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El paisaje presenta características A paisagem apresenta características The specific characteristics of landscape,
que lo diferencian de otras variables que a diferenciam de outras variáveis which differentiate it from other
territoriales o ambientales, y que territoriais ou ambientais, e que devem territorial or environmental variables,
deben tenerse en cuenta en la gestión ser consideradas na gestão do recurso must be taken into account for its
del recurso paisajístico. En el artículo paisagístico. Neste artigo, identificam-se management. The article identifies those
se identifican estos rasgos distintivos essas características diferenciais a partir distinctive features of landscape through
a partir de un análisis bibliográfico de uma análise bibliográfica profunda, an in-depth review of the literature,
profundo, especialmente la percepción especialmente a percepção necessária focusing especially on the perception
necesaria para su existencia y su carácter para sua existência e seu caráter of landscape and the territorial nature
territorial, no vinculado únicamente a su territorial, no que se refere unicamente of the latter, rather than only on its
singularidad o la necesaria gestión activa a sua singularidade ou à necessária singularity or the need for its active
—que no está limitada a la ordenación gestão ativa —que não está limitada à management (which goes beyond
de actividades impactantes—. A partir gestão de atividades impactantes—. A high-impact activities). On that basis,
de estos rasgos, se deduce una serie partir dessas características, deduz-se it develops a series of principles that
de principios que permiten diseñar uma série de princípios que permitem make it possible to design landscape
los instrumentos para su gestión. Por desenhar os instrumentos para sua management tools. Finally, the article
último, se realiza un análisis crítico de gestão. Por último, realiza-se uma presents a critical review of management
los mecanismos de gestión y normativas análise crítica dos mecanismos de gestão tools and regulations used in Spain and
vigentes en España, y se concluye la e normativas vigentes na Espanha, e conclude that their suitability is rather
escasa adecuación de varios de los constata-se a escassa adequação de limited.
instrumentos analizados. vários dos instrumentos analisados.
Palabras clave: evaluación del paisaje, Palavras-chave: avaliação da paisagem, Keywords: landscape assessment,
gestión del paisaje, paisaje, percepción gestão da paisagem, paisagem, percepção landscape management, landscape,
del paisaje. da paisagem. perception of landscape.
* Dirección postal: Departamento de Estadística e Investigación Operativa II (Métodos de Decisión), Universidad Complutense de Ma-
drid, Campus de Somosaguas, 28223 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España.
Correo electrónico: szubelzu@ucm.es
** Dirección postal: Departamento de Geografía, Universidad Autónoma de Madrid, C/ Francisco Tomás y Valiente, 1, 28049 Madrid, España.
Correo electrónico: fernando.allende@uam.es
CUADERNOS DE GEOGRAFÍA | REVISTA COLOMBIANA DE GEOGRAFÍA | Vol. 24, n.º 1, ene.-jun. del 2015 | ISSN 0121-215X (impreso) · 2256-5442 (en línea) | BOGOTÁ, COLOMBIA | PP. 29-42
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puesto que los últimos pueden ser definidos como la la supervivencia y la búsqueda de alimento (González
consecuencia lógica de la influencia humana sobre los Bernáldez 1981).
primeros (Van den Berg 1999). Sauer (1925) define el Por todo lo anterior, queda patente que la consi-
paisaje cultural como aquel modelado por la cultura a deración de la percepción impregna de subjetividad el
partir del paisaje natural. concepto, lo cual complica su estudio. Ahora bien, la
percepción es inherente al paisaje hasta el punto de re-
La percepción del paisaje sultar imprescindible para su existencia.
Incluir la percepción en la definición del paisaje
obliga a considerar la subjetividad como elemento cons- El paisaje como recurso
tituyente de este (Abad y García 2006; Castella 1988; Da- El paisaje adquiere la dimensión de recurso en la
niel y Boster 1976; Gutiérrez del Álamo 1995; Higueras medida en que es percibido por la población, gracias a
2009; Otero, Mancebo y Ortega 2006; Ribas Vilàs 1992). su concepción como bien o como elemento destinado a
La subjetividad impuesta por la percepción ha sido satisfacer una necesidad. El paisaje es un bien percepti-
concebida a la vista de diferentes factores que la com- ble y utilizable por parte de la sociedad, pero además es
ponen: la propia experiencia personal (Bolós 1992), la un recurso, en la medida en que es utilizable.
