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Judith Sutz
Universidad de la República de Uruguay
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Judith Sutz
(Universidad de la Republica)
INDICE
1.- Introducción...............................................................…………………………………… 3
Referencias ............................................................................……………………………26
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 4
1.- Introducción
En las encuestas sobre innovación tecno-productiva se pregunta en realidad por dos cosas: por
la innovación propiamente dicha -en diferentes acepciones de la misma- y por los Sistemas Nacionales
de Innovación (SNI) en los cuales están inmersas las empresas encuestadas, más allá de que lo primero
se haga en forma directa mientras que lo segundo deba ser inferido. En efecto, los cuestionarios nunca
se limitan a preguntar por la existencia, características internas e impacto en la empresa de las
actividades innovativas o de sus resultados, sino que indagan en torno a un conjunto de
relacionamientos de la empresa con su mundo externo que resultan claves para entender su dinámica
innovativa. Ese mundo externo es lo que, casi tautológicamente, delimita la parte visible del Sistema
Nacional de Innovación: universidades, institutos públicos y privados de investigación, el cuerpo del
sistema financiero dirigido al fomento de la innovación, organizaciones capaces de ofrecer conocimiento
especializado, sean competidores, clientes o empresas de alta tecnología. La parte "invisible" del SNI,
los valores, actitudes, expectativas, confianzas y desconfianzas que pautan las interrelaciones entre
actores no pueden ser "leídos" cabalmente desde los resultados de una encuesta, aunque éstos algo
llegan a decir.
Es así que la encuesta sobre innovación permite no sólo leer lo que está siendo directamente
medido sino también inferir al menos algunas características del funcionamiento de los SNI.
Varios países de América Latina han realizado recientemente encuestas sobre innovación
tecnológica en el sector industrial. Se trata en su gran mayoría de encuestas de cobertura nacional y que
presentan una definición muestral que admite comparación de resultados, una de las ganancias más
codiciadas de este tipo de ejercicios. Han culminado las encuestas de México (1997), Colombia
(1996), Venezuela (1997), Argentina (1997) y Chile (1995). En Brasil se está comenzando a procesar
una encuesta efectuada en 1997 enfocada a la innovación industrial que, aunque circunscrita al Estado
de San Pablo, releva información de 20.000 empresas, un tamaño absoluto de muestra notoriamente
superior a todos los demás.1
1 La información sobre estas encuestas así como los documentos que las analizan fue presentada y discutida en el II
Taller Latinoamericano de Indicadores de Innovación, organizado por el CONICIT venezolano en el marco de las
actividades de la RICYT -Red de Indicadores de Ciencia y Tecnoogía- en Caraballeda, octubre de 1998. La autora de
este trabajo deja constancia de su agradecimiento a la RICYT, a los colegas venezolanos y muy especialmente a los
colegas de todos los países participantes en el taller por la oportunidad de aprendizaje que significó. Un
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 5
En 1986, una década atrás, se llevó a cabo en Uruguay un ejercicio con fuertes similitudes a
éstos, tan recientes. Consistió en una encuesta industrial, diseñada con prácticamente los mismos
criterios en lo referido a la definición de la muestra, cuyo objetivo era relevar las capacidades y el
potencial científico-tecnológico de las empresas industriales uruguayas, incluyendo explícitamente las
actividades de I+D.
No es frecuente contar con un material empírico de la riqueza del que hoy existe en materia de
innovación industrial en varios países de la región, relevado con criterios estadísticos lo suficientemente
estandarizados como para validar razonablemente comparaciones entre países. A efectos de
aprovecharlo, lo que se propone este trabajo es:
ii) examinar, en particular, qué concepto(s) de Sistema Nacional de Innovación inspiran las preguntas o
bloques de preguntas;
iii) "leer", desde los resultados de las encuestas, cómo están operando los sistemas de innovación y,
muy en especial, hasta qué punto son nacionales o, eventualmente, merecen otra clasificación -
regionales o sectoriales, por ejemplo-.
La posible utilidad de un ejercicio de este tipo es doble. Por una parte, colabora a identificar los
conceptos de sistema de innovación asumidos y aplicados en países de la región, cuestión interesante
en la búsqueda de una "latinoamericanización" de los mismos. Por otra parte, permite una
caracterización de la innovación y de sus sistemas desde la perspectiva de las empresas industriales, un
insumo por demás necesario para la elaboración de políticas.
Antes de entrar en el análisis propiamente dicho, conviene comentar brevemente algunas de las
características más salientes de las encuestas de innovación.
México La encuesta mexicana se aplicó a un total de 1322 empresas, con un sesgo deliberado hacia
detección de innovaciones y no de estudio de la propensión a innovar en la industria. Es por ello que los
tramos de tamaño de la muestra, definidos por número de empleados, comienzan en el tramo 50 a 100
empleados, mientras que en todos los demás casos se comienza al menos con empresas de 20
empleados. La muestra se sesga, al igual que las demás, hacia empresas grandes e incluye 300 de las
500 empresas más importantes del país. Los resultados se ponderaron para expansión a todo el ámbito
nacional: sin embargo, los analistas mexicanos indican que las conclusiones no reflejan una conducta
generalizada de la industria manufacturera mexicana sino básicamente de la muestra estudiada.
(Conacyt, 1998)
agradecimiento particular a Gustavo Crespi, quien me hiciera llegar por correo expreso el análisis de la encuesta
chilena.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 6
empresas por su interés específico -nivel de producción y/o haber recibido créditos o donaciones de
Colciencias- que daban cuenta de aproximadamente el 60% del producto industrial, respondiendo el
resto a un muestreo aleatorio. (Durán, Ibañez, Salazar, Vargas, 1998)
Chile La encuesta chilena siguió básicamente el mismo criterio muestral que las demás, aunque los
indicadores concretos para seleccionar a las empresas de inclusión obligatoria fue un poco diferente -
aportar al menos el 2% bien sea en valor agregado, exportaciones o inversión a su sector caracterizado
a dos dígitos en la clasificación industrial internacional CIIU y, además, aportar al menos el 0,2% al
total de la industria manufacturera en alguno de esos items-. El tamaño de la muestra fue de 541
empresas, con estratos de tamaño desde 10 trabajadores y con expansión de resultados validables a
nivel nacional. La muestra da cuenta, para el año 1993, del 66% del valor agregado, del 80% de las
exportaciones y del 70% de la inversión del sector manufacturero. (Instituto Nacional de Estadísticas,
1996)
Argentina La encuesta argentina se aplicó, con respuestas, a 1639 empresas de más de 10 empleados
que dieron cuenta, respecto de 1996, del 54% de la facturación industrial, el 50% del empleo y del
61% de las exportaciones. (Bisang y Lugones, 1998)
Uruguay La encuesta uruguaya se aplicó, con respuestas, a 261 empresas, siguiendo un criterio
muestral de censo a la mayores de 100 emp leados de modo de asegurar, en conjunto, que al menos el
60% de la ocupación industrial estuviera incluída. La muestra representó, para el año 1985 -año
inmediatamente anterior al del relevamiento- el 77,65% del valor bruto de producción, el 76,72% del
valor agregado industrial y el 69,02% del empleo en el sector. (Argenti, Filgueira, Sutz, 1988)
Cuadro 1.- Estratificación por tamaños de empresa de las diferentes encuestas de innovación
latinoamericanas (en % del total de la muestra)
(1) Grande: más de 250 empleados; mediana: 101 a 250: pequeña: 50 a 100
(2) Grande: más de 200 empleados; mediana: 50 a 199; pequeña: 20 a 49
(3) Grande: más de 100 empleados; mediana: 20 a 100; pequeña: 5 a 20
(4) Las delimitaciones no se hacen por tamaño sino por resultados económicos
(5) Grande: facturación mayor a 100 millones; mediana, facturación entre 25 y 100 millones; chica, facturación menor a
25 millones.
(6) Grande: más de 100 empleados; mediana: entre 50 y 99; pequeña: entre 20 y 49
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 7
Cuadro 2.- Estratificación por tamaños de empresa de las diferentes encuestas de innovación
latinoamericanas ( en número de empresas encuestadas)
En términos de cobertura sectorial, una comparación a nivel de dos dígitos CIIU es posible en
todos los casos, incluso en el uruguayo, donde se hizo un agrupamiento ad-hoc a partir de una
desagregación a cuatro dígitos CIIU.
