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Yanet Aguilera
Vivian Berto
Rosangela Fachel
Livro Eletrônico
1ª Edição
São Paulo
2018
Que História desejamos contar [recurso eletrônico] /
Organizadoras: Yanet Aguilera, Vivian Berto e Rosangela Fachel
São Paulo: Fundação Memorial da América Latina, 2019.
ePub e PDF
ISBN 978-85-8201-018-1
CDD – 791.43098
Ficha Catalográfica elaborada por Rejane do Desterro de Moura Alves CRB8 ª-6169
Vahan Agopyan
Reitor da Universidade de São Paulo – USP
Marcelo Knobel
Reitor da Universidade Estadual de Campinas – UNICAMP
José Vicente
Reitor da Faculdade de Cidadania Zumbi dos Palmares
Diretoria executiva
Jorge Damião
Diretor Presidente
Fabrício Raveli
Diretor de Atividades Culturais
Edição e-book
Eduardo Rascov
Editor
Índice
Capítulo 2 A Desidéria: Comédia urbana e condição feminina no Chile dos anos 1940 Fabián
Nuñez
Capítulo 3 Modernidad mexicana: cine y literatura en la transición de los años sessenta Javier
Ramirez
Capítulo 4 Música e som em três documentários brasileiros curtas-metragens, 1959 Luíza Bea-
triz Alvim
Capítulo 8 Joana D’Arc: a verdade não está nos autos Bruno Konder Comparato
Capítulo 15 Para uma história do experimental no cinema brasileiro: momentos obscuros, desa-
fio crítico Rubens Machado Jr.
Capítulo 16 Tempo suspenso: a repressão sob o olhar superoitista brasileiro e mexicano Marina
da Costa Campos
Capítulo 18 Adélia Sampaio: trajetória e obra de uma pioneira Giovanna Picanço Consentini
Capítulo 22 Villas y cantegriles, la representación de los otros y una mirada sobre el cine social
Mariana Amieva
Capítulo 24 Uma análise de No Paiz das Amazonas: pasado e futuro vislumbrado num filme Sá-
vio Luís Stoco e Ricardo Agum
Capítulo 26 Archivos y documentos del cine político de América Latina: consideraciones sobre
el devenir de las fuentes Mariano Mestman
Capítulo 29 Documentário; videoarte: do Brasil para o mundo, do mundo para o Brasil André
Hallak
Capítulo 31 Imagens retomadas: a experimentação no filme Nhande Iwy Ana Lúcia Ferraz
Capítulo 32 Duas pedagogias ou o cinema como abertura para o outro Samuel Leal
Capítulo 33 Por uma subjetivação dos sons no mundo: análise sobre a estética sonora do Novo
Cine Argentino Roberta Ambrozio de Azeredo Coutinho
Yanet Aguilera
Que histórias desejamos contar? é o resultado de uma seleção de artigos que foram
apresentados no IV Colóquio de Cinema e Arte da América Latina. O questionamento sobre a
nossa história, que está presente no título, é o resultado da inquietação da maior parte dos ensaios
sobre a maneira como pensamos, analisamos e historiamos nosso cinema e arte. Acrescente-se
que esta pergunta nos obriga a situar-nos e pensar de que lugar estamos falando. Como acadêmi-
cos somos levados a considerar o lastro teórico e crítico desenvolvido pela academia e que, neste
livro, se desdobrou em várias direções. Uma delas é a relação intrínseca que os estudos universi-
tários estabeleceram entre cinema arte e modernidade; outra, seria a ligação entre o cinema, a arte
e a política; a terceira trata da problemática do gênero documentário; e a última se desdobra em
duas hermenêuticas: aquela que privilegia a narrativa e o texto e outra, icônica, ligada às imagens
e aos son. A esta problemática se somam esforços de cunhar conceitos diversos para repensar
a maneira de abordar o cinema e a arte. Os artigos deste livro foram agrupados contemplando
essas quatro trilhas e, embora elas não sejam as únicas, nos permitem ter uma visão, ainda que
parcial, bastante significativa de um panorama histórico daquilo que se está escrevendo sobre
nosso cinema.
