sobre el pensamiento
de la filósofa francesa Simone Weil. Actualmente sus estudios e in-
vestigaciones están dedicados al pensamiento y los escritos de místicos
contemporáneos y a la interfaz entre Teología y Literatura.

Sinodalidad: Caminar Juntos

La sinodalidad es una perspectiva puesta de
relieve recientemente. ¿Cómo ve usted
este tema en el momento actual de la
Iglesia y del mundo?
Me parece fundamental porque la Iglesia simplemente
está retomando el núcleo más profundo de su identi-
dad. La Iglesia nació sinodal, se alejó de ese modelo por
algún o mucho tiempo y ahora vuelve a aquello que
es: pueblo del camino. Sínodo quiere decir camino y la
Iglesia lo es y debe serlo porque está llamada a ser el
pueblo del camino, seguidora y servidora de Aquel que
dijo: “Yo soy el camino”.
La sinodalidad también suscitó críticas y
temores. Según usted, ¿qué es lo que ha
provocado esas reacciones?
Porque es un camino que parece nuevo pero no lo es.
Es nuevo en el sentido de que la tradición es retomar
lo nuevo siempre de nuevo y releerlo a la luz de los
signos de los tiempos y de la cultura de la época. Es un
modelo de Iglesia exigente, que exige escucha, respeto
a la diversidad, acogida de la alteridad y aprender so-
bre esta. Por eso las reacciones y los temores. Molesta
y descoloca. Es inseparable de la Iglesia en salida de la
que habla el Papa Francisco y de la que está anclada en
la Iglesia del Pueblo de Dios que se menciona en Lumen
Gentium del Vaticano II.
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Sínodo y Sinodalidad: ¿cuáles son las

semejanzas y cuáles las diferencias?
El Sínodo es la figura eclesial de
El Sínodo es la figura eclesial de la convocación pon- la convocación pontificia a toda la
tificia a toda la Iglesia, así como lo fue el Concilio en Iglesia, así como lo fue el Concilio
varios momentos de la historia. Pero ahora no es algo
puntual, de un momento en la vida de la Iglesia, sino
en varios momentos de la historia.
algo que pretende revolucionar la identidad de la Iglesia Pero ahora no es algo puntual, de un
en el mundo y en la sociedad. Eso es sinodalidad: un momento en la vida de la Iglesia,
estilo de ser.
sino algo que pretende revolucionar
¿Qué aspectos fundamentales usted señalaría la identidad de la Iglesia en el
para promover la sinodalidad en la Iglesia? mundo y en la sociedad. Eso es
La escucha, el diálogo, la acogida de la alteridad, de la sinodalidad: un estilo de ser.
diversidad, el entendimiento de la Iglesia como plural
en la unidad y una en la pluralidad. Aplicar el concepto
de Iglesia como pueblo de Dios.

Foto Oleksandr P no Pexels

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Existe el pueblo de Dios que está
formado por todos los bautizados.
Las vocaciones, los carismas y los
ministerios vienen después de esa
común hermandad. El laico es un
bautizado, así como los ministros
ordenados. Actúan de forma
diferente, pero su raíz es la misma.
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Foto Andrea Piacquadio no Pexels
¿Y para el diálogo ecuménico interreligioso?
Lo mismo que respondí en la pregunta anterior. Aper-
tura, acogida de lo diferente, del otro. También creer
que él o ella, con su diferencia, puede enriquecer el
entramado eclesial.
¿De qué manera podemos pensar el lugar de
los laicos en el contexto de la sinodalidad?
Creo que no deberíamos hablar tanto de laicos, sino
de bautizados. Esto ya viene del Vaticano II. Existe el
pueblo de Dios que está formado por todos los bau-
tizados. Las vocaciones, los carismas y los ministerios
vienen después de esa común hermandad. El laico es
un bautizado, así como los ministros ordenados. Actúan
de forma diferente, pero su raíz es la misma. Forman
una comunidad toda ella ministerial. Resaltar esto es
el papel de los cristianos bautizados en el contexto de
la sinodalidad.
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Sinodalidad y mujer: ¿qué puede decir sobre ¿Cuál sería la contribución de la sinodalidad
esta relación? para la dinámica social?

Las mujeres con más igualdad y presencia en la Iglesia
fue uno de los temas más hablados antes, durante
y después del Sínodo. Esto es fácil de entender. Las
mujeres precisan hacerse más visibles porque el rostro
que la Iglesia presenta es muy masculino. Por eso, si se
aplica la sinodalidad, la consecuencia deberá ser una
mayor presencia y participación de la mujer en todas
las instancias eclesiales.
Iglesia y sociedad deben vivir la acogida de la plurali-
dad. La Iglesia debe escuchar lo que dice y demanda
la sociedad y debe buscar dar respuestas desde su
identidad. En el modelo sinodal, la Iglesia dialoga con la
sociedad e interactúa con ella desde la libertad y desde
la escucha abierta y honesta.

Foto RDNE Stock Project no Pexels

Las mujeres con más igualdad y

presencia en la Iglesia fue uno
de los temas más hablados antes,
durante y después del Sínodo. Esto
es fácil de entender. Las mujeres
precisan hacerse más visibles
porque el rostro que la Iglesia
presenta es muy masculino.
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Para afirmar la sinodalidad, ¿qué aspectos ¿Quisiera dejarles algún mensaje a nuestros/as
fundamentales usted considera que deben lectores/as?
ser trabajados en la dinámica eclesial y
social? Que busquen leer noticias sobre el Sínodo sin prejuicios
y con la mente y el corazón abiertos. Y que las apliquen
Aprender a escuchar al otro, al diferente. Acoger la en su vida cotidiana.
diversidad y la pluralidad y concientizarse de que no
somos los únicos en el mundo, sino que convivimos con
millones de otros seres vivos y con millones de otros se-
res humanos. Si no dialogamos, no podemos construir.

Foto no Freepik

Si no dialogamos,
no podemos
construir.
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Contemplando el
«Hilo Sinodal» que recorre
la historia de la Iglesia1
n n n n n n n n n n n n n

Dr. Pbro. Richard Arce

Presbítero de la Iglesia Católica y Doctor en Teología Dogmática por la Universidad Gregoriana,
es párroco en Montevideo, docente en la Facultad de Teología del Uruguay, y asesor mundial del MIAMSI
(Movimiento Internacional de Apostolado en los Medios Sociales Independientes) x Uruguay
Foto Ynalya no Freepk

En apretada síntesis, el autor rastrea la Em um breve resumo, o autor tenta seguir o

sinodalidad como una constante en la vida de
la Iglesia Católica desde sus inicios hasta
nuestros días. Destaca diversas formas y
contextos según las circunstancias históricas,
pero manteniendo siempre su valor como
modo de escuchar el soplo del Espíritu.
rastro da sinodalidade como uma constante
na vida da Igreja Católica desde os inícios até
nossos dias. Destaca diversas formas e
contextos segundo as circunstâncias
históricas, mantendo sempre seu valor como
modo de escutar o sopro do Espírito.
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A
penas con dos décadas de existencia, ya hubo en
la primitiva Iglesia desacuerdos y controversias
sobre una cuestión central: ¿para ser cristiano
hay que ser primero judío? Nos cuenta el libro de los
Hechos, capítulo 15, que para responder a esto los
apóstoles convocaron el primer sínodo o concilio de la
Iglesia en Jerusalén hacia el año 50. Desde los primeros
momentos de su historia, pues, la asamblea de los pas-
tores en unión con los fieles ha sido para la Iglesia un
mecanismo de discernimiento de la voluntad de Dios,
fruto de su fe en que «donde dos o tres están reunidos
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20).
Foto Richard Arce
Algunos momentos de la historia primera
Al crecer las comunidades necesitaron cada vez más
reunirse para discutir temas que les concernían. Las pri-
meras asambleas formales seguían los procedimientos del
senado romano o de los consejos ciudadanos. Después
del de Jerusalén, el primer sínodo fue el convocado por el
papa Víctor I en Roma (190) para fijar la fecha de la Pascua.
En los ss. III y IV se realizaron otras reuniones para solu-
cionar crisis o conflictos locales, regionales o provincia-
les y para fortalecer y armonizar la fe de las respectivas
comunidades. Por ejemplo, sobre el sacramento de
la reconciliación, hubo sínodos en Roma y Cartago, o
sobre la cuestión del celibato de los clérigos que dio
lugar al de Elvira, España. Eran sínodos regionales, y
16
Al crecer las comunidades necesitaron
cada vez más reunirse para discutir
temas que les concernían. Las
primeras asambleas formales seguían
los procedimientos del senado romano
o de los consejos ciudadanos.
sus decisiones solo eran vinculantes para esa región;
los sínodos en Roma tenían más peso, ya que el obispo
de Roma, el Papa, ratificaba sus decisiones.
El primer sínodo al que asistió un Emperador, Constantino,
fue regional, en Arlés, en el año 314. Pero para afrontar
la gran crisis teológica de aquel momento se necesitaba
una reunión mundial a la que estuvieran invitados todos
los obispos, y que fuera vinculante para toda la Iglesia. Esta
fue el Concilio de Nicea (325): el primer concilio «ecumé-
nico» (mundial). El Segundo Concilio Ecuménico fue en
Constantinopla (381). Más adelante, hubo veces en que
un concilio era convocado por un emperador pero con
la sanción del Papa, que determinaba quién lo presidía.
A veces el Papa no asistía (así como en Trento en el siglo
XVI), pero siempre la voz del Papa tenía un gran peso.
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El camino de la sinodalidad hasta la Reforma
protestante
Durante los primeros siglos, los centros importantes
de la Iglesia estaban al oriente del Mediterráneo; luego
el gobierno de la Iglesia se concentró en el obispo de
Roma. Al caer el Imperio Romano (476), la autoridad
del obispo de Roma se hace casi universal, muchos
símbolos asociados al emperador se transfieren al pa-
pado, como llamarlo Sumo Pontífice. Con todo, Roma
obra también junto a otras sedes importantes, es una
Iglesia policéntrica. El Concilio de Nicea reconoce en
Roma, Alejandría y Antioquía una primacía regional.
Posteriormente el de Constantinopla otorgó este mismo
status a Constantinopla y Jerusalén.
Al inicio, los presbíteros vivían en torno a su obispo, lo
que facilitaba la comunicación. A partir del s. VI, crece
la Iglesia en zonas rurales y la comunicación de los
presbíteros con su obispo se hace más difícil. El sínodo
diocesano facilitó el caminar de las iglesias locales, un
Consejo de presbíteros presidido por el obispo.
En la península ibérica hubo concilios toledanos
(s. VI-VIII) reunidos a instancias del rey con fines ecle-
siásticos y civiles. Los concilios posteriores se basan en
la estructura y autoridad allí configurada, incluido el
Concilio Vaticano II, que se remontó a algunas reglas es-
tablecidas por los padres del Concilio de Toledo de 633.
17
Durante los primeros siglos, los centros
importantes de la Iglesia estaban al
oriente del Mediterráneo; luego el
gobierno de la Iglesia se concentró en
el obispo de Roma. Al caer el Imperio
Romano (476), la autoridad del obispo
de Roma se hace casi universal, muchos
símbolos asociados al emperador se
transfieren al papado, como llamarlo
Sumo Pontífice.
Con el tiempo crece la autoridad papal en occidente, se
acentúa la rivalidad con oriente y se llega a la interrupción
de la comunión (cisma) con las Iglesias orientales (1054).
Se reconfigura la Iglesia occidental en torno a Roma, un
ordenamiento más jerárquico que de comunión.
La Reforma Gregoriana (s. XI) distingue entre asamblea
extraordinaria y asamblea general (universal), reser-
vando el término «sínodo general» para los concilios
convocados o presididos por el Papa. Además, la lucha
del papado contra las intromisiones del poder temporal
en temas eclesiásticos («querella de las investiduras»)
fue victoriosa para el Papa, pero el episcopado se hizo
dependiente de Roma. Con la «expansión» de los carde-
nales fuera de Roma, se extiende el centralismo papal,
relegando a las Iglesias locales a ser parte de la organi-
zación jerárquica de la Iglesia universal. Se abandona el
concepto de comunión, más oriental, para desarrollar el
de jerarquía, en consonancia con la Iglesia «universal».
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Sin embargo, en muchas expresiones de la vida de la
Iglesia se ve la característica sinodal, como en las órdenes
religiosas y las cofradías laicales. Los monjes benedictinos
debían reunirse para hablar de cosas del monasterio y
otros asuntos. La pastoral estaba a cargo de canónigos
regulares y predicadores populares itinerantes, que agre-
gaban a la pobreza y la vida eremítica, la predicación. Se
promueven también monasterios femeninos.
En el Siglo XII, el movimiento laical medieval, surgido
de la comunidad monástica, rescata a los laicos: los
simples fieles pueden vivir una vida religiosa ferviente
permaneciendo en su estado. En los Siglos XIII y XIV
se establecen normas para los ideales del laicado y su
testimonio: pobreza, ascetismo, continencia periódica,
etc. Eran movimientos críticos respecto de la Institución
eclesial y los clérigos. Se buscaba reformar a la Iglesia y
reorientar la vida religiosa. Algunas propuestas de refor-
ma fueron aceptadas por la Iglesia institucional, otras
no, siendo consideradas heréticas, porque acentuaban
el espiritualismo, la pobreza extrema y la prescindencia
de estructuras institucionales en la Iglesia.
Francisco y Domingo proponen un nuevo modelo menos
centrado en la autoridad vertical y resaltan el valor de
la fraternidad. Las decisiones se toman a través de un
órgano colegiado (Capítulo), hay reuniones frecuentes
y búsqueda de consenso.
El obispo con su Capítulo Catedralicio es otra expresión
sinodal de larga data. Muchas veces, los canónigos ele-
gían a su obispo y participaban en las decisiones. Los
canonistas estudiaron la relación obispo-canónigos con
gran trascendencia en la última etapa de Edad Media.
Surgen las teorías conciliaristas: la autoridad en una
corporación medieval no se concentraba en su cabeza
únicamente, sino que residía en todos sus miembros,
así también en la Iglesia.
Sin embargo, en muchas
expresiones de la vida de la Iglesia
se ve la característica sinodal,
como en las órdenes religiosas y
las cofradías laicales.
18
A Finales del s. XIV se acentúa la discusión sobre la auto-
ridad del Papa y los obispos en Concilio; partiendo de la
conciliaridad, algunos llegan al conciliarismo (el concilio
como autoridad suprema en la Iglesia, sobre la del Papa).
Casi todos los teólogos de ese tiempo apoyaron la conci-
liaridad: un Concilio general podría dar unidad y paz a la
Iglesia (el Papa y los cardenales no son la Iglesia universal
sino una parte de ella). Las leyes son según la intención
de quien las hace, para el bien de todos y la unidad de la
Iglesia: «lo que a todos toca, todos deben tratarlo».
La sinodalidad desde el Concilio de Trento
(1545-1563) hasta los umbrales del siglo XX
Luego de la crisis papal de Aviñón (1420), crece el temor
al conciliarismo y la necesidad de restaurar la sede en
la ciudad de Roma, abandonada por más de un siglo.
La reforma reclamada desde el Medioevo no había sido
contemplada y por esta disconformidad surgen varios
intentos de reforma, sobre todo la luterana.
En la tradición Católica Romana la autoridad papal
garantiza la ortodoxia, aunque Lutero se considerase
él mismo heredero de las tradiciones medievales, y al
papado como institución necesitada de innovaciones.
El Concilio de Trento (1545-1563) quiso poner freno al
luteranismo y buscó también reformas en el seno de
la propia Iglesia. Este Concilio, instancia sinodal a gran
escala, con gran participación de obispos y teólogos,
impulsó la celebración de concilios provinciales y sí-
nodos diocesanos para poner en práctica la reforma
católica. Es el tiempo de la confesionalización, de mutua
diferenciación y autoafirmación entre las diferentes
confesiones cristianas surgidas de esta fragmentación
de la eclesialidad occidental.
Foto Ynalya no Freepk
181 • jan-mar/2024
novamerica R E V I S T A
Las fijaciones dogmáticas limitaron la pluralidad de
posiciones emergentes. En la Iglesia Católica Romana
era necesario controlar lo que se confesaba con normas
e instituciones que afianzaran la confesión católica: pro-
fessio fidei tridentinae como confesión de fe obligatoria
(1564); el Santo Oficio (1542), órgano de control doctri-
nal; el Índice Pontificio de libros prohibidos (1559); la
reforma de la curia (1561-1562); el Catecismo Romano
(1566); el Misal Romano (1570) y el Breviario Romano
(1570). Nunciaturas apostólicas velan por la observancia
de las decisiones conciliares. Calendario gregoriano
(1582) solo para los estados católicos. Surgen nuevas
órdenes: Teatinos, Oratorianos, Ursulinos, Capuchinos
y Jesuitas. El control también estaba en las otras confe-
siones, tanto luterana como calvinista, con mecanismos
Foto por Pixabay
de control social para garantizar la propia confesión en
el propio territorio.
A partir del 1700, se acentúa el iluminismo, el regalismo
y la injerencia de los poderes estatales en las iglesias.
Las monarquías absolutas quitan fuerza a la toma de
decisiones por asambleas y organizan el estado desde
el monarca de acuerdo al principio de eficiencia. Los
estados nacionales controlan también el nombramien-
to de obispos. La monarquía se considera la forma de
gobierno más «natural», es hereditaria, sagrada y abso-
luta: el rey representa a la Majestad divina. La Iglesia no
estuvo ajena a esta influencia. Es más, algunos clérigos
como Bossuet contribuyeron a elaborar la teoría que dio
sustento ideológico al absolutismo real.
A fines del siglo XIX, el Papa Pio IX convoca otra instancia
sinodal a gran escala: el Concilio Vaticano I (1869-1870).
El mismo afrontó al racionalismo y al galicanismo,
definió la infalibilidad papal, trató la disciplina, la vida
religiosa, las misiones y temas político-religiosos.
A fines del siglo XIX, el Papa Pio IX
convoca otra instancia sinodal a gran
escala: el Concilio Vaticano I
(1869-1870). El mismo afrontó al
racionalismo y al galicanismo,
definió la infalibilidad papal, trató
la disciplina, la vida religiosa, las
misiones y temas político-religiosos.
19
La Iglesia latinoamericana, por su parte, desde sus
comienzos se había organizado a partir de asambleas
eclesiales, concilios provinciales y sínodos diocesanos.
Entre los ss. XVI y XVIII hubo más de veinte concilios
provinciales y casi cien sínodos diocesanos.
Los Sínodos desde el Concilio Vaticano II hasta
la actualidad
En el s. XX la iglesia en Latinoamérica continúa un camino
sinodal antes y después del Vaticano II: Concilio Plenario
Latinoamericano (Roma, 1899), luego Primera Conferen-
cia del Episcopado Latinoamericano de Río de Janeiro
(1955). Ya con Pío XII nacen organismos eclesiales conti-
nentales como el CELAM (1955), organismo diferente de
los sínodos continentales o los concilios regionales. Los
sínodos continúan luego del Concilio: Medellín (1968),
Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).
Y la primera Asamblea Eclesial Latinoamericana (2021).
También se dan procesos similares en otros continentes.
El Concilio Vaticano II (1962-1965) reunió por primera
vez a todos los obispos católicos de la tierra que llevaron
su problemática a la discusión sinodal, y permitió una
expresión de la unidad universal, presente de forma
particular en cada continente.
Los Papas San Pablo VI, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y
Francisco han celebrado cada uno Sínodos de Obispos en
los que han tratado temas de gran importancia para la vida
de la Iglesia. Los Sínodos fueron evolucionando según la
progresiva recepción del Vaticano II, en particular desde la
visión de la Iglesia como pueblo de Dios, de la colegialidad
episcopal y del lugar del Obispo de Roma. Son un lugar
privilegiado de interpretación y recepción del magisterio
conciliar que impulsa el magisterio pontificio.
 181 • jan-mar/2024
Foto Richard Arce novamerica R E V I S T A
A partir de la llegada del Papa Francisco (2013), la si-
nodalidad es el medio eficaz para atender problemas
de la labor pastoral. Mucho de su magisterio se origina
a partir de las deliberaciones de los Sínodos de los
obispos. Expresa una forma sinodal en la búsqueda de
soluciones y promueve una reforma de este signo en
toda la Iglesia.
En 2018, se reforma el Sínodo en sí pasando de un
evento puntual -asamblea de Obispos que trata un
tema- a un proceso planificado en diferentes fases en
el que participa toda la Iglesia. El Papa Francisco dice
que «una Iglesia sinodal es una Iglesia de escucha, [...]
una escucha en la que todos tienen algo que aprender,
- Pueblo fiel, Colegio Episcopal, Obispo de Roma- unos
escuchando a otros; y todos escuchando al Espíritu
Santo». Así está siendo el actual proceso del Sínodo
2021-2024, titulado Por una Iglesia sinodal. Comunión,
participación, misión.
En el momento actual hemos finalizado la primera fase
de la Asamblea Sinodal en Roma. Ha sido una fraterna
experiencia de reunión del Papa Francisco con laicas,
laicos, religiosas, religiosos, presbíteros y obispos ve-
nidos de todas partes del mundo. En los momentos
previos a esta Asamblea primera, muchos auguraban
peligros de división, cataclismos devastadores para la
Institución Eclesial y la misma Doctrina Cristiana. Nada
de eso ha sucedido; ha sido -y así lo afirman varias veces
en el documento final - una grata y profunda experien-
cia de la sinodalidad puesta en práctica. En el reporte
final se destaca el método utilizado («la Conversación
en el Espíritu») como posibilitador eficaz de la escucha
mutua y el discernimiento de la voluntad de Dios para
la Iglesia. Además de esto, la temática ha sido muy
20
«donde dos o tres están reunidos
en mi nombre, allí estoy yo en medio
de ellos» (Mt 18,20). ¡En su nombre,
entonces!
amplia y abierta, libre en su proposición. Se nos abre
un camino en este año (hasta octubre del 2024) en el
que las Iglesias locales deberán madurar las propues-
tas producidas por esa Asamblea, que son variadas y,
muchas de ellas, muy potentes en su planteo.
Este humilde amanuense no vislumbra grandes cam-
bios inmediatos en la vida de la Iglesia y no creo que
sea eso lo que debemos esperar de este esfuerzo. Lo
que habría que intentar sostener es el gran esfuerzo
(bimilenario, como se ha visto en estas líneas) de
caminar juntos buscando la voluntad de Dios. Es un
planteo de una espiritualidad basada en la confianza
en la palabra de Jesús que recordaba al inicio: «donde
dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos» (Mt 18,20). ¡En su nombre, entonces!
Confiados en que es Él quien conduce a la Iglesia y no
simples intereses humanos tantas veces mezquinos y
limitados. Escucharnos para escucharlo a Él, comunión,
participación y misión.
Notas
1
Para estas líneas me ha servido de mucha ayuda un artículo muy
interesante, y más técnico, de Tavelli, Federico, «La sinodalidad en la
historia de la Iglesia. Los cambios en las formas de autoridad entre el
centralismo y la diversidad», en Revista Teología Tomo LIX, No 139,
diciembre 2022: 169-191.
181 • jan-mar/2024
novamerica
g TESTIMONIO
La experiencia de vivir la sinodalidad en el Aula Pablo VI
“L a Iglesia de Dios es convocada
en Sínodo” (DP, 1). Así empieza el Do-
cumento Preparatorio para el Sínodo
sobre la sinodalidad, publicado en
2022. Es el inicio de un camino que re-
toma un proyecto mayor en la Iglesia,
pues ya desde los primeros siglos, en
las comunidades cristianas, se vivía
esta dinámica y modo de ser eclesial.
Hablamos de un proceso sinodal
que nace con la convocatoria del
Papa Francisco y tiene cuatro etapas:
diocesana, nacional, continental y
universal. En Roma, del 4 al 28 de
octubre de 2023 se vivió la etapa
universal de este camino, que no es
un punto de llegada, no solo porque
se trata de la primera sesión de la
asamblea sinodal, sino porque es un
proceso que no tiene marcha atrás.
Como bien lo señaló el Papa: “el cami-
no de la sinodalidad es el camino que
Dios espera de la Iglesia del tercer
milenio” (50 Aniversario del Sínodo
de los obispos.17.X.2015).
Doy mi testimonio como exper-
to-facilitador de esta primera sesión
llevada a cabo en el Aula Pablo VI
del Vaticano. Recordarán esa ima-
gen de las 35 mesas redondas con
11 o 12 participantes en cada una
de ellas entre laicos/as, religioso/as,
sacerdotes, obispos, oficiales de la
curia, delegados fraternos e invita-
dos especiales. La dinámica de tra-
R E V I S T A
Facilitador de la Asamblea Sinodal 2023 x Perú
bajo se denominó la “conversación
en el Espíritu”, que consiste en tres
rondas de diálogo, separadas por
un momento de silencio orante. Así,
el proceso sinodal se encarna con
este método que pasa del yo al tú
y del tú al nosotros. Ahora se trata
de que esta metodología y todo lo
vivido en el mes sinodal, vuelvan al
lugar de donde salieron, es decir, a
las iglesias particulares, parroquias,
comunidades, etc. El proceso sinodal
nace de la escucha, y más aun de la
escucha de aquellos y aquellas que
muy pocas veces o nunca han tenido
voz en la Iglesia. Una Iglesia en salida
misionera es una Iglesia cercana, sa-
maritana, que hace de la escucha, ya
una acción evangelizadora. Luego,
vendrán los pasos de acompañar,
orientar, entusiasmar con la belleza
de la buena noticia de Jesús, enten-
diendo siempre que hablamos de un
proceso. Creo que es el Espíritu Santo
quien nos está ayudando en el siglo
XXI a redescubrir lo que tanto amó
Jesús con paciencia y pasión: acom-
pañar, paso a paso, a los que el Padre
le ha dado, al estilo de Emaús, y como
la mirada a Pedro y a la Magdalena.
Si me puedo quedar con una ca-
racterística del mes vivido - siendo
muy difícil la elección -, me quedo
con la sorpresa que me provocó la
catolicidad de nuestra Iglesia, es
decir, su rica diversidad tan estimu-
21
Juan Bytton, SJ
lante como compleja. Así, se puede
entender cómo un proceso sinodal
que nos acerca cada vez más a la
autenticidad del evangelio pueda
generar temores e incomprensiones.
Un tema en Perú no tiene las mismas
connotaciones en la India, en Estados
Unidos o en Japón. Sin embargo,
estar sentados conversando, orando,
soñando y proponiendo, es un claro
signo profético donde el diálogo es el
camino a la verdad; la conversación
es conversión. Queda un año para la
segunda sesión de la Asamblea sobre
la sinodalidad, que será un momento
para hacer propuestas concretas al
Santo Padre, a partir de los grupos
de estudio, reflexión y nuevamente,
a partir de la escucha al Pueblo San-
to de Dios en las bases. Buscar una
conversión de corazón y una reforma
de las estructuras significa ahondar
en el misterio para responder a las
preguntas de hoy. Hemos estado
sentados dialogando, ahora toca
ponerse de pie para llegar a todas
las fronteras sociales, humanas y
existenciales, con mayor disposición,
y hablando el único lenguaje capaz
de transformar desde la esperanza,
la paz y la acción: el amor fraterno
reflejo del amor del Padre, Dios de la
historia y el tiempo.
g
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novamerica R E V I S T A
22

