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Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales, alba fingida en las hojas soy; ¡no
podrán escaparse! ¿Quién se oculta? ¿Quién solloza por la maleza del valle? La
luna deja un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere
ser dolor de sangre. ¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada por paredes y cristales! ¡Abrir
tejados y pechos donde pueda calentarme! ¡Tengo frío! Mis cenizas de soñolientos
metales, buscan la cresta del fuego por los montes y las calles. Pero me lleva la
nieve sobre, su espalda de jaspe, y me anega, dura y fría, el agua de los
estanques. Pues esta noche tendrán mis mejillas roja sangre, y los juncos
agrupados en los anchos pies del aire. ¡No haya sombra ni emboscada, que no
puedan escaparse! ¡Que quiero entrar en un pecho para poder calentarme! ¡Un
corazón para mí! ¡Caliente, que se derrame por los montes de mi pecho; dejadme
entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas.) No quiero sombras. Mis rayos han de entrar
en todas partes, y haya en los troncos oscuros un rumor de claridades, para que
esta noche tengan mis mejillas dulce sangre, y los juncos agrupados en los
anchos pies del aire. ¿Quién se oculta? ¡Afuera digo! ¡No! ¡No podrán escaparse!
Yo haré lucir al caballo una fiebre de diamante. (Desaparece entre los troncos)
NOVIA.
¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido.
Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un
poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río
oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar
entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro
me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban
escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por
el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he
engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la
cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aun
que hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los
cabellos.
Véngate de mí; ¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos
trabajo que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como
una niña recién nacida. Y fuerte para demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a
meter las manos: tú, por tu hijo; yo, por mi cuerpo. Las retirarás antes tú.
MADRE.
¿No hay nadie aquí? (Se lleva las manos a la frente.) Debía contestarme mi hijo.
Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás
de los montes. (Con rabia) No quiero llantos en esta casa. Vuestras lágrimas son
lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las
plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.
Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. A medianoche
dormiré, dormiré sin que ya me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se
asomarán a las ventanas, azotadas por la lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo
no. Yo haré con mi sueño una fría paloma de marfil que lleve camelias de
escarcha sobre el camposanto. Pero no; camposanto no, camposanto no: lecho de
tierra, cama que los cobija y que los mece por el cielo. (Entra una mujer de negro
que se dirige a la derecha y allí se arrodilla. A la VECINA.) Quítate las manos de la
cara. Hemos de pasar días terribles. No quiero ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto
y yo. Y estas cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay! (Se sienta transida.) He de estar serena.
(Se sienta.) Porque vendrán las vecinas y no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan
pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse llevar a los labios.
CASA DE MUÑECAS.
NORA: Siéntate; va a ser largo. Tengo mucho que decirte. (Pausa) Realmente lo
que pasa es que: no me comprendes. Y yo nunca te he comprendido tampoco...
hasta esta noche. Estamos aquí sentados uno frente a otro. ¿No te extraña esta
anomalía?... (Pausa)... Llevamos ocho años casados. ¿No te percatas de que hoy
es la primera vez que tú y yo, marido y mujer, hablamos con seriedad? Desde que
nos conocimos no hemos tenido una sola conversación seria. Estoy diciéndote
que nunca hemos intentado llegar juntos al fondo de las cosas. Tú no me has
comprendido jamás. Se han cometido muchos errores conmigo, Torvaldo...
Cuando vivía con papá, él me manifestaba todas sus ideas y yo las seguía. Si
tenía otras diferentes, me guardaba muy bien de decirlo, porque no le habría
gustado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo ni más ni menos que yo con
mis muñecas. Después, vine a esta casa contigo... Quiero decir que pasé de
manos de papá a las tuyas. Tú me formaste a tu gusto, y yo participaba de él... o
lo fingía... no lo sé con exactitud; creo que más bien lo uno y lo otro. Tú y papá
han cometido un gran error conmigo: son culpables de que no haya llegado a ser
nunca nada. ¿Quieres educarme? Debo procurar educarme a mí misma. Tú no
eres capaz de ayudarme en esta tarea. Para ello necesito estar sola. Y por esa
razón voy a dejarte. Necesito estar completamente sola para orientarme sobre mí
misma y sobre lo que me rodea. Ya no creo en ser esposa y madre. Creo que ante
todo soy un ser humano, igual que tú... o, al menos, debo intentar serlo. Sé que la
mayoría de los hombres te darán la razón, y que algo así está escrito en los libros.
Pero ahora no puedo conformarme con lo que dicen los hombres y con lo que está
escrito en los libros. Tengo que pensar por mi cuenta en todo esto y tratar de
comprenderlo. Lo lamento, Torvaldo, porque has sido siempre bueno conmigo...
