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TEMA B03.
EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1876).
ECONOMÍAY SOCIEDAD EN EL SIGLO XIX
La Gloriosa Revolución iniciará un período conocido como Sexenio Democrático, un corto periodo
con gran cantidad de experiencias políticas en la búsqueda de una alternativa democrática. A la Revolución
de 1868 le sucede la formación de un Gobierno Provisional, la Regencia de Serrano, la Monarquía
democrática de Amadeo I de Saboya (1871-1873) y, finalmente, la I República.
Este período está considerado como la última etapa de la revolución liberal en España, cuyo fracaso
impuso, de nuevo, la solución monárquica que condujo a la Restauración de los Borbones.
El 6 de junio de 1869 se promulga una nueva Constitución, la más liberal hasta el momento:
Soberanía nacional a la que debe someterse el régimen monárquico.
Amplia declaración de derechos individuales, naturales e inalienables: reunión y
asociación, inviolabilidad de domicilio y correspondencia, prensa,…
Poder legislativo: Cortes bicamerales (Congreso y Senado), Poder ejecutivo: el rey, aunque
en realidad lo ejercía el Gobierno. Poder judicial: tribunales de justicia, a los que se incorporó
el jurado, tribunal no profesional que democratizaba en parte el poder judicial.
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Consumos: impuestos indirectos sobre el consumo. Quintas: servicio militar obligatorio, del que podían librarse los que abonaran una
cantidad de dinero o pagaran un sustituto, lo que las hacía muy impopulares.
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Estructura política descentralizada constituida por diferentes estados o entes territoriales con autonomía legislativa. Comparten política exterior
y defensa, y tienen vínculos en los aspectos económicos y fiscales.
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Sistema parlamentario: representantes a Cortes elegidos por sufragio general masculino. Los
Diputados elegidos directamente por los ciudadanos; los senadores por sufragio indirecto, a
través de compromisarios o representantes.
Tras su aprobación, y hasta que se encontrara un monarca, el general Serrano fue nombrado
regente, con el general Prim como jefe de Gobierno.
El nuevo régimen tuvo que afrontar una serie de problemas desde el triunfo de la Gloriosa,
problemas que perduraron a lo largo de todo el sexenio, destacando:
1. Las insurrecciones republicanas, que, en la búsqueda de cambios estructurales profundos,
reparto de tierras y justicia social, aglutinaron al incipiente movimiento obrero y a los
intransigentes del Partido Republicano Federal. El resultado fue el estallido de sublevaciones
entre 1868 y 1869, principalmente en Andalucía, Valencia y Cataluña.
2. Las insurrecciones populares: motines de subsistencia, motines contra las quintas, huelgas
industriales organizadas, primeros pasos del movimiento obrero (desarrollo de la A.I.T.)
3. Los problemas de la Hacienda. El problema de la deuda pública no se solucionó porque no se
afrontó ninguna reforma fiscal. Sí se dieron algunos pasos importantes en economía,
impulsadas por Laureano Figuerola:
a. Promulgó la Ley de Minas (1868), que suponía la desamortización del subsuelo,
consistente en la venta de minas, que eran monopolio de la Corona, a empresas
privadas (generalmente extranjeras) para que las explotasen. Con estas ventas se
obtendrían recursos para reducir el déficit presupuestario del Estado
b. Estableció la peseta como única moneda nacional (1868) en aras de la creación de un
mercado interior unificado;
c. Rebajó los aranceles aduaneros (1869) aplicando los principios del liberalismo
económico frente al proteccionismo.
4. La guerra de Cuba (1868-1878), iniciada con la sublevación de la minoría independentista de la
isla, liderada por el hacendado Carlos Manuel de Céspedes, cuyo origen estuvo en Yara3 (en el
este de la isla) en octubre de 1868.. El conflicto se limitó al este de Cuba, instaurándose la
guerra de guerrillas contra el ejército peninsular, que perdió en la guerra 130.000 soldados. El
fin de la guerra se produjo con la Paz de El Zanjón (1878). Durante el conflicto, los hacendados
fieles a España, contrarios a medidas del gobierno democrático como la abolición de la
esclavitud, conspiraron y financiaron a los alfonsinos en aras de la Restauración borbónica.