- alimentos, bebidas y tabaco (Colombia excluye tabaco y Uruguay desagrega en lácteos, otras
alimenticias, pesca y bebidas y tabaco)
- industrias químicas (incluye derivados del petróleo en Chile y Colombia; petróleo se excluye de
Venezuela y México y se desagrega en Uruguay; Uruguay desgrega además caucho y plástico)
- productos minerales no metálicos (Uruguay degrega vidrio, agrupándolo con caucho y plástico)
- automotores
La encuesta colombiana es la única en que dicha diferenciación aparece explícitamente, pues por una
parte se pregunta por innovaciones efectivamente introducidas en el mercado bajo la forma de
innovaciones de producto y/o de procesos y por otra se interroga acerca de actividades de I+D en su
definición clásica de investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental. La encuesta
venezolana distingue entre actividades de investigación y desarrollo y actividades de innovación y
desarrollo tecnológico, en que estas últimas se desglosan en innovación de producto y/o proceso e
incluso organizacionales mientras que la primera no da lugar a desagregación alguna. La encuesta
argentina utiliza un criterio dual: describe las actividades de innovación tecnológica incluyendo ciertas
variantes de la innovación de productos y procesos pero al cuantificar el gasto en personal en
actividades de innovación, éstas son descritas como investigación básica, aplicada, desarrollo de
productos y procesos, entre otras.
La encuesta chilena sólo habla de innovación referida a productos, procesos y cuestiones organizativas:
sin embargo, a pesar de no haberlo mencionado en todo el cuestionario, la última pregunta de éste es si
la empresa tiene un departamento o laboratorio de I+D.
Lo que surge con claridad de todas las encuestas es que "empresa innovadora" es aquella que hizo
esfuerzos dirigidos a la obtención de productos y/o procesos nuevos o sustantivamente modificados y
que la indagatoria acerca de cómo esos esfuerzos se llevaron a cabo y a quienes los llevaron a cabo se
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 10
centra en las actividades de I+D. Es decir, las actividades de I+D son, de hecho, consideradas el
"núcleo duro" interno a la firma en materia de actividades innovativas y capacidad de innovación.2
3.2.- ¿Formalidad o informalidad?: cómo se hace y quién hace innovación en las empresas
latinoamericanas.
2 En el análisis de la reciente encuesta colombiana puede leerse: ""Teniendo en cuenta como punto de referencia un
contexto global - mercado internacional y nacional- y de acuerdo con los resutados se conluye que la ejecución de
proyectos de I+D es el elemento de mayor importancia en el proceso innovador" (Durán et al, p.89)
3 En el caso uruguayo, donde la encuesta se realizó antes de que existiera el Manual de Oslo, hubo que "inventar"
categorías para poder medir asegurando un nivel aceptable de toma en cuenta de la realidad. "Sintetizando,
podríamos decir que nuestro enfoque resultó de un primer compromiso: el que establece la necesidad de obtener
resultados que permitan la comparabilidad internacional, siguiendo por tanto las pautas generales dadas para este
tipo de relevamiento, junto con la necesidad de respetar ciertas especificidades nacionales que aseguren que lo que
estamos midiendo da verdadera cuenta de la realidad. ...En el caso in dustrial, la referencia obligada es el Manual
Frascatti, de la OECD...En dicho manual se encuentra una definición de actividades de I+D claramente delimitada, que
responde a una situación industrial donde dichas actividades se presentan con un alto grado de formalización,
ubicación institucional precisa y con una secuencia operativa -investigación, desarrollo, construcción y prueba de
prototipos, producción- muy estudiada en cada una de sus etapas. En la industria uruguaya, donde elementos como
recuperación a corto plazo de la inversión, bajo costo de la mano de obra, preferencia por la reinversión en el circuito
financiero, etc., tienen mucha más incidencia que consideraciones tecnológicas a la hora de tomar decisiones y donde
la modernización técnica está lejos de ser condición de supervivencia, las características de las actividades de I+D
son netamente distintas. Esto no quiere decir que no existan, sino que para que se pongan en evidencia hay que
preguntar por ellas abriendo alternativas que se aproximen a lo que realmente sucede en el país. Es así que en el
cuestionario industrial se presentaban tres modalidades para las actividades de I+D: la "clásica" -en estructuras
formales- aquella informal pero permanente y aquella informal y esporádica. De esta forma aseguramos la
recuperación de informción acerca de actividades de I+D que hubiésemos perdido tomando únicamente la definición
más estricta. ...La idea es que las definiciones de una metodología como la del Manual Frascatti permite en el
Uruguay el relevamiento de la parte visible de un iceberg, cuya superficie sumergida existe y es mucho mayor,
necesitándose para su análisis herramientas que deben ser construídas especialmente." (CIESU, 1987,a, pp 4-5) En el
caso brasileño, luego de preguntase si la empresa había tenido actividades internas de I+D, se pregunta si éstas eran
sistemáticas o continuas o si eran ocasionales.
4 La encuesta mexicana distingue entre empresas innovadoras que realizan I+D en forma continua -el 38,3%- y las
que lo hacen de forma ocasional -el 47,8%-.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 11
Cuadro 3.- Existencia de Dptos. de I+D en el sector industrial (% del total de establecimientos)
Fuente: Conacyt, México,1998; Dto. Nal. de Planeación, Colombia, 1998; Conicit, Venezuela, 1998; Ciesu, Uruguay,
1988; INDEC, Argentina, 1998.
Estas cifras, que en ningún caso superan el 25%, contrastan muy marcadamente con las que
indican cuántas empresas innovan: en México el 63,4% de todas las empresas innova, en Colombia el
79,5%, en Venezuela más del 60% hizo innovaciones de proceso o de producto. 6 Es decir, la
innovación y la realización de actividades formalizadas de búsqueda de innovación están bastante
separadas en los países de la región para los cuáles hay datos: más aún, teniendo en cuenta que la
encuesta uruguaya presenta la misma estructura que las demás, es decir, del orden de cuarenta puntos
porcentuales de diferencia entre "innova" y "tiene Dpto. de I+D", habiendo sido realizada 10 años
antes, podría inferirse el mantenimiento de una tendencia a la "informalidad innovativa" caracterizada a
través de esa diferencia.
Si afinamos un poco más y fijamos la atención en la formación del jefe del Dpto. de I+D,
pregunta que sólo hacen la encuesta uruguaya y la venezolana, se sigue dando una notoria coincidencia,
pues en Uruguay es el 8,4% de los establecimientos el que tiene como jefe del Dpto. de I+D a un
profesional, mientras que esa cifra en Venezuela es de 12,7%.
Conclusión: las actividades de I+D en la industria siguen teniendo en varios países de América Latina un
carácter marcadamente informal.
En el Uruguay, en 1987, fue muy difícil estimar el gasto en I+D del sector industrial: "más del
60% de los establecimientos declaró o bien no saber lo que gastaba por ese concepto o que los montos
involucrados eran mínimos". En Argentina, daclararó gasto en I+D poco más de la cuarta parte de las
empresas. En México, 10 años después, la situación no es muy diferente. En efecto, la pregunta "Gasto
en I+D intramuros" -la que más se corresponde con la pregunta efectuada en Uruguay- es contestada
sólo por 378 de 1322 empresas encuestadas, es decir, el 28,6%: el 71,4% no sabía cuánto gastaba
por ese concepto. Resulta sorprendente que el porcentaje de "no sabe lo que gasta" haya resultado muy
alto en México aún en relación a adquisición de maquinaria y equipo relacionada con la innovación de
Esto refuerza la idea de que la innovación empresarial en América Latina es marcadamente más
informal que en la OECD: pocos departamentos específicos, pocos de ellos dirigidos por profesionales,
no se sabe cuánto se gasta -.
