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Revisão: Fabíola Pozza Korndorfer, Patricia Silveira Correia e Taiane Santi Martins.
Ilustrações: Fabíola Pozza Korndorfer, Inês M. O. Pozza, Sara Brandão e Taís Melgaço Lemos
Capa: Carolina Mantegazza (ilustração), Fabíola Pozza Korndorfer (projeto) e Maria Williane (execução)
Projeto Gráfico: Christian Fuentes, Fabíola Pozza Korndorfer, Karin Romano e Luci Rossa.
Tradução Espanhol: Patrick Medina
Tradução Inglês: José Eduardo Trajano Faria
Colaboração: Adriane Fabiani de Almeida, Frederico Korndorfer Neto, Leonardo Davi Pereira Machado e Yan Galvão Oberlaender de Almeida
KORNDORFER, Fabíola Pozza. À espera de uma Luz: 29 histórias preparando para o natal. Florianópolis (SC): Fabíola Pozza Korndorfer,
2022.
À espera de uma Luz: 29 histórias preparando para o natal / Fabíola Pozza Korndorfer, Luciana Machado Silveira, Marli Em-
merick Ferreira; Ilustração Sara Brandão. –- 1.ed. –- Florianópolis (SC): Fabíola Pozza Korndorfer, 2022.z z
100 p. ; 20x20cm
ISBN: 978-65-5899-418-3
Outros ilustradores :
Inês Maria Ocker Pozza, Taís Melgaço Lemos
CDD 808.899282
Almir Nahas
Responsable OE
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Imagem: Sara Brandão
Índice
A la espera de una luz.......................12 En la cueva del lobo........................53
La gracia del pozo..............................14 Elba la ovejita..................................55
La anunciación.................................17 Las luciérnagas................................59
Bendecida lluvia...............................20 Las abejas y miel pura....................62
Una fuerte conexión con el agua......23 Un burrito único..............................64
El camino a Belén.............................26 El joven............................................67
Regalo de Dios.................................28 El encuentro de la familia ...............71
El pequeño manzano......................31 La Hilandera...................................73
La palmera datilera sagrada...........33 El comerciante de Belén.................76
El árbol sin hojas..............................36 La dulce melodía..............................80
La bondad de María........................39 La niña que coleccionaba piedras....84
El movimiento de los árboles..........41 La gran estrella................................86
Romero dorado...............................44 La charla de los pájaritos.............89
El dulce perfume..............................47 La visita de los Reyes Magos...........92
La mariposa y el amor perfecto........50
“El soplo del Creador
Con el brillo de las estrellas
Todo es creado.
Piedritas rodando,
conchitas surgen,
Y la tierra se convirtió en una morada”
— Ah... Necesito encontrar una Que sus ojos sean tan brillantes
Cuando la Tierra era todavía una traen energía de todos los elementos. manera para que sepan que YO no es- como las estrellas que brillan en el cie-
niña, había muchas cosas por hacer Los animales sirven a los hombres toy tan lejos aquí arriba. lo y que todos sientan Tu presencia. Y
y construir por parte de los hombres. y ayudan con el trabajo. Los pájaros Dios Padre, al oír ese buen consejo, re-
Dios Padre ya había dedicado mucho cantan para que todos se despierten y — Pero ¿Cómo puedo hacer eso, unió a los ángeles del cielo y dijo:
tiempo a crear y nombrar todas las los niños se deleiten. Y las mariposas si muchos no me ven, no me sienten y
cosas, toda la naturaleza en perfecta despiertan sonrisas allá donde van... otros están por olvidarme? — Escuchen todos. Nacerá uno
armonía, todo fue obra Suya, quien que hablará por mí y plantará la se-
pensó en cada detalle, por pequeño Pero todavía faltaba algo, pensó Dios Padre ya caminaba de nube milla del bien. Difunde la noticia a
que fuera. Un día, miro desde el cielo, Dios Padre. en nube, hasta que en el cielo brilló la los cuatro rincones, pues es tiempo de
encima de su nube favorita, que más primera estrella. Y como luciérnagas preparación. Mi hijo nacerá con una
parecía un sillón con plumas blancas y — ¿Será que todos saben que yo iluminando la noche, una luz sopló en noble misión, trayendo más amor y
se puso pensativo. creé todo esto para mis hijos de la Tie- su oído. unión al mundo.
rra? ¿Será que sienten mi amor cuan-
— ¡Es todo tan bonito! Las flores do recogen una fruta madura? ¿Notan — “¡Oh Señor!” Hazle nacer y
perfuman y dan color a cada pedacito mi presencia cuando miran el sol, la vivir entre los hombres El que Te re-
presentará! Que esté tan cerca de las Luciana Machado Silveira
de ahí abajo. Las piedras, los cristales luna y las estrellas? ¿Recordarán mis
y las conchas son fuertes, mágicas y hijos que pueden hablar conmigo a personas y que sea como uno de ellos.