5. La búsqueda de un rey. Se pensó en distintos candidatos, pero primó el deseo de apartar a la
casa de Borbón, siendo el candidato elegido, gracias a las presiones de Prim a su favor,
Amadeo, de la casa de Saboya, hijo de Víctor Manuel I, rey de la recién unificada Italia. Cuando
desembarca en España (30-XII-1870) su principal valedor, Prim, acababa de ser asesinado.
La desaparición de Prim provoca que el rey quede aislado políticamente ante la realidad de un país
en el que confluyen viejos y nuevos problemas. Amadeo I tuvo que enfrentarse, por tanto a:
El rechazo de republicanos y de las élites monárquicas conservadoras, carlistas y
alfonsinos. Estos últimos van ganando adeptos en este período debido al temor a la revolución
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Es por ello que a esta insurrección se la conoce como Grito de Yara.
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La I República fue un régimen débil y con pocos apoyos, procedente de un pacto político coyuntural,
no de unas elecciones o una revolución. Tuvo que hacer frente a problemas heredados de la etapa anterior
(III Guerra Carlista, Guerra de Cuba), la oposición de los conservadores y la Iglesia, y, por último, la
insurrección cantonal. En un contexto de inestabilidad, se sucedieron 4 presidentes:
Estanislao Figueras (desde el 11-II-1873). Durante su presidencia se mantiene vigente la
Constitución de 1869. Se rompe con los radicales (estos incluso intentan dos golpes de
estado). Se convocan elecciones (60% abstención). Vencen los republicanos con 90% votos.
Francisco Pi y Margall (desde el 11-VI-1873). Se inicia proceso de elaboración de una nueva
constitución, plasmada en el proyecto constitucional (1873)5. Se proclama la República
Federal, que pronto se ve desbordada por la izquierda. Los intransigentes impulsaron un
movimiento federalista espontáneo que pretendía establecer de manera inmediata y directa la
estructura federal del Estado, combinada con algunas medidas de carácter social. El
movimiento se denominó cantonalismo6. El gobierno se negó a una represión violenta.
Nicolás Salmerón (18-VII al 7-IX-1873), presidencia conocida como República radical-
unionista. Se produce la represión del cantonalismo a manos de los generales Martínez
Campos y Pavía, a la vez que se consolida el Partido Alfonsino encabezado por Cánovas.
Emilio Castelar (7-IX-1873 al 2-I-1874). Gobernó de forma autoritaria, estableciendo una
República centralista, con fuerte tendencia autocrática, cuyos objetivos fundamentales pasan
por solucionar la conflictividad interior y exterior.
Castelar había disuelto las cortes, pero los propios republicanos le obligaron a reabrirlas y le
forzaron a dimitir. En esa sesión, el 3 de enero de 1874, se produjo el golpe de Estado del general Manuel
Pavía, que irrumpe en el Congreso con las tropas. Las cámaras son disueltas y Serrano asume la
presidencia de forma interina (ene-dic 1874) para iniciar de forma pacífica el regreso de los Borbones.
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Fracasan en el intento de ocupar Bilbao y también se produjeron expediciones al interior de la Península (saqueo de Cuenca, 1874). Sin
embargo, la derecha monárquica, tras la experiencia de la I República, se aglutinó en torno a la restauración en los descendientes de Isabel II.
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República Federal, soberanía popular, separación Iglesia-Estado sin subvenciones a ningún culto religioso; Cortes: Senado como cámara de
representación territorial de los 17 estados federados, incluidos Cuba y Puerto Rico; el Jefe del Estado era el presidente de la República.
Legislación social y de protección de los obreros: prohibición del trabajo a menores de 16 años, jurados mixtos de patronos y obreros para
dirimir conflictos laborales, reducción de jornada laboral a 9 horas.