Las preguntas que intentan analizar las actividades innovativas a través del número y la
calificación de los recursos humanos que a ellas se dedican aparecen en varias encuestas: en la
colombiana, en la mexicana (sólo número), en la venezolana, en la argentina y en la uruguaya. En este
punto las comparaciones numéricas no son posibles porque la forma de presentar la información en los
casos en que disponemos de cifras no lo permiten. De todas formas, pueden mencionarse algunos
elementos interesantes:
En el caso mexicano, el promedio de personal en actividades de I+D fue de 4,2 en 1996, aunque con
fuertes fluctuaciones por tamaño: 2,8 personas las pequeñas, 3,6 las medianas y 6,6 las grandes. El
48% del total de personal de I+D en la industria se concentra en las empresas grandes. Una
observación muy interesante hecha en el análisis de la encuesta indica que "las empresas pudieron
asignar personal a este tipo de actividades aunque no tuvieran unidades formales de I+D". (Conacyt,
p.28)
En el caso colombiano, es muy notoria la diferenciación entre empresas innovadoras en sentido estricto
(que innovaron efectivamente a nivel internacional), en sentido amplio (que lo hicieron a nivel nacional) y
potencialmente innovadoras (que no lograron concretar innovaciones), en términos de la participación
de profesionales en las actividades de I+D: en las primeras, el 18,6 del total de profesionales en el
conjunto de las ramas productivas a que pertenecen trabaja en I+D, mientras que en la segundas ese
porcentaje baja a 9,1 y en las terceras a 3,4. Así, se entiende bien la afirmación que sigue: "Para las
empresas innovadoras en sentido estricto, involucrar una proporción importante de los profesionales es
uno de los factores de mayor importancia en el proceso de desarrollo tecnológico". (Durán, et al,
p.135)
En el caso uruguayo, los profesionales, los técnicos graduados y los técnicos no graduados trabajando
en I+D constituyen el 22% del total de esos empleos en la industria. Sin embargo, analizando cada
categoría por separado, se observa que la participación de los profesionales es bastante más alta que
ese promedio: el 33% de todos los profesionales en la industria uruguaya realizaba actividades de I+D
(en 1987). Esto sugiere una conclusión análoga a la de México: la alta informalidad en la realización de
I+D no impide que las empresas asignen recursos humanos y, además, calificados, a actividades de
investigación y desarrollo. En el caso uruguayo, dado que se preguntó por recursos humanos en I+D
desglosando la pregunta en formal e informal (o sistemática y no sistemática), se obtiene un resultado
interesante, a saber, que la formalidad con que se realiza I+D -típicamente, la existencia de un
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departamento- no discrimina en términos de la distribución de las tres categorías de empleo en
actividades de I+D.
En el caso argentino, la categoría ingenieros trabajando en I+D alcanza al 20,4% deltotal de personas
en dicha actividad, mientras que la categoría otros profesionales llega al 13, 9%.
Cuadro 4.- Distribución de personal, en toda la industria y en las empresas grandes, en actividades de
I+D, según formación (en %) (Uruguay, 1987)
Generalizando a partir de lo que surge del análisis de tres países podría afirmarse que la
realización de actividades de I+D es demandante de personal calificado en una proporción mayor al del
conjunto de actividades industriales y que a mayor tamaño de empresa mayor tamaño de los equipos
de I+D y mayor participación de profesionales. Además, la informalidad en la realización de
actividades de I+D no implica que la empresa desconozca cuánta gente las lleva a cabo ni qué
formación tiene; al menos en un caso, la estructura de saberes de la I+D formal y la de la I+D informal
resultó similar.
Tentativamente, podría decirse que en términos de la calificación del personal que ocupan, las
actividades innovativas en las empresas latinoamericanas reflejan un mayor nivel de formalidad del que
podría deducirse de su bajo nivel de estructuración a nivel de empresa. Es razonable suponer que el
nivel de formación de quienes realizan I+D está asociado positivamente con la complejidad de las
tareas que abordan: así, la informalidad organizativa de la I+D latinoamericana no tiene porqué
asociarse a menor nivel de complejidad de la innovación o de las dificultades para concretarla.
Todas las encuestas recientes recogen las categorías sugeridas por el Manual Oslo para indagar
en torno a las razones por las cuales las empresas innovan, aunque algunas las amplían para introducir
razones que recogen algunas especificidades locales. Los "objetivos de la innovación" incluyen por lo
general metas dirigidas a mejorar algún aspecto de la actividad empresarial, desde la reducción de
tiempos muertos o de inventarios hasta ampliar la gama de productos o acceder a mercados masivos o
con demanda en rápido crecimiento.
La encuesta venezolana incorpora en el formulario alguna pregunta que refleja un poco más
ciertas especificidades de la región, como por ejemplo "fallas en la calidad" -que no es lo mismo que
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 14
"mejora de la calidad"- o "problemas con los equipos y repuestos", cuya resolución puede llegar a ser
una importante fuente de innovaciones menores, adaptativas o incrementales. Incorpora también una
alternativa muy significativa que el Manual Oslo no sugiere: "factores relacionados con exigencias de los
clientes". Esta última pregunta fue la única que obtuvo respuesta masivamente afirmativa: el 50% de las
empresas la indicó.
En la encuesta uruguaya no se incluyó finalmente una pregunta sobre razones para innovar -o,
en sentido más amplio, invertir en tecnología- pero en versiones "maximalistas" del formulario se
consideraron, además de las "clásicas", alternativas como cambios en la escala de producción
(típicamente por consolidación del Estado como cliente fijo de ciertos tipos de productos), respuesta a
exigencias impuestas externamente (ambientales, de condiciones de trabajo, sanitarias, nutricionales) y
también aprovechamiento de oportunidades tecnológicas nuevas. Este último aspecto (el
aprovechamiento de los avances científico-técnicos como inductores de innovaciones) también se
reconoce en la encuesta argentina, en la que se incluye el item"desarrollo de innovaciones a partir de
nueva base científica".
En términos generales, puede decirse que la indagación sobre porqué innovan las empresas, tal
como se manifiesta en las encuestas latinoamericanas, se sesga excesivamente hacia la identificación de
objetivos positivos fijados por la propia empresa y poco hacia aspectos asociados a la superación de
dificultades, factores que sin embargo tienen fuerte presencia en el medio local. En este sentido, la
información originada en investigaciones sobre innovación tipo estudios de caso, sugiere que aunque la
motivación última de la innovación sea un mejor aprovechamiento de la materia prima, un menor
consumo energético o cualquiera de las otras razones incluídas en el Manual Oslo, el impulsor
inmediato de la misma es la la no disponibilidad de soluciones "llave en mano" para el problema que se
quiere enfrentar. Analizar las motivaciones para la innovación a partir de la categoría "dificultades a
superar" permitiría así un mejor acercamiento a condiciones idiosincráticas y también al diseño de
políticas de apoyo a la innovación.
En todos los casos en que se incluyó entre las alternativas a la pregunta sobre objetivos de la
innovación la motivación asociada a cuestiones de mercado -México, Colombia y Chile-7 se tuvo como
resultado una importancia muy grande asignada a dicha motivación.
En el caso mexicano son valorados como muy significativos solamente los objetivos de mantener la
participación en el mercado y también -aunque un poco menos- de incrementarla. Objetivos más
propiamente asociados a cuestiones tecnológicas, como sustitución de productos, reducción de
consumo energético o desarrollar productos no dañinos están en cambio cerca de la caracterización de
"irrelevante".
En el caso colombiano, en una escala de importancia de 1 a 4, el valor promedial más alto obtenido
entre los objetivos incluídos en la consulta corresponde a "mantener o acrecentar la participación en el
mercado", resultando sumamente pareja la respuesta independientemente del nivel innovativo de las
empresas. El valor más bajo corresponde a "mejorar la calidad o los sistemas de aseguramiento de la
7 Las encuestas argentinas y venezolanas no incluyen entre las opciones referidas a los objetivos de las actividades
de investigación ninguno asociado a cuestiones económicas, sea mantención o ampliaión de mercado, apertura de
nuevos mercados, incremento de la tasa de ganancia, etc.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 15
calidad", aunque aquí sí aparece una fuerte discriminación según nivel innovativo: mientras el estrato de
las empresas innovadoras en sentido estricto le asigna un valor promedial de 2.8, las potencialmente
inovativas le asignan un 1.7 y las no innovativas un 1.4.
En el caso chileno los objetivos de mercado y ganancias fueron superados en importancia por otros, de
carácter más social (ver comentario en pág. xx), pero aún así son señalados entre los principales por el
70% de las empresas. En el análisis de la encuesta chilena se señala que las respuestas "sugieren una
preferencia por los objetivos de más corto plazo respecto de los de mediano y largo plazo" (INE,
p.11), basándose esta apreciación en que el objetivo con más alto porcentaje promedial de asignación
nula de importancia es "acceder a un mercado masivo o en rápido crecimiento" -objetivo de mediano y
largo plazo-, frente a otros de corto plazo y con mucho menor "rechazo" como reducción de la mano
de obra o reducción de tiempos de proceso.