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La gracia del pozo
En aquella época, en la pequeña amor y alegría.
ciudad de Nazaré, no había tantos gri-
fos en las casas como los que conocemos Un día, la dulce madre María ca-
hoy. Era muy común la presencia de po- minó hasta el pozo, puso en el suelo la
zos cerca de las casas para que pudieran gran vasija de barro, se apoyó en el alero
suplir las necesidades de las familias, las
y no encontró nada. El pozo que había
plantaciones y los rebaños. abastecido a las familias durante años
se había secado. María volvió a mirar el
Cerca de la casa de María y José ha- gran reservorio admirada y pensó:
bía un pozo del que María salía a dia-
rio a sacar agua. Caminaba feliz con su — Señor, ¿qué hacer ahora? ¿Cómo
vasija de barro; traía agua para ella y mantendremos vivos nuestros cultivos y
las familias más cercanas a su casa. Ha- ganado? Nuestra fuente de agua pura y
cía esto porque tenía un corazón puro y cristalina se secó...
bondadoso.
María volvió a casa cabizbaja, con
Repetía este camino durante días su vasija de barro vacía, y fue al encuen-
y días, y las familias que recibían el tro de las familias a las que les llevaba
agua se asombraban de la bondad de agua. Al llegar allí, encontró a Raquel,
María de hacer esto diariamente, con a quien le dijo:
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Jesús. Hágase Su voluntad, Señor - dijo María se sorprendió al ver tal cla-
el ángel Gabriel. ridad. En ese momento escucha la voz
del ángel: - Querida María, soy el ángel
Llegado el momento, el ángel pre- Gabriel y he venido a anunciarte que
paró sus hermosas alas doradas y desde has sido elegida para ser la Madre del
el Cielo, junto con Padre Dios, se lanzó Niño Jesús.
en picado hacia la tierra, en busca de
la joven María. Mientras se acercaba a María, aun frente a un ángel y com-
Nazaret, con los ojos bien abiertos, co- prendiendo la grandeza de la misión
menzó a buscar la sencilla casa rodeada de la cual había sido elegida, se asustó
de flores. Miró para acá, miró para allá un poco, pero en ese mismo momento,
y había muchas casitas con hermosos su corazón se llenó de amor y alegría,
jardines. Decidió volar un poco más aceptando su misión con fe. Miró su jar-
bajo para ver si podía ver más fácilmen- dín florido y dio gracias al Señor. En ese
te. En ese momento sintió un perfume momento, como en un abrir y cerrar
único, un perfume dulce, de flores muy de ojos, el ángel Gabriel desapareció y
fragantes. Miró hacia abajo y allí vio María quedó sola admirando sus her-
una casa sencilla con un hermoso jar- mosos rosales. Como un regalo de Dios,
dín de rosas blancas. En ese momento sus rosales comenzaron a dar rosas aún
estuvo seguro de que María estaba allí. más fragantes. Y todos los que visitaron
su casa recibieron una hermosa rosa
Se acercó a la casa y vio a una mu- blanca, como gesto de agradecimiento
jer joven que se ocupaba de sus tareas. y reconocimiento por la noble misión
Como un chasquido de dedos, entró a recibida.
la casa iluminando todo el ambiente,
como si fuera un brillante rayo de sol. Fabíola Pozza Korndorfer
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El camino a belén María caminó observando todo a
su alrededor. El camino fue largo, pero
aún ocupaba sus pensamientos. Ella
había sido elegida para ser la madre
estaba en buena compañía. Su queri- del Niño Jesús y la sublime misión de
do José y su amado burro fueron fieles amor ya crecía en su corazón.
compañeros, lo que facilitó el viaje.
María no se dio cuenta de que José
Los ojos de María admiraron el se había detenido. Estaba tan absorta
paisaje de frondosos árboles, flores de en sus pensamientos que pasó frente
colores y piedras de las más diversas a José, quien suavemente la tomó del
formas. Nada escapó de su mirada. brazo y le dijo:
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Imagem: Sara Brandão 27
Regalo de dios José y María siguieron rumbo a
Belén. Él, preocupado por el camino
que parecía no tener fin, pensó en Ma-
zos, pero María, la joven María, era
lo suficientemente fuerte y eso lo sor-
prendió. Pensó en Dios y tuvo el sen-
ría. Si no era fácil para él, que era un timiento de gratitud. Estaban sanos y
hombre fuerte y acostumbrado a ca- con salud, se tenían el uno al otro, y
minar, ¿cómo podía serlo para ella? eso era suficiente.
