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Experimentos

clásicos: el ADN como el material genético

Los experimentos de Frederick Griffith, Oswald Avery y sus colegas,


y los de Alfred Hershey y Martha Chase.

Introducción
Nuestra comprensión moderna del papel del ADN en la herencia nos ha conducido a una
gran variedad de aplicaciones prácticas, como el análisis forense, las pruebas de
paternidad y la selección genética. Gracias al amplio alcance de estas aplicaciones, hoy en
día muchas personas tienen al menos un conocimiento básico sobre el ADN.
Puede entonces ser sorprendente darse cuenta de que hace menos de un siglo, ni siquiera
los miembros mejor educados de la comunidad científica sabían que el ADN era el
material hereditario.
En este artículo, veremos algunos de los experimentos clásicos que condujeron a la
identificación del ADN como el portador de la información genética.

Proteínas vs ADN
El trabajo de Gregor Mendel mostró que los rasgos (como el color de las flores en plantas
de guisantes) no se heredaban directamente, sino que en realidad eran especificados por
genes que pasan de padres a hijos. El trabajo de otros científicos más a comienzos del
siglo XX, como el de Theodor Boveri, Walter Sutton y Thomas Hunt Morgan, estableció
que los factores hereditarios de Mendel probablemente se encontraban en los
cromosomas.
Al principio, los científicos pensaban que las proteínas, que se encuentran junto al ADN en
los cromosomas, resultarían ser el material genético que buscaban. Se sabía que las
proteínas tienen diversas secuencias de aminoácidos, mientras que se creía que el ADN
era un aburrido polímero repetitivo, debido en parte a un modelo incorrecto (pero
popular) de su estructura y composición.
Hoy sabemos que el ADN en realidad no es repetitivo y puede almacenar grandes
cantidades de información, como se discute con mayor profundidad en el artículo sobre el
descubrimiento de la estructura del ADN. Pero, ¿cómo fue que los científicos identificaron
por primera vez que el "aburrido" ADN podría realmente ser el material genético?

Frederick Griffith: la transformación bacteriana
En 1928, el bacteriólogo británico Frederick Griffith llevó a cabo una serie de
experimentos con ratones y bacterias Streptococcus pneumoniae. Griffith no intentaba
identificar el material genético, sino en realidad trataba de desarrollar una vacuna contra
la neumonía. En sus experimentos, Griffith utilizó dos cepas de bacterias relacionadas,
conocidas como R y S.

• Cepa R. Cuando se cultivan en una caja de Petri, las bacterias R formaban colonias,
o grupos de bacterias relacionadas, que tenían bordes bien definidos y un aspecto
rugoso (de ahí la abreviatura "R"). Las bacterias R no eran virulentas; es decir, al
inyectarse en un ratón no causaban enfermedad.
• Cepa S. Las bacterias S forman colonias redondas y lisas (la abreviatura "S" es por
la palabra "smooth" en inglés). La apariencia lisa se debía a una envoltura de
polisacárido, a base de azúcares, que producían las bacterias. Esta capa protegía a
las bacterias S del sistema inmunitario del ratón, por lo que resultaban virulentas
(capaces de causar enfermedad). Los ratones a los que se les inyectaban bacterias
S vivas desarrollaban neumonía y morían.
Como parte de sus experimentos, Griffith inyectó bacterias S muertas por calor en ratones
(es decir, bacterias S que se calentaron a altas temperaturas, lo que causó la muerte de las
células). Como era de esperarse, las bacterias S muertas por calor no enfermaron a los
ratones.
Sin embargo, los experimentos tomaron un giro inesperado cuando inocuas bacterias R se
combinaron con las inofensivas bacterias S muertas por calor y se inyectaron en un ratón.
El ratón no solo desarrolló pnenumonia y murió, sino que cuando Griffith tomó una
muestra de sangre del ratón muerto, ¡encontró que contenía bacterias S vivas!


Diagrama que ilustra el experimento de Frederick Griffith con bacterias S y R
Cepa rugosa (no patógena). Cuando se inyecta esta cepa en un ratón, el ratón vive.
Cepa lisa (patógena). Cuando se inyecta esta cepa en un ratón, el ratón contrae
pneumonía y muere.
Cepa lisa muerta por calor. Cuando se inyectan células lisas muertas por calor en un ratón,
este vive.
Cepa rugosa y cepa lisa muerta por calor. Cuando estos dos tipos de célula se inyectan en
una mezcla en un ratón, el ratón contrae neumonía y muere.
Griffith concluyó que las bacterias de la cepa R debían haber tomado lo que él llamó
"principio transformante" de las bacterias S muertas por calor, que les permitió
"transformarse" en bacterias con cobertura lisa y volverse virulentas.