Sinodalidade,
o que significa?
n n n n n n n n n n n n n

Francilaide de Queiroz Ronsi

Tem Bacharelado em Teologia pela Universidade Católica de Pernambuco. Mestrado em Teologia Sistemática pela
Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro/PUC-Rio. Doutorado em Teologia Sistemática pela PUC-Rio).
Pós-Doutorado em Ciências da Religião pela Universidade Católica de Pernambuco. Atualmente, é Coordenadora e
Professora do Programa de Pós-graduação em Teologia da PUC-Rio, está inserida na Linha de Pesquisa Religião e Modernidade.
É membro de dois Grupos de Pesquisas: Espiritualidades contemporâneas, pluralidades religiosa e diálogo (CNPq) e
Juventud, espiritualidad y búsqueda de sentido en el continente americano x Brasil x francilaideronsi@hotmail.com

Foto Deborah Hudson por Pixabay

O caminho sinodal é fruto do que o El camino sinodal es fruto de aquello

Concílio Vaticano II ensinou sobre a que el Concilio Vaticano II enseñó sobre
Igreja como Mistério e Povo de Deus, por la Iglesia como Misterio y Pueblo de
valorizar a contribuição de todos/as os/as Dios, por valorar la contribución de
batizados/as, na variedade das suas todos/as los/las bautizados/as, en sus
vocações, para uma melhor compreensão diversas vocaciones, para una mejor
e prática do Evangelho. Neste sentido, comprensión y práctica del Evangelio.
é um verdadeiro ato de recepção do En este sentido, es un verdadero acto
Concílio, que prolonga a sua inspiração de acogida del Concilio, que prolonga
e lança de novo ao mundo a sua força su inspiración y lanza de nuevo al
profética. mundo su fuerza profética.
 181 • jan-mar/2024
novamerica R E V I S T A
Foto Sora Shimazaki no Pexels
A
Igreja católica está vivendo a XVI Assem-
bleia Geral do Sínodo para a Sinodalidade,
um importante momento para a Igreja. Esta
Assembleia foi convocada em 2021, pelo Papa Fran-
cisco, e contou com a participação de toda a Igreja
em um processo de escuta que assistiu a etapas
diocesanas, nacionais e continentais e cujos resul-
tados foram levadas para a sua primeira sessão, em
outubro deste ano.
Com os resultados dessa sessão, em seu relatório sín-
tese, inicia-se outra fase: a Igreja recebe os frutos da
consulta realizada na primeira fase para que, por meio
da oração e do diálogo, possa discernir quais são os
caminhos que o Espírito pede que sejam percorridos.
Esta fase seguirá até outubro de 2024, quando ocorrerá
a segunda sessão da assembleia, e aí serão concluídos
os trabalhos e entregues ao Papa.
O pontificado de Francisco, desde o seu início, tem
apontado para a urgência de se viver uma Igreja em
sinodalidade. Em 2015, quando participou da come-
moração do cinquentenário da instituição do Sínodo
dos Bispos, enfatizou a sua importância lembrando que
“desde o Concílio Vaticano II até a atual Assembleia, te-
mos experimentado, de forma cada vez mais intensa, a
necessidade e a beleza de ‘caminhar juntos’”1. Segundo
o pontífice, o ‘caminhar juntos’ é aquilo que o Senhor
23
Segundo o pontífice, o
‘caminhar juntos’ é aquilo
que o Senhor nos pede e
que, de certo modo, está
contido na palavra Sínodo.
Logo, torna-se evidente
ser esta uma ‘dimensão
constitutiva da Igreja’.
nos pede e que, de certo modo, está contido na palavra
Sínodo. Logo, torna-se evidente ser esta uma ‘dimensão
constitutiva da Igreja’.
Mas, qual é a origem do termo Sínodo? Ele deriva do grego
synodos. O seu prefixo syn significa ‘com’, ‘junto’, seguido
por hodos, que é ‘estrada’, ‘caminho’. Esse termo evoca,
aproximadamente, o caminhar junto. Mesmo precisando
de uma maior clareza quanto à sua profundidade, nele
há um dinamismo, um movimento de saída, que aponta
para um processo de reflexão e de mudança; expressa a
participação e a comunhão em vista da missão.
Vale lembrar que a Igreja, por causa de sua capacidade
de ser dinâmica e de ser comunhão, foi denominada
não apenas por assembleia (ekklesía), mas de sínodo,
como nos lembra o Papa, citando São João Crisóstomo
quando afirmou que “Igreja e Sínodo são sinônimos”2.
O encontro dos apóstolos em Jerusalém, como narra o
texto dos Atos do Apóstolos (cap. 19), tornou-se conhe-
cido como primeiro sínodo da Igreja nascente, quando
foi discutida a questão sobre a admissão de pagãos
incircuncisos nas comunidades cristãs.
Logo, como apontada pelas primeiras comunidades, a
Igreja nasce sinodal e vive por meio da sinodalidade.
Melhor dizendo, a sinodalidade é a expressão de uma
Igreja sinodal.
181 • jan-mar/2024
novamerica R E V I S T A
24
A experiência sinodal em movimento Entender a Igreja como “Povo de Deus”
possibilita enxergar a sinodalidade
Diante de uma complexa realidade histórica e eclesial
na qual a Igreja se encontra, a experiência sinodal é não apenas como evento, mas como um
chamada a avançar para um entendimento mais largo espaço em que se manifesta e se realiza
e profundo sobre o seu significado. Esse movimento
a comunhão, que abre um caminho
se encaminha para não ser apenas um organismo epis-
copal que apoia o Papa em seu ministério, e é por ele para que todos/as possam percorrê-
consultado, e que não se expresse apenas nas assem- los juntos/as a missão participativa
bleias diocesanas e regionais, quando representantes
confiada por Jesus à sua Igreja.
da Igreja local se reúnem para discutir e discernir as
urgências pastorais e, em seguida, serem apresentas ao
bispo para que possa legislá-las. Ou seja, urge para a
Igreja a compreensão de que todos/as os batizados/as
são corresponsáveis em sua missão. Na esteira de que a
Igreja deve se manter em uma escuta atenta ao Espírito
Santo nas diversas realidades nas quais está inserida,
ela é chamada “a investigar os sinais dos tempos e a
interpretá-los à luz do Evangelho” (GS, n. 4).

Entende-se que esse caminho sinodal é fruto do que o

Concílio Vaticano II ensinou sobre a Igreja como Mistério
e Povo de Deus, por valorizar a contribuição de todos/as
os/as batizados/as, na variedade das suas vocações,
para uma melhor compreensão e prática do Evangelho.
Neste sentido, é um verdadeiro ato de recepção do
Concílio, que prolonga a sua inspiração e lança de novo
ao mundo a sua força profética.

Por conseguinte, estamos acompanhando um movi-

mento apontado por Francisco que é urgente e irrenun-
ciável para a compreensão e a vivência da sinodalidade.
Ele entende o sínodo como um modo de viver e de agir
(modus vivendi et operandi) da Igreja Povo de Deus,
um processo que envolve todo os/as batizados/as em
sua missão. Logo, uma atitude, um modo de proceder Foto Henry Han no Pexels

de uma Igreja a caminho, em saída, como tem pedido

desde o início de seu pontificado.

Percebe-se, desse modo, que a unidade, a diversidade e

a universalidade do Povo de Deus se manifestam em um
caminho sinodal, em uma experiência de sinodalidade.
E, nesse sentido, é importante lembrar a eclesiologia
do Concílio Vaticano II que apresenta a Igreja como
“mistério”, sinal e instrumento de comunhão, e como
“Povo de Deus”, em que, na diversidade de carismas e
de ministérios, “reina entre todos a verdadeira igualdade
quanto à dignidade e ação comum a todos os fiéis na
edificação do Corpo de Cristo” (LG, n. 32).
Entender a Igreja como “Povo de Deus” possibilita en-
xergar a sinodalidade não apenas como evento, mas
como um espaço em que se manifesta e se realiza a
comunhão, que abre um caminho para que todos/as
possam percorrê-los juntos/as a missão participativa
confiada por Jesus à sua Igreja.
181 • jan-mar/2024
novamerica
Torna-se evidente que a
sinodalidade se caracteriza pela
comunhão. Todos/as os batizados/
as, sem exceção, são chamados/
as a fazer da vivência eclesial uma
experiência de comunhão.
R E V I S T A
25
Torna-se evidente que a sinodalidade se caracteriza
pela comunhão. Todos/as os batizados/as, sem exce-
ção, são chamados/as a fazer da vivência eclesial uma
experiência de comunhão. Logo, sem a conversão do
coração e da mente, sem a disponibilidade ascética para
o acolhimento e para a escuta recíproca, o sínodo para
a sinodalidade não será para a Igreja uma experiência
do ‘caminhar juntos’.
O Sínodo como processo

Nesse sentido, o que é uma Igreja Sinodal? “É uma Igreja

da escuta, ciente de que escutar ‘é mais do que ouvir’. É
uma escuta recíproca, onde cada um tem algo a apren-
der. Povo fiel, Colégio Episcopal, Bispo de Roma: cada
um à escuta dos outros; e todos à escuta do Espírito
Santo, o ‘Espírito da verdade’ (Jo 14, 17), para conhecer
aquilo que Ele ‘diz às Igrejas’” (Ap 2, 7)4.

A forma como essa escuta passa a ser realizada é uma

das novidades para o Sínodo, que deixa de ser um
evento para se realizar por meio de um processo. Desen-
volvendo-se a partir de fases sucessivas, denominadas:
fase preparatória, fase celebrativa e de fase de imple-
mentação. A fase preparatória, com a escuta das igrejas
Foto Monstera Production no Pexels

locais, é imprescindível para as fases seguintes, porque

desta emerge a escuta do Povo de Deus.

Desse modo, o sínodo pretendeu ser uma rica expe-

riência de escuta e de aprendizagem que possibilitará
à Igreja viver a comunhão e a se abrir à missão. Porque,
como sinalizou o seu Documento Preparatório,

A sinodalidade representa a via mestra para a

Um dos desafios para esse caminho sinodal é a cultura do
clericalismo que tem corroído a Igreja por dentro, para
tanto, “é impensável uma conversão do agir eclesial sem
a participação ativa de todos/as os membros do Povo de
Deus”3. Como afirma o documento Instrumentum Laboris:
Uma Igreja sinodal não pode ser entendida senão
no horizonte da comunhão, que é sempre também
uma missão de proclamar e encarnar o Evangelho
em todas as dimensões da existência humana. A
comunhão e a missão se nutrem da participação
comum na Eucaristia, que faz da Igreja um corpo
‘ajustado e unido’ (Ef 4,16) em Cristo, capaz de
caminhar em conjunto rumo ao Reino (IL, n. 20).
Igreja, chamada a renovar-se sob a ação do Espí-
rito e graças à escuta da Palavra. A capacidade de
imaginar um futuro diferente para a Igreja e para
as suas instituições, à altura da missão recebida,
depende em grande medida da escolha de ence-
tar processos de escuta, diálogo e discernimento
comunitário, em que todos e cada um possam
participar e contribuir5.
Entende-se que “uma Igreja sinodal é um sinal profé-
tico [...]. Praticar a sinodalidade é, hoje, para a Igreja,
a maneira mais evidente de ser ‘sacramento universal
da salvação’ (LG, n. 48), ‘sinal e instrumento da íntima
união com Deus e da unidade de todo o gênero humano’
(LG, n. 1)”6.
181 • jan-mar/2024
novamerica R E V I S T A
Por consequência, “um termo tão abstrato ou teórico
como sinodalidade começou assim a encarnar-se numa
experiência concreta. A partir da escuta do Povo de Deus,
surgem uma apropriação e uma compreensão progres-
sivas da sinodalidade ‘a partir de dentro’, que não deriva
da enunciação de um princípio, de uma teoria ou de uma
fórmula, mas se desenvolve a partir de uma disposição
para entrar numa dinâmica de palavra construtiva, res-
peitosa e orante, de escuta e diálogo” (IL, n. 18).
Esperamos que até a próxima sessão, em outubro de
2024, a Igreja, com todos/as os/as batizados/as, na di-
versidade dos carismas, das vocações e de ministérios,
possa fazer um lindo e profundo mergulho a partir
do que lhe é constitutivo, o caminhar juntos/as, em
sinodalidade, em questões importantes que marcam
o tempo presente. E, sustentados/as pela esperança
e pelo Espírito, não lhes faltem a abertura recíproca
para a escuta e o diálogo sincero aos gritos de dores,
de abandono, de violência e de fome que assolam as
nossas comunidades e o mundo.
E, sustentados/as pela esperança e
pelo Espírito, não lhes faltem a abertura
recíproca para a escuta e o diálogo
sincero aos gritos de dores, de abandono,
de violência e de fome que assolam as
nossas comunidades e o mundo.
26
Notas
1
FRANCISCO. Discurso por ocasião da Comemoração do
cinquentenário da Instituição do Sínodo dos Bispos, 17 de
outubro de 2015. Disponível em: https://www.vatican.va/
content/francesco/pt/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html#_ftnref19.
Acesso em: 11 nov. 2023.
2
FRANCISCO. Discurso por ocasião da Comemoração do
cinquentenário da Instituição do Sínodo dos Bispos, 17 de
outubro de 2015. Disponível em: https://www.vatican.va/
content/francesco/pt/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html#_ftnref19.
Acesso em: 11 nov. 2023.
3
Francisco, Carta ao Povo de Deus, n. 2. Disponível em: https://
www.vatican.va/content/francesco/pt/letters/2018/documents/
papa-francesco_20180820_lettera-popolo-didio.html. Acesso
em: 10 nov. 2023.
4
FRANCISCO. Discurso por ocasião da Comemoração do
cinquentenário da Instituição do Sínodo dos Bispos, 17 de
outubro de 2015. Disponível em: https://www.vatican.va/
content/francesco/pt/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html#_ftnref19.
Acesso em: 11 nov. 2023.
5
Para uma Igreja sinodal: comunhão, participação e
missão. Documento preparatório. 07 de setembro de 2021.
n. 09. Disponível em: https://press.vatican.va/content/
salastampa/it/bollettino/pubblico/2021/09/07/0540/01156.
html#PORTOGHESEOK. Acesso em: 10 de nov. de 2023.
6
Para uma Igreja sinodal: comunhão, participação e
missão. Documento preparatório. 07 de setembro de 2021.
n. 15. Disponível em: https://press.vatican.va/content/
salastampa/it/bollettino/pubblico/2021/09/07/0540/01156.
html#PORTOGHESEOK. Acesso em: 10 de nov. de 2023.
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La sinodalidad de Francisco,
sentido y desafíos
n n n n n n n n n n n n n

Sebastián Mier, sj
Dr. en Teología. Lic. Ciencias Sociales. Profesor de Teología en varios teologados de México desde 1980.
Asesor de pastoral universitaria (1978-1991). Asesor en comunidades eclesiales de base (1986-96).
Desde 1992 hasta hoy colaborador en pastoral indígena rural y urbana x México

Siempre se ha elaborado un Instrumentum Laboris Sempre se elaborou um Instrumentum Laboris

(instrumento de trabajo), un documento base para ayudar
a preparar la aportación de los participantes en el sínodo;
pero, en esta ocasión, dicho documento ha sido fruto de
todo un proceso de casi dos años que logró una
participación sumamente amplia del Pueblo de Dios.
Subrayo especialmente la participación en parroquias de
laicos y laicas, tanto de los que acuden con mayor
frecuencia a las actividades parroquiales como de los que
lo hacen en forma más esporádica.
Foto Israel Bernal
(instrumento de trabalho), um documento-base para
ajudar a preparar a contribuição dos participantes no
sínodo; mas, nesta ocasião, esse documento foi fruto de
todo um processo de quase dois anos. Ao longo desse
processo se conseguiu uma ampla participação do Povo
de Deus. Destaco especialmente a participação nas
paróquias de leigos e leigas, tanto daqueles que fazem
parte com maior frequência das atividades paroquiais,
como daqueles que atuam mais esporadicamente.
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Por tanto, la sinodalidad consiste
en caminar todos juntos. Expresa,
por una parte, una comunión
profunda que incluye a todos
y se esfuerza por no excluir, y,
por otra, ir en camino, lo que se
opone a una actitud estática de
mera conservación. E impulsa
a buscar con creatividad cómo
llegar a las periferias. La resume
en tres palabras: participación,
comunión y misión.
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Un sínodo sobre la sinodalidad
El papa Francisco ha convocado un nuevo sínodo,
ahora para abordar la dimensión sinodal de la iglesia,
y explica cómo entiende esta palabra (novedosa, pero
de profunda raigambre en la enseñanza de Jesús): los
términos griegos syn y odos significan juntos caminar.
Por tanto, la sinodalidad consiste en caminar todos
juntos. Expresa, por una parte, una comunión profun-
da que incluye a todos y se esfuerza por no excluir, y,
por otra, ir en camino, lo que se opone a una actitud
estática de mera conservación. E impulsa a buscar con
creatividad cómo llegar a las periferias. La resume en
tres palabras: participación, comunión y misión.
Esta vez, además de señalar el título y el objetivo, el
papa ha tenido mucho cuidado en diseñar también un
método, un camino, un modo de proceder. Siempre se
ha elaborado un Instrumentum Laboris (instrumento
de trabajo), un documento base para ayudar a pre-
parar la aportación de los participantes en el sínodo;
pero, en esta ocasión, dicho documento ha sido fruto
de todo un proceso de casi dos años que logró una
participación sumamente amplia del Pueblo de Dios.
Subrayo especialmente la participación en parroquias
de laicos y laicas, tanto de los que acuden con mayor
frecuencia a las actividades parroquiales como de
los que lo hacen en forma más esporádica; también
la de miembros de otras confesiones religiosas y de
increyentes. Esto con un doble propósito: 1) el más
claramente expresado es recoger con amplitud lo que
el Espíritu Santo está expresando de diversas formas
en todas esas personas, grupos y sectores. 2) Y pienso
que también podemos considerar la pretensión de
que los frutos recogidos y elaborados después en la
reunión sinodal final encuentren una recepción más
activa en todos aquellos que de alguna manera se
sintieron participantes escuchados. En efecto, es muy
frecuente y triste constatar que la recepción de los
documentos eclesiales (ya desde antes del Concilio Va-
Foto Israel Bernal
ticano, pero ahora me refiero a los del concilio mismo
y posteriores) es relativamente escasa no solo entre
los laicos católicos, sino también entre sacerdotes e
incluso obispos.
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El desafío de una recepción escasa
El Concilio Vaticano II elaboró hace 60 años 4 consti-
tuciones como documentos más relevantes. El de la
liturgia, que pretendía una celebración más fructuosa
de todos los sacramentos y en especial de la eucaristía,
es el que ha encontrado una puesta en práctica más
amplia; pero con dos limitantes notables. Por una parte,
en cuanto a la celebración misma de la eucaristía: es
cierto que el uso de las lenguas vernáculas ha propi-
ciado una mayor participación, pero, por lo que toca a
América Latina, es muy reducida la incorporación de los
idiomas indígenas y de la inculturación de los diversos
ritos como claramente señala el documento Querida
Amazonia en referencia a esa región de nuestro conti-
nente, como muestra de lo que sucede en muchas otras
regiones. Y, por otra parte, una deficiencia
más importante todavía: como que el fruto de
la celebración de la misa se queda encerrado
en el templo como una obligación que ya se
cumplió, pero no se proyecta suficientemente
en la vida ordinaria con obras de amor, mise-
ricordia, justicia, etc.
R E V I S T A
29
Gaudium et Spes (gozos y esperanzas) el cuarto docu-
mento, tiene un nombre lleno de aliento para impul-
sar la solución de las grandes cuestiones sociales en
estrecha colaboración entre los seguidores de Jesús y
todas las personas y organizaciones verdaderamente
buscadores de justicia, aunque con variadas motivacio-
nes. No obstante, es evidente constatar que la pastoral
social es la menos atendida en la mayoría de diócesis y
parroquias, y que la colaboración con la sociedad civil
es muy escasa.
Me detuve un poco más en estos principales documen-
tos del Vaticano II, pero algo semejante ha ocurrido con
la recepción de los documentos de las Conferencias
Episcopales Latinoamericanas de Medellín (1968),
Puebla (1979), Sto. Domingo (1992) y Aparecida (2007).

El documento de la Palabra de Dios, que invi-

taba a un mayor conocimiento de la Sagrada
Escritura, en particular de los Evangelios de
Jesús, es el siguiente en aplicación lograda.
La Sagrada Escritura es ahora el alma de los
estudios teológicos, principalmente en los
Foto Israel Bernal

seminarios, y han aumentado mucho los

cursos de Biblia para los fieles. Con todo, aún
es reducido el porcentaje de los bautizados
que participan regularmente en la eucaristía
dominical y más reducido el de los que cono-
cen suficientemente la Escritura.
El documento de la Palabra de Dios,
La constitución sobre la vida y la misión de la Iglesia que invitaba a un mayor conocimiento
buscaba generar un estilo mucho más comunitario en-
tre todos los bautizado/as, con una mayor participación de la Sagrada Escritura, en particular
activa de los fieles y una actitud y estilo más servicial de los Evangelios de Jesús, es el
de presbíteros y obispos. Sin embargo, los avances no siguiente en aplicación lograda.
son satisfactorios. Persiste el clericalismo más o me-
nos intenso: muchos pastores que ejercen de manera La Sagrada Escritura es ahora el
autoritaria y ventajosa y muchos laicos que buscan los alma de los estudios teológicos,
sacramentos y otros servicios reduciendo al mínimo principalmente en los seminarios, y
su disposición para recibir formación y participar en la
vida eclesial, y también un rechazo o menosprecio de han aumentado mucho los cursos de
los servicios prestados por otros laicos. Biblia para los fieles.
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30
Es verdad que lo anterior es parte generalizada de la
condición humana. Recordemos la frase de Jesús de
que muchos son los llamados y pocos los escogidos
al constatar que en medio de las multitudes a las que
dirigía sus mensajes, eran escasos los que estaban
dispuestos a responderle con fe. Pero creo importante
poner de relieve un aspecto de nuestra pastoral que lo
agrava grandemente.