Pero no lo puedo remediar; ya no te amo. Y por eso no quiero quedarme aquí ni
un instante más. (Pausa). Bien. Ahora todo ha acabado. Adiós.
MONÓLOGO MEDEA.
Salgo de mi palacio, ¡oh mujeres corintias!, para que no me reconvengáis. Sé bien
que algunos que viven en el extranjero, lejos de su patria, son orgullosos, y que
otros, de costumbres apacibles y olvidadizos de ella, pasan tranquilamente la vida.
No mora la justicia en los ojos de los hombres, pues antes de conocer a fondo a
los demás, odian a la simple vista, sin ser provocados a ello por injuria alguna. El
que recibe hospitalidad debe adoptar las costumbres de la ciudad que se la da,
pues no alabo al ciudadano, sea el que fuere, de arrogante índole, que con su
necedad molesta a sus conciudadanos. Este mal, que me ha sobrevenido cuando
no lo esperaba, ha desgarrado mi corazón acabando conmigo, y como la vida no
tiene ya atractivo para mí, deseo morir, ¡Oh amigas! Mi esposo, el peor de los
hombres, me ha abandonado, cuando en él tenía cifrada mi mayor dicha; de todos
los seres que sienten y conocen, nosotras las mujeres somos las más
desventuradas, porque necesitamos comprar primero un esposo a costa de
grandes riquezas y darle el señorío de nuestro cuerpo; y este mal es más grave
que el otro, porque corremos el mayor riesgo, exponiéndonos a que sea bueno o
malo. No es honesto el divorcio en las mujeres, no es posible repudiar al marido.
Habiendo de observar nuevas costumbres y nuevas leyes, como son las del
matrimonio, es preciso ser adivino (no habiéndolas aprendido antes, como sucede,
en efecto) para saber cómo nos hemos de conducir con nuestro esposo. Si
congenia con nosotras (y es la mayor dicha) y sufre sin repugnancia el yugo, es
envidiable la vida; si no, vale más morir. El hombre, cuando se halla mal en su
casa, se sale de ella y se liberta del fastidio o en la del amigo, o en la de sus
compañeros; mas la necesidad nos obliga a no poner nuestra esperanza más que
en nosotras mismas. Verdad es que dicen que pasamos la vida en nuestro hogar
libres de peligros, y que ellos pelean con la lanza; pero piensan mal, qué más
quisiera yo embrazar tres veces el escudo que parir una sola. Pero tu suerte es
distinta de la mía, y contigo no rezan mis palabras; esta es tu patria, este tu hogar
paterno, y aquí disfrutas de las comodidades de la vida y del trato de los amigos;
yo sin ellos, desterrada, sufriendo afrentas de mi marido, que me robó de un país
bárbaro, no tengo madre, ni hermano, ni parientes que me consuelen en esta
calamidad. Sólo, pues, desearía que me indicases algún medio de vengarme de
estos males que mi esposo me causa, y del que le dio a su hija en matrimonio, y
de ella, y que lo calles. Porque la mujer es siempre tímida, cobarde en la lucha y
sin ánimo para mirar tranquilamente el acero; pero cuando la injuria que recibe
afecta a su tálamo conyugal, no hay nadie más cruel.
Ver en: https://www.youtube.com/watch?v=C5etW5mX3Tw
ROSADO.
(Feliz se presenta) Rosa (uro). 38. Mi obsesión con el rosa comenzó a los 13 año,
más o menos. Empecé a comprar objetos de todo tipo, cartucheras, lápices,
sábanas, mochilas, fundas, cortinas, encendedores, submarinos, de juguete claro,
rosa, todo siempre de color rosa. Sí, me teñí el pelo rosa y ve vestí completamente
de rosa, claro, mi casa es absolutamente rosa. ¡cállate Didi!, guau…guau…
silencio.
Lo que más me gusta es llegar al trabajo, porque en la oficina todos visten de
blanco o de negro, por eso cuando entro, toda vestida de rosa, me miran con
envidia y veo como se les enfría la transpiración, porque voy delicadamente
cubierta de ropa rosa. Y cuando llego a la casa me sirvo una gelatina, jajaja…
adivinen el color, sí, rosa y algodón de azúcar de ese mismo color y torta, rosada y
carne de color rosa y no roja. .
Didi…por favor…Didi…
¿Sabían que desde muy niña tengo obsesión con la Pantera Rosa?, ah y mi
animal favorito es el flamenco. Se dan cuenta, el rosa para mí es la felicidad, por
eso el objeto que vea de ese color tengo que poseerlo, comprarlo, robarlo, pedirlo
suplicando, humillándome de ser necesario, como sea, si es rosa debe ser mío,
mío. Didi…Didi… upa Didi…venga Didi…
No sé qué le pasa, desde que lo teñí de color rosa no me hace caso y muestra
ese comportamiento tan extraño. Didi… upa cosita…Didi. Didi… rosa…rosa…
Didi….Didi…Didi… upa Didi…Didi…rosa, Didi…Didi…upa…Didi.
