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Contenido General
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Intro. - ¿De manera que le interesa estudiar qué es la teología bíblica? 3
Lección 1 - Las herramientas necesarias para hacer teología pastoral 6
Lección 2 - Ver la Biblia con los ojos de los autores 12
Lección 3 - ¿Cómo comenzamos a hacer teología bíblica? 15
Lección 4 - La narrativa en la Biblia 18
Lección 5 - Una historia con un final victorioso 22
Lección 6 - La más grande promesa de Dios en la Biblia 26
Lección 7 - Los símbolos, las imágenes, los tipos y los patrones en la Biblia 31
Lección 8 - Razones para hacer teología bíblica desde la fe 37
Lección 9 - Leer cuidadosamente las Escrituras 42
Conclusión - Es imperativo recuperar la teología bíblica en la iglesia local 45
SOBRE EL AUTOR
Fernando Alexis Jiménez es escritor, periodista y podcaster. Por más de 30
años ejercicio el ministerio pastoral. Actualmente sirve a Dos en la Misión
Edificando Familias Sólidas. Dirige el portal Familias Sólidas y es Editor General
de la Revista Vida Familiar. Conozca más sobre nuestro ministerio en
https://bit.ly/FAJ Reside en Santiago de Cali, junto con su familia.
C
on frecuencia al referirnos a la Biblia, la asociación mental más cercana es a
un libro que si bien tiene su origen en Dios, resulta complejo de leer y
comprender. Esa apreciación obedece a lo que nos han enseñado por mucho
tiempo. Pero, ¿es así? En realidad, no, y vamos a explicarle las razones.
Las Escrituras contienen la historia de la humanidad de principio a fin, pero
también, las enseñanzas de Dios para Su pueblo, del cual formamos parte usted y
yo.
Una herramienta que le ayudará a cambiar la perspectiva y a descubrir lo
apasionante que resulta leer, estudiar y aprender de a Palabra, es el Curso de
Teología Bíblica que comenzamos.
¿Desea una definición sencilla? La teología bíblica es el estudio de la doctrina
bíblica, organizada según su contexto cronológico e histórico. A diferencia de la
teología sistemática, que clasifica las doctrinas según temas específicos, la teología
bíblica muestra la expresión de la revelación de Dios a lo largo de la historia.
VENTAJAS DE LA TEOLOGÍA BÍBLICA
La teología bíblica ofrece muchas ventajas. Por ejemplo, puede intentar aislar y
expresar las doctrinas teológicas de una parte concreta de las Escrituras, como la
teología del Pentateuco (los cinco primeros libros del Antiguo Testamento), o la
teología contenida en los escritos de Juan, del nuevo testamento etc.
Para entender mejor lo que es la teología bíblica lo resumimos como el estudio de
todo lo que concierne a Dios, su Palabra, sus obras y su patrimonio. Aunque
pretende ser el estudio de la naturaleza de Dios y sus elementos, características,
etc. En realidad, se extiende a todos los aspectos de la religión en general.
Igualmente, lo que estudia la teología bíblica nos ayuda a ver la Biblia como un
todo unificado, en lugar de una colección de puntos de doctrina no relacionados.
DIFERENTES: TEOLOGÍA BÍBLICA Y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
A diferencia de la teología sistemática, que clasifica la doctrina de acuerdo a temas
específicos, la teología bíblica muestra la manifestación de la revelación de Dios
mientras sucedía a través de la historia.
Aquí hay una diferencia básica entre la teología sistemática y la teología bíblica: la
teología sistemática pregunta: "¿Qué dice la biblia en términos generales acerca de
los ángeles?", y luego analiza cada pasaje que se refiere a los seres angelicales, saca
conclusiones y organiza toda la información en un conjunto de verdades llamado
"angelología".
¿
Sabía usted que hay herramientas prácticas, a nuestra disposición, para
hacer teología bíblica? Quizá se pregunte: ¿Cuáles son? Pues bien, es el tema
del que nos ocuparemos en las próximas líneas.
Imagine que vamos a construir una mesa de madera. Claro, hay abundantes
tablones de pino chileno. Bien cortadas, de fábrica. Pero corresponde darles forma.
¿Qué hacer? Lo primer es tener un diseño y, en segundo lugar, utilizar las
herramientas apropiadas.