Cuando antes de su ascensión Jesús envió a sus apósto-

les, les encargó: “vayan por todo el mundo y anuncien

Foto Israel Bernal

mi evangelio a todas las personas y a quienes crean,
bautícenlos”. Pero posteriormente se le dio una impor-
tancia desproporcionada al sacramento del bautismo y
se descuidó tremendamente dar a conocer la enseñanza
de Jesús y examinar si verdaderamente era acogida con
fe. Lo cual aplica sobre todo al bautismo de los niños Estos sencillos síntomas ejemplifican
sin cuidar debidamente que sus papás conocieran y
creyeran las enseñanzas de Jesús para que se las com-
las dos principales tareas que
partieran a sus hijos. Con lo cual tenemos un enorme enfrenta este sínodo. Por una parte,
número de bautizados que muy poco viven la fe cristia- recoger todas las dinámicas ya vivas
na y tienen una práctica eclesial sumamente restringida.
y operantes en nuestras respectivas
Viniendo al aquí y ahora iglesias reales para agradecerlas
al Espíritu, fuente de vida y amor, y
El papa Francisco hizo la convocatoria de este sínodo
sobre la sinodalidad de la Iglesia, en octubre 2021, de- buscar las formas de potenciarlas más
seando reavivar las experiencias de ese caminar sinodal aún. Y, por otra, intentar descubrir los
a lo largo del 22 y el 23 para luego recoger los frutos en factores que están impidiendo que la
octubre 2023 y continuar el camino hasta la asamblea
sinodal de octubre 2024. Pero ¿qué ha ocurrido en este comunión y la participación sean más
par de años? Comparto algunos datos de la diócesis a la intensas, y correspondientemente
que pertenezco. En un primer momento se convocó a 2 buscar soluciones creativas que
parroquias de cada uno de los 16 decanatos. Se invitaba
al párroco y a dos laicos para comunicarles cómo se iba ayuden a superarlas.
a proceder para realizar la consulta sinodal y pedir que
lo llevaran a cabo y luego enviaran una síntesis de los
resultados del proceso vivido. En una segunda etapa
se llamó a otras 32 parroquias y finalmente a las 56 Espíritu, fuente de vida y amor, y buscar las formas de
restantes. De la primera etapa 30 parroquias enviaron potenciarlas más aún. Y, por otra, intentar descubrir los
su síntesis, de la segunda lo hicieron 20 y de la tercera factores que están impidiendo que la comunión y la par-
tan solo 16. Eso refleja el nivel de sinodalidad que hoy ticipación sean más intensas, y correspondientemente
estamos viviendo, en especial los párrocos mismos (que buscar soluciones creativas que ayuden a superarlas.
son quienes más determinan “anti-sinodalmente”) y en Esto último, sabiendo que llegar al 100 % es un ideal
su medida también los laic@s. inalcanzable, pero sí intentando avanzar lo más posible.
Y en esa línea quizá podamos aprender de la experiencia
Estos sencillos síntomas ejemplifican las dos princi- de algunos grupos religiosos (“sectas”) que convencen
pales tareas que enfrenta este sínodo. Por una parte, a algunos católicos para adherir a sus comunidades,
recoger todas las dinámicas ya vivas y operantes en pues ciertamente el porcentaje de participación que de
nuestras respectivas iglesias reales para agradecerlas al ordinario tienen es más elevado que el nuestro.
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Una fidelidad creativa
Estos primeros momentos de comunión y participación
verdaderamente abierta e inclusiva en la escucha de los
otros y atentos a la voz del Espíritu, han de encaminar-
nos a tener una mayor claridad de los múltiples retos a
los que hemos de responder para realizar sinodalmente
la misión que Jesús nos confió: anunciar el reinado de
Dios en todas sus dimensiones con la palabra y los
hechos a todas las personas y a todos los pueblos para
que tengan vida y vida en abundancia. Para percibir
esos retos e intentar responder a ellos hemos de per-
manecer fieles a la enseñanza de Jesús. Y aquí convie-
ne recordar que antes del Vaticano II la fidelidad era
comprendida como NO CAMBIAR: la misa tenía que ser
en latín; la biblia y el catecismo había que entenderlos
al pie de la letra; la iglesia docente era la única encar-
gada de enseñar y la iglesia discente permanecía en
minoría de edad toda su vida… Y el Concilio Vaticano
II introdujo cambios en todos esos aspectos; no de una
manera caprichosa sino precisamente por una doble
fidelidad bien entendida. Por una parte, a la palabra
de la Escritura y muy en especial a la de Jesús, pero
bien entendida superando interpretaciones literales y
fundamentalistas; y, por otra, fidelidad al Espíritu Santo
aún vivo y que estaba teniendo importantes manifes-
taciones a través de los signos de los tiempos. De esta
manera nos da el ejemplo de una fidelidad creativa y
nos convida a proseguirla. Entonces hay que evitar los
dos extremos: 1) una inmutabilidad que tiene mucho
de resabios fariseos que se habían infiltrado dentro de
la Iglesia Católica, 2) cambios realizados de una forma
Foto Israel Bernal
31
caprichosa motivados por influjos de época y no bien
discernidos. En algunos casos se puede ver con mayor
claridad y rapidez si estamos cayendo en alguno de los
extremos; en otros se requiere un discernimiento más
detenido y prolongado y en ello ha de ayudar un diálogo
precisamente sinodal en el que vamos aprendiendo a
escuchar y aportar nuestra palabra con gran respeto y
sinceridad. Y en algunas ocasiones es necesario apren-
der a ensayar cuidadosamente fijándonos bien si en
realidad alcanzamos los frutos pretendidos, tomando
en cuenta aquellas palabras de Jesús: “por sus frutos los
conocerán”, sin determinarnos por prejuicios a priori.
Así en la época del posconcilio se hizo un tanto común
la expresión ad experimentum.
La amplitud temática
Me he detenido en la novedad del método, en sus
motivaciones, ubicación y objetivos. Es obvio que al
realizarlo conducirá a una gran diversidad de temas
que irán siendo abordados en esta sesión del Sínodo
de octubre 2023 y que tendrán incidencia en la vida de
todas las dimensiones de iglesia durante 2024 y en un
futuro permanente. Esos temas, sin duda, coincidirán
en buena medida con los ya abordados por el papa
Francisco en sus principales documentos: la renovación
pastoral de la iglesia, el cuidado de la casa común, el
matrimonio y la familia, los jóvenes, el aspecto social
de la caridad, las culturas de los pueblos originarios y
el proceso de inculturación del evangelio. Coincidirán,
pero tendrán el enriquecimiento de una experiencia de
sinodalidad abierta al Espíritu.
Esos temas, sin duda, coincidirán en
buena medida con los ya abordados
por el papa Francisco en sus
principales documentos:
la renovación pastoral de la iglesia,
el cuidado de la casa común, el
matrimonio y la familia, los jóvenes,
el aspecto social de la caridad,
las culturas de los pueblos
originarios y el proceso de
inculturación del evangelio.
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Sinodalidade: uma
espiritualidade com novas rotas
n n n n n n n n n n n n n

Lúcia Pedrosa-Pádua
Doutora em Teologia Sistemático-pastoral pela Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro/PUC-Rio, com Bolsa Sanduíche (CAPES)
na Pontificia Universidad de Salamanca (Espanha) e estudos no Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista (CITeS) de Ávila, Espanha.
Realizou Pós-Doutorado na Pontificia Universidade Gregoriana (Roma) na área de Teologia Espiritual. Mestrado em Teologia Sistemático-
pastoral pela PUC-Rio. Graduação em Teologia pela Faculdade Jesuíta – FAJE/Belo Horizonte. Bacharel em Ciências Econômicas pela UFMG.
Professora em tempo contínuo na PUC-Rio. É teresianista. Coordena o Ataendi, Centro de Espiritualidade da Instituição Teresiana no Brasil e
é membro da Comissão de Teólogas da América (Instituição Teresiana). Líder Grupo Pesquisa certificado CNPQ: Grupo Moradas de Estudos
Místicos. Integrante do grupo de pesquisa e reflexão Círculo do Rio. Presidente da ABM/Associação Brasileira de Mariologia.
Associada da SOTER e da AMA/Academia Marial de Aparecida. “PRÊMIO INTERNACIONAL Teresa de Jesus y el diálogo interreligioso”,
outorgado pelo CITeS/Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista, de Ávila, Espanha x Brasil x luciapedrosa@terra.com.br

Neste artigo, a autora foca na articulação entre
sínodo, sinodalidade e espiritualidade sinodal.
Fala sobre a importância de distinguir o encontro
ocorrido em outubro de 2023 (o Sínodo) e a
sinodalidade constitutiva da Igreja, geradora de
nova espiritualidade. Explicitar a espiritualidade
sinodal e suas rotas é seu objetivo.
Foto no Freepik
En el presente artículo, la autora se centra en la
articulación entre sínodo, sinodalidad y espiritualidad
sinodal. Habla sobre la importancia de distinguir el
encuentro realizado en octubre de 2023 (el Sínodo) y la
sinodalidad constitutiva de la Iglesia, generadora de una
nueva espiritualidad. Explicitar la espiritualidad sinodal y
las direcciones que toma es su objetivo.
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Introdução
Estamos em meio a um processo sinodal (2021-2024).
Finalizada a Primeira Sessão da Assembleia sinodal
sobre o tema “Por uma Igreja sinodal. Comunhão,
participação, missão” (outubro 2023), os participantes
retornaram aos seus lugares de origem. Certamente,
guardam uma experiência singular, em que um Sínodo
dos bispos contou com participação de leigas e leigos,
religiosos e religiosas, diáconos, presbíteros, bispos e
o Bispo de Roma.
Toda a Igreja, em seus variados rostos e comunidades,
é convocada a um movimento de deixar-se envolver
por uma mentalidade sinodal e a abandonar aquela
clericalista e hierárquica. Trata-se de mais um passo na
mudança da rota que predominou por mais de mil e
quinhentos anos, até o Concílio Vaticano II. É também
um importante passo para a reforma da Igreja que Fran-
cisco realiza. O Relatório de Síntese “Uma Igreja sinodal
em missão” apresenta balizas para tal conversão.
O caminho sinodal pode ser rejeitado, e isso já acontece
em alguns espaços. Pode também ser manipulado com
o intuito de manter tudo como está. Mas, a orientação
sinodal está dada. Mais que isso, os anos pós conciliares
já narram algo desse caminho, que Francisco ajuda a
sulcar. Como um rio, a grande tradição (não tradicio-
nalismos) corre para o mar sem voltar atrás. “O caminho
da sinodalidade é precisamente o caminho que Deus
espera da Igreja do terceiro milênio”1, escreveu o Papa.
Toda a Igreja, em seus variados rostos e comunidades,
é convocada a um movimento de deixar-se envolver
por uma mentalidade sinodal e a abandonar aquela
clericalista e hierárquica. Trata-se de mais um passo
na mudança da rota que predominou por mais de mil e
quinhentos anos, até o Concílio Vaticano II.
Foto no Freepik
33
A América Latina figura entre os continentes com um
caminho sinodal mais desenvolvido. O Relatório de
Síntese cita textualmente a Primeira Assembleia Eclesial
da América Latina e do Caribe, a Conferência Eclesial da
Amazônia e os Organismos do Povo de Deus no Brasil
como experiências sinodais que abriram caminhos
novos de tomada de decisão na Igreja. É um alento
embora, sabemos, muito há por fazer.
Neste estudo, focaremos na articulação
entre sínodo, sinodalidade e espirituali-
dade sinodal. É importante distinguir
o encontro ocorrido em outubro de
2023 (o Sínodo) e a sinodalidade
constitutiva da Igreja, geradora de
nova espiritualidade. Explicitar a
espiritualidade sinodal e suas rotas
é o nosso objetivo.
Como verdadeira espiritualida-
de, a sinodalidade se contra-
põe à mentalidade de uma
igreja clericalista e hierár-
quica. Ambas são incompa-
tíveis. A nova rota convoca
cristãs leigas e leigos e
hierarquia a criarem
espaços novos de dis-
cernimento para ser
Igreja e nela viver e
com-viver.
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novamerica R E V I S T A
Foto Kelly no Pexels
Sínodo: um instrumento
Coube a Francisco relembrar as raízes conciliares do
Sínodo dos Bispos, em continuidade com as experiên-
cias já contidas no mundo das primeiras comunidades
e na tradição. O Sínodo, como organismo, foi instituído
por Paulo VI em 1965. Na sessão de abertura do IV e
último período do Concílio Vaticano II, o Papa anunciou
a decisão de instituir, “por iniciativa própria e com a
sua autoridade”, um organismo designado Sínodo dos
Bispos, que, “composto por Bispos nomeados na sua
maioria pelas Conferências Episcopais, com a nossa
aprovação, será convocado, segundo as necessidades
da Igreja, pelo Romano Pontífice para sua consulta e
colaboração quando, para o bem geral da Igreja, isso
lhe parecer oportuno”2.
O Sínodo tornaria visíveis a atenção dos bispos pelas
necessidades do Povo de Deus, a comunhão entre todas
as Igrejas, a consciência da responsabilidade episcopal
para com o anúncio do Evangelho em toda a terra e o
empenho de atender à atividade missionária. Assim
sendo, o motivo último do Sínodo é o serviço da missão
evangelizadora da Igreja.
34
“Para os Padres
sinodais, pedimos, do
Espírito Santo, antes
de mais nada o dom
da escuta: escuta de
Deus, até ouvir com Ele
o grito do povo; escuta
do povo, até respirar
nele a vontade de
Deus que nos chama.”
Tal organismo – o Sínodo – só foi possível pelo conceito
de colegialidade presente no Concílio. Pela colegialida-
de, o Papa não atua sozinho. Como bispo de Roma, é
auxiliado pelos demais bispos, escolhidos pelas con-
ferências episcopais, sendo que cabeça e corpo estão
articulados e não subsistem em si mesmos.3
Em seu episcopado, Francisco reforçou a prática dos
Sínodos e aprofundou a característica de instrumento
de escuta do Povo de Deus. Longos processos de escuta
das diversas dioceses, grupos e pessoas antecederam
Sínodos importantes como o dos jovens e o Sínodo
para a Amazônia. Quanto ao Sínodo da sinodalidade,
Francisco foi contundente:
Para os Padres sinodais, pedimos, do Espírito
Santo, antes de mais nada o dom da escuta: es-
cuta de Deus, até ouvir com Ele o grito do povo;
escuta do povo, até respirar nele a vontade de
Deus que nos chama.4
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Sinodalidade: dimensão constitutiva da Igreja,
gera uma espiritualidade
Teologicamente, o Sínodo não está desvinculado dos
demais fiéis, mas é um instrumento para dar voz a todo
o Povo de Deus. Dessa forma, ele faz valer o sensus
fidei, ou “instinto de fé”. 5 dado pelo Espírito a todos
os batizados para discernir e captar com sabedoria o
que vem de Deus. Exige que os bispos se reconheçam
simultaneamente “mestres e discípulos”. Este conjunto
necessário expressa a sinodalidade como “dimensão
constitutiva da Igreja”6
Para reafirmar esta dimensão, Francisco cita São João
Crisóstomo (séc. IV), “Igreja e Sínodo são sinônimos”7.
Não se trata de uma invenção recente, mas é constitu-
tiva da Igreja, pois a Igreja Povo de Deus é dinamismo
de unidade na diversidade.
Não é fácil saber escutar e dialogar,
tanto internamente, quanto na
sociedade e no interior das culturas.
Não é fácil entender que todos têm
algo a aprender e a contribuir.11 Não é
fácil fazer valer que ninguém pode ser
“elevado” acima dos outros.
Foto no Freepik
35
Vários elementos abriram caminhos teológico-pastorais
para que Francisco convocasse representantes de todo
o Povo de Deus no Sínodo da sinodalidade para parti-
cipar com voz e voto, pela primeira vez na história. Não
apenas parcela desse povo, os bispos. A inter-relação
entre todo o povo de Deus, a valorização do sensus
fidei de todos os batizados, o espírito de colegialida-
de, o objetivo da missão evangelizadora do sínodo, a
experiência participativa e reinvindicativa de sínodos
anteriores (especialmente do Sínodo para a Amazônia)
são alguns deles.
Percebemos como o Sínodo não é apenas um instru-
mento. Ele pressupõe e desenvolve a sinodalidade: uma
forma de ser, sentir, atuar e estabelecer metodologias
na Igreja nas quais leigas e leigos, pastores e o Bispo
de Roma caminham juntos. Aquilo que Deus nos pede,
diz Francisco, “de certo modo está já tudo contido na
palavra ‘Sínodo’. Caminhar juntos”8- syn-hodos.
O Relatório de Síntese fala da sinodalidade como “um
modo de ser Igreja que articula comunhão, missão e
participação”, de maneira dinâmica, concreta e inclusiva:
“cristãos a caminhar com Cristo, em direção ao Reino,
juntamente com toda a humanidade”9.
Claro, alertara Francisco, “é um conceito fácil de exprimir
em palavras, mas não é assim fácil pô-lo em prática”10.
Não é fácil saber escutar e dialogar, tanto internamente,
quanto na sociedade e no interior das culturas. Não
é fácil entender que todos têm algo a aprender e a
contribuir. 11 Não é
fácil fazer valer que
ninguém pode ser
“elevado” acima dos
outros. Pelo contrá-
rio, na Igreja, é ne-
cessário que alguém
“se abaixe” pondo-se
ao serviço dos irmãos
ao longo do caminho.
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novamerica R E V I S T A
A espiritualidade sinodal e suas novas rotas
A sinodalidade torna-se uma espiritualidade na medida
em que se transforma em forma sincera de viver a Igreja
no espírito de Cristo. Exige uma estrutura mental aberta
ao caminhar conjunto, uma passagem da visão de Igreja
hierárquica à noção de Igreja-sinal na sociedade, Igreja
Povo de Deus consagrado pelo Batismo, com variedade
de carismas e ministérios, em que todos são sujeitos.
Uma experiência bem diferente daquela vivida segundo
uma mentalidade e visão de Igreja não sinodal, mas
hierárquica e clericalista. Vale a pena comparar essa
mentalidade com a espiritualidade sinodal. Se essa acre-
dita no caminhar juntos, em que todos são sujeitos livres
e devem desenvolver a consciência crítica, na men-
talidade hierárquica e clericalista há uma valorização
excessiva da autoridade, favorecendo o autoritarismo
e a ênfase na figura do líder. Se a sinodalidade busca a
Foto Henry & Co no Pexels
escuta recíproca dos sinais do Espírito, a mentalidade
hierárquica valoriza unilateralmente a certeza e as
“verdades” já estabelecidas por uma pretensa tradição.
A nova espiritualidade se move na dinâmica de unidade
na diversidade de dons e carismas, enquanto a mentali-
dade clericalista firma o pé na unidade de pensamento
e obediência incontestes. A sinodalidade se abre a pro-
cessos artesanais de escuta e encontro com o diferente e
ali tece sua força, mas a força da mentalidade clericalista
e hierárquica é o apoio no poder hierárquico clerical.
A espiritualidade sinodal deseja conformar uma Igre-
ja-sinal, profética e evangélica que denuncia poderes
A sinodalidade torna-se uma
espiritualidade na medida em que
se transforma em forma sincera de
viver a Igreja no espírito de Cristo.
Exige uma estrutura mental aberta ao
caminhar conjunto, uma passagem da
visão de Igreja hierárquica à noção de
Igreja-sinal na sociedade, Igreja Povo
de Deus consagrado pelo Batismo, com
variedade de carismas e ministérios,
em que todos são sujeitos.
36
enraizados na injustiça, dominação e exploração; por
sua vez a igreja concebida a partir da hierarquia não
raro busca apoio no poder político e econômico para
levar adiante planos supostamente evangelizadores.
A espiritualidade sinodal é sensível em caminhar junto
com a humanidade, solidária com seus clamores sociais
e legítimos desejos de mudança e indignada com o
relativismo ético; por sua vez, na mentalidade do cleri-
calismo é fundamental defender privilégios adquiridos
e, nessa defesa, tende a considerar o relativismo teórico
e o secularismo como os grandes perigos para a Igreja
e para a sociedade. A espiritualidade sinodal olha com
confiança para os desafios da missão no presente, ao
passo que a mentalidade hierárquica e do clericalismo
preferem as fórmulas do passado. A espiritualidade
sinodal perscruta a novidade do Espírito na sociedade
e nas culturas, a mentalidade clericalista teme o novo.
Sinodalidade é uma espiritualidade exigente. Desa-
fia-nos exercitar em reciprocidade a própria vocação,
carisma ou ministério; aprender a discernir; ativar
energias missionárias; apreender formas de diálogo
(começa a ganhar corpo a “conversação no Espírito”
como tipo de diálogo que inclui razão, afeto, conver-
são e geração de um universo de vida partilhado12). Há
também a agenda social e cultural chamada a tornar-se
uma espiritualidade, como a retomada permanente da
opção pelos pobres que inclua encontro e partilha de
vida; a consideração dos povos indígenas como sujeitos
nos processos de escuta e decisão e os caminhos de
reversão das infiltrações do machismo e da misoginia
nas comunidades cristãs.
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Em resumo, a espiritualidade sinodal des-
clericaliza, cria e fortalece sujeitos eclesiais,
arrisca-se à novidade do Espírito na Igreja Em resumo, a espiritualidade sinodal
e na sociedade.
desclericaliza, cria e fortalece sujeitos
Conclusão eclesiais, arrisca-se à novidade do
Espírito na Igreja e na sociedade.
Muitas pessoas se perguntam: mas, onde
está a sinodalidade? Em que comunidades
se encarna? Esta pergunta, frequentemen-
te, desanima não poucos cristãos e cristãs
para com o “caminhar juntos”, pois não a
veem acontecendo.

No entanto, pensar e viver a sinodalidade

como espiritualidade concede: fortalecer
convicções interiores; experimentar sinais
que animam diante da debilidade e mes-
mo retrocessos do hoje; discernir passos a
serem seguidos na formação das comunida-
des com “determinada determinação” e na
liberdade do Espírito; adquirir um horizonte
novo de ações concretas a serem realizadas
no tabuleiro da diversidade intra-eclesial,
social e cultural, na direção do Reino de
justiça e amor de Deus.

Foto no Freepik
Referências Notas
FRANCISCO, PAPA. Discurso do Santo Padre Francisco na Comemo- 1
FRANCISCO. Discurso nos 50 anos do Sínodo.
ração do cinquentenário da instituição do sínodo dos bispos, 2015. 2
FRANCISCO. Episcopalis communio, n. 3.
Disponível em: https://www.vatican.va/content/francesco/pt/
speeches/2015/october/documents/papa-francesco_20151017_
3
VATICANO II. Lumen Gentium, n. 22.
50-anniversario-sinodo.html 4
FRANCISCO. Episcopalis communio, n. 6.
FRANCISCO, PAPA. Constituição Apostólica Epicopalis communio 5
FRANCISCO. Evangelii Gaudium, n. 119.
sobre o Sínodo dos Bispos, 2018. Disponível em: https://www. 6
FRANCISCO. Episcopalis communio, n. 6 (CF. Vaticano II. Lumen
vatican.va/content/francesco/pt/apost_constitutions/documents/ Gentium, n. 12).
papa-francesco_costituzione-ap_20180915_episcopalis-commu- 7
FRANCISCO. Discurso nos 50 anos do Sínodo.
nio.html
8
FRANCISCO. Discurso nos 50 anos do Sínodo.
FRANCISCO, PAPA. Exortação apostólica Evangelii Gaudium. Brasília:
CNBB, 2013.
9
XVI ASSEMBLEIA GERAL ORDINÁRIA DO SÍNODO DOS BISPOS.
Relatório de Síntese, n. 1,g.h.
VATICANO II. Constituição dogmática Lumen Gentium sobre a
Igreja. Petrópolis: Vozes, 1989, p. 37-117.
10
FRANCISCO. Discurso nos 50 anos do Sínodo.
XVI ASSEMBLEIA GERAL ORDINÁRIA DO SÍNODO DOS BISPOS.
11
FRANCISCO. Discurso nos 50 anos do Sínodo.
Primeira Sessão (4-29 de outubro de 2023). Relatório de Síntese. 12
XVI ASSEMBLEIA GERAL ORDINÁRIA DO SÍNODO DOS BISPOS.
Uma Igreja sinodal em missão. 28 de outubro de 2023. Disponível Relatório de Síntese, n. 2, d.
on line: https://www.synod.va/content/dam/synod/assembly/
synthesis/portuguese/2023.10.28-POR-Synthesis-Report_IMP.pdf
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g LA SINODALIDAD, NUEVA FORMA DE SER IGLESIA
¿C uál es la Iglesia que los cris-
tianos anhelan? Es el camino común
que no puede dispensarse de volver
humildemente a Jesús de Nazaret que
es guiado por el Espíritu. Es una Iglesia
que quiere aprender toda la sabiduría
de la humanidad, que cuida y ama a
los pobres y está dispuesta a ser calum-
niada y a sufrir persecución y martirio
a imagen del Crucificado. Para llegar
a esta Iglesia hay que impregnarse del
espíritu de Jesús, hay que acercarse al
estilo de este Jesús para contemplar en
su vida el Espíritu que anima la comu-
nidad de fe.
Lejos de una mera renovación cosmé-
tica, la sinodalidad es una búsqueda
constante en el corazón de los creyen-
tes. Es el deseo de que nazca una Iglesia
de iguales, una Iglesia sustancialmente
de hermanos y hermanas, en la que es
necesario seguir a Jesús también en el
abajarse y vaciarse para poder servir.
Es la búsqueda de una Iglesia más
colaboradora, dispuesta a escuchar y
a tomar en cuenta diferentes puntos
de vista, abierta y transparente, menos
unilateral en la toma de decisiones,
comprometida con la equidad y con
el trabajo con personas e instituciones
ajenas a la comunidad católica.
No obstante, para muchos, sinodalidad
es una palabra que provoca suspicacia.
Despierta el temor y la inquietud de
que el actual proceso sinodal pueda
R E V I S T A
Facultad de Teología San Pablo. Universidad Católica Boliviana x Bolivia
conducir a una “nivelación horizontal”
o a una especie de “democratización”
que podría conducir hacia una secu-
larización eclesial, que cuestionaría
el magisterio en cuestiones de moral
y en diferentes temas candentes que
intranquilizan a muchos.
El camino de la sinodalidad es difícil,
por una razón muy simple: nuestra
Iglesia no es una Iglesia sinodal. Esta
constatación experiencial no quiere
decir que no pueda llegar a serlo. Ahí
reside el desafío.
La “sinodalidad” va más allá de la mera
implementación de “reformas” en el
gobierno de nuestra Iglesia. Implica
alcanzar la identidad misma de la Igle-
sia, es decir, llegar a una nueva forma
de ser Iglesia.
La sinodalidad implica compartir un
mismo camino, superando la pesadez
y parálisis que desaniman a muchos
creyentes, sabiendo que no se trata
de activismo, sino de que el desafío se
sitúa en la superación de la desidia, la
inercia y el cumplimiento indiferente.
La insistencia de recuperar la dimen-
sión de la sinodalidad cobra sentido en
el horizonte de la misión que sostiene
a la Iglesia. La sinodalidad tiene como
finalidad la misión. Por ello, las comu-
nidades cristianas tienen que vivir la
fraternidad con hombres y mujeres de
38
Manuel Hurtado, SJ
otras tradiciones religiosas, conviccio-
nes y culturas, más allá del deseo de la
autopreservación y del temor de perder
la identidad. Sinodalidad implica un
ejercicio real de diálogo y de aprendi-
zaje mutuo que son complementarios al
anuncio del Evangelio con todo lo que
ello implica hoy.
Hay que reconocerlo: nuestra Iglesia
tiene que recorrer mucho camino de
aprendizaje en las vías de la sinodali-
dad. En efecto, cuando Francisco habla
de “conversión del papado” (EG, n. 32),
sinodalmente significaría cambiar en
la Iglesia el ejercicio del poder, “des-
centralizando” el modo de gobernar,
volviendo al modo del primer milenio
de la Iglesia, cuando el gobierno de las
Iglesias locales, regionales y nacionales
lo ejercían los Sínodos de cada región.
Implicaría la conversión del episcopa-
do, del sacerdocio y de los laicos.
En definitiva, implicaría que todo el
pueblo de Dios siga ese camino de
conversión. Sería irreal pretender que
la sinodalidad venga únicamente de
arriba. Esta tendría que comenzar a
existir desde abajo, en el ámbito parro-
quial y diocesano y extenderse hacia los
otros ámbitos. La sinodalidad solo será
posible realmente si pasa por la corres-
ponsabilidad de todos los bautizados.
g
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Sinodalidad: intención
permanente de caminar juntos
n n n n n n n n n n n n n

Bernardita Zambrano Chávez

Ingeniera comercial y teóloga pastoral. Coordinadora de gestión de las parroquias de los Sagrados Corazones,
Provincia Chile-Argentina x Chile

En este artículo hablaré de algunas intuiciones
interesantes que surgieron de la XVI Asamblea General
Ordinaria del Sínodo de Obispos, acontecida en
octubre pasado, e invito a profundizar en los
fundamentos teológicos que están muy bien
desarrollados en el documento: La sinodalidad en la
vida y en la misión de la Iglesia.
No presente artigo vou falar de algumas intuições
interessantes que surgiram da XVI Assembleia Geral
Ordinária do Sínodo de Bispos, acontecida em outubro
passado, e convido a nos aprofundarmos nos fundamentos
teológicos que estão muito bem desenvolvidos no
documento: A sinodalidade na vida e na missão da Igreja.

