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CRÍTICA DE LA RAZÓN BOLIVIANA

por Benru Seyerr

ZAVALETA CONOCERCES ES
Decía Zavaleta que «conocerse es vencerse», ¿acaso no sería mejor decir que conocerse es aprender a quererse?, ¿ qué
conocerse es aprender a re-conocerse como algo digno de ser querido, investigado, valorado y desarrollado?
«boliviano como hispanoamericano» y del «boliviano como latinoamericano» se ha desarrollado como conciencia
escindida, aislada, solipsista, egocéntrica, enajenada y colonizada. Lo que se busca es recuperar la idea que desde fines
del siglo xx ha ido emergiendo poco a poco, la del «boliviano como indoamericano» o como «auto-conciencia comunitaria-
inter-subjetiva», en la cual la noción de tierra o naturaleza como madre está inescindiblemente entre-tejida en nuestra
subjetividad; en oposición a la noción de sujeto propia del mundo moderno, en el cual el sujeto se presupone como una
conciencia a la que le es indiferente la naturaleza, la tierra o el lugar en el que está.

1
Del presente crítico
Después de la caída del muro de Berlín y del derrumbe de los socialismos reales, empezó a nivel mundial una época donde
el capitalismo de corte liberal comenzó a mostrar su verdadero rostro salvaje, o sea, neoliberal.
–como muy bien muestra Heidegger– se constituye en un literal bloqueo cognitivo, es decir, no es que la realidad quiera
esconderse, porque ella siempre está a flor de piel, sino que la intelligentzia latinoamericana y boliviana es la que se deja
bloquear a sí misma por el prejuicio de la obviedad moderna demostraba en los hechos que el materialismo histórico se
había equivocado, que la obra de Marx no era científica,7
¿Qué significará entonces pensar más allá del paradigma de la izquierda moderna y occidental? ¿No será que esta
dicotomía entre izquierda y derecha es pertinente solo al proyecto de la modernidad y que ya es hora de pensar desde
más allá de esta dicotomía moderna?
Vattimo, en un congreso de filosofía reciente en Venezuela, se había declarado chavista.
Donde se vio claramente esta contradicción fue en la obra de Lucio Colleti cuando, luego de revisar al marxismo y a Marx,
de pronto descubrió que la obra de Marx no era científica. ¡Qué ingenuidad la de Colleti al querer definir la obra de Marx
a partir de la estrecha concepción neopositivista de ciencia! Es obvio que si partimos de la concepción neopositivista o
analítica de ciencia la obra de Marx no aparece como científica, porque su objetivo no es describir cuantitativamente el
movimiento del capital al interior del mercado
Colonialism intelectual.
Abandonaron alegremente las hipótesis básicas de la teoría de la dependencia, se olvidaron de categorías como clase
social, pueblo, salario, nación, etc. Dejaron de estudiar a Marx (en realidad nunca lo estudiaron porque el acceso que
tuvieron fue a través de los manuales a la Harnecker,12 Politzer, Afanasiev, etc.),a Hegel,13 a los grandes críticos de la
modernidad y, lo que es peor, dejaron de pensar la realidad propia y se apropiaron alegre e ingenuamente de categorías
posmodernas, las cuales son mucho más ideológicas y encubridoras que las modernas.
Si bien la ciencia tiene una explícita pretensión de universalidad, su procedencia siempre es local, lo cual quiere decir que
siempre empieza pensando problemas locales, no universales, por ello es que en sí mismos los conocimientos científicos no
son aplicables a cualquier espacio social o histórico, especialmente en el ámbito de la ciencia social.
Después del derrumbe de parte de los socialismos reales, el capital transnacional trabajó seriamente con las nuevas élites
latinoamericanas, con aquellas que estaban dispuestas a asumir el nuevo espíritu empresarial sin apego a ningún tipo de
valores morales, de ideologías o de culturas nacionales. Esta nueva clase dominante debía sustituir a la otrora burguesía
nacionalista despreciando lo que esta había ayudado a construir, que eran las políticas públicas. Así la nueva élite
empresarial debía ser abiertamente antiestatal, antinacionalista y, para colmo, de ideología anticomunista, pues tenía la
misión de destruir el capitalismo keynesiano, con rostro todavía humano, para dar paso libre al neoliberalismo salvaje. No
por casualidad, casi todos los ministros de Economía latinoamericanos fueron formados académicamente En EE. UU. No
está mal estudiar economía en EE. UU., lo que está mal es creer que ese conocimiento es bueno en sí mismo para nuestros
pueblos. El ministro de Economía del presidente argentino Kirchner estudió también en EE. UU., pero no estudió para tener
una balanza de pagos impecable, pagando la deuda externa, aunque el pueblo se esté
muriendo de hambre, sino que la estudió para ver cómo le hacía para no pagarla y ahí
está el resultado, la economía argentina ya se está recuperando
El cientista social haciendo «ciencia» ya no cuestiona nada, ya no hace crítica, ni siquiera duda, mucho menos piensa la
realidad.
Siempre ha existido un sector de la sociedad que intelectivamente ha producido conocimiento crítico del poder como
dominio, explicaciones contra-hegemónicas.
La ciencia social se convirtió en una literal ciencia de las apariencias a partir de Popper y Weber, es decir, en una explicación
que se limita a tematizar los fenómenos que aparecen en la realidad, descuidando en la tematización las causas que
explican la aparición de los fenómenos. Al convertirse la ciencia social en una literal ciencia de las apariencias, deja de ser
ciencia para ser una literal ideología,
como explicación de las apariencias, y una encubridora de las causas de lo que aparece. Paradójicamente, el método
científico ha cumplido a cabalidad la función justificadora por excelencia de esta mixtificación de la realidad (cfr. Bautista,
2007).
El estado de revolución alude entonces a esa situación histórica en la cual los pueblos producen movimientos político-
sociales tendientes a que la vida de todos sea re-novada para que siga en plena evolución y así pueda seguir teniendo
sentido humano el vivirla.22.
sino si somos capaces de construir otro modelo de sociedad y humanidad más allá de la concepción
Europea-latina-occidental con la cual nacieron las repúblicas latinoamericanas. Ello implica inevitablemente construir otro
concepto de «lo político» más allá de la concepción moderna de la política, que dice que ella es constitutivamente de
dominio.
Qué es la historia si no es el movimiento temporal, o sea, de transformación en la subjetividad de los pueblos que deviene
en una re-evolución de la forma humana de ser y de estar en el mundo.
Urge empezar a producir un conocimiento crítico de la racionalidad con la cual el blanco-criollo-boliviano
ha creado, educado, gobernado y administrado este país desde 1825.

II
De la crítica de la razón
Crítica de la razón política boliviana»; pero, si bien es cierto que en esta reflexión se afronta lo político de la realidad,
En el teórico, lo que se impone no es solo iluminar con la razón la situación histórica actual, sino producir un conocimiento que
permita construir aquello que se pretende.
están mostrando que está en crisis la concepción o modelo de sociedad, de nación y de Estado latino-americano de origen
europeo-occidental.
Pero también hubiese sido imposible que Europa se desarrollase sin nuestros alimentos,2 los que nuestras civilizaciones
domesticaron, produjeron y desarrollaron durante milenios, como la papa, el maíz, el chocolate, el tomate y el aguacate, por
ejemplo.