Para el caso de la teología bíblica, hay dos cajas de herramientas que ayudan
muchísimo:
Las herramientas exegéticas. Nos ayudan a entender un texto en su contexto y
la intención original del autor. En algunos aspectos el énfasis aquí está en el autor
humano.
Las herramientas de la historia. Nos ayudan a discernir donde encaja un texto
en la historia de toda la Biblia y cómo contribuye con la culminación de la historia
en la persona y obra de Jesucristo. En algunos aspectos el énfasis aquí está en el
autor divino.
EL APOYO EN LA EXÉGESIS
Cuando estudiamos la Biblia, tener en cuenta el contexto es fundamental. Son
esenciales tanto las palabras como las oraciones. De hecho, no son solo oraciones
sino en su conjunto los párrafos. Si quiere saber el significado que buscaba el autor
tiene que prestar mucha atención a las palabras, las oraciones y los párrafos. La
exégesis nos lleva a prestar atención a las palabras, las oraciones y los párrafos.
La exégesis es el intento disciplinado de sacar un texto de la intención original del
autor en lugar de la preferencia u opinión personal.
EL MÉTODO GRAMÁTICO-HISTÓRICO
¿Y detrás del texto hay varias preguntas acerca del contexto histórico?
(Los comentarios, diccionarios bíblicos, enciclopedias y atlas son muy útiles aquí).
LA FORMA LITERARIA
Nos encontramos ante otra herramienta valiosa que nos lleva a discernir la forma
literaria de un texto—o género. Reconocemos esto de manera intuitiva.
Hay varias formas literarias que necesitas tener presente en la Escritura: narrativa;
parábola, poesía, sabiduría, profecía, epístolas, apocalíptica, y más. Y la forma
literaria impactará tu enfoque al significado concebido por el autor.
El hecho de que las oraciones acerca de conseguir una pizza para la esposa de
alguien pertenezcan al género de «basura de tienda de regalos que está colgada en
el baño de visitas» comunica que el autor simplemente está tratando de ser
gracioso.
En esta segunda caja están las herramientas que necesitamos que nos ayudarán a
ubicar un texto en particular en la historia de la Escritura.
Recuerde que mencionamos que cada texto necesita ser medido y entendido según
donde se encuentra con respecto al acontecimiento de Cristo.
A. El Tema
B. Pacto
Algunos pactos son otorgados a toda la humanidad, como los pactos con Adán y
Noé; y algunos son otorgados solo al pueblo especial de Dios: el abrahámico, el
mosaico, el davídico y el nuevo.
C. Promesa-cumplimiento
Cuando leemos nuestras Biblias, vemos que Dios es un Dios hacedor de promesas y
cumplidor de promesas. Contrario a nosotros, Él siempre cumple sus promesas.
Esta convicción de la fidelidad de Dios es el fundamento del estado de ánimo de la
mayoría de los autores bíblicos.
D. Tipología
E. Continuidad y discontinuidad
C
omencemos este diálogo con unas preguntas que nos llevan a aterrizar en el
tema que vamos a abordar desde hoy en adelante: ¿Qué significa la Biblia
para usted? ¿Con cuánta frecuencia la lee? ¿Qué provecho saca de las
enseñanzas? Por supuesto, podemos sumar otros interrogantes que pudieran
tornar tediosa la conversación.
Vamos un poco: ¿Se ha percatado de que las Escrituras relacionan la forma
maravillosa como Dios ha obrado a lo largo de la historia y como se manifiesta y
actúa hoy y los planes que tiene para el futuro?
Es como una película apasionante de la que, desde ya, sabemos el principio y el
final.
La sucesión de acontecimiento que describe pueden leerse en un horizonte de
tiempo que nos ofrece un amplio panorama.
El autor, James M. Hamilton Jr, escribe:
“El mundo tiene una historia real. La cuenta la Biblia. Hacer teología
bíblica es pensar en toda la historia de la Biblia. Entender el desarrollo
orgánico de sus enseñanzas para que interpretemos partes particulares”
Por ese motivo, al emprender este maravilloso viaje es necesario que nos
apropiemos de herramientas sencillas y prácticas que nos permitan conocer y hacer
teología bíblica.