No sé qué hacer, le compré su collar, su correa, su camita, su casa, su hueso de
juguete, todo rosa y me costó mucho encontrar comida para ella de color rosa,
pero está tan extraña… , Didi…upa…upa… Didi…qué te pasa…Didi…Didi…
¿Didi?, Didi… muévete, ¡no…no!
¿QUIÉN SOY?
Llegue a este mundo de forma natural engendrado en el vientre de una mujer. No
soy una prueba, ni monito de ensayo in vitro, mi genética viene de indios,
españoles y negros, soy de África, soy de Europa, soy de América del sur, soy del
lago de Maracaibo, soy de los llanos del Guarico, soy del gran rinoceronte de
Venezuela. Soy hijo de la tierra, soy hijo del sol, la luna y las estrellas del inmenso
y enigmático universo. Soy un hombre de orígenes en disputas teóricas que han
creado cientos de teorías religiosas y científicas, soy de Dios semejante a él, soy
de los viajeros del universo, soy de la evolución del mono, soy homosapien el
hombre que piensa, el erguido, el caminante el que nace y muere, duerme y
despierta, el del día frente al gran sol y el que en la noche duerme al lado de la
risueña luna plateada inmortal. ¿Quién eres? solo soy yo y tú?
RADIAL.
Radio. Se escucha cortina musical. El locutor sentado detrás de una mesa,
tiene un micrófono. Hay un martillo, un plato, huevos, objetos con los que
realizará los efectos de sonido.
Escuché que el Presidente de México negó el peligro del Coronavirus y casi lo
derrocan, (da una puñalada con rostro feroz y se queda en pausa durante 3
segundos) el Presidente de Brasil salió a la calle incluso a dar la mano,
llamando a la población a ir a restaurantes y discos y los brasileños estudian
sacarlo a patadas del gobierno. (Da un martillazo en una mesa, mira a la
cámara irónico en pausa de 3 segundos. Toma un huevo, lo levanta ) Trump,
el bárbaro, terminó acusando a los chinos de la pandemia para que los nor-tea-
me-r-ica-nos (dice la palabra en estacato, silaba por sílaba lentamente) se
olviden que él se negó a llamar a una cuarentena nacional…(suelta el huevo en
un plato y se rompe. Toma un segundo huevo), también escuché que el
Ministro de Salud de Israel se negó a llamar a la cuarentena y después avisaron
que estaba enfermo (tira el segundo huevo) …Boris Jhonson de Inglaterra dijo:
este es un virusito…(juega infantil) un virulín virulón pom pom… virusillito, un
virus guagüita que no hace ñaña…sí y cayó en coma…agonizó 15 días y hoy
llama a encerrarse en casa y no salir (rudo…feroz toma el micrófono, va
alterándose con signos de paranoia) porque puede ser un virus muy, muy ,
pero muy peligroso y , fíjense ustedes, lo único que tenemos claro es que este
virus es absolutamente democrático, democrático como ninguno… y no distingue
entre pobres y ricos o entre estadista y el ciudadano común. Por eso, cuando la
Subsecretaria en Chile nos llama a tomar café con normalidad o el Ministro a
comer empanadas, yo digo, este virus es a prueba de vivos, de giles, de pánfilos,
de ganadores, de perdedores, de papanatas y por supuesto, es un virus a prueba
de huevones (toma el martillo y da golpes violentamente para desquitarse de
la ira. Mira a la cámara, inmóvil por 4 segundos. Vuelve a escucharse la
cortina musical del inicio de la presentación)
LA CHARLA MÉDICA.
Con ropa de médica, dará una charla en el consultorio médico. Se quita la
mascarilla y habla muy amablemente.
(Es una mujer falsa. más amable, mucho más, exagera, salamera) Señoras y
señores, por favor, les ruego que eviten tocar a otras personas. (sonrísa grande,
idiota, tratando de complacer) Sí. Eviten tocar objetos. Sí. Eviten, en la medida
de lo posible, tocar todos los objetos que le rodean, incluido su propio cuerpo
(sonríe muy complaciente) )
Por favor, no se masturben (Reacciona, se da cuenta que dijo algo
inapropiado, pausa 3 segundos: Alterada, muy confundida, sufre) . No, no
tiene nada que ver con la epidemia, pero es mejor evitar las tentaciones. (Pausa 3
segundos, sonríe nerviosa) No tosa (tose tres veces, fuerte) , (tiránica. Ordena
como un déspota, un capataz) no sonría, no llore, no cante y no baile…
inmóviles, inmóviles, por favor, eviten tocar cosas que puedan estar sucias, no
toque los ganchos, no se sienten en el inodoro, no besen a su madre ni a su
esposa, (más ruda aún ) esposo ni a sus hijos… usted no puede confiar en nadie.