Tres encuestas preguntan por la dotación de personal total en las empresas y su calificación: la
colombiana, la argentina y la uruguaya.
Cuadro 5.- Número promedio de profesionales y posgraduados en el Dpto. de Producción según nivel
innovativo y tamaño de empresa en la industria colombiana
Es interesante observar que en todos los casos salvo el de las empresas de entre 20 y 49
empleados, hay una fuerte caída en el empleo calificado promedio al pasar de empresas innovadoras a
nivel internacional a empresas innovadoras a nivel nacional (denominadas innovadoras en sentido
estricto e innovadoras en sentido amplio). Ello probablemente se deba a que hay un nivel de absorción
de empleo calificado por debajo del cual no se puede bajar y seguir innovando significativamente: al
menos un profesional.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 16
Tener profesionales no implica innovar necesariamente, pero no tenerlos probablemente implica
no poder innovar. El número de empresas que no tienen profesionales se transforma así en un indicador
fuerte de la "incapacidad para innovar" en la industria de un país dado, ya que las empresas en esa
situación no sólo no tienen fuerzas internas para innovar sino que no tienen capacidad para identificar
sus problemas en términos tecnológicos y, por eso mismo, no están en condiciones de recurrir a los
diversos tipos de apoyaturas científico-técnicas que cada país ofrece.
Cuadro 6.- Porcentaje de establecimientos que carecen de ingenieros, técnicos graduados y técnicos
no graduados, global y según tamaño (Uruguay, 1987)
Puede observarse que si bien la situación es mala en toda la industria, pues casi la mitad de
todas las empresas manufactureras carece de ingenieros, estando por tanto muy probablemente en la
posición de "incapacidad de innovar" a la que aludimos anteriormente, la situación realmente grave es la
de la pequeña empresa, donde eso le ocurre a casi sus dos terceras partes.
Aquí pueden hacerse dos consideraciones. La primera tiene que ver con una hipótesis tácita, a
saber, que el nivel tecnológico e innovativo de una empresa está causalmente relacionado con la
presencia -y eventualmente el número8 - de las personas que han recibido educación superior en áreas
cientifico-técnicas. Esta hipótesis tiene un aval en un par de consideraciones estadísticas hechas en
Colombia y, diez años antes, en Uruguay. En Colombia, "La relación más evidente... es que a mayor
empleo calificado y remuneración, mayor grado de innovación en el establecimiento" y también, "los
únicos indicadores relacionados con el grado de innovación, independientemente del tamaño, son el
empleo calificado y la remuneración de éste" (Durán et al, p.57) En el caso uruguayo, el análisis de la
realización de actividades de mayor peso tecnológico, por una parte, y de I+D, por otra, llevó a
concluir que el ordenamiento de los sectores productivos según intensidad de estas actividades no era
idéntico9: el punto aquí es que ambos ordenamientos mostraron una fuerte correlación estadística con
8 El problema con el número de ingenieros como indicador de nivel tecnológico es que es típicamente una medida no
lineal: ¿acaso es razonable suponer que si una empresa de 100 empleados tiene 10 ingenieros una de 1000 empleados
deba tener 100 ingenieros para tener igual nivel? Es por eso que el "indicador por ausencia" parece más determinante.
9 Al comparar dos ordenamientos de sectores industriales, uno derivado de la intensidad en la realización de
actividades "científico-técnicas" y otro derivado de la intensidad en la realización de I+D, lo que se observa "es un
movimiento de'bloque' que traslada agrupamientos que procesan materia prima de origen agropecuario desde
posiciones intermedias en 'actividades científico-técnicas' a posiciones bajas enI+ D y, por otro lado, un movimiento
inverso de agrupaciones que procesan materia prima de origen no agropecuario" (CIESU, 1987,b, p. 26) La encuesta
de 1997 de México muestra una clara concentración relativa de empresas innovadoras en 3 ramas, que dan cuenta por
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 17
mayor número de ingenieros. Naturalmente, mayor número de ingenieros está fortísimamente asociado
con tamaño y acá el argumento podría empezar a morderse la cola: las empresas, ¿innovan más porque
tienen más ingenieros o porque son más grandes? Si innovaran más porque son más grandes la
correlación positiva con ingenieros aparecería igual, dado que las más grandes son las que más
ingenieros tienen. Es justamente por este tipo de dificultad para sacar conclusiones causales referidas a
las empresas que sí tienen ingenieros que resulta atractiva la caracterización, inequívoca, por la
negativa.
Ahora bien, una segunda consideración es la que dice que si una empresa, por lo general
pequeña, no tiene personal de buen nivel de formación científico-técnica, probablemente porque no le
resulta racional económicamente pagarle a un profesional una dedicación tiempo completo, ello no
impide que se nutra de los conocimientos y asesoría necesarias a través de circuitos externos. Esta
hipótesis, claramente, no se confirma: las pequeñas empresas, sistemáticamente, son las que menos
recurren a los diversos circuitos de asistencia técnica externa.
Cuadro 7.- Recurso a diversas formas de asesoría externa (toda la industria y según estrato de tamaño,
en %)
(1) En Colombia el indicador es "no tiene dificultades con el acceso a información tecnológica "; su contrario fue
incluído entre los factores limitantes de la innovación (todas las empresas que responden la encuesta).
(2) En México el análisis se limita al conjunto de empresas innovadoras y el indicador utilizado es "realización de
acuerdos de cooperación entre 1994 y 1996")
(3) En Venezuela, el indicador es "empresas que declaran contratos de asistenca téc nica con empresas nacionales o
extranjeras" (todas las empresas que responden la encuesta)
(4) En Chile, el indicador es "ejecuta las actividades innovativas externamente", concepto que admite una
desagregación que incluye relaciones con empresas, universidades, institutos tecnológicos públicos, etc. En este
caso, empresa pequeña va de 10 a 49 empeados, mediana de 50 a 199 y grande de 200 a 499 (se excluyen las
categorías 500 a 999 y más de mil).
(5) En Uruguay, el indicador utilizado es el agregado "contratación de asesoría tecnológica", que incluye varias
desagregaciones.
sí solas de la tercera parte de todas la empresas innovadoras en el resto de las ramas manufactureras. Esas tres ramas
son las mismas que en la encuesta uruguaya de 1987 muestran la mayor intensidad de actividades, tanto científico-
técnicas como de I+D, a saber: Industria Química (desglosada en México como plásticos y otras sustancias y
productos químicos), Industria Automotriz y Fabricación de Maquinaria Eléctrica. En el Uruguay se incluye también
en este grupo a Petróleo, sector no considerado en México a efectos de la encuesta de innovación.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 18
Resumiendo: el personal con formación superior en empresas aparece claramente concentrado en las
empresas de mayor tamaño, no sólo en números absolutos -lo cual no tiene nada de particular, ya que
las empresas grandes concentran proporciones mayores de todo tipo de personal- sino en "límites
absolutos", es decir, son las empresas grandes las que en mayor proporción tienen al menos alguna
persona con formación superior entre sus empleados. Dicho de otro modo, la situacion de "incapacidad
de innovar" por ausencia de personal con conocimientos científico-técnicos modernos -personal con
formación universitaria- afecta de forma muy asimétrica a las empresas, concentrándose altamente en
las pequeñas y aún medianas. Esta situación no se ve compensada a través del recurso al apoyo
científico-técnico del mundo externo a la empresa.