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Se formaron cantones (municipios autónomos) en Levante, Murcia y Andalucía, que iniciaron una sublevación reivindicando mayor
autonomía. Estaba dirigida por una clase media radicalizada con la participación de trabajadores urbanos Destacaron el cantón de Málaga
(hasta sept.1873) y el de Cartagena (hasta ene.1874)
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Sin embargo, en diciembre de 1874 se produce otro golpe de Estado, protagonizado por Martínez
Campos, que acelera la proclamación de Alfonso XII como rey de España, iniciándose oficialmente el
período de la Restauración.
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Los avances que se habían generado en el siglo XVIII se vieron interrumpidos o incluso hubo
involución debido a tres hechos: a) la guerra de independencia (1808-1814), b) la independencia de los
territorios americanos (especialmente en la década de 1820) y c) la guerra carlista (1833-1840).
A lo largo del siglo XIX España se va incorporando al contexto europeo de la Revolución industrial,
en la transformación económica hacia un capitalismo industrial. Sin embargo, el ritmo de incorporación de
España, al calor de los acontecimientos políticos, será lento, siendo una economía de segunda fila con
escasa competitividad en el mercado exterior, propiciada por unas estructuras económicas
anquilosadas en el pasado, poco productivas y en lenta transformación y evolución. Por ello, algunos
autores han hablado de fracaso de la revolución industrial en España; otros hablan de retraso.
Sin embargo durante el siglo XIX, aunque la economía no creció como en otros países sí se hizo
una legislación que acabó con los principales obstáculos para el desarrollo.
6. INDUSTRIA E INDUSTRIALIZACIÓN
Entre el fracaso o el atraso respecto de otros países europeos, la Industrialización en el XIX se
asentará sobre los frágiles cimientos de la insuficiencia técnica, el escaso excedente, la baja
productividad y la localización geográfica.
En la Guía del Ministerio de la Gobernación para 1836 se describen las “fábricas existentes en todas
las provincias”, revelando el predominio de viejas fórmulas de producción de autoabastecimiento a escala
local o cuando más provincial (jabón, tejidos, sombreros, mantas, aguardiente); en Madrid y Barcelona se
añadieron artículos de lujo (cronómetros, botones, alfombras, anteojos,…). Solo tienen un mercado más
amplio (nacional o internacional) los tejidos de seda de Requena, Málaga y Valencia, las ferrerías de
Vizcaya, las navajas y cuchillos de Albacete y, sobre todo, las textiles de Tarragona y Barcelona.
El desarrollo industrial a partir del triunfo político del liberalismo se centrará en estos sectores:
1. Minería. Por un decreto de 1825, las minas pertenecían a la corona, eran explotadas sin recurrir a
medios mecánicos, y ofrecían recursos prácticamente vírgenes, dada la limitación de la demanda.
Se concentraban en el mercurio (Almadén) y cobre (Río Tinto); el carbón mineral estaba aún en
fase preliminar. La Ley de minas (1868) facilitó la llegada de capital extranjero. La exportación de
minerales (sobre todo hierro) suponía 1/3 de total. Parte del beneficio se reinvirtió en España (ej:
puerto de Bilbao) y en torno a las minas se desarrollaron otras industrias y redes de ferrocarril (ej:
Puertollano, Ciudad Real). Otros enclaves se desarrollaron pero quedaron poco a poco aislados
(Río Tinto, Huelva). El carbón de Asturias y León, debido a los costes de su extracción y a su
dificultad de transporte y comercio, no pudo competir con el procedente de Inglaterra. Por ello, fue
de autoconsumo, localizándose en Asturias, en un primer momento, buena parte de la siderúrgica.
2. Industria siderúrgica. Se distingue entre fundiciones y fábricas de hierro y acero: con la excepción
del hierro, sólo tuvo la función de transformación del mineral en metal para su exportación. Se
desarrollaron tres focos: Málaga, Asturias y Vizcaya. En los años 80 se produce el salto cualitativo
de la siderurgia vasca gracias a la exportación de hierro a Gran Bretaña y la importación de carbón
inglés (se crean las empresas Altos Hornos, La Vizcaya….).