El propósito es que podamos tener una visión amplia de lo que enseña la Biblia y de
qué manera todo apunta a la salvación en Jesucristo y la materialización de la
gracia de Dios que nos limpia de todo pecado, nos ofrece una nueva vida y nos
asegura la eternidad en Su Presencia.
¿Complicado? Puede que en apariencia luzca algo complejo, pero conforme nos
adentramos en la Palabra descubrimos que es un proceso sencillo y cautivador.
La Biblia parte de una línea cero: la creación, registrada en el libro del Génesis,
avanza por varios libros consignando lo que ha sido y será y concluye en el
Apocalipsis, con la conclusión de todo y una nueva creación.
S
i partimos del presupuesto de que todos hacemos teología bíblica, es
importante preguntarnos, ¿cómo comenzar? El comienzo se sustenta en la
lectura cuidadosa de los textos, acompañada de oración de la Biblia.
Tenemos que acudir a las Escrituras con humildad, buscando entender su
metanarrativa en sus propios términos.
Tenga en cuenta que la Biblia es sumamente diversa, compuesta a su vez de
muchos libritos que fueron escritos por diversos autores, en diferentes épocas y
usando múltiples géneros.
Así pues, cuando leemos la Biblia descubrimos la gran variedad de la que está
compuesta: narrativa, poesía, leyes, sabiduría, profecía, epístolas, evangelios, etc.
Relacionar entre sí esta variedad de libros escritos en diferentes épocas y lugares, y
dirigidos a audiencias distintas, puede llegar a ser una tarea abrumadora. ¡Y en
realidad lo es! No obstante, no debemos pensar que esta es una tarea imposible.
De hecho, la teología bíblica es claramente posible porque toda la Biblia es un libro
inspirado por Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Ti. 3:16).
La unidad de toda la historia bíblica está cimentada sobre el verdadero Autor de la
Biblia, Dios mismo.
ESENCIAL DEPENDER DE DIOS DURANTE EL ESTUDIO
Durante el estudio a partir de los fundamentos de la teología bíblica, es esencial
que dependamos de Dios. Recuerda lo que el apóstol Pedro dice acerca de la Biblia:
“Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2
Pedro 1:20-21).
Si el Señor mismo inspiró estos libros, entonces debemos escudriñarlos con
cuidado y oración, buscando entender de forma completa su plan y propósito.
Como anota el teólogo norteamericano, Nick Roark:
“Imagínese que cada libro de la Biblia brillara como una estrella. Hasta
que no te alejaras lo suficiente no te darías cuenta de que estas estrellas
G
ran parte de los libros de la Biblia fueron escritos con una narrativa que
transmite las enseñanzas que Dios tiene para Su pueblo, del que formamos
parte.
La narrativa tiene como fundamento tres ingredientes:
• Un escenario
• Los personajes de la historia
• Una trama
Quizá en el estudio regular de las Escrituras no lo haya notado. Le animamos para
que desde hoy en la lectura tome nota de este aspecto. Se sorprenderá al mirar los
detalles de lo que ocurren en lo que lee.
EL ESCENARIO
El escenario en la Biblia es el mundo tal como lo conocemos. La mayoría de las
historias se escenifican en el medio oriente, alrededor del mar Mediterráneo. Sin
embargo, las enseñanzas que transmiten se refieren al mundo entero.
Podríamos anotar que trascienden en el tiempo aun cuando los hechos ocurrieron
en una época diferente de la nuestra y así las cosas, podemos comprender a qué se
refiere el autor.
Lo que leemos permite como el escenario en el que Dios se desenvuelve en medio
del género humano, deja abierto un espacio para que lo conozcamos, lo sirvamos y
le adoremos.
Podemos señalar que la tierra tal como la vemos, es el templo del Supremo
Hacedor y en ella puso al género humano, hecho a su imagen y semejanza, aun
cuando originalmente sin pecado.
La caída de Adán trajo como resultado la maldición de la tierra y de su simiente. En
esa dirección la única alternativa para el hombre era la muerte eterna y la
condenación.
No obstante, Dios tenía un plan para la restauración de su bien más preciado: el
hombre, las enseñanzas del Antiguo Pacto o Antiguo Testamento apuntan a la
redención que hizo posible el Señor Jesucristo.
