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La arealidad setentista

filme "Sansara" (2001) de Pan Nalin: "Como nao secar uma gota
de agua? Lan$á-la ao mar".
Como seria possível, hoje entáo, nao so uma estética,31 mas Raúl Antelo
uma ética encarnada no desaparecimento em tempos de máxima
exposicáo quando o marginal é glamourizado, vendido e
empacotado ñas melhores editoras do ramo? O próprio silencio
nao seria apenas mais um golpe publicitario para valorizar obras
e criar uma aura em torno do autor? Ou o desejo de desaparecer
na paisagem, ser apenas mais um, so pode ser cifrado como desejo
de morte? Ha um frágil legado de leveza, uma posigáo, uma
brecha, se permitirmos que a paisagem nos tome e nos reeduque
para a delicadeza e para o desamparo.
Haveria uma leveza no efémero.32 Se ha um "efémero
melancólico, constitutivo do Barroco histórico ou do moderno
Anestética
(Baudelaire, Benjamin, Pessoa, etc.)",33 "que revive e reatualiza
sem finí o passado e seus traeos";34 ha, "de outra parte, um efémero
positivo, mais explicitamente cósmico, que atravessa ja a historia "Nao sinto o meu corpo". Ese es el comienzo de la anotación
do olhar na Franga do século XIX (cf. Monet) e que me pareceu del 14 de enero de 1937, el incipit del diario de Graciliano Ramos
servir de 'pontos teórico e estético entre a Asia e o Ocidente",35 trascripto por Silviano Santiago. Dos movimientos se combinan
"que integra, aceita e transforma a v fluidez' dos fluxos eletrónicos, en esa frase: la anestetitazión del cuerpo, la reproducción de las
mudando seus efeitos e criando imagens-fluxo que tentam ignorar imágenes. "Aínda nao tive a coragem de ver o corpo de onde saem
estas frases; a coragem de ver-me em corpo inteiro". El personaje
a 'urgéncia-simulacro~ do mercado".36 "Um efémero sem
Graciliano no se refiere a una imagen real, esa frente a la cual
melancolía, que retrabalharia, no precario e no frágil, os extratos
uno se comporta como si no fuese ya una imagen sino un objeto,
do tempo, suas paisagens, suas feigóes e seus imaginarios".37
creándonos perturbadora ilusión óptica. Graciliano nos habla, en
Esta leveza no efémero é o antídoto que procurava para a
cambio, de las imágenes virtuales, las más cotidianas posibles.
melancolía, para os fantasmas que nao nos deixam, para os mitos
do passado que nos pesam. Frente a dor suave, do passado que nao "So o meu rosto existe: vi-o ontem a noite, antes de deitar-me, e
passa, urna "modesta alegría".38 Nao resistir ao apequenenamento hoje, pela manhá, quando escovava os dentes, raspava a cara e
penteava os cábelos. Tentei deixar baga a imagem no espelho. Na
das coisas e pessoas. O retrato embacado. A agua saindo pelo ralo.
A poca onde antes era um mar. Um momento onde antes era toda hora da navalha nao foi mais possível. Podía ferir-me". Como
Fierre Mabille, al recordar la historia de Osear Domínguez
a vida, o que importava. A leveza da deriva, a libertacáo do peso da
narrada en El ojo del pintor, Graciliano intuye que, aún cuando
orfandade, dos que desaparecerán!. Vestigios de desejos
las veamos, las imágenes virtuales son tramposas, nos devuelven
tardíamente percebidos. Encanto ao conseguir lembrar feliz as
una imagen menor de nosotros mismos, simplemente porque se
perdas. Suave delicadeza de um ocaso.
las capta en un plano diferente al que en verdad nos
O vento ñas árvores visto pela vidraga nao tem barulho. Os galbos, as folhas encontramos. Como no producen ilusión óptica son tomadas, al
suaves se movem. Uma onda verde cruza o ar. Nao me pertencem. Estou do outro contrario, como imágenes. Puras imágenes.
lado, em outra margem.

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Quero nao sentir o meu carpo. Esa es la única motivación el adentro y el afuera, que se desdobla también, en dos vectores
para que "Graciliano" escriba Ein liberdade. No dice no quiero contrapuestos, como escudo y como arma. En el gran espejo de la
sentir. Dice quiero no sentir. Potencia de la potencia.39 Para que tecnología, concluye Buck-Morss, la imagen devuelta está despla-
haya ilusión, para que el juego escópico se de em liberdade, la zada, reflejada en un plano diferente, en que uno ya no se reco-
posición del sujeto debe ajustarse a ciertas exigencias en el inte- noce como cuerpo físico sino como cuerpo estadístico, previsible y
rior de la escena del deseo, lo cual supone articular tres niveles manejable, o bien como cuerpo actuante, mensurable conforme a
muy diferentes, lo simbólico, lo imaginario, lo real. Las engañosas la norma, o incluso como cuerpo virtual, que soporta los shocks sin
imágenes del espejo, las fantasmagorías, representan la estructu- dolor. Todo sucede —acota Jünger— como si el ser humano estuvie-
ra ilusoria del yo, su mera condición imaginaria, la que sintió, por ra poseído por el esfuerzo de crear un espacio del cual el dolor
ejemplo, el ciudadano Graciliano Ramos ese día de enero de 1937 pudiese ser retirado como una mera ilusión.41
al salir de la cárcel. Las leyes de producción de imágenes, en cam-
bio, se inscriben en el campo simbólico: son históricas, culturales.