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El arbol sin hojas
Cuando Dios Padre creó los ár- nes para tener hojas verdes, flores fra-
boles, les dio raíces fuertes para que gantes ni frutos dulces. Pasaba todo el
se mantuvieran firmes en la tierra, año con sus ramas secas. Miraba a sus
ramas que estaban cubiertas de hojas hermanos, árboles frondosos, floridos,
muy verdes, que pudieran recibir flo- cargados de frutos, y eso lo entristecía.
res fragantes y sostener frutos delicio- Pero se mantuvo firme, con sus ramas,
sos. Cada uno había sido creado para aunque sin hojas, con vida y con la es-
satisfacer alguna necesidad aquí en la peranza de algún día tener al menos
tierra: o para dar amplias sombras y una hoja verde. José y María, en su
suavizar el calor aquí; o para perfu- largo camino a Belén, a veces tenían
mar el ambiente y llevar su perfume a que detenerse para descansar cuando
través de los vientos o para alimentar llegaba la noche o incluso durante el
a los seres que habitaban aquí y nece- día cuando el sol calentaba demasia-
sitaban sus nutrientes. do. Ese día la temperatura ni siquiera
era tan alta, pero ya habían caminado
Todos los árboles que crecían a lo mucho cuando María le dijo a José:
largo del camino que conducía a Be-
lén eran así, excepto uno. Había un — Mi buen Joseph, necesito parar
árbol diferente a sus hermanos. Él, a y descansar un poco. Mis pies no pue-
pesar de ser alto, tener fuertes raíces den más.
y largas ramas, no tenía las condicio-
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Imagem: Sara Brandão
El movimiento de los árboles
elegido a la madre adecuada para ese al borde del camino. Ese paisaje se
hijo de la luz. modificó para satisfacer las necesida-
des de esa pareja, que aun con la vida
Al ver la enorme bondad de aque- modesta que llevaban, eran agraciados Los árboles tienen una forma muy estar bellos, floridos o fructíferos. Toda
lla madre en compartir la poca co- y amparados por el Padre. peculiar de comunicarse. Se comunican la naturaleza está en ánimo para pre-
mida que les quedaba, y así también a través de las raíces que los rodean. pararse para el evento más especial de
allanarles el camino, Padre Dios pidió Tenían en su camino una noble todos los tiempos.
que uno de sus ángeles, responsable de misión: traer al mundo al Niño Jesús, En un pueblo camino a Belén, un
los árboles frutales, tocará con su dedo fuente del más puro amor y armonía, grupo de árboles se comunicaban en- Luego, más y más, los árboles co-
de oro todas las plantas del camino de que hoy conocemos como la “Sagrada tre sí. menzaron a prepararse. Ellos se ayu-
José y María, y hacerlos cargar de los Familia”. daban unos a los otros. Sus raíces bus-
frutos más variados y suculentos que se — ¿Oíste lo que susurró el viento caban agua bajo tierra y la compartían
podían imaginar. Luciana Machado Silveira
esta mañana? entre sí. Las hojas secas fueron arras-
tradas por el viento de modo que solo
Y, como por arte de magia, un her- — Sí, dijo Carvalho. El sopló que quedaron las más verdes y frondosas.
moso color apareció en esa vegetación había un gran movimiento en marcha. Las flores ganaron un color especial, y
Esto se debe a que un ser de luz está las mariposas que se posaron allí, tra-
por nacer aquí en la tierra. jeron un poco de su color!
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uvas. Al cabo de unos días, los niños Mientras tanto, José fue a ponerle — Ven a mi casa, está cerca. Mis
jugaban entre los árboles frutales, tre- agua y pasto al burro, y poco después, padres te darán cobijo y podrás pasar
paban por sus ramas y ya disfrutaban él también vino a sentarse a descansar la noche con nosotros. - Dijo el niño
de unos frutos que iban madurando. junto a María. Los niños recogieron alegremente.
De pronto, entre risas y juegos, los ni- fruta y se la llevaron a la pareja.
ños vieron a lo lejos a una pareja que José aceptó y, junto con María,
se acercaba. La joven estaba montada Había un intenso movimiento en- siguió al niño a casa. Fueron muy
en un burro y estaba embarazada. tre los árboles. María miró hacia arri- bien recibidos y pasaron allí la noche.
ba y vio las ramas como si se inclinara María guardó todo en su corazón.