Fue la Europa moderna la que desarrolló nuestro subdesarrollo, la que descentralizó el antiguo centro del mercado mundial
para ubicarse ella en el nuevo centro del mundo, para dejarnos en la periferia; la que se constituyó en el primer mundo rico
para dejarnos en el tercer mundo pobre. En esto consiste la historia de la modernidad.
Este tipo de boliviano vive en una permanente auto-contradicción consigo mismo desde 1825. Pretende ser lo que no es,
pretende conocer otras culturas e historias que no son propias, pero que intenta conocerlas como si fueran suyas;
pretende ser culto en el conocimiento, la historia y la cultura
del dominador a costa de la negación, el desprecio y el olvido de nuestra propia historia, cultura y conocimiento ancestral.
En este intento cotidiano de querer ser lo que no puede ser, pierde la capacidad de conocimiento de lo que realmente
puede ser y del lugar que le permitiría construir ese ser que anhela tener.
En este sentido, hacer una crítica de las razones con las cuales la oligarquía criolla, blanca y mestiza ha dominado hasta
ahora implica reco-nocer la historia con la cual se ha constituido esta subjetividad dominada de nuestros dominadores y
de quienes les han creído.
esta casta castrada de dignidad le adjudicó todos sus defectos, sus vicios y sus enfermedades. El dicho popular reza: «dime
de lo que presumes y te diré de lo que careces», expresa bien esta auto-contradicción performativa.
Intenta producir una crisis por el conocimiento para producir auto-conocimiento.
una crítica de la razón se necesita de una previa noción o idea de lo que es la razón. ¿Qué es?, ¿qué significa la razón?
Después del giro pragmático, del giro de-colonizador5 que estamos intentando producir y del momento ético-crítico.
Este otro concepto de razón al cual nos referimos intenta dejar de ser formal para recuperar sistemáticamente la condición
ética y material del ejercicio de todo uso de la razón, teniendo como criterio explícito la racionalidad reproductiva de la
vida humana en general7 y no de unos cuantos.
una explicación crítica, ética y material sobre por qué somos lo que somos, por qué pensamos como pensamos, por qué
estamos en crisis y por qué deberíamos salir de ella recurriendo a nuestras propias fuentes de nuestra propia mismidad
histórica, la cual ha sido negada desde hace más de 500 años y hoy, bajo el pretexto de la modernización de nuestro
Estado, se la quiere terminar de sepultar.

III
De la histórica de la subjetividad boliviana
Una crítica de la razón aspira, por la reflexión, al autoconocimiento de lo que se es y de lo que no se es y, por la auto-
reflexividad
Hinkelammert
La auto-conciencia y auto-determinación de la cual hablamos no es individual, ni siquiera grupal, regional o social,4 sino
comunitaria{
Nuestra idea de sujeto parte de la relación sujeto-sujeto, en el sentido de que la subjetividad humana no se constituye en
oposición al objeto, sino siempre en relación con otro sujeto.
En este sentido, nuestra crítica de la razón no es universalista, es decir, que no apela a la concepción de razón universal
que la modernidad ha producido para cuestionar o evaluar una razón local.
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Popper, en La miseria del historicismo, condenó todo tipo de holismo en la ciencia, porque decía que no se podía conocer
el todo y que era imposible tener una «visión» de la totalidad de los fenómenos y de los hechos, lo cual es cierto, pero
solo en parte, porque siempre lo «percibimos». El hecho de que nunca podamos ver o conocer a la totalidad no quiere
decir que los hechos se den de modo aislado (las actuales ciencias de la complejidad están demostrando lo contrario),
porque siempre se dan en relación inmediata, mediata o lejana a la totalidad de la realidad. Independientemente de que
no veamos al todo, nuestros actos siempre se desenvuelven en el contexto del todo, aunque no nos demos cuenta o no
lo concibamos
así. De ahí que la ciencia ahora esté recuperando las concepciones holistas para recuperar el horizonte de sentido, gracias
al cual es posible entender cualquier singularidad o parte. Más aún cuando la pretensión totalizante, o sea, holista del
mercado, pretende escindir o fragmentar sistemáticamente la realidad para que sea imposible percibir las consecuencias
totalizantes del mercado, que ya se están empezando a mostrar rotundamente.
Por ejemplo, el calentamiento de la tierra y la acumulación de miseria a escala mundial.
LA ACTUAL CRISIS DEL MÉTODO CIENTÍFICO se funda en esta confusión, no sabe si partir de la parte o del todo. Si parte
de esta disyuntiva está condenada al fracaso. Hay que partir de la relación como tensión que existe entre la parte y el
todo, entre el singular y lo general, entre lo local y lo universal.
Hay que partir de la relación como tensión que existe entre la parte y el todo, entre el singular y lo general, entre lo local
y lo universal.
«En primer término es necesaria la descolonización epistemológica para dar paso luego a UNA NUEVA COMUNICACIÓN
INTERCULTURAL, a un intercambio de experiencias y significaciones como la base de otra racionalidad que pueda
pretender, con legitimidad, a alguna universalidad.
Por eso decimos con Zavaleta que LA CONCIENCIA NACIONAL ES POPULAR PORQUE ES COMUNITARIA Y NO PORQUE SEA
SOCIAL (MODERNA), ya que el pueblo, como pueblo, se ha movilizado siempre no por reivindicaciones particulares,
individuales o meramente grupales, sino nacionales, como las ocurridas durante la guerra del Agua y del Gas. Estos
movimientos defendían el agua y el gas.
Nuestra reflexión tampoco pretende hacer UNA CRÍTICA EXHAUSTIVA DE TODA
DELIMITACIÓN DEL CAPITULO
LA HISTORIA DE LA SUBJETIVIDAD BOLIVIANA, sino solo de un momento de su historia, de la segunda mitad del siglo xx
y principios del siglo xxi.
Toda crítica de la razón es siempre auto-crítica, por eso empieza desde uno mismo (siendo inmanente).
LO CRITICADO NO ES ALGO QUE ESTÉ AFUERA, SINO ALGO QUE LLEVAMOS DENTRO NUESTRO Y QUE NECESITAMOS
ACLARAR CON RAZONES, O SEA, CON ENTENDIMIENTO; POR ESO ES QUE ESTA CRÍTICA DE LA RAZÓN INTERSUBJETIVA DE
LO BOLIVIANO ES Y DEBE SER AUTOCRÍTICA. ¿QUÉ ES LO CRITICADO EN ESTA REFLEXIÓN?
En este sentido es que no concebimos, como la modernidad occidental, que LO FORMAL, LA IDEA O LA LÓGICA SEAN EL
FUNDAMENTO DE LA HISTORIA O LA POLÍTICA, SINO QUE PENSAMOS QUE LA HISTORIA Y LA POLÍTICA SON EL
FUNDAMENTO DE LA LÓGICA Y, EN ESTE CONTEXTO, DE LA EPISTEMOLOGÍA.
La razón es la formalización de una concepción de la
racionalidad. La «concepción moderna» de la razón dice que ella es universal. Un análisis detallado y
deconstructivo de la razón moderna está demostrando que ella no es universal.
La concepción moderna de razón gira en torno al paradigma de la conciencia, el cual privilegia la reflexividad lógica del
sujeto consigo mismo, como solipsista toma de conciencia.
Esto es, la racionalidad ahora se está transformando en discursiva, por eso privilegia el lenguaje predicativo y explícito, el
habla, el diálogo y la comunicación, lo que presupone a su vez el reconocimiento de la dignidad de los sujetos en la relación
entre sujetos como seres humanos.
TODA REFLEXIÓN ACERCA DE LA RAZÓN ASPIRA SIEMPRE A LA UNIVERSALIDAD, lo que no quiere decir que de hecho lo
sea. La racionalidad es el ejercicio de una concepción de la razón, siempre es situacional y local, por eso es que hay
racionalidades.
latino-América» y no «hispano-América, amer-india o indo-América, cono sur, abya Ayala, el dorado,
IV
HACIA UNA HISTÓRICA1 DE LA
SUBJETIVIDAD CRIOLLO-ALTOPERUANA-
BOLIVIANA
Cualquier libro decente de historia de la ciencia muestra cómo los chinos, musulmanes e hindúes era superiores a los
europeos, inclusive hasta mediados del siglo xvii. Los chinos, en el siglo xi, ya tenían papel moneda impreso, o sea, que ya
tenían imprenta.
Los árabes-
musulmanes fueron los primeros en traducir a Aristóteles del griego al árabe en el siglo vii, mucho antes de que los
europeos supiesen siquiera el griego. Fueron filósofos judíos y árabes quienes tradujeron por primera vez muchos textos
filosóficos del árabe y griego al latín, gracias a los cuales se ilustraron los europeos recién a partir del siglo xiii. Es notable
cómo la filosofía griega ingresa a Europa por la península ibérica, la cual estaba dominada por musulmanes desde el siglo
viii.
la Física o la Metafísica de Aristóteles
o el Almagesto de Tolomeo y porque sin la ayuda de Fârâbî, Avicena o Averroes, loslatinos no lo habrían conseguido nunca.
Y es que no basta saber griego para comprendera Aristóteles o Platón –error frecuente entre los filósofos clásicos–; hay
que saber,además, filosofía. Ahora bien, de esto los latinos no habían sabido gran cosa. La antigüedad latina pagana había
ignorado la filosofía» (Koyré, 1977: 17-18). La cultura del café y del té no fue europea, sino musulmana y china.
Posteriormente, la cultura del puro o habano la tomarán de los amerindianos; el chocolatl, el jitomatl y el maíz de los
nahuatl mexicanos; la papa de los andinos y hasta la hoja de coca, la cual el Gobierno norteamericano quiere erradicar
completamente una vez que ya se aprovecharon de ella para hacer grandes negocios con la Coca-Cola.