Introducción
En México, el cine documental cobró mucha importancia a medida que, por una parte, los
conflictos sociales fueron escalando a partir de la implementación de las políticas neoliberales,
y por la otra parte, los sectores sociales que se declararon en resistencia frente a dichas políticas
y emprendieron diversas actividades de protesta, fueron excluidos de los medios de comunica-
ción hegemónicos, así como de otros canales de diálogo político significativo. Armand Mattelart
acuñó el concepto de “excomunicación” para referirse a esta situación (MATELLART citado por
RYAN, H. E. ,2016)252. Las excomunicaciones en América Latina, como apunta Ryan, H. E., han
resultado de diversos factores relacionados que incluyen la pobreza, las inequidades persistentes,
la marginalización de grupos políticos, sociales y étnicos particulares, como legado tanto del co-
lonialismo como del autoritarismo, así como de una violenta supresión de la disidencia.
Otro factor que explica la explosión de las producciones documentales es el cambio tecno-
lógico que abarató enormemente los costos de la producción y el creciente compromiso de perso-
nas provenientes inicialmente de las clases medias urbanas con las luchas de los grupos sociales
silenciados e invisibilizados por los medios.
Ahora bien, el cine, y sobre todo el documental, suele conceptualizarse fundamentalmente como
un medio de difusión de contenidos. Dentro de esta categoría se distingue el cine de denuncia
y el cine militante, que tuvieron en América Latina claros objetivos políticos durante la década
de los 60 y 70, particularmente. Dicho cine, ampliamente estudiado, se diferencia claramente de
las maneras y formas de hacerlo en la década de los 90. En efecto, el documental de los últimos
30 años ya no es “el cine de compromiso”, ya no se concibe a sí mismo como un instrumento
de agitación cultural ni de militancia política Es más bien clasificado, por varios autores, como
perteneciente al arte popular.
El problema de esta denominación reside en la conjunción de los dos términos. Por un lado
“arte” y por el otro “lo popular”. Se trata de términos imprecisos, que en los años recientes han
sido reformulados por varios teóricos.
Ticio Escobar, después de cuestionar el concepto hegemónico del arte253, lo define como
“el conjunto de las expresiones a través de las cuales sectores subalternos movilizan el sentido
252 El libro, tal como pude comprarlo como e-book, no tiene páginas marcadas.
253 El que está en los museos y galerías, el que no tiene otro objetivo que el de ser contemplado.
social”, al tiempo que permiten intensificar la comprensión de sí mismos y de la realidad y actuar
como una posibilidad política de réplica” (ESCOBAR, T. citado en GARCÍA, S. y P. BELÉN,
2016: 10). Así, arte popular, concepto esquivo y ambiguo, abarca un amplio espacio social, en
que caben lo mismo grafiti y pinturas murales, que performance y el cine. Hay que subrayar su
carácter cambiante, dinámico, en ocasiones efímero y también su capacidad de configurar identi-
dades cambiantes y dinámicas. (BELÉN, 2016: 17)
Paola Belén define lo popular como la apropiación y elaboración particular, por parte de la
subalternidad, de la cultura de una sociedad determinada. Por consiguiente, no es algo que pueda
concebirse en forma esencialista sino relacional, por su confrontación con el sector hegemóni-
co a partir de apropiaciones y negociaciones. Por otra parte, no se trata un universo simbólico
homogéneo sino de un conjunto de fragmentos construidos a partir de concepciones del mundo
vinculadas a las distintas esferas de vida de sus autores.
De este modo, argumenta Belén, refiriéndose a las teorizaciones de Ticio Escobar, el arte
popular “se constituye frente a lo dominante como algo diferente, alternativo, opuesto o subordi-
nado” (BELÉN, 2016: 21) Pero, al mismo tiempo, “integra un proyecto de construcción histórica,
elabora simbólicamente las situaciones de las que parte, intensifica la percepción y comprensión
de lo real y actúa como un factor de autoafirmación subjetiva y una posibilidad política de ré-
plica”. En definitiva, el arte popular es “el conjunto de formas sensibles comprometidas con las
verdades del sector popular que las produce” (Ibidem).
Ahora bien, el cine que da cuenta de los movimientos sociales en México no necesaria-
mente es “popular” en su estructura y formas de financiación. Lo es, en tanto se presenta como
alternativo al cine hegemónico, plantea problemas desde la visión de la subalternidad, etc. Este es
el caso de la película Istmeño, viento de rebeldía de Aléssi Dell’Umbria y de Dios nunca muere
de Roberto Olivares.
