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Fig.1. Circulación del fluido (Linfa) desde los capilares sanguíneos hacia los capilares en pulmones y tejidos
sistémicos. Este fluido fluye a través de conductos linfáticos y nódulos linfáticos hacia las venas en el sistema
circulatorio.
1. Linfocitos
2. Células accesorias, principalmente macrófagos y otras células presentadoras de
antígenos (APC).
3. Células epiteliales (en algunos casos).
UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
FACULTAD DE CIENCIAS BÁSICAS. DPTO. DE BIOLOGÍA
ASIGNATURA DE INMUNOLOGIA. AÑO 2020
Documento editado. Prof. Dr. Antonio Said N.
- Proporcionan el entorno para que los linfocitos interaccionen entre sí, o con las APC
y otras células accesorias, y para que entren en contacto con el Ag;
- Diseminan la respuesta inmune al resto del cuerpo.
Timo.
Es un órgano plano y blando situado en la cavidad torácica, por encima del corazón. Está
formado por dos lóbulos rodeados por cápsula de tejido conjuntivo. A su vez, los lóbulos
están divididos en lobulillos separados entre sí por trabéculas de tejido conjuntivo. Cada
lobulillo tímico contiene células linfoides (timocitos), dispuestas en zona cortical con gran
densidad celular y una zona médular (interior) de menor densidad celular. Desde la corteza
hasta la médula existe un gradiente de diferenciación, de modo que en la corteza se
encuentran los timocitos más inmaduros, mientras que en la médula se localizan los timocitos
en fases más avanzadas de maduración. Tanto la corteza como la médula contienen una red
de células no linfoides que constituyen el estroma tímico, y que consta de diversos tipos de
células:
- Todas estas células no linfoides del estroma expresan en su superficie moléculas del
Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC de tipo I y/o II), y participan en la
maduración y selección de los timocitos hacia células T maduras.
2. Durante todo este proceso los timocitos han ido interactuando con células estromales
provistas de MHC en sus membranas (células nodriza células corticales epiteliales
células dendríticas), produciéndose dos fases de selección de timocitos:
a. Selección positiva: Sólo sobreviven aquellos timocitos que hayan generado receptores
TCR capaces de reconocer moléculas MHC propias; los demás mueren por apoptosis.
b. Selección negativa: Se eliminan por muerte celular programada los timocitos que
habiendo superado la selección positiva han resultado autorreactivos, es decir, los timocitos
que reconocen moléculas del propio individuo (autoantígenos) presentadas por el MHC
propio o, que tengan una alta afinidad hacia el MHC.
De esta forma sólo salen como linfocitos T maduros aquellas células autotolerantes (no
inmunidad a lo propio) y capaces de reconocer antígenos extrañas al propio individuo en el
contexto del haplotipo propio del MHC.
Por lo tanto, en la vida adulta, la producción de linfocitos T en el timo decae bastante, aunque
siempre existe una actividad residual.
Médula Ósea.
La médula ósea es el centro esponjoso del interior de los huesos en el que se producen las
células sanguíneas.
En el feto, son los islotes de células hematopoyéticas del hígado fetal y médula ósea fetal. En
el adulto, es la médula ósea roja (limitada a esternón, costillas, vertebras y pelvis) la que se
encarga de la producción de LB.
Además de ser órgano linfoide primario, lo es también secundario, con células plasmáticas y
LT maduros. En concreto, es el principal productor de anticuerpos en infecciones
prolongadas: el tejido periférico responde rápidamente a la secreción de anticuerpos, pero
decae pronto. La médula ósea tarda más en responder, pero perdura.
Las células pluripotenciales de la línea linfoide son CD34+/CD38-, en contraste con otras
líneas, que son CD34+/CD38+. Estas células pluripotentes maduran hasta LB vírgenes
(IgM+/IgD+). De los linfocitos que contiene, el 75% son LB y menos del 25% LT.
La médula ósea también puede actuar como órgano linfoide secundario en la producción de
anticuerpos durante la respuesta secundaria humoral. Durante esta respuesta, los órganos
secundarios “clásicos” responden rápidamente, pero durante poco tiempo. En cambio, la
médula ósea “inicia” lentamente, pero da una respuesta más prolongada de producción de
anticuerpos, llegando a ser responsable del 80% de estos durante la respuesta secundaria.