Uno de los más grandes historiadores de la ciencia de fines del siglo xix y principios del xx, como es Pierre Duhem, sostiene
en su impresionante obra El sistema del mundo que Europa se civilizó gracias al cristianismo, que antes de este sistema
de creencias, los europeos eran una serie de pueblos sin posibilidad de articulación alguna y que solamente gracias al
cristianismo es que pudieron tener una nueva visión del universo que los pudo sacar de su enclaustramiento histórico y
cultural. Alexandre Koyré, otro gran historiador de la ciencia, afirma algo similar: que gracias al conocimiento que
adquirieron del cristianismo de que existía un solo creador tanto del cielo como de la tierra, es que pudieron desmitificar
el cielo europeo que estaba lleno de dioses
La historia de la humanidad registra básicamente dos formas básicas de la constitución de la subjetividad, sea del yo, del
ego. Una es con el pró-ximo, con el alter-ego o con el otro; la otra es a costa de la negación de otro sujeto o por encima,
precisamente, de él.
Bajo el lema de «deicidas» o «asesinos de Cristo» cometieron todas las atrocidades imaginables e inimaginables contra
quienes no tenían posibilidad de Esto es que, las primeras víctimas de la premodernidad fueron ustamente las
comunidades de judíos sefarditas y asquenazis. auto-defensa.
Hinkelammert sostiene que la noción de sujeto y de subjetividad moderno-occidentalse fue preparando lentamente desde
el siglo xiii con san Anselmo, quien a juicio de Hinkelammert invirtió teológica y argumentativamente el sentido original
(profundamente comunitario) del Evangelio, dando lugar así al desarrollo posterior de una doctrina individualista y
espiritualizante, justificando a su vez la idea de que si antes Israel era el pueblo escogido de Dios, ahora ese pueblo
escogido serían los europeos. Así, la filosofía moderna lo único que habría hecho sería secularizar y desarrollar.
El dominado, cuando se ve como dominado, se ve como inferior y cuando quiere negar su condición aspira siempre a ser
«lo mismo» que el dominador, es decir, aspira a reproducir consciente o inconscientemente La misma lógica de la
dominación de la cual es producto.De ahí que la controversia o el problema de la capital de esta nueva república haya
continuado inclusive hasta la guerra federal de 1899, porque históricamente se sabía que el corazón de la nueva república
no podía ser la ex-sede burocrática de la Corona española, donde anidaban el conservadurismo español más castizo.
La naciente república había ya sesionado en ciudades como Oruro, Potosí, La Paz, Cochabamba y hasta en Tiquipaya, pero
nunca en Chuquisaca. Fue la oligarquía oportunista de ese entonces, con conciencia colonial y vigilante solo de sus
intereses, la que presionó para que fuera Chuquisaca la sede de la fundación de este país. La historia posterior demostró
con creces que Chuquisaca nunca había sido históricamente el centro de esta nueva república, desde donde se podía velar,
cuidar y desarrollar lo que se había heredado como país.
Europa moderna del sigloxvi y xvii, consciente de su oscuro pasado medieval, tuvo por cuestiones ideológicas que re-
negar de su pasado para construirse otra historia, o sea, otro futuro. Este pre-juicio fue formalizado con mucho éxito por
el gran pedagogo de la modernidad J. J. Rousseau. Por eso para él era preferible que Emilio, como prototipo de lo que
debiera ser el hombre moderno, fuese huérfano.
El dominado Mira «la historia» como si fuera europea o universal, pero cuando ve su propia historia, la ve
como pueblo sin historia o la ve como pre-historia y, como quiere dejar de ser dominado, entonces él mismo procede a
negar su propia historia. Se hace culto en la historia y la cultura del dominador, pero inculto, o sea, ignorante de su propia
historia.
El encandilamiento o embobamiento que sentía nuestra oligarquía del siglo xix por el capital inglés le hacía pensar en que
la solución para los problemas de nuestra república estaba en la entrega de nuestro país a los blancos y blancoides, «es
decir, las soluciones siempre simples para problemas complejos, más que una ignorancia simple revela cierta falta de
sentido de cara a la realidad que es propia de la decadencia.
La intelectualidad criollo-mestiza de derecha y hasta de la izquierda, que enseña en las universidades estatales y privadas,
habla de las corrientes teóricas y filosóficas modernas y posmodernas como si las conocieran, cuando en realidad ha
tenido acceso a este saber solo a través de revistas y de manuales de difusión, a través de los cuales no se puede saber o
entender lo que significan estas corrientes teóricas o filosóficas. En lugar de leer a los autores fundamentales, o sea, a las
fuentes, lee solo a comentadores
o introductores, pero ni siquiera en las lenguas originales, sino solo en las traducciones y cuando lee a los grandes
maestros, los lee como quien lee una revista, superficialmente. A esta intelectualidad le gusta coleccionar libros para
adornar sus casas con un poco de conocimiento. Para aparentar que está enterado de lo que ocurre en la academia
mundial compra los últimos libros, los cuales después de leerlos esconde
para que nadie se entere de que esas ideas últimas no son suyas, sino de otros autores.
«DIME DE LO QUE PRESUMES Y TE DIRÉ DE LO QUE CARECES».
He ahí las dos grandes civilizaciones amerindianas: la maya-azteca, que floreció en torno al maíz, y la andina, que floreció
en torno a la papa (y alrededor de ellas muchas culturas), para citar solo algunos ejemplos. ¿Qué pasó con ellas