3. Industria textil. Cataluña será la región que actúe como punta de lanza de la industrialización
española, cambiando el artesanado industrial para asentarse en la introducción de la máquina de
vapor (Bonaplata; en 1835 había 27.000 husos en funcionamiento en la región), en la organización
de la fábrica y en la presencia de una burguesía industrial.
4. Otras industrias. Eran las verdaderamente representativas del siglo XIX en España, y se
bastaban para la escasa demanda de los nacientes núcleos urbanos: agroalimentaria (harinera,
conservera y vitivinícola), química (colorantes para tejidos, explosivos), de fabricación de
maquinaria y de fabricación de transportes (astilleros).
7. TRANSPORTES Y COMUNICACIONES
En el siglo XVIII se iniciaron proyectos para mejorar las comunicaciones interiores (Canal de
Castilla, inicio de la red radial de carreteras) pero no se vio un resultado evidente hasta mediados del XIX
debido a varios factores: la orografía, los conflictos bélicos, las extensas zonas despobladas, los ineficientes
sistemas de transporte (diligencias) y la inexistencia de vías fluviales internas (ríos navegables, canales).
El hito principal que desarrolla el transporte será la introducción del ferrocarril. La creación de una
red ferroviaria fue impulsada en 18447, aunque en unos primeros momentos el ministro de Gobernación
podía autorizar con una simple orden la construcción de líneas, siendo las compañías que solicitaban una u
otra línea, dibujasen la red. Esto hizo que, en un principio hubiera enormes deficiencias (construcción
tardía, precipitada, poco planificada y muy dependiente del capital francés). La Ley General de
Ferrocarriles de 1855 estableció una línea divisoria en la evolución del sistema ferroviario. En 1866, al
terminar la época de las grandes construcciones, España contaba con 5.000 kms. de explotación y estaban
concedidos 2.000 más, repartidas en cinco redes: Norte, Este, Mediterráneo, Sur y Portugal.
Los cambios políticos retrasaron el desarrollo de las obras hasta la Restauración: en 1877 se definió
un trazado de la red ferroviaria que no dejara fuera ninguna capital de provincia por una decisión política.
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En 1842 se concede a José Mª Roca la construcción de un carril de hierro de 28 kms entre Barcelona y Mataró
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El triunfo de la ideología liberal en España produce una transformación, aunque muy lenta, de la
sociedad estamental del Antiguo Régimen hacia una sociedad de clases basada en la igualdad jurídica, que
convierte la riqueza económica en la categoría fundamental de la definición social. Las transformaciones
políticas y las reformas económicas del XIX se resumían en:
Un pacto entre los terratenientes y la burguesía para la mutua defensa de sus propiedades ,
renunciando aquellos a unos derechos incobrables, que supieron transformar en títulos de
propiedad burguesa de la tierra. Tras las Desamortizaciones la mayor parte de las tierras fueron
a parar a manos de la burguesía y los terratenientes (que pactaron el reparto); se fomentó la
inversión en tierras en vez de en industria e infraestructuras.
La situación de los campesinos no mejoró, provocando fuertes conflictos sociales.
La Iglesia contó con una partida de culto y clero dentro de los presupuestos generales.
Los Ayuntamientos tras la Desamortización de Madoz, perdieron tierras, que el Estado tuvo que
volver a comprar con los planes hidráulicos de 1902, ya que las malvendieron.
Durante el XIX surgen algunos problemas para los trabajadores del campo y la ciudad, que
compartían una situación precaria y motivos de malestar: inseguridad laboral, jornales reducidos, deficientes
condiciones laborales, cambios en la producción (nuevas tecnologías y sistemas de gestión); hábitat
inadecuado). Esta situación dio pie a los inicios del movimiento obrero en España, pasando de las
protestas tradicionales del Antiguo Régimen (bandolerismo rural, motines) a las primeras protestas en el
marco del movimiento obrero mundial:
protestas luditas en Galicia y Alcoy, incendio de la fábrica Bonaplata (1835);
creación de agrupaciones, como la Asociación de Protección Mutua de Tejedores de Algodón
(1840) o las sociedades de socorro mutuo;
primeras huelgas (18558 y 1856);
acción política, sobre todo a partir de la creación de la A.I.T. En 1870 los seguidores de Bakunin
crearon la Federación Regional Española (FRE), con unos 40.000 afiliados, prohibida en 1874.