Pero el espejo óptico y el reflejo de objetos inaccesibles, o tan sólo La cuarta dimensión ,„ ..; , .
accesibles a través de la imagen ilusoria, la de la escritura, esos • '' ' 7"**

objetos sobre los que quiero llamar la atención, nos revelan, sin En 1981 Silviano sueña con 1937. En ese año, la escritora
embargo, lo real. Lo que sintió el personaje Graciliano. Ese es el Adalgisa Nery se veía a sí misma como un documental fantasma-
mérito de Silviano Santiago. Em liberdade nos instala en el cora- górico. "Saem de mim mundos distantes, diferentes, sem limite,
zón de lo Real, gracias a lo que, por deseo o por pura indiscreción, sem o tempo contado pelos homens". Adalgisa refuta espacio y
como prefiere "Graciliano", tendemos a prestar atención a las his- tiempo, como lo hiciera su marido, el pintor Ismael Nery, y un
torias extrañas. común amigo, el poeta Murilo Mendes. El tiempo y eternidad que
ambos buscaban es el tiempo como aion, no el tiempo como dura- !..j](T
Acende-se a curiosidade, os detalhes mínimos sao exigidos e os ouvidos parti- ción infinita, sino como fuerza vital (en Plotino el aion es equiva- .
cipar» da narracáo como co-autores. Sem o perceber, o ouvinte ja se imiscui para-
sitariamente na a?áo real, esquecendo-se de que, para ele, é apenas imaginaria.
lentejdeja zoé, la vida desnuda, que gracias a Foucault y Deleuze, ^
Somos todos voyeurs da conquista alheia, invejosos; ou entáo, corpos no palco para reencontraremos en Agaraben, y es por eso que San Pablo, en sus &&• (
os demais voyeurs, orgulhosos. Se nao vemos o quadro pintado com as palavras epístolas, habla de dos tipos de aion,"el aion autos o mundo terre-
alheias, é porque estamos narrando a acáo.4" nal, el viejo mundo, y el aion mellón, que es paradójicamente uña
vida inmanente abriéndose a la vida futura).42 Pues en ese tiem-
Tales fantasmagorías, como diría Buck-Morss, son el soporte po de vida desnuda, Adalgisa hace una confesión a través del
de una tecnoestética diseminada pero específica. Son percepcio- "Metrotone Adalgisa Nery":43 "Minha cabe£a está solta do meu
nes que surgen como reales, y hasta naturales, aunque su función corpo e recolhe o Universo".44 La cabeza separada del cuerpo.
sea, de más en más, compensatoria. Anestesian el organismo a Acefalidad. Mientras el cuerpo se articula con otras partes, es
través de una inundación de sensaciones variadas. Sin embargo, decir, se compone de miembros, la cabeza, en cambio, está hecha
esta incapacidad de reconocimiento, esta nueva situación de verse de agujeros, vacíos ocupados por los órganos de la sensación, sim-
a sí mismo como un objeto, plantea un nuevo tipo de individuo, ples pasajes de información. No hay músculo, no hay trabajo en la
alguien fuera de la zona de dolor. El escritor Ernst Jünger conec- cabeza. El cuerpo acéfalo se cierra de ese modo sobre sí mismo.45
ta ese fenómeno al ojo artificial de la fotografía. Las prótesis téc- Pero esa reunión anestésica del cuerpo en él gran espejo de la tec-
nicas revelarían, de hecho, un otro yo, una nueva porosidad entre nología, el universo como ready-made, se manifiesta más decidi-

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nao poderia descrever toda a minha vida, a comecar pela infancia, porque entáo
damente en un libro posterior de Adalgisa, As fronteiras da quar- estaría tentando fazer autobiografía. E nao é esse o meu intuito. Quero justamen-
ta dimensao (1951). Lo hace esa vez en la forma de un cuerpo vir- te fugir a essa idéia, pois acabei de declarar que me sinto na equacáo de um limi-
tual, indiferente e indoloro ante los shocks de la historia, que para tado espaco de tempo, urna experiencia e nao um acontecimento. A experiencia
nao traz o sentido do definitivo. É sujeita as mutagóes para melhor ou pior, no limi-
ella, por lo demás, no fueron pocos.46 te de um tempo mais longo ou mais curto. O acontecimento é tudo que tem como
Debemos remontar al pasaje del cometa Halley,47 para des- base o definitivo dentro do eterno.52
cubrir esa misma idea de la cuarta dimensión, presentada por
Pawlowski,48 como el estímulo que lo orienta a Marcel Duchamp,
Pero justamente lo que nos permite acceder a la verdadera
el más acabado an-artista, a construir su tecnoestética de Gran
modernidad es una experiencia que libere aquello que estaba pre-
vidrio. Lo hacía amparado en la certeza de que la cuarta dimen-