cuandollegaron los españoles? Simplemente fueron borradas de su historia y se le simpuso otra, hasta con nombres
extraños. Ahí empezó el proceso del en-cubrimiento de la realidad e historia de nuestras culturas ancestrales, las cuales
hasta ahora no podemos terminar de re-conocer, porque el conocimiento que se tiene de ellas sigue siendo elaborado y
construido con «racionalidad occidental», o sea, colonizada.
lo boliviano» es un producto del choque o enfrentamiento entre dos culturas (la una local y la otra foránea y, en este caso,
moderna). Lo boliviano, como lo latinoamericano, es un producto de la modernidad europeo-colonial, no es un producto
del «encuentro»29 entre dos culturas o civilizaciones, como ingenuamente algunos creen.
Qué hubiese sido de la civilización egipcio-bantú sin la domesticación del trigo. Qué hubiese sido de la China si no hubiesen
desarrollado la cultura del arroz; lo mismo podríamos decir de la civilización
maya-azteca, la cual sería nada sin el maíz; pero también podríamos decir lo mismo de la civilización aymara-quechua, la
cual es imposible sin la papa. La domesticación de un producto natural implica o presupone un sistema civilizatorio
completo con casi todas las instituciones humanas que conocemos hoy, desde el cultivo de la tierra hasta la producción
de la ciencia.
Hoy sabemos, por LAS FILOSOFÍAS DE LA CULTURA, que la existencia de un pueblo presupone la PRODUCCIÓN DE TODAS
LAS CONDICIONES EXISTENCIALES PARA QUE LO QUE CONOCEMOS COMO «HUMANO» PUEDA DESARROLLARSE. En
cambio, la existencia de una civilización presupone aparte de la producción de los utensilios y las herramientas, casi de
modo completo todas las instituciones humanas que se requieren para desarrollar una forma de vida humana en concreto,
la cual empieza por la producción del alimento, la producción del sistema de la salud, la organización territorial y la división
social de trabajo, mediado todo esto por un desarrollo explícito del lenguaje y la comunicación para hacer posible el
desarrollo del sistema de conocimientos institucionalizado en sus sistema pedagógico.
Cuando se lo ve desde esta otra perspectiva, aparece otro continente digno de ser des-en-cubierto, rescatado, valorizado.
Empecemos, pues, por la racionalidad, es decir, por el modo cómo habitual y cotidianamente vive y piensa el boliviano,
que procede de este horizonte cultural negado y menospreciado, y no por los museos de antropología o los monumentos
arqueológicos.
NECESITAMOS PRECISAR EN AQUELLO QUE CONSISTE LO PROPIO DE LA RAZÓN BOLIVIANA. VOLVAMOS A ACLARAR
(PARA NO HERIR SUSCEPTIBILIDADES) QUE LA NOCIÓN «BOLIVIANA», EN ESTE CONTEXTO, NO TIENE EL MISMO
SENTIDO QUE TIENE EN LA VIDA COTIDIANA, DONDE INDISTINTAMENTE PUEDE TENER UNA CONNOTACIÓN POSITIVA
O NEGATIVA, PORQUE LA NOCIÓN DE BOLIVIANO/NA ES MUY AMBIGUA.
La razón, habíamos dicho, es una formalización de una concepción, de una forma de racionalidad. Esta reflexión intenta
formalizar la racionalidad del boliviano. Esto es, la racionalidad de quien, siendo o teniendo origen indígena (o algún
grado de ella), ha sido impactado positiva o negativamente por la modernidad, específicamente, por su racionalidad
colonial y esta lo ha impactado de tal modo que se ha transformado en parte de su subjetividad; es decir, la subjetividad
boliviana sería el resultado del proceso colonizador entre una cultura foránea colonizante y las culturas locales en
constante proceso de des-colonización.
Por eso en el proceso de emancipación de su situación de dominado necesita encontrar, buscar producir sus nuevos
dominados para sentirse como emancipado, un nuevo dominador. Idearon lo que ya siempre estaba en sus cabezas
dominadas, no aspirar a la unidad que proclamaba el libertador Simón Bolívar, sino a la división, a la escisión, al
separatismo propio de todas las castas criollas latinoamericanas que se hicieron de los destinos de los pueblos
amerindianos del mismo modo que estos primeros bolivianos Por esta razón no se realizó la Gran Colombia, el sueño de
Bolívar, por la miopía y el egoísmo de esta casta criolla de mentalidad colonizada e inferior.
La liberación implica, como proceso, a la comunidad y no solamente a la individualidad, no es que la individualidad
desaparezca en este proceso, sino que lo comunitario adquiere relevancia como «fuerza de masa»
La espacialidad terrenal es una de las fuentes de la determinación del ser, lo mismo que el tiempo, o sea, la historia. Como
el criollo-mestizo no conoce el humus telúrico de estas tierras, las cuales son siempre históricas, no sabe acerca de su
centralidad en el cosmos humano.
No es ninguna casualidad, entonces, que el boliviano, como latinoamericano, haya intentado hacer filosofía a principios
del siglo xx empezando por el problema de la identidad.
Para saber lo que uno es no basta con la filosofía, aparte de saber filosofar hay que conocer la historia, porque esta
constituye, en última instancia, el contenido de todas las posibles formalizaciones, las cuales casi siempre se dan a
posteriori.
Medio siglo después de la revolución del 52, se puede decir que tenían UNA PROTOCONCIENCIA NACIONAL, PORQUE LA
CONCIENCIA O CONCEPCIÓN QUE DE NACIÓN TENÍAN LOS SUJETOS NACIONALISTAS GIRABA EN TORNO DE la
reapropiación de los recursos naturales de la nación que estaba en propiedad de empresas extranjeras, pero no tenían
conciencia nacional en el sentido de tener un proyecto para la nación toda. Se olvidaron del norte y del sur de Bolivia,
¿qué proyecto de nación tuvieron para el norte de Bolivia?, ¿para incorporar a Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca en la
nación como proyecto de desarrollo?