Foto Bernardita Zambrano Chávez

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La buena noticia de la sinodalidad

Acaba de finalizar1 la XVI Asamblea General Ordinaria

del Sínodo de Obispos, cuya temática fue la Sinodalidad.
Instancia inédita porque contó con la participación
de 54 mujeres con derecho a voz y voto, pero además
marcó un precedente sinodal desde sus inicios, ya que
el Papa Francisco invitó en octubre del 2021 a un pri-

Foto Bernardita Zambrano Chávez

mer momento de participación de la Iglesia universal,
recogiendo el sentir de cristianos y cristianas de todo el
mundo respecto al accionar pastoral de la Iglesia para
estos tiempos.

De esta consulta surge un Instrumentum Laboris para

la Asamblea General con temas importantes como: la
corresponsabilidad de todos los fieles, temática que
está en la base de la experiencia sinodal como una au-
tocomprensión de Iglesia donde todos los bautizados Acaba de finalizar1 la XVI Asamblea
y bautizadas somos responsables de la evangelización. General Ordinaria del Sínodo de
Y para ello, una mayor formación y capacitación, espe-
cialmente del laicado en áreas como teología, pastoral y
Obispos, cuya temática fue la
liderazgo. También, el deseo de una mayor participación Sinodalidad. Instancia inédita porque
de las mujeres en los espacios de toma de decisiones y contó con la participación de 54
la inclusión de las personas LGBT.
mujeres con derecho a voz y voto
Foto Bernardita Zambrano Chávez

¿Qué es la sinodalidad?

Si nos detenemos a leer el documento síntesis de la

XVI Asamblea, notamos que esta palabra -que hemos
usado recurrentemente en la Iglesia desde que el Papa
Francisco la propuso como modo de ser Iglesia para
estos tiempos- resulta desconocida para algunos en la
asamblea, provoca malos entendidos e incluso temores,
siendo tan propia en la fe cristiana desde sus inicios.

Es increíble que asomen temores como “la idea de que

se cambie la enseñanza de la Iglesia, alejándose de
la fe apostólica de nuestros padres y traicionando las
expectativas de quienes aún hoy tienen hambre y sed
de Dios” 2. Por ello, esta misma síntesis ve necesario
clarificar el significado de la sinodalidad a distintos
niveles, desde el uso pastoral hasta el teológico y ca-
nónico; mencionaré algunas intuiciones interesantes
que surgieron de la asamblea recién pasada, e invito a
profundizar sobre todo en los fundamentos teológicos
que están muy bien desarrollados en el documento: La
sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia3.
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De una manera sintética y aclaratoria presento algunas
características que aparecieron en el documento síntesis
de la XVI Asamblea y como contraparte, lo que no sería
una Iglesia sinodal.
RASGOS DE UNA IGLESIA
Sinodal
Conciencia acrecentada de nuestra identidad
de Pueblo fiel de Dios, dentro del cual cada
uno es portador de una dignidad derivada del
Bautismo y llamado a la corresponsabilidad en
la misión común de la evangelización. 1(a)
Una Iglesia más cercana a las personas, menos
burocrática y más relacional. 1(b)
Una Iglesia en la que diferentes culturas,
lenguas, ritos, modos de pensar y
realidades pueden comprometerse juntos y
fructíferamente. 1(c)
Una Iglesia con apertura para escuchar y
acompañar a todos, incluidos los que han
sufrido abusos y heridas dentro de ella. 1(e)
Una Iglesia consciente de que la vivencia
de la sinodalidad no es sino la expresión del
dinamismo de su propia Tradición viva. 1(f )
Una Iglesia en la que poder escucharse
mutuamente, dialogar, discernir
comunitariamente. 1(h)
Una Iglesia sinodal, como una respuesta
profética al individualismo que se repliega
sobre sí mismo, a un populismo que divide y a
una globalización que homogeneiza y aplana.
41
Una Iglesia en la que diferentes
culturas, lenguas, ritos, modos
de pensar y realidades pueden
comprometerse juntos y
fructíferamente.
Autorreferente
Un modo de entenderse como Iglesia donde
existen categorías de personas, estando los
ministros ordenados en un orden superior que
el resto del Pueblo fiel.
Una Iglesia incapaz de acoger a todos, que pone
trabas para que otros ingresen y poco amistosa
en la relación con las personas.
Una Iglesia en la que se quiere homogeneizar
todo, sin dar espacio a lo genuino de las culturas
y sus propios ritos.
Una Iglesia ciega, sorda, preocupada con su
imagen y no con el clamor de quienes han
sufrido abuso por parte de ministros ordenados.
Una iglesia que se opone al dinamismo sinodal,
con temor a perder poder y los privilegios que
este conlleva.
Una Iglesia en la que algunos creen tener mayor
autoridad, por tanto, solo ellos tienen voz y
capacidad para tomar decisiones.
Una Iglesia que sigue su accionar, sin ser
anuncio profético para estos tiempos de
individualismo, populismo y globalización que
deshumanizan.
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Expresiones de la vida sinodal
Como lo sugirió también la Asamblea, hay que poner de
relieve las múltiples expresiones de la vida sinodal en
contextos culturales en los que la gente está acostum-
brada a caminar junta como comunidad. Y así ha sido;
por ejemplo, en Chile, se realizaron diversos encuentros
sinodales en las iglesias locales, en colegios, movimien-
tos, etc. También han surgido iniciativas de participa-
ción laical en las que han tenido un rol preponderante
las mujeres. El mismo Papa Francisco ha nombrado
mujeres en cargos relevantes como: la secretaria general
de la gobernación de la ciudad vaticana Raffaella Petrini,
tres mujeres para integrar el dicasterio para la elección
de los obispos y también una mujer como subsecretaria
en el Sínodo de Obispos con derecho a voto (2021), pero
sabemos que finalmente hubo 54 mujeres con voz y
voto en este último Sínodo. Al igual que el Papa, toda
la Iglesia está llamada a realizar gestos y acciones en la
línea de la sinodalidad.
Al igual que el Papa, toda la
Iglesia está llamada a realizar
gestos y acciones en la línea de
la sinodalidad.
Fotos Bernardita Zambrano Chávez
42
Una acción concreta en esta línea ha sido la instauración
del Canon 517,2 en parroquias. Este canon indica que,
ante la escasez de sacerdotes, está prevista la encomien-
da del ejercicio de la cura pastoral a diáconos, religiosos/
as o laicos/as o a un grupo de personas.
La práctica alcanzada hasta estos momentos, aplicando
este canon, permite constatar la importancia de ins-
titucionalizar este proceso que ya se está realizando
en ocho parroquias en Chile. Para su instauración, es
necesario realizar por lo menos cuatro grandes hitos
que se requieren gestionar con diligencia y delicade-
za: primero, la evaluación y consenso de la necesidad
de implementar el canon con el obispo de la diócesis
o arquidiócesis. Luego, un discernimiento con el con-
sejo pastoral parroquial acerca de las y los candidatos
idóneos para llevar a cabo este servicio y, una vez ele-
gidos, convenir con ellos funciones y requerimientos
de formación para el cargo. También hay que gestionar
con Cancillería la emisión de un decreto jurídico que
estipule las condiciones en las que se lleva a cabo la
encomienda de esta participación en la cura pastoral.
Por último, y de gran importancia, un acto público de
envío a esta nueva misión, una eucaristía presidida por
el obispo para que consagre el nuevo modelo de gestión
parroquial (cf. He 14, 23)4.
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Foto Bernardita Zambrano Chávez
Dada la experiencia de acompañamiento de la gestión
de las parroquias de la Congregación de los Sagrados
Corazones en la provincia Chile-Argentina, en donde
algunas están aplicando el Canon 517,2, les comparto
algunas reflexiones5 sobre la importancia de la triple
función ministerial dada por la gracia del Bautismo y
una nueva comprensión de la corresponsabilidad de
todos los y las fieles:
Autonomía y la función real: es tiempo de sacar el carné
de mayores de edad, como dijo el Papa Francisco, en la
Carta al pueblo que peregrina en Chile (2018)6. Esta mayo-
ría de edad implica tener consciencia y manejo del poder
del que cada uno ha sido dotado, para luego ponerlo al
servicio de los demás. Tanto los ministros ordenados,
como el laicado en puestos de liderazgo, deben trabajar
para favorecer relaciones horizontales en favor del bien-
estar de la comunidad. Además, construir espacios para
el empoderamiento y la autonomía del laicado en la toma
de decisiones en las parroquias, y generar instancias de
evaluación mutua para reconocer las asimetrías de poder
y manejarlas con equilibrio y justicia.
Formación y la función profética: hoy, queremos
escuchar la buena noticia del Reino, ya no solo en la
prédica del domingo, sino también en lo cotidiano y
en la vida pastoral de la Iglesia. Necesitamos la voz
profética de hombres y mujeres de estos tiempos que
se dejan conducir por el Espíritu de Dios. Para esto, es
clave que el laicado busque y se dé tiempo para ins-
tancias formativas y espirituales, y que los sacerdotes
dotados de formación teológica-espiritual y pastoral
dediquen más horas a la entrega de conocimientos.
Esto porque la experiencia dice que un laicado que sale
de la ignorancia es un laicado más empoderado para
enseñar también a otros.
43
Esos pequeños-grandes gestos
harán crecer el grano de mostaza
y nuestra Iglesia se parecerá
cada vez más al Reino de Dios.
Institución de ministerios y la función sacerdotal:
el mundo está ávido de bendición, de una palabra de
aliento, de acompañamiento en el dolor, en la muerte y
también en la celebración de la vida, de los eventos de
la vida. Por ello, necesitamos creatividad y asertividad
para instituir de modo oportuno y responsable nuevos
ministros y ministras que colaboren en la función de
la santificación; hombres y mujeres que nos ayuden
a reconocer la gracia de Dios actuante en medio del
acontecer cotidiano.
La sinodalidad es como un grano de mostaza… (Lc.
13, 18-21) son pequeños gestos y acciones en la vida
cotidiana de la Iglesia: valorar y creer en la acción de la
gracia recibida en el bautismo; escuchar y ver la acción
de Dios en el otro/a; aceptar y valorar la diversidad que
somos; ser responsables de pequeñas o grandes tareas
en la Iglesia; compartir la propia reflexión del Evangelio
hoy; dar voz a los menos visibles (mujeres, jóvenes y
niños/as); bendecir la vida cuando se celebra o cuando
se sufre. Esos pequeños-grandes gestos harán crecer
el grano de mostaza y nuestra Iglesia se parecerá cada
vez más al Reino de Dios.
Notas
1
La instancia se desarrolló en Roma, entre el 4 y 29 de octubre de
2023.
2
XVI Asamblea General de los Obispos Ordinaria del Sínodo de los
Obispos, Roma, 4 - 29 de octubre de 2023. Nº 1, f.
3
Comisión Teológica Internacional, 2 de marzo de 2018.
4
Zambrano, B. (2022): Laicado en la cura pastoral: desafío de la
Iglesia del tercer milenio, en Revista Mensaje N° 714.
5
Cf. Zambrano, B (2023): “En la gracia del bautismo, encontramos
la esencia para el actuar en estos tiempos”, en Revista Nuestra
Vida Sagrados Corazones, agosto, p. 21-23.
6
https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2018/
documents/papa-francesco_20180531_lettera-popolodidio-cile.html
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44

Sinodalidade e a construção
de outros mundos possíveis
n n n n n n n n n n n n n

Marcelo Barros
É monge beneditino, teólogo especializado em Bíblia e doutor honoris-causa em Ciências da Religião pela
Universidade Federal da Paraíba (2021). Durante oito anos, foi coordenador latino-americano da Associação Ecumênica
de Teólogos/as do Terceiro Mundo (ASETT) e assessora movimentos populares como o Movimento dos
Trabalhadores sem-Terra (MST) e as comunidades eclesiais de base x Brasil x irmarcelobarros@uol.com.br

A novidade da proposta do Papa Francisco é La novedad de la propuesta del Papa Francisco es

justamente a Sinodalidade, ou seja, o caráter sinodal
da Igreja, como um todo. Conforme essa proposta, o
Sínodo deixa de ser apenas dos Bispos e passa a ser
organismo representativo de toda Igreja. De fato, na
primeira sessão mundial da XVI reunião ordinária do
Sínodo dos Bispos em outubro de 2023, junto aos
bispos, embora ainda em menor número, participaram
leigos e leigas, além de religiosos e religiosas não
bispos, todos e todas com direito de voz e voto.
Ilustração - Foto de Luis Henrique Alves Pinto
justamente la Sinodalidad, es decir, el carácter sinodal de
la Iglesia, como un todo. Según dicha propuesta, el
Sínodo deja de ser solamente de los Obispos y pasa a ser
organismo representativo de toda la Iglesia. De hecho,
en la primera sesión mundial de la XVI reunión ordinaria
del Sínodo de Obispos en octubre de 2023, junto a los
obispos, aunque en menor número, participaron laicos y
laicas, además de religiosos y religiosas no obispos,
todos y todas con derecho a voz y voto.
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45

Ilustração - Foto de Luis Henrique Alves Pinto

P “A sinodalidade se insere em todos os

rovavelmente, Francisco entrará na História como
o Papa que propôs e iniciou na Igreja Católica
um processo novo de Sinodalidade. Conforme
a história, em seus primeiros séculos, as Igrejas Cristãs
se organizavam em sínodos. No entanto, ao menos,
desde a Idade Média e, principalmente, no segundo
milênio, a Igreja Católica Latina se caracterizou por uma
organização fortemente centralizada e hierarquizada.
Desde 1966, como consequência do Concílio Vaticano
II, o Papa Paulo VI instituiu o Sínodo dos Bispos, como
órgão consultivo do pontífice romano.
Desde a antiguidade, no Oriente, as Igrejas ortodoxas
mantêm viva a tradição de sínodos. No Ocidente,
Igrejas evangélicas de tipo congregacional também
se organizam sinodalmente. No entanto, em todos
esses casos, se compreende o Sínodo como organis-
mo de bispos e pastores. A novidade da proposta do
Papa Francisco é justamente a Sinodalidade, ou seja,
o caráter sinodal da Igreja, como um todo. Conforme
essa proposta, o Sínodo deixa de ser apenas dos
Bispos e passa a ser organismo representativo de
toda Igreja. Na alocução de 17 de outubro de 2015,
o Papa Francisco afirmou: “O caminho que Deus es-
pera da Igreja do terceiro milénio é a sinodalidade 1”. O
cardeal Mario Grech, atual secretário do Sínodo dos
Bispos, explicou:
níveis de vida e de missão da Igreja em
uma dinâmica de circularidade fecunda:
as Igrejas particulares, as províncias e
regiões eclesiásticas, a Igreja Universal,
na qual também o Colégio dos Cardeais
oferece a sua parte. Todas essas instâncias
estão inseridas no processo sinodal que
manifesta um dinamismo de comunhão
que inspira todas as decisões eclesiais.
“O Sínodo dos Bispos não é apenas um evento a mais. Deve
ser um processo no qual são envolvidos em sinergia o Povo
de Deus, o Colégio dos Bispos e o Bispo de Roma, cada
um conforme a sua função” (…) “A sinodalidade se insere
em todos os níveis de vida e de missão da Igreja em uma
dinâmica de circularidade fecunda: as Igrejas particulares,
as províncias e regiões eclesiásticas, a Igreja Universal, na
qual também o Colégio dos Cardeais oferece a sua parte.
Todas essas instâncias estão inseridas no processo sinodal
que manifesta um dinamismo de comunhão que inspira
todas as decisões eclesiais.”2
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De fato, na primeira sessão mundial da XVI reunião
ordinária do Sínodo dos Bispos em outubro de 2023,
junto aos bispos, embora ainda em menor número,
participaram homens e mulheres que, na Igreja, são
considerados leigos e leigas, além de religiosos e reli-
giosas não bispos, todos e todas com direito de voz e
voto. Os desafios ainda são muitos, mas o processo foi
iniciado e baseado no método da escuta profunda uns
dos outros, da ética da aceitação das diversidades e de
uma confiança no processo que se faz gradativamente.
46
Sinodalidade, proposta de nova organização
social no mundo
Até aqui, só a Igreja tem falado em processo sinodal.
No entanto, nos primeiros séculos do Cristianismo, era
comum os pais da Igreja afirmarem que a Igreja cristã
deveria se organizar como ensaio e profecia de tudo
o que de melhor a humanidade pode desejar para o
mundo. Em nossos dias, provavelmente, o termo Sino-
dalidade tem sido tão apropriado pelas Igrejas cristãs
que, dificilmente, poderia ser proposto como modelo
de organização social e política da sociedade.

Uma das melhores conquistas do mundo atual é a lai-

Os desafios ainda são muitos, mas o
processo foi iniciado e baseado no
método da escuta profunda uns dos
outros, da ética da aceitação das
diversidades e de uma confiança no
processo que se faz gradativamente.
Ao menos no Brasil, frequentemente, órgãos de comu-
nicação se referem a políticos que passam a exercer
Ilustração - Foto de Luis Henrique Alves Pinto
cidade e as sociedades se caracterizam pelo pluralismo
cultural e religioso. Com exceção do Estado de Israel que
ainda mantém praticamente a Bíblia como constituição
política e a Arábia Saudita que considera a fé muçulma-
na como religião civil, poucos países mantêm alguma
pertença religiosa como religião oficial do Estado. Em
geral, em países laicos e de cultura secularizada, valo-
res como a Paz, a Justiça e o cuidado com a mãe-Terra
têm de ser justificados e desenvolvidos por motivações
de cidadania e humanismo e não por alguma crença
religiosa. No entanto, de certa forma, a proposta de “ca-

determinados cargos no partido ou no governo como

membros do alto clero ou do baixo clero. É uma forma
quase irônica de se referir aos políticos, mas revela
que, durante séculos, a hierarquia católica deu ao
mundo exemplo de como se constituir como poder
absoluto. Ao inserir-se na sociedade como poder
religioso, a Igreja ensinou a quem quisesse aprender
como exercer arbitrariamente o poder sem precisar
prestar contas a ninguém e como manifestar absoluta
incapacidade de diálogo com os diferentes. O pior é
que tudo isso era e, às vezes, ainda é praticado, em
nome de Deus e de Jesus Cristo. Isso permite que,
frequentemente, a elite que domina a sociedade e
os políticos que se colocam mais à direita e contra
os direitos dos pobres usam o discurso religioso e se
ligam com autoridades religiosas, bispos e pastores,
para legitimar discursos de ódio e de intolerância. Isso
deixa claro que as Igrejas cristãs e, especialmente,
a Igreja Católica têm uma forte dívida moral com a
sociedade. Assim como, durante séculos, ensinou a
divinização do poder, agora deve transmitir e propor
sinodalidade e diálogo em todas as instâncias.
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Ilustração - Foto de Luis Henrique Alves Pinto
minhar juntos/as” e em diálogo que constitui o coração
da proposta sinodal nas Igrejas corresponde à busca de
nova articulação da sociedade internacional em fóruns
e no que tem sido chamado de “altermundialidade”.
A proposta dos fóruns sociais mundiais surgiu em 2001,
como contraponto ao Fórum Econômico Mundial que,
cada ano, reúne em Davos, na Suíça, as pessoas mais
ricas do planeta para cuidar que o mundo continue a
lhes pertencer. De fato, nessa nova fase do Capitalismo
financeiro, baseado em papeis e títulos da bolsa de va-
lores, os mais ricos perderam a vergonha, os governos
desistiram de fingir que cuidam de toda a sociedade e
assumiram a função clara de gerentes, encarregados
de limpar o terreno para que as grandes corporações
econômicas dominem o mundo e tenham o terreno
livre para melhor saquear as riquezas que deveriam
ser comuns a todos os humanos e à comunidade dos
seres vivos.
Há quase um século, a humanidade tenta o que, no
início, se chamou Liga das Nações. Desde 1945, se
constituiu a Organização das Nações Unidas (ONU).
47
“A escolha é nossa: formar uma
aliança global para cuidar da Terra
e uns dos outros, ou arriscar a nossa
destruição e a da diversidade da vida.
(...)”
Apesar da sua fragilidade e do fato de que representa
os governos e não diretamente os povos, a ONU tem
procurado viver sua vocação de intermediar conflitos e
cuidar das grandes causas da humanidade. Para ajudar a
ONU a melhor cumprir essa tarefa, organismos da socie-
dade civil internacional, como Tribunal dos Povos, Ágora
dos/das Habitantes da Terra e outros, têm chamado a
atenção para a urgência da mudança de caminho que
a sociedade humana precisa fazer para salvar o sistema
de vida no planeta Terra. No início deste milênio, uma
comissão de representantes da sociedade civil, vindos
de diversos continentes, elaborou a “Carta da Terra”,
votada e aprovada em assembleia geral pela UNESCO
e apresentada à ONU como proposta. Essa Carta da
Terra afirmava:
“A escolha é nossa: formar uma aliança global para cuidar
da Terra e uns dos outros, ou arriscar a nossa destruição
e a da diversidade da vida. São necessárias mudanças
fundamentais dos nossos valores, instituições e modos
de vida. Devemos entender que, quando as necessidades
básicas forem atingidas, o desenvolvimento humano
será primariamente voltado a ser mais e não a ter mais.
Temos o conhecimento e a tecnologia necessários
para abastecer a todos e reduzir nossos impactos ao
meio ambiente. O surgimento de uma sociedade civil
global está criando novas oportunidades para construir
um mundo democrático e humano. Nossos desafios
ambientais, econômicos, políticos, sociais e espirituais
estão interligados, e juntos podemos forjar soluções
includentes”3.
Nos diversos países e no plano internacional, para rea-
lizar, ainda que parcialmente, essa proposta da Carta
da Terra, é urgente e necessário esse processo social
de diálogo e caminho juntos que corresponde ao que
nas Igrejas se chama de “sinodalidade”.
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novamerica R E V I S T A
Sinodalidade a partir de baixo e das relações
mais próximas
De fato, se o próprio termo grego sínodo significa “ca-
minhar juntos”, a Sinodalidade da qual precisamos, não
apenas nas Igrejas, mas mesmo no mundo civil e nos
processos políticos, deve ser construída a partir das
bases, como construção artesanal a se tecer no micro-
cosmos das nossas relações mais próximas, até atingir
os níveis mais altos e amplos da Política.
48
Os setores mais progressistas da sociedade propõem
que a Democracia seja não somente representativa, mas
mesmo participativa e até direta, ou seja, construída
verdadeiramente a partir das bases. Isso corresponde
profundamente à proposta mais profunda da Sinoda-
lidade. Essa nova proposta da Sinodalidade tem em si
mesma uma estrutura de organização, mas essa orga-
nização externa depende de um núcleo mais profundo
que podemos chamar de “interioridade”.

De fato, os partidos ditos de esquerda e as alas pro-

gressistas da sociedade civil sustentam, como propos-
ta política, programas de governo que tomem como
prioridade a atenção às necessidades das categorias
sociais vulneráveis, o respeito à Democracia e a atenção
à sustentabilidade da vida. No entanto, ao lado disso
que se pode chamar de macropolítica, há uma micro-
política, ou seja, as relações humanas entre as pessoas,
a ética no uso dos recursos comuns e a cotidianidade,
isso é, como viver aqui e agora aquilo que se propõe
para o futuro da humanidade e do país. Nesse plano, em
geral, mesmo “nas melhores famílias”, as contradições
Ilustração - Foto de Luis Henrique Alves Pinto

são muito grandes e vergonhosas. Frequentemente,

militantes que discursam sobre igualdade, sustentam,
no dia a dia, relações desiguais. Ainda há senhores que
se declaram feministas e mantêm relações patriarcais
de dominação. E mesmo nos grupos que lutam por um
novo mundo possível, a ética das relações entre com-
panheiros ainda tem muito de competição desonesta,
tanto quanto os ambientes de pessoas que se assumem
como “de direita”.

