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SEMIOSIS SOCIAL.

TEMA III PUNTO 2:


EL SENTIDO (I), LA SIGNIFICANCIA (EL EQUÍVOCO) (S) Y LO REAL COMO LO IMPOSIBLE DE
DECIR. IMAGINARIO, SIMBÓLICO Y REAL.
Dra. María Elena Elmiger
Prof. Titular de Semiosis Social. Faucltad de Psicología UNT
Año 2020

FRIDA KAHLO Y LA PRODUCCIÓN DE LA METÁFORA EN UN MITO QUE


PINTA”

Vamos a desarrollar y ejemplificar el tema III: punto 2 del Programa de


Semiosis Social, vamos a mostrar la diferencia entre el sentido, lo Imaginario,
la significación, ( lo Simbólico), lo Real (como lo imposible de decir) y la
Significancia, que articula los tres registros.

Hemos trabajado hasta acá los temas I y II: El sujeto habitado  por el lenguaje:
el lenguaje y el sujeto del inconsciente. Y se ha comenzado a presentar la
Semiosis Social partiendo de la Lingüística como ciencia piloto

Se ha trabajado la diferencia entre la lingüística y la Semiosis Social, para


pensar, a partir de la Lingüística, la producción del sujeto del inconsciente y la
significancia como nueva verdad desde la Semiosis Social.

Vimos:

Lingüística Semiosis Social


Saussure (1857-1913).otorga Estudia la producción del sujeto del
dimensión de “ciencia” a la lingüística inconsciente y su decir.
porque establece un objeto de estudio El sujeto que se hace y se deshace en
(la lengua como sistema de signos) el sistema de la lengua: los juegos de
analizado con un método riguroso. la lengua, la producción del cuerpo
Tiene el propósito de encontrar los erógeno, sexuado y social como
principios generales de sus metáfora. Estudia la producción del
funcionamientos lazo social en la topología que anuda
lenguaje, sujeto del inconsciente, yo y
semejante

Partimos del lenguaje, como “clave” del hombre y de lo social, como vía de acceso a las leyes
del funcionamiento de la sociedad, pero también, como vía de acceso a las leyes del
inconsciente, en tanto estamos habitados, producidos, atrapados, cincelados por el lenguaje
que nos habita.

Se trabajó el signo lingüístico El pasaje que hace Lacan del signo


estudiado por de Saussure lingüístico a la primacía del
significante o de la significancia

Leyes que estudia la lingüística como A las leyes del inconsciente (el habla
sistema: combinación y selección practicada por el inconsciente)
(metáfora y metonimia) metáfora y metonimia

Metonimia: es una secuencia o Metáfora: “En la metáfora rige el uso


contigüidad significante. Se nombra del significante, de tal manera que
una cosa mediante otra o una parte de todo tipo de conexión preestablecida,
ella, o que está en conexión con ella. diría léxical, queda desanudada”
Excluye la creación. Su decir puede (Lacan:1956) La Metáfora rompe la
ser opaco, reiterativo, pulcro, pero sin cadena significante y produce
invención. Sin vuelo. El sujeto del siempre un más de significación, un
inconsciente se abstiene allí. invento, una creación donde se juega
Podemos hablar acá de sentido el sujeto del inconsciente
(imaginario) y hasta de significación,
esa que se encuentra en los
diccionarios

Cada tema culmina en lo que llamamos: Semiosis de lo cotidiano. Allí se realiza


un análisis discursivo de un hecho social -como texto- de un mito, de
expedientes judiciales, de leyes, de noticias periodísticas, para analizar las
producciones inconscientes e ideológicas desde las que se dice. En este caso,
para ejemplificar la metáfora en la subjetividad y en la cultura.

