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LA IGLESIA EMERGENTE

La iglesia emergente (también conocido como movimiento de la iglesia


emergente) es un movimiento "cristiano protestante" cuyos participantes buscan
vivir su fe en la sociedad posmoderna imitando a Jesús de Nazaret,
independientemente de las tradiciones religiosas cristianas. Los proponentes de
este movimiento lo denominan "una conversación" para enfatizar su carácter
descentralizado y en pleno desarrollo, así como su énfasis en el diálogo
intrarreligioso en lugar de un evangelismo de una sola vía.

Los miembros de comunidades emergentes podrían estar desilusionados


con la iglesia organizada e institucional y en ocasiones endosan la deconstrucción
del dogma cristiano moderno. En ocasiones, el movimiento favorece el uso de
historias simples y narrativas, ocasionalmente incorporando el misticismo.
Miembros del movimiento emergente confieren mucho valor a las buenas obras o
activismo social, incluyendo en ocasiones el concepto de vida misional o nuevo
monasticismo. Mientras los evangélicos enfatizarían la salvación eterna, muchos
en el movimiento emergente enfatizan el aquí y ahora y la necesidad de crear un
reino del cielo en la tierra.

NUEVO CALVINISMO

Nuevo Calvinismo, llamados en el contexto anglo como Young, Restless,


and Reformed Movement, es un nuevo movimiento religioso dentro del
evangelicalismo conservador que implica una reinterpretación y regreso a la
teología reformada Calvinista y confesional histórica de los siglos XVI y XVII , con
valores e ideologías contemporáneas.

El movimiento comenzó en la década de 1980, con la fundación del


Consejo sobre la masculinidad y la feminidad bíblicas en 1987 en los Estados
Unidos, que hace hincapié en el complementarismo entre hombres y mujeres (en
contraposición al feminismo). La enseñanza de la teología del pacto (a diferencia
del dispensacionalismo) y el gobierno del sinodal en la Iglesia también son sellos
distintivos del movimiento.

LA NUEVA REFORMA APOSTÓLICA

La nueva reforma apostólica o NAR, es un movimiento religioso no bíblico


que enfatiza la experiencia sobre las escrituras, el misticismo sobe la doctrina y los
apóstoles modernos sobre el texto simple de la biblia.

De particular distinción en la nueva reforma apostólica son el papel y el


poder de los líderes espirituales y los hacedores de milagros, la recepción de
nuevas revelaciones de Dios, un énfasis excesivo en la guerra espiritual la
búsqueda del control cultura y político en la sociedad.

La búsqueda de señales y prodigios en la nueva reforma apostólica siempre


va acompañada de una doctrina falsa.

El movimiento no está controlado centralmente, y muchos de sus


seguidores no se identificarán a sí mismos como parte de él ni reconocerán el
nombre.

La guerra espiritual según la nueva reforma apostólica está destinada a


resolver las preocupaciones mundanas.

LA CONFESIÓN POSITIVA Y DECRETO

La confesión positiva es la práctica de decir en voz alta lo que se desea que


pase, con la esperanza de que Dios lo haga realidad. Esta doctrina tiene la
creencia de que las palabras tienen una especie de poder mágico espiritual, que
podemos utilizar para conseguir lo que queremos (confesión positiva) o rechazar
lo que no queremos (confesión negativa). En realidad, es una expresión
cristianizada de la “metafísica”, que lamentablemente se ha infiltrado en la iglesia
de hoy.
Fue un pastor metodista llamado Essek William Kenyon quien, basado en
lecturas del Nuevo Pensamiento de Phineas Quimby, y el libro Ciencia y Salud de
Mary Baker Eddy —fundadora de la “Ciencia cristiana”—, se dio a la tarea de unir
todas estas creencias esotéricas con el cristianismo. Kenyon simplemente sustitu-
yó los términos “confesión positiva” y “visualización” por “fe” y el poder de “nuestra
confesión”.

Kenyon comenzó́ a realizar campañas evangelísticas enfatizando el tema


de la sanidad divina. En ellas invitaba a sus oyentes a confesar por fe su sanidad.
También llegó a pastorear diversas congregaciones, fundó un instituto bíblico y
escribió́ dieciséis libros que influyeron en muchos predicadores pentecostales y
carismáticos. Uno de los primeros predicadores que siguió́ las enseñanzas de
Kenyon fue Kenneth E. Hagin, aunque este afirmaba haber recibido directamente
del Espíritu Santo las mismas palabras que le dio a Kenyon sin necesidad de
consultarlo. A través de sus propios libros y casetes, Hagin comenzó́ a promover
esta doctrina, destacando la importancia de confesar por fe las promesas de Dios
relativas a la sanidad y la prosperidad.

Otra práctica derivada de la confesión positiva es la nueva tendencia de decretar,


basada en la idea de que Dios nos ha dado tal autoridad para ordenar que algo
suceda (normalmente sa

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