Creación de partidos y sindicatos obreros:
- Anarquistas. Muy influyentes en Cataluña y Andalucía. Crean la Federación de Trabajadores
de la Región Española (FTRE).
- Marxistas: liderados por Pablo Iglesias, fundan el PSOE (1879) y la UGT (1888), con gran
implantación en Madrid y en el norte (Vizcaya y Asturias).
- Círculos obreros católicos, que favorecían la cooperación entre patronos y obreros para
crear juntos un movimiento confesional fundamentado en la doctrina social de la Iglesia 9
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Convocada por la intención de los progresistas de ilegalizar las sociedades obreras. Esta protesta puso de manifiesto el desengaño de los
trabajadores ante la gestión de los gobiernos de la izquierda liberal. A partir de entonces los obreros se inclinarán por los demócratas y
republicanos, que reivindicaban la libertad de asociación y la aprobación de medidas de protección para los trabajadores.
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Formulada por vez primera por el papa León XIII en la encíclica Rerum Novarum (1891), en la que denunciaba los excesos del capitalismo.
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Los liberales consideraban que en saber debía socializarse para crear una auténtica cultura
nacional. La difusión de la educación y la lectura contribuirían a logar un cambio efectivo. Por ello,
impulsaron un sistema de enseñanza pública, universal, gratuita y libre e impartida en castellano.
En 1857 se promulgó la Ley Moyano: se dividía la enseñanza en tres niveles (primaria, secundaria
o media y superior o universitaria). El sistema educativo era dual: en parte estatal o público (el Estado
solo tenía monopolio en enseñanza universitaria, donde invertía la mayor parte del presupuesto, y que
estaba destinada a las élites) y privado, que controlaban la primaria (obligatoria, dividida en elemental,
entre 6-9 años, y superior; era financiada por los ayuntamientos) y la secundaria (a la que solo accedían los
que tuvieran recursos económicos).
Los profesores universitarios carecían de libertad de cátedra, y fueron apartados de la enseñanza
superior aquellos profesores que no comulgaban con la monarquía o el catolicismo (Julián Sanz del Río y
los krausistas10); otros, que se habían destacado en el Sexenio Democrático (Castelar, Salmerón, Montero
Ríos y Azcárate), fueron apartados de sus cátedras con el inicio de la Restauración. En la universidad se
frenaba la introducción y difusión de nuevas teorías, como el evolucionismo o el positivismo.
Francisco Giner de los Ríos, fundará en 1876 la Institución Libre de Enseñanza, centro donde
primaba el librepensamiento, el debate científico y la formación integral del individuo.
Pero la cultura se difundió también por otros medios:
Medios oficiales o estatales, como las academias (Real Conservatorio de Música de Madrid,
1830), museos (Museo del Prado, 1819; Museo Arqueológico Nacional, 1867).
Instituciones privadas, como el Ateneo de Madrid (1820), centro de debate.
El desarrollo del mundo editorial y de la prensa escrita.
El desarrollo de las “sociedades de hablar” (sociedades patrióticas, liceos, cafés literarios)
Pese a que se redujo el analfabetismo, a finales de siglo el 50% de la población aún lo era, en
especial las mujeres (mucho menos escolarizadas; hasta 1883 no pudieron matricularse en secundaria) y
sobre todo en regiones como Galicia, Valencia, Baleares, Canarias y todo el sur del país.
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Corriente de pensamiento que recibe su nombre del filósofo alemán Friedrich Krause, que profesaba una doctrina racionalista, una ética
humanista, una ideología liberal y democrática y una religiosidad personal que conducía a la reconciliación del hombre con la naturaleza. Esta
corriente impulsó la renovación pedagógica, intelectual y científica en España a través de la Institución Libre de Enseñanza.