sente en el arte de otras épocas, aunque permaneciera oculto bajo
sión nos proyecta hacia lo real, o sea, lo imposible. Muy incipien-
categorías escópicas -fines, objetos- de tal forma que la experi-
temente, en 1920, Borges ya confesaba que, "como ultraísta y kan-
mentación sería "el puro proceso que se realiza y que no cesa de
tiano, yo creo en la cuarta dimensión".49 También Lucio Fontana,
ser realizado, en tanto que procede",53 es decir, lo que no cesa de
en su "Manifiesto técnico" de 1947, aludía a la torre de Babel como no escribirse. La voz narrativa de A imaginaria dice pues no
un ejemplo antiquísimo de la pretensión humana por dominar el
hacer una biografía, porque lo vivido por ella son vivencias mera-
espacio, lo cual generaba deseo por la cuarta dimensión.50
mente triviales. No obstante, la crítica Sabrina Karpa Wilson
Inaccesible para la razón, la cuarta dimensión señala, sin embar-
observa que, tras una noche de insomnio, la narradora-personaje
go, ciertas brechas, lagunas de lo posible, que se desdoblan no sólo de A imaginaria,
por la visión sino, fundamentalmente, de manera táctil. El acto
erótico, situación cuadridimensional por excelencia, ya que dis- eré ter "cisma(do)" inútilmente sobre experiencias pessoais de pouca ou nenhuma
pensa palabras, nos hace comprender entonces que la percepción importancia, que nao merecem ser eternizadas pela escrita, mas paradoxalmente,
de contacto con un objeto prolifera como sensación táctil, estésica nos, leitoras/es, acabamos de ler sua "(auto)biografia". Esta insistente reiteragáo
temática, em moldura textual difícil de ser ignorada, salienta duas distin?6es cen-
y pluridimensional, si se considera que, según Duchamp, sólo el tráis -entre ficcáo e autobiografía, e entre protagonista ficcional e autora implíci-
tacto tendría esa virtualidad de conectar, como en el poema de ta— e abala o conceito de autoridade autobiográfica. Berenice nos informa que a
Oswald, amor-humor.51 autobiografía requer um conteúdo específico e urna concomitante atitude de parte
do autobiógrafo. Este deve ter plena confianca na importancia de sua vida, enten-
dida como "acontecimento".
Narrar, cismar Karpa Wilson añade asimismo que, en otro pasaje de A ima-
ginaria, es la misma Berenice que problemática los valores desi-
Pero es poco después, en la novela A imaginaria (1959), de la
guales atribuidos al acontecimento en detrimento de la expe-
misma Adalgisa, donde imágenes reales y virtuales se mezclan riencia.
indecidiblemente generando nuevos problemas tecnoestéticos
para la narración. Adalgisa, a esa altura casada con el segundo Recordando o día em que viu um "movimento revolucionario" passar pelos portoes
político más influyente en el Estado Novo, Lourival Fontes, de sua casa, desmascara o status aparentemente "definitivo" do acontecimento,
actuando de hecho como directora de relaciones públicas del aquí claramente ligado a conceitos tradicionais de valor histórico. Ao perguntar a
Departamento de Imprensa e Propaganda, ficcionaliza en ese um dos participantes do "movimento" o que ele entende por "opressáo", Berenice
se surpreende com os argumentos "pueris" do homem, que parece apenas estar
relato la historia de su vida, aunque ya es consciente de que repetindo mecánicamente slogans revolucionarios. A "revolupao" -referencia pro-

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vável a revoluc,ao de 1930, um "acontecimento" considerado chave na historia
nacional (pero, acotaríamos, no menos que la de 64, también conocida como revo- Garlito Azevedo, ni siquiera distanciarla de su reutilización críti-
lugáo) — funda-se em chavóes inteiramente esvaziados de significado real. Por ca por Marcos Sisear, para caracterizar los actuales impasses de
outro lado, ela descobre que sua experiencia pessoal, feminina e doméstica, Ihe la poesía en Brasil.55 Como sabemos, y una vez más constatamos,
ensinou o verdadeiro sentido da palavra "opressáo": "A minha opressáo estava la historia se narra a través de anacronismos pero esos anacro-
dentro de casa". A descoberta inverte os valores da experiencia e do acontecimen-
to. solapando a autoridade arrogante da autobiografía tradicional, entendida como
nismos siempre puntúan una serie de síntomas que requieren
narragáo de acontecimentos históricos. A dupla negacáo que emoldura os "cisma- ca3enas~<le"sentido para decir.