Hay que reconocer que nuestros comunistas, socialistas, trotskistas, maoístas, etc., estaban más preocupados por la
revolución mundial (lo universal) que por producir una revolución en nuestro
país (lo local).

VI
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA MODERNA
DE LA SUBJETIVIDAD BOLIVIANA
La subjetividad del boliviano que conocemos hoy (a principios del siglo xxi)
no nace con la república en 1825, sino en el periodo comprendido entre la
guerra del Chaco1 y la revolución de 1952.
Augusto Céspedes y René Zavaleta desarrollaron y difundieron esta idea muy original, porque si bien es cierto que el
boliviano pensaba en ir a combatir al enemigo en la guerra, en realidad, fue también a reconocer y a encontrarse con su
alter ego boliviano; es decir, fue a descubrir lo que era. En un ensayo de 1957, Zavaleta pensaba que «La guerra del Chaco
significó el retorno de Bolivia a sí misma». En verdad, fue mucho más que eso, porque la realidad boliviana y los sujetos
sociales habían cambiado.
La realidad histórica era muy diferente, por ello es que, en vez de retorno, se podría hablar del nacimiento de otro
momento constitutivo y de su proyección hacia otro futuro. Después de más de un siglo de existencia, el significado de lo
que era Bolivia y el sentido de «lo boliviano» aludían a otro horizonte histórico mucho más complejo que el que se había
vivido durante el siglo xix (cfr. Zavaleta, 1957).
El espíritu de su conformación republicana es francamente europeizante. En este sentido, nuestra república lejos de
constituir una nación surgida de la simbiosis histórica indohispana, continúa siendo el primitivo núcleo colonial
acrecentado a expensas [...] del autóctono altoperuano» (Quiroga Santa Cruz,
1960: 47-49). Una de las características de los pueblos que ingresaron plenamente al siglo xx es la asunción, reflexión y
crítica (ilustración) de sus mitos y sus pre-juicios epocales y culturales, lo cual implicaba de algún modo la incorporación
en el presente de las contradicciones de su pasado, o sea, de un reconocimiento explícito de la historia propia. Cosa que
parece que, hasta ahora, no ha sucedido en Bolivia o, por lo menos, no había sucedido hasta el 52. Esta es evidentemente
una tarea histórica, es decir, parece que aún no hay historiadores en Bolivia. El proceso de racionalización de los mitos no
quiere decir el abandono de estos, sino simplemente la toma de conciencia de la función de esos mitos en la conciencia
de los pueblos. Oponer el mito a la razón es un prejuicio moderno que, en lugar de ayudar a entender el sentido del mito,
lo que ha hecho es defenestrar la razón, al grado de haberla vuelto solamente instrumental.
El poder de la Rosca había sido apenas la punta del iceberg, un instrumento más entre los tantos que la Colonia –con todo
su proceso de varios siglos– había sido capaz de crear. Por eso es que no bastó con destruir la Rosca nacional, la antipatria
o la oligarquía criolla de la primera mitad del siglo xx, porque la conciencia colonial estaba bien incrustada, casi enquistada,
en nuestras conciencias y nuestra subjetividad nacional
Este es el caso de las juventudes aglutinadas en torno a las oligarquías cruceñas y ahora también
chuquisaqueñas. Su odio ancestral no es solo contra el indio, sino contra la parte de su subjetividad que es de origen
indígena, es decir, contra parte de su mismidad. Por eso se entiende que para salir a las calles, como vándalos armados
de palos, antes deban armarse de valor con bebidas alcohólicas.
No había programa o proyecto de nación. Para implementar un nuevo y «moderno» modo de vida. Lo «moderno» que
llegó de Europa nunca fue para nuestra liberación, siempre fue para prolongar y justificar nuestra sumisión. en el
FACUNDO de Sarmiento lo que se propone es la literal eliminación física de los «aborígenes», que acá son vistos como un
obstáculo para el desarrollo moderno. ALBERDI es quien concibe (luego de estudiar todas las constituciones
latinoamericanas) que los Estados latinoamericanos deben abrir totalmente sus fronteras para que llegue el inmigrante
europeo.
Por eso, Hinkelammert insiste de varios modos en que la ideología nazi de la raza superior expresa a la modernidad in
extremis. Por ello es que el concepto racista de raza es constitutivo de la modernidad europeo-occidental.
Ideólogos del racismo de las oligarquías bolivianas de fines del siglo xix y principios del siglo xx, como Gabriel René Moreno
y Nicómedes Antelo, vivieron varios años en países en los que se vivía una euforia racista (el primero en Chile y el segundo
en Argentina).
Nicómedes Antelo, «originario de Santa Cruz de la Sierra, había vivido bastante tiempo en Buenos Aires, donde se contagió
del positivismo imperante allí. Había leído a los positivistas y evolucionistas y desde ellos enjuiciaba el problema de Bolivia.
El mal para él estaba en la mezcla de razas. El indio era para él claramente inferior, y en la lucha evolucionista tendrá que
desaparecer, por mucho que les duela a algunos.
Su racismo
le llevaba a defender que el cerebro de los indígenas y mestizos era unas onzas menor que el de los blancos. “El indio no
sirve para nada. Pero eso sí, representa en Bolivia una fuerza viviente, una masa de resistencia pasiva, una duración
concreta en las vísceras del organismo social”.
HAGAMOS ENTONCES UNA FENOMENOLOGÍA DEL BOLIVIANO PARA LUEGO PROCEDER AL ANÁLISIS de su racionalidad o
de lo que es y, a partir de ese hecho, deducir entonces lo que puede ser, lo que debe ser y lo que no debiera ser.
UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS DEL BOLIVIANO
con conciencia latinoamericana es que es un acomplejado;
La famosa cultura del chistecito de doble sentido, de las bromas de mal gusto, de la ironía, del poner apodos y de burlarse
de los demás, generalmente, cumple bien con esta subjetividad cuando estas actitudes son desplegadas para apocar o
menospreciar a los demás.
Aníbal Quijano insiste en que la categoría fundamental de análisis crítico de nuestras sociedades sea la de raza y no la de
clase.
LO BOLIVIANO SURGEN RECIÉN CON LA GUERRA DEL CHACO, o sea, un siglo después, ¿por qué tan tarde? Para crear una
nación hay que tener una idea o un proyecto de nación, es decir, hay que tener un modelo ideal con el cual orientar lo
que se ha de construir, cosa que no tenían quienes se sentaron en las sillas del primer Congreso.
Ahí, en plena selva, en medio de la miseria, del hambre, la sed y el cansancio existencial, el indígena, el campesino, el
obrero, el minero, el estudiante, el empleado, el maestro de escuela, el intelectual, el soldado raso y el militar se vieron y
se sintieron por primera vez como «iguales» delante del enemigo que estaba en frente. Se vieron, se reconocieron, se
hablaron, se palparon, se escucharon, se sintieron como bolivianos, se abrazaron y se hermanaron. Se reunieron como
unidad, sabiéndose diversos y llegaron a ser como uno, como una comunidad humana. Con historia e identidad propias,
pero también con problemas y con proyectos comunes.
En la desgracia del exilio eran lo mismo, pero en la patria ya no; el que era minero volvió a la mina, el
campesino al campo y el de la ciudad a la ciudad.
La modernidad, cuando hace la crítica, critica solamente al objeto, pero no se auto-critica, porque entonces tendría que
reconocerse como moral y éticamente perversa y constituidora del desorden mundial.
HABERMAS la capacidad de haber producido «estructuras» cognitivas formales, gracias a las cuales la racionalidad
moderna puede
pensar cualquier contenido proveniente de cualquier otro mundo de la vida y hacer el pasaje –gracias a estas estructuras
formales– del contenido de una forma de vida hacia otra, racionalmente.
Por eso, ahora, se puede ver surgir en el siglo xx, en ciertos sectores de nuestros indígenas (especialmente en algunos de
sus intelectuales), un racismo al revés. Ahora lo blanco o el k’ara es lo inferior o maligno por naturaleza. La dialéctica
maldita de este racismo criollo produjo este otro racismo indígena, que no tiene antecedentes en el mundo andino-
amazónico, por eso afirmamos que es un producto de la modernidad.
Convirtiéndose en k’ara, convirtió a todos los k’estis en t’aras, o sea, en ignorantes. Lo que no se da cuenta el k’ara es que
en el fono él es el t’ara.28 Esto es lo que pasa con todos los insultos raciales latinoamericanos, en el fondo, lo que más se
desprecia, es lo que se es. Esto es lo que sucede con el racismo actual de la oligarquía boliviana cuando tilda al actual
canciller de ignorante por ser de origen indígena, lo mismo a la presidenta de la Asamblea Constituyente. Toda relación
amo-esclavo produce una dialéctica maldita, cuasi diabólica, porque no basta con «creer» que uno es superior para serlo
efectivamente, o sea, que no todo es imaginario, psicológico o mental.
El boliviano con mentalidad colonial y con ese complejo de inferioridad, incapaz ayer como hoy de tener siquiera un
proyecto de nación, no tiene ni siquiera un proyecto propio de vida, mucho menos de liberación, por eso aspira al poder
solamente para satisfacer su egoísta afán de lucro e identifica la razón política con la razón prebendal.
el dominado el «tener» define la forma de «ser», por eso al principio era consumidor