personalidad individual (Bosque et ál. 1997; Gómez El paisaje ha sido considerado en ocasiones como
Alzate 2010), las circunstancias culturales e históricas un recurso de carácter ambiental (Daniel y Boster 1976;
de las sociedades (Martínez Pisón 2006; Santos y Gan- Delgado 2003; García Moruno 1998), y esto ha determi-
ges 2002-2003) e incluso la edad o procedencia de los nado su inclusión en los instrumentos de gestión y pro-
individuos (Maciá 1980; Tassinari 2006; Van den Berg tección ambiental, debido a su componente territorial
1999). En esta línea, ha llegado incluso a acuñarse la (Muñoz-Pedreros 2004) o visual (Lapka et ál. 2008).
expresión representación social del paisaje para deno- La asunción de la existencia de un recurso vinculado
minar una construcción simbólica colectiva (Made- al paisaje conduce a su consideración como patrimonio
ruelo 2005). (Higueras 2009). Bajo esta mirada, el paisaje, en tanto
La percepción está influida por varios aspectos que patrimonio, debe ser gestionado, en la medida en que
dependen de la naturaleza propia del perceptor, hasta representa un bien al que se le debe otorgar un valor y
el punto que cada observador recrea su propio paisaje entre sus características se incluyen la singularidad, la
(Prada 2004), sin que pueda desligarse la realidad ob- relevancia, el valor y la perdurabilidad (Iranzo 2009).
servada del resultado de su interpretación y asimila- Su doble concepción, como recurso y, derivado de
ción (Castella 1988). ello, como patrimonio, determina la necesidad de pro-
En la percepción del paisaje reside parte de la car- tección (Mata Olmo 2008) o, al menos, de gestión en
ga cultural expresada a través de su observación e in- el marco de las estrategias territoriales (Ortega 1998).
terpretación, como afirman Mata Olmo et ál. (2009). Según los autores que se adhieren a esta postura, la ges-
Carga que se manifiesta tanto en la materialidad de tión y la valoración del patrimonio deben instrumen-
cada fisionomía modelada por la acción humana, tarse de forma que no se quebrante su carácter de bien
como en sus imágenes y representaciones sociales, explotable desde una perspectiva económica.
modelos paisajísticos y de preferencias (Fürstenau Esta relación entre el recurso y su valor económico
2009). Desde este enfoque, la forma en la que los indi- implica una doble consecuencia sobre el paisaje: al ser
viduos perciben e interpretan un paisaje es altamente sustento de la actividad productiva que se desarrolla
subjetiva y se basa en la experiencia vital previa, que sobre él (Mata Olmo et ál. 2009), se convierte en factor
se va conformando de manera continua mediante el productivo directo; y, como bien poseedor de un valor
aprendizaje tanto individual como social en el entor- intrínseco explotable, se torna producto final, en la me-
no en que se habita (Appleton 1975; Bell 1999; Mata dida en que existe un consumidor dispuesto a hacer uso
Olmo 2008). de él (Iglesias 2008).
Sin embargo, no todos los elementos que influyen Las referencias anteriores conducen al carácter
en la percepción son consecuencia del influjo cultural patrimonial del paisaje, derivado de su consideración
o social; algunos de ellos son innatos y se relacionan como recurso. Este carácter lleva implícita, además,
con los instintos primarios humanos (Castella 1988). la necesidad de gestión acorde con sus características
Existen vestigios de un sistema emocional basado en constitutivas.
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Por otro lado, el concepto de calidad en el paisaje de indicadores relacionados con el valor del paisaje en
remite a su supuesta universalidad, en la medida en sí mismo, y no tanto con su calidad o su fragilidad. Esta
que se busca garantizar una jerarquía de paisajes y una opción parece más completa que los indicadores sin una
comparación entre ellos. Sin embargo, la ausencia de mayor concreción o adjetivación, en la línea ya manifes-
cánones de belleza universales no puede más que ha- tada por autores como Mata Olmo (2008).
cer dudar de la representatividad de la jerarquización
de paisajes de diferente naturaleza y valorizar la con- La participación de la sociedad
cepción del paisaje territorializado. Por otro lado, la La sociedad es la receptora del paisaje y quien otor-
necesaria gestión incardinada con la realidad territo- ga el valor con base al cual organiza la gestión, por lo
rial, y no únicamente con la singularidad, desaconseja- tanto, esta debe ser incorporada de forma activa en el
ría también la jerarquización universal de los paisajes, proceso.