Los niños dejaron de jugar y vie- con reverencia Esa noche los árboles sacudieron sus
ron llegar a la pareja. Las copas de los ramas, inclinándose ante el ser divi-
árboles se balanceaban con el viento — ¡Qué hermosos árboles! excla- no que estaba por nacer. El viento se
que soplaba a través de ellas. Sí, eran mó María. Que bonitos son y se des- calmó y el cielo se llenó de estrellas.
María, José y el burrito que se acerca- tacan por sus flores y frutos. ¡Bendito Y desde entonces, cuando se acerca la
ban. seas por ofrecernos tanto fruto! Navidad, mantenemos la tradición de
adornar los árboles con bolas y ador-
Los niños rodearon a la pareja y Sin embargo, el sol comenzó a nos de colores, como hacían aquellos
comenzaron a hacer preguntas. María abrirse camino hacia las montañas. sabios árboles en la época en que Jesús
sonrió. Se sentó en medio de los niños Llegaba la noche y los niños se retira- vino al mundo.
y charló alegremente con ellos. Dijo su ban. Sin embargo, uno de los niños in-
nombre y el de José, dijo que estaba es- vitó a María y José a ir a su casa. Marli Emmerick Ferreira
perando un bebé y les dijo que venían
de Nazaret y que iban a Belén.
Imagem:Sara Brandão
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“Romero, romero de oro que nació en el campo sin ser sembrado.
Fue mi amor que me dijo que la flor del campo es el romero.”
“Oh, María, eres la Madre Divina, predestinada desde que yo era pe-
queño. Bendito el fruto que está en tu vientre, serás amada por los siglos El pueblito de Belén, de donde Mientras José descansaba un rato
de los siglos.” José y María partieron hace unos días, para proceder, María, con los ojos ce-
ya no estaba a la vista. El cielo, en to- rrados, meditaba. Estaba agradecida
¡María sonrió, bendijo al pequeño romero y pidió permiso para llevar algunas nos rojos, anunciaba que era hora de por la salud, por tenerse unos a otros y
de sus ramas a casa, ya que había aprendido desde pequeña que su té vigoriza y que se fuera el sol. Lentamente, el sol por llevar en su vientre al niño divino.
da alegría! se despidió de ese día y, entre las mon-
tañas, desapareció. Todavía había algo de luz durante el
día, lo que permitió caminar una hora
Marli Emmerick Ferreira
María estaba encantada con cada más antes de buscar refugio para pasar
atardecer. Lo admiraba como si fue- la noche. Por mucho que María no se
ra siempre la primera vez. Entre las quejara, José, al conocerla tan bien, se
muchas cualidades que poseía, estaba dio cuenta del esfuerzo que ella hacía
agradecida. Tenía un sentimiento de para acompañarlo. Era una mujer fuer-
profunda gratitud por la vida y por te, pero le pesaba un poco la barriga en
todo lo que recibía. La naturaleza era ese momento de la gestación.
algo que ella reconocía como divino, la
fuente de Dios. Y, a esta hora del día, a Mientras caminaban, Joseph siem-
María le gustaba detenerse a contem- pre estaba pensando en qué hacer
plar y dar gracias. para calmar el esfuerzo de María. Pasó
junto a un lecho de fragantes flores y
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una delicada flor lila llamó su aten- las arrugó y comenzó a masajear sus
ción. Miró a su alrededor y vio esas pies.
pequeñas flores por todas partes: ¡eran
lavanda! El dulce y delicado aroma de El dulce aroma flotaba en el aire.
la lavanda tiene el poder de calmar y
vigorizar. — ¡Oh, mi buen José! ¡Qué ma-
ravilloso aroma! ¡Me siento tan bien
— Querida María”, dijo José. - cuidada por ti! Mis pies te lo agrade-
Esto es suficiente por hoy. Detengámo- cen – dijo María con dulzura. Recibió “Ovejitas saltando
nos aquí, porque ya hemos caminado este gesto de amor con cariño y grati- Abejitas zumbando
bastante. tud. Me siento refrescada. Benditas las
plantas que tienen tantos beneficios, en En los verdes pastos floridos
Y, en un gesto de cariño, le pidió especial esta, la lavanda, que además Sirviendo
a María que se sentara debajo de un de ser tan fragante, trae calma, aporta Equilibrando
árbol y le quitó las sandalias para que bienestar y tranquilidad.