La tierra es el escenario principal, el templo de Dios:
A
un cuando no lo percibimos fácilmente, nos encontramos inmersos en una
batalla cósmica a la que se refieren las Escrituras de principio a fin. La
maldad confrontando al bien.
El apóstol Pablo lo describe en el siguiente pasaje, considerado un clásico:
“Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes,
contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de
tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue
el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.” (Efesios 6: 12, 13 |
NVI)
¿Batallan los más fuertes? Todos, aunque quienes resultan vencedores son los
débiles que cifran su confianza y dependencia en Dios, y se convierten en sus
instrumentos:
“Hermanos, consideren su propio llamamiento: no muchos de ustedes son
sabios, según criterios meramente humanos; tampoco son muchos los
poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero Dios escogió lo tonto del
mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para
avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y
despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su
presencia nadie pueda jactarse.” (1 Corintios 1: 26-29 | NVI)
Durante las luchas permanentes que libramos, no estamos solos. El Señor espera
que dependamos de Él para vencer y no en nuestras propias fuerzas o capacidades.
“Hermanos, no queremos que desconozcan las aflicciones que sufrimos en
la provincia de Asia. Estábamos tan agobiados bajo tanta presión que
hasta perdimos la esperanza de salir con vida: nos sentíamos como
sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en
nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos. Él nos libró y
nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra
esperanza y él seguirá librándonos.” (2 Corintios 1: 8-10 | NVI)
Así las cosas, podemos entender que la Palabra registra lo que viene ocurriendo
desde la fundación del mundo hasta la escena final cando Satanás y sus huestes son
derrotados.
DIOS OBRA EN EL MUNDO
C
uando nos apropiamos de la teología bíblica, una de las características que
resulta sobresaliente, está representada en las promesas. Hay muchas, pero
la principal de todas es sin duda la venida de un Salvador al escenario
mundial para restaurar la relación del género humano—caído en pecado—con Su
Creador.
La concatenación de promesas inicia en Génesis 3:15 y se extiende hasta el libro de
Malaquías, en el Antiguo Pacto.
“Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su
simiente te aplastará la cabeza, pero tú le herirás el talón” (Génesis 3: 15 |
NVI)
El nacimiento de un Redentor, uno de los anuncios que tiene mayor trascendencia
por sus alcances,
Los profetas escribieron en lugares y espacios diferentes, pero en su conjunto,
encontramos que tenían un eje central: apuntaban a Cristo Jesús, el Mesías. Todo
en consonancia con el plan de Dios.
La salvación para la humanidad venía a través de la semilla de la mujer, de Eva.
Dios prometió a Abraham que sería el iniciador de una descendencia bendecida:
“El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes, la casa de tu padre y
ve a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande y te
bendeciré; haré famoso tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los
que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán
bendecidas todas las familias de la tierra!».” (Génesis 12: 1-3 | NVI)
Dios confirmó a Isaac a Isaac el juramento que le hizo a Abraham (Génesis 26: 3, 4)
Posteriormente Isaac transfirió esa promesa a su hijo Jacob (Génesis 28: 3, 4)
La bendición recayó sobre los hijos de José (Génesis 48: 15, 16). Moisés le dio
continuidad a esa promesa relacionada con el Salvador (Números 24: 17, 19)
Ahora bien, en David se materializó humanamente la promesa, por ser
descendiente de Judá. Pero no era el Mesías. Es cierto, era un libertador, pero
humano. Faltaba el redentor venido de Dios.
E
n la mayoría de los escritos de las diversas culturas de la humanidad, es
común encontrar símbolos. En su momento constituyeron una forma
particular de transmitir enseñanzas.
El autor y catedrático de la Universidad de Edimburgo, Thomas Carlyle, escribió:
“Es por medio del simbolismo que el hombre, consciente o
inconscientemente, vive, trabaja y existe. Además, se considera que son
más nobles las épocas en que las personas han sido capaces de reconocer el
valor simbólico de las cosas y apreciarlo como lo más elevado”.
El autor cristiano, James H. Hamilton Jr, explica:
“El simbolismo se desarrolla a través del uso de imágenes y de la
representación de patrones y tipos. Si no entendemos el simbolismo de un
libro, no entenderemos el mensaje del autor.”