Hasta aquí es lo que se puede averiguar sobre "lo que saben al s empresas" a partir de
indicadores que aproximan esa variable por personal con formación superior. La justificación de este
énfasis está entre las pocas que pueden considerarse legítimamente de alcance universal; la siguiente
afirmación de Nelson y Winter podría extenderse en el espacio tanto como lo hace en el tiempo: "One
aspect of natural trajectories, whether specific to a particular technology or more general, whether of the
nineteenth century or contemporary, is that underlying the movement along them is a body of knowledge
held by the technicians, engineers and scientists involved in the relevant inventive activity." (Nelson y
Winter, 1982, p.261) Poco más adelante agregan: "...the fact that college-educated scientists and
engineers now comprise the dominant group doing applied research an development indicates that, at
the very least, scientific literacy is an important background factor" (p. 262)
Una cuestión pendiente es si para aproximarse a saber lo que saben las empresas alcanza con
conocer el número de personas con formación superior entre su fuerza de trabajo -así como el número
de otras categorías técnico-laborales-. Si así fuera, la hipótesis implícita sería que cada empresa
contrata profesionales en las especialidades que necesita, por lo que es el número de éstos lo que
importa saber y no qué es lo que saben hacer. De hecho esta es la hipótesis que subyace al Manual
Oslo, dado que este no pregunta por especializaciones cognoscitivas de la fuerza de trabajo profesional
o técnica; sin embargo, como ocurre casi siempre con los relevamientos de la OCDE, es difícil
determinar si hacen la hipótesis de que las empresas tienen lo que necesitan y por eso no lo miden o si
en realidad lo miden, pero a través de otro instrumento, en este caso el Manual Camberra (The
Measurement of Human Resources Devoted to S&T).
Se afirma entonces que lo que importa saber acerca de lo que saben las empresas incluye
preguntar no sólo por cuántos empleados hay y por su nivel de formación sino por cuáles son las
especialidades del personal con formación técnica. Esto no ofrece mayor dificultad práctica, pues se
trata simplemente de confeccionar un cuestionario muy simple a ser llenado por el jefe de personal de la
empresa: así se hizo en la encuesta uruguaya y no presentó problema alguno.
- Fueron relevados 1705 profesionales, de los cuáles 557 eran contadores, abogados, escribanos, etc.
Es así que el número de "profesionales científico-técnicos" ascendía a 1148.
- La distribución de éstos era la siguiente: 71% de ingenieros, 14% de médicos y veterinarios, 14% de
químicos (no ingenieros) y 1% de licenciados (donde sólo tres categorías estuvieron representadas: la
biología con un solo caso, la psicología con 6 y la estadística con ocho).
- La distribución por tamaño resulta muy pareja: las empresas de más de 100 empleados tienen por lo
general entre el 65% y el 85% de todas las categorías, las medianas están alrededor del 20% y las
pequeñas alrededor del 5%. Una excepción clara es en la categoría "químicos", repartida casi a
mitades entre las empresas grandes y las medianas: la categoría mejor representada en las empresas
chicas, con un 9% del total, es la de analista programador.
Este tema de los "saberes de los que saben" en las empresas tiene especial interés para el diseño de
políticas, tanto si el actor de la misma es una universidad que estudia contenidos curriculares o una
agencia de fomento de la innovación que está pensando instrumentar un sistema de apoyo a la
incorporación de saberes técnicos en las empresas más desprotegidas. En cualquier caso, no parece
razonable afirmar que vivimos crecientemente en una economía basada en el conocimiento y no tratar
de indagar en forma afinada acerca de qué conocimiento está presente en el sector industrial de
nuestros países. 10
Este punto lleva a analizar la pregunta acerca de esfuerzos de capacitación, común a varias
encuestas.
En el caso colombiano los datos no permiten discriminar entre empresas que capacitan y las que no lo
hacen pues el análisis disponible hasta el momento sólo toma como base las que sí lo hacen. Entre
éstas, el mayor esfuerzo está dirigido a los obreros, en que el 83% de los mismos recibe capacitación,
con una diferencia porcentual de 14 puntos entre las empresas más chicas y las más grandes, -a favor
de las más grandes-. Les siguen los técnicos, con un 72% y 20 puntos de diferencia porcentual entre
empresas chicas y grandes y por último vienen los ingenieros, con 66% de capacitados y 40 puntos de
diferencia porcentual entre empresas chicas y grandes.
10 Asociado con este aspecto aparece una nueva forma de la interacción entre la empresa y las fuentes de
conocimiento de carácter informal que puede, sin embargo, ser tenida en cuenta. En efecto, preguntando si algún
profesional de la empresa sigue vinculado a la universidad se puede inferir el nivel de fluidez en la utilización de
resultados de investigación .
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 21
En el caso venezolano responden no capacitar nunca el 18% del total de empresas encuestadas,
hacerlo esporádicamente el 51% y sistemáticamente casi una tercera parte. Sin embargo, este resultado
global varía mucho según tamaño de empresa: el "nunca" tiene un 9% de empresas grandes y un 27%
de empresas chicas, mientras que sistemáticamente tiene un 45% de empresas grandes y un 19% de
empresas chicas. El grupo mayoritario, el "esporádico”, no presenta una brecha importante por tamaño.
En todo caso, el esfuerzo no parece ser demasiado alto: en el total de horas trabajadas en el año 1996,
los obreros recibieron 13 horas de entrenamiento en promedio en todas las empresas de la muestra, los
técnicos 11, los ingenieros 12 y los gerentes 8.
Puede verse que este es un punto donde hay poca convergencia metodológica -hay quiénes
indagan por costos, otros lo hacen por horas de capacitación en horas trabajadas, algunos profundizan
en modalidaes, los items incluidos en las motivaciones varían- lo que dificulta un análisis comparado.
La encuesta venezolana pregunta muy de otra manera, centrando las alternativas en torno al interrogante
"¿Cuáles son sus planes futuros en materia tecnológica?". Entre éstas se incluyen aspectos directamente
asociados a actividades innovativas, al menos si las entendemos como actividades tendientes a la
resolución de problemas: aumentar la inversión en I+D, contratar servicios de consultoría, contratar
asistencia técnica, etc. Las respuestas a esta pregunta son por demás interesantes, pues parecerían
indicar que a futuro se perfila la reiteración del pasado: la actividad futura indicada en el 50% de los
casos y por lejos el guarismo más alto es "aumentar la inversión en maquinaria y equipo", fuente
privilegiada del origen de la innovación cuando se la incluye como opción, como en el caso mexicano.
Los guarismos más bajos son, respectivamente: contratar servicios de consultoría (4,1%), contratar
asistencia técnica (7,7%) y aumentar la inversión en I+D (11,3%).
La encuesta chilena pregunta "a la Schumpeter", es decir, si la empresa piensa, en los próximos tres
años llevar adelante innovaciones de producto, de proceso, de diseño de producto, de gestión
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 22
organizativa. La respuesta afirmativa es masiva, aunque la más masiva de todas, "innovación de
procesos" -95,5% de respuestas positivas- está probablemente asociada a la importación de equipos.
Puede decirse que la dimensión a futuro de la innovación está escasamente abordada en las encuestas
latinoamericanas. Probablemente implementar módulos específicos y amplios en esta dirección sea
difícil, dada la necesidad de mantener los formularios lo más escuetos que sea posible. Sin embargo,
dicha dimensión podría ser incorporada en el marco de una interrogación acerca de cómo apoyar,
desde una política pública o desde las universidades y organismos de CyT, las actividades futuras de
innovación en las empresas. Si la respuesta fuera mayoritariamente "ayudando a importar maquinaria y
equipo" una sería la visión que se sacaría sobre la perspectiva innovativa de los empresarios; si al
menos una cuarta parte de las PYMES contestara, por ejemplo, "ayudando a contratar ingenieros para
trabajar en la empresa", muy otra sería dicha visión.
4.- ¿Qué concepto de Sistema Nacional de Innovación inspira las encuestas de innovación
latinoamericanas?
Resulta muy claro que en todas las encuestas de innovación latinoamericanas el mundo externo
a las empresas -su entorno- es ampliamente tomado en cuenta. La diversificación de las organizaciones
que componen ese mundo externo es también amplia: incluye otras empresas -clientes, competidores,
proveedores-, diversas modalidades de la consultoría y la asesoría técnica, universidades, institutos
públicos de CyT, el sistema financiero, ofertas diversas de información especializada. A su vez, el
mundo externo a las empresas se relaciona con éstas cumpliendo diversos tipos de funciones, que
incluyen ser origen de ideas para la innovación, realizar la innovación, proporcionar información para la
innovación, ser vehículo para la realización de la innovación, financiar la innovación. En casi todos los
casos, además, se pregunta específicamente acerca del conocimiento que tiene la empresa de algunos
mecanismos de política pública dirigidos a fomentar la innovación; se suele preguntar además, por la
evaluación que dichos mecanismos le merecen al entrevistado en caso de haberlos utilizado.