El movimiento de las comunidades del Istmo de Tehuantepec en contra de las empresas eó-
licas en el documental Istmeño, vientos de rebeldía.
En el contexto del creciente interés por el conflicto, Aléssi Del´Umbria, filmó Istmeño,
viento de rebeldía, documental que se estrenó en 2014. En enero de 2015 lo proyectó en el Con-
greso Nacional Indígena.
¿Cómo trata el conflicto en el Istmo de Tehuantepec la película? Tras una breve intro-
ducción en que vemos a hombres y mujeres dialogando con algún tipo de autoridad, dos hom-
bres con expresión mustia, que se muestran molestos por la presencia de la cámara, y una rápida
respuesta que informa a los hombres de que por encima de su autoridad está la de la Asamblea
Popular, que ya autorizó la filmación. Luego aparece el título del filme y la dedicatoria: “en me-
moria de Héctor Regalado Jiménez, pescador de Juchitan asesinado el 21 de julio de 2013 por los
pistoleros de la empresa eólica Unión Fenosa”.
Una de las características del lenguaje audiovisual es precisamente ésta: puede introducir-
nos en el tema, en el punto de vista con el que se va a tratarlo, muy rápidamente, con un lenguaje
que no sólo puede sino debe ser lo más conciso posible. Así que ya tenemos los elementos funda-
mentales para saber de qué va a tratar el filme: el conflicto entre la población de la región, que se
autogobierna mediante sus propias instituciones, entre las cuales la asamblea, cuenta con mayor
legitimidad y autoridad, y los representantes de algún nivel del gobierno, que preferirían quedar
“en lo oscurito” porque, en realidad, representan los intereses de las empresas trasnacionales.
Estas empresas enfrentan a la población local no sólo con contratos amañados, sino a través de la
violencia extrema, el asesinato de los activistas.
A partir de este momento los espectadores iremos conociendo las causas del conflicto en la
voz de los habitantes de la región. No habrá entrevistas a los otros actores: ni a las empresas, ni a
los concesionarios, ni a los gobiernos municipal, estatal o federal. A diferencia de los textos es-
critos que buscan, por lo general, presentar una visión “balanceada” del problema (CRUZ, 2011;
GONZÁLEZ- ÁVILA, 2006), el filme toma claramente el partido por los afectados.
La película trabaja cuidadosamente con las imágenes. No sólo miramos a las personas en
su contexto. Miramos también la belleza de este entorno: los bosques, las praderas, las playas, las
lagunas con su vida natural, pájaros de diferentes especies, gatos que esperan los desechos que
van a dejar en la orilla los pescadores.
El leitmotive visual del filme son los aerogeneradores. Aparecen filmados directamente en
tomas que permiten apreciar su cantidad, su densidad, su enorme altura y fuerza. Pero también
aparecen como fondo de casi todo: están atrás de los pueblos, atrás de las personas que marchan,
como monstruos amenazantes que irrumpen en el paisaje, que lo transforman y anulan.
La película trabaja principalmente con los sonidos naturales: el viento, los pájaros y otros
animales, las olas del mar, y con las voces humanas. No hay música extradiegética. Escuchamos
sólo lo que tocan las bandas y los conjuntos musicales y también la música que proviene de algún
aparato reproductor, como la canción emblemática de Víctor Jara.
Los habitantes de la región cuentan los orígenes del proyecto eólico, tal como ellos lo han vivido.
Explican las razones de su inconformidad. Llama la atención una de ellas, que es muy importan-
te: la preservación de su cultura, de sus costumbres, de su identidad:
Nuestra población tenía ciertas particularidades, de comportamiento social, había más cohe-
sión en el núcleo familiar, más cohesión en la cuestión comunitaria. Pero desde que estos
megaproyectos empezaron, comenzó a desbaratarse esta armonía. Ya hay pleitos entre los
mismos hermanos, entre compadres, amigos. Hay divisiones muy marcadas en muchas fa-
milias, que llegan a los tribunales. Como los requisitos que teníamos, principalmente en las
escuelas, en las calles, en los lugares públicos. O íbamos a limpiar el río, y... todo eso se
perdió. Nuestras asambleas eran muy concurridas, ahí se determinaban las acciones para el
ejido, pero ahora ya ni a la asamblea va nuestra gente, ya se perdió está cultura. Actualmente
todo es pagado.