La Biblia desarrolla una narrativa general, pero en ciertas ocasiones, con estilos
literarios utilizados para transferir mensajes a audiencias en específicas. Lo más
común es que estudiemos las Escrituras como una sucesión de historias con
personajes y acontecimientos puntuales.
LAS COMPLEIDADES DE LOS SIMBOLOS
El asunto se torna complejo cuando algunos autores hacen acopio de los
simbolismos que eran fáciles de comprender para su época, en la mayoría de las
situaciones, por los lectores a los que iban dirigidos los textos.
Podemos anotar que los símbolos se utilizan para resumir grandes ideas en
imágenes que los escritores consideraban que conocían los destinatarios.
Por ejemplo, en el libro de Levítico hay descritos actos símbolos a partir de los
sacrificios de animales. Moisés no da una explicación de lo que significan. ¿Por qué
motivo? Porque la audiencia entendía qué representaban. Nos resultan complejos
hoy porque vivimos en una cultura diferente en la que no se conciben los sacrificios
que incluyan el vertimiento de sangre.
Para entender el libro de Levítico es necesario reunir toda la información que
compartió Moisés alrededor del sistema sacrificial.
C. Tipos proféticos
La tercera forma de la tipología abarca los «tipos proféticos [que] son aquellos
mediante los cuales los profetas divinamente inspirados prefiguraron o expresaron
cosas, o bien presentes o futuras, a través de símbolos externos».
El más importante de todos los tipos proféticos fue el que aparece en el Génesis 3:
15 cuando Dios dice a la serpiente, «Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre
tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tu su calcañar».
Todas las confesiones coinciden en que este pasaje del Génesis presagia la batalla
fundamental del bien y del mal, facilitando así a los creyentes la visión de la ley
central de la historia humana.
S
in caer en los extremos, resulta lamentable que en Latinoamérica se hable
muy poco acerca de la teología bíblica y, más aún, se desconozcan sus
alcances. Por ese motivo, alguien que se prepara para servir a Dios en la
proclamación del Evangelio, debe conocer los fundamentos de la teología
bíblica y profundizarlos progresivamente, haciendo acopio de la
investigación,
El autor cristiano, Edgar Aponte, escribe:
“Nosotros no podemos abrir cualquier libro de la Palabra de Dios y leer un
versículo y pretender entenderlo sin tomar en cuenta los demás versículos,
o el contexto en que ese texto es dado. Lamentablemente mucha gente lee la
Biblia como si estuviera ojeando un diccionario o una enciclopedia. Eso es
incorrecto; porque roba el significado contextual y canónico de la
revelación del Dios vivo y verdadero.”
Si bien es cierto Dios se revela en todo cuanto ha creado (Salmos 19: 1), lo mismo
que en la mente humana (Cf. Hechos 17:26-27)
Después de la caída, todos hemos pecado contra Dios, por tanto, merecemos juicio
y muerte eterna (Romanos 3:10; 6:23). Pero el Señor, en su gracia y misericordia,
envió a su unigénito Hijo, a vivir una vida perfecta y a morir como sacrificio por los
pecados de todo aquel que se arrepienta de sus pecados y acepte a Jesucristo como
Señor y Salvador (Romanos 3:25; 10:9).
Es la síntesis del plan de Dios que, por su amor infinito, sacrificó a Jesús su Hijo en
la cruz para que tuviéramos perdón de pecados y vida eterna.
La meta de la teología bíblica no es formular una doctrina cristiana para hoy, más
bien un entendimiento de lo que el texto bíblico revela acerca de Dios y su relación
con su creación a través de la historia. En términos más amplios, el enfoque de la
teología bíblica es la estructura de la Biblia. Es entender cómo cada texto bíblico se
relaciona con el resto del canon.
Tal como hemos visto hasta aquí, es imperativo que avivemos el estudio de las
Escrituras desde la perspectiva de la teología bíblica, mirando todo el panorama, de
principio hasta el final.
EL CENTRO DEL MENSAJE: JESUCRISTO
El Señor Jesús es la manifestación del amor de Dios, de Su infinita gracia. Él es el
centro del mensaje en el Antiguo Pacto o Antiguo Testamento y en el Nuevo Pacto.