res" de Berenice, a leitura que esta faz da "revolupáo", assim como varias outras
cenas textuais, alcanc.am uní sentido particular por meio de urna distancia iróni-
ca que separa a percepcáo da narradora-protagonista da perspectiva da autora '
Háptico-óptico
implícita, isto é, do pensamento organizador do olhar e da voz da personagem. Ao
negar-se o direito ou a capacidade de escrever autobiografía, Berenice expressa
conceitos convencionais de género (literario e sexual), mas a sua narrativa abala La densidad de la mirada se traduce en mirada táctil, es
os alicerces destas eonvenfóes. Enquanto, ja no final do romance, a personagem- decir, háptica. Durante el Estado Novo, Flávio de Carvalho anhe-
narradora persiste em asseverar que sua vida nao serve para "biografía", a auto- laba, sinestésicamente, con la gente de Clima, la pintura del soni-
ra implícita retrasa os parámetros do auto/biografavel, e ueste retrasar, o aconte- do y la música del espacio. Del mismo modo, leemos, en el diario
cimento, históricamente ligado á esfera masculina, é substituido pela experiencia
feminina-íntima, doméstica e jamáis trivial. de Graciliano, que "se nao vemos o quadro pintado com as palav-
ras alheias, é porque estamos narrando a acáo". Sintomá-
ticamente, a continuación de esa frase, el editor Silviano trans-
Como la imagen, Berenice-Adalgisa es pasiva, pero su poder cribe algo que está escrito a mano, por tanto, con el contacto direc-
proviene precisamente de la pasividad, ya que desplaza la dialéc- to del cuerpo, pero puesto entre paréntesis, gesto que, al mismo
tica convencional del amo y el esclavo, situándose fuera del senti- tiempo, aisla y destaca, visualmente, la frase: "narrar é mais
do y del discurso. Gracias a esa escisión tecnoestética, en que el importante do que experimentar". Graciliano, como buen creyen-
sentido del discurso, o como diría Nancy, "le sens en discours", se te, es un narrador. (Y como buen narrador, es creyente). Silviano,
vuelve un sentido fluido, "le sens qui a cours", un sentido corrien- más descreído, por eso mismo lee y, al leer, experimenta más allá
te y recurrente, la lectura contemporánea de Karpa Wilson puede del límite de lo real. Ensaya pues una experiencia. Experiencia
concluir, sin embargo, que "tudo indica que a importancia desta —dice Jean Lúe Nancy- no es saber ni no-saber. Es un atravesa-
reformulagáo crítica foi largamente ignorada, a julgar pelo silen- miento, una travesía de un borde a otro, transporte incesante de
cio de décadas em torno do romance de Nery" y por ello mismo uno a otro extremo a lo largo de un trazado que expande y limita
exhorta a que "ja é hora de rompermos este silencio, resgatando una arealidad (aréalité), palabra casi en desuso con la cual Nancy
as propostas inovadoras de um texto no qual o instrumental da alude a la superficie, al área de la piel de un cuerpo visto como
fic^áo é usado nao como guardiáo do decoro feminino mas, muito conjunto de sensores, pero también a ese poco, casi nada, de rea-
pelo contrario, como meio valioso de crítica a definieres categóri- lidad material o substantiva, la a-realidad, que es todo pensa-
cas de género".54 En ese sentido, más allá de su confianza en las miento.56 Allí emerge, en fin, un sujeto. No nos olvidemos, por } ' , " • : '
identidades, diríamos que la lectura de Karpa Wilson sólo es posi- ejemplo, que para Agamben sujeto es lo que resulta de la relación
ble, precisamente, gracias a los efectos técnicos de Em liberdade, o, por así decir, del cuerpo- a cuerpo entre los vivientes y los apa-
el gran vidrio de Silviano, así como también cabría decir que no ratos, una teatralización de dispositivos. y ¿ yjj£Am
es posible separar la experiencia allí señalada del cisma de su En ese rescate de lo háptico, en; lugar de lo óptico, la cuarta
reaparición contemporánea, en la poesía de Ana Cristina Cesar o dimensión del arte señalaría el espacio de la heterogeneidad dis-

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cursiva, un patchwork de voces, a la manera del espacio de grafe a su ficción, justificando así que el análisis de lo social no
Riemann, una colección amorfa dé frágníentos yuxtapuestos, sin podía más tomar como objeto exclusivo la experiencia individual,
vínculo necesario entre unos y otros, pero con conexiones, con a la manera de Hegel, porque, asumiendo un mea culpa, dice
reconocimientos táctiles51 entre, sí, algo así como un no-objeto.58 Adorno y transcribe Silviano, no se podría entonces ocultar el ¡
Un conjunto de artistas brasileños se planteaba entonces asimis- peso de las responsabilidades a las que no escapa aquel, que, fren- | i y<5í;
mo la cuestión de la arealidad. Lygia Clark, a la manera ducham- te a lo indecible que se perpetró, lo real, la cuarta dimensión de la
piana del inframince, experimentaba lo háptico como "infrasenso- historia, todavía tiene coraje para hablar del individuo.