O Dalai Lama costuma afirmar que, na sociedade con-

De fato, se o próprio termo grego
sínodo significa “caminhar juntos”, a
Sinodalidade da qual precisamos não
apenas nas Igrejas, mas mesmo no
mundo civil e nos processos políticos
deve ser construída a partir das bases,
como construção artesanal a se tecer
no microcosmos das nossas relações
mais próximas, até atingir os níveis
mais altos e amplos da Política.
temporânea, somos educados a prestar atenção a mil
coisas ao mesmo tempo, cada vez mais as ciências nos
ajudam a ter mais notícias e saber de tudo o que se
passa no mundo, mas não nos educam para a viagem
que cada pessoa precisa fazer para dentro de si mesmo
para saber quem é, o que quer e como pode caminhar
na comunhão com as outras pessoas e o mundo. No
século VI, o Papa Gregório definiu o monge Bento de
Núrsia com palavras muito pertinentes: “era um homem
que habitava consigo mesmo”. O que significa, hoje,
alguém habitar consigo mesmo? Além da capacidade
de se comunicar para fora, toda pessoa tem uma pro-
fundidade interior que deve ser cuidada e educada.
É dimensão antropológica inerente a todo ser humano.
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A cultura capitalista propõe o individualismo e, às ve-
zes, confunde interioridade com um intimismo egoísta
e subjetivo que faz a pessoa viver e girar em função
de si mesma. Isso não é a verdadeira interioridade.
Nas livrarias, se multiplicam livros de “autoajuda” e
de “conversas com anjos” que criam mundos paralelos
nos quais a pessoa busca seu horóscopo e visa sua
perfeição individual.
A interioridade verdadeira não só
não se opõe ao social como dele
decorre e para a dimensão social se
dirige. Quem não se torna capaz de
conviver consigo mesmo não será
nunca capaz de uma boa comunicação
com os outros e com o mundo.
Ilustração - Foto de Luis Henrique Alves Pinto
49
A interioridade verdadeira não só não se opõe ao social
como dele decorre e para a dimensão social se dirige.
Quem não se torna capaz de conviver consigo mesmo não
será nunca capaz de uma boa comunicação com os outros
e com o mundo. A interioridade é a dimensão que faz de
cada um/uma de nós uma pessoa singular e ao mesmo
tempo capaz de se abrir ao amor e à alteridade. O isola-
mento não é humano, mas a solidão interior é necessária
para que se possa ultrapassar a cultura da superficialidade
e se vá até o mais profundo da verdade do próprio ser.
Qual a relação entre interioridade e espiritualidade? Po-
demos afirmar que a espiritualidade é a educação para
o amor, para a solidariedade compassiva e para se viver
a comunhão. Então, a espiritualidade se alimenta de
uma interioridade aberta ao comunitário e, portanto, ao
diálogo. Seja qual for o caminho religioso ou espiritual,
cada pessoa é chamada a descobrir o que, no século IV,
Santo Agostinho dizia a Deus em sua oração: “Tu eras
mais íntimo a mim do que o meu próprio íntimo e mais
sublime que o ápice do meu ser” (Agostinho de Hipona,
Livro das Confissões III: 6, 11).
Assim, o mais íntimo de cada pessoa é o templo onde
mora o Amor. A espiritualidade é esse diálogo com o
Amor que, a partir do mais pessoal, se torna comunitá-
rio e chega a ser cósmico. Pode ser chamado mística o
método que se usa para se desenvolver esse caminho
que em algumas tradições é cultual e no Judaísmo e no
Cristianismo é fundamentalmente ético e dialogal. Sem
esse espírito mais profundo que anima uma nova Ética
no estilo de vida pessoal e no modo de viver as relações
sociais, a Sinodalidade, assim como a Democracia, será
mera estratégia superficial e de aparência.
Na Índia, em seu tempo, o Mahatma Gandhi já aconse-
lhava aos seus seguidores: “Comece por você mesmo/a,
a mudança que propõe ao mundo”.
Notas
1
Cf. Francisco, Conmemoración del 50 aniversario de la institución del
Sínodo de los Obispos (17 de octubre de 2015). https://www.vatican.
va/content/francesco/es/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html
2
Cf. Alocução do Cardeal Mario Grech ao papa por ocasião do
consistório que criou novos cardeais no dia 28 de novembro de 2020.
Cf. https://www.vaticannews.va/it/papa/news/2020-11/concistoro-
saluto-cardinale-grech.html
3
Cf. https://antigo.mma.gov.br/educacao-ambiental/
pol%C3%ADtica-nacional-de-educa%C3%A7%C3%A3o-ambiental/
documentos-referenciais/item/8071-carta-da-terra.html
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50

La participación de las
mujeres en una Iglesia sinodal
n n n n n n n n n n n n n

Olga Consuelo Vélez Caro

Doctora en Teología x Colombia

Las mujeres, pertenecientes al

pueblo de Dios, han sido
relegadas de muchos lugares y
ministerios, constituyendo este
hecho una de las deudas
eclesiales que este sínodo
debería resolver. Como aún el
sínodo no ha concluido, en este
artículo presentaremos lo que se
ha dicho sobre las mujeres en los
documentos elaborados hasta
ahora. Concluiremos con
algunas reflexiones que motiven
a seguir empujando la
transformación de esta realidad.

As mulheres, que fazem parte

do povo de Deus, foram
relegadas de muitos lugares e
ministérios, o que constitui
uma das dívidas eclesiais que
este sínodo deveria resolver.
Como o sínodo ainda não
acabou, neste artigo
apresentaremos aquilo que foi
dito sobre as mulheres nos
documentos elaborados até
agora. Concluiremos com
algumas reflexões que
motivem a continuar lutando
Foto no Freepik

para a transformação dessa

realidade.
 181 • jan-mar/2024
Foto no Freepik novamerica R E V I S T A
La necesaria reforma de la Iglesia
El papa Francisco convocó a la realización de un Sínodo
sobre la sinodalidad el 9 de octubre de 2021. Hasta ahora
se han llevado a cabo la etapa de consulta a nivel local y
continental y la primera asamblea universal, realizada en
Roma, de manera presencial, el pasado mes de octubre.
Este año, también en el mes de octubre, se llevará a cabo
la segunda y última etapa. El proceso sinodal ha conta-
do con la elaboración de diferentes documentos que
han servido de insumo para cada etapa y, a su vez, han
mantenido la memoria de lo trabajado en cada una1. Este
sínodo se inscribe en el esfuerzo del Papa por propiciar
una reforma de la Iglesia que la sacuda del clericalismo y
haga posible la participación de todo el pueblo de Dios
de manera activa y responsable.
Una Iglesia sinodal es aquella que “camina junta” 2. Ade-
más, la sinodalidad se considera como una “dimensión
constitutiva de la Iglesia”3. Esta definición no es algo
nuevo, sino que recoge “la conciencia eclesial a partir
del magisterio del Concilio Vaticano II y de la experien-
cia vivida en las iglesias locales y en la iglesia universal
desde el último concilio hasta hoy”4.
51
Muchos aspectos necesarios para
llegar a una Iglesia sinodal se
plantearon a lo largo de estos dos
años. Lo que nos interesa profundizar
aquí es la realidad de las mujeres,
ya que ellas como pertenecientes al
pueblo de Dios han sido relegadas
de muchos lugares y ministerios,
constituyendo este hecho una de las
deudas eclesiales que este sínodo
debería resolver.
Muchos aspectos necesarios para llegar a una Iglesia
sinodal se plantearon a lo largo de estos dos años. Lo
que nos interesa profundizar aquí es la realidad de las
mujeres, ya que ellas como pertenecientes al pueblo
de Dios han sido relegadas de muchos lugares y mi-
nisterios, constituyendo este hecho una de las deudas
eclesiales que este sínodo debería resolver. Como aún el
sínodo no ha concluido, en este artículo presentaremos
lo que se ha dicho sobre las mujeres en los documentos
de las etapas realizadas. Concluiremos con algunas
reflexiones que motiven a seguir empujando la trans-
formación de esta realidad.
181 • jan-mar/2024
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El papa Francisco, las mujeres y los documentos
sinodales
Desde el inicio de su pontificado, Francisco mostró
su preocupación por las mujeres. Así lo planteó en
su Exhortación Evangelii Gaudium (2013): “La Iglesia
reconoce el indispensable aporte de la mujer en la
sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas
capacidades peculiares que suelen ser más propias
de las mujeres que de los varones (…) Reconozco con
gusto cómo muchas mujeres comparten responsabili-
dades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen
al acompañamiento de personas, de familias o de gru-
pos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica.
Pero todavía es necesario ampliar los espacios para
una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (n.
103). “Las reivindicaciones de los legítimos derechos
de las mujeres, a partir de la firme convicción de que
varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la
Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no
se pueden eludir superficialmente” (n. 104).
Este reconocimiento que hace el Papa sobre la situación
de las mujeres, es lo que se ha ido planteando en el
camino sinodal. En el documento “Ensancha el espacio
de tu tienda”, que recogió los aportes diocesanos para
ser trabajados en la etapa continental, hay un aparta-
do titulado: “Repensar la participación de las mujeres”
(nn. 60-65). En él se afirma la dignidad de las mujeres,
arraigada en el bautismo, con la consecuencia ineludi-
ble de participar plenamente en la vida de la Iglesia.
Muchas iglesias locales hacen el llamado a la valoración
Desde el inicio de su pontificado,
Francisco mostró su preocupación
por las mujeres. Así lo planteó en
su Exhortación Evangelii Gaudium
(2013): “La Iglesia reconoce
el indispensable aporte de la
mujer en la sociedad, con una
sensibilidad, una intuición y unas
capacidades peculiares que
suelen ser más propias de las
mujeres que de los varones (…)
52
de las mujeres y al reconocimiento de sus carismas y
aportaciones. Ellas son las que más sostienen las tareas
eclesiales y, sin embargo, su voz no es escuchada por-
que no las dejan participar en los espacios de toma de
decisiones, ni en el gobierno de la Iglesia. Se pide que
las mujeres con una formación adecuada prediquen en
los ambientes parroquiales y se insiste en el diaconado
femenino. Sobre la ordenación sacerdotal hay posturas
muy diversas. Algunas iglesias la reclaman otras la con-
sideran una cuestión cerrada.
Además, las mujeres piden a la Iglesia que esté a su lado
en todos los ámbitos de su vida, concretamente, en las
dinámicas sociales de empobrecimiento, violencia y
humillación a las que se enfrentan las mujeres de todo
el mundo. Desean que la Iglesia sea más comprensiva
y solidaria con ellas. Señalan que, así como en muchas
sociedades se han dado avances muy significativos en
la inclusión y la participación de las mujeres, así mismo
debería ser en la Iglesia.
Con respecto a las religiosas, hay una denuncia fuerte:
se las excluye de funciones importantes en la vida de
la Iglesia (algunas veces prefiriendo confiárselas a los
diáconos permanentes) y no se les da un salario justo
por las tareas y servicios que realizan. A veces, se las
considera como mano de obra barata. A las religiosas
sin hábito se las infravalora mucho más.
En el Documento Instrumentum laboris que recogió las
síntesis continentales, la pregunta que guía la reflexión
sobre la realidad de las mujeres se refiere a cómo la Igle-
Foto Pavel-Danilyuk no Pexels
181 • jan-mar/2024
novamerica R E V I S T A
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sia de nuestro tiempo puede cumplir mejor su misión
mediante un mayor reconocimiento y promoción de la
dignidad bautismal de las mujeres. En el desarrollo de
esta pregunta se afirma que todas las asambleas con-
tinentales -desde diversas perspectivas- piden que se
preste atención a la experiencia, la condición y el papel
de las mujeres. Para vivir su misión, la Iglesia necesita
afrontar la participación de las mujeres, su reconoci-
miento, la relación de apoyo mutuo entre hombres y
mujeres y su presencia en puestos de responsabilidad
y gobierno. Piden luchar contra todas las formas de
discriminación y exclusión de las que son víctimas las
mujeres en la comunidad eclesial y en la sociedad.
Dejan claro que hay pluralidad de experiencias, pun-
tos de vista y perspectiva de las mujeres, diversidad
que ha de ser reconocida en la Asamblea para evitar
tratar a las mujeres como un grupo homogéneo. Con
respecto a la vida religiosa femenina, se considera que
ellas deberían estar más presentes en los procesos de
gobierno de la Iglesia, mejor protegidas de los abusos
y más justamente remuneradas en su trabajo. La ma-
yor parte de las asambleas continentales pidieron que
se considerara de nuevo la cuestión del acceso de las
mujeres al diaconado y cómo profundizar sobre su con-
tribución a la reflexión teológica y al acompañamiento
a las comunidades.
En el Documento Síntesis de la XVI Asamblea, publica-
do al final de la primera sesión realizada en Roma, sin
ser un documento definitivo sino un documento que
53
Para vivir su misión, la
Iglesia necesita afrontar la
participación de las mujeres, su
reconocimiento, la relación de
apoyo mutuo entre hombres y
mujeres y su presencia en puestos
de responsabilidad y gobierno.
Piden luchar contra todas las
formas de discriminación y
exclusión de las que son víctimas
las mujeres en la comunidad
eclesial y en la sociedad.
agrupa las convergencias, las cuestiones que afronta
y las propuestas que surgieron de cada uno de los
círculos de escucha que trabajaron durante ese mes,
en lo que respecta a las mujeres, afirma lo siguiente:
Somos creados a imagen de Dios, varones y mujeres
y la praxis de Jesús con las mujeres fue incluyente. El
aporte de las mujeres en la Iglesia es invaluable y la
larga historia de mujeres misioneras, santas, teólogas
y místicas así lo muestra. Pero no se puede negar que
la Iglesia muchas veces las hiere por el clericalismo,
el machismo, el uso inadecuado de la autoridad ejer-
cido contra ellas. Todas las iglesias han formulado la
petición de un mayor reconocimiento y valoración de
la aportación de las mujeres, aumentando las respon-
sabilidades pastorales que se les confíen e incluso su
participación en los procesos de decisión y en ministe-
rios que puedan ejercer. Sobre el diaconado femenino
no hay unanimidad: para algunos está en continuidad
con la tradición eclesial y para otros rompe con dicha
tradición. Se pide continuar con el estudio sobre este
ministerio. Así mismo, se pide que haya mayor acceso
de las mujeres a la formación teológica, se las remunere
con justicia dentro de la iglesia y haya un mayor uso de
imágenes y de lenguaje femenino para explicitar más la
experiencia femenina. Se propone que las mujeres, con
la preparación correspondiente, puedan ejercer como
jueces en procesos canónicos. Y algo muy importante:
que la mujer no sea tratada como un tema u objeto
de estudio, sino una realidad que viven las mujeres
concretas en este tiempo presente.
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3. ¿Cambiará la realidad de las mujeres en la
Iglesia?
Hemos presentado el camino que a lo largo de estos
dos años la experiencia sinodal ha trazado sobre las
mujeres. Sin duda, es importante una de las últimas
conclusiones antes señaladas: las mujeres no son un
tema para ser tratado sino el grupo humano de sexo
femenino que históricamente ha sido discriminado en
la sociedad y en la Iglesia, y que hoy exige que no le
sea negada más su dignidad y se le respeten todos sus
derechos. En las sociedades se han dado grandes pasos,
pero todavía faltan algunos más para seguir avanzando.
En la Iglesia, las peticiones aquí señaladas muestran
que aún la igualdad fundamental de las mujeres con
los varones no es una realidad, concretamente, en el
reconocimiento de su participación en la misión, en los
puestos de decisión y gobierno, en el ejercicio de los
ministerios, incluidos los ordenados. Sin que se avance
en estas peticiones y sin que haya garantías, una iglesia
sinodal no es posible. El caminar juntos supone la parti-
cipación de las mujeres en la vida eclesial no a modo de
papel secundario -como ha sido hasta ahora- y mucho
menos manteniendo exclusiones en razón del sexo.
Los temas están planteados en el camino sinodal,
aunque como se puede ver en la secuencia de los
documentos, hay temas que se repiten, otros que se
añaden, otros que explicitan las resistencias de un buen
sector de la Iglesia y otros que se han eliminado del
Documento síntesis, como el de los ministerios orde-
nados. De todas maneras, alguna palabra final saldrá el
próximo año en la segunda asamblea. Pero es necesario
Foto rfstudio no Pexels
54
tomar en cuenta que los cambios no necesariamente
vienen de arriba hacia abajo. Además, la composición
de la Asamblea sinodal es de diversidad cultural con
distintas preocupaciones y ritmos; con una media de
edad más avanzada que juvenil y con un laicado que,
en su mayoría, hace parte de espacios institucionales,
lo cual no garantiza que gocen de demasiada libertad
para exigir grandes cambios. Es por eso que se necesita
la implicación de todo el pueblo de Dios y, en concreto,
de las mujeres, para erradicar la mentalidad machista
y clerical que permea a todos en la Iglesia, buscando
cambios efectivos acordes con los signos de los tiempos.
En definitiva, llegar a esta iglesia sinodal que Pablo,
aunque sin usar este término, describía en la carta a los
Gálatas: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni
hombre ni mujer, ya que todos son uno en Cristo Jesús”
(3, 28), no depende solamente del sínodo sino también
del compromiso de todos de buscar transformar en las
iglesias locales, los imaginarios y las prácticas, buscan-
do que se incluya efectivamente a las mujeres y no se
permita ninguna discriminación contra ellas.
El caminar juntos supone la
participación de las mujeres en la
vida eclesial no a modo de papel
secundario -como ha sido hasta
ahora- y mucho menos manteniendo
exclusiones en razón del sexo.
Notas
1
Todos los documentos del sínodo de las
diferentes etapas se pueden encontrar en:
https://www.synod.va/es/synodal-process.
html
2
La palabra sínodo viene del griego y está
compuesta por la preposición “sin” (juntos)
y el sustantivo “odos” (límite o umbral de la
casa) que significa “cruzar juntos el mismo
umbral”.
3
Para una profundización en la sinodalidad,
ver: Comisión Teológica Internacional, “La
sinodalidad en la vida y en la misión de la
Iglesia”, Buenos Aires: Ágape, 2018.
4
Comisión Teológica Internacional, La
sinodalidad en la vida y misión de la
Iglesia, n. 5.
181 • jan-mar/2024
novamerica
g EXPERIÊNCIA DE PARTICIPAÇÃO NO SÍNODO REALIZADO EM ROMA
Conselho Nacional do Laicato Leiga da Arquidiocese de Montes Claros – MG
P ara falar da minha experiência na primeira
Sessão do Sínodo dos Bispos sobre Sinodalida-
de, posso dizer que, no início, tive um pouco de
medo, de apreensão. Primeiro, porque a minha
vida pastoral é aqui na Arquidiocese de Mon-
tes Claros, especialmente, junto às pastorais
sociais. Depois, fui para o Conselho Nacional
do Laicato, o que foi tomando uma dimensão
mais nacional, mas sem perder a raiz, aqui, do
sertão norte mineiro. O primeiro sentimento
que tive foi de não ser a pessoa mais indicada,
achava que não daria conta, até porque, isso
ainda é um resquício do que a sociedade faz co-
nosco - mulher, negra, pobre - ouvimos muitos
“nãos”: você não pode, você não dá conta. Mas
eu sempre fui de romper com estas questões e
a vida em comunidade me ajudou muito neste
sentido. Depois, foi o sentimento da responsabi-
lidade de ter que levar a bagagem de tudo que
tinha vivido aqui, durante as escutas locais e nas
escutas da fase continental. Outro sentimento
foi o de gratidão a Deus, por me oportunizar ser
esta mulher cristã e leiga a ser incluída nesse
novo processo da Igreja do mundo, por meio de
uma convocação que vem do Papa, não como
privilégio, mas como corresponsável na missão,
a partir do meu batismo. E lá vou eu.
A experiência no Sínodo foi muito rica, primeiro
por estar ali, no meio de pessoas do mundo
todo, vivendo a experiência de línguas, orações,
ritos, culturas, dons, carismas diferentes, mas
com um único objetivo: buscar caminhos para a
Igreja. Era o encontro de forças vivas chamadas
a viver a experiência de caminhar juntos na
diversidade, vivendo esta pluralidade. Foi uma
riqueza, momento de encontro, amizades, mes-
mo sem entender a língua, conseguimos dialo-
gar, buscando alternativas de comunicação.
Depois, a força do testemunho que ali estava
presente, a partir do Papa Francisco, que mesmo
com uma guerra forte lá fora dos muros do Vati-
cano, estava presente nas orações e nas diversas
intervenções, ou seja, a Igreja não é isolada
do mundo e, com isto, trago a profundidade
da presença ali de todas as reflexões sobre os
R E V I S T A
migrantes, os refugiados, os pobres. No geral,
a Igreja tem que ter, no seu coração, os pobres.
Uma outra coisa que para mim foi muito forte
foram os momentos orantes, a proposta de
todo o Sínodo, mesmo com toda a sua diversi-
dade, no sentido de buscar viver naqueles dias
a comunhão, sempre espelhada na Trindade
Santa. O tempo todo, era lembrado, para nós,
que uma Igreja Sinodal é a Igreja da comunhão,
onde todos podem viver as suas experiências,
seus dons e carismas sem se sobrepor ao outro,
todos são chamados a se sentir corresponsáveis
e importantes na missão da Igreja, por meio da
oração, do diálogo, da formação. Pensar na
missão da Igreja como verdadeira expressão
de comunhão e de participação.
Uma das vivências mais fortes foi viver a expe-
riência de falar de igual para igual na mesa de
diálogo como cristã leiga, falava com bispos,
padres, cardeais, religiosos, diáconos, e digo
isto por conta do método ali utilizado, todos
poderiam refletir e trazer a sua opinião, mesmo
que o outro/a discordasse, tinha que escutar.
Isto foi muito rico. Viver a experiência de poder
falar da vida, da pastoral, apontar caminhos. O
método de conversação no espirito favoreceu
muito este momento, lógico que não foi o único,
mas favoreceu para a escuta, experiência que
precisamos recuperar em nossas paroquias,
dioceses, organismos e pastorais.
E considerando, ainda, a minha participação
no Sínodo dos Bispos sobre Sinodalidade posso
destacar:
- A oportunidade para questionamentos, preo-
cupações, indicações sobre a temática discutida
nos grupos...
- A experiência de ter mulheres, ali naquele
espaço, foi muito significativa mesmo que al-
guns não aceitassem ou tentassem demostrar
que o Sínodo era dos bispos. Foi significativa
a presença das mulheres, demonstrando que
a Igreja precisa recuperar este rosto feminino.
55
Sônia Gomes de Oliveira
x Brasil x negasonia@gmail.com
- A presença do laicato foi outra experiência for-
te, pois tivemos muitos depoimentos e manifes-
tações de leigas e leigos de diversos segmentos
e realidades, apontando a preocupação com a
trajetória da Igreja.
- Com os temas ali abordados me senti muito
contemplada. Temas que em muitos outros
momentos não podíamos falar, ali foi possível
trazer e abordar e com muita serenidade.
Por fim, teria muita coisa linda para dizer,
como, por exemplo, sobre os muitos mo-
mentos de encontros com o Papa Francisco,
as relações de amizades construídas ali no
local, bem como nos espaços onde ficamos
hospedados. Poderia ter outras coisas a
dizer, mas destaco a experiência rica de uma
espiritualidade encarnada nos momentos
orantes, tanto na Basílica quanto nas visitas
às catacumbas e nas celebrações vivenciadas.
Só tenho que agradecer por este momento e
encerro com 3 pontos:
Primeiro, louvo e agradeço a Deus por este
momento, pois, Ele olhou para mim e me
oportunizou viver este momento, onde tive a
oportunidade de dar meu testemunho.
Segundo, temos um Documento Síntese que
precisamos estudar nesses próximos meses.
E concluo dizendo que não nos acovardemos
com a novidade que é a de viver a Experiência
de escutar o Espirito Santo de Deus, quer dizer,
a nossa Igreja através deste Sínodo e viver a
Igreja Sinodal, rompendo com estruturas que
não dialogam mais com o nosso tempo, sem
deixar de considerar que a cabeça da Igreja
é Jesus Cristo. Com Ele e para Ele podemos
viver a missão na Igreja e na sociedade,
rompendo com a estrutura que não dialoga,
dizendo não à disputa de poder, e valorizando
a todos e todas.
g
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56

A sinodalidade
e o desafio dialogal
n n n n n n n n n n n n n

Faustino Teixeira
Professor titular aposentado da Universidade Federal de Juiz de Fora (UFJF), tendo atuado no Programa de Pós-Graduação em Ciência
da Religião. Desde 2017, quando aposentou na UFJF, atua com cursos livres no Instituto Humanitas Unisinos (IHU), de São Leopoldo.
São cursos que abordam a questão da Literatura e Mística, a partir de autores como Guimarães Rosa, Clarice Lispector e
Graciliano Ramos. Além dos cursos, vem atuando igualmente na seção Filmes em Perspectivas, onde comenta filmes diversificados
quinzenalmente. Tem também um programa semanal no Paz e Bem, todas as terças feiras: Paisagens x Brasil x dutiguera@gmail.com

Com lúcida razão, o Papa Francisco chama a atenção da
comunidade internacional para os riscos que se anunciam,
e levanta a questão decisiva: “Que tipo de mundo
queremos deixar a quem vai suceder-nos, às crianças que
estão crescendo?” (LSA 160). É um tema crucial para a
reflexão da Igreja Católica em nosso tempo, que o Sínodo
dos Bispos não pode deixar de apontar e trabalhar. Já no
retiro pré-sinodal ministrado pelo dominicano Timothy
Radcliffe, ele falou desse “futuro sombrio” que envolve a
humanidade e que já está provocando danos irreversíveis
à nossa casa comum.
Con una razón lúcida, el Papa Francisco llama la atención
de la comunidad internacional hacia los riesgos que se
anuncian y hace un cuestionamiento decisivo: ¿Qué tipo
de mundo queremos dejarles a los que vienen después de
nosotros, a los niños que están creciendo? (LSA 160). Es un
tema crucial para la reflexión de la Iglesia Católica en
nuestro tiempo, que el Sínodo de los Obispos no puede
dejar de señalar y trabajar. Ya en el retiro pre-sinodal
dirigido por el dominicano Timothy Radcliffe, habló de ese
“futuro sombrío” que envuelve a la humanidad y que ya está
provocando daños irreversibles en nuestra casa común.