se sintiera más cómoda. Arrancó unas Alegrando la tierra
cuantas hojas de la delicada lavanda, Luciana Machado Silveira
Dando vida a este suelo”
Imagem:Sara Brandão 53
Joseph estaba aprensivo porque la
madre loba podía volver en cualquier
al Niño Jesús moverse en su vientre. Elba la ovejita
momento. Regresó a la entrada de la El lobo dio unos pasos más dentro
cueva para advertir a María, ya que de la cueva y encontró a María, José y
necesitaban salir de allí de inmediato. el burro sentados. Miró a los tres por
Durante mucho tiempo se habló lentarlo de alguna manera, pensó. En
En ese momento, se escuchó un aullido un largo tiempo, luego caminó lenta-
de la llegada de un Gran Hombre, que ese momento, el joven pastor tuvo una
de lobo. José y María estaban un poco mente hacia sus cachorros, acostándo-
nacería en forma de niño y traería paz idea y exclamó en voz alta:
asustados. ¡Se acercaba la mamá loba! se junto a ellos.
y amor a su corazón. Y esta noticia
también circuló en el pequeño pueblo — ¡Voy a empezar a juntar esta
José tranquilizó a María y les pidió Afuera, la lluvia y el viento habían
de Caleb, un joven pastor que pasto- lana blanquita para calentar al bebé
a ambos que permanecieran sentados pasado y el sol brillaba de nuevo. Ma-
reaba su pequeño rebaño con mucho que está por nacer!
y en silencio, más alejados de los ca- ría, José y su burrito fiel salieron cui-
amor y dedicación.
chorros. El burro, que lo acompañaba dadosamente de la cueva para con-
Miró a su pequeño rebaño y de-
en el viaje, se acomodó tranquilamen- tinuar su viaje y buscar otro lugar, o
Cada hermosa ovejita tenía su lu- cidió que por la mañana cortaría sus
te junto a María y José. alguna posada, donde pudieran estar
gar especial, y cada día Caleb dedicó ovejitas, cuya lana era blanca como la
más cómodos y seguros para pasar la
su tiempo a cuidarlas, llevándoles agua nieve.
Los cachorros escucharon el aulli- noche. María, al salir, aún miró hacia
y alimentos frescos.
do de su madre y comenzaron a ma- atrás y vio que, dentro de la cueva, la
Al día siguiente, como de costum-
nifestarse. Entonces, en ese momento, loba dormía plácidamente mientras
Diariamente, cuando el sol estaba bre, Caleb reunió a su rebaño, trajo
el lobo llegó a la entrada de la cueva sus lobitos se acurrucaban muy cerca
alto, el buen pastor y sus ovejas se acos- agua y alimentos frescos, contó sus
y olfateó el aire. Dejó escapar un gru- de ella. María, en silencio, agradeció
taban para descansar bajo la sombra ovejas una por una y se dio cuenta de
ñido, porque sintió, mientras olfatea- una vez más.
de los árboles frondosos. En este día que faltaba una.
ba, la presencia de personas cercanas
en particular, Caleb había estado pen-
a ella. María levantó los ojos al cielo y
Marli Emmerick Ferreira sando en las noticias del Santo Niño — Pero, ¿dónde está Elba, la ove-
en silencio dijo una oración, sintiendo
y cómo sería cuando naciera. Segura- jita gruñona? - Exclamó sorprendido.
mente, siendo invierno, habría que ca- Buscó para un lado, para el otro, de-
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trás del cobertizo, debajo de los tron- blanca no hacía más que crecer. ¡Qué Caleb saltó y miró hacia atrás. Se in-
cos de los árboles y nada... alegría! clinó un poco más y vio a Elba, escondi-
da detrás del gran comedero.
Estaba preocupado, porque valo- Cuando solo quedaban dos, Caleb
raba a cada una de ellas, sin importar se detuvo y dijo al rebaño que estaba — ¡Oh, estuviste allí todo el tiempo!
cuánto trabajo pudieran dar. allí: ¡Ven, querida Elba, ven! ¡Únetenos! Tu
lana blanca hará feliz al Niño Dios. ¡Y
Reunió a todas las demás en el — Que alegría poder aportar con Elba se regocijó!
mismo lugar para poder comenzar la esta lana calentita para cuando naz-
esquila. Todas las ovejitas estaban sal- ca el Niño Dios. Estará muy caliente. Y así, todas las ovejas participaron
tando alegres, porque su cálida lana Cada una de ustedes será parte de esta de esta hermosa historia de amor, guar-
calentaría al niño bendito de Dios. hermosa historia. Y por este acto de dando su lana para calentar al niño Dios.