Ahora trataremos de hacer esto con Frida Khalo, mujer que se ha convertido en
un mito, a pesar de su vida resquebrajada por el dolor y lo traumático, tanto por
su enfermedad infantil (la polio) como por el accidente que tuvo en la
secundaria, donde no sólo perdió la virginidad, también le destrozó el cuerpo.
Tanto, que nunca más pudo caminar sin el sostén de corset hechos
especialmente para ella, con los que sostenía su cuerpo fragmentado. Sin
embargo, fue una de las mujeres más talentosas, inteligentes y hermosas de
la época. Y llegó a convertirse en el mito de “La Khalo”

Vamos ahora a nuestro tema: Ya han trabajado los registros Real, Simbólico e
Imaginario en Lacan.

Este, siguiendo a Freud, plantea que desde que Lenguaje e indefensión son la
sede de todos los motivos morales, introduce allí, que lo simbólico (lenguaje)
esculpe el cuerpo indefenso del infans (en indefensión). No uso la palabra
“esculpe” caprichosamente. El lenguaje, como el cincel de un escultor, hinca
sus dientes en la biología y la agujerea. Donde hubo biología, hay marca
simbólica y cuerpo gozante.
Pero el lenguaje que dibuja el cuerpo, parte de alguien que habla, desea y
goza. Alguien (en el lugar de padre o madre produce la falta en el sujeto al
intercambiar biología por significante.

Y ese alguien “prestará” su imagen para que el soma del niño se convierta en
cuerpo, a imagen y y semejanza de aquel quien desea, ama, odia y goza (o
rechaza) a la cría humana.

Es decir, el infans va convirtiendo su biología (Real: genética, sangre,


músculos, torrente sanguíneo, lípidos, etc) que podremos llamar soma, en
cuerpo. El cuerpo desea, goza, está formateado por el sistema de leyes al que
el Otro (en el lugar de padre) lo introduce. Y porque siempre habrá perdido algo
de la satisfacción (necesidad/ lo real) un agujero con bordes y con la posibilidad
de significarse convierte el soma (real) en cuerpo sexuado
(simbólico/imaginario), mortal, con una imagen que cada uno puede reconocer
en sus espejos.

Veamos entonces el movimiento de estos tres registros en el discurso.

Planteo que en la metonimia prima lo imaginario, el sentido. En la significación,


prima lo simbólico, pues la significación es algo compartido, regulado por lo
simbólico. Compartimos las leyes de la lengua y para obtener la significación
debemos atenernos a ellas, es decir, recurrir al diccionario de la RAE o a las
leyes de la lengua que legisla también la RAE en el idioma castellano. En
cambio la metáfora es una creación, algo nuevo, un más de significación. Se
produce por el deseo inconsciente, que rompe el discurrir metonímico y
engendra la significancia. Los tres registros se anudan.

La metáfora implica la ruptura de la significación (metonímica), la metáfora


conjuga imaginario (porque no habría metáfora sin texto metonímico, real
(porque debe haber un agujero, una pérdida para crear sobre ella las
coberturas, los disfraces simbólico-imaginarios) y por supuesto, en la metáfora
hay invención, vuelo, algo nuevo, sobre el mismo agujero de lo real perdido.

Vamos a Frida Khalo, que dice:

“Esta que ves, mirándote a los ojos, es un engaño (¿una metáfora?). Bajo los
labios que jamás sonríen se alinean dientes podridos, negros. La frente amplia,
coronada por las trenzas tejidas de colores, esconde la misma muerte que
corre por mi esqueleto desde que me dio la polio” (Elena Poniatowska: Diego,
no estoy sola)

Frida, la mujer rota. Su vida y su cuerpo (al que llamaba “mi judas”) estuvieron
atormentados por la polio, a los 6 años y por un feroz accidente que destruyó
su columna y varias partes de su cuerpo en la adolescencia. Llegó a
someterse hasta a 32 operaciones quirúrgicas en 30 años. En la última le
amputaron un pié. (“me cortaron una pata” y ella ya dice: “pies, para qué los
quiero, si tengo alas para volar”)

Nos preguntamos cómo alguien que sufrió tantos golpes en la vida, llegó a ser
Frida, La Kahlo. La mujer del siglo. La revolucionaria. La artista.