VIII
DEL PENSAMIENTO COLONIAL A LA
DESCOLONIZACIÓN DE LA CONCIENCIA
NACIONAL-POPULAR

Este tipo de reflexión no puede tomar al problema de la colonización como algo dado en sí, sino que tiene que mostrar su
proceso.
Para nosotros el problema
Está en aquel sector de la sociedad boliviana que afirma ser nacional y popular, de izquierda, antiimperialista y crítico
tanto de las oligarquías como de su ideología, pero también con aquel sector de la sociedad que afirma
Hacer o haber hecho ciencia social y filosofía en este país con este tipo de conciencia nacional-popular. Es decir, cuando
alguien dice que tiene pretensión de producción de conocimiento científico –o sea, objetivo y verdadero de lo que es la
realidad– está afirmando, como pretensión, que va a producir un conocimiento no interesado ni parcializado con el poder
dominante.
El proceso de la descolonización implica también desfetichizar el fenómeno de la «colonialidad» de la racionalidad
colonizadora moderna. Ya es hora de que los descolonizadores se descolonicen.
¿por qué la intelectualidad boliviana no ha producido este conocimiento objetivo y verdadero capaz de mostrar con
entendimiento el porqué de nuestras grandes contradicciones y por qué, a partir de ello, no ha producido ciencia social,
es decir, una teorización pertinente que permita que no solo podamos entendernos como lo que somos, sino que también
podamos vislumbrar lo que podemos ser y hacer como nación, como pueblo y como humanidad?.
¿Por qué muchos líderes de los «movimientos sociales», dirigentes políticos de izquierda, sindicales, estudiantiles,
magisteriales, etc., que afirman tener conciencia nacional, han pensado y actuado en contra de la nación toda? .
la ciencia social en Bolivia5 no pudo hacer esto, es peor el diagnóstico acerca de la filosofía en Bolivia, porque de ella sí se
puede decir que pensó en cualquier cosa, menos en Bolivia.
El único que podría salvarse de este juicio lapidante sería René Zavaleta Mercado, quien no solo tiene lo que se llama
«obra producida», sino que ella es de ciencia social en el eminente sentido de la palabra, porque aparte de pensar lo que
es Bolivia produjo y propuso categorías pertinentes a nuestra realidad que él dedujo, produjo y desarrolló a partir de las
propias contradicciones de nuestra historia.
Ya sé que los filósofos bolivianos y gran parte de los filósofos latinoamericanos van a decir que la filosofía no piensa lo
particular (que para eso están las ciencias sociales), sino solo lo universal y como Bolivia es una particularidad no es un
tema digno para la gran filosofía.
A afirmar que no hubo ni hay hasta ahora filosofía en Bolivia, porque si la hubiese –aparte de haber obra filosófica y
corrientes filosóficas, en el sentido de escuelas– sabríamos lo que somos, sabríamos no solo de dónde provenimos, sino
también sabríamos como país.
La cosmovisión andino-amazónica es profundamente antropocéntrica, es una visión humana del cosmos, o sea, del orden
que existe en la realidad y el universo, en la cual la vida humana ocupa su específica centralidad, lo mismo que la
naturaleza, que no es mero cosmos.
La colonización INTELECTUAL, PEDAGÓGICA Y HASTA ESPIRITUAL
En nuestra hipótesis, una de las grandes limitaciones de esa revolución anterior fue que el boliviano del 52 era todavía un
boliviano con conciencia latino-americana, es decir, era un boliviano que tenía todavía conciencia moderna, ¿qué significa
esto?
Se torna inteligible en el contexto de la historia, que es el horizonte en el cual se significan y resignifican, se constituyen y
desconstituyen las conciencias. la teología protestante la modernidad nace con la ideología de la «ciudad burguesa», por
eso dice bien Weber que la ética protestante es pertinente a ella
Quienes hicieron desde el principio todo este trabajo, que nunca valoró el español y el criollo,23 fueron los campesinos e
indígenas de nuestros territorios rurales,
El problema es saber lo que pasó con el producto de esa relación violenta, es decir, con los hijos de esa relación de
dominación moderna. Ese hijo, es decir, el producto de esta relación machista de dominación (violación) traída por estos
españoles, es el primer latino-americano-mestizo que