Pero Caleb aún extrañaba a Elba. bondad de cada una de entregar su Unos días después, en una noche muy
lana, proporcionaré todas las noches, oscura, el joven pastor vio brillar en el
Elba, escondida detrás de un gran aquí en el granero, un fuego cálido du- cielo una gran estrella y comprendió que
comedero, estaba espiando todo el rante todo el invierno. algo muy especial estaba pasando.
tiempo y observando todo lo que su-
cedía. Vio que todos estaban muy fe- Al escuchar esto desde lejos, Elba, Fabíola Pozza Korndorfer
lices, pero ella todavía no sentía tanta que se escondía, pensó para sí misma:
felicidad. Solo pensaba que sin lana
haría mucho frío durante el invierno. — ¡Vaya! Yo también quiero ser
¿Cómo sería? parte de esta historia y donar algo de
lana al Niño Dios; con el fuego encen-
Cada ovejita que se esquilaba, te- dido todos los días, no tendré frío. Y
nía un momento de alegría. Caleb se dejó escapar un leve balido:
quedó mirando el montículo de lana
blanca. Eran una, dos, tres, cuatro, — ¡¡¡Meeeee ́!!! ¡¡¡Meeeee ́!!!
cinco ovejitas... Y el montón de lana
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Las abejas y - Preparemos un regalo especial,
continuó. Prepararemos la miel más es-
mino recorrido... Entre una palabra y
otra, entre un gesto y otro, José mira
tamos unir nuestras fuerzas y trabajar — Querida María, ¡mira esta col-
entre jardines y palmeras datileras, duro! mena que gotea miel! Podemos reser-
escuchó una conversación entre el var algunos para el resto del camino.
amor-perfecto y la mariposa. Escuchó En un abrir y cerrar de ojos las abe-
que la joven María se dirigía a Belén jas comenzaron a organizarse. Algunas — Sí, José, vamos a tomar la miel
y que pronto nacería el Divino Niño. empezaron a volar entre las flores de las sobrante para que otras personas tam-
Regresó rápidamente a la colmena y le palmeras datileras. Otros buscaban el bién puedan beneficiarse, dijo María.
¡Vaya! La dulce miel... Alimen- contó la noticia a la Madre Reina. La néctar de las flores silvestres al costado
to tan puro y tan fino, producido por reina estaba muy contenta con la noti- del camino. Otros besaron las flores de José tomó una vasija y la llenó de
nuestras queridas abejas que incansa- cia y decidió reunir a todas las abejas amor-perfecto. miel. En ese momento, el zumbido de
blemente trabajan día y noche, entre para compartir la buena noticia. las abejas se intensificó; todos volaron
un zumbido y otro, haciendo este ali- — Zum, zum, zum... Las abejitas felices alrededor de la colmena, satisfe-
mento tan duradero, capaz de durar — Queridas abejas, ¡hoy recibí batían sus alas rápidamente. chos de dar lo más preciado que pro-
años y años. En una región cercana a una noticia muy especial! La joven dujeron para esta pareja tan especial y
Belén, una hermosa palmera datilera María lleva en su vientre un niño di- Y en la colmena, el trabajo no para- para el bebé que nacería.
albergaba una colmena, formada por vino, que traerá amor y paz al mundo. ba. La producción de miel continuó sin
muchas abejitas y su reina madre. Era María y José van en camino a Belén, y descanso. Fueron días y días así. Día y
una colmena que siempre producía dentro de unos días pasarán por aquí, noche, noche y día. Las abejitas traba- Fabíola Pozza Korndorfer
mucha miel para alimentar a la gente dijo la reina. jando para producir la miel más pura.
que vivía allí, y todas las abejas traba-
jaban juntas y muy duro. ¡Todas las abejas batieron apresu- He aquí, un buen día, la joven pa-
radamente sus alas en señal de alegría reja se sienta a la sombra de la palmera
Un día, una abejita que hacía su y el zumbido fue general! datilera para descansar del largo ca-
trabajo en busca de néctar, volando
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El encuentro
de la’ familia
En aquel tiempo, en Nazaret, era mantel bordado con un hermoso ja-
noviembre, y no faltaba mucho para rrón de flores aromáticas.
La luz brilló el nacimiento del Niño Jesús. María le
Y a través de una estrella pidió a José que fuera a la casa de sus En ese momento, reunir a la fami-
padres, Joaquín y Ana, así como de su lia en la mesa era sagrado. Tenía un
se vio un camino prima Isabel y su esposo Zacarías, y los significado mayor que solo alimentar;
Nació en ese momento invitara a reunirse, un domingo, en su era un momento especial para vivir y
el amor más puro casa. aprender unos de otros.