La Bolsa (bursa) de Fabricio es una porción especial dorsal de la cloaca, con una estructura
a base de corteza y médula.
Las células sanguíneas se producen en la médula ósea. Comienzan como células madre.
Las plaquetas forman tapones que ayudan a detener el sangrado en el lugar de una lesión.
Los glóbulos rojos llevan oxígeno a los tejidos del cuerpo. Cuando la cantidad de glóbulos
rojos es menor de lo normal, esto constituye una afección llamada anemia. La anemia puede
causar cansancio o falta de aliento. Puede hacer que la piel se vea pálida.
Los glóbulos blancos combaten las infecciones en el cuerpo. Encontramos diferentes tipos de
glóbulos blancos como los neutrofilos y macrófagos que son células que ingieren gérmenes,
los linfocitos que pueden ser células B, células T o células citolíticas naturales, a estas
últimas se les llama NK (“natural killer”).
Los linfocitos maduros vírgenes que salen de los órganos linfoides primarios emigran a los
órganos y tejidos linfoides periféricos:
El componente fluido de la sangre (plasma) se extravasa desde los capilares a los tejidos,
generando el líquido intersticial. Parte de éste retorna a la sangre a través de las membranas
capilares pero el resto, llamado linfa, fluye desde los tejidos conectivos a una red de finos
capilares linfáticos abiertos, y de allí va pasando a vasos cada vez mayores (vasos
linfáticos). Finalmente, la linfa llega al mayor vaso linfático, denominado conducto torácico,
que descarga a la circulación sanguínea a nivel de la subclavia izquierda (cerca del corazón).
De este modo se cumple una de las funciones del sistema de vasos linfáticos: capturar fluido
procedente de los tejidos y reingresarlo en la sangre, asegurando niveles estables de fluido
en el sistema circulatorio.
El corazón no influye sobre la circulación de la linfa: ésta avanza en un solo sentido debido a
los movimientos de los músculos del cuerpo y a la disposición unidireccional de las válvulas
de los ganglios linfáticos.
La otra función importante del sistema linfático es capturar antígenos de los líquidos
intersticiales de los tejidos y llevarlos a algunos de los órganos linfoides secundarios, donde
quedarán retenidos para su interacción con las células del sistema inmune. El antígeno
queda retenido en alguno de los ganglios interpuestos a lo largo del sistema de vasos, pero
en el caso de que "pase de largo" entrará en circulación sanguínea y tendrá la oportunidad
de ser captado por el bazo (ganglios y al bazo se les califica como órganos linfoides
secundarios sistémicos).
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Aparte de estos órganos sistémicos existen folículos linfoides difusos. Son agregados de
células linfoides rodeados de capilares linfáticos que drenan al folículo. Existen miles de tales
folículos dispersos por casi todos los órganos y tejidos, siendo especialmente abundantes a
lo largo del tracto gastrointestinal, bronquios, tracto respiratorio superior y tracto genital.
El antígeno puede entrar desde el líquido intersticial, pasando a los capilares linfáticos, y de
allí a los vasos linfáticos, donde accede a algún ganglio linfático regional.
Ganglios linfáticos.
Estos ganglios drenan regiones superficiales (piel) y profundas del cuerpo (excepto el interior
de la cavidad craneal).
La linfa llega al ganglio por diversos vasos linfáticos aferentes, y sale por un único
vaso linfático eferente, a la altura del hilio.
a. Células B de memoria
b. Células plasmáticas secretoras de anticuerpos. Dichas células emigran a la
médula, y las grandes cantidades de anticuerpos secretados salen a la circulación
linfática.
Tanto para la activación de las células B como para la generación de células de memoria, las
células dendríticas foliculares (FDC) del centro germinal, con sus largas proyecciones de
membrana que atrapan complejos Ag-Ac, poseen un papel esencial.
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En resumen:
a. Células plasmáticas, que pasan a la médula, produciendo anticuerpos que salen por
la vía linfática eferente hacia la circulación sanguínea, que los distribuye a todo el
organismo;
b. Células B de memoria, que quedan en el folículo, sobre todo en la zona del manto.
Bazo.
1. Tejido más denso alrededor de las arteriolas, llamado vaina o manguito linfoide
periarteriolar (PALS), que constituye la zona T del bazo.