puesto que aquellos que se ubiquen en las posiciones El primer problema que plantea la incorporación de
inferiores de la escala (en términos relativos respecto la sociedad tiene que ver con el alcance de la población
de paisajes con alta singularidad) no estarían exentos que se supone perceptora del paisaje. ¿Cuál es la pobla-
de la necesidad de gestión acorde a sus características y ción susceptible de valorar un paisaje y cuáles son los lí-
factores formadores, más bien todo lo contrario. mites que se definen para esta relación de dependencia
El segundo de los conceptos a los que frecuente- entre paisaje y población? Bajo el planteamiento me-
mente se recurre para valorar el paisaje es la fragilidad, nos restrictivo de la cuestión anterior, el total de la po-
como una medida de la capacidad del medio para aco- blación es susceptible de disfrutar de un determinado
ger determinadas actuaciones sin que se afecte la cali- paisaje y, por tanto, debe ser parte activa de su proceso
dad paisajística. En general, este concepto muestra el de valoración. La asunción de esta solución como úni-
sesgo proteccionista subyacente a la gestión del paisaje. ca y válida acarrearía problemas metodológicos, cuya
Si la fragilidad se entendiera de forma amplia, más allá superación resultaría muy compleja desde el punto de
de la preservación respecto a las acciones humanas, sí vista práctico, debido al coste que generaría.
tendría lugar, en la medida en que se constituiría en Ante la evidente imposibilidad de plantear solucio-
garante del dinamismo requerido por el paisaje. nes censales, debería seleccionarse una muestra repre-
Esta fragilidad ha sido definida por diversos auto- sentativa de una población con un tamaño muy elevado
res con base en la calidad intrínseca o en sus atributos y con unas características muy heterogéneas. Esta medi-
constituyentes, pero sin incorporar las preferencias de da ha llevado en ocasiones a discutir los resultados ob-
la población. En el caso de la conceptualización desde tenidos con base en consultas públicas (Sheppard 2004).
una postura intrínseca, la fragilidad es resultado de la Sin embargo, el recurso a la población ante cada necesi-
combinación de parámetros alusivos a la calidad y ele- dad de estudio del paisaje resulta muy poco operativo
mentos relacionados con la capacidad del paisaje para desde un punto de vista de la logística y de su costo.
ser visto (Bosque et ál. 1997), referidos no tanto a las En el extremo opuesto al planteamiento censal se
preferencias sobre lo percibido, como a variables rela- localizan las teorías que justifican recurrir a los ex-
cionadas con la accesibilidad o la frecuentación. Esta úl- pertos únicamente para obtener el valor del paisaje.
tima circunstancia por sí misma desaconseja el empleo En realidad, esta propuesta se orienta más a una ges-
de este indicador. tión basada en las necesidades del recurso que en una
Las definiciones de la fragilidad que se vinculan a participación efectiva de la población, debido a su ses-
los atributos constituyentes también plantean incon- go técnico. Esto es así puesto que difícilmente podría
venientes. Antes que nada porque están referidas a los garantizarse un nivel razonable de representatividad
atributos físicos principalmente, obviando, al igual que muestral de los expertos respecto del total de la pobla-
en el caso de la calidad, las condiciones de percepción y ción, hecho que ya ha sido apuntado por varios autores
las preferencias del público hacia dichos atributos. (Ribas Vilàs 1992; Muñoz-Pedreros 2004).