ix
Hacia una crítica
de la razón latinoamericana

La crisis de la racionalidad occidental que se inició a principios del sigloxx1 y que se agudizó a principios de este siglo xxi
está obligando a la ciencia social y a la filosofía a revisar totalmente sus propios presupuestos; esto es, los principios y
los fundamentos en los cuales ella se había fundado hasta
ahora. el problema empieza cuando el cientista social latinoamericano intenta hacer ciencia acerca de su propio locus,
o sea, acerca de su propia espacialidad y temporalidad, acerca de su propia historia, de su propia sociedad, economía,
salud, educación.
Se comenzó a producir una conciencia del problema del conocimiento en el siglo xx, cuando el cientista social descubrió
que el filósofo de la ciencia habitualmente procedía de algún campo o rama de la ciencia natural y no así de la ciencia
social, a veces ni siquiera de la filosofía. El filósofo de la ciencia era un cientista natural, ni siquiera un filósofo que se
dispuso a trabajar los problemas que el cientista natural tenía o proponía, sino que era un cientista natural que, porque
tuvo problemas relativos a la construcción del conocimiento científico de la naturaleza, comenzó a reflexionar en torno
de esos problemas y así hizo.
La determinación, o lo que se determina, tiene como horizontepre-sub-puesto21 al Ser. Esto es, el Ser es el horizonte
desde el cual todo se determina; es decir, se hace algo con sentido o como cosa determinada, condición gracias a la cual
un algo puede convertirse en objeto cuando establece una relación con un sujeto.
QUÉ SIGNIFICABA LA PALABRA «SER» CUANDO ELLA APARECIÓ, PORQUE UNA COSA ES EL CONTENIDO CON EL CUAL
ELLA APARECE Y OTRA LA FORMA CATEGORIAL QUE ADQUIERE EN SU MOMENTO CLÁSICO
En filosofía o en ciencia, cuando el pensador piensa la realidad, piensa aquello que la cotidianeidad
no piensa y por eso la vive a veces como extraña. De esa realidad, cuya problemática merece ser pensada, se apropia el
pensador; por eso «aparece» como suya, siendo en realidad la de todos. En la modernidad se ha perdido la conciencia de
esta distinción tan básica para el pensar, tanto que ahora pareciera que la obra del pensador fuera «su» punto de vista y
nada más y que por eso habría tantos puntos de vista, como individuos existentes. Desgraciadamente, el pensar no es la
actividad habitual y lo que es peor, es lo que más escasea hoy; por ello es que la tendencia al relativismo o la
irracionalidad es lo más común. Lo paradójico es que la irracionalidad se encubre en un velo racional, porque todo aparece
programado, datificado, computarizado, como si la matemática fuese lo racional en sí mismo.
SER ES LA FORMA CONCEPTUAL para designar a la realidad, pero, ¿qué realidad? ¿Toda la realidad? ¿Cualquier realidad
en cualquier tiempo y espacio?
Equivale a ignorar que Grecia, en el momento de su constitución como pueblo,26 fue una colonia egipcia in-
Pensar que Grecia es la cuna de la civilización occidental equivale
a ignorar que Grecia nunca fue en principio occidental, sino oriental;27 es decir, constituida como cultura hacia el Oriente,
que es donde se encontraba el centro del mundo en ese entonces,28 y que la visión que tenemos de Grecia
es producto de una invención muy imaginativa, por supuesto, de la Europa moderna.
Cuando los europeosaprendieron a filosofar, aprendieron a tomarse a sí mismos como problema y así pensaron la realidad
en los términos en los cuales ellos la entendían. En este sentido, hicieron (y para esto sirve la filosofía, entendida como
filosofía primera) una resemantización, es decir, un dotar de otro contenido al concepto de ser, o sea, de realidad.
Pensando la realidad propia, los problemas propios produjeron otros sistemas filosóficos y científicos, porque los
problemas que ellos vivían ya no eran griegos, sino europeos. Si esto es así, lo lógico es que
la ciencia social y la filosofía en Latinoamérica, pensando nuestra realidad, produzcan también sistemas propios –ya sea
filosóficos, fundamentaciones o teorizaciones– pertinentes o relativos a la ciencia, pero desde las concepciones
que de realidad se deducen de nuestra propia realidad histórica y no de otra.
Esto es exactamente lo que no se hizo en Latinoamérica, ¿por qué?
Porque la ciencia y la filosofía modernas han sido desarrolladas para desarrollar a los pueblos occidentales que tienen por
historia propia el proyecto de la modernidad, pero no para los otros pueblos.
Cuando por primera vez apareció USO CRÍTICO DE LA TEORÍA (ZEMELMAN, 1987), como un intento serio de formalizar
un pensar epistemológico desde los problemas teóricos que América Latina planteaba, esta propuesta nos trazó la
necesidad de reflexionar en torno a la posibilidad de un pensar que no fuera necesariamente el habitual, el estándar, el
hipotético deductivo,sino pensar la necesidad de desarrollar una lógica de la problematización, de la tematización, de la
creación y del descubrimiento de lo que aún no existe (inédito teóricamente) como algo ya dado que, sin embargo, está
contenido de alguna manera en la realidad; pero aparece como velado, tanto al mundo de la vida cotidiana como a la
ciencia social cuando se piensa en lo posible de la realidad desde la perspectiva de lo ya conocido o cuando la ciencia social
intenta pensar a la realidad desde las teorías ya elaboradas y no así desde la realidad misma como potencialidad.
Este desafío generó muchas líneas de investigación. Lo que fundamentalmente hizo fue promover y motivar la constante
y permanente problematización de los conceptos y categorías con los cuales habitualmente el cientista social trabaja
ingenuamente, o sea, sin problematizar. Una de esas líneas empezó a cuestionarlo todo y empezó a convertirse en
NIHILISTA; esto es, la crítica devino EN LA ESTERILIDAD, PORQUE CRITIZANDO TODO NO PROPONÍA NADA, YA QUE
EMPEZÓ A DUDAR DE TODO, MENOS DE LA DUDA; esto es, dudando de todo no se atrevió a dudar de la forma en la que
se dudaba. Otra de las líneas de investigación sometió con rigor a la crítica, la forma cómo el cientista social se apropiaba
de las categorías y, una vez que se dispuso a producir investigaciones, se encontró con que no tenía un método acorde.
al tipo de epistemología que se estaba manejando y desde ese entonces esta línea piensa que a esta epistemología lo que
le hace falta es un método, que mientras no lo produzca estará incompleta.48 Otra de esas líneas pensó que esta
epistemología era ella en sí misma un método más entre otros y se dispuso a aplicarlo a la investigación sin más
reflexión.49 Una última de esas líneas piensa que esta epistemología es una reflexión muy interesante, pero
que no le resuelve nada al investigador cuando quiere hacer investigación empírica, debido a que es en sí misma
inaplicable,50 supuestamente, porque en América Latina todavía no se produce teoría de la ciencia, sino solo
investigaciones empíricas.
Esto contradice totalmente el espíritu de esta reflexión epistemológica, porque ella cuestiona precisamente la lógica de
la aplicación o del pensamiento para (LA CUAL PRESUPONE LA RELACIÓN SUJETO-OBJETO), ya que de lo que se trata es
precisamente de cuestionar esta lógica o forma de proceder racionalmente propia de la modernidad, la
cual piensa que ya ha conocido definitivamente el método o forma de producir conocimiento científico verdadero.
Esta, a su vez, presupone una concepción de lo que la realidad es, ya que no es cierto que la realidad social sea inteligible
solo como verificación cuantitativa o empírica. Esta forma de concebir a la realidad es pertinente a la modernidad y es
precisamente lo que hay que cuestionar para no reducir la realidad a la cantidad, o sea, a cosa u objeto.
LA ONTOLOGIZACIÓN (EN EL SENTIDO DE TOTALIZACIÓN) no es una cualidad inherentea la realidad en general. La
realidad siempre está ex-puesta y abierta ante nos-otros y ante cualquier inteligencia. La razón, sin embargo, se puede
ontologizar y ontologizándose (o sea, encerrándose) se puede cerrar a la realidad y a sí misma.