2. Por fuera del PALS, una zona más difusa llamada zona marginal, rica en linfocitos B y
con macrófagos. Aquí se encuentran folículos linfoides primarios y secundarios,
parecidos a los vistos en el ganglio.
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Evidencia:
La esplenectomía (extirpación del bazo), sobre todo en la infancia conlleva un mayor riesgo
de bacteriemias, principalmente por Haemophilus influenzae, Neisseria
meningitidis y, Streptococcus pneumoniae.
Las mucosas de los tractos digestivo, respiratorio y urogenital suponen una enorme
superficie (~ 400 m2) y constituyen posibles sitios de entrada de numerosos patógenos. Así,
la evolución ha desarrollado para estas mucosas defensas inmunitarias especializadas.
Desde el punto de vista histológico, estas consisten en tejidos que van desde acúmulos
dispersos de linfocitos hasta estructuras organizadas, pero nunca rodeadas de cápsula. Por
ello reciben el nombre de tejido linfoide asociado a mucosas (no capsulado), MALT.
Este conjunto de tejidos reviste una gran importancia, dada la gran superficie potencial que
se debe defender frente a la entrada de patógenos. Otra idea de su importancia es el hecho
que las células plasmáticas de los tejidos MALT son más numerosas que la suma de las
células plasmáticas de bazo, ganglios y médula ósea.
Tipos de mucosa:
Los más sencillos son simples acúmulos difusos de linfocitos, células plasmáticas y fagocitos,
localizados en los pulmones y en la pared intestinal.
Folículos linfoides aislados.
Folículos linfoides que forman grupos más o menos densos.
Los tejidos MALT mejor estudiados son los asociados con el tracto gastrointestinal. A
grandes rasgos se encuentran células linfoides en tres partes:
Aparte del papel de la piel como barrera inespecífica frente a los patógenos, desempeña un
papel también como "órgano" del sistema inmune:
RECIRCULACIÓN LINFOCITARIA.
Una vez que los linfocitos llegan a un órgano linfoide periférico, no se quedan allí
permanentemente, sino que se mueven de un órgano linfoide a otro a través de la sangre y
de la linfa. Existe así un tráfico linfocitario entre tejidos, sistema linfático y sangre. Cada hora
del 1% al 2% del "pool" de linfocitos recircula por este circuito. Ello supone que aumentan las
probabilidades de que las células específicas para cada antígeno puedan entrar en contacto
con éste en los órganos periféricos.
Al cabo de unas 80 horas, tras su proliferación, los linfocitos abandonan el órgano linfoide.
En el caso de los linfocitos B, al llegar al tejido donde se produjo la entrada del antígeno se
diferencian a células plasmáticas productoras de Ac.
El endotelio vascular regula el paso hacia los tejidos de moléculas y leucocitos. Para que
éstos pasen desde la sangre al tejido inflamatorio o al órgano linfoide, deben de atravesar la
línea de células endoteliales. Para ello deben adherirse a estas células y luego pasar entre
ellas (extravasación). Esto lo consiguen por medio de contactos específicos entre el leucocito
y la célula endotelial, a través de moléculas de adhesión celular (CAM).
Durante la inflamación se producen factores que activan a las células endoteliales normales,
que producen selectinas E y P, y que inician la extravasación de granulocitos neutrófilos.
Evidencia:
Las células del HEV poseen moléculas de adhesión celular señaladas anteriormente, pero
además cuentan con diriginas vasculares (VA=”vascular addressins”). Son específicas de
cada tejido linfoide y sirven para dirigir la extravasación de linfocitos de distintas
subpoblaciones.
A su vez, los linfocitos en reposo reconocen las HEV por medio de sus receptores de
alojamiento (“homing”). Ello hace que cada subpoblación de linfocitos se dirija a órganos
linfoides secundarios concretos (ejemplo: L-selectina).
Los linfocitos T activados se dirigen, preferentemente, a los sitios inflamatorios de los tejidos
(sitios terciarios), dejando de producir L-selectina (receptor de alojamiento), por lo que ya no
tienden a pasar por el HEV. En cambio, aumentan sus niveles de receptores de unión a
moléculas de superficie del endotelio inflamado (por ejemplo, aumentan en su membrana la
cantidad de integrina VLA-4, que al unirse al VCAM-1 endotelial colabora en la entrada al
tejido inflamado o foco de infección.
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