Você está na página 1de 4

ROGOLAGOS. Actas de Marusia. Vidas en 35 milímetros.

Lunes, 11 de junio de 2007,


en Chile. Disponível em, http://vidaen35mm.blogspot.com/2007/06/actas-de-
marusia.html, acesso em 01.09.2020.

“Se você contemplar os pampas e seus recantos, verá a aridez do silêncio, o solo
sem milagre e os escritórios vazios, como o último deserto”. Luis Advis, 1970
Os ditadores sempre tiveram medo da cultura e, no caso do cinema chileno, também
sofreu os ataques da tirania, foi silenciado, preso, exilado e desaparecido. O patrimônio
cinematográfico que estava no Chile Films foi invadido e destruído e, acredite ou não,
foi literalmente transformado em “pentes de pantera”; Muito do patrimônio de mais de
sessenta anos de cinema foi incinerado como o de Lonquén, como Rodrigo Rojas ...
Filmes diluídos desapareceram para transformá-los em bolas de pingue-pongue.
Quase 70% do cinema mudo chileno foi diluído, outro foi danificado devido à má
conservação.
Mas vou me referir a essa irracionalidade em outro momento, pois havia outro
cinema que também desapareceu e aos poucos foi reaparecendo no Chile. É o cinema do
exílio, curiosamente o mais fecundo da produção, já que a solidariedade do mundo com
os exilados da ditadura de Pinochet protegia e apoiava quem pudesse denunciar o que se
passava no Chile ... ou melhor, o que os diretores "viram" que passou.
A fronteira entre o panfleto e a criação era muito tênue naqueles anos, chegando
a se criar filmes com títulos como "Pinochet: fascista, assassino, traidor, agente do
imperialismo" de Sergio Castilla na Suécia em 1974 ou "Hitler-Pinochet" de Juan
Farías, RDA, 1976, que embora não os tenha visto e penso que não os verei (porque não
se sabe o que lhes aconteceu) indicam claramente do que se tratam.
Miguel Littin, por outro lado, tirou as coisas de outra perspectiva e recriou
a pampa de nitrato de 1907 no árido deserto de Chihuahua, no México, de lá deu
vida ao livro "Actas de Marusia" de Patricio Manns, que narrava as injustiças dos
trabalhadores de salitre no início do século.
A solidão, a esperança e a dor do exílio criam fantasmas, os que estão sozinhos
em outro país sabem disso, começam a procurar seus conhecidos entre os cidadãos dos
países que hospedam... são pequenas esperanças desse encontro que são limitadas por
razão do que não é possível. Littin nas paisagens daquele deserto procurava o Chile que
havia perdido..., mas nessa busca viu o México como o fantasma do encontro.
Actas de Marusia tornou-se o grito contra a injustiça do ponto de vista histórico
da denúncia, da mesma infâmia que mostrará em El Chacal de Nahueltoro, e que em um
futuro que já passou, aparecerá nos náufragos de Los e na Terra do Fogo: Actas de
Marusia apresenta o prelúdio do massacre de Iquique.
Ver Atos de Marusia é como se ver refletido, é estranho sentir um Chile com
outro sotaque e com outra cor de pele, é estranho ver alguns militares com bigode
charro, mas também é familiar ver a poeira, a aridez e a arrogância do senhor europeu
Actas de Marusia, afinal, é um filme como os filhos do exílio, que não pertence
ao país que recebe nem ao país que exila. Um filme apátrida que se assemelha a muitos
de nossos compatriotas que ainda sofrem a dor de todas as terras ... e o sentimento de
não pertencer. Mas a partir dessa condição o mundo recebeu a história com carinho,
sendo indicado ao Oscar de melhor filme em língua estrangeira em 1976 e à Palma de
Ouro de Cannes no mesmo ano ... O grito de injustiça nos pampas de salitre “ foi ouvido
como uma rajada no filme, era a maneira de dizer isso no Chile, aquele país há tanto
tempo em que mil coisas podiam acontecer”, gritavam (como soa no antigo álbum da
Cantata de Santa María de Iquique ), a mensagem “se eles querem nos escravizar, nunca
poderão fazê-lo”. Saudações a todos os exilados do Chile, os que desejam ver este filme
costumam ser exibidos na Cineteca Nacional do Palacio de La Moneda. Por Rogolagos