Nació “Niño Dios” En el día acordado llegaron Joa- Después de intercambiar saludos,
quín y Ana y poco después su prima Ana fue a ayudar a María a poner la
Luciana Machado Silveira
y Zacarías. Isabel llevaba en brazos al mesa. Se sirvieron panes, preparados
pequeño Juan, que en ese momento como en los viejos tiempos, con len-
tenía apenas unos meses, y también tejas y garbanzos, que además de ser
unas bonitas golosinas para María y su muy nutritivos, esparcían un delicioso
bebé. aroma por la humilde casa; además
de pan, leche de cabra, queso, miel,
Cuando llegaron, María ya había almendras e higos componían la rica
colocado sobre la mesa un hermoso mesa.
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Todos comieron y charlaron ale-
gremente. En un momento, Juan, que
estaba en el regazo de su madre, co-
No era la primera vez que Juan
tenía ese comportamiento cuando se
acercaba a María. En otra ocasión,
La hilandera
menzó a balbucear algunos sonidos y cuando aún estaba en el vientre de su
estiró los brazos hacia María. Pronto madre, se movió intensamente cuando
se dieron cuenta de que él quería ir a Isabel se acercó a su prima.
su regazo y Isabel rápidamente colocó
al niño en sus brazos. El niño comenzó No hubo dudas. Juan saludó al José, María y el burrito iban cami- se en el establo con las ovejas. Acabo
a sonreír mientras tocaba suavemente Niño Jesús que venía en camino. no a Belén, caminando durante días, de encender un fuego muy cálido para
con sus pequeñas manos el vientre de todo el día, en un clima frío de invier- que pases la noche.
la joven embarazada. no. A la noche, cuando estaban cerca
de un pequeño pueblo, vieron una pe- José y María entraron a la sencilla
Marli Emmerick Ferreira queña casa donde brillaba una peque- casa y vieron a Berta, que con mucho
ña luz. cariño preparaba la sopa.
— ¡Buenas noches! - Dijo José con — Sí, son hierbas que cultivo en
voz cansada de tanto caminar. Quere- mi jardín, exclamó Berta. Debes estar
mos saber si tienes un lugar en tu gra- cansada de caminar tanto. Siéntate en
nero para que podamos descansar por ese sillón mientras termino la sopa.
la noche.
María se sentó en el sillón tapizado
— Entre, mi buen señor, ha llegado con cojines, e inmediatamente frente
a tiempo, es la hora de la cena. Berta, a ella, sobre la mesa, vio un hermoso
mi esposa, nos hizo una sopa caliente manto de lana.
para comer. Tu burrito podrá quedar-
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La dulce melodía Ya muy cerca de Belén, José, Ma-
ría y el burrito fiel caminaron y logra-
ron ver a lo lejos las luces de la ciudad.
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La niña que
coleccionaba piedras
Toda la naturaleza se preparaba tada, exclamó: guardaba en su bolsa de víveres, pues un bebé recién nacido en un pesebre
para la venida de Jesús, incluidas las ya conocía las historias de su pueblo. con sus padres a su lado. El chico era
piedras. Había una energía diferente — ¡Dios mío, las profecías se están pura luz. Los tres se arrodillaron.
en todas partes. Y en el corazón de la cumpliendo! Mi pueblo ha esperado Unos días después, en una agrada-
tierra no fue diferente. Las piedras se mucho tiempo la venida del Mesías. ble noche, aquel joven pastor conducía Entonces la niña sacó las piedritas
convirtieron en cristales, piedras pre- su rebaño cuando, de repente, el cie- de la bolsa y las decoró alrededor del
ciosas brotaron en diferentes lugares La niña ya conocía las historias de lo se iluminó con una luz nunca antes pesebre donde estaba el niño. Las pie-
y quien observaba podía descubrir tal su pueblo. Dijeron que en ese lugar na- vista y una gran estrella apareció en el dritas brillaban con la luz de las estre-
maravilla. cería el que sería el Salvador. Una de cielo. El pastor corrió a su casa y avisó llas. Y solo aquellos que tenían un co-
las historias decía que cuando se acer- a su hermana y a su madre. razón puro podían ver que había algo
Una niña, que vivía en esa región caba el nacimiento del Niño Dios, mu- diferente, divino. Esa cueva parecía
rocosa, amaba las piedras y se dedica- chas piedras aparecían transformadas La niña y su madre se levantaron más un palacio de tanto esplendor, y el
ba a coleccionar todo tipo y tamaño. en cristales. Quien los encontrara reci- de inmediato. La joven tomó la bolsita mensaje que se escuchó con el corazón
Cuando las encontraba, las llevaba al biría una señal el día de su nacimiento. de piedras preciosas y se las llevó con- fue de paz y amor.