rialidad",59 mientras Helio Oiticica prefería encarar lo háptico
como cuadridimensionalidad de lo sensible.60 En sintonía con
esas propuestas, la prótesis de Silviano llamada "Graciliano" nos Tanatopolítica testimonial :
dice nao sinto meu carpo, lo cual se traduce, en suma, conecto
demasiado. Conecto la forma con lo informe. Conecto lo Jhtérno La imagen es lo que nos toca pero, al mismo tiempo, ella
con lo externo. Conecto receptividad y actividad. Al darse una~]5ró- misma no se toca. En ese ojo pineal o ano solar se redefine pues
tesis de arealidad, Silviano, a la zaga de Clarice Lispector, inven- el testimonio, no ya el relato de un voyeur (una bio-grafía) sino el
ta una nueva situación:61 un pensamiento sobre el no-pensa- relato de una travesía, una (auto)biografía, una ficción, una
miento. desubjetivación que no aporta discrepancia, ni puro silencio, ni
Un pensamiento sobre el cuerpo —y no otra cosa, en definiti- mucho menos palabra absoluta y definitiva acerca de lo vivido.
va, es Em liberdade- debe buscar un peso real, un peso de lo real Así Em liberdade nos persuade de que, más allá de apariencia y
o, en palabras de Nancy, "une pesée réelle", y en ese sentido "un verdad, la ficción explica, pese a todo, que es imposible explicar el
toucher, ployé-déployé selon l'árealité".62 Por eso mismo Em liber- todo o que nada puede ser explicado del todo.
dade retoma el modelo de ensayo de Montaigne, en que je suis Alain Resnais plasmó visualmente, en Toda la memoria del
moi-méme la matiére de ce livre, para, como un guante, darlo vuel- mundo, la idea posthumana, que por lo demás viene de Gauthier,
ta.63 La palabra ensayo, ex agio, remite a una experiencia de are- el inventor de avataras, de que todo lo que está escrito nos anula
alidad: la prueba que el poder colonial imponía en las cecas para o fantasmagoriza. En esas imágenes —mera relectura de "La
que los esclavos no robasen el oro en los orificios de su cuerpo. biblioteca de Babel", o de los agujeros y cortes que Fontana,
i Agio también remite a lo que yace al lado, lo que se apoya en ad- gracias a Borges, ya detectaba cómo ejemplo de esa modalidad
yacencia. Es el lugar vacío en que cada singularidad se mueve en cuadridimensional entrevista inmediatamente también por
libertad, en una constelación semántica cuya proximidad espacial Caillois como postliteraria— allí mismo, Silviano Santiago
señala un tiempo apropiado (ad-agio) y el sentirse a gusto en esa descubrió la definición de una nueva posición ante el espejo de la
relación. Agio es pues el uso libre de lo que nos es singular.64 historia, la del narrador agotado.65 Ahora bien, al tomar en
" Ensayo, en ese sentido, sería el saber que se extrae de esa expe- cuenta todas esas cuestiones, podríamos pensar, con Roberto
riencia,, que nunca será de identificación sino de distanciamiento. Esposito, que en verdad zambullimos el cuerpo, como quería
Pero, en función de esa distancia, del anacronismo antes Oiticica, en plena tanatopolítica.66 Así denomina el filósofo
señalado, podríamos decir que Em liberdade, si bien suplementa italiano el ciclo del genos que atraviesa varias instancias, la
el humanismo incipiente de Montaigne, suplementa asimismo el regeneración (o sea, la política de exterminio hacia el Otro, el
humanismo terminal, ese que Adorno admite en Mínima moralia, disidente, el adyacente), la degeneración, la eugenética y el
al concluir la guerra, y que Silviano, prolijamente, copia en epí- genocidio. Me interesa particularmente destacar las categorías

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centrales, que coinciden temporalmente con el modernismo. La traducen, contemporáneamente, como superioridad del hacer (y,
degeneración puede consistir en un desdoblamiento humano- más aún, del hacerse) sobre el pensar y, en ese lazo infinito, ver- '
inhumano, interno al sujeto (The Case ofDr. Jekyll and Mr. Hyde, dadera cinta de Moebius,68 que enlaza realidad y ficción, aparien- i
de Stevenson) o en una separación del yo ideal para no tener que cia y aparición, es el uso de la vida —el uso de sí mismo, diría
ver el ideal del yo (como en The Picture ofDorian Gray, de Wilde). Foucault— lo que permite tocar actividad y pasividad, espontanei-
Mario de Andrade nos ofrece una peculiar visión de ese problema, dad y receptividad, como imágenes de lo irrepresentable de nues-
anticipándose a las alegorías neutras de Clarice Lispector. tro propio presente.69 Alain Badiou nos da, a su vez, una inter-