Otro hombre quiere plantar los árboles típicos del lugar (juanacaztle) alrededor del pueblo,
para delimitar lo propio, para marcar su propia identidad, para excluir a lo otro: “Queremos
mandar este mensaje, que estamos de un lado los que queremos la vida, y del otro los que están
destruyendo la tierra”.
Para los Ikoots254 el mar es sagrado. Hay espacios específicos, simbólicos, donde se le depo-
sitan las ofrendas y se hacen los rezos para que llueva, porque la mezcla del agua salada y agua
dulce, aumenta la producción de los peces y mariscos. Es un ritual ancestral y la población teme
que la presencia de los aerogeneradores vaya a perjudicarlo.
Otro motivo de la inconformidad es el despojo de las tierras comunales y ejidales, mediante
supuestos contratos. Uno de los entrevistados explica:
La ilegalidad del proceso radica en que desde 1978 prácticamente en Juchitán los bienes
comunales quedaron acéfalos, es decir, el que era el Comisariado de Bienes Comunales , la
instancia político administrativa que regula las relaciones de tenencia en las tierras comuna-
les para el caso de Juchitán y sus anexos agrarios, el asesor de este Comisariado es desapa-
recido por el ejército, en un contexto de un grave conflicto también por tierras, en este pro-
ceso de privatización en el que se confrontaban comuneros y pequeños propietarios. Esos
pequeños propietarios eran los más grandes latifundistas de Juchitán. Ellos se quedaron con
la mayor parte de los terrenos de riego. En este contexto, también a principio de los 70s,
surge el movimiento de la Coalición Obrero Campesina y Estudiantil del Istmo, la COCEI.
Ahora ha teñido descomposición y se ha convertido en un nido de corruptos.
Otro problema es la contaminación o destrucción de sus fuentes del trabajo. En la región hay
un bosque de palmares comunitario. Cualquiera podía ir a cortar ahí las palmas, que después de
un cierto proceso se mandaban a otras regiones. Ahora quieren privatizarlo, y como los comune-
254 Nombre de una de las etnias que habita en la región. La otra son los Zapotecos.
ros se han opuesto a ello, alguien quemó una gran extensión del bosque.
La contaminación del mar por los aceites que desechan los autogeneradores y el ruido que
producen, matan y ahuyentan los peces y mariscos. Para los pueblos de la zona, no es sólo un
producto para la venta, sino también para la alimentación propia, como lo atestiguan las imágenes
de mujeres preparando el pescado para después consumirlo con toda la familia.
Como lo muestra el filme, los inconformes recurren a un amplio repertorio de las acciones255.
En primer lugar, la celebración de las asambleas populares. Son el órgano de máxima autoridad
en las comunidades. Ahí se toman las decisiones y se acuerda no permitir la instalación de más
generadores. En la película se muestran varias reuniones, una de ellas es Asamblea Comunitaria
de Colonia Álvaro Obregón. Puesto que el pueblo ha sido agredido por la empresa Mareña Reno-
vable y no reciben apoyo de la policía municipal, formaron una policía comunitaria.
En segundo lugar, realizan las peregrinaciones a las capillas dedicadas a las actividades del
lugar. Observamos una de ellas, en que la gente que porta cruces verdes adornadas con flores se
dirige a la Capilla de Santa Cruz, consagrada a los pescadores. Ya en el lugar, se encienden las
velas, se reza, se canta y en la noche hay una celebración con los fuegos artificiales.
En tercer lugar, los comuneros toman las carreteras y construyen barricadas, en las que a
veces hay enfrentamientos. En una de las secuencias vemos por un lado a los policías formados
con escudos, por el otro lado, a la gente, tanto hombres como mujeres armados con palos, piedras
y resorteras.