Si asimiláramos SNI a "mundo externo a la empresa que interactúa con ésta en actividades de
importancia relacionadas con la innovación y circunscrito a las fronteras nacionales", podríamos concluir
que el concepto inspira fuertemente a las encuestas, ya que todas éstas incorporan, prácticamente a lo
largo de todas sus interrogantes, un aspecto u otro del SNI así concebido. Un aspecto a destacar es
que lo que se retiene de este concepto de SNI no es su definición formal -las preguntas acerca de si
conoce instituciones, programas o mecanismos de fomento a la innovación son mínimas- sino su
carácter interactivo: lo que se pregunta es si la empresa interactuó, de una forma u otra, con ciertas
partes del sistema.
Aún sin salirse de una óptica "vinculacionista", que es aquella en que el SNI se concibe como
compuesto por organizaciones y mecanismos cuya identificación pasa por su interacción potencial con
las empresas, el concepto de Sistema Nacional de Innovación que está detrás de las encuestas presenta
un par de lagunas de cierta significación. Una de ellas está asociada a las políticas públicas; otra, a la
falta de referencias a la relación usuario-productor en temas de nuevas tecnologías, en que el usuario es
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 23
la empresa encuestada y el productor es otra empresa -nacional o extranjera- o, eventualmente un
instituto de investigación. La primera laguna aparece por ausencia o debilidad de un aspecto incluído en
la definición de SNI dado por el propio Manual Oslo, a saber, government policies ; la segunda
laguna se evidencia al observar la definición, bien temprana, dada por Freeman de SNI que, a
diferencia de otras, subraya la importancia de un grupo específico de tecnologías: "The network of
institutions in the public and private sectors whose activities and interactions initiate, import, modify and
diffuse new technologies" (Freeman, 1987, p.1)
Cuando se habla aquí de política pública se está haciendo referencia a un conjunto más amplio
que los institutos públicos de investigación y aquellos dirigidos a apoyos y transferencia tecnológica. La
encuesta argentina reconoce esta especificidad, pues a diferencia de la chilena y la colombiana -que
preguntan por el conocimiento que tiene la empresa acerca del Sistema de Ciencia y Tecnología
entendido como un conjunto de instituciones- interroga también acerca de instrumentos, como la Ley de
Innovación Tecnológica o el Programa Trienal de Fomento y Apoyo a PYMES. La encuesta uruguaya,
si bien no toca ese punto a través de un interrogante concreto -pues al momento de hacerse la encuesta,
diez años atrás, Urugua y no tenía instrumentos de política pública de apoyo a la innovación
tecnológica- incluye una última pregunta que reconoce ampliamente su importancia: "Es una verdad
generalmente aceptada que toda empresa se beneficia en principio de un mayor desarrollo tecnológico.
Es igualmente sabido que dicho desarrollo es un proceso por lo general muy costoso, que suele estar
fuera del alcance de alguna empresa en particular. Es por eso que nos gustaría conocer su opinión
acerca de las formas en que el Estado podría contribuir al desarrollo de la investigación tecnológica en
el país, tanto en organismos públicos como en la propias empresas".11
La política pública puede ser considerada como un poderoso articulador entre el SNI y las
actividades tendientes a la innovación a nivel de empresa. Ello ocurre de múltiples maneras, que van
desde la inducción de innovaciones debido a políticas de reglamentación -ambientales, sanitarias, de
consumo energético, de tolerancia a las fallas de equipo, etc.- hasta la creación de condiciones de
mercado atractivas para la innovación a través de la política de compras del Estado.12 En este último
caso la inducción hacia la innovación opera a través de un mecanismo doble: la propia exigencia
respecto de productos y procesos de cierto nivel de complejidad, asociada al tipo de prestaciones y
actividades del Estado y, no menos importante, la aparición de un mercado para la innovación -el
propio Estado u otro, creado por una acción de éste- que puede llegar a justificar el esfuerzo de
investigación, desarrollo y puesta a punto que la empresa debe hacer. En el caso uruguayo y para
empresas intensivas en tecnología e "innovadoras por definición" -es decir, para las cuales parte
importante de su negocio es la innovación- tanto en electrónica profesio nal como en biotecnología, en
no pocas ocasiones la explicación de porqué la firma se embarcó en la búsqueda de innovaciones fue la
11 Esta pregunta fue respondida en un porcentaje razonable de casos, superior al 40%. Por dar un sólo ejemplo de
tipo de respuestas obtenidas, la que sigue es la de una empresa nacional de más de cien empleados, con más de 100
años de fundada, que no hace I+D formal y que exporta poco: "Poniendo al servicio de las empresas listas de
técnicos capacitados y ayudando a financiarlos y a la vez bajando aranceles para la importación de equipos con fines
de investigación" (Quien contestó la encuesta en este caso fue el Gerente de Operaciones)
12 Este último punto está tangencialmente reconocido en el Manual Oslo, en el apartado acerca de cómo preguntar
por los gastos de innovación a través de las diversas fuentes de fondos: "To evaluate the role of government
procurement in innovation processes, it is useful to know whether or not a firm participates in government
procurement (regional, national or international) related to innovative products and processes." (Manual Oslo, p.70)
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 24
aparición de un mercado que justificaba el riesgo, asociado ya sea a compras del estado o a una
política pública que creaba el mercado.
Si bien la política pública es, indiscutiblemente, parte del SNI, puede no resultar evidente su
importancia para caracterizar la innovación a nivel de empresa. En parte, esa es la postura que toma el
Manual Oslo, ya que en el lugar natural para incluir el punto -¿qué razones llevaron a la empresa a
innovar?- se recomienda taxativamente concentrarse en las razones asociadas a objetivos económicos
en términos de productos y mercados, sin indagar más allá, es decir, sin preguntarse si esos objetivos
los fijó la empresa o si le fueron fijada a ésta por otros actores.
La importancia de este punto radica tanto en cuestiones de tipo económico como en términos
de tendencias. Si una empresa innova, por ejemplo, en la dirección de bajar la proporción de un
componente nocivo en alguno de sus productos, su posición será diferente según ello la individualice en
el mercado -caso de haberlo hecho por iniciativa propia- o no la distinga en absoluto -caso de que la
innovación sea la respuesta a una normativa de cumplimiento obligatorio-. Por otra parte, la propensión
a innovar a futuro -cuestión de la cual algunas encuestas se ocupan- dependerá en alguna medida de
opciones de política pública. Aquellas directamente dirigidas a fomentar la innovación pueden tener
influencia en la medida que su diseño e implementación sean adecuados; ello también puede ocurrir con
medidas de política pública no dirigidas directamente a la innovación pero que terminan impactando, a
veces, profundamente, sobre ella.13
Por último, dado que la política pública juega un papel significativo en el "clima innovativo",
preguntar por su rol como inductor actual o potencial de innovaciones ayuda a caracterizar dicho clima,
lo que permite ubicar de forma más cualitativa las respuestas de la encuesta.14 Si bien es correcto
centrar los esfuerzos de una encuesta sobre innovación tecnológica empresarial en las propias
empresas, es igualmente fundamental caracterizar, al menos parcialmente, el SNI en el que se
encuentran inmersas. La parte "objetiva" de dicho sistema se pregunta siempre, como ya vimos, a través
de la vinculación de la empresa con diferentes tipos de organismos y actores; es justamente la más
difusa, referida a valores y tradiciones la que podría verse en alguna medida reflejada a través de
interrogantes que ubiquen a la política pública como inductora presente y prospectiva de innovaciones.
Por dar un sólo ejemplo de cómo podría operar la encuesta en este último sentido, veamos el
análisis que se hace, en el caso chileno, de las respuestas obtenidas a la pregunta sobre objetivos de la
innovación. "Mejorar las condiciones de trabajo y la seguridad de la empresa" y "Reducir los daños al
entorno" reciben, en ese orden, el mayor nivel de respuestas positivas y, además, con los mayores
índices de importancia atribuida; el análisis señala, sin embargo, que "si bien estos objetivos están
presentes en un gran número de casos, la importancia cuantitativa que los establecimientos dicen
atribuirles aparece sesgada, probablemente por el peso social que estos aspectos han adquirido"
(Instituto Nacional de Estadística, 1996, p.11) Si se indagara en torno a si dichos objetivos son el
resultado de una normativa pública respecto a seguridad en el trabajo o el cuidado ambiental se podría
13Un ejemplo de esto último puede ser la decisión de adherir a ciertas normativas respecto a la propiedad intelectual;
en el caso uruguayo pu ede señalarse que la decisión de no permitir la manipulación de virus vivo de la fiebre aftosa,
decisión tomada en la órbita de una política pública en el sector agropecuario, afectó negativamente un área fuerte de
innovación en biotecnología veterinaria.