Si fuéramos semiólogos, o conductistas (observadores de signos) diríamos que


Frida tuvo que primero que rehabilitar su pierna, más débil por la polio, cosa
que fue cierto. Guillermo Kahlo, su padre, se preocupó por su rehabilitación, la
llevó a practicar deportes, a sabiendas que eso fortificaría los músculos.
Diríamos, como dicen muchas de sus biografías, que fue una niña solitaria,
triste. Pero como somos psicoanalistas diremos que su padre, Guillermo Kahlo,
no se preocupó sólo por la rehabilitación de su cuerpo a secas, sino que ya
desde su enfermedad a los 6 años le ofreció pinceles para “pintar” su cuerpo
maltrecho.

Difícil reconocer a la niña Friducha triste y sola, cuando en la adolescencia,


(1922 )entró en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México,
prestigiosa institución educativa En esta escuela conoció a futuros intelectuales
y artistas mexicanos, como Salvador Novo, y formó parte de un grupo de
alumnos que se autodenominaron  Los Cachuchas, por las gorras que usaban ,
se autodefinían como un grupo crítico de la autoridad, protestaban contra las
injusticias y se movilizaban por las reformas del sistema escolar. Pero además
se divertían y gastaban bromas en la escuela con gran entusiasmo. Todos ellos
luego militaron en el partido comunista, revolucionario en la época.

Si fuéramos semiólogos o conductistas diríamos que el padre se hizo cargo de


la rehabilitación para mejorar la pierna y sus capacidades cognitivas. Pero
como somos psicoanalistas diremos que Guillermo Kahlo, él también un
exiliado de su familia, otorgó a Frida los pinceles del deseo. Esa rehabilitación
no hubiera sido posible sin el amor de Guillermo Kahlo.

“Existo en la luz refleja de los demás. Esta que ves nunca quiso ser como los
demás. Desde niña procuré distinguirme (…) Primero mi papá, luego Alejandro
que en verdad nunca me quiso (…). Quería que me amara el cielo
intensamente azul de México, las sandías atrincheradas en los puestos del
mercado, los ojos ansiosos de los animales. Iba yo a lograr que el mundo
cayera de cabeza de tan enamorado de la Niña Frisita”

¿Cómo relacionar la Frida rota, puro sufrimiento, con ésta, la metáfora, la que
existe en la luz de los demás? El deseo del Otro, el deseo y el amor del Padre,
ese que vino de afuera con palabras, historias, pinceles, colores y espejos,
pintó su cuerpo, le ofreció un espejo de amor en donde mirarse, sostuvo el
deseo de Frida que pudo entonces, no sólo trasmitir un discurso con pinturas,
sino también seducir a Diego Rivera (su otro judas), a Trotsky, a hombres, a
mujeres y al mundo. No sólo con su obra, sino haciendo de su cuerpo roto una
metáfora.

“El 17 de septiembre de 1925 cambió para siempre mi vida, porque hasta


entonces la piernita flaca no me causaba dolor. Fue el accidente del tranvía y
del autobús. El tranvía arrastró y aplastó contra la pared al camión en el que
íbamos Alex –mi novio- y yo. El choque fue tremendo. A mí el pasamano me
atravesó el cuerpo como a un toro. Un hombre me cargó y me acostó en una
mesa de billar. Y me arrancó el trozo de hierro, el pasamano que me
atravesaba el cuerpo, de lado a lado, como lo haría un carnicero, un torero (…)
El diagnóstico fue: 'Fractura de la tercera y cuarta vértebras lumbares, tres
fracturas de la pelvis, once fracturas en el pié derecho, luxación del codo
izquierdo, herida profunda en el abdomen, producida por una barra de hierro
que penetró por la cadera izquierda y salió por la vagina, desgarrando el labio
izquierdo. Peritonitis aguda. Cistitis que hace necesaria una sonda por varios
días'· Los médicos no entienden aún cómo sobreviví. Perdí la virginidad, se me
reblandeció el riñón, no podía orinar, y de lo que yo más me quejaba era de la
columna vertebral. (….) A mi madre, cuando la vi por primera vez después de
los tres meses en la Cruz Roja, le dije: 'No me he muerto y, además, tengo algo
por qué vivir, ese algo es la pintura'. Es cierto, la pintura fue mi antídoto, mi
única verdadera medicina”.