Foto no Freepik
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Foto no Freepik
A
Igreja Católica passa por um momento espe-
cial de discernimento sobre a sua identidade
e missão no mundo. É tempo alvissareiro da
16ª Assembleia Geral Ordinária do Sínodo dos Bispos
ao Povo de Deus, que se iniciou em outubro de 2023.
Vamos enfocar aqui um tema específico de olhar sobre
esse importante evento, que está relacionado com o
desafio dialogal.
A Igreja Católica não vive no abstrato, mas está inserida
num tempo bem particular da história humana, que
hoje vem marcado pelo caminho do Antropoceno1, ou
seja, de uma época extremamente difícil, pontuada pela
intervenção predatória do ser humano sobre a nature-
za. O horizonte anunciado para os humanos e outras
espécies não é dos mais simples, mas profundamente
problemático. Em sua encíclica Laudato si (LS), sobre
o cuidado da casa comum, o Papa Francisco adverte
para uma situação complexa de “catástrofe ecológica”
que já se faz presente na história, com consequências
imprevisíveis (LS 161). O mundo agora vive sob ameaça
contínua, no fio da navalha.
No novo regime climático, irradiam-se eventos extremos
e aterradores como a explosão das desigualdades, as
migrações forçadas, a devastação das florestas, a acidi-
ficação dos oceanos, a carência de água doce, a perda
da biodiversidade, a extinção crescente de espécies
57
Em sua encíclica Laudato
si (LS), sobre o cuidado
da casa comum, o Papa
Francisco adverte
para uma situação
complexa de “catástrofe
ecológica” que já se faz
presente na história,
com consequências
imprevisíveis (LS 161).
O mundo agora vive
sob ameaça contínua,
no fio da navalha.
animais e vegetais. Estamos num tempo marcado pela
pobreza e violência, e que agora aponta para um futuro
sombrio com a crise ecológica. Na visão de Francisco,
as consequências estão já aí, com a “deteriorização eco-
lógica” que se soma à “deteriorização ética e cultural”
(LS 161-162).
O Antropoceno é o tempo da “perturbação humana”, da
expressão patente da “pegada” humana sobre a Terra,
da “bagunça” que esses seres implantaram no Planeta
com sua gana de poder e domínio, transformando e
maculando as fundamentais condições ecológicas de
permanência e sobrevivência dos seres vivos. Com ele
inaugura-se um ciclo de perturbação humana, com a
irradiação necrófila do terror, provocando uma crise
de habitalidade. Essa crise está relacionada com a pro-
gressiva perda dos laços que unem o ser humano com
o seu ambiente.
O que se evidencia hoje com cada vez mais clareza é
que o ser humano está intimamente vinculado ao seu
ambiente, participando do emaranhamento de trilhas
vitais intimamente entrelaçadas. São essas teias que de-
lineiam a “textura do mundo” e a inserção harmônica do
ser humano em seu seio. Com a ação do Antropoceno,
que hoje se manifesta igualmente como captaloceno2
ou piroceno 3, o ser humano perde aqueles laços es-
senciais que garantem a sua sobrevivência no tempo.
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Que futuro estamos construindo? O caminho da sinodalidade é igualmente um caminho
de convite para a Igreja sair de si mesma em direção
Com lúcida razão, o Papa Francisco chama a atenção da aos outros, e não só aos outros humanos, mas a todas
comunidade internacional para os riscos que se anun- “espécies companheiras” que estão juntas nessa jornada
ciam, e levanta a questão decisiva: “Que tipo de mundo em favor de uma vida plena. Por isso, o diálogo buscado
queremos deixar a quem vai suceder-nos, às crianças pela Igreja deve ser igualmente ampliado. Não basta
que estão crescendo?” (LSA 160). É um tema crucial para hoje falar em ecumenismo ou diálogo inter-religioso,
a reflexão da Igreja Católica em nosso tempo, que o Sí- temos que ampliar nosso olhar para perceber a urgên-
nodo dos Bispos não pode deixar de apontar e trabalhar. cia de um diálogo de espiritualidades e um diálogo
Já no retiro pré-sinodal ministrado pelo dominicano “interespécies”. Sem esse cuidado maior, dificilmente, o
Timothy Radcliffe, ele falou desse “futuro sombrio” que diálogo da Igreja Católica com outras religiões poderá
envolve a humanidade e que já está provocando danos encontrar um caminho de realização positiva.
irreversíveis à nossa casa comum.
Foto Cesar Coni no Pexels
Essa realidade mais ampla lança um desafio
complexo para a Igreja nesse momento de
discernimento específico, que é também
tempo de germinação para toda a comuni-
dade eclesial. Viver a experiência sinodal é,
sobretudo, abrir-se à experiência do espírito
e escutar o que tempo tem a nos dizer. A es-
cuta e a conversão no Espírito apresentam-se
como essenciais em todo esse processo que
está em curso. Mais recentemente, na Exor-
tação Apostólica Laudato Dei (LD), o Papa
Francisco volta a insistir na necessidade de
uma visão mais alargada da Igreja, que leve
seus fieis a uma atenção mais dedicada aos
efeitos problemáticos que acompanham o
Antropoceno, que há cem anos não podiam
jamais ser previstos (LD 18).

O caminho da sinodalidade é
igualmente um caminho de
convite para a Igreja sair de si
mesma em direção aos outros,
e não só aos outros humanos,
mas a todas “espécies
companheiras” que estão
juntas nessa jornada em favor
de uma vida plena.
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O que significa uma igreja dialogal?
Uma Igreja dialogal é uma Igreja que sai de seu território
protegido e vai ao encontro do mistério das coisas. É
também uma Igreja que discerne sobre os limites de
um antropocentrismo, e que se lança no mundo num
imperativo de abertura e escuta. O mergulho no Real é
o desafio mais vivo que se apresenta hoje para a comu-
nidade eclesial. Com razão, o grande pensador e místico
jesuíta, Teilhard de Chardin dizia na sua obra, o Hino do
Universo, em 1961, que a verdadeira paixão por Deus
acontece não na fuga do mundo, mas num movimento
que prolongue “o nosso culto ao Real concreto”.
A comunidade eclesial, junto com outras comunidades
cristãs e demais religiões, não pode nos esconder a Terra,
mas inserir-se como fermento vitalizador no tempo. Dizia
ainda Teilhard que tudo o que move na matéria deve
provocar em nós uma “simpatia irresistível”. Dai convocar
a todos para temperarem-se na matéria e em suas dobras
ardentes, pois é ela a singular fonte e juventude da vida.
O caminho em direção aos rumos confiados pelo Espírito
deve ser realizado, diz Teilhard, com esse adorno essen-
cial que é o “esplendor concreto do Universo”.
A convocação desse exercício de saída e escuta do mun-
do deve acontecer em espírito de profunda humildade e
abertura. Há que quebrar as amarras da arrogância e da
hybris totalitária e se revestir com o manto da kenose e
Foto Shelagh-Murphy no Pexels
59
delicadeza. O caminho sinodal só pode ocorrer quando
envolvido por uma espiritualidade de desapego, uma
espiritualidade ecológica e profética. Uma espirituali-
dade atenta ao grito dos pobres e ao grito da Matéria.
Nesse caminho sinodal, encontra-se como nuclear o de-
safio da alteridade. Trata-se de um desafio de amplitude
profunda, que nos provoca a ver a presença de Deus em
todas as coisas. Diz Francisco que “as próprias flores do
campo e as aves que Ele, admirado, contemplou com os
seus olhos humanos, agora estão cheias de sua presença
luminosa” (LD 39). Tocados por uma cultura do cuidado,
somos provocados a perceber com clareza a presença
do Mistério “em uma folha, em uma vereda, no orvalho,
no rosto do pobre” (LS 233). Perceber igualmente a pre-
sença viva do Mistério nas outras tradições religiosas,
colocando-se à escuta de seus desafios e deixando-se
também transformar por elas.
O caminho sinodal só pode
ocorrer quando envolvido por uma
espiritualidade de desapego, uma
espiritualidade ecológica e profética.
Uma espiritualidade atenta ao grito
dos pobres e ao grito da Matéria.
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O verdadeiro diálogo requer uma Diálogo e Anúncio
admiração essencial, que envolve
Um dos mais abertos documentos da Igreja Católi-
também agonia, na medida em ca sobre as outras tradições religiosas é o Diálogo
que provoca a transformação nas e Anúncio (DA), de maio de 1991. O documento
tradicionais amarras que impedem um elaborado pelo Pontifício Conselho para o Diálogo
Inter-Religioso abre pistas inusitadas de abertura
voo alternativo, provocando um novo aos outros, reconhecidos agora na sua verdadeira
olhar de admiração ao tempo. Quando dignidade de amigos. Trata-se de um diálogo que
embebida pelo espírito do diálogo, vem pontuado por respeito e amizade às outras
tradições, sem cair na tentação exclusivista de
a Igreja é convocada a perceber entender tais tradições como marcos de espera
que o mundo inteiro é uma “zona de da realização cristã. Nada disto. Elas guardam
contato”. Contagiar-se pelas veredas consigo a sua peculiaridade, irrevogabilidade e
dignidade sagradas. A razão de ser desse diálogo
da alteridade é motivo de riqueza não é a de ensinar uma verdade que é exclusiva de
na vida eclesial, pois abre brechas uma tradição, mas um exercício de “conhecimen-
importantes de atenção, delicadeza, to mútuo e recíproco enriquecimento” (DA 9). O
documento reitera que a justa avaliação de uma
cortesia e cuidado com todo o entorno. outra tradição religiosa requer uma estreita convi-
vência com elas, em atitude de acolhida e afeição
(DA 14). E em momento de grande sensibilidade,
o documento reconhece que todas as tradições
religiosas participam a seu modo do grande Mis-
tério da Unidade. O mistério da salvação acontece
para elas não necessariamente mediante a adesão
explícita a Jesus Cristo, mas na prática sincera de
suas próprias tradições, graças à ação invisível do
Espírito. O encontro com o Mistério nelas ocorre
sem que necessitem romper com o seu patrimônio
específico, mas mediante a “prática daquilo que é
bom nas suas próprias tradições religiosas” (DA 29).

O diálogo, portanto, está no coração da missão

sinodal. Essa atenção, que é pura generosidade,
não deve estar restrita ao domínio interno da
comunidade eclesial, ou da comunidade eclesial
em diálogo com outras tradições religiosas, mas
deve expandir-se com alegria alhures. O verda-
deiro diálogo requer uma admiração essencial,
que envolve também agonia, na medida em que
provoca a transformação nas tradicionais amarras
que impedem um voo alternativo, provocando
Foto Cottonbro-Studio no Pexels

um novo olhar de admiração ao tempo. Quando

embebida pelo espírito do diálogo, a Igreja é
convocada a perceber que o mundo inteiro é uma
“zona de contato”. Contagiar-se pelas veredas da
alteridade é motivo de riqueza na vida eclesial, pois
abre brechas importantes de atenção, delicadeza,
cortesia e cuidado com todo o entorno.
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Seguindo as importantes pistas da Laudato si, somos
chamados a captar a profunda interligação entre todas
as coisas. A verdadeira fraternidade eclesial é acolhe-
dora dessa diversidade, e a reconhece como beleza e
encanto. Como mostrou com pertinência Francisco na
Evangelii Gaudim (EG), sobre a alegria do Evangelho, “a
diversidade é bela” (EG 230). Adornada por essa diver-
sidade, a Igreja pode, então, descortinar um essencial
“rosto pluriforme” capaz de enfrentar com garbo os reais
desafios do tempo.

Tudo na natureza tem um lugar de

inserção, as coisas pequenas e
grandes interagem para compor a
beleza da biodiversidade. E o ser
humano está junto nesta sinfonia
cósmica, todos juntos caminhando
para um Mistério que nos é
desconhecido, mas que nos abraça a
todos como ternura e misericórdia.

Há que reiterar cotidianamente essa consciência da

interligação do humano com todas as coisas. Ele não é
o umbigo do mundo, ou o ponto de convergência de
todas as coisas, mas é parte do vivente, depende profun-
damente dos outros seres para crescer em harmonia e
saúde. O ser humano guarda dentro de si, como presen-
ça vultuosa, o não humano. Dentro de seu organismo
Notas
as diferenças se acondicionam, como as pedras num
riacho. A tomada de consciência de que o ser humano é
1
Antropoceno - origem da palavra:
antropo (do grego ánthropos) o
terra, e de que os elementos de seu corpo são compos- mesmo que homem, ser humano +
tos por matéria do planeta, favorecem uma perspectiva ceno (também do grego) o mesmo
que novo, recente. Significado:
bem mais ampla para a compreensão de sua inserção no período relativo à época mais recente
tempo. Daí a sabedoria de São Francisco em reconhecer da Terra, caracterizado pelos efeitos
todas as coisas que integram o Real como verdadeiras do impacto da atividade humana nos
ecossistemas do planeta Terra.
irmãs. O fato de procedermos da lama e nos destinarmos 2
Captaloceno - surge como uma
à lama, não pode ser omitido na experiência dialogal, crítica à noção de Antropoceno,
que agora ganha uma compreensão nova, de irmandade ao considerar que a ação humana
é sempre perpassada por relações
universal. Tudo na natureza tem um lugar de inserção, políticas e econômicas de poder
Foto Ron-Lach no Pexels

as coisas pequenas e grandes interagem para compor e desigualdades no contexto do

capitalismo global.
a beleza da biodiversidade. E o ser humano está junto 3
Piroceno - refere-se a era dos mega
nesta sinfonia cósmica, todos juntos caminhando para incêndios que está remodelando/
um Mistério que nos é desconhecido, mas que nos redesenhando o mundo.
abraça a todos como ternura e misericórdia.
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Familias, Iglesia
y Sinodalidad
n n n n n n n n n n n n n

Andrea Sánchez Ruiz

Profesora de Enseñanza Primaria; Licenciada en Teología x Argentina x andreasrw@hotmail.com

¿Cómo irrumpen en la concepción tradicional la Como irrompem na concepção tradicional a

pluriformidad de familias y los nuevos modos de vivir las
relaciones? ¿Cómo seguir hablando de la Iglesia como
familia y de la familia como iglesia sin apropiarse de las
transformaciones que van aconteciendo, con el posible
riesgo de volverse incapaz de responder a los desafíos del
presente? Si de algo podemos alegrarnos los cristianos y
cristianas es de seguir a un Maestro que desde la
encarnación asumió la historia, las culturas y los contextos.
pluriformidade de famílias e os novos modos de viver as
relações? Como continuar falando da Igreja como família
e da família como Igreja sem se apropriar das
transformações que acontecem, e com risco de sermos
incapazes de responder aos desafios do presente? Se de
alguma coisa podemos nos alegrar, os cristãos e cristãs, é
de seguir um Mestre que desde a encarnação assumiu a
história, as culturas e os contextos.

Priscila y Aquila

Foto no Freepik

Foto Xanypsi
por Pixabay

Foto Acervo da Autora

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L
a posibilidad de llamar a la Iglesia, familia, y a la
familia, Iglesia vincula radicalmente la antropolo-
gía con la eclesiología. Tanto la revelación bíblica
Cómo seguir hablando de la
como la literatura patrística y la tradición teológica Iglesia como familia y de la familia
de todos los tiempos, dan testimonio de que familia como iglesia sin apropiarse de
e Iglesia son realidades que pueden donarse mutua-
mente un sentido.1 Sin embargo, surge irreverente una
las transformaciones que van
pregunta: ¿pueden seguir haciéndolo del mismo modo aconteciendo, con el posible riesgo
que hasta ahora? Me inclino a pensar que tanto familia de volverse incapaz de responder a
como Iglesia son palabras que nombran realidades en
constante movimiento en la trama de los contextos, y
los desafíos del presente? Si de algo
permeables al devenir de la historia. Pero tengo una podemos alegrarnos los cristianos y
sospecha. Seguir anclando la reflexión de la familia cristianas es de seguir a un Maestro
en una antropología esencialista, de la complemen-
tariedad, en la cual se concibe al esposo como al que
que desde la encarnación asumió la
ama y a la esposa como la que recibe amor para amar historia, las culturas y los contextos.
a su vez,2constituye un ardid intelectual para hacer lo
propio con los vínculos intraeclesiales entre el clero y el
laicado. Vínculos fundados en jerarquías que otorgan a
unos el poder, la iniciativa, y a otros/otras la sumisión
y la obediencia, especialmente de las mujeres.

¿Cómo irrumpen en esta concepción la plu-

riformidad de familias y los nuevos modos
de vivir las relaciones? Modalidades más
democráticas, consensuadas, espontá-
neas se enfrentan a unas prácticas
discursivas y a un sistema de toma
de decisiones que han normado
en general la vida de los/las fieles
desde la unilateralidad, la obe-
diencia y la cautela, excluyendo
a las mujeres y a los laicos varo-
nes de los espacios de donde se
toman decisiones importantes.

Los riesgos de una analogía se

avizoran cuando las palabras no
significan lo de antaño, porque
han tomado nuevos rumbos. ¿Cómo
seguir hablando de la Iglesia como
familia y de la familia como iglesia sin
apropiarse de las transformaciones que
van aconteciendo, con el posible riesgo de
volverse incapaz de responder a los desafíos
del presente? Si de algo podemos alegrarnos los
cristianos y cristianas es de seguir a un Maestro
que desde la encarnación asumió la historia, las
culturas y los contextos. Foto no Pexels
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La familia, con todo,
configuró en su momento una
mediación válida no solo para
simbolizar la Iglesia sino
también para serlo. Como
las familias, las primeras
comunidades entendieron
los lazos comunes que los
unían como fraternidad,
nupcialidad, maternidad y los
lazos con Dios en términos de
paternidad y filiación.
Evocar su génesis, espiar las puntadas iniciales
No voy a hacer aquí una historia de la familia, sin em-
bargo, es necesario hundirse en el tiempo para evocar
en su génesis la asociación entre las realidades que la
analogía aludida enlaza. Asomarse brevemente a los
siglos para espiar las puntadas iniciales.
Esta asociación tuvo sus motivos. Cuando las primeras
comunidades cristianas buscaban el modo de decirse,
se describieron con figuras que resonaban en sus tra-
diciones y sus vidas. Se imaginaron campo, edificación,
cuerpo, redil, pueblo, esposa, familia.
Familia que significaba pertenencia, una forma de or-
ganización primigenia, modo de vida, relaciones con el
mundo próximo, la religión y sus ritos, lazos primarios,
configuradores de un estatus social, más que de una
subjetivación autónoma. Liderada por el paterfamilie
romano, el kirios griego o el dueño de casa en Israel,
quienes eran reconocidos o, al menos, aceptados como
autoridad que administraba y gobernaba la casa fami-
liar y lo que esta contenía. Los vínculos de sangre se
asociaban al del cliente, el amigo, el vecino, el esclavo.
Las mujeres, aunque administraban la vida doméstica,
estaban sujetas a figuras masculinas (Ef. 5,21-32), se
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Foto no Freepik
las privaba de la vida pública y de la participación en
las decisiones. Las familias constituían, así, un grupo
social extenso vinculado por relaciones afectivas, eco-
nómicas, políticas, religiosas y de sangre, sujetas a la
autoridad del padre o primogénito. Dichas relaciones se
establecían en términos jerárquicos, roles diferenciados
en espejo con una sociedad claramente segmentada,
tanto es así que algunos afirman que “la desigualdad
esencial en la sociedad derivaba de la desigualdad na-
tural de los componentes de cada casa”.3 En la trama
de la sociedad grecolatina y judía, en las familias se
gestaban relaciones de subsistencia, sostén, cuidado,
intercambio, honor, pertenencia, sostenidas tanto en el
amor y el respeto mutuos como en la conveniencia. Por
tanto, también en el interior de las familias los códigos
de honor traían aparejados vínculos fundados en el
miedo, el autoritarismo y la infamia.
La familia, con todo, configuró en su momento una
mediación válida no solo para simbolizar la Iglesia
sino también para serlo. Como las familias, las primeras
comunidades entendieron los lazos comunes que los
unían como fraternidad, nupcialidad, maternidad y los
lazos con Dios en términos de paternidad y filiación. La
familia eclesial engendraba sus hijos por el bautismo,
se reunía en las casas, en torno a las mesas compar-
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tían el pan, administraban sus bienes, atendiendo las
mutuas necesidades. Con el tiempo también la familia
eclesial fue configurando una red de cooperación para
su organización y sustento, animada por referentes ca-
rismáticos que se fueron convirtiendo en autoridades
dentro de una incipiente estructura. Aunque quedara
consignado en los evangelios que Jesús entendía que en
las comunidades cristianas el paterfamilie era el Padre,
con el tiempo se entendieron los episcopos en función
pastoral y paterna. También el rol de las mujeres en las
comunidades, muy activo en un comienzo, sufrió un
desplazamiento en pocos años. Diaconisas, apóstoles,
predicadoras, profetas tan activas, han de callarse en la
asamblea (Rom 16; 1Co 11, 2-16; 1Tim 9-15). Sin embar-
go, es necesario reconocer que se da un salto cualitativo
a la hora de fundar los vínculos entre los miembros de
las comunidades eclesiales. Ya no es la sangre ni el in-
terés, sino el amor lo que ha de unir a la familia eclesial.
Con todo, si Pablo recomienda a las comunidades que
vivan en paz, unidas, haciendo el bien, sin mentiras ni
vilezas, sin divisiones ni rivalidades, seguramente es
porque hay que recordarlo una y otra vez (1Tes 5,12-19).
Foto no Freepik
65
En las familias un germen de sinodalidad
Si las familias son pequeñas iglesias domésticas y la
Iglesia es familia de Dios, cómo podrán enriquecerse
mutuamente entre sí, en clave sinodal, en el actual
contexto.
Si se concibe la familia como un ideal, con la figura de
esposo activo, que toma la iniciativa, que se caracte-
riza por la salida al mundo más amplio, la invitación
a la lucha y al esfuerzo y una esposa receptiva, con
capacidades específicamente femeninas como ter-
nura, entrega, la fuerza moral 4, e hijos/hijas nacidos
dentro del matrimonio sacramentalmente celebrado,
podemos pensar en una estructura eclesial en la que
unos generan las acciones y otros/otras las acogen y
llevan adelante colaborativamente y, con frecuencia,
sumisamente. En este horizonte, el planteo sigue
configurando a la Iglesia como una familia ordenada
verticalmente, con roles definidos, no intercambia-
bles, un modelo único y universal. Esta dinámica no
es sinodal. 5
Si las familias son pequeñas iglesias
domésticas y la Iglesia es familia
de Dios, cómo podrán enriquecerse
mutuamente entre sí, en clave
sinodal, en el actual contexto.
San Pablo
Foto Acervo da Autora
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Foto Drazen Zigic no Freepik
Si atendemos a las múltiples formas en que hoy se va
siendo familia, podemos preguntarnos qué pueden
aportar a la metáfora Iglesia/familia las madres solteras
en la lucha cotidiana, los padres solos que asumen la
crianza, las familias extensas que reúnen parientes inmi-
grantes, amigos, conocidos, los ancianos y ancianas, las
parejas estables, los matrimonios celebrados litúrgica-
mente y civilmente con hijas/hijos o sin ellos, las familias
ensambladas y las conformadas por personas del mismo
sexo. En esta rica diversidad comienza a avizorarse la
posibilidad de vivir la comunión valorando las diferen-
cias. “Aquí se instala un desafío permanente acerca de
cuál es la forma sinodal de promover las diversidades
evitando que se vuelvan divisiones, de construir unidad
evitando que se convierta en homogeneidad”. 6 A la vez,
en muchas familias se ensayan decisiones compartidas
tras la escucha atenta, roles rotativos, responsabilidades
libremente asumidas, consultas abiertas. De este modo
la vida familiar se complejiza a la vez que se enriquece.
La palabra circula buscando el consenso más que la
imposición. ¿Se estará viviendo en el seno de las iglesias
domésticas un germen de sinodalidad?
66
La síntesis de la fase continental del
Sínodo señala que “la conversión
sinodal comienza en el escenario
de nuestra propia vida cotidiana
y desde allí se proyecta, como
el fermento en la masa, hacia la
transformación del mundo entero”.
Escucharse, dialogar y discernir: en las familias
y en la Iglesia
La síntesis de la fase continental del Sínodo señala que
“la conversión sinodal comienza en el escenario de
nuestra propia vida cotidiana y desde allí se proyecta,
como el fermento en la masa, hacia la transformación
del mundo entero”.7 El sínodo reconoce que “la familia,
como comunidad de vida y amor, es un lugar privilegia-
do para la educación en la fe y en la práctica cristiana,
que requiere un acompañamiento especial dentro de la
comunidad”.8 Por tanto, lo que se geste y se viva en las
familias tendrá su impacto en la comunidad eclesial y
viceversa. Ahora bien, las comunidades eclesiales ¿están
preparadas para reflejar en sus relaciones intraeclesiales
el modo de encarnar esos nuevos modos de relaciones
intrafamiliares? En la Asamblea eclesial “surgió con fuer-
za que la cultura sinodal sea más intergeneracional, con
espacios para que los jóvenes hablen libremente con
sus familias”.9 Por este motivo se nos invita a recrear las
relaciones interpersonales para respetarnos como igua-
les, ser bien tratados, valorados, en la propia identidad
y el aporte específico, para relacionarnos con actitudes
evangélicas, humanizadoras y sinodales.10
De este modo, si las familias y la Iglesia dejan que per-
meen actitudes sinodales en sus dinámicas, vínculos,
formas de organización y de toma de decisiones, podrá
verse un cambio. Como afirma el Instrumentum Labo-
ris, la transformación que impulsa la brisa del Espíritu
requiere que la Iglesia y, por ende, también las iglesias
domésticas, sean abiertas, acogedoras, que abracen a
todos y cada una. Que afronten con honestidad y va-
lentía la llamada a una comprensión más profunda de
la relación entre amor y verdad; que sean capaces de
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gestionar las tensiones sin dejarse destruir por ellas; que
traten de caminar conjuntamente con la sana inquietud
de lo incompleto; que se alimenten de la oración y la
liturgia; y que escuchen con espíritu de discernimiento
las experiencias vividas por los demás para dejarse in-
terpelar por ellas y tomar decisiones que sean fruto de
la guía del Espíritu. No se puede entender la sinodalidad
sino es en el horizonte de la comunión, de la escucha
recíproca, de la humildad y el perdón, del encuentro y el
diálogo. Las familias y la Iglesia que viven la sinodalidad
no temen la variedad de la que son portadoras, sino que
la valoran sin forzarla a la uniformidad. 11 En síntesis, la
sinodalidad supone reunirse, “escucharse mutuamente,
dialogar, discernir comunitariamente” 12 para tomar
decisiones corresponsablemente de acuerdo al rol de
cada uno/una. En las familias y en la Iglesia.
La mística sinodal, arraigada
en la comunión trinitaria,
podrá encarnarse
en la vida familiar
y eclesial, no sin
la pascua.
Fotos no Pexels
67
Los cambios operados en las familias son una buena
noticia para la Iglesia. Estas transformaciones impul-
san y desafían la vida eclesial. Así como en las familias,
cada miembro es protagonista del desarrollo familiar,
también en la Iglesia, los y las bautizadas somos corres-
ponsables en la misión compartida.
La mística sinodal, arraigada en la comunión trini-
taria, podrá encarnarse en la vida familiar y eclesial,
no sin la pascua. Confiamos en que el Espíritu del
resucitado, que habita en la Iglesia y en los corazones
de las y los cristianos, la renueve con sus dones, la
rejuvenezca en virtud del Evangelio y siga enrique-
ciéndola con el compromiso de cada bautizado/
bautizada en íntima solidaridad con la humanidad
y su historia. 13
Notas
1
XVI Assemblea Generale ordinaria del Sinodo dei Vescovi
Prima Sessione, 4-29 ottobre 2023, 1.b.
2
JUAN PABLO II, Mulieris Dignitatem, Buenos Aires,
Paulinas, 1988, 29. Cf. Efesios 5,21-33.
3
D´ORS, ÁLVARO, Derecho privado romano, Pamplona,
EUNSA, 2004, 53.
4
FRANCISCO, Amoris Laetitia, Buenos Aires, Mensajero,
2016, 173-177.
5
No todas las familias son espacios sanos de crecimiento
y desarrollo. En el seno familiar puede haber miembros
que son ignorados/as, maltratados/as, abusados/as,
sometidos/as. A la vez hay que tener en cuenta que
no es posible incluir en las decisiones a hijos e hijas
del mismo modo en la infancia, la adolescencia y la
juventud. Ni tampoco es el mismo el compromiso
que pueden alcanzar responsablemente. Siempre es
importante atender al principio de gradualidad, así
como contemplar la realidad de que muchos hijos e hijas
adultos conviven con su familia de origen largos años,
conformando un entramado vincular entre adultos.
6
CELAM, Síntesis de la Fase Continental del sínodo de
la sinodalidad en América Latina y el Caribe, 2023,
37. https://celam.org/wp-content/uploads/2023/04/
Sintesis-Fase-Continental-Sinodo-en-ALC.pdf
7
CELAM, Síntesis de la Fase Continental del sínodo de la
sinodalidad, 31.
8
XVI Assemblea Generale ordinaria del Sinodo dei Vescovi
Prima Sessione, 4-29 ottobre 2023, 8,c.
9
XVI Assemblea Generale ordinaria del Sinodo dei Vescovi
Prima Sessione, 4-29 ottobre 2023, 1,o.
10
CELAM, Síntesis de la Fase Continental del sínodo de la
sinodalidad, 38.
11
Cf. Instrumentum Laboris, 20-31.
12
XVI Assemblea Generale ordinaria del Sinodo dei
Vescovi Prima Sessione, 4-29 ottobre 2023, 1.h.
13
Cf. LUMEN GENTIUM, 6 y GAUDIUM ET SPES 1, Concilio
Vaticano II, Bilbao, Mensajero, 1974.
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O medo do Sínodo
sobre a sinodalidade
n n n n n n n n n n n n n n n