jardín de su casa y pasaba horas ju- sigo. Los tres partieron siguiendo la es-
gando. Un día, mientras buscaba gui- — ¡Hija, fuiste una de las elegidas trella y caminaron hasta el lugar don-
jarros, comenzó a encontrar algunas para recibir la señal! de irradiaban hermosos rayos de luz. Marli Emmerick Ferreira
muy preciosas. Eran hermosas, colori- Asombrados, entraron y vieron a
das y muy brillantes. La niña, encan- La madre de la niña también tuvo
tada, llenó una bolsa de piedritas y se otro hijo, un joven que pastoreaba las
las llevó a su madre para que las viera. ovejas, quien también encontró unas
Cuando llegó a casa, su madre, encan- piedras preciosas, y encantado, las
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La gran estrella Esa estrella había estado brillan-
do durante algún tiempo, pero ahora
parecía que estaba aún más radiante.
Entonces me di cuenta de que la
luz provenía no sólo de esa gran estre-
lla, sino también de ese viejo establo
Desde la ventana de mi dormitorio la que estaba justo debajo de ella. Era
seguí; Podría pasar horas mirándola y como si las luces se encontraran y dis-
me hizo preguntarme muchas cosas, persaran rayos en todas las direcciones.
desde el porqué de repente había apa-
recido así, hasta cómo sería si se acer- ¡No, eso no podía ser normal y no
cara más a la tierra. estaba soñando! Cuanto más fijaba mi
mirada en ese rayo de luz, más quería
¿Por qué tiene un brillo diferente? ir a su encuentro. Ese destello se inten-
¿Cuál es su tamaño? Preguntas siem- sificó por segundos y mi corazón latía
pre presentes en mis pensamientos, más rápido. Necesitaba ir allí para en-
cada vez que me detenía a contemplar- tender lo que estaba pasando. Pensé en
la, y sólo cesaron cuando me encontré preguntarle a mi madre, pero seguro
casi adormeciendo en el alféizar de la que no me dejaría, por la hora. Saltar
ventana. por la ventana tampoco estaría bien,
además de ser demasiado alto. Fue en-
Fue entonces cuando, en una de tonces cuando, por un breve momen-
esas noches, me di cuenta de que algo to, respiré hondo y pensé:
era diferente. Primero noté que estaba
más cerca, luego me pareció aún más — ¡Ay, padre! ¿Qué está pasando?
grande. Estuve pensativo durante al- Toda esta luz... Siento que mi corazón
gún tiempo, sin entender lo que real- quiere estar allí.
mente estaba sucediendo. Era como si
de una hora a otra se hubiera hecho En ese momento, estaba hablando
de día y el sol brillara con todo su es- con Dios tan profundamente que ni
plendor. siquiera escuché el sonido de la puer-
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Imagem: Sara Brandão 87
La charla
ta abriéndose. Mi madre me encontró
con los ojos cerrados, en un momento
de inmensa concentración. Y para que
Fue un momento de gran encanto,
como si el mundo se hubiera detenido
a contemplar ese simple momento: ¡el
de los pájaritos
no me asustara, habló en voz baja: nacimiento de un fruto bendito! Todo
en perfecta armonía: el viento soplaba
— ¡Ven hijo mío, algo muy espe- en forma de notas musicales, las ho-
cial está sucediendo! Esa estrella que jas de los árboles parecían bailar, los
tanto admiras cada noche nos quiere animales saltaban alegres, las flores
revelar algo. exhalaban su perfume más puro y los
pastores presentes reverenciaban ese
Sonreí ampliamente y caminé momento único, pues hasta entonces
apresuradamente con mi madre hacia no habían presenciado nada igual. Era
el establo. Nos sorprendió ver que no la esperanza, la alegría y la bondad
éramos los únicos que habíamos senti- manifestadas en cada gesto y cada mi-
do ese llamado. La luz era tan intensa rada. Y yo estaba allí. En ese momen-
que las personas y los animales tenían to ya no era necesario preguntar, solo
que estar a cierta distancia. Los ánge- sentir. Era el Divino Niño, una Luz
les del cielo presentes cantaron glorias Bendita presente entre nosotros.
para recibir el amor más puro presente
en la tierra, ¡nuestro Niño Jesús!
Luciana Machado Silveira
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La visita de los reyes magos
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Biografia Convencidas do poder profundamente formativo da contação de histórias
através de suas experiências com seus filhos, essas amigas reuniram-se num mes-
mo propósito: trazer o encantamento e o belo às crianças através das histórias, au-
xiliando mais pais a vivenciarem um tempo de qualidade, aumentando a conexão
afetiva com seus filhos.
Ilustradoras
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