Son muy importantes las actividades informativas: los murales en que se representa gráfi-
camente la inconformidad de los pueblos con la presencia de las empresas eólicas y información
verbal con el uso de los altavoces o a través de la radio comunitaria, por medio de la cual se trans-
mite el siguiente mensaje:
Las diversas actividades, permiten construir la unidad de los pueblos en resistencia contra
las empresas. Aunque algunas personas cuentan sobre los conflictos interétnicos y hasta intrafa-
miliares, también hay una secuencia en que se aprecia el avance en la construcción de una estra-
tegia común. Uno de los hombres explica:
los señores del gobierno pensaban que solo iban a platicar con los de Álvaro Obregón, pero
se llevaron una sorpresa cuando vieron a los compañeros de San Dionisio del Mar, de Gua-
muchil, de Santa Rosa, de Zapata y por supuesto los compañeros de la defensa de la tierra,
los compañeros de Radio Totopo , que todos intervinieron y fijaron la postura en relación
a los proyectos eólicos . Se les dio de plazo 4 días para que retiren su maquinaria, y hasta
ahora no lo han hecho.
El discurso fílmico
Ahora bien, ¿qué tipo de discurso construye el filme? Ya hemos dicho que la película re-
coge solamente el punto de vista de los afectados, por lo que difiere de los discursos presentes en
los diversos medios: radio, televisión y prensa. Es ahí donde se considera que la energía eólica
es “limpia” y, en este sentido es “objetivamente” mejor a la que se basa en los hidrocarburos. Por
eso, aunque se refieran al conflicto entre el gobierno, las empresas y los habitantes de la región,
la atribuyen principalmente a un reparto desigual de los beneficios, en detrimento de los intereses
de la población local. En consecuencia, sugieren, en el mejor de los casos, corregir esta situación
buscando retribuir a las comunidades que rentan sus tierras de manera más justa.
El discurso que despliega el filme es diferente porque recoge no sólo las opiniones, sino los
sentimientos y las emociones de las comunidades afectadas. De este modo nos cuenta la historia
de personas que piensan en forma diferente. Para la mayoría de ellos el dinero que se les ofrece
no es lo más importante: “Ya basta con la prueba de que van a echar a perder el mar, van a conta-
minar las cosas, por eso nosotros no queremos dinero. Ellos dicen que nosotros estamos peleando
por dinero pero no es así. Nos acorralan para que nos tengan como borreguitos, a su manera”,
explica una de las mujeres. Otros cuentan cómo se realiza el tequio256 en sus comunidades y su
importancia para la cohesión del pueblo. Varios de los entrevistados defienden la idea de la pose-
sión de tierras comunales o ejidales. Se oponen a su privatización.
Lo más importante es entonces su estrecha relación con la naturaleza. Diversas personas
explican ante la cámara cómo hay que tratar las lagunas, los peces, los camarones, qué se necesita
para tener buenas cosechas, para que el ganado esté bien. La naturaleza es sagrada. Se le dan las
ofrendas, se les hacen los rezos. Esta relación forma la parte más importante de su identidad.
Permitir la instalación de los parques eólicos es destruir la naturaleza y también al pueblo
que convive con ella. Es destruir sus costumbres, sus formas de producir, sus maneras de alimen-
tarse.
Sólo algunos miembros de estos pueblos hablan en español. Muchos se expresan en las
lenguas locales, que en ocasiones se traducen mediante los subtítulos (al parecer en el caso del
zapoteco) y en otras no (al parecer en el caso de lengua Ikoot).
Frente a la agresión, los habitantes de la región expresan tres argumentos fundamentales:
1. el que fueron engañados por las empresas y por los distintos niveles del gobierno, 2. El que
van a resistir a partir de su derecho a la autodeterminación y el conocimiento tanto de las leyes
internacionales como nacionales, 3. El que van a luchar hasta las últimas consecuencias en contra
de la intromisión de las empresas y del gobierno.
Predomina la idea del engaño, en que participaron el gobierno estatal y federal, las empre-
sas, los “coyotes” reclutados en el propio pueblo, la COCEI y hasta las instituciones educativas
como el Tecnológico. Un hombre desarrolla un discurso complejo en que se entretejen las formas
en que fueron engañados y por qué creen que las empresas van a destruir su vida.
En 2004 llegaron los españoles buscando coyotes de la misma población para convencer a
los dueños de terrenos para alquilarlo por 100 pesos por hectárea anual para poder construir
sus ventiladores. La gente, en un principio muy ilusionada por tanto dinero, porque de casa
en casa hablaron de que si se construye un su terreno, le iban a dar anualmente 12 mil pesos.
Si se iban a construir los ventiladores en su camino le iban a dar 7, 800 pesos por hectárea.