Frida debe someterse a múltiples cirugías y crueles tratamientos. Su padre,


nuevamente, le acerca los pinceles. Hace construir un dispositivo donde monta
un espejo y un atril. Y Frida pinta. Sin poder ni siquiera incorporarse, comenzó
a pintar tomándose ella misma como modelo (era lo único que veía en esa
posición, pero también, desde el deseo del Padre, comienza a dibujar su propio
cuerpo en lo real despedazado y sufriente)

“Dibuja la mujer, la mujer posible que tiene dentro y pinta su cuerpo


resquebrajado concitando sobre él, sus envolturas y su obra, la mirada del
mundo; un mundo que no ha cesado de admirarla y hablar de ella, Frida Kahlo
se constituye, para hombres y mujeres, en el fantasma femenino por
excelencia: se las ingenia para hacerse amar en su falta y su fragilidad” (Gerez
Ambertín:2014:147)

Hablamos de Frida como metáfora, porque pudo ir más allá de su cuerpo roto y
del horror del sufrimiento diario. Pudo ir más allá del desamor materno. De las
traiciones de Diego Rivera, (su otro judas) de quien se enamora y con quien se
casa dos veces. Más allá de la polio y de la ruptura de su columna. Del
insoportable dolor cotidiano. De sus tres abortos. De las traiciones de Diego.
Con un pié en todo este horror, sufriéndolo día a día, pudo inventar su obra e
inventarse. Un pié en el goce. Un pié en el deseo (del padre y por el padre, de
la Nana, y por la Nana, de Diego y por Diego -más enamorado de sus pinturas
que de ella- y hasta de las sandías del mercado), Frida hace metáfora de su
cuerpo roto con la pintura.

Por un lado, decimos que Frida hace discurso con sus pinturas, con su
militancia, con su posición en el mundo. Inventa una metáfora. Se inventa.
Desde el agujero mismo del horror, de las fracturas de su cuerpo, del desamor
materno, de las traiciones de Diego, desde lo que carece, tiende un puente de
colores sostenido en el amor al y del padre y pinta, disfraza, inviste su cuerpo
destrozado y sufriente. No disimula el dolor. Lo muestra transformado. Es un
horror que torna soportablemente hermoso. Y ésta es la metáfora Frida. Desde
el agujero se inventa.

Pero también fue un mito, una marca en el siglo. Un síntoma de la época. Una
metáfora de la época.

Miente haber nacido el año de la Revolución Mexicana. Y toda ella es una


metáfora de la revolución contra el sometimiento indígena por un lado, pero
sobre todo, el sometimiento de la mujer. Y se convierte en el mito femenino del
siglo XX. Y un mito, según R. Barthes, es un habla donde es posible analizar
la ideología. ¡Vaya si Frida es un mito!

Conquistó “gringolandia” donde expuso, invitada por André Breton, igual que en
París. Allí los modistos diseñaron un vestido al que le pusieron: Robe Madame
Rivera y fue tapa de Vogue. “Los pinches franceses dijeron que yo era
extravagantemente hermosa” (Diego, no estoy sola)

Hasta hoy, no sólo las pinturas de Frida, sino sus vestidos, con los que investía
la fragilidad de su cuerpo, sus ornamentos diseñados por ella misma con barro
indígena y materiales preciosos, su desenfado, su deseo insatisfecho y
decidido, son la marca de una feminidad que subsiste a mas de 60 años de su
muerte.

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