A la vista de los argumentos presentados, cabe dedu- En cualquiera de los casos, las dificultades metodo-
cir que los indicadores vinculados a la calidad o a la fra- lógicas no pueden justificar la determinación de valores
gilidad proporcionan una información menos completa para el paisaje que no sean fruto de las preferencias de
que la requerida para el tipo de gestión perseguida. Por la población, ya que esta también es parte constitu-
lo tanto, es necesario orientarse hacia la determinación yente del paisaje, a través de la percepción. Así, queda
patente la necesaria incorporación de la sociedad en el realizado por Delgado (2003) se analizó la incorpora-
proceso de asignación de valor. ción del paisaje en una muestra de 26 estudios de im-
pacto ambiental referidos a proyectos de líneas aéreas
Requisitos exigidos a los instrumentos para el transporte de energía eléctrica, redactados en-
para la gestión del paisaje tre 1985 y 2001. En ninguno caso se aplicaron de forma
La gestión óptima del paisaje debe realizarse me- consistente los métodos de valoración del paisaje dis-
diante instrumentos que garanticen los siguientes ponibles, las respectivas metodologías variaron entre sí
principios básicos: y en la mayoría de ocasiones el impacto se estimaba de
• Deben garantizar una gestión activa del paisaje en forma cualitativa en función del criterio del redactor.
sí mismo, que ampare su carácter dinámico y terri- La participación de la sociedad parece garantiza-
torializado, así como la acción de los agentes forma- da gracias a la existencia de periodos de información
dores. pública y de consultas a los agentes afectados en el
• Deben considerar el paisaje con arreglo a su defini- procedimiento de evaluación. Sin embargo, dicha par-
ción, incluyendo en todo caso la percepción como ticipación no se concreta en la asignación de valor a los
requisito imprescindible para su existencia. paisajes de forma específica.
• Los indicadores deben basarse en el propio valor que
el paisaje posea para la población receptora de este. Procedimientos urbanísticos
• La sociedad debe formar parte de la gestión del pai- y de ordenación del territorio
saje, mediante la definición del valor que se le otorga. Los procedimientos urbanísticos tampoco propor-
cionan una solución válida con arreglo a los objetivos
Los instrumentos para la gestión perseguidos de cara a la correcta gestión del paisaje.
del paisaje: aproximación al caso español Aunque se trate de instrumentos que permiten una
gestión activa y territorializada del paisaje, puesto que
En España, la gestión del paisaje se instrumenta en tor- permiten definir medidas específicamente relacionadas
no a cuatro tipos de herramientas: con cada tipo de paisaje. Lo cierto es que, en la práctica,
• Procedimientos de evaluación de impacto ambiental. la variable objetivo principal no es la paisajística.
• Procedimientos urbanísticos y de ordenación del Esta clase de instrumentos también incluye proce-
territorio. dimientos que garantizan la participación pública y de
• Instrumentos de ordenación de recursos naturales. los agentes afectados en la toma de decisiones, gracias
• Instrumentos incluidos en una normativa específi- al sometimiento de los documentos a procesos de in-
camente referida al paisaje. formación pública y consultas a los agentes afectados.
Cada una de estas herramientas proporciona solu- No existen casos en los que la percepción haya sido
ciones con diferentes grados de consecución de los ob- considerada de forma sistemática en los instrumentos
jetivos perseguidos. urbanísticos, aunque sí resulta común la definición de
objetivos visuales referidos a los usos planeados.
Procedimientos de evaluación Desde el punto de vista estrictamente teórico, la ap-
de impacto ambiental titud de los instrumentos urbanísticos para proporcio-
Los procedimientos de evaluación de impacto am- nar soluciones acordes con las exigencias de la variable
biental —regulados a nivel nacional por la Ley 21 del 9 paisajística es superior a la que brindan los instrumen-
de noviembre del 2013, de evaluación ambiental— no tos de evaluación de impacto ambiental.
proporcionan soluciones válidas en general debido a su
carácter reactivo; tampoco permiten abordar el estudio Instrumentos de ordenación
desde un enfoque territorializado ni garantizan el dina- de recursos naturales
mismo exigido para los factores creadores, en especial, La referencia al paisaje es relativamente frecuen-
para el humano. te dentro de la normativa relacionada con los espa-
La consideración del paisaje al mismo nivel que las cios naturales protegidos. Por ejemplo, la Ley 42 del
variables ambientales suele traducirse en carencias en 13 de diciembre del 2007, sobre el Patrimonio Natural
su análisis, al aplicarse las mismas reglas metodológicas y la Biodiversidad, cita de forma expresa la necesaria
que para el resto de variables. Por ejemplo, en el estudio adaptación de las figuras de protección del paisaje,
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previstas en la legislación que transponga el marco tados al CEP. Las tres comunidades autónomas expues-
definido por el CEP. tas en la tabla 2 han optado por esta alternativa.