Y árbol que tiren, iban a depositar 80 pesos por árbol. Iban a pagarle metro por metro el ter-
reno que iban a utilizar. Pero no le dieron contrato, fue puro compromiso hablado. Y cuando
por fin se les escapó uno de los contratos que tengo en mi poder el día de hoy, vi que las 16
cláusulas del contrato, todo era a favor de la empresa. Entonces a entregárselo a la empresa,
pierden el giro que tienen como agropecuario a industrial. Pasarían a régimen de impuesto,
cosa que no hacían. No hubo información de nada de parte de la empresa. Si ellos conta-
minan nuestras lagunas, también nos van a dejar sin alimento. Un alimento limpio, sano.
Pero también está presente el discurso sobre una nueva colonización. Es lo que plantean los mu-
rales (“La Nueva Conquista”, “No al despojo de nuestro territorio en el Istmo de Tehuantepec,
Oax”. Abajo del letrero están pintadas las tres calaveras, al lado un conquistador, quien, en vez
del sable trae un aerogenerador), las mantas (“Concesión igual colonización”) y el discurso ha-
blado.
La película inicia en la casa de Florida, la maestra de inglés de una secundaria que está de-
sayunando con sus dos hijas. En una de las paredes cuelga un retrato familiar, Florida y su mari-
do, las dos hijas y un hijo. Inmediatamente después aborda un taxi. Con las imágenes de ella, en
primer plano, se sincroniza un audio, que nos permite comprender la situación:
Nuestro objetivo era manifestarnos contra el mal gobierno. Desde antes hubo injusticias, por
eso inició el movimiento de 2006. Durante el proceso hubo violación a los derechos huma-
nos, hubo asesinatos, represión, detenciones, torturas. Durante nuestras detenciones fuimos
sometidos a todo tipo de torturas psicológicas y físicas y después sigue la impunidad. Todo
esto nos obliga a participar en este momento histórico. Invitamos a toda la sociedad, sobre
todo las víctimas directas, a todos los que participaron en este movimiento de 2006 para que
acudan a partir de las 7 de la mañana al teatro Macedonia Alcalá donde se llevará a cabo la
sesión pública de la Comisión de la Verdad.
Ellos siguen disfrutando del erario público y tendrán sus puestos en los años que siguen.
Cuando hablamos de la reparación de daños integral, todos piensan en forma monetaria,
no es eso, es lo jurídico, es lo psicológico. Yo me pregunto quién nos va a reparar nuestros
corazones, quién va a reparar los corazones de nuestros hijos, de las madres, quien nos va
a quitar los golpes. Justicia, solo eso pedimos, no pedimos otra cosa. Yo sé que no pueden
reparar todo el daño que nos han hecho, todas esas secuelas que hemos sufrido.
Las imágenes del entierro y de las represiones policiacas se alternan con hermosos paisajes.
Vemos cómo avanza una puesta del sol, que se oculta tras las montañas. En el primer plano el
viento mece unas plantas color lila.
El segundo protagonista del filme, Emeterio Marino Cruz es presentado a través de su rela-
ción con el mar. Las olas están chocando con la playa. En ellas se refleja la sombra de un hombre.
En un momento más podemos ver sus pies y su bastón, que las olas apenas están rozando.
Mientras vemos el primer plano de perfil, su voz en off explica cómo se llama, de dónde
es, a que se dedicaba (“yo era muy deportista. Yo jugaba básquet, nadaba, corría”). Agrega que
participó en la lucha magisterial y que a consecuencia de la agresión de los policías tuvo un trau-
matismo cráneo- encefálico.
Del mar y la playa, la cámara nos traslada a una vivienda muy humilde, con paredes cons-
truidas con cajas de cartón. Una señora está bordando mientras escuchamos su voz en off: “Yo me
llamo Juliana López Cruz, soy de San Nicolas...tengo 7 hijos. Yo me vine a vivir acá a San Anto-
nino y ya tiene mucho tiempo cuando conocí a mi esposo… Casi no me gusta hablar mucho”. En
efecto, no será ella quien cuente su historia, sino sus amigas y vecinas.
Finalmente, en un paisaje urbano muy diferente, el de una ciudad del estado de Oregón, se
nos presenta a Ramiro, un biólogo de Tlacolula, Oaxaca, que tuvo que salir de México después
de haber sido detenido en forma arbitraria, torturado y liberado sin ninguna garantía judicial.