Avery, McCarty y MacLeod: la identificación del principio transformante
En 1944, tres investigadores canadienses y estadounidenses, Oswald Avery, Maclyn
McCarty y Colin MacLeod, se propusieron identificar el "principio transformante" de
Griffith.
Para ello, comenzaron con grandes cultivos de células S muertas por calor, y mediante una
larga serie de pasos bioquímicos (que se determinaron por cuidadosa experimentación),
purificaron progresivamente el principio transformante al lavar, separar o destruir
enzimáticamente los otros componentes celulares. Con este método, fueron capaces de
obtener pequeñas cantidades de principio transformante altamente purificado, el cual
podían luego analizar con otras pruebas para determinar su identidad


Varias líneas de evidencia les sugirieron a Avery y a sus colegas que el principio
transformante podría ser el ADN

• La sustancia purificada dio un resultado negativo en las pruebas químicas
conocidas para detectar proteínas, pero un resultado fuertemente positivo en un
examen químico conocido para detectar ADN.
• La composición elemental del principio transformante purificado era muy
semejante a la del ADN en su proporción de nitrógeno y fósforo.
• Enzimas que degradan proteínas y ARN tenían poco efecto sobre el principio
transformante, pero las enzimas capaces de degradar ADN eliminaban la actividad
transformante.

Todos estos resultados apuntaban hacia el ADN como el probable principio transformante.
Sin embargo, Avery fue cauteloso en la interpretación de sus resultados. Se dio cuenta de
que era posible que alguna sustancia contaminante presente en pequeñas cantidades, y
no el ADN, fuera el principio transformante real

Debido a esta posibilidad, el debate sobre el papel del ADN continuó hasta 1952, cuando
Alfred Hershey y Martha Chase utilizaron un enfoque diferente para identificar
concluyentemente al ADN como el material genético.

Los experimentos de Hershey y Chase
En sus ahora legendarios experimentos, Hershey y Chase estudiaron bacteriófagos, virus
que atacan bacterias. Los fagos que utilizaban eran simples partículas compuestas de
proteína y ADN, con sus estructuras externas hechas de proteínas y el núcleo interno
compuesto por ADN.
Hershey y Chase sabían que los fagos se unían a la superficie de una célula bacteriana
hospedera e inyectaban alguna sustancia (ya sea ADN o proteínas) en el hospedero. Esta
sustancia daba "instrucciones" que causaban que la bacteria hospedera comenzara a
producir montones y montones de fagos, es decir, este era el material genético del fago.
Antes del experimento, Hershey pensaba que el material genético resultaría ser proteína

Para establecer si el fago inyectaba ADN o proteína en las bacterias hospederas, Hershey y
Chase prepararon dos lotes diferentes de fagos. En cada lote, el fago se produjo en
presencia de un elemento radioactivo específico que se incorporó a las macromoléculas
(ADN y proteínas) que componían el fago.

• Una muestra se produjo en presencia de 35S, un isótopo radiactivo de azufre. El
azufre se encuentra en muchas proteínas y está ausente en el ADN, por lo que este
tratamiento solo marcaba radiactivamente las proteínas del fago.
• La otra muestra se produjo en presencia de 32P, un isótopo radiactivo de fósforo. El
fósforo se encuentra en el ADN y pero no en las proteínas, por lo que este
tratamiento solo marcaba radiactivamente el ADN del fago (y no sus proteínas).
Cada lote de fagos marcados radiactivamente se utilizó para infectar un cultivo diferente
de bacterias. Después de que ocurría la infección, cada cultivo se metía en una licuadora
para retirar cualquier fago o fragmento de fago restante del exterior de las células
bacterianas. Finalmente, los cultivos se centrifugaron, o giraron a altas velocidades, para
separar las bacterias de los residuos de fago.
La centrifugación causa que el material más pesado, como las bacterias, se mueva a la
parte inferior del tubo y forme una masa llamada sedimento. El material más ligero, como
el fago, los fragmentos de fago y el medio (caldo) que se usó para alimentar a las
bacterias, permanece cerca de la parte superior del tubo y forma una capa líquida llamada
sobrenadante.


Un lote de fago se marcó con 35S, que se incorpora a la envoltura de proteínas. Otro lote
se marcó con 32P, que se incorpora en el ADN.
Se infectaron bacterias con el fago.
Se licuan y centrifugan los cultivos para separar los fagos de las bacterias.
Se midió la radiactividad en el sedimento y en el líquido (sobrenadante) para cada
experimento. El 32P se encontró en el sedimento (dentro de las bacterias), mientras que
el 35S se encontró en el sobrenadante (fuera de las bacterias)
Cuando Hershey y Chase midieron la radioactividad del sedimento y del sobrenadante en
ambos de sus experimentos, encontraron que una gran cantidad de 32P, aparecía en el
sedimento, mientras que casi todo el 35S aparecía en el sobrenadante. Con base en esto y
otros experimentos similares, Hershey y Chase concluyeron que el ADN, y no la proteína,
se inyectaba en las células del hospedero y constituía el material genético de los fagos.

¿Es cierto para todos los virus?
No necesariamente. Todos los seres vivos (los virus no consideran vivos) tienen ADN como
su material genético. Sin embargo, algunos virus en realidad tienen ácido ribonucleico, o
ARN, como su material genético. Puedes aprender más en la sección sobre virus.

Las preguntas que seguían sin respuesta
El trabajo de estos investigadores proporcionó fuerte evidencia de que el ADN era el
material genético. Sin embargo, todavía no estaba claro cómo una molécula
aparentemente tan simple podría codificar la información genética necesaria para
construir un organismo complejo. Investigaciones adicionales de muchos científicos, como
Erwin Chargaff, James Watson, Francis Crick y Rosalind Franklin, llevó al descubrimiento
de la estructura del ADN, que aclaró cómo es que el ADN puede codificar grandes
cantidades de información.

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