Escribe: pretación de ese fenómeno que, a su juicio, remontaría al propio
Hegel, en relación con el terror revolucionario, ya que
Nos geralmente imaginamos que o monstro produz na gente um sentimento ,
de horror. Conceitualmente isso pode estar certo, porém se verificamos com exa- lo real, tal como se concibe en su absolutidad contingente, nunca es lo bastante
tidáo o sentimento que nos causarn os monstros da tela e do teatro a gente perce- real para que no se sospeche su condición de semblante. La pasión de lo real tam-
be logo que o que sentirnos nao é horror propriamente, asco porém. Nisso está o ' bién es necesariamente la sospecha. Nada puede atestiguar que lo real es lo real,
segredo do problema. O que estamos enxergando nos causa um sentimento vio- salvo el sistema de ficción en el cual representará el papel de real. Todas las cate-
lentíssimo, que pela sua própria violencia permite a confusáo entre horror e asco2 gorías subjetivas de la política revolucionaria o absoluta, como "convicción", "leal-
A repugnancia é táo intensa que a gente fica... horrorizado. ""^ -rf: tad", "virtud", "posición de clase", "obediencia al partido", "celo revolucionario",
Se observe, por exemplo, o caso da barata. O monstro e a barata sao igual- etc., están marcadas por la sospecha de que la supuesta calidad real de la catego-
mente asquerosos. Qualquer pessoa que sinta pela barata a repugnancia que eu ría no es en realidad más que semblante. En consecuencia, siempre es preciso
sinto há-de compreender muito bem o que estou falando. Diante duma barata todo depurar públicamente la correlación entre una categoría y su referente, lo cual
o meu ser se confrange numa revolta, numa fuga incontestável, que me deixa lite- significa depurar a ciertos sujetos entre aquellos que reivindican su pertenencia a
ralmente horrorizado. A barata é o único acontecimento deste mundo que quase la categoría en cuestión, y por lo tanto depurar a los propios cuadros revoluciona-
me forca a dar razáo a William James, quando afirma que os sentimentos sao rios. Y es importante hacerlo de acuerdo con un ceremonial que imparta a todos
puros reflexos do corpo. la enseñanza de las incertidumbres de lo real. La depuración es una de las gran-
O monstro, o fenómeno aparecido em pesadelo nao é a causa da angustia, a des consignas del siglo. Stalin lo dijo claramente: "El partido sólo se fortalece al
angustia é que produz as monstruosidades sonhadas, as quais provocan! em nos depurarse".
um sentimento de terror. Enfim: o pesadelo é urna coisa aterrorizante por si
mesmó; é a predisposicáo ao terror que torna medonhos os monstros dum pesade- Pero esta cuestión no atañe sólo a la política, ya que la depu-
lo. Na verdade nenhuma das entidades criadas líricamente pelo homem, quer na
arte, quer no sonho, é de fato monstruosa e por isso, horrível. So a vida real, os atos ración fue asimismo una consigna esencial de la actividad artísti-
praticados pelo homem na realiza9áo dos seus interesses. hos proporcionara o ver- ca. Si lo real nunca es suficientemente real en el plano de la
dadeiro horror."7 acción, el arte tampoco es suficientemente artístico en el plano de
la dicción. Se buscó entonces, con ansia, el arte puro, argumenta
A estas amenazas al deber ser, le responde, como sabemos, a Badiou, arte en el cual el papel del semblante consiste tan sólo en
comienzos del siglo, un muy amplio arco de propuestas eugenési- indicar la crudeza de lo real. En sintonía con la tesis del nomina-
cas, es decir, purificaderas (en el ejemplo de Andrade, depurado- lismo pictural de Thierry de Duve, Badiou juzga que, mediante la
ras de racismo o sexismo), que van del catolicismo a la revolución axiomática y el formalismo, se quiso depurar lo real matemático
rusa. Como esto, a la larga o a la corta, conduce al genocidio, la de todo lo imaginario, espacial o numérico, de las intuiciones y, de
cuestión pendiente para el pensamiento actual es cómo posicio- ese modo, la noción de que la fuerza se adquiere en virtud de la
narse tras la innegable emergencia de lo real. Es decir, el enma- depuración de la forma no es patrimonio exclusivo de la política
rañado cruce de saber, poder y deber, que constantemente acecha ni del arte ya que lo común a todas esas tentativas es su pasión }
las decisiones del sujeto, acerca de lo que puede o debe hacer, se de lo real.70

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. .