En el mismo orden en que fueron presentados, se irá mostrando la vida cotidiana de cada
uno de ellos. Florida sigue trabajando como maestra, visita con frecuencia el panteón con sus
hijos para adornar la tumba de su esposo, toda la familia mira fotos y videos del pasado cuando
premios internacionales.
Juan estaba con ellos. La alegría y las risas que acompañan la observación de los momentos del
pasado, cesa cuando en el video aparece Juan. La familia permanece en silencio, sus rostros re-
flejan la tristeza y una especie de desconcierto.
Emeterio se somete a los tratamientos médicos que requiere su condición, sale al mar en
la lancha, participa en las manifestaciones. Juliana borda, vende la comida en un mercado y re-
cuerda a su esposo, cuya foto ampliada está dentro de un marco vistoso. Él era Arcadio Santiago
Hernández, un hombre conocido y respetado, quien había organizado la policía comunitaria.
Fue acribillado durante uno de los rondines sin que él portara armas. Ramiro hace varios viajes
al bosque, sale para observar el comportamiento de las aves, que en meses de invierno migran
justamente a Oaxaca, juega con sus hijos, hace la vida familiar y es sometido a tratamientos psi-
cológicos.
Mientras su voz es silenciada, volvemos al paisaje de la puesta del sol entre las montañas.
Han pasado algunas horas, semanas, meses o años: el sol está más abajo, las montañas se ven más
negras.
La vida sigue. Vemos una nueva marcha en que se exige la libertad de los presos políticos.
En ella participa Emeterio quien explica: “yo nací en la política y viví en la política desde niño,
porque yo era de la sierra. Luchando por la defensa de pueblos indios, por sus costumbres, por
su dignidad. Aunque estoy enfermo yo sigo luchando en contra del sistema capitalista, que está
hundiendo al país en la pobreza”.
La conclusión la redactan los autores del filme que cierra con un letrero:
El discurso de la película
El discurso del filme está centrado en una serie de elementos clave. En primer lugar, mues-
tra lo masivo de la protesta. Constantemente se insertan videos y fotos de marchas y concentra-
ciones que llenan el centro de la ciudad y la nutrida participación tanto de los hombres como de
las mujeres de todas las edades, vestidos con trajes típicos o de manera ordinaria. Las imágenes
dan la impresión de la unidad de los pueblos de Oaxaca, de lo compartido de sus reclamos.
El segundo elemento son los motivos de la protesta, aunque éstos sólo se anuncian: el
conflicto magisterial, la corrupción gubernamental, la represión, las desapariciones, las torturas,
las humillaciones, la llegada de las empresas mineras. Algunas de ellas se expresan verbalmente,
otras se aprecian en las pancartas que llevan los inconformes, otras aparecen en las fotos de gente
sometida, humillada, con huellas de tortura.
El filme muestra también las diversas formas de lucha, entre las cuales se destacan las mar-
chas, los mítines, las barricadas, la toma de las carreteras, la quema de los vehículos y la toma
del palacio municipal para sustituir un gobierno priista por otro popular. Es de suponer que los
autores del filme disponían justamente de este tipo de material.
Otro de los temas es, sin duda, la búsqueda de la justicia, puesto que las víctimas no quie-
ren aceptar la indemnización monetaria sino la consignación de los responsables. Y, desde luego,
el tema de los cambios en la vida de las víctimas. Emeterio, inválido, ya no puede trabajar ni de-
dicarse a los deportes favoritos. Juliana tiene que hacerse cargo de 7 hijos, algunos de los cuales
empiezan a trabajar a una edad temprana. Ramiro, condenado a exilio reflexiona sobre lo difícil
que es no poder volver al lugar del origen y la dificultad para educar a sus hijos de acuerdo con
los valores comunitarios y de acuerdo con su cultura de origen, mientras viven en una sociedad
individualista a la que los niños van adaptándose, incluido el uso cotidiano del inglés.
En México, no hay apoyo a las víctimas, como lo subraya Florida. Las amigas de Juliana
opinan que ella quedó muy traumada después del asesinato de su esposo, pero no pudo recibir
ningún tratamiento por “la falta de recursos”. Emeterio recibe un tratamiento médico básico que
no le devuelve la vida: “cuando yo trabajé en Pochutla, yo iba a traer pescado a Puerto Ángel
diario. Los domingos pescaba bastante. Traía ostión, huevos de tortuga. Pero me quitaron la vida”
dice con dolor dibujado en el rostro.