(sufre) Cuidado extremo con los bancos públicos, con subirse al auto de un
desconocido, (dramática. Sufre ) aunque no sea por el coronavirus, los extraños
pueden ser perversos, (pausa 3 segundos realista…seria) pero también los
conocidos… (Asertiva. ES profundo, filosófico) a veces vale más pájaro en
mano que desconocido volando. (acordándose, acelerada) Evite abrazar a las
personas o estrechar sus manos, evite amar o ser amado, incluso a tener sueños
donde abraza a las persona, aunque sean personas limpias porque los sueños
son sueños y uno nunca sabe en qué mierdero pueden terminar, piense por
ejemplo en el sueño de la democracia occidental que terminó en tragedia
totalitaria, donde a los inmigrantes se le impide entrar o salir del país (Ríete,
sonríe más nerviosa, empieza a sufrir…) claro, eso fue antes de la pandemia,
(pausa 3 segundos) durante la pandemia y más fuertemente será: (grítalo)
¡después que termine la pandemia!, porque los pueblos con miedo son la
pesadilla de la libertad. Miren, les sugiero ser más cuidadosos con los gestos
espontáneos, (violenta, castigadora, amenazante) muerte al que se toques la
nariz y guillotina para el que se frotes los ojos. No bese ni se bese, no acaricie ni
que lo acaricien, no disfrute por Dios y, (empieza a sufrir, mucho) por sobre todo,
no deje que alguien recorra lascivamente su inmaculado cuerpo, porque el cuerpo
es sagrado dice la Santa Iglesia Católica. Duerma con los ojos abiertos y no
trabaje (seria, profunda) y si se mira bien, usted está muerto desde el día que
nació y anda de pie porque es un porfiado de mierda. (ruda, violenta) Así que ojo
con lo que toca… ojo, pestaña y ceja.(repite ojo, pestaña y ceja 2 veces
colocándose la máscara).
LOS ANTIDEPRESIVOS.
Mujer altamente intoxicada, desbordada.
(Con su cara encima de la cámara 5 segundos y comienza a hablar) Malditos
antidepresivos… son lo peor que me ha pasado, uno tras otros, uno tras otro y (la
cámara la enfoca de medio cuerpo, alegre, evadida de la realidad) veo todo
la raja… la raja, sertralina, fluoxetina, paroxetina, guau… el encierro me tiene
flaca y acinturada, me tomo otro, la gente me parece linda, los hombres un culto a
la honestidad, dos pastllas más… el sexo me parece monstruoso. Ya no tengo
que ponerme desodorante, huelo a rosas y tampoco he debido depilarme porque
(ruda) las selvas amazónicas están aquí, aquí y soy ambientalista ¡carajo!. (feliz)
Sí, fluoxetina, cilatropán, Buprobión, esto es bakán, ya no necesito comunicarme
con nadie, (voceando los textos) rompan los televisores, netflix vale hongo,
rompan los celulares, cuarentena hasta los cincuenta años, por favor, con
antidepresivos los niños son verdaderamente dulces y mi jefe es un verdadero
caballero, vean, vean, el mar inunda mi cuarto, internet me hace volar, volar y
volar, sí, desde aquí recorro las galaxias más lejanas, aquí en mi mano está el
universo.
(Tierna) Mis amigos me buscan y me quieren, mi novio es como yo creía que era,
incluso todos los jóvenes guapos del pueblo se convierten en uno solo y me
adoran… (triste) ya terminaremos este encierro y sin antidepresivos comenzaré a
perder mi belleza y todo será oscuro, sin galaxias, sin océanos y sin la alegría de
una pastilla para reemplazar la felicidad.(acerca la cara a la cámara y pone un
frasco de antidepresivo, 5 segundos de imagen) FIN
Enlaces vídeo YouTube:
Monólogo de la novia:
https://www.youtube.com/watch?v=E5-gmWQhr3M
https://www.youtube.com/watch?v=5EsPVb7Askw
Monólogo de la luna:
https://www.youtube.com/watch?v=tYZOJla7fiM
https://www.youtube.com/watch?v=OHDPR_JN2aM
https://youtu.be/e2i_huMuG3s
Monólogo de la madre:
https://www.youtube.com/watch?v=vec9bHpmPW4
https://www.youtube.com/watch?v=hoejy1DKxeQ
Romancero gitano:
http://literocio.com/lomagazine/la-alumna-de-margarita-xirgu/