Celso Pinto Carias

Doutor em teologia com ênfase em Teologia Fundamental, atuando principalmente na iniciação teológica.
Também vem trabalhando as questões teológicas que perpassam o fenômeno da morte, a situação do cristianismo
na realidade urbana moderna / pós-moderna, e ainda a relação entre teologia e ciência, sobretudo,
na questão do evolucionismo tanto no aspecto cosmológico quanto biológico x Brasil x cpcarias@uol.com.br

Um medo velado ou explicito se constata. O velado entre os
que recepcionam a convocação sinodal, mas procuram
colocar a mesma dentro de uma hermenêutica que
justamente garante que tudo continue como antes.
O medo explicito vem daqueles que chegam a chamar o
Papa de herege, minoritários, mas que fazem muito barulho.
Sendo este um medo, sobretudo, da perda de privilégios.
Foto no Freepik
Un miedo velado o explícito se constata. El velado, entre
los que recibieron la convocación sinodal pero buscan
situar a la misma dentro de una hermenéutica que
garantice que todo siga como antes. El miedo explícito
proviene de aquellos que llaman al Papa de hereje. Son
minoría, pero hacen mucho barullo. Este se trataría más
bien de un miedo de perder privilegios.
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É Uma questão central: o poder dominador

muito estranho que uma parte da hierarquia Cató-
lica não tenha recebido a convocação do Sínodo
Geral - Comunhão, participação e missão, com en-
cerramento em outubro de 2024 - pelo Papa Francisco,
que foi iniciado por um processo de consulta em todas
as dioceses do mundo, com grande entusiasmo. Afinal,
nada mais tradicional do que o caminhar juntos - Síno-
do - na história do cristianismo: Todos os fiéis, unidos,
tinham tudo em comum: vendiam as suas propriedades
e os seus bens e dividiam o preço entre todos, segundo as
necessidades de cada um (At 2,44) , e ainda: nós e o Espi-
rito Santo decidimos... (At 15,28). E como nos lembrou
o Papa Bento XVI na homilia da missa de abertura da
Conferência de Aparecida: O estilo sinodal não é mero
procedimento, mas é a natureza da Igreja.
Assim, cria-se uma “cortina de fumaça” com temas que são
relevantes, celibato, ordenação de mulheres, benção das
relações homoafetivas, entre outros, para não enfrentar
a questão central: o poder dominador. Não se trata de
propor que a Igreja se torne uma democracia no sentido
que conhecemos na estrutura da sociedade, mas sim de
garantir o reconhecimento de todas as pessoas batizadas
como irmãos e irmãs, e não em uma relação de hierarquia
e súditos. Evidentemente que não trata também de um
não reconhecimento do múnus apostólico dos bispos,
mas de um pastoreio que garanta a fraternidade.

Aliás, nunca é demais lembrar, no começo os discípulos Assim, cria-se uma “cortina de fumaça”
e discipulas de Jesus Cristo se intitularam como segui- com temas que são relevantes, celibato,
dores do Caminho: Saulo, contudo, respirando ainda
ordenação de mulheres, benção das
ameaças e morticínios contra os discípulos do Senhor,
foi procurar o Sumo Sacerdote e pediu-lhe cartas para relações homoafetivas, entre outros,
as sinagogas de Damasco, a fim de que, se encontrasse para não enfrentar a questão central:
alguns adeptos do Caminho homens ou mulheres, ele os
o poder dominador.
trouxesse agrilhoados para Jerusalém (At 9,1-2). O nosso
grifo quis destacar Caminho e homens e mulheres, isto
é, havia discípulas. O nome “cristão” aparece mais tar-
de: Foi em Antioquia que pela primeira vez, os discípulos
receberam o nome de cristãos (At 11,26b).

Ora, já entre leigos e leigas mais engajados nos processos

de evangelização e nos trabalhos pastorais, entre presbí-
teros comprometidos com uma pastoral popular, e religio-
sas encarnadas na realidade, ao contrário, encontramos
grande entusiasmo com a convocação do Papa Francisco.
Por quê? A nossa tese central é que o clericalismo tão cri-
ticado pelo Papa e fortemente arraigado nas estruturas
eclesiásticas, evidentemente presente no conjunto da
Igreja, inclusive no laicato, é um muro bastante forte e
alto para retomar o caminhar juntos. Soma-se à tese a
dinâmica do poder dominador que pode penetrar até
mesmo uma instituição fundada sob o Projeto do Reino de
Deus revelado por Jesus Cristo. Assim, um medo velado ou
explicito se constata. O velado entre os que recepcionam
a convocação sinodal, mas procuram colocar a mesma
dentro de uma hermenêutica que justamente garante
que tudo continue como antes, apenas se considera um
aperfeiçoamento de instâncias de consultas. O medo
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explicito vem daqueles que chegam a chamar o Papa

de herege, minoritários, mas que fazem muito barulho.
Sendo este um medo, sobretudo, da perda de privilégios.
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Na crise civilizatória na qual estamos metidos, temos

encontrado muita dificuldade para manter um olhar
sobre processos históricos sem uma perspectiva dog-
mática. É evidente que a história é mestra. Contudo, por
outro lado, não se pode absolutizar o tempo passado
como se ele fosse perfeito. Nunca vivemos uma idade de
ouro, ou tivemos um paraíso terrestre. A crítica negativa
a um olhar dinâmico sobre a história geralmente vai
em direção de uma razão sustentada na perenidade
dos valores, como se os valores não fossem, em boa
medida, também uma construção histórica, como se as
relações de poder nunca interferissem na constituição
Temos citado uma de instituições, inclusive na Igreja Católica, naquilo que
imagem que está no não está firmemente colocado dentro do processo da
número 49 da EG grande Tradição.

com insistência: Certamente, não se trata de defender um relativismo,

...prefiro uma Igreja pois como diz a filósofa espanhola Adela Cortina, consi-
acidentada, ferida e derado em si mesmo, o relativismo é inumano, ou seja,
embora existam questões relativas não se pode absolu-
enlameada por ter saído tizar tal compreensão dos processos de construção dos
pelas estradas a uma valores. Assim, Cortina vai afirmar que é preciso seguir
Igreja enferma em direção na qual se vá além do absolutismo e do
relativismo (Adela Cortina, Ética Civil e Religião, 1997).
pelo fechamento
e pela comodidade “Não se pode ter medo do novo”
de se agarrar às
Assim sendo, no contexto do mundo de hoje, usando
próprias seguranças. uma espécie de mantra que tenho repetido nos últi-
mos anos, não se pode responder perguntas novas com
respostas velhas. Não se trata de buscar o novo ou re-
cuperar a novidade dos elementos essenciais de forma
irresponsável. Mas também não se pode sucumbir a um
misoneismo, isto é, um grande medo do novo, como se
toda novidade fosse diabólica. Afinal, Jesus de Nazaré
não foi uma presença renovadora na história?

Desde a apresentação de seu programa de pontifica-

do (Evangelli Gaudium, Alegria do Evangelho, 2013),
o Papa Francisco tem utilizado uma série de imagens
que certamente devem soar de forma desagradável
aos ouvidos de muitos. Temos citado uma imagem
que está no número 49 da EG com insistência: ...prefiro
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uma Igreja acidentada, ferida e enlameada por ter saído

pelas estradas a uma Igreja enferma pelo fechamento e
pela comodidade de se agarrar às próprias seguranças.
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Nos últimos anos tem se falado bastante da redução dos
católicos no Brasil. Quase sempre, sob o nosso ponto de
vista, fazendo análises reducionistas ou pior, algumas
desonestas, como acusar a advento das Comunidades
Eclesiais de Base (CEBs) como razão do esvaziamento.
Não se coloca, predominantemente, a questão do pro-
cesso de transformação cultural como o pano de fundo
principal. Vejam bem, fazendo aqui uma afirmação
cautelosa, pois somos estruturalmente ecumênicos, em
boa parte das novas igrejas evangélicas, o fiel se sente
protagonista e não um mero expectador de serviços
religiosos. Certamente, temos vozes alertando tais
questões, mas ainda não são ouvidas. Como não citar o
Pe. José Comblin, por exemplo, que desde a década de
oitenta do século XX, vinha alertando a Igreja com diver-
sas análises em torno dos desafios do mundo urbano?
Para que o processo sinodal chegue a bom termo, será
fundamental reconhecer os limites de nossas respostas
nos últimos anos. Como diz Francisco: Não tenhamos
medo de rever... Um pequeno passo, no meio de grandes
limitações humanas, pode ser mais agradável a Deus do
que a vida externamente correta de quem transcorre seus
dias sem enfrentar sérias dificuldades (EG 43.44)
No discurso da comemoração do cinquentenário da
instituição do Sínodo dos Bispos, em 17 de outubro de
2015, o Papa nos lembrava de uma afirmação de São
João Crisóstomo: Igreja e Sínodo são sinônimos. De lá
para cá, tal afirmação tem sido bastante repetida. Mas
neste mesmo discurso, Francisco fez uma ressalva que
estamos constatando agora: Aquilo que o Senhor nos
pede, de certo modo está já tudo contido na palavra “Si-
nodo”. Caminhar juntos - leigos, pastores, Bispo de Roma
- é um conceito fácil de exprimir em palavras, mas não é
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71
Ora, assim sendo, se queremos responder à pergunta
acima com honestidade, é fundamental promover o
debate. É fundamental participar do processo em suas
diversas etapas. Aqui, concordando ou não com as
perspectivas apresentadas por Francisco desde o início
do seu pontificado, não seria honesto sabotar o pro-
cesso. Mais: não seria cristão, não seria uma postura de
fidelidade ao Evangelho de Nosso Senhor Jesus Cristo.
Sentemos à mesa como irmãos e irmãs. Usemos o
remédio da misericórdia, como afirmou São João XXIII
no discurso de abertura do Concílio. Participemos
ativamente do processo e a partir das conclusões
do Sínodo, em outubro de 2024, vejamos por onde
devemos continuar a missão. E sem deixar ninguém
de fora. Porém, a dimensão sinodal não terminará em
2024. Ela deverá ser retomada como forma, estilo e
estrutura de toda Igreja.
Sentemos à mesa como irmãos
e irmãs. Usemos o remédio da
misericórdia, como afirmou São João
XXIII no discurso de abertura do
Concílio. Participemos ativamente do
processo e a partir das conclusões do
Sínodo, em outubro de 2024, vejamos
por onde devemos continuar a missão.
E sem deixar ninguém de fora.

assim fácil pô-lo em prática.

Eis a questão. Desde o inicio solene em outubro de 2021

até agora ainda não percebemos tal convocação como
uma questão central e prioritária do caminho da Igreja
no mundo de hoje. Certamente se uma pesquisa for fei-
ta, constatar-se-ia que a maioria dos católicos ainda não
sabe exatamente do que se trata. Pode-se perguntar:
e por que deveriam saber? A Igreja tem como missão
a continuação do legado de Jesus Cristo, não seria um
Sínodo que deveria pausar tal missão, podem afirmar
setores não entusiastas deste Sínodo. Mas seria ele uma
pausa no processo de enraizamento do legado de Jesus
Cristo no mundo de hoje?
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É preciso não ter medo da comunhão e da
participação
O contrário do amor não é o ódio. É o medo. O medo pode
nos levar ao ódio. Então, por medo de perder privilégios,
por exemplo, podemos identificar o outro e a outra que nos
lembra do essencial, como um/a inimigo/a que deve ser
destruído, até mesmo com a morte. E aí, o ódio passa a ser
uma expressão deste medo. Constata-se, em certa medida,
um medo que impede o amor florescer neste Sínodo. Um
medo que necessita de súditos e não de irmãos e irmãs.
Tem uma reflexão de São Paulo VI na EN que consideramos
muito profética. No número 52 ele fala da necessidade do
anúncio ao mundo descristianizado. Em números redon-
dos o planeta hoje tem mais de oito bilhões de habitantes.
Dentre estes, cerca de 2,5 bilhões são cristãos (Católicos,
Ortodoxos, Anglicanos e Protestantes). Ora, do advento
da presença de Cristo Jesus entre nós até os dias atuais,
o quanto o cristianismo foi capaz de ser fiel ao Projeto de
Reino de Deus revelado pelo Messias cristão? Por isso, São
Paulo VI fala de um desafio, lá em 1975, que só cresceu, de
um mundo onde se faz necessário reafirmar o Caminho,
fazer anamnese do mistério da vida, morte e ressurreição
de Jesus Cristo, que nunca, nunca poderia estar sintoni-
zado com ódio, preconceito, marginalização, conivência
com a injustiça, legitimando guerras, entre tantas outras
deformações do mundo humano.
72
O contrário do amor
não é o ódio. É o medo.
O medo pode nos levar
ao ódio. Então, por medo
de perder privilégios,
por exemplo, podemos
identificar o outro e a
outra que nos lembra do
essencial, como um/a
inimigo/a que deve ser
destruído, até mesmo
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com a morte.
Que possamos, como o casal de Emaús, abrir espaços
para reconhecer o Senhor no Caminho. Dirigir o nos-
so olhar para as periferias geográficas e existenciais.
Estender as nossas mãos aos caídos na estrada. Que o
medo não impeça a realização deste encontro. A hora
é agora. Que possamos experimentar a vida eclesial
como um espaço verdadeiramente de vivência entre
irmãos e irmãs. Abramos as portas ao sopro divino, ou
como os especialistas em Bíblia nos mostram: o sopro
feminino da Divina Ruah.
Podemos concluir, com tranquilidade, que o principal
medo em relação ao processo sinodal é uma possível
mudança na estrutura do exercício do poder hierár-
quico na Igreja Católica. Consequentemente, tal medo
esconde o medo da perda de privilégios, da perda do
reconhecimento de autoridades eclesiásticas (bispos,
padres, diáconos) como um poder sagrado que deve
ser obedecido cegamente, sem discernimento, sem
diálogo, como diz o tema do próprio Sínodo, sem co-
munhão e participação.
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Sinodalidad:
ser con el otro
n n n n n n n n n n n n n n n

Dr. Martín Santos Adames

República Dominicana x martinsantos@minerd.gob.do

Para llevar a cabo la sinodalidad, se deben tomar en
cuenta unos valores y actitudes concretos: tener tiempo
para compartir; humildad; apertura a la conversión y al
cambio; discernimiento; dejar atrás los prejuicios y los
estereotipos; combatir el virus de la autosuficiencia;
superar las ideologías; hacer nacer la esperanza.
Para concretizar a sinodalidade é preciso levar em conta
certos valores e atitudes: ter tempo para compartilhar;
humildade; estar aberto para a conversão e a mudança;
discernimento; deixar atrás os preconceitos e
estereótipos; combater o vírus da autossuficiência;
superar as ideologias; fazer nascer a esperança.

Foto no Freepik
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L
a iglesia se está adentrando en los caminos de la
sinodalidad, lo que lleva consigo un sinnúmero de
retos y desafíos que solo con la fuerza del Espíri-
tu Santo podrán ser enfrentados de la mejor manera.
De cara a la vorágine social, llena de espectros que se
analizan de forma amplia y plena, la sinodalidad y sus
características; los valores y actitudes que se deben
asumir para recorrer sus caminos; la base bíblica de
donde parte la reflexión sobre el camino sinodal y las
experiencias a nivel parroquial sobre su asunción, son
temas muy importantes en tiempos difíciles. Voces con-
juntas del mundo entero invocan a la participación, a la
solidaridad y a la transparencia en la administración de
lo público, y a la concientización de los que, a menudo,
entregan el destino de poblaciones enteras a manos
codiciosas de pequeños grupos de poder.
La Conferencia del Episcopado Dominicano (2023)
expone que la sinodalidad “consiste en recrear y dina-
mizar nuevos espacios que propicien el encuentro de
comunión y participación entre todos los hermanos de
la Iglesia, grupos, comunidades y movimientos apostó-
licos que han tenido la experiencia de un Cristo vivo y
cercano, que camina en medio de su pueblo¨. Además,
Sínodo es una palabra antigua muy venerada por la
Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia con
los contenidos más profundos de Revelación. También,
74
La Conferencia del Episcopado
Dominicano (2023) expone que la
sinodalidad “consiste en recrear
y dinamizar nuevos espacios que
propicien el encuentro de comunión y
participación entre todos los hermanos
de la Iglesia, grupos, comunidades
y movimientos apostólicos que han
tenido la experiencia de un Cristo
vivo y cercano, que camina en medio
de su pueblo¨.
el término «sínodo» es la transcripción al castellano del
griego synodos, compuesto de la preposición «syn», que
indica compañía, y el sustantivo «hodós» (el camino, el
sendero). Es decir, expresa la idea de caminar juntos
por un mismo camino, uniendo fuerzas, energías, por
el logro de objetivos comunes. Y en ese caminar juntos,
lleno de luz, las relaciones humanas se van fortaleciendo
y se privilegia el ser y la vida en todas las dimensiones.
Es esto precisamente lo que busca la Iglesia a través
de su vida pastoral: ponerse en camino a través de los
diferentes movimientos que conforman el cuerpo de
Cristo Salvador. Este caminar implica un compromiso
decidido de una Iglesia que se debe identificar con los
más desposeídos, tal como lo hizo Jesucristo, prototipo
de pobreza y humildad.
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La sinodalidad es un principio eclesial que destaca la
participación y colaboración de todos los miembros de la
Iglesia en la toma de decisiones y la búsqueda de la verdad.
Favorece la unidad y la diversidad, promoviendo un diálogo
fraterno entre los fieles y las autoridades eclesiásticas. La
importancia radica en fortalecer la comunión, reflejando
la Iglesia como un cuerpo en el que cada miembro contri-
buye al bien común. Dentro de las características propias
del camino sinodal se pueden connotar las siguientes:
acogida e iniciación cristiana; el sentido de pertenencia;
una educación dadora de sentido para vivir en medio
del mundo; la puesta en marcha hacia la búsqueda de la
verdad; presentación de un testimonio viviente de que
el cristiano está lleno de esperanza ante un mundo lleno
de desesperanza; capacidad de escucha; el colocarse en
el lugar del otro como expresa Jesús en su palabra ¨tener
compasión de los demás¨; amar sin medida.
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Valores y actitudes en la sinodalidad
Para llevar a cabo la sinodalidad, es evidente que se
debe contar con las personas que conforman cada
Iglesia local, las cuales poseen un estilo de vida y una
personalidad propia. Lo que implica que se deben
tomar en cuenta unos valores y actitudes concretos
para asumir el camino sinodal de la mejor manera,
siendo estos los siguientes: tener tiempo para com-
partir; humildad; apertura a la conversión y al cambio;
discernimiento; dejar atrás los prejuicios y los estereo-
tipos; combatir el virus de la autosuficiencia; superar
las ideologías; hacer nacer la esperanza. Cultivando
estos valores y actitudes, el camino sinodal se hace
más llevadero en cada integrante de los grupos ecle-
siales que conforman las parroquias.

Para llevar a cabo la sinodalidad, es evidente que se debe contar con las
personas que conforman cada Iglesia local, las cuales poseen un estilo
de vida y una personalidad propia.
Foto Gerd Altmann por Pixabay
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Base bíblica del camino sinodal
Es de suma importancia el texto seleccionado para ilu-
minar el camino de la sinodalidad, a saber, Lc 24, 13-35
trata sobre los dos discípulos que van camino a Emaús.
¡Qué buena forma de ilustrar el hecho de ¨ponerse en
camino¨ con la figura de Jesús como acompañante del
caminar! La sinodalidad es la marca de sus discípulos,
por eso se les exigirá a estos el servicio de los unos a
los otros, el amor mutuo como el suyo y, finalmente, se
les pedirá la unidad: “Como tú, Padre, estás en mí y yo
estoy en ti, que ellos también estén en nosotros para
que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21).
El libro de los Hechos de los Apóstoles da testimonio
de momentos importantes de la sinodalidad durante el
camino de la Iglesia apostólica.
Foto Céline Martin por Pixabay
Ese caminar juntos implica reconocer en el hermano
el rostro vivo de Dios. Se trata de la “Iglesia en salida”.
Todos somos llamados a una nueva salida misionera,
es decir, a “salir de la propia comodidad y atreverse
a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del
Evangelio” (Exhortación apostólica Evangelii gau-
dium). Además, conlleva a hacer frente a los grandes
desafíos que presenta la sociedad actual, siendo
algunos de estos: la pluralidad, el secularismo, el in-
dividualismo, la economía globalizada y la invasión
colonizadora de los medios de comunicación. Para ir
dando respuesta a estos retos, la Iglesia debe ir discer-
niendo a la luz del Evangelio los pasos a seguir de una
manera cónsona con la Traditio Ecclesia (Tradición de
76
Tal como afirma la Conferencia del
Episcopado, “con el discernimiento la
Iglesia busca conocer la voluntad de
Dios leyendo los signos de los tiempos
y escuchando la voz del Espíritu Santo.
En el mundo de hoy, en el cual,
todo parece posible y válido,
el discernimiento se hace
más necesario, para que la Iglesia
pueda cumplir con su misión de
anunciar el Evangelio.
la Iglesia), puesto que no puede olvidar sus raíces y su
fuente principal: Jesús. Tal como afirma la Conferencia
del Episcopado, “con el discernimiento la Iglesia busca
conocer la voluntad de Dios leyendo los signos de los
tiempos y escuchando la voz del Espíritu Santo. En el
mundo de hoy, en el cual, todo parece posible y válido,
el discernimiento se hace más necesario, para que la
Iglesia pueda cumplir con su misión de anunciar el
Evangelio. Entendemos aquí como discernimiento, el
proceso de hacer distinciones cuidadosas en nuestra
mente sobre la verdad, examinándolo todo y quedán-
donos con lo bueno (1Tes 15,21). El discernimiento
sinodal es un instrumento de unión y no de división
en la Iglesia. Es un medio, no un fin.”
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Experiencia sinodal en la vida parroquial

Atendiendo a la metodología indicada por el obispado

de la Diócesis de La Vega, para la implantación de la
sinodalidad en la Parroquia Santa Teresita de Liseaux,
se desarrollaron varios encuentros con los diferentes
grupos pastorales con la finalidad de socializar el mé-
todo de trabajo y, de esa manera, lograr una mayor
comprensión de la misión que la Iglesia nos encomen-
daba: ¨Ponerse en camino¨ mediante la sinodalidad.
Dicha metodología propone varios pasos, a saber: El
encuentro (se trata de un encuentro con la persona
concreta: sus dudas, temores, preocupaciones); el
diálogo (es una actitud de escucha al otro. ¿Cómo se
siente? ¿Qué le pasa? El otro es respetado y aceptado
tal como es) y, finalmente, el discernimiento (aquí se
trata de mirar a todos desde la perspectiva divina: ¿Qué
me dice Dios a través de lo que está sucediendo en
esta persona o en este acontecimiento?). Desarrollados
estos pasos, el fruto no se hizo esperar. La integración
de los grupos; la asunción de la idea de la Iglesia en
marcha, en camino; y la apertura a aquellos que no
están dentro de los fueros católicos, dinamizaron el
compromiso de cada uno de los miembros de los di-
ferentes grupos de la pastoral a nivel parroquial.