Su esposa cuenta de cómo lo cuidaban en el hospital y del miedo que sentían. Llegó la gen-
te del gobierno y de la procuraduría para ofrecerles dinero, pero no lo aceptaron: “400 mil pesos
que me iban a dar. Yo le dije que no. Yo lo que quiero es justicia, dinero no. Y que salga sano,
caminando, como cuando lo agarraron, porque él estaba bien.”
Sólo Ramiro y su familia reciben un amplio apoyo psicológico y legal en los Estados Uni-
dos. Una mujer explica en buen español:
Para mí el caso de Ramiro fue bastante impactante porque las cosas que sufrió fueron fuer-
tes. Lo que me impactó era enterarme más de la situación política de Oaxaca y como el go-
bierno de allá era tan corrupto, y como el gobierno manejaba estructuras legales para come-
ter persecución. Por ejemplo, a Ramiro le pusieron cargos de portar armas reservadas para el
militar, pero un pretexto. No tenían bases legal, las evidencias maniobradas, toda una farsa.
¿Cómo definir esta película, hecha de fragmentos (fotos de archivo, videos, narraciones
incompletas, huecos en la historia), que se tensa en torno a las ideas del orden (de la narrativa) y el
caos (de la sociedad retratada)? Hay en ella algo del cine de denuncia. Pero hay también un claro
afán de rescatar lo individual, lo concreto, lo preciso. No obstante, atrás de las historias de cuatro
individuos tenemos la imagen de una sociedad que después de una larga lucha, fue doblegada, por
fuerzas muy superiores, inalcanzables. Los intentos de dialogar con los policías, de darle flores,
de explicar que los objetivos del pueblo son los mismos que de los que los reprimen, fracasan.
Los policías reciben ordenes que deben acatar. Un gobernador corrupto, represor, incapaz de
representar a su pueblo, sale victorioso.
Conclusiones
En los dos casos analizados, los cineastas establecieron vínculos de solidaridad y simpatía
con los movimientos sociales. A cambio recibieron su confianza. De ahí que el resultado sea la
versión de los excluidos, de los más afectados, sobre los conflictos con las empresas privadas y
con los distintos niveles de gobierno. En ningún caso se habló con los líderes. Tal vez por eso no
aparezcan en los filmes las mesas de negociación “de alto nivel”. También por eso las películas
dividan el periodo de la protesta y de confrontación en las diversas etapas, propias de los movi-
mientos sociales.
¿Cuáles serían sus principales aportaciones? Desde luego la difusión de las versiones de
los participantes directos, que no fueron exhibidas en los medios de comunicación masiva. Las
películas, al no hablar de “tendencias generales” sino de sujetos concretos y las situaciones vividas
intensifican nuestra percepción y comprensión de los acontecimientos. Enriquecen el discurso
político con elementos emotivos, sentimientos y estados de ánimo de los participantes. Generan
una “perspectiva de observación”, vale decir una construcción significativa de lo real desde el
punto de vista de los movimientos populares. Como explica Estrada, su marco de interpretación
no sólo abarca las dimensiones cognitivas (la explicación de las causas de las distintas acciones
del movimiento), sino también las ético-políticas en torno a eventos y actores. (ESTRADA, 2016:
318).
De hecho, éste es uno de los propósitos de los cineastas. Mostar sus filmes en lugares que
confrontan problemas similares: la expropiación de tierras y recursos de las poblaciones origina-
rias por parte de empresas privadas, que llegan con todo el apoyo del gobierno federal, estatal y
municipal. En lugar de defender a su propia población, la reprimen.
Sin duda, las películas contribuyen a construir la memoria de las luchas populares. Son
medios de concientización, propaganda, de protesta, denuncia y crítica. Pertenecen al campo del
arte político que desafía el orden social de dominación. Afirmamos que son arte porque emplean
formas creativas, que permiten el surgimiento de símbolos no perceptibles a quien no participa
directamente en la lucha o quien la observa desde cerca.
259 La estructura narrativa clásica es la que divide el relato en tres partes: inicio, desarrollo y fin.
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