crítico, la dilatazione del tempo mentáis del personaje. Contacta,
Pasión de lo real en fin, con Godard, el re-citador de la "Nueva refutación del tiem-
po" en Alphaville.71 Es decir, en pocas palabras, que Cozarinsky,
Pues en el mismo momento en que Silviano Santiago explora consciente de que todo habla, pero a sabiendas también que las
la arealidad de un cuerpo em liberdade, es decir, en 1981, imágenes no dicen toda la verdad, aunque sean un jirón de ella,
Edgardo Cozarinsky también ensaya, en La guerre d'un homme las usa para mostrar lo irrepresentable e imposible de la historia.
seul, una experiencia muy paralela e idiosincrática, una expe- Lo imposible pero indispensable porque, pese a todo, a lo real hay
riencia de atravesamiento corporal por la lectura. Quiere asimis- que imaginárselo. Esto, como señala Didi-Huberman, solicita una
mo con ella tocar lo real, darse otra piel. Su arealidad parte, como ardua ética de la experiencia ficcional, que no sólo trabaja con lo
la del escritor brasileño, de un diario, el de las Radiaciones de invisible (la pereza del esteta), ni siquiera con el icono del horror
Ernst Jünger, ocupante de París, como soldado alemán, practi- (la pereza del creyente), ni mucho menos con el simple documen-
cando en sí un atravesamiento experimental, un transporte ince- to (la pereza del sabio), sino con
sante de uno a otro extremo de una línea, la línea roja de la his- Una simple imagen, inadecuada pero necesaria, inexacta pero verdadera.
toria, que limita pero, en este caso, también expande, hasta la Verdadera por una verdad paradójica, por supuesto. Yo diría que la imagen es aquí
cuarta dimensión, una arealidad específica. Usando material de el ojo de la historia por su tenaz vocación de hacer visible. Pero también que está
archivo y ninguna imagen contemporánea, aprovechando no sólo en el ojo de la historia: en una zona muy local, en un momento de suspense visual,
las voces de los documentales franceses de guerra sino la voz de corno se dice del ojo de un ciclón.72
las memorias de Jünger, o sea, cortando y volviendo sobre sus
pasos, Cozarinsky se asoma, de manera magistral, a lo no dicho Tormentas de acero llamó Ernst Jünger a su testimonio de la
por completa imposibilidad y, a pesar de ello, con ese gesto, mues- primera guerra como experiencia interior. Años más tarde, duran-
tra más de lo que dice, porque vemos la París ocupada pero tam- te la ocupación a París, en la segunda guerra, solía recordar expe-
bién, gracias al anacronismo de la imagen, tocamos la América riencias placenteras, como las de su viaje a Brasil en 1936. En ese
Latina, igualmente ocupada, de 1981. En verdad Cozarinsky res- periplo por los trópicos, Jünger descubrió fascinado la contigüi-
ponde con ese, su metrotone apócrifo, a una serie de toques pre- dad entre lo sublime y lo abyecto, gracias a la forma animal más
vios. Contacta con el juicio de Robbe-Grillet, que consideraba La elemental, pero también, más acechante, los reptiles del Butantá.
invención de Morel no sólo un livre étonnant, sino que, a partir del No en vano pensó en La reina de las serpientes como título para
prólogo de Borges a esa obra, queda seducido por la idea de un su experiencia narrativa. Pues bien, ya terminada la guerra, el 2
passé modifiable. Contacta con el comentario de Alain Resnais, el de noviembre de 1945, día que en Brasil se conmemora la fiesta
autor de Noche y neblina, sobre el rapport...frappant que uniría de los santos difuntos, Jünger anota en su serpen(t/d)iario una
su Mariembad con el Morel de Bioy. Contacta con el juicio de auténtica fantasmagoría de la guerra hiperbólica que se viene.