¿debe ser la misma racionalidad, la misma lógica, la misma epistemología o el mismo método cuando se quiere conocer
el mundo tal cual es que cuando se quiere trascenderlo? Es cierto que las dos son acciones cognitivas frente al mundo,
pero, ¿tienen la misma intencionalidad? La primera quiere conocer el mundo (la totalidad) para describir el modo de su
ser. A la segunda no le basta con conocerlo a la manera de la ontología del Ser, porque no parte de su
La POSICIÓN TRANS-ONTOLÓGICA es constitutivamente auto-crítica y tiene como criterio explícito a la La categoría de
diferencia es una solución pertinente al problema de la modernidad, por ello la utilizan mucho las teorías posmodernas;
en cambio, la categoría de distinción implica mayor radicalidad por su intencionalidad de trascendencia, o sea, de crítica
del modo cómo la posmodernidad perpetúa a la modernidad.
Apel sigue siendo pertinente, en el sentido de que su obra no cae en esta ingenuidad, ya que su obra tardía reflexiona
precisamente en torno de lo que podría significar un pensamiento posmetafísico más allá del absolutismo de la metafísica
moderna.
La ontologización de la realidad consiste precisamente en creer que la modernidad es todo el mundo humano-social,como
si toda la humanidad fuese occidental o como si todas las culturas humanas aspiraran a ser por naturaleza modernas.
Cuando se habla de un más allá del mundo no se está hablando de un más allá de lo humano, sino tan solo de la
modernidad como cultura y civilización, como época y como presupuesto, en este caso, de un más allá de la lógica de la
determinación, nada más.
Así, la posición del dis-puesto no es solamente contraria, sino separada, o sea, alejada. Implica una toma de posición
separada o desde más allá de la modernidad, porque no aspira a lo mismo que ella; implica una relativa
dis-tancia del proyecto de la modernidad que involucra, a su vez, producir este proceso de alejamiento o toma de distancia
por auto-reflexión, o sea, por crítica de lo que es la modernidad y por auto-crítica de lo que de moderno hay todavía en la
subjetividad propia.
Modernidad en nivel radical si, paralelamente, no hacemos una crítica profunda de su lógica y forma racional. En nuestra
opinión, este era precisamente el problema que tanto señalaba R. Luxemburgo cuando afirmaba la necesidad de la teoría
en términos de «marcos estrictos» que permitan distinguir con precisión lo que se puede y lo que no se puede hacer. «La
aversión a la teoría, y es evidente, ya que nuestra teoría, es decir, los principios del socialismo científico, imponen a nuestra
actividad práctica marcos estrictos, tanto en referencia a los fines a alcanzar como a los medios de lucha que se aplican y,
finalmente, a los modos de lucha. Naturalmente, los que buscan solo los éxitos prácticos pronto desean tener las manos
libres, es decir, separar la praxis de la teoría para obrar independientemente de ella» (cfr. Luxemburg, 1967: 104).
la posición del dis-puesto, en relación al sistema llamado «modernidad», implica un proceso de toma de dis-tancia por
reflexión,
Por proceso de producción de conocimiento des-encubridor tendente a desenmascarar las contradicciones que existen
en la modernidad, las cuales o no se las quiere conocer o decididamente se las quiere ocultar.
Esto sucede cuando la crítica no es radical en el sentido de transontológica, sino pertinente al sistema. En nuestra opinión,
quienes realizan o desarrollan críticas ónticas no lo hacen por motivos sociales o comunitarios, sino individuales, grupales
o corporativos, por eso esta crítica es pertinente al individualismo del mundo moderno.
Volvemos entonces al principio. Si en la acción cognitiva se parte del presupuesto del Ser, lo lógico es que todo lo conocido
se determine, se nombre y se constituya en un ente, o sea, que se ontifique y se constituya en un algo
Cognoscible, controlable y manipulable; es decir, dominable, sometible
Habíamos dicho que desde la perspectiva del Ser como horizonte todo lo que aparece lo hace como ente,
esto es como algo cuyo sentido lo recibe del Ser, solo entonces se hace o se constituye en un ente inherente, o sea,
pertinente al Ser
De lo que trata la lógica de la indeterminación es precisamente del cuestionamiento como forma lógica de procedimiento
reflexivo. Desde la perspectiva
de la lógica de la determinación no necesariamente es así. Evidentemente
que ello alude a la actitud crítica o acrítica frente al método y su uso, porque
cuando el cientista social ha sido formado al interior de la lógica de la determinación, normalmente es entrenado como
usuario de los métodos y no como creador o productor de métodos. Se deduce es precisamente esta determinabilidad
instrumental cuasi cósica, o sea, óntica. ¿QUÉ ES AQUELLO QUE HACE QUE UNA INVESTIGACIÓN EN CIENCIA SOCIAL SEA
CARACTERIZADA COMO CIENTÍFICA? ¿EL USO DE TAL O CUAL MÉTODO «CIENTÍFICO»? PERO, ¿CÓMO SABEMOS QUE
UN MÉTODO ES CIENTÍFICO?
El método científico no es universal, aspira a serlo, pero no lo es.
DEL MISMO MODO, EL CONOCIMIENTO QUE SE PRODUCE UTILIZANDO EL MÉTODO CIENTÍFICO NO ES VERDADERO EN SÍ
MISMO, TIENE PRETENSIÓN LEGÍTIMA DE VERDAD, PERO NO ES VERDADERO EN SÍ.
Hay entonces dos espacios entre la teoría y la realidad que no están tematizados y que deben ser sometidos a permanente
problematización, principalmente cuando se trata de conocer realidades no occidentales
¿QUÉ QUIERE DECIR ESTO? Las teorías que hay y que conocemos son teorías construidas con racionalidad occidental,
porque aquello que han pensado y de cuya tematización han surgido son justamente realidades modernas y occidentales.
En cambio, teorías elaboradas con racionalidades no occidentales, no las hay todavía, porque hasta ahora nuestras
realidades no occidentales no han sido pensadas desde su propio contexto de realidad.
Por ello es que a esta intencionalidad le corresponde otra actitud, inclusive en cuanto al lenguaje, porque ya no basta con
narrar o describir discursivamente solo la realidad, sino que hay que cuidar el modo cómo se nombra o se enuncia algo
cuando se discurre sobre la realidad; por esto es que también el lenguaje se constituye en una forma de escepticismo del
discurso coherente y oficial del pensamiento lógico de la ciencia estándar. De ahí se explica el retorno permanente del
escepticismo como actitud y forma de vida, porque: «Nos recuerda el carácter político, en un sentido
muy amplio, de todo racionalismo lógico, la alianza de la lógica con la política» (cfr.Lévinas, 1987: 252).
La crítica de las fundamentaciones ontológicas precisa de otra lógica, en este caso, de la lógica dialéctica, pero ella sirve
cuando se la utiliza para tematizar problemas relativos al ser y no al ente. La ontología de la modernidad, de mano de la
izquierda moderna, hizo fracasar a la lógica dialéctica para que ya no fuese posible la crítica del fundamento moderno, por
eso es que la izquierda moderna no fue capaz de construir lo nuevo hasta ahora.
En nuestra hipótesis, el conocimiento que produjo el pensamiento latinoamericano es también culpable o responsable de
nuestro subdesarrollo, atraso y dependencia, porque intentó conocer nuestra realidad con una concepción
de realidad y conocimiento que no se correspondía con la nuestra y que por eso siempre terminó por negarla y encubrirla.
Es desde estas consecuencias negativas, producidas por el proyecto de la modernidad occidental, que ahora evaluamos
al pensamiento latinoamericano. Cuando afirmamos que necesitamos producir otro tipo de fundamentación de lo que
es la razón, la realidad y el conocimiento, lo que queremos decir es que solamente desde esta otra concepción de razón
no moderna ni occidental es que podremos hacer una crítica en regla de las pretensiones cognitivas de la razón
latinoamericana. Solo entonces estaremos preparados para desfondar la falacia de la modernidad, pero también para
proponer a la humanidad otra idea de racionalidad, de humanidad y de liberación.

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