La referida ley define la figura de paisaje protegi- Las tres normas adoptan el concepto paisajístico
do gracias a sus valores naturales, estéticos y cultu- emanado del CEP y hacen referencia a todas sus dimen-
rales y de acuerdo con el CEP. Aunque cita de forma siones, tal y como se deduce de los preámbulos de las
expresa la necesidad de preservar la interacción entre normas referidas en la tabla 2.
naturaleza y cultura, lo cierto es que la única medida En general, las estrategias de gestión que se deri-
de gestión práctica que acarrea es la consideración de van de las estructuras reglamentarias se organizan en
espacios en los que las actividades deben someterse a torno a dos ejes: en primer lugar, los instrumentos de
procedimientos de evaluación de impacto ambiental. gestión propiamente dichos y, en segundo lugar, el pa-
De manera que las soluciones provistas por esta ley pel de la administración como gestor.
no resultan acordes con las necesidades de la variable Respecto de los instrumentos de gestión pueden
paisajística. definirse dos niveles: por un lado, el que incluye instru-
A nivel autonómico, la mayoría de las normas ha- mentos informativos y, por otro, el que define instru-
cen también referencia a la figura citada por la Ley mentos procedimentales. Este esquema queda definido
nacional. La tabla 1 muestra las figuras contempladas en la tabla 3.
por aquellas comunidades autónomas que cuentan con Los instrumentos informativos se materializan en
normativa de protección de los espacios naturales. documentos que caracterizan los paisajes dentro del
Las dos únicas comunidades autónomas que no in- ámbito territorial al que se refieren, estableciendo obje-
cluyen la figura de paisaje protegido y que hacen refe- tivos a alcanzar y medidas concretas. En la Comunidad
rencia a las medidas definidas por el CEP (La Rioja y Valenciana, la estrategia territorial abarca todo el terri-
País Vasco) no incluyen medidas concretas de gestión. torio de la comunidad, y el resto de documentos se ocu-
pan de tipos de paisajes concretos. En las comunidades
Instrumentos incluidos en normativa autónomas de Galicia y Cataluña, los documentos in-
específicamente referida al paisaje formativos se refieren a regiones o a tipos de paisajes
Los últimos mecanismos mediante los cuales se ha específicos.
instrumentado la gestión del paisaje en España han Todos estos documentos son acordes con el enfo-
sido los desarrollos normativos específicamente adap- que territorializado y permiten una gestión activa del
La Rioja Ley 5 del 2006 (Boletín Oficial de La Rioja 2006) Las definidas por el CEP
Aragón Ley 8 del 2004 (Boletín Oficial de Aragón 2004) Paisaje protegido
Navarra Ley 9 de 1996 (Boletín Oficial de la Provincia de Navarra 1996) Paisaje protegido
Castilla y León Ley 8 de 1991 (Boletín Oficial de Castilla y León 1991) Paisaje protegido
Murcia Ley 4 de 1992 (Boletín Oficial de la Región de Murcia 1992) Paisaje protegido
Castilla La Mancha Ley 9 de 1999 (Diario Oficial de Castilla La Mancha 1999) Paisaje protegido
Tabla 2. Comunidades autónomas que cuentan con normativa específicamente referida al paisaje y normas concretas.
Comunidad autónoma Ley Reglamento
Ley 4 del 30 de junio del 2004, de la Decreto 120 del 11 de agosto del 2006, del Consell,
Generalitat, de ordenación del territorio y por el que se aprueba el Reglamento de Paisaje de
Comunidad Valenciana
protección del paisaje. (Diario Oficial de la la Comunidad Valenciana. (Diario Oficial de la
Generalitat Valenciana 2004) Generalitat Valenciana 2006)
Datos: elaborado a partir de Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña 2005, 2006; Diario Oficial de Galicia 2008; Diario Oficial de la Genera-
litat Valenciana 2004, 2006.
paisaje en sí mismo. Sin embargo, tienden a relegar a del trámite administrativo respecto del ambiental, lo
un segundo plano la consideración de la percepción, al que permite una gestión más acorde a los principios y
centrarse en el componente físico del paisaje, gracias una mayor facilidad para emplear metodologías aptas
a la delimitación de unidades de paisaje. En realidad, para el concepto paisajístico.