14 La cuestión del "clima" en en el cual la encuesta de innovación se encuentra inmersa forma parte del análisis de la
misma. Para la encuesta chilena, por ejemplo, se comenta que las importantes perspectivas de incremento de las
actividades innovativas declaradas por las empresas deben enmarcarse en el clima de aceleración de la economía que
se vivía cuando la información fue recabada.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 25
avanzar en torno a la cuestión de los valores y tradiciones, ya que el punto refiere a la capacidad de la
sociedad de orientar en alguna medida el proceso innovativo en direcciones de interés general a través
de mejoras en la calidad de vida.
¿Qué tiene que ver ésto con la conceptualización del SNI? De acuerdo a la definición ya citada
de Freeman, dicho sistema puede ser visto como el "facilitador" de la creación, utilización y difusión de
tecnologías nuevas. La vinculación de éstas con la innovación es múltiple, y abarca desde la innovación
asociada a la aparición de una nueva tecnología hasta la amplia familia de innovaciones que las nuevas
tecnologías permiten en los más diversos ámbitos de la producción "tradicional". Desde una perspectiva
de futuro y también de políticas, es importante saber qué vinculación tienen las empresas con las nuevas
tecnologías, dado el papel que estas juegan en la competitividad industrial.
La cuestión vista desde el SNI es entonces si hay en el ámbito nacional condiciones que
estimulen el relacionamiento de las empresas con las nuevas tecnologías. Esto a su vez puede ser visto
de dos maneras: una que analiza la vinculación con la oferta internacional y otra que focaliza la atención
en la oferta nacional en la materia.
La encuesta argentina, por ejemplo, aunque no de manera directa, se aproxima a este enfoque
de la primera forma, indagando en torno a porqué las empresas importan bienes de capital, contándose
entre las alternativas posibles para las respuestas dos que caracterizan directamente el medio local:
"Inexistencia de producción local" y "Producción local insuficiente". La encuesta uruguaya, en cambio,
pregunta directamente por la contratación de asesoría en electrónica, informática, biotecnología o
análisis especiales de laboratorio a empresas nacionales, incluyendo la producción de dispositivos.
Las razones de índole general que llevan a prestarle mucha atención a este aspecto han sido
desarrolladas en otros trabajos. Aquí nos limitamos a señalar que la relación de los países
subdesarrollados con las nuevas tecnologías es muy diferente de la que se da en los países centrales,
tanto porque el rol directo que juegan estas tecnologías en su comercio exterior es prácticamente nulo
como porque su dependencia de importaciones es mucho mayor. Es decir, en el subdesarrollo las
nuevas tecnologías no constituyen "un fin comercial en sí mismo" y el núcleo de producción endógeno
asociado a ellas es muy débil.
Sin embargo, las nuevas tecnologías abren "ventanas de oportunidad" para la solución original y
eficiente de problemas locales -surgidos de especificidades irreductibles del medio productivo-.
Muchas veces esa oportunidad se traduce en la posiblidad de diseñar un instrumento nuevo -una
máquina, una vacuna, un instrumento de medida, un dispositivo de uso médico, una enzima-, de
producirlo y de comercializarlo. Este conjunto de funciones sólo pueden encararlo empresas: las que lo
hacen constituyen el conjunto de "sastres tecnológicos" con que cuenta un país. Su fortaleza,
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 26
diversificación productiva y grado en que el resto de la economía recurre a sus servicios dice mucho de
la capacidad nacional -o regional o local- de innovación. En particular, hay necesidades de innovación a
nivel empresarial que sólo pueden satisfacerse recurriendo a estos sastres: ello ocurre cuando la oferta
internacional no existe, no es adecuada tecnológicamente o es excesivamente costosa.
Las empresas de base tecnológica forman parte del SNI a igual título que otras organizaciones
productoras de conocimiento; aunque ello no sea reconocido así en las definiciones habituales, es
razonable hacerlo en realidades como la latinoamericana, donde todos los espacios de creación,
aprendizaje e interacción deben ser identificados y destacados a efectos del análisis -justamente porque
la debilidad del tejido innovativo obliga a prestarle atención a todos ellos-.
5.- ¿Qué se lee en las encuestas sobre innovación en América Latina acerca de los SNI
realmente existentes?
Se trata de examinar la importancia que tiene el entorno exterior de la empresa como proveedor
de ideas para la innovación, de espacios para el desarrollo y la ejecución de la inovación y para la
cooperación y la vinculación en materia tecnológica. La primera conclusión, común a todos los casos,
es que el entorno externo no es demasiado importante para estos aspectos: la mayor parte de las ideas
para la innovación así como los espacios para su desarrollo y ejecución provienen mayoritariamente de
las propias empresas. De las diversas alternativas externas a la empresa- otras empresas, universidades,
institutos públicos de investigación- las que resultan consistentemente menos utilizadas son las
universidades y los institutos públicos de investigación.
Colombia: las universidades son origen de ideas para la innovación en el 13,4% de los casos y los
institutos públicos en el 7,4% de los casos, ambos guarismos los más bajos de todas las alternativas,
entre las cuáles las más fuertes son ferias y exposiciones y clientes. Sin embargo, se perfilan algunas
excepciones: las empresas de mayor dinamismo innovativo y tamaño intermedio -50 a 100 empleados-
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 27
reconocen en un 45% que sus ideas innovativas provienen de universidades y en un 43% de institutos
públicos de investigación y desarrollo tecnológico. Las universidades y centros de investigación siguen
ocupando el lugar más bajo en materia de ejecución externa de actividades innovativas.
México: los acuerdos de cooperación para proyectos innovadores fueron muy minoritariamente
establecidos con universidades e institutos públicos: 6% y 4,9% del total de empresas respectivamente.
Se destaca que entre las pocas empresas que declaran este tipo de acuerdo, las pequeñas ocupan una
proporción un poco mayor que la que detentan en las otras alternativas -proveedores de equipo,
clientes, empresas de consultoría-. La valoración que le merecen a las empresas estos acuerdos con
universidades e institutos públicos, en una escala de irrelevante a muy significativo, está muy cerca del
origen, es decir, irrelevante. En el caso mexicano se ofrece información acerca de la procedencia de los
suscriptores de acuerdos de cooperación: allí se ve con claridad que los "más nacionales" de los
suscriptores son justamente universidades e institutos públicos, con casi un 90% de pertenencia al país;
cuando los acuerdos son con clientes, la presencia extranjera sube al 40%, alcanzando ésta el 44%
para proveedores y el 50% para empresas del grupo, habiendo sido éstas las tres alternativas para la
suscripción de acuerdos más mencionadas por las empresas. A todo esto debe agregarse que entre las
alternativas planteadas como posibles obstáculos a la innovación, la falta de apoyos públicos fue la
menos mencionada y su relevancia fue considerada prácticamente nula.
Venezuela: las vinculaciones externas declaradas por las empresas venezolanas alcanzan el 43%; de
éstas las vinculaciones con universidades son sólo el 3,5% y con institutos públicos el 4,5%. Además,
de ese ínfimo porcentaje, el 77% está ocupado por las empresas más grandes. Venezuela incluye una
pregunta por demás interesante acerca de los mecanismos para el contacto con universidades y centros
públicos de investigación y desarrollo, que fue contestada por el 13% de las empresas: el mecanismo
más significativo, con el 45,2% de respuestas es "contactos informales entre el personal de la empresa y
de la universidad"; el menos signficativo, con el 22% de respuestas es "programas para el fomento de la
vinculación entre los sectores académico y productivo"; las ofertas de la universidad y de los centros
ocupa el 31% de respuestas y la demanda de las empresas el 24%.