"Si contemplan la pampa y sus rincones verán las sequedades del silencio, el
suelo sin milagro y Oficinas vacías, como el último desierto." Luis Advis, 1970
Los dictadores siempre le han tenido miedo a la cultura y en el caso del cine chileno,
éste también sufrió los embates de la tiranía, fue silenciado, encarcelado, exiliado y
desaparecido. El patrimonio fílmico que se encontraba en Chilefilms fue allanado y
destruido y aunque no lo crean fue convertido literalmente en “peinetas Pantera”; gran
parte el patrimonio de más de sesenta años de cine fue incinerado como los de Lonquén,
como Rodrigo Rojas…
Desaparecieron películas diluidas para transformarlas en pelotas de ping-pong.
Prácticamente el 70% del cine mudo chileno fue diluido, otro quedó dañado por mala
conservación.
Pero de esa irracionalidad me referiré en otro momento, ya que hubo otro cine
que también está desaparecido y poco a poco ha ido reapareciendo en Chile. Es el cine
del exilio, curiosamente el más fructífero en producción, ya que la solidaridad del
mundo con los exiliados de la dictadura de Pinochet protegió y respaldó a
quienespudiesen denunciar lo que en Chile pasaba… o mejor dicho lo que los directores
“veían” que pasaba.
La frontera entre el panfleto y la creación fue muy fino en dichos años, llegando incluso
a crear películas con títulos como “Pinochet: fascista, asesino, traidor, agente del
imperialismo” de Sergio Castilla en Suecia en el año 1974 o “Hitler-Pinochet” de Juan
Farías, RDA, 1976, que aunque no las he visto y creo que no las veré (porque no se sabe
que fue de ellas) indican claramente de que se tratan.
Miguel Littin en cambio, tomó las cosas desde otra perspectiva y recreó la
pampa salitrera de 1907 en la aridez del desierto de Chihuahua en México, desde ahí le
dió vida al libro de Patricio Manns “Actas de Marusia” que relataba las injusticias de
los obreros del salitre a principios de siglo.
La soledad, la esperanza y el dolor del destierro crean fantasmas, lo saben
quienes se encuentran sólos en otro país, comienzan a buscar a sus conocidos entre los
ciudadanos de los países que acogen… son pequeñas esperanzas de ese encuentro que
son limitadas por la razón de lo no posible. Littin en los paisajes de ese desierto buscaba
al Chile que perdió… pero en esa búsqueda vio en México como el fantasma del
encuentro.
Actas de Marusia se convirtió en el grito contra la injusticia desde la óptica histórica de
la denuncia, desde la misma infamia que mostrará en El Chacal de Nahueltoro, y que en
un futuro que ya es pasado mostrará en Los náufragos y Tierra del Fuego: Actas de
Marusia presenta la antesala de la masacre de Iquique.
Ver Actas de Marusia es como verse en un reflejo, es extraño sentir un Chile con
otro acento y con otro color de piel, es extraño ver a algunos militares con bigotes de
charro, pero es familiar también ver el polvo, la sequedad y la arrogancia del mister
europeo Actas de Marusia al final es una película como los hijos del exilio, que no
pertenece al país que recibe ni al país que destierra. Una película apátrida que asemeja a
muchos de nuestros compatriotas que aún sufren el dolor de toda tierra… y la sensación
de no pertenecer. Pero desde esa condición el mundo recibió la historia con cariño
llegando a ser nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa en 1976 y a
la Palma de oro en Cannes en el mismo año… El grito de la injusticia en las pampas
salitreras “se oía como ráfaga” en la película, era la forma de decir que en Chile ese país
tan largo en que mil cosas podían pasar” gritaban (como suena en el viejo disco de la
Cantata de Santa María de Iquique), el mensaje “si quieren esclavizarnos jamás lo
podrán lograr”.
Un saludo a todos los que fue ron exiliados de Chile Los que quieren ver esta
película, la proyectan generalmente la Cineteca Nacional del Palacio de La Moneda.
Por Rogolagos

Você também pode gostar