Você está na página 1de 2

Requiere entonces analizar tres componentes indispensables de

la vida social nacional, pero particularmente de aquellos


espacios urbanos y de las múltiples formas en las que
éstos se construyen. En el insistentemente llamado "Gran
San Salvador", convive una mezcla de conformaciones humanas que
muy poco permiten categorizarlas en su debida forma, de hecho, su
misma volutividad conduce a la observancia de cambios repentinos,
bruscos y poco identificables. San Salvador se construye en su
espacio e interacción  humana, en diminutas partes
encontradas en sus formas y en su configuración
étnica, cultural, histórica y
socioeconómica. Se trata de una ciudad de incipiente 
formación llena de sinnúmero de  realidades
que sólo pueden articularse con esfuerzo teórico.

Al contexto de violencia y discriminación estructural que enfrentan las mujeres y las niñas
en el país, se suman los riesgos ligados al control de grupos criminales, cuya influencia se
extiende al espacio público, escuelas, comercios y los centros penitenciarios. La CIDH fue
informada de las presiones, amenazas y acoso que sufren muchas mujeres y adolescentes
en el país para ser reclutadas de manera forzosa por organizaciones criminales, y para ser
obligadas a participar de actividades ilícitas. Por su parte, organizaciones de la sociedad
civil informaron a la Comisión de la prevalencia de violencia sexual, esclavitud sexual y
trata de personas con fines de explotación sexual, cuyas víctimas son principalmente
mujeres. Asimismo, la Comisión ha recibido reportes sobre la instrumentalización del
cuerpo de las mujeres para ingresar objetos a penales, y respecto de las amenazas de las
que son objeto, al obligarlas a establecer relaciones forzadas y visitas íntimas a reclusos.
Estas formas de violencia refuerzan los estereotipos de género y hacen de las mujeres
objetos sexuales bajo amenazas y en contra de su voluntad. Ante estos hechos, el Estado
tiene la obligación de proteger a las mujeres y a las niñas de toda forma de violencia y de
discriminación y de realizar las investigaciones necesarias que permitan identificar a los
responsables.
Por otra parte, y respecto de las personas migrantes y de otras personas en el contexto de
movilidad humana, el clima de violencia actual se ha convertido en uno de los principales
factores que impulsan la migración. En este contexto, niños y niñas migrantes -muchos de
ellos no acompañados- se han visto expuestos a viajes peligrosos, a ser víctimas de
abusos, violencia física y sexual, trata de personas o de explotación. Al respecto, datos del
Observatorio Global sobre el Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés),
indican que para el año 2016 se estimarían más de 200.000 personas desplazadas en El
Salvador. Ese mismo año, la Mesa de Sociedad Civil contra Desplazamiento Forzado por
Violencia y Crimen Organizado documentó 699 víctimas de desplazamiento forzado, en su
mayoría provocado por amenazas, homicidios, tentativas de homicidio y/o lesiones. Sin
embargo, tal como sostuvo la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los derechos
humanos de los desplazados internos en su declaración al concluir su visita a El Salvador
en agosto de 2017, no existe información estadística precisa y actualizada sobre el número
de personas afectadas por el fenómeno del desplazamiento interno provocado por la
violencia. La CIDH observa con preocupación que el Estado de El Salvador aún se
abstiene de reconocer la existencia de esta problemática y llama a su responsabilidad para
atenderlo de manera prioritaria.
https://mailutecedusv-my.sharepoint.com/:w:/g/personal/6716842023_mail_utec_edu_sv/
EQkCksAXi51Ptw4t4AmEOy4B7IlM-787B673nFc2T02NkQ

http://www2.uca.edu.sv/publica/eca/588art2.html

https://mailutecedusv-my.sharepoint.com/:w:/g/personal/6716842023_mail_utec_edu_sv/
EQkCksAXi51Ptw4t4AmEOy4B7IlM-787B673nFc2T02NkQ

Você também pode gostar