Claude Ollier, en el sentido que el "Tema del traidor y del héroe" Sur la singularité des rencontres en revé. C'est ainsi que, cette nuit, je suis
es un modelo de appropriation de l'Histoire par la Littérature. tombé, dans un bar de Rio, sur un officier d'intendence alsacien qui rn'a expliqué
Contacta con la lectura de Terra em transe de Luigi Faccini, que en détail, durant des longues conversations, la difference entre Fadministration
define la película de Glauber como un aleph sfocato e infinita- militaire des Allemands et des Francais. J'avais fait sa connaissance au moment
mente finito que se mueve hacia innumerevoli aleph regressivi, de payer, en m'embrouillant, avec le garlón, dans un compte en muréis, si bien
qu'il dut m'en expliquer le cours."
practicando no sólo la suspensión del tiempo naturalista de la
narración sino el détournement situacionista o, en palabras del

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Como decíamos al comienzo, el sentido líquido del capital, le Artur Barrio y Helio Oiticica: políticas del cuerpo
sens qui a cours, se vuelve un sentido corriente y recurrente, aun-
que sólo aprehensible en la experiencia singular, le sens en dis- Diana Klinger
cours. Aquello que mueve al poder, lo real, sólo se deja ver, se lo
sueña, en los circuitos de la imagen y así es que Jünger sueña, en E cada encontró nos ¡embrava que o único roteiro é o corpa
portugués, las pesadillas de Europa, como eterna trinchera fran- A furia do corpo
co-alemana,74 pero antevé también las pesadillas de "Graciliano", Joáo Gilberto Noli,
e incluso las de Cildo Meirelles.75 Situaciones. Détournements.
Anacronismos que mudan el curso de una historia a partir de la
sintaxis de la memoria.76 Los muréis nos postulan así (a Jünger
y a sus lectores) dos series diferentes, aunque extrañamente
enmarañadas, de números y cifras.
Poco después el mismo escritor anota en su diario una char-
la con su hermano, físico, a respecto de cifras repartidas en un
disco, como trayectorias de balas, como los discos en rotorelieve de Central para artistas como Helio Oiticica, Lygia Clark, Lygia
Duchamp. Jünger recuerda entonces la curiosa observación de Pape o Artur Barrio, el cuerpo es, si no el único, uno de los itine-
Kükelhaus, en el sentido de que el significante ocho, cuando se le rarios ("roteiros") más recorridos en el arte de los años sesenta y
antepone una n-, prefijo de negación, se vuelve noche en muchas setenta en Brasil. Un arte que, en oposición a la exacerbación
lenguas europeas. Nacht, nox, night, nuit, notte. Según algunos racionalista del concretismo, parte de un deseo de recolocación de
lingüistas, el étimo de ocho es un tema que equivale a "el doble de lo sensorial. En el vocabulario neo-concreto, se alude a la obra de
cuatro", lo que los hizo pensar en un sistema de numeración cua- arte a partir del símil de un "organismo vivo" o un "quase-corpus".
ternario (¿pautado por cuatro dimensiones?). En un hipotético En la literatura de esos años, Agua Viva (1973), de Clarice
origen, se habrían contado así los dedos de la mano, salvo el pul- Lispector, representa esa tentativa de escribir con el cuerpo, de
gar. No sería descabellado entonces, piensa Jünger, que hubiera escribir el cuerpo. Tentativa de traducir en palabras aquello que
una relación, apoyada en el cuerpo, entre fin y noche, lo cual expli- precisamente es exterior al lenguaje: el instante, la sensación.
caría la similitud entre nueve y nuevo, neuf y nouveau, neun y Pero es en otras dos novelas, publicadas ambas en 1981, en las
neu.77 Noche y neblina, noche e infinito. Jean-Luc Nancy cambia que el cuerpo sale del intimismo introspectivo de Agua Viva e
la n- de negatividad por la a- de ausencia, de acefalidad, para pro- irrumpe en medio de calle: Em Liberdade, de Silviano Santiago e
ponernos la arealidad como una potencia del sentir, como un pen- A furia do corpo, de Joáo Gilberto Noli. El cuerpo, sensual, sexual,
samiento del no-pensamiento. Hay más que nominalismo en esa en medio de las avenidas, en medio de la dictadura.
actitud. Hay la obstinada pasión de lo real que se depara al fin y Trazaré dos itinerarios/roteiros a través de algunas
al cabo con una máquina ambivalente, de un lado, el ex-agio, la experiencias estéticas de Helio Oiticica y de Artur Barrio, en las
superficie de la piel de un cuerpo—le vide papie — visto como con- que cuerpo y ciudad, es decir, cuerpo y espacio público, se
junto de sensores o pantalla proyectiva, pero también, al lado interceptan a partir de sensibilidades diferentes. Llamaré a estos
suyo, ad-agio, ese poco, nada, esta espuma, de realidad material o itinerarios, Urna aprendizagem ou O livro dos prazeres para el
substantiva, que constituye, en última instancia, lo innombrable caso de Oiticica y A furia do corpo para Barrio.
de la historia. Lo real areal.
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