Chile: el 31,8% y el 16,2% de las empresas declara haber recibido ideas para la innovación de
desarrollos innovativos realizados por universidades e institutos públicos, respectivamente. El 25% de
las empresas declara haber realizado contratos con universidades, mientras que el 14% lo hace en
referencia a institutos públicos. Chile también pregunta por los mecanismos utilizados para los contratos
con universidades, distinguiendo en este caso entre contratos personales entre la firma e investigadores
de las universidades e institutos públicos y contratos formales de investigación con universidades e
institutos públicos. El 29,6% de las empresas recurre al primer mecanismo, mientras que el 31,2%
recurre al segundo. La diferencia de respuestas es bastante notoria según tamaño de empresa: las
empresas de entre 10 y 49 empleados recurren sólo en un 8% a contratos personales con
investigadores mientras que las mayores, de 1000 y más empleados lo hacen en un 42,5%; los
contratos formales entre firmas y universidades e institutos públicos muestra en cambio un
comportamiento mucho más parejo por tamaño. Además, en Chile se indica que los apoyos provistos
por las políticas de fomento a la innovación (CORFO y CONICYT) carecen de significación.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 28
Argentina: Declara haber tenido acuerdos con institutos púbicos o sin fines de lucro el 6% de las
empresas.
Esta conclusión merece sin embargo algo de cautela. En primer lugar, porque el relacionamiento
empresarial, en particular con las universidades, no se da primaria ni fundamentalmente a través de
convenios de asesoría o contratos de desarrollo, sino mediante el empleo de sus egresados. Es decir,
podríamos concluir que hay una seria desarticulación universidad-empresa si estas últimas manifestaran
que, además de ser prácticamente irrelevante su relacionamiento contractual- formal con universidades
en tanto proveedoras de conocimiento bajo demanda, la falta de egresados universitarios con el nivel o
la especialidad requeridas resultan un freno para la innovación. Ello no ha sido medido en las encuestas,
pues la opción "falta de personal capacitado" en las preguntas referidas a los obstáculos a la innovación
-cuya respuesta podría dar una idea acerca de lo que recién planteamos- parecería haber sido
respondida pensando en una carencia más básica, es decir, obreros y operarios con niveles mínimos de
educación formal.15
15 En la encuesta venezolana, por ejemplo - sobre el total del universo- mientras que sólo el 3,4% indica como
obstáculo la escasez e recursos humanos calificados a nivel de ingenieros el 15% lo india a nivel de obreros. Es
interesante observar, además, que esa diferencia es máxima en las empresas más grandes, con "escasez de obreros"
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 29
En segundo lugar, la cautela se impone por las posibles implicancias de política que podrían
drivarse de un diagnóstico rápido de desarticulación del SNI en el sentido de más instituciones y
mecanismos para fomentar el relacionamiento. Esto en sí mismo no es malo, por cierto: lo malo sería no
prestarle atención a un hecho básico, a saber, que las empresas declaran que para ellas, el
conocimiento interno es muy importante, lo que coincide con la teoría en cuanto a la fundamental
relevancia del conocimiento tácito en la innovación. La vinculación con universidades, mirada desde
esta óptica, podría pasar más por la implementación de pasantías de larga duración de los mejores
estudiantes avanzados en empresas que por los mecanismos clásicos de interacción; el problema de las
pequeñas y medianas empresas que no tienen personal con formación universitaria tendría así que
formar parte de la agenda de la política para la innovación. 16
Un segundo elemento de juicio acerca de la conectividad del SNI es la vinculación que declaran
tener las empresas con otras empresas nacionales a efectos de realizar innovaciones, asesoría
tecnológica o compra de bienes de capital.
Colombia: el dato no se releva, aunque en el informe de análisis de su encuesta se dice: "Existe una
estrecha relación entre clientes y establecimientos ya que en muchos casos éstos se unen no sólo para
intercambiar ideas sobre innovaciones sino para llevar a cabo conjuntamente actividades de innovación"
(p.77) En la hipótesis, bastante razonable, de que los clientes de los establecimientos colombianos son
también colombianos, tendríamos aquí un significativo proceso de relacionamiento usuario -productor
(el 61% de los establecimientos innovadores declara la ejecución conjunta de innovaciones con
clientes).
México: en el caso mexicano, al igual que en el colombiano, no se releva directamente las relaciones de
las empresas de la muestra con otras empresas nacionales. Como ya vimos, el dato referido a clientes,
que son los más mencionados como contrapartes externas de acuerdos de cooperación, muestra que
éstos son mexicanos en un 60%.
Venezuela: el 10% de las empresas declara tener vinculaciones técnicas con empresas nacionales no
relacionadas con ellas mismas.
alcanzando el 18,8% y "escasez de ingenieros" dando cuenta del 3,5%, mientras que en las empresas pequeñas la
difrencia es mínima: 9,7% y 4,2% respectivamente.
16 En un ejercicio tipo Delfos realizado en Uruguay en 1996, la alternativa para estimular la innovación que encontró
más adhesiones e ntre los entrevistados, en términos combinados de viabilidad y eficacia, fue la de otorgar subsidios
a la I+D en las empresas. (Arocena, 1996) Esto abona en la dirección de pensar que la actividad innovativa interna a
las empresas no sólo es declarada como fundamental por éstas sino también reconocida como tal por otros actores.
Globalização e Inovação Localizada, IE/UFRJ 30
Chile: en promedio, el 48% de las empresas indica haber contratado otra empresa privada (sin
distinguir entre nacional o extranjera) a efectos de la ejecución de innovaciones.
El método encuesta presenta obvias limitaciones para el análisis de los SNI. No se pretendía
aquí, en ese sentido, más que aprovechar parcialmente la riqueza empírica hoy disponible acerca de la
innovación en empresas industriales de diversos países latinoamericanos para "leer" desde allí, hasta
donde se pudiera, algunos rasgos de los SNI "realmente existentes" en la región. La impresión muy
primaria que se obtiene, es que el núcleo duro de la innovación está dentro de las empresas, es decir,
que existe un alto grado de "integración vertical" en materia de innovación: las ideas vienen sobre todo
de adentro, las actividades se realizan sobre todo adentro, las fuentes externas son poco utilizadas en
general. Si la conclusión es mínimamente correcta, ello puede deberse a tres situaciones completamente
distintas, descartando el que las empresas no recurran al medio externo porque son tan fuertes que no
lo necesitan. Una sería que lo que existe fuera de las empresas es débil, irrelevante desde la perspectiva
de la producción manufacturera de la región en su actual estadio de desarrollo o ambas cosas; otra,
sería que las empresas son demasiado débiles internamente como para sacar partido de la oferta de
conocimientos que existe en su entorno.
La tercera, finalmente, es que ni es irrelevante lo que se ofrece en el medio local ni que las
empresas son tan débiles, sino que lo que es marcadamente débil es el "sistema vial" de la innovación,
es decir, el sistema de articulaciones y conocimientos que relaciona a las empresa con su entorno.
Eventualmente, todas estas situaciones pueden darse simultáneamente.
Una última reflexión -ya que cuáles situaciones prevalecen o conviven queda planteado como
pregunta abierta- es qué quiere decir "entorno". En el Uruguay, tanto por razones de tamaño, de
concentración industrial y por tener sólo una universidad de investigación, la noción de entorno de las
empresas se asimila a territorio nacional. En otros países del Mercosur, al menos con certeza en
Argentina y Brasil, la noción de "entorno" no puede de ninguna manera asimilarse a "país". La política
de innovación debería tener en cuenta que, dependiendo de la región, la vinculación de las empresas
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con los "sistemas de innovación localizada" puede reconocer cualquiera de las situaciones de debilidad
recién mencionadas: quizás allí radique lo más específico de la dimensión innovativa local.
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Referencias
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Documento presentado al Seminario "Capacidad científica y tecnológica en el Uruguay: una
oportunidad para el cambio", noviembre, Montevideo.
Londres.
Freijo, J.L. (1998) "Estrategia de transferencia de tecnología desde los Organismos Públicos de
Ciencia y Tecnología", Tesis de Maestría, Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología,
Centro de Estudios Avanzados, Universidad de Bueno Aires, mimeo.
INDEC (1998) Encuesta sobre la conducta tecnológica de las empresas industriales argentinas, Estudio
31, Argentina.
OECD (1996) "Proposed Guidelines for Collecting an Interpreting Technological Innovation Data. Oslo
Manual", Paris.
Secretaría de Ciencia y Técnica (1997) "Encuesta nacional sobre la conducta tecnológica de las
empresas industriales argentinas". Cuestionario de la Encuesta.