la definición de unidades del paisaje puede caer en el Al analizar en detalle el contenido de las normas,
error de establecer que existe paisaje más allá del um- sin embargo, no queda clara la forma de incorporar la
bral de la percepción, lo que sin duda resulta discutible. percepción. Las referencias a ella en las normas cata-
Este enfoque no resultaría desacertado si en la si- lanas y gallega son difusas, siendo más evidente en la
guiente fase de concreción de la gestión, materializada normativa valenciana. La Ley 4 del 2004 de la Comu-
a través de los instrumentos procedimentales, la per- nidad Valenciana exige incluir, entre la documentación
cepción fuese considerada de forma explícita tal y como de los estudios del paisaje y de integración paisajística,
ocurre, por ejemplo, en el modelo Visual Ressource Ma- un análisis visual del que se derive una identificación y
nagement (VRM), desarrollado por la Bureau of Land valoración de impactos visuales.
Management del gobierno de los Estados Unidos. En las guías metodológicas editadas por las comuni-
Entre los instrumentos procedimentales se inclu- dades autónomas de Galicia y Cataluña para la elabora-
yen herramientas reactivas que se ocupan, en general, ción de los documentos procedimentales, la concreción
de la evaluación de actividades concretas que preten- no es mayor. En ambos casos se hace referencia a la vi-
den ejecutarse y podrían acarrear efectos sobre el pai- sibilidad referida a las cuencas visuales, cuya legitimi-
saje. Estos instrumentos implican la independización dad ya ha sido analizada.
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El objetivo que queda mejor resuelto por parte de que dependen de la ejecución de terceras activida-
las tres normas es el referido a la participación ciuda- des no proporcionan soluciones válidas.
dana, en especial en el caso de la comunidad valencia- • La gestión activa debe garantizar la acción conjunta
na, en el que además de los periodos de consultas y de de los factores formadores, sin penalizar ninguno
información pública, se exige el contacto con los gru- de ellos.
pos sociales y los convoca a jornadas informativas para • La gestión debe partir del concepto territorializa-
solicitarles una valoración acerca del paisaje y el efecto do del paisaje: todo territorio es paisaje y requiere
derivado de la ejecución del proyecto. de gestión; esta necesidad no debe equipararse a la
En los casos gallego y catalán, la participación que- mera protección de los paisajes que a priori poseen
da garantizada mediante la información pública de los mayor singularidad.
documentos y las consultas concretas a los agentes im- • La gestión debe contemplar la percepción subjetiva
plicados; mientras que la normativa valenciana exige como característica inherente al concepto, sin que el
además la realización de un plan de participación pú- territorio se convierte en paisaje.
blica del que se deduzca el valor que el público afectado • La población potencialmente receptora debe formar
otorga al paisaje que se pretende evaluar. Este último parte activa de la gestión paisajística, otorgando el
enfoque es más adecuado a los objetivos perseguidos. valor que cada tipo de paisaje posee.
La experiencia española de gestión del paisaje basa-
Conclusiones da en la normativa vigente no siempre resulta acorde
con los requisitos expuestos en los puntos precedentes.
El concepto de paisaje que se deriva del análisis de los La normativa basada en los procedimientos de eva-
estudios realizados y de las características propias de luación de impacto ambiental o de gestión de espacios
este debe tener una triple dimensión, que incluya su naturales proporciona soluciones adaptadas a las nece-
realidad física, la necesaria percepción para su acaeci- sidades paisajísticas. La normativa referida a la orde-
miento y, como derivado de las dos anteriores, su ca- nación del territorio brinda soluciones más adecuadas
rácter de recurso. a las exigencias, pero en la práctica, al no constituir
Los instrumentos que permitan la gestión acorde instrumentos orientados a la gestión del paisaje, esta
con tales dimensiones deben basarse en los siguientes permanece en un segundo plano.
principios: En el caso de las normativas específicamente adap-
• La gestión debe ser activa en función de las caracte- tadas al CEP, la adecuación es mayor, siendo el caso
rísticas de cada tipo de paisaje. La gestión reactiva valenciano el que proporciona el marco de gestión más
basada en instrumentos de evaluación de impacto adaptado a las necesidades del recurso.
Excepto que se establezca de otra forma, el contenido de este artículo cuenta con una
licencia Creative Commons “reconocimiento, no comercial y sin obras derivadas”
Colombia 2.5, que puede consultarse en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/
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