Vivir la experiencia sinodal nos hace sentir que la

Iglesia busca abrirse al mundo sin dejarse seducir por
este. Cumple con su misión de evangelizar a aquellos
que no han escuchado la voz de Dios, deja que ellos se
acerquen sin ningún temor y atiende a sus diferentes
formas de pensar y sentir. Queda orar fervorosamente
al Señor para que, con su Santo Espíritu, la Iglesia sea
conducida en este proceso de caminar junto al pueblo Vivir la experiencia sinodal nos
que está ansioso de conocer y buscar las orientacio-
nes de la Palabra a través de su intermedio. Se trata
hace sentir que la Iglesia busca
de escuchar la voz de Dios, de captar su presencia, de abrirse al mundo sin dejarse
interceptar su paso y su soplo de vida. Poniendo oídos, seducir por este. Cumple con
escuchando comprometidos.
su misión de evangelizar a
aquellos que no han escuchado
la voz de Dios, deja que ellos se
Foto Marion Wellmann por Pixabay

Referências acerquen sin ningún temor y

Conferencia del Episcopado Dominicano (21 de enero 2023). atiende a sus diferentes formas
La Sinodalidad, camino de identidad eclesial. Amigo del Hogar:
Santo Domingo. de pensar y sentir.
Vicaría de Pastoral (2023) Reflexiones sobre la sinodalidad.
Diócesis de La Vega.
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A Sinodalidade a as Comunidades
Eclesiais de Base - CEBs
n n n n n n n n n n n n n n n

Neuza Mafra
Pedagoga, Pós graduada em Doutrina Social da Igreja. Assessora das CEBs e membro da Ampliada Nacional das CEBs.
Coordenadora de Projetos Sociais na Cáritas Diocesana de Criciúma. Criciúma, Santa Catarina x Brasil x neumafra@hotmail.com

Está certo dizer que a sinodalidade é constitutiva da vida
da Igreja, pois é da sua natureza. Mas infelizmente, isso
não significa dizer, que esse é o jeito como a Igreja tem
vivido e se comportado nos últimos tempos. O próprio
Papa reconhece que se trata de uma tarefa árdua:
“Caminhar juntos – leigos, pastores, Bispo de Roma – é
um conceito fácil de exprimir em palavras, mas não é
assim fácil pô-lo em prática”.
Foto Jorge Mirandinha - Verbo Filme
Es correcto decir que la sinodalidad es constitutiva de la
vida de la Iglesia, puesto que forma parte de su naturaleza.
Pero, lamentablemente, eso no significa que ese sea el
modo como la Iglesia ha vivido y se ha comportado en
los últimos tiempos. El mismo Papa reconoce que se trata
de una tarea ardua: “Caminar juntos – laicos, pastores,
Obispos de Roma – es un concepto fácil de expresar en
palabras, pero no de ponerlo en práctica”.
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Foto Jorge Mirandinha - Verbo Filme
novamerica R E V I S T A
A O próprio Papa reconhece que
o tratarmos da sinodalidade não estamos falan-
do de algo novo na vida e na história da Igreja.
A sinodalidade é remanescente das primeiras
comunidades cristãs, cuja experiência de “caminhar
juntos”, era uma prática recorrente, mas que foi se per-
dendo com o avançar da história. O Concílio Vaticano II
procurou resgatar essa prática, constituindo uma ecle-
siologia a partir da compreensão da Igreja como povo
de Deus e não da hierarquia, como era de costume; quis
enfatizar a igual dignidade e vocação pela qual todos
e todas estão capacitados a participar ativamente na
missão evangelizadora da Igreja (LG 9,10). Contudo,
essa prática continuou submersa nos documentos e na
vontade daqueles que viveram o Concílio.
Ao assumir seu pontificado, o Papa Francisco retomou
a dimensão da sinodalidade a partir da eclesiologia do
Concilio Vaticano II - “Povo de Deus”, com a intenciona-
lidade de recolocar a Igreja no seu “devido lugar”. Ou
seja, o lugar de vivência da comunhão, participação e
missão. Esse é o sentido da sinodalidade que significa:
caminhar juntos e juntas.
Na tentativa de recuperar a prática da sinodalidade
como algo constitutivo da Igreja, o Papa o fez, a partir
da proposta comunitária da Igreja à luz da práxis de
Jesus, junto aos discípulos e discípulas, presente na vida
das Primeiras Comunidades Cristãs, na eclesiologia do
79
se trata de uma tarefa árdua:
“Caminhar juntos – leigos, pastores,
Bispo de Roma – é um conceito fácil
de exprimir em palavras, mas não é
assim fácil pô-lo em prática”.
Concílio Vaticano II e nas CEBs Latino Americanas, insis-
tindo na participação ativa de todos os fiéis na Igreja em
razão de seu batismo (EG 102), sobretudo na importante
contribuição das mulheres para a comunidade eclesial
(EG 103). Para o Papa, essa é uma alternativa concreta
para a superação de toda forma de autoritarismo, cle-
ricalismo e auto referencialidade, práticas vigentes no
exercício do poder na Igreja.
Portanto, está certo dizer que a sinodalidade é cons-
titutiva da vida da Igreja, pois é da sua natureza. Mas
infelizmente, isso não significa dizer, que esse é o jeito
como a Igreja tem vivido e se comportado nos últimos
tempos. O próprio Papa reconhece que se trata de uma
tarefa árdua: “Caminhar juntos – leigos, pastores, Bispo
de Roma – é um conceito fácil de exprimir em palavras,
mas não é assim fácil pô-lo em prática”.
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A relação entre a Sinodalidade a as CEBs
Foi sob a inspiração das primeiras comunidades
cristãs, animadas pelo Espírito Santo de Deus, que as
CEBs nasceram, como um jeito simples de ser a igreja
de Jesus a partir da renovação da Igreja pelo Concilio
Vaticano II (1962-1965). Mais tarde, elas foram incen-
tivadas pelas Conferências Episcopais de Medellín
(1968), que as chamou de “célula inicial de estrutu-
ração eclesial e centro de evangelização” (cf. 15,10);
por Puebla (1979), que constatou que sua atuação
permitia ao povo ter maior conhecimento da Palavra
de Deus, compromisso social em nome do Evangelho
e o surgimento de novos ministérios leigos e educação
dos adultos na fé (cf. DAp 178); foram ainda confir-
madas por Santo Domingo (1992) e reanimadas por
Aparecida (2007), que diz: “Queremos decididamente
reafirmar e dar novo impulso à vida e missão profética
e santificadora das CEBs”(n. 179).
80
Assim, as CEBs seguem o projeto eclesial das primeiras
comunidades cristãs que se fundamentam:
No ensinamento dos Apóstolos – reúnem-se em torno
da Palavra, rompem com o ensinamento dos escribas,
orientam-se pelo testemunho dos apóstolos e apóstolas
– vida, morte e ressurreição de Jesus e assumem o seu
projeto libertador.
Na comunhão fraterna – onde as relações são pautadas
no amor, na justiça e na solidariedade com os pobres,
na prática da partilha dos dons, do saber e dos bens.
Na fração do pão – que é a dimensão eucarística das
comunidades através da partilha do pão nas casas e
com os pobres.
Nas orações em comum – as CEBs privilegiam o lugar
de oração, cientes de que a comunidade que reza unida
se fortalece no compromisso com o projeto libertador
de Jesus de Nazaré.

Foto Jorge Mirandinha - Verbo Filme

Foi sob a inspiração

das primeiras
comunidades cristãs,
animadas pelo
Espírito Santo de
Deus, que as CEBs
nasceram, como um
jeito simples de ser
a igreja de Jesus a
partir da renovação
da Igreja pelo
Concilio Vaticano II
(1962-1965).
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Foto Jorge Mirandinha - Verbo Filme
Este era o “modus vivendi et operandi” das primeiras
comunidades cristãs, que serve de espelho para a vi-
vência sinodal da Igreja tão reclamada por Francisco
para nossos dias. Eram essas quatro colunas que as
sustentavam e faziam com que as comunidades ficas-
sem de pé e vivessem unidas e fortalecidas. Por isso,
são até hoje, imprescindíveis e necessárias para uma
comunidade eclesial.
Desde a sua origem, as CEBs assumiram um jeito novo
de ser Igreja, atuando de modo circular, participativo,
democrático, dando espaço aos diferentes serviços e
ministérios no âmbito da comunidade, inaugurando
assim, um novo rosto de Igreja, com uma nova forma
de exercício do poder, o poder serviço: “Sabeis que os
chefes das nações as dominam e os grandes fazem sentir
seu poder. Entre vós não deverá ser assim. Quem quiser ser
o maior entre vós seja aquele que vos serve, e quem quiser
ser o primeiro entre vós, seja vosso escravo” Mt 23,25-27.
Trata-se de um poder compartilhado na Palavra e na
ação solidária e sociotransformadora na igreja e na
sociedade. Um poder compartilhado entre discípulos
e discípulas em igualdade, acolhendo e respeitando as
diferenças e incluindo todos e todas, principalmente
os pobres e excluídos. Lembrando que para o Papa, os
pobres têm um potencial evangelizador como prota-
gonistas importantes na sinodalidade da Igreja. Eles
são a manifestação de uma vida teologal animada pela
ação do Espírito Santo, constituindo um lugar teologal,
abordado pelo olhar do Bom Pastor (EG 124, 125, 126).
Para uma maior expressão da vida cotidiana, as CEBs
incorporaram na sua prática, a imagem do “corpo”, que
Paulo alude à Comunidade/Igreja: «Como, num só corpo,
temos muitos membros, cada qual com uma função diferen-
te, assim nós, embora muitos, somos em Cristo um só corpo
81
e, cada um de nós, membros uns dos outros» (Rm 12,4-5).
E ainda: «Há diversidade de carismas, mas o Espírito é o
mesmo; há diversidade de serviços, mas o Senhor é o mes-
mo; há diversidade de atividades, mas é o mesmo Deus que
realiza tudo em todos. A cada um é dada a manifestação
do Espírito para o bem comum» (1Cor 12,4-7).
Nessa imagem do corpo, nenhum membro é maior ou me-
nor, superior ou inferior ao outro. Todos são necessários
um ao outro e entre si. Ou seja, numa dimensão de sino-
dalidade, mais propriamente numa comunidade eclesial,
nenhum membro do corpo pode dizer a outro membro:
não preciso de ti. Isso implica em conceber as diferenças
como partes interligadas numa mesma estrutura. Com-
preender que na comunidade ninguém é maior ou menor
é permitir a prática da comunhão, participação e missão.
Sem isso não se vive sinodalidade.
(...) “Sabeis que os chefes das nações
as dominam e os grandes fazem sentir
seu poder. Entre vós não deverá ser
assim. Quem quiser ser o maior entre
vós seja aquele que vos serve, e quem
quiser ser o primeiro entre vós, seja
vosso escravo” Mt 23,25-27.
Mas como fazer com que o tripé: comunhão, participação
e missão se materializem, num ambiente eclesial enchar-
cado pela resistência ao processo sinodal desencadeado
pelo Papa Francisco? Em primeiro lugar, a sinodalidade
precisa ser assumida como dimensão constitutiva da vida
e natureza da Igreja. Só assim será possível enfrentar os
desafios existentes nas práticas e estruturas eclesiais e
eclesiásticas presentes em todos os âmbitos da Igreja:
comunitário, paroquial, diocesano, regional e universal.
Esse desafio supõe como resultados, novas formas de
participação como sujeitos eclesiais nas estruturas e na
forma da Igreja se organizar e atuar.
Neste sentido, como frutos da ação do Espírito Santo,
as CEBs, tomaram para si a experiência das Primeiras
Comunidades Cristãs, que tinham como prática a co-
munhão e a participação de todos e todas.
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A proposta de retomada
da Sinodalidade pelo
Papa Francisco, é um
passo importante para
reafirmar a eclesiologia
do Concílio Vaticano II na
vida da Igreja e fortalecer
as Comunidades
Eclesiais de Base na luta
por direitos e justiça
na transformação
socioambiental.

Foto Renato Dantas - Comunica 15

Como as CEBs podem contribuir no processo
sinodal
A sinodalidade é um processo dinâmico, no qual a pró-
pria Igreja, Povo de Deus expressa o jeito de ser, agir,
viver e conviver de uma comunidade eclesial quando
reúne-se em assembleia, em conselho, em reuniões e
nestes espaços, conta com a participação ativa de todos
os seus membros para a missão evangelizadora. É uma
Igreja onde todos e todas são chamados e chamadas a
“caminhar juntos”, e que segundo Francisco, “Uma Igreja
sinodal é uma Igreja da escuta, ciente de que escutar é
mais do que ouvir. É uma escuta recíproca, onde cada um
tem algo a aprender”.
Não seria nenhum exagero dizer que as CEBs trazem a
sinodalidade no seu DNA, pois nelas, cada pessoa tem
a sua identidade e missão de acordo com seu carisma
e ministério e estes são colocados a serviço para o cres-
cimento e alegria de todos e todas. Vejamos algumas
práticas das CEBs, que se identificam com as caracte-
rísticas próprias de uma Igreja onde todos caminham
juntos e juntas, em sinodalidade:
As CEBs vivem a solidariedade na dor e na alegria, na
complementaridade das tarefas, na responsabilidade
de todos e todas diante dos desafios da realidade, em
vista da transformação social.
As CEBs reconhecem a dignidade e o papel dos leigos e
leigas como sujeitos eclesiais ativos na evangelização.
As CEBs priorizam a participação das mulheres e lutam
para que elas tenham maior reconhecimento na Igreja
e atuem nos espaços de decisão.
As CEBs valorizam a diversidade na unidade e reconhe-
cem os esforços presentes em outras Igrejas cristãs e
mesmo, em outras religiões, em vista da justiça e da
paz no mundo.
Concluindo, é importante dizer que a sinodalidade,
enquanto caminhar juntos e juntas da Igreja, “está orien-
tada para o Reino, que terá realização plena quando Deus
for tudo em todos” (Relatório síntese), e não se trata de
um evento passageiro que terminará com a segunda
sessão do sínodo em 2024.

As CEBs acolhem os diferentes ministérios e serviços em
vista da construção do Corpo de Cristo, que é a Igreja.
As CEBs valorizam a Igreja local, Igreja em missão, a
fé inculturada, o respeito à liberdade dos cristãos, o
diálogo sincero com a sociedade atual.
A proposta de retomada da Sinodalidade pelo Papa Fran-
cisco é um passo importante para reafirmar a eclesiologia
do Concílio Vaticano II na vida da Igreja e fortalecer as
Comunidades Eclesiais de Base na luta por direitos e
justiça na transformação socioambiental.
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LIVROS
POR UMA IGREJA SINODAL
Neste livro, ao discorrer sobre a sinodalidade, o autor nos re-
corda que “Sínodo” é caminhar juntos. Daí que “sinodalidade”
é uma forma de comunhão eclesial e de caminho do povo
de Deus na história, rumo ao futuro, baseado no sensus fidei
de todos os batizados. A sinodalidade exige desenvolver na
Igreja a prática da escuta: escutar é mais do que ouvir. Todos
devem ser escutados, mas preferencialmente as “periferias
geográficas e existenciais”, porque ali estão as pessoas e as
comunidades que sempre tiveram pouca chancede serem
escutadas. Fundamentalmente, o livro de dom Pedro trata de
tudo isso e muito mais. Tenho certeza de que você, leitora ou
leitor, vai tirar muito proveito da leitura. Cardeal Dom Cláudio
Hummes, O.F.M.
Autor: Dom Pedro Carlos Cipollini • ISBN -10: 6555624469 •
ISBN -13: 978-6555624465 • São Paulo, Editora Paulus, 2022,
152 p.
CAMINHAR JUNTOS: PALAVRAS E REFLEXÕES SOBRE A
SINODALIDADE
A recorrência do tema da sinodalidade, nos discursos e es-
critos do Papa Francisco, reflete a importância da dinâmica
sinodal para o Sumo Pontífice, que poderia ser descrito como
o Papa da sinodalidade. Para ele, a sinodalidade é, antes de
tudo, um chamado de Deus, é a vocação da Igreja do terceiro
milênio. Este livro reúne as reflexões do Papa Francisco sobre
a sinodalidade e contém os seus principais textos e declara-
ções sobre essa temática desde o início do seu Pontificado.
O prefácio, do Cardeal Mario Grech, e a introdução, da Irmã
Nathalie Becquart, contextualizam o desenvolvimento ma-
gisterial do tema.
Autor: Papa Francisco • ISBN - 9786559751655 • Brasília,
Edição da CNBB, 2022, 184 p.
SINODALIDADE E PASTORALIDADE
A partir do convite do Papa Francisco para um Sínodo sobre
a “sinodalidade”, a presente obra traz importantes reflexões
e discernimentos sobre os desafios eclesiais, pastorais e
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x LIBROS
sociais em diálogo com a sinodalidade. Os organizadores,
Lisboa e Thales, padre e leigo, respectivamente, representam
a comunhão expressiva do povo de Deus, isto é, todos em
comunhão, numa hierarquia que não exulta o poder, mas o
serviço. Ungidos pelo Espírito, todos nós somos chamados
a “discernir as novas estradas que o Senhor revela à Igreja”
(Francisco). A pluralidade e diversidade de existências consti-
tuem um potencial de possibilidades de enriquecimento para
a eclesiologia. No retorno às fontes proposto pelo Vaticano
II, a Igreja, povo de Deus, foi convidada a dialogar para além
dos seus muros (ad extra), mas, sem abandonar o diálogo a
partir das suas próprias realidades (ad intra). Assim, esta obra,
atenta ao pedido conciliar, soube trazer as reflexões em qua-
tro eixos: 1) olhando por dentro; 2) olhando de dentro para
fora; 3) olhando de fora para dentro; 4) cruzando olhares por
dentro e por fora.
Autores: Antônio de Lisboa Lustosa Lopes e Thales Martins
dos Santos (Orgs.) • ISBN -10: 6555627344 • ISBN -13: 978-
6555627343 • São Paulo, Editora Paulus, 2022, 488 p.
LA SINODALIDAD COMO CLAVE DE LA REFORMA
INICIADA POR EL PAPA FRANCISCO
El papa Francisco expresó incisivamente: “El camino de la
sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del
tercer milenio”. Una afirmación tan contundente necesita
un análisis profundo. Pero además sus gestos y escritos han
colocado en un lugar preponderante de la reflexión eclesial la
sinodalidad, señalando un horizonte de reforma eclesial, así
como una necesaria profundización de la reflexión teológica
al respecto. Esta publicación busca, en primer lugar, desde
la investigación histórica genética comprender el desarrollo
de los sínodos y de la sinodalidad en la reflexión y la vida de
la Iglesia. En un segundo momento, por medio de análisis de
textos, profundizar sobre el Concilio Vaticano II, su recepción
en América Latina. Finalmente, mediante una reflexión critico
especulativa, analiza la reforma eclesial puesta en marcha
por el papa Francisco, transparentada en los sínodos por él
convocados, especialmente en el panamazónico.
Autor: Gabriel Martín Ghione • E-book • Argentina, Editorial
Universidad Católica de Córdoba, 2022.
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SINODALIDAD BÁSICA EN LA IGLESIA LATINOAMERICANA
Este libro está escrito desde la conciencia de que sin sinoda-
lidad no hay Iglesia, es decir, no existe la Iglesia que quiso
Jesús, la comunidad de sus seguidores para proseguir su
misión. Por eso escribimos desde la conciencia de que esta
propuesta del Papa Francisco es la propuesta de Dios para
nosotros; no solo para nosotros hoy, sino, como él dice, para
el tercer milenio, porque es una propuesta de largo aliento
que no puede realizarse en una sola generación. Y para eso
tenemos que hacernos cargo de ella con la mayor claridad
y profundidad posible. Y, por supuesto, conversarla entre
nosotros. Por ello ofrecemos este texto a nuestros hermanos
cristianos latinoamericanos y particularmente a los obispos,
ya que la mayor parte está dedicado al análisis de la sinoda-
lidad en las Conferencias Generales del Episcopado, que, por
supuesto, nos interesan y conciernen a todos, pero de modo
particular a ellos.
Autor: Pedro Trigo, SJ • SKU 9786078806881 • México, Buena
Prensa, IMDOSOC, 2023, 288 p.
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LA SINODALIDAD EN EL PAPA FRANCISCO
La reciente convocatoria del Papa Francisco de un Sínodo
de obispos en 2022 con el lema: Por una Iglesia sinodal:
comunión, participación y misión, subraya la importancia
que el Papa Francisco otorga a la sinodalidad en la Iglesia. En
este libro encontrarás las claves para la comprensión de este
término y su evolución histórica hasta el Concilio Vaticano
II. Igualmente, qué se entiende por sinodalidad en la Iglesia
actual y las posibles vías abiertas para una mayor participación
eclesial. Tomando como base el discurso de Francisco en el
año 2015 en el que señaló la sinodalidad como la senda que
la Iglesia debe recorrer en el tercer milenio, exploraremos la
relación de la sinodalidad con temas de candente actualidad
en la iglesia como el papel de los laicos y la mujer o la relación
entre democracia y gobierno episcopal.
Autor: José Luis Retegui García • ISBN -13: 979-8579164322 •
Publicación independiente, 2020, 130 p.
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FILMES x PELÍCULAS
O QUE É UMA IGREJA SINODAL? BREVE ENTREVISTA COM
O TEÓLOGO AFONSO MURAD.
https://www.youtube.com/watch?v=G_8Mt8yPQPY
Programa do “JCTV”, o jornal da REDEVIDA que traz as notícias
da Igreja no Brasil e no Mundo.
Programa do dia 11 de agosto de 2022. • Duração: 04 min, 06 s
A IGREJA SINODAL CAMINHA JUNTO COM TODO O POVO!
https://www.youtube.com/watch?v=E_85XD5XbF0
Pe. Camilo entrevista Pe. Patriky Batista, subsecretário geral
da CNBB, sobre este tema tão atual na igreja e evidenciado
pelo Papa Francisco. Qual o real significado da sinodalidade?
Programa de 01 de junho de 2022 na TV Aparecida.
• Duração: 15 min, 07 s
PROGRAMA IGREJA SINODAL - CONTRIBUIÇÕES DO
ITINERÁRIO SINODAL NA AMÉRICA LATINA E CARIBE
https://www.youtube.com/watch?v=iuh6YGau2L4
Entrevista com Dom Joaquim Giovani Mol Guimarães, bispo
auxiliar de Belo Horizonte.
Duração: 24 min. 41 s
HABLA DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA SINODALIDAD
https://www.youtube.com/watch?v=A_3iHglTBUM
Duración: 06 min. 41 s
QUÉ ES EL SÍNODO DE LA SINODALIDAD, SEGÚN EL PAPA
FRANCISCO (ECLESIA)
https://www.youtube.com/watch?v=aUqGsMV_odQ
Los tres verbos a tener en cuenta para la sinodalidad (encon-
trar, escuchar, discernir) y sus tres riesgos (el formalismo, el
intelectualismo y la tentación del inmovilismo).
Duración: 10 min. 57 seg.
PRESENTACIÓN DEL INSTRUMENTUM LABORIS EN EL
PROCESO SINODAL DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
https://www.youtube.com/watch?v=hS8tE5Gg6dk
Webinario organizado por la Editorial Claretiana y ocurrido
el 27 de junio de 2023. Conferencistas: Sandra Arenas (UTC
- Chile) y Rafael Luciani (Comisión Teológica de la Secretaría
del Sínodo y Universidad Católica Andrés Bello - Venezuela).
Duración: 1 h 36 min. 19 seg.

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SITES x SITIOS
REVISTA MEDELLÍN, VOL. 48 NÚM. 183 (2022) - LA ARTIGO - POR UMA IGREJA SINODAL: REFLEXÃO
SINODALIDAD Y SUS MÚLTIPLES EXPRESIONES - PASTORAL, DE ORANI JOÃO TEMPESTA, CARDEAL
COLOMBIA ARCEBISPO DO RIO DE JANEIRO, 2023.
https://revistas.celam.org/index.php/medellin/issue/ https://www.vidapastoral.com.br/edicao/por-uma-igre-
view/208 ja-sinodal-reflexao-pastoral/
En 2022 la huella que está abriendo el caminar del Sínodo y su
temática sobre la Sinodalidad, vuelven a reclamar a la presente
SÍNODO SOBRE A SINODALIDADE: “NOSSA IGREJA
publicación la atención dado que la revista, como expresión del
PRECISA SER POBRE COMO OS POBRES”.
CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), siempre se desar-
https://www.ihu.unisinos.br/630142-sinodo-sobre-a-si-
rolla en la escucha y el diálogo atento con la Iglesia universal,
nodalidade-nossa-igreja-precisa-ser-pobre-com-os-po-
en este caso con el Sínodo al cual se encamina toda la Iglesia.
bres-entrevista-especial-com-silvia-kreuz-e-dom-vicen-
Tratándose pues de un caminar también del sínodo a nivel con-
te-de-paula-ferreira
tinental, consideramos de suma importancia ofrecer reflexiones
Entrevista especial com Silvia Kreuz (fundadora e coordena-
de fondo que permitan ahondar la dimensión de la Sinodalidad.
dora do grupo Mães de Amor Incondicional - MAMI) e Dom
Vicente de Paula Ferreira (bispo da diocese de Livramento de
REVISTA MISIÓN CELAM N.º 13 (2023) - SINODALIDAD: Nossa Senhora, Bahia).
UN MODO DE SER IGLESIA / SINODALIDADE: UM JEITO DE
SER IGREJA. - COLOMBIA
https://celam.org/mision-celam-13-sinodalidad-un-mo-
do-de-ser-iglesia/

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