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Todo sobre una brillante experiencia práctica en optimización de la gestión de redes de venta.
Emilio Díaz
Gerente de administración, ventas y CRM de Abbott Laboratories.
La evolución del trabajo de Abbott Laboratories ha dado respuesta a todos los retos que se ha ido planteando a lo
largo de su trayectoria, pero es consciente de que la labor de búsqueda, de optimización, no puede ni debe concluir
nunca. De eso se encarga, por un lado, la propia dinámica de cambio que sufre el mercado, que hará modificar el
concepto original, y, por otro, la evolución de las herramientas disponibles, que ofrecen la posibilidad de acceder a
nuevas estrategias.
Ambos aspectos inciden en una cada vez mayor necesidad de adaptación de las empresas y hacen inevitable la
implantación de programas que estén continuamente conectados a esta realidad y que busquen adaptarse a esta
cambiante situación. Es la hora de las soluciones imaginativas.
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El caso Abbott Laboratories: gestión eficaz de equipos de ventas
Esta decidida orientación al cliente la traduce y contrasta Abbott Laboratories comprometiéndose a obtener los más
altos estándares de calidad, a ser excelentes en las relaciones personales y a mantener un comportamiento
caracterizado por la honestidad, la imparcialidad y la integridad.
A partir de este punto se empiezan a tomar decisiones sobre asuntos esenciales y a desarrollar un plan de acción, que
siempre ha estado guiado por el sentido común, donde cada persona es indispensable para el éxito y una
comunicación ágil, simple y enfocada en lo esencial actuará de catalizador de reacciones fructíferas y ayudará a la
gestión de la evolución.
• Optimizar las relaciones con los clientes (colectivos potenciales y actuales a los que va dirigida la
propuesta de valor de la empresa), teniendo una visión integrada y única, pudiendo emplear
herramientas de análisis y desarrollando así acciones más inteligentes.
• Gestionar las relaciones con los clientes de una manera única, independientemente del canal de
contacto con ellos.
• Mejorar la eficacia y la eficiencia de los procesos implicados en las relaciones con los clientes.
El cumplimiento de estos objetivos lleva implícita la total automatización de la fuerza de ventas y, sobre todo, un
cambio cultural que ha de embeber a todos los integrantes de la organización.
“El cliente es el rey” no debe ser sólo un lema restringido a las divisiones comerciales. Desde el primer directivo hasta
el último operario han de tenerlo en cuenta. No hay ninguna parte de la organización en que la que no influya el
cliente. Es trabajo de todos.
En Abbott Laboratories se ha estructurado el CRM en tres planos funcionales, que se complementan entre sí:
o Repositorio analítico, análisis de ventas, análisis de visita médica (censo médico, cobertura,
frecuencia, impactos, etc.) y análisis multicanal.
En publicaciones especializadas se habla de que el porcentaje de fracaso en las implementaciones de CRM ronda el
55% y, dentro de este apartado, el 75% es debido a las personas y procesos, y el 25% restante es debido a la
tecnología.
Abbott Laboratories forma parte de ese otro 45% de éxito, que sin duda se podría resumir como resultado de las
siguientes causas:
• Una adecuada gestión de expectativas basada en una exigente, pero sensata, definición de
objetivos.
• Una especial dedicación a la gestión del cambio, asentada en un elaborado programa de
comunicación.
• Una concepción de proyecto global que involucra a todas las personas de la organización, exige una
esmerada definición y parametrización de procesos, dispone del respaldo y apuesta decidida del top
management y cuenta con una tecnología de garantía.
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El caso Abbott Laboratories: gestión eficaz de equipos de ventas
Es preciso destacar, por su importancia como elemento clave del éxito, el compromiso de la alta dirección y su
participación activa. De este liderazgo dependen el impulso del proyecto y su sostenibilidad.
Esta iniciativa se construye con los mimbres que proporciona la necesidad de plantear nuevos enfoques, acordes con
la vertiginosa dinámica de los mercados, y no esperar que una detección esporádica de estímulos afortunados nos
venga a indicar por dónde debemos ir, ni sