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Volumen 13, Número 2, 2020, [p. 71 – p.

94]
Recibido: 19/5/2020 • Aprobado: 14/10/2020
DOI: https://doi.org/10.15359/siwo.13-2.4

Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las


espiritualidades
Biocoloniality: Challenges to Religions and Spiritualities
Biocolonialidade: desafíos às religiões e às espiritualidades
Juan Carlos Valverde Campos1
Resumen
La crisis ecológica impone retos concretos a las teologías, las religiones y las es-
piritualidades que no podrán ser asumidos con justeza en nuestro continente hasta
tanto no se haya tomado una conciencia clara de la biocolonialidad a la que están
siendo sometidas. Las teologías clásicas que sirven de cimiento a las religiones
y espiritualidades occidentales u occidentalizadas difunden una imagen equívoca
de Dios, del mundo y del ser humano. Las propuestas del nuevo paradigma de la
complejidad son de gran utilidad para recomponer la realidad fragmentada que nos
ha sido transmitida en teología.

Palabras clave: Ecología, biocolonialidad, teologías, espiritualidades, complejidad

Abstract
The ecological crisis imposes concrete challenges to theologies, religions and spir-
itualities that cannot be fairly assumed on our continent until a clear awareness of
the biocoloniality to which they are being subjected has become clear. The classical
theologies that serve as a foundation for Western or Westernized religions and spir-
itualities spread an equivocal image of God, the world, and the human being. The
proposals of the new paradigm of complexity are very useful for reconstructing the
fragmented reality that has been transmitted to us in theology.

Keywords: Ecology, biocoloniality, theologies, spiritualities, complexity

Resumo
A crise ecológica impõe desafios concretos às teologias, às religiões e às espiritu-
alidades que não poderão ser assumidos com justiça em nosso continente até que
não se tenha tomado uma consciência clara da biocolonialidade a que estão sendo
submetidas. As teologias clássicas que servem de cimento às religiões e espiritua-
lidades ocidentais ou ocidentalizadas difundem uma imagem equívoca de Deus, do
mundo e do ser humano. As propostas do novo paradigma da complexidade são de

1 Licenciado en teología sistemática (Instituto Católico de París), máster en teología bíblica (Instituto Católico
de París), máster en teología protestante y ciencias de la religión (universidad de Estrasburgo), doctor en
filosofía de la religión (universidad de Estrasburgo). Docente e investigador de la Escuela Ecuménica de Cien-
cias de la Religión, Universidad Nacional. Miembro del Foro interreligioso y de la Red de ecoespiritualidad.
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0106-325X / Correo electrónico: juan.valverde.campos@una.ac.cr

ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482


https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/siwo 71
revistasiwo@una.ac.cr
Juan Carlos Valverde Campos

grande utilidade para recompor a realidade fragmentada que nos tem sido transmi-
tida em teologia.

Palavras chaves: Ecologia, biocolonialidade, teologias, espiritualidades,


complexidade.

Muchas de las estructuras religiosas se escribe sobre la crisis ecológica, sus


son vestigios fosilizados de épocas efectos y desafíos. Quienes tienen más
pasadas. Todos los sistemas tradicio- recursos –emocionales y también ma-
nales – Moisés, Jesús, Mahoma y teriales– hacen una experiencia muy
Buda – fueron condicionados por los diferente de la crisis pudiendo, incluso,
sistemas sociales y económicos en los “pasarles al lado”.
cuales tuvieron auge. Sus esquemas
(“reality maps”) han caducado.2 La pandemia del covid-19 que nos
tiene recluidos ha revelado el rostro
1. Introducción más horrendo de un sistema político y
económico en decadencia y, al mismo
Pienso y escribo desde un territo- tiempo, el de personas, grupos y or-
rio específico: mi historia, mi forma- ganizaciones que buscan y proponen
ción, mis experiencias, mis relaciones, nuevos mundos. El cambio de para-
mis emociones, el lugar en donde ha- digma que se anuncia en el horizon-
bito, mis capacidades y, por supuesto, te incluye aprender a reconocer otros
también mis limitaciones. Todo eso me lenguajes o mundos posibles. Resulta,
constituye y me delimita mediante di- por tanto, urgente y necesario repensar
námicas relaciones incesantes. No soy la crisis desde nuestros territorios y
ni más ni menos que eso. La academia con nuestras categorías epistemológi-
ha querido acabar con todo esto pro- cas: ¿desde dónde hablamos? ¿de qué
moviendo una imposible neutralidad, hablamos? ¿para quiénes hablamos?
objetividad o imparcialidad científica Hemos repetido, por mucho tiempo,
que raya en la indiferencia y la frial- esquemas que nos vienen de afuera;
dad, elevando al ser humano al rango no hablamos de nuestras crisis ni pro-
de observador externo de la realidad. ponemos soluciones acordes a nues-
Esto es particularmente cierto cuando tra realidad. Hemos sido colonizados
y recolonizados; es difícil superar la
2 Marc Ian Barasch, “Two for the Road: Religion’s colonialidad y ahora además la bioco-
Path Ahead”, State of the World Forum 2000; ci-
tado en: H. Eaton, «Quel rôle pour les religions lonialidad. Los esquemas blancos oc-
dans une ère écologique ?», Dominique Bourg y cidentales han dado forma a nuestros
Philippe Roch (dir.), Crise écologique, crise des
valeurs? (Génova: Labor et Fides, 2010), 132.
cerebros. Es importante reconocer que

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la vida no solamente es posible, sino con la transformación presente de la


sobre todo necesaria, lejos del equili- polis, aspecto igualmente válido para
brio aristotélico-tomista en el que he- la ecoteología.
mos sido formados y al que las religio-
nes y la teología occidental nos tienen 2. Pensar globalmente…
acostumbrados.
No hay ninguna duda, la crisis por
La conocida exhortación del teó- la que estamos pasando plantea retos
logo protestante Jacques Ellul (1912- que exigen de todas las personas crea-
1994), “pensar globalmente, actuar tividad, honestidad, paciencia, com-
localmente”3, estructurará nuestra promiso y, sobre todo, disposición para
reflexión. “Pensar globalmente” nos transformarse y, haciéndolo, modificar
permitirá hacer una constatación: la también el medio que nos rodea. Los
crisis ecológica amenaza la vida en el desafíos que se nos presentan exigen
planeta sin respetar las fronteras. Nos volver la mirada al pasado, pero so-
encontramos en un momento histórico bre todo vivir plenamente el presente,
que marcará, sin duda, un antes y un con el fin de que haya un futuro dig-
después. El viejo paradigma, aún im- no para todos. Ivone Gebara reconoce
perante, pero moribundo, cede su lu- que: “el reto que se nos presenta no es
gar, poco a poco, a uno nuevo, capaz solo el de conocer las tradiciones teo-
de adaptarse a las nuevas circunstan- lógicas del pasado, sino el de insistir
cias. La segunda parte de la premisa, en la importancia de los desafíos del
“actuar localmente”, remite tanto a los presente”4, puesto que “Hoy nuestras
desafíos como a las soluciones que se apuestas se dirigen hacia el futuro”5.
nos plantean en el escenario latinoa- En las circunstancias actuales, pensar
mericano. Los desafíos provienen, sin en el futuro no es un asunto sencillo;
duda alguna, del nuevo paradigma que es, sin embargo, necesario y urgente.
se abre camino de manera silenciosa, La “ética del futuro”6 del principio de
mientras que las soluciones nos lleva- responsabilidad de Hans Jonas se pro-
rán a plantearnos la necesidad de pen- pone como tarea principal procurarse
sar la crisis ecológica desde nuestros una idea de los efectos futuros de nues-
territorios colonizados. Por todo ello tros actos presentes. Debemos pensar
afirmamos que no hay ecología que no en quienes vendrán luego, y hacerlo
sea política, es decir, comprometida
4 I. Gebara, Condimentos feministas a la teología.
La Habana: Editorial Caminos. Montevideo: Do-
3 Esta expresión es el título de un libro de J. Ellul, ble clic Editoras, 2019, 133.
Penser globalement, agir localement. Chroni- 5 Ibid., p. 137.
ques journalistiques. Cressé: Editions des regio- 6 H. Jonas, Le principe responsabilité. París: Flam-
nalismes, 2009. marion, 1995, 67.

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dejando de lado los intereses particula- las condiciones relativamente cons-


res y egoístas, porque los efectos de la tantes de sus componentes10. El equi-
crisis no reconocen fronteras. Los tor- librio ha sido y es aún fundamental,
nados, huracanes, terremotos y tantos según esta hipótesis.
otros fenómenos naturales no respetan
clase social ni estatus económico. El Los nuevos paradigmas holistas
calentamiento es global, todas las per- o de la complejidad sostienen que la
sonas sentimos los cambios climáticos vida es igualmente posible lejos del
de igual forma, aunque los medios que equilibrio, en el caos. Más allá de los
se tienen para hacerles frente no son sistemas lineales y estables también
los mismos. En eso las fronteras sí florece la vida. Prigogine y Stengers
marcan la diferencia. Somos miembros comienzan su apasionante libro, La
interdependientes de un Gran Cuerpo, nueva alianza11, afirmando lo siguien-
de un “macroorganismo vivo”7; hijos te: “habiendo partido de una naturale-
de una misma madre, Gaia, “entidad za asimilada a un autómata, sometida
compleja que abarca la biosfera, la at- a leyes matemáticas cuyo sosegado
mósfera, los océanos y el suelo; en su despliegue determina por siempre su
totalidad, estos elementos constituyen futuro tanto como su pasado, llegamos
un sistema cibernético o de realimen- hoy a una situación teórica diferente,
tación que busca un medio físico y quí- a una descripción que sitúa al hom-
mico ideal para la vida en este plane- bre en el mundo que describe y que
ta”8. Los elementos que componen este implica la apertura de ese mundo”12,
Gran Cuerpo han alcanzado un equi- y más adelante precisan: “La ciencia
librio asombroso que hace posible la moderna se constituyó como produc-
vida, así como “el hierro debe estar to de una cultura, contra ciertas con-
lo suficientemente caliente para plan- cepciones dominantes de esta cultura.
char sin quemar; el horno para cocer Podría decirse que se constituyó contra
una carne en su punto; y el sistema la naturaleza, ya que negaba su com-
central de calefacción para conservar plejidad y su devenir, en nombre de un
la casa a una temperatura confortable, mundo eterno y cognoscible regido por
ni muy elevada ni muy baja”9. J. Lo- un pequeño número de leyes sencillas
velock ha demostrado que la vida –al e inmutables. […] nos encontramos en
menos tal y como la imaginamos– es un mundo irreduciblemente aleatorio,
posible en nuestro planeta gracias a
10 Ibid., 89.
7 L. Boff, Una ética de la madre Tierra. Cómo cui- 11 I. Prigogine e I. Stengers, La nouvelle alliance.
dar de la casa común. Madrid: Trotta, 2017, 19. Métamorphose de la science. París: Gallimard,
8 Citado por L. Boff, ibid.., 21. 1979. Imposible no pensar en la “alianza” bíblica
9 J. Lovelock, La terre est un être vivant. L’hypothè- de Dios con su pueblo.
se Gaïa. París: Champs/Flammarion, 1993, 70. 12 Ibid., 29

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en un mundo en el que la reversibili- conducta a los que obedece”14. Las tur-


dad y el determinismo son casos parti- bulencias, las perturbaciones, las revo-
culares, en el que la irreversibilidad y luciones, los levantamientos, las agi-
la indeterminación microscópicas son taciones, entre otros, son un signo de
la regla”13. En esta perspectiva, el ser que el nuestro es un planeta vivo que
humano ya no se encuentra fuera, está permanecerá más allá de la destrucción
incluido en el movimiento que él mis- sembrada por los humanos.
mo describe. La constante ahora es la
variabilidad, el cambio, la transforma- 2.1 Señales de la amenaza
ción. La belleza es vista con otros ojos.
La vida, humana y no humana, co-
La espontaneidad de la vida es rren peligro. Los síntomas que permi-
ilimitada, prospera de mil maneras en ten hacer tal aseveración conciernen,
donde aparentemente no podía hacerlo por un lado, directamente al mundo no
o en donde nuestros viejos esquemas humano. En efecto, la vida no humana
caducos no permitían reconocerla. Lo está en peligro por los bruscos cambios
bello y lo bueno fueron descritos en que está sufriendo el medio ambiente.
Occidente hace muchos siglos y los El hábitat de muchos animales está
hemos asumido como la única verdad desapareciendo por la deforestación
en nuestro continente. masiva. Muchas tierras arables se es-
tán convirtiendo en terrenos estériles
Los cambios acelerados que ha in- e improductivos por la monocultura
troducido el ser humano en los últimos industrial, intensiva y agresiva. La mi-
siglos han puesto en peligro la vida. nería a cielo abierto está igualmente
Pero, como decíamos, la creatividad acabando con cientos de miles de hec-
del organismo Tierra es inimaginable. táreas de bosques primarios en donde
Nuestros ojos humanos no captan sino abundaban especies únicas que deben
una parte de la realidad. Logramos migrar o morir. La búsqueda de mine-
percibir que una porción de la vida del rales preciosos trae como efecto direc-
planeta está desapareciendo y nos pre- to la contaminación de suelos y ríos,
ocupa que nuestra especie lo haga tam- afectando, igualmente, a los habitan-
bién; sin embargo, con toda seguridad, tes de las regiones aledañas. La utili-
cientos de otras formas de vida surgen zación de aerosoles y de todo tipo de
a cada instante, fruto de “la turbulencia combustibles fósiles está generando un
dentro de la naturaleza, las caprichosas
formas que exhibe y los patrones de
14 Cornejo-Álvarez, A., Complejidad y caos. Guía
para la administración del siglo XXI. México:
13 Ibid., 35 y 40. Ediciones Castillo, 1997, 13-15.

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calentamiento15 progresivo del planeta diversidad y con capacidad para dar de


que incrementa y acelera ciertos fenó- comer a todas las personas, ¿cómo es
menos como los incendios forestales o posible que, cada minuto, mueran mi-
la desaparición de cientos de kilóme- les de niños de inanición? Este es un
tros de glaciares. Estos, al fundirse, ha- drama doloroso y vergonzoso que he-
cen que el nivel de las aguas aumente mos de cargar en nuestras conciencias
ocasionando inundaciones en tierras y del que tendremos que dar razón en
particularmente sensibles. La lista es algún momento.
interminable y, creemos, bien conocida
por todas las personas. Un tema particularmente impor-
tante y sumamente sensible es la cues-
Los síntomas atañen, por otro tión demográfica. Mucho se ha discu-
lado, al ser humano, ya que las señales tido sobre esto y las propuestas no han
de la crisis le perjudican directamente, faltado, dado que tiene relación directa
sobre todo a los más frágiles. Quienes con el agotamiento de los recursos na-
no pueden vivir en zonas residenciales, turales. En 1956, J. Huxley, entonces
bonitas, seguras y confortables, están director de la UNESCO, calificó el
obligados a hacerlo en la periferia, crecimiento de la población mundial
símbolo por excelencia de pobreza, de de “cáncer del planeta”17 y en 1960,
hambre, de sufrimiento, de violencia y el biólogo estadounidense Paul Ehr-
de muerte. La crisis ecológica amenaza, lich advirtió a la opinión internacional
de manera cruel y despiadada, la vida sobre las consecuencias nefastas de
de los pobres. El agua de los ríos con- la sobrepoblación que él asimilaba a
taminados por las siembras masivas es una “enfermedad de la Tierra”18. Mi-
utilizada por familias de bajos recursos chel Magny afirma que “10 billones
que no disponen de agua potable. Mu- de personas nacieron en el siglo XX,
chos/as mueren por los efectos nocivos […] casi una décima parte de todas
que producen, otros/as deben cargar las personas desde hace 50000 años,
con enfermedades incurables que cau- es decir, la cantidad de nacimientos en
san dolor y sufrimiento. El hambre16 de el siglo XX ha sido 50 veces superior
miles de personas es una de las seña- a la cantidad de nacimientos por siglo
les de la crisis ecológica más dura de en el transcurso de los 50 milenios pa-
asimilar. Siendo este planeta rico en sados”19, con el subsecuente acapara-
miento de los recursos del planeta que
15 Al respecto, el lector interesado en profundizar
puede consultar con provecho los detalles ofreci-
eso implica.
dos por M. Magny en Aux racines de l’anthropo-
cène. Lormont: Ediciones Le Bord de l’Eau, 2019, 17 Citado por M. Magny, op. cit., 137.
sobre todo el capítulo cuarto, p. 103 y siguientes. 18 Idem.
16 Ver http://www.fao.org/3/y7352s/y7352s03.htm. 19 Ibid., 141.

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Aunado a lo anterior, los 7 billo- Contemporánea. Se trata del paso


nes de habitantes que ocupan el pla- “de una civilización agraria a una
neta actualmente deben hacerle frente civilización industrial [que] se tra-
al hecho de que están cada vez más duce en efecto por una inflación de
cerca unos de otros, siendo esto tam- la técnica que multiplica el impacto
bién causa de conflictos. Además, ali- del hombre en los ecosistemas”20. La
mentar a tantos seres humanos implica Modernidad ha sido testigo del paso
destruir bosques, sea para el engorde de un paradigma heterónomo a uno
de animales, sea para sembrar masi- autónomo. En el primero las órdenes
vamente suministros suficientes para venían de “afuera”: Dios hablaba por
atender todas las necesidades. Es un medio de sus ministros y todos obe-
círculo vicioso de muerte, ya lo hemos decían. Este sistema teocéntrico fue
visto: se destruyen bosques, desapare- remplazado por otro que ha coloca-
cen especies, se agota la tierra arable, do al hombre (al varón) en el centro,
no hay árboles cuyas raíces sirvan de dando lugar al antropocentrismo del
contención, se producen inundaciones, que tanto se ha escrito, no sin razón,
las temperaturas aumentan, el nivel del el cual coloca al hombre por encima
mar sube, y así sucesivamente. de todo y hace de él un fenómeno ex-
tranatural, dándole poderes y prerro-
Estas son algunas de las señales gativas sin precedentes. En este nue-
que anuncian la amenaza; no es ne- vo orden, el hombre goza de plena
cesario extenderse aún más. Lo real- autonomía y es él quien da las órde-
mente imperioso es responder a la nes. La “naturaleza”, es decir, todo lo
pregunta: ¿por qué sucede todo esto? que no es humano, se convierte en un
No hay una única respuesta, los fac- reservorio del cual el hombre puede
tores son múltiples. Digamos, grosso tomar cuanto necesita o quiere cuan-
modo, que es una cosmología par- do lo desee. Desde ahora, las relacio-
ticular la que ha alimentado durante nes entre ambos se limitan a eso: uno
siglos este escenario. provee “sin límites” y el otro se sirve
“indiscriminadamente”.
2.2 El viejo paradigma
Es bien conocida la crítica de
El comienzo del Antropoceno, Lynn White, Jr., sobre el antropocen-
que P. Crutzen hace comenzar simbó- trismo cristiano: “el cristianismo es la
licamente con el perfeccionamiento de religión la más antropocéntrica que el
la máquina de vapor de James Watt,
coincide con lo que los historiado-
20 M. Magny en Aux racines de l’anthropocène, op.
res europeos definen como la Época cit., sobre todo el capítulo cuarto, 93.

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mundo haya conocido” 21. Su tesis afir- – fue creado a imagen y semejanza
maba que el ser humano es tal porque de Dios. Ser imago Dei ha propiciado
ha sido promovido como imagen de construir una imago hominis singular,
Dios, compartiendo su trascendencia grandilocuente, extraordinaria que le
frente a la naturaleza. Es así como se da, además, autorización para hacer
instaura el dualismo “hombre-natura- cuanto quiera. Habiendo sido creada
leza”, argumentando que es Dios mis- según la imagen de Dios, soberano,
mo quien lo ha querido así. El antro- omnipotente y providente, la especie
pocentrismo echó raíces gracias a una humana poseería ciertas característi-
visión particular de sí mismo fundada cas, capacidades, cualidades o dotacio-
en una concepción de Dios. Para Dou- nes inherentes a la naturaleza huma-
glas Hall, el hecho de saberse imago na, afirma de igual manera DeWolf23,
Dei ha alterado la imago hominis. Ade- como la espiritualidad, la racionalidad
más, insiste este autor, “nada ha tenido o la obligación moral.
tanta influencia en la creación de imá-
genes de lo humano, históricamente Superar los dualismos de todo
hablando, que la religión”, porque “la tipo es, sin duda, una tarea urgente.
religión de un pueblo es la expresión Vencer el dualismo que impera en
de su ‘preocupación última’” 22. El ser Occidente y que contrapone “ser hu-
humano – ¡no así las demás criaturas! mano y naturaleza” como si se tratara
de dos entidades que se excluyen una
21 Lynn White, Jr., «Les racines historiques de no-
tre crise écologique», D. Bourg y P. Roch (dirs.), a la otra o que tienen una existencia
Crise écologique, crise des valeurs? Défis pour independiente es de vital importancia.
l’anthropologie et la spiritualité, op. cit., 19. Este El vocablo “naturaleza” ha sido des-
autor no es el único en criticar el cristianismo;
citemos, entre otros, a A. Leopold quien decía: virtuado y vaciado de significado; de
“La ecología no consigue nada porque es incom- él se ha extraído al ser humano para
patible con nuestra idea abrahámica de la Tie-
rra”, cf. Almanach d’un comté des sables. París:
colocarlo en una especie de “mundo
Garnier-Flammarion, 2000, 14-15; o también, A. aparte”. Tanto en los tratados acadé-
Camus: “Cuando la Iglesia disipó su herencia micos como en la práctica común de
de la naturaleza, hizo triunfar el gótico sobre el
romano y, destruyendo un límite en ella misma, todos los días se encuentra la frase “el
reivindicó el poder temporal y la dinámica his- hombre y la naturaleza”. Hay que re-
tórica. La naturaleza que ha dejado de ser objeto conocer, como lo hace el reconocido
de contemplación y de admiración no puede sino
ser la materia de una acción que debe ser trans- ecologista francés Nicolas Hulot, que:
formada, cf. «L’homme révolté», Essais. París: “La civilización occidental, en efecto,
Gallimard, 1965, 702 o aún L. Feuerbach: “La
naturaleza, el mundo, no tiene valor ni interés
parece hacer todo lo que puede para
para los cristianos”; citado por M.-M. Egger, La
Terre comme soi-même. Repères pour une écos- 23 Cf. L. Harold DeWolf, A Theology of the Living
piritualité. Génova: Labor et Fides, 2012, 82. Church. New York: Harper and Bros. Publishers,
22 D. J. Hall, Etre image de Dieu. París: Cerf, 1998, 34. 1953, 205.

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desolidarizar y cortar todos los vín- crisis ambiental. Sin embargo, no es


culos con el resto de los seres vivos porque posean conciencia que han de
y para destruirlo” 24. Este dualismo tener derechos; es su pertenencia al
implica que el único sujeto posible orden de la vida lo que los hace posee-
de la moral es el ser humano, según dores de tales potestades. Las entida-
el parecer de la mayoría de los estu- des no humanas son también sujetos
diosos, siguiendo la propuesta de E. de la moral, así como lo son niños y
Kant. El tema de los derechos de “la niñas de corta edad y/o también per-
naturaleza” se hace cada vez más evi- sonas humanas con algún grado de
dente. Innumerables artículos y libros invalidez, incapaces de “defenderse”
ven la luz todos los días sobre esta y que, por lo tanto, requieren ser re-
problemática. No solo se habla de los presentados/as por otras personas.
derechos de, por ejemplo, los anima- Así las cosas, es urgente repensar la
les, sino también de su conciencia. noción de “persona”: si todos somos
Recientemente, Raphael Larrère, in- miembros de una única familia y todo
geniero agrónomo francés, publicó la está en relación constitutiva, humanos
obra La conciencia de los animales25 y no humanos formamos una misma y
en el INRA (Instituto Nacional de la única comunidad. El ser humano debe
Investigación Agronómica) en el que ser pensado, una vez más, en una rela-
realizan una expertise científica (estu- ción de interdependencia.
dios comportamentales, cognitivos y
neurobiológicos) con el fin de demos- El viejo paradigma percibe la rea-
trar la existencia de contenidos elabo- lidad de manera fragmentada. La crisis
rados de conciencia en los animales. ecológica es el reflejo de una profunda
Si lo que proponen es cierto, enton- crisis antropológica, porque se reduce
ces los animales no solamente tienen el conocimiento de la realidad a lo ob-
derechos intrínsecos como el ser hu- jetivable. El antropocentrismo –promo-
mano, sino que además poseen una vido en muchos casos por las iglesias,
conciencia hasta ahora desconocida y cristianas y no cristianas– ha produci-
no reconocida. Esto, sin duda alguna, do un fraccionamiento de otro orden
cambia el panorama de la ética teoló- y se convierte, ciertamente, en una de
gica que, de por sí, ya había comen- las principales causas de la crisis. La
zado a ser cuestionada por la misma crisis ecológica evidencia, igualmen-
te, una profunda crisis de la ciencia.
24 Cf. N. Hulot, «La spiritualité à l’heure du choix»,
D. Bourg y P. Roch (dirs.), Crise écologique, cri-
Según su etimología (“jñana” en sáns-
se des valeurs? Défis pour l’anthropologie et la crito, “gnosis” en griego, “scientia” en
spiritualité. Génova: Labor et Fides, 2010, 249. latín), la ciencia era conocimiento ple-
25 R. Larrère, La conscience des animaux. Versa-
lles: Editions Quae, 2018. no, capacidad del ser humano de entrar

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en comunión con la realidad en todas “la ciudad terrestre, en la que aparente-


sus dimensiones. La separación entre mente se encarnó inicialmente la ciu-
el “cielo del científico” y el “cielo del dad celeste, ya no existe, al menos en
cristiano” hace que la ciencia pierda el Occidente. Sobre el legado, principal-
contacto con la realidad al creer que la mente de san Agustín, al que se unirá
dimensión cuantitativa muestra toda pronto san Benito, Gregorio es uno de
la realidad. La ciencia clásica dejó de los primeros en intentar construir una
ser conocimiento. Finalmente, la crisis ciudad de refugio, mientras se espera
ecológica revela también una profunda la catástrofe final que nos haría pasar
crisis de Dios. Se trata, en efecto, de la del tiempo a la eternidad. Sin saberlo,
crisis de todos los teísmos. No solamen- comienza a construir una nueva cris-
te ya no son creíbles, sino que se convir- tiandad, que será la de la edad media
tieron en objetos de opresión en manos latina”.27 Esta será, nos atrevemos a
de quienes tienen cierto poder. Dios es afirmar, la cristiandad que ha llegado
concebido como un ser especial, bueno hasta el continente latinoamericano y
o malo, omnipotente o no, infinitamente prevalece aún en nuestros días. Ella
superior, omnipresente; “él” ha sido tra- ha vehiculado una espiritualidad que
tado como se tratan las cosas. desprecia la materialidad; por lo tan-
to, desprecia al cosmos mismo, e in-
El viejo paradigma ha limitado la siste en un encuentro extra-temporal
espiritualidad cristiana casi exclusiva- con Dios. Este ausentismo del mundo
mente a la relación entre el ser humano ha fragmentado la espiritualidad redu-
y Dios. Basta con recorrer la monu- ciéndola a un encuentro individual con
mental obra de Louis Bouyer, Historia la divinidad. No será sino con algunos
de la espiritualidad cristiana26, para pocos personajes, definitivamente ex-
corroborarlo: el cosmos no ha formado traordinarios, que este dualismo será
parte esencial de ella. En la conclusión cuestionado. En la actualidad, se habla
del primer tomo, el autor sostiene que: de una espiritualidad ecológica, del on-
ceavo mandamiento28 o también de una
26 L. Bouyer, Histoire de la spiritualité chrétien- “meta-ecología”.
ne. T.1: «La Spiritualité du Nouveau Testament
et des Pères». París: Cerf, 2011 ; L. Bouyer, J. Superar estas fragmentaciones y
Leclercq y F. Vandenbroucke, Histoire de la
spiritualité chrétienne. T.2: « La Spiritualité du dualismos es, sin duda, un desafío que
Moyen Age». París: Cerf, 2011 ; L. Bouyer, His-
toire de la spiritualité chrétienne. T. 3 : «La Spi- 27 L. Bouyer, Histoire de la spiritualité chrétienne.
ritualité orthodoxe – La Spiritualité protestante T.1 : «La Spiritualité du Nouveau Testament et
et anglicane». París: Cerf, 2011; Louis Cognet, des Pères», op. cit., 618.
Histoire de la spiritualité chrétienne. T. 4: «L’Es- 28 F. Mazure, «Le XIe commandement», en : AA.
sor de la spiritualité moderne, 1500-1650». París: VV., Ecologie et spiritualité. París: Albin Michel,
Cerf, 2011. 2006, 15.

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Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las espiritualidades

debe ser asumido con valentía por las de las desigualdades sociales significa
teologías y las religiones en América desencarnar nuestra visión de lo so-
Latina. Para conseguirlo es necesario… cial”30, afirma con razón C. Larrère.
No hay que olvidar que muchos de los
3. …actuar localmente recursos de los que disponen los paí-
ses desarrollados fueron tomados de
La crisis ecológica se vive de sus colonias. Es esa riqueza la que les
manera diferente en América Latina, permite contar con respuestas adecua-
en donde el dolor, la muerte, el ham- das a los efectos de la crisis ecológica.
bre, la ausencia conviven a diario con Es también la pobreza que se arrastra
la danza, la alegría, la esperanza. En desde tiempos coloniales la que impi-
efecto, el sufrimiento de cientos o mi- de estar preparados para los efectos del
les de personas y comunidades que cambio climático. La teología eco-po-
no cuentan con lo mínimo para vivir lítica latinoamericana no debe perder
dignamente se convierte en un “terri- nunca esto de vista.
torio” privilegiado de reflexión y de
experiencia de vida. Los ecologistas La geopolítica latinoamericana no
exponen sus criterios sobre la crisis de es únicamente una cuestión de fronte-
manera, muchas veces, generalizada y ras físicas entre Estados que quieren
casi abstracta: la crisis no respeta fron- conservar el poder y/o la autonomía;
teras. Los cambios climáticos se ex- alude a experiencias vividas en cuer-
tienden ciertamente por todo el globo pos individuales, miembros todos de
sin distinción alguna. Sin embargo, los una comunidad más amplia. La teolo-
efectos igualitarios de las degradacio- gía eco-política latinoamericana es un
nes se convierten en desigualdad social asunto de cuerpos sufrientes, insertos
y ambiental: “La penuria es jerárqui- en un contexto más extenso.
ca, el smog es democrático”29, escri-
bía con razón Ulrich Beck en 1986. El 3.1 Decolonialidad y
estudio de las desigualdades ambien- biodecolonización
tales debe principalmente cuestionar
la pretendida equidad del riesgo. La El nuevo paradigma que se vis-
universalidad de la amenaza y la ex- lumbra exige una revisión completa
posición a los riesgos es socialmente de nuestra realidad latinoamerica-
diferenciada. Está claro que las clases na. En este contexto, la crítica de
desfavorecidas son las que sufren más.
las expresiones eurocéntricas es
“Pasar por alto la dimensión ambiental
29 U. Beck, La société du risque. Sur la voie d’une 30 C. Larrère, Les inégalités environnementales. Pa-
autre modernité. París: Aubier, 2001, 65. rís: Puf-Laviedesidées.fr, 2017, 14.

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fundamental. Estas devienen, con el Camilo Cajigas-Rotundo propo-


paso del tiempo, una nueva forma ne el término “biocolonialidad”,
de colonialidad. El conocimiento entendido como una colonialidad
europeo ha sido considerado supe- de “larga duración”32 en el área de
rior y digno de credibilidad, mien- la ecología. Efectivamente, el ca-
tras que “Los conocimientos subal- pitalismo, en un intento más de
ternos fueron excluidos, omitidos, adaptación a la nueva coyuntura,
silenciados e ignorados. Desde la ha incorporado en su sistema eco-
Ilustración, en el siglo XVIII, este nómico-social y en su nomencla-
silenciamiento fue legitimado sobre tura la preocupación por el medio
la idea de que tales conocimientos ambiente. El objetivo principal es
representaban una etapa mítica, claro: seguir siendo el centro del
inferior, premoderna y precientí- saber y del poder. Sin embargo, la
fica del conocimiento humano”31, percepción de la “naturaleza” y del
apuntan Santiago Castro-Gómez y ser humano es la misma. Aquella no
Ramón Grosfoguel. Proponemos, deja de ser un reservorio de “bienes
en este ensayo, un giro igualmente y servicios” que este puede seguir
decolonial en el campo de la eco- utilizando en beneficio exclusivo
logía, de manera particularmente propio. Reina la visión matemáti-
urgente en el de la ecoteología y la ca y cuantitativa de la realidad, así
ecoespiritualidad. En efecto, es im- como el carácter universal del co-
portante que se comience a elabo- nocimiento, válido para todos los
rar, con la razón y con el corazón tiempos y lugares. Matematización
latinoamericanos, una teoría crítica y universalismo que permitieron
de la ecoteología y de la ecoespiri- el “control sobre los espacios geo-
tualidad. Esta ha de tener en cuenta gráficos coloniales y sus gentes. Lo
los fragmentos restantes del geno- cual supone la ubicación intensifi-
cidio colonizador aún presentes en cada de un punto de observación
nuestros pueblos autóctonos.
32 J. R. Cajigas-Rotundo, “La biocolonialidad del
poder. Amazonia, biodiversidad y ecocapitalis-
Para referirse a la permanente mo”, Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfo-
injerencia de los poderes coloniales guel (eds.), El giro decolonial. Reflexiones para
una diversidad epistémica más allá del capitalis-
en los discursos ecológicos, Juan mo global. Bogotá: Siglo del Hombre Editores;
Universidad Central, Instituto de Estudios So-
ciales Contemporáneos y Pontificia Universidad
31 Ibid., 20. Javeriana, Instituto Pensar, 2007, 169.

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Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las espiritualidades

atemporal, universalizable”33, dan- de la “perspectiva fortaleza”36 del


do lugar, de esta forma, a la hybris norte, misma que garantiza la ri-
del punto cero34, la cual “posibilita queza de los países acaudalados.
el establecimiento de criterios jerár-
quicos sobre los sistemas de cono- Interesante notar el cambio
cimiento endógenos de los grupos que se ha operado en el vocabula-
dominados”35. La razón sigue sien- rio. Ahora se habla de “capitalismo
do la soberana y la objetividad su verde”, de “capital natural” o de
método. El ser humano es despoja- “tecnologías verdes”, mostrando,
do de su afectividad; solo interesa de esta manera, que una transfor-
la racionalidad. Ambos, ser humano mación se ha producido, cuando en
y mundo, son igualmente reducidos realidad la epistemología y los mé-
a objetos. La creciente e indefinida todos siguen siendo los mismos. La
acumulación de capital, adquirido ausencia de una tecnología apropia-
cueste lo que cueste, se mantiene a da y, por tanto, de desarrollo, es la
la orden del día; “consumir”, “com- causa de la degradación ambiental –
prar” y “vender” son las palabras argumentan los países tecnológica-
claves. Nada ha cambiado; desa- mente desarrollados. Hardt y Negri
rrollarse de manera indefinida es el ofrecen, en un párrafo denso y claro
motor que sigue impulsando el sis- a la vez, un resumen de lo anterior:
tema, aunque ahora se le califique
El norte es representado, entonces,
de “sostenible” o “sustentable”. Lo
como el lugar de la razón, la estabi-
que no queda claro, por supuesto, es lidad, la limpieza, la opulencia y la
quiénes son los destinatarios de este excelencia, en contraste con un triste
nuevo desarrollo. Se mencionan las sur, lugar de atraso, insalubridad, vio-
lencia, tecnologías obsoletas y capital
“generaciones futuras”, pero ¿quié-
insuficiente. Frente a este sur, cada
nes son y en dónde viven? La ambi- vez más peligroso y acechador de las
güedad persiste. Nunca se dirá con fronteras de la prosperidad material y
claridad suficiente que los deposi- cultural, propias de la verdadera civi-
lización, se hace necesario controlar
tarios de este desarrollo son y serán
la inmigración y plantear una polí-
siempre los mismos, a saber, quie- tica de la distribución de los riesgos
nes ostentan el poder. Sachs habla
36 W. Sachs, “La anatomía política del desarrollo
33 Ibid., 171. sostenible”, W. Sachs, La gallina de los huevos
34 Más adelante profundizaremos en esta expresión. de oro. Debate sobre el concepto de desarrollo
35 Cajigas-Rotundo cita a Castro-Gómez. Cf. Idem. sostenible. Bogotá: Cerec, Ecofondo, 1998.

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Juan Carlos Valverde Campos

ambientales. Mantener a las poblacio- espiritualidad38. Un ejemplo claro se


nes del sur encerradas en sus propias manifiesta en los discursos impositi-
fronteras, y convertir sus territorios vos, exclusivistas, misóginos y univer-
en un botadero de la contaminación
salistas de las jerarquías eclesiásticas
industrial producida por el norte, al
mismo tiempo que los recursos na- que ignoran o no quieren reconocer el
turales y los “conocimientos tradi- pluriverso. La política entendida como
cionales” allí presentes se elevan a la “el arte de organizar la vida y como el
categoría de “patrimonio inmaterial poder de dominar y controlar la exis-
de la humanidad”, se convierte en un tencia de las personas está fuertemen-
imperativo biopolítico del imperio.37 te presente en las teologías que son
asumidas por las iglesias cristianas”39,
Los estudios poscoloniales des- confirma I. Gebara; por eso, “soñar con
enmascaran estos procedimientos que cambiar la teología y reconstruir una
podríamos llamar post-capitalistas. En Iglesia plural parece un atrevimiento,
efecto, el post-capitalismo ha querido pero es un acto político de justicia,
conservar su hegemonía incorporando fundamental en el proceso de instaura-
ahora los discursos de la biodiversidad. ción de relaciones humanas más igua-
Según Cajigas-Rotundo, la biocolonia- litarias”40. Los discursos hegemónicos
lidad la construyen las élites corpora- se convierten, así, en creadores de sub-
tivas y las empresas transnacionales jetividad y lugares en donde opera la
dominantes, promoviendo acuerdos biocolonialidad del poder a través de la
internacionales, derechos de propiedad colonización del imaginario. ¿En qué y
intelectual relacionados con el comer- cómo creemos? ¿Según qué criterios?
cio y el convenio internacional de la ¿Según quiénes? La institucionalidad
diversidad biológica. Es así como se católica, por ejemplo, sigue marcada
impulsa una nueva colonialidad, basa- por una misoginia que descalifica a las
da en discursos ecológicos. mujeres y mantiene imperante el orden
colonial establecido; esto quiere decir
La biocolonialidad del poder
se manifiesta de muchas maneras 38 Nicolás Panotto ofrece una síntesis muy com-
pleta e interesante de las transformaciones pro-
en el campo de la teología y de la gresivas de la teología a la luz de los estudios
poscoloniales; cf., N. Panotto, “Descolonizar lo
divino. Aportes para una teología poscolonial del
campo religioso latinoamericano”, L. Catelli y
37 M. Hardt y A. Negri, Imperio. Buenos Aires: Pai- M. E. Lucero (eds.), Materiales (pos)coloniales y
dós, 2002; citado por J. R. Cajigas-Rotundo, “La de la (de)colonialidad latinoamericana. Rosario:
biocolonialidad del poder. Amazonia, biodiversi- UNR Editora. Editorial de la Universidad Nacio-
dad y ecocapitalismo”, Santiago Castro-Gómez nal de Rosario, 2014, 143-155.
y Ramón Grosfoguel (eds.), El giro decolonial. 39 I. Gebara, Condimentos feministas a la teología,
Reflexiones para una diversidad epistémica más op. cit., 70.
allá del capitalismo global, op. cit., 173. 40 Idem.

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Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las espiritualidades

que los varones se convierten en los y de los roles sociales renuncian a la


dueños absolutos del espacio público diversidad y buscan someter al que es
y político de la religión. Los discursos considerado inferior –las mujeres o lo
eco-teológicos católicos están supe- no humano.
ditados a la “androcracia” eclesiásti-
ca que tanto daño ha causado y sigue La biocolonialidad del poder se
ocasionando a la vida en el planeta. La ratifica en los tratados firmados entre
jerarquía de la Iglesia católica sigue la Iglesia católica y los Estados, que-
colonizando los cuerpos femeninos, riendo perpetuar, de esta forma, un
como una metáfora de la conquista del imaginario y un estatus patriarcal y
planeta. Es, según el decir de Romina verticalista que somete unos a otros.
Accossatto, una manera de mantener el Agreguemos, de paso, a lo anterior, la
“colonialismo interno”41. Con fineza, complicidad de algunos clérigos con
I. Gebara señala el camino: “Sustituir políticos corruptos. La teología y la
al Dios de ‘ojo grande’, controlador espiritualidad latinoamericanas deben
de nuestros cuerpos, por una mirada renunciar y censurar valientemente los
de misericordia de unos a otros, por discursos y tratados firmados entre po-
la educación en la riqueza de la diver- derosas jerarquías que instauran la bio-
sidad, por la responsabilidad social y colonialidad y le impiden al continente
política compartida, es el gran desa- asumir su propia identidad espiritual.
fío que todavía precisa ser acogido
por las iglesias cristianas”42. Cuando Aparece, asimismo, la biocolo-
el poder se reparta sin distingo entre nialidad del poder en los “dogmas”
hombres y mujeres, cuando caigan las igualmente impositivos, exclusivis-
fronteras entre lo público y lo privado, tas y universalistas de la eco-teología
en las iglesias como en la sociedad, eurocéntrica o del norte. Toda preten-
las relaciones de dominación del otro sión de universalidad es una señal de
–incluido, por supuesto, el no huma- colonialismo a la que se debe prestar
no–comenzarán también a cambiar. atención. La no consideración del otro
Las ambiciones o pretensiones de uni- como un mundo no solamente posi-
versalidad basadas en una concepción ble, sino, sobre todo, válido y digno de
esencialista de la naturaleza humana confianza, es también una manera de
implementar la biocolonialidad teoló-
41 R. Accossatto, “Colonialismo interno y memoria gica, religiosa o espiritual. Esto suce-
colectiva. Aportes de Silvia Rivera Cusicanqui al
estudio de los movimientos sociales y las iden-
de cuando en el mundo académico del
tificaciones políticas”, Economía y sociedad, norte se valora casi peyorativamente o
2017, vol. XXI, n. 36. de poca importancia la producción de
42 I. Gebara, Condimentos feministas a la teología,
op. cit., 54-55. otros centros de estudio. La teología

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viene del norte, lo demás es contex- propiedad intelectual privilegian una


tualización de La Teología. La espiri- noción cientificista/empresarial del sa-
tualidad de los pueblos indígenas, por ber, esto es, individual, fragmentaria,
citar un ejemplo, estrechamente unida compartimentalizada, cibernético-me-
al medio en donde viven, es una mues- canicista y patriarcal”44, aspectos todos
tra de otros mundos ya presentes entre presentes, de una u otra manera, en los
nosotros. Sus conocimientos han sido dogmas religiosos.
negados, ocultados y silenciados tanto
por la academia como por las iglesias, Boaventura de Sousa Santos sos-
por ser considerados “opinión particu- tiene que hay dos posiciones diferen-
lar” y “prácticas demoniacas”. Por otro tes ante la posibilidad de nuevos ho-
lado, los dogmas –basados en una lec- rizontes45. Una consiste en pensar el
tura particular de la Biblia– que colo- “fin del capitalismo sin fin” y la otra
can al ser humano y a Dios por encima en pensar el “fin del colonialismo sin
de todo lo existente y, sobre todo, fuera fin”. Ante esta segunda caben otras dos
del mundo, construyen un imaginario reacciones posibles. La primera piensa
que inevitablemente invita al rechazo, las independencias como el final del
desprecio y sometimiento del mundo. colonialismo y la segunda afirma que
Estos dogmas religiosos podrían ser el proceso que condujo a las indepen-
asimilados a los TRIPS43 (Trated Rela- dencias no es más que la prueba de la
ted Aspects of Intellectual Property) de presencia actual del “patrimonialismo”
los que habla Juan Camilo Cajigas-Ro- y del “colonialismo” internos. Tanto en
tundo. Como estos, aquellos intentan la teología como en las iglesias se vive
proteger con dificultad el conocimien- bajo la influencia de nuevos y recu-
to y las intuiciones que podrían surgir rrentes colonialismos que evidencian
en el seno mismo de las teologías y las las asimetrías de poder y la subordina-
iglesias en lo referente a la ecología. ción de unos a otros. La gran cantidad
Tanto los TRIPS como los dogmas pa- de movimientos cristianos alternati-
san por encima de los territorios y de vos que han surgido en nuestros días
la identidad o, como dicen Santiago puede ser una muestra incuestionable
Castro y Ramón Grosfoguel: “Los tra- de la lucha contra los “colonialismos
tados imperiales sobre biodiversidad y internos” de los que habla de Sousa
Santos o de la “heterarquía del poder”
43 “Aspectos relacionados de la propiedad intelec-
tual”, cf. J. R. Cajigas-Rotundo, “La biocolonia-
lidad del poder. Amazonia, biodiversidad y eco-
capitalismo”, Santiago Castro-Gómez y Ramón 44 Ibid., 178.
Grosfoguel (eds.), El giro decolonial. Reflexio- 45 B. de Sousa Santos, Refundación del Estado en
nes para una diversidad epistémica más allá del América Latina. La Paz: Plural editores, 2013, 20
capitalismo global, op. cit., 177. y siguientes.

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Volumen 13, Número 2, 2020 86
Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las espiritualidades

de Castro Gómez46. Callar ante estos 3.2 El nuevo paradigma


discursos hegemónicos deja ver, de al-
guna manera, una actitud de sumisión La ciencia clásica nació en una
y mimetismo. cultura que dominaba la alianza entre
el hombre, situado a caballo entre el
La biocolonialidad del poder emer- orden divino y el orden natural, y el
ge como una categoría teórico-práctica Dios legislador racional e inteligible,
que ayuda a comprender la manera de arquitecto soberano que concebimos a
ejercer el poder sobre las naturalezas. nuestra imagen. […] Con el apoyo de
Su objetivo principal es develar las múl- la religión y de la filosofía, los hombres
tiples y complejas formas de dominio. de ciencia habían concebido su plan-
Lo que podríamos llamar ahora, sirvién- teamiento como autosuficiente, como
donos de la expresión de Cajigas-Ro- susceptible de agotar todas las posibi-
tundo, una biocolonialidad teológica o lidades de una aproximación racional
religiosa desea, por un lado, descubrir de los fenómenos de la naturaleza. […]
las numerosas formas de dominio pre- Este sentimiento de autosuficiencia
sentes en los discursos religiosos jerár- sobrevivirá en los hombres de ciencia
quicos sobre “la naturaleza” y, por otro cuando el Dios clásico se retire, cuan-
lado, manifestar la relación entre las do desaparece la garantía epistemoló-
jerarquías académicas, religiosas y es- gica que ofrecía la teología47.
pirituales y el control que ejercen sobre
una población específica a través de los El nuevo paradigma de la ciencia
discursos que emanan de su seno. La compleja transmite una nueva cosmo-
decolonización comienza con una críti- visión que piensa la realidad de manera
ca seria y profunda de estos discursos, diferente a la de la ciencia clásica48. El
fuente de nuevos imperialismos. tiempo es ahora irreversible y la acti-
vidad de la vida innovadora e indeter-
Un desafío trascendental consis- minada; la diversidad cualitativa es el
te, entonces, en dar los pasos necesa- principio generador. El paradigma de
rios para desistir de los viejos para- la complejidad evita reducir la natura-
digmas coloniales impuestos por las leza a un conjunto de leyes que regi-
nuevas jerarquías políticas, económi- rían el universo entero y que hay que
cas y religiosas. descubrir para dominarlo. En esta nue-
va representación se reintroduce al ser
46 Cf. S. Castro-Gómez y R. Grosfoguel (eds.), El
giro decolonial: reflexiones para una diversi-
dad epistémica más allá del capitalismo global, 47 Prigogine y Stengers, op. cit., 90-91.
Bogotá: Universidad Central-Iesco/Pontificia 48 “Ciencia clásica” es el término utilizado por Pri-
Universidad Javeriana-Instituto Pensar/Siglo del gogine y Stengers para hablar de la ciencia basa-
Hombre, 2007. da en los descubrimientos newtonianos.

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humano en la realidad, convirtiéndolo misterios del universo que ha sabido


en un miembro más de la aventura de convertir en dogmas a los que hay que
la vida que se transforma al contacto adherir so pena de condenación. Como
con el otro y transforma al otro con sus si fuera poco, a algunos privilegiados
actos o sus desidias e indiferencias. les ha sido concedido el don extraordi-
nario de ser los mediadores o mensaje-
La teología y las religiones han ca- ros de la divinidad. Ellos han tenido ac-
minado tomadas de la mano de la cien- ceso a los misterios divinos y conocen
cia clásica. El Dios todopoderoso, om- el camino que hay que seguir.
nisciente y omnipresente, que ordenó
el universo según leyes precisas que la El mundo de la teología y de las
ciencia descubre y explica, es el Dios religiones es un jardín hermoso, lleno
del monoteísmo. Es un Dios relojero, de bondades, creado para el disfrute
mecanicista y determinista que todo lo del ser humano. En él encuentra cuan-
puede, que todo lo sabe y que está al to necesita para vivir; diríamos que es
mismo tiempo en cualquier lugar. Es un depósito en el que conserva todos
un Dios que vigila, que ama, que su- sus suministros. Sin embargo, en este
fre, que castiga, que otorga, pero que, oasis se esconde el peligro, el mal, la
sobre todo, habita lejos del mundo que posibilidad de alejarse del Dios que le
creó; se encuentra en un ouranòs en el dio la vida; así, el jardín cede su lugar
que ha de reencontrar a los humanos a la selva densa y peligrosa. Además,
que han ganado un lugar gracias a sus dado que la vida eterna que le ha sido
esfuerzos y sacrificios individuales. ofrecida está fuera de este mundo y del
tiempo, poco importa, finalmente, lo
El ser humano de estas religiones que haga con él. La espiritualidad del
ha sido exaltado con dones extraordi- monoteísmo cristiano es indiscutible-
narios y colocado por encima de todas mente acósmica. El encuentro con la
las criaturas. Extranjero al mundo, pero divinidad no ocurre, en ningún caso,
viviendo en él mientras consigue re- en este mundo.
gresar al reino de la plenitud en donde
podrá ver, por fin, cara a cara a Dios. Así como algunos hombres de
A este humano –todopoderoso, omnis- ciencia han sentido el llamado a des-
ciente y omnipresente– le ha sido dado andar los caminos del viejo paradigma
el poder de dominación. Ha construido científico, y lo han hecho a pesar de
reinos y civilizaciones, pero también ha las consecuencias que eso representa,
destruido muchos mundos. Ha llegado así también se ha de hacer en la teo-
lejos con su ambición y su dominio. A logía y en las religiones, también muy
él le han sido revelados los secretos y a pesar de las seguras consecuencias a

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Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las espiritualidades

las que habrá que someterse. Estamos Santo Tomás señalaba: “Un error
invitados/as a repensar la realidad en acerca de la naturaleza redunda en un
la que vivimos, único reino que debe- error acerca de Dios”51. Considerar,
mos construir y en el que prevalecerá pues, la naturaleza como un depósito
la diversidad. Esta nueva realidad es infinito de materiales o recursos para el
cosmoteándrica49, es decir, trinitaria: ser humano es un grave error. Asimis-
Dios-Ser Humano-Mundo forman un mo, considerar al ser humano como un
todo inseparable en el que las relacio- ente externo a la naturaleza es también
nes constituyen y transforman a cada una sospechosa equivocación. La rea-
uno de sus integrantes. lidad es una sola en interacción cons-
tante y constituyente. El “mundo” o
Dios, en el nuevo paradigma, es un cosmos es una dimensión esencial de
misterio indescriptible del cual mana la realidad, de manera que no estarán
una energía que fluye en todo cuanto completos ni los seres humanos ni Dios
existe. Está en todo, pero no se agota sin aquel. El desprecio al “mundo” ha
en las partes. Con la muerte o desa- conducido a la fragmentación del ser
parición de los seres, la energía que humano, en particular, y de la realidad,
corre en ellos regresa al cosmos, para en general. En el nuevo paradigma,
integrar la energía total. En todo caso, la naturaleza deja de ser el escenario
el nuevo paradigma renuncia a darle en el que se juega la salvación del ser
características humanas y a colocar a humano. La materia es buena en todos
Dios en un “piso superior”50, separado sus extremos, no existe ningún pecado
de su “creación” o trascendente y aje- original, sino una “gracia original”52
no a nuestros problemas. Esta energía que es la vida misma, con sus conse-
procedente del Misterio está en cuanto cuentes aleas, incertidumbres, riesgos
existe, única realidad cósmica. La divi- y peligros. Es importante subrayarlo:
nidad (Misterio) está en todo en cuanto esta vida no es una ilusión ni está en
que ese todo es perfectible y busca la función de otra, eterna y perfecta. No
plenitud o realización de su ser. Dios
no es un ser o una persona, y no debe 51 Summa contra Gentiles, 1,2, c.3. También: “Una
ser “tratado” como tal. concepción equivocada acerca de las criaturas
lleva a un falso conocimiento de Dios”, ibid.,
II, 10. Citado por J. M. Vigil, “Errores sobre el
mundo que redundan en errores sobre Dios. Los
desafíos de la nueva cosmología como tareas pa-
ra la teología y la espiritualidad”, Revista Fe y
49 Cf. R. Panikkar, La intuición cosmoteándrica. pueblos, 2014, n.25, 137. Disponible en: http://
Las tres dimensiones de la realidad. Madrid: servicioskoinonia.org/relat/440.htm#_ftnref1,
Trotta, 1999. consultado el 04/05/2020.
50 J. M. Vigil, “Desafíos de la ecología a las religio- 52 J. M. Vigil, “Desafíos de la ecología a las religio-
nes”, Franciscanum, 2010, vol. LII, n. 154, 215. nes”, ibid., p. 214.

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hay dos reinos, solamente “secularida- 4. Conclusión


d”53 en donde se vive la “tempiterni-
dad”54. Entendemos esta “secularidad” En la actual situación de crisis, el
como el escenario en el que se juega el ser humano debe volver la mirada ha-
destino de cuanto existe, es la “estruc- cia adentro y desarrollar las virtudes
tura temporal indestructible del mun- de una espiritualidad acorde con su
do”55. Por lo tanto, el mundo no es una tiempo. La crisis ecológica impone re-
cosa periférica, es madre y matriz en tos espirituales. Para Andrew Beath, la
constante expansión y evolución. Con defensa del medio ambiente debe ir de
R. Panikkar, rehusamos hablar de una la mano de la espiritualidad: “Para mí,
escatología que anuncia un cielo o rei- los dos hacen uno solo. Yo considero
no celestial en el que todos los males nuestro planeta como un organismo
han de desaparecer. vivo y sagrado que debemos respetar,
ante todo. En cuanto a los valores es-
El nuevo paradigma cosmológico pirituales, no tienen sentido a menos
induce una visión diferente del ser hu- de que sean lo suficientemente ele-
mano. Este forma parte de la naturale- vados para englobar toda la creación,
za al mismo nivel que todos los demás incluidos la naturaleza, los animales y
seres. No es, entonces, ni superior ni las plantas. La vía del descubrimiento
ajeno al mundo, es simplemente dife- interior, para nosotros, pasa por el con-
rente. Tampoco es un ser al que le ha tacto directo con la naturaleza. La es-
sido dada la orden de cuidar o admi- piritualidad encerrada en un cuarto, se-
nistrar la “naturaleza”. Los animales, parada del mundo viviente, ya no creo
las plantas, las montañas, los ríos, los en ella. Muy seguido el ombliguismo
volcanes, en fin, todo cuanto existe, no está lejos”.56
no necesitaron de un administrador
durante mucho tiempo. La aparición La espiritualidad ecológica del
del ser humano no es más que un mo- nuevo paradigma es animista, es decir,
mento y un avatar más de la evolución considera el planeta en el que vivimos
del cosmos. no como una masa fría de rocas, vege-
tales y minerales inertes, sino como un
ser con vida propia y capaz de tomar
decisiones. Es importante reconsiderar
53 Ver, entre otros, R. Panikkar, El mundanal si- la idea, propuesta igualmente por el
lencio. Una interpretación del tiempo presente.
Barcelona: Ediciones Martínez Roca, 1999.
papa Francisco en su encíclica Lauda-
54 La eternidad en el tiempo; cf. R. Panikkar, La in- to Si’, sobre la interdependencia. Esto
tuición cosmoteándrica, op. cit., 16.
55 R. Panikkar, El mundanal silencio. Una interpre- 56 Citado por F. Mazure, « Le XIe commandement »,
tación del tiempo presente, op. cit., 32. en : AA.VV., Ecologie et spiritualité, op. cit., 20.

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Biocolonialidad: Desafíos a las religiones y las espiritualidades

significa que todo necesita de todo monje, es decir, ha de buscar la reali-


para existir, que el individuo (humano zación, la vida plena de sentido y de
y no humano) aislado es una ilusión y alegría. Se trata de ser más humano en
una farsa. Hay vida en todo, esta nos relación constitutiva con todo lo que
da forma y nos hace ser lo que somos. existe. Reencontrar la dimensión mo-
Finalmente, nos parece fundamental nástica significa reencontrar “la dimen-
darle una nueva orientación a la teolo- sión constitutiva del ser humano”59. El
gía espiritual y esto debe pasar por un principio fundamental de la vida mo-
volver la mirada hacia el interior de la nástica es la simplicidad y, como todas
persona57, de manera que el compro- las personas estamos llamadas a ser
miso ecológico comience con un deber monjes, la simplicidad puede conver-
personal de cambio radical de cosmo- tirse en un principio de vida. “El monje
visión. La espiritualidad ecológica im- es un anticonformista”60, es aquel que
plica acabar con el dualismo que pone va contracorriente y que ha sabido li-
la espiritualidad por un lado y la ecolo- berarse de sus falsos deseos con el fin
gía por otro. La ecoespiritualidad sabrá de llevar una vida sencilla. El monje
recuperar el verdadero sentido de la as- habita la simplicidad porque en ella re-
cesis y cultivar nuevos hábitos. Román conoce el verdadero ritmo de la vida.
Guridi propone, por ejemplo, los nue- La vida monacal es, en este sentido,
vos modos de alimentación y rutinas una crítica del tiempo acelerado.
de entrenamiento corporal saludables
como elementos fundamentales de la Finalmente, la nueva ecoespiri-
ascesis de esta nueva ecoespiritualidad tualidad implica pasar del universo al
contra la cultura del derroche y como pluriverso, es decir, abrirse a la riqueza
camino hacia la libertad. Las prácticas de la vida y rechazar las concepciones
ascéticas apuntan a abrir nuevos hori- unívocas y los caminos solitarios. Por
zontes en donde impere la moderación eso se asume también el reto de forjar
y no la represión58. la pluriversidad contra la universidad
que ha buscado el acceso a un orden
R. Panikkar sugiere que el ser hu- universal. La pluriversidad debe “pro-
mano de la era ecológica ha de ser un mover un modelo organizacional de
saberes diferentes. Hay que imaginar,
57 Esa es la propuesta de Marilyn Schlitz, ver «Que- concebir y construir pluriversidades,
lles sont nos intentions? Pour une écologie inté- es decir, instituciones que, cuando en-
rieure», AA.VV., Ecologie et spiritualité. París:
Albin Michel, 2006, 43-49.
señan, investigan y valoran, no estén
58 Cf. R. Guridi, “Pistas para renovar la antropolo-
gía teológica desde una ecología integral”, Pa- 59 R. Panikkar, Eloge du simple. París: Albin Mi-
labra y Razón. Revista de Teología, Filosofía y chel, 1995, 31.
Ciencias de la Religión, 2019, n. 16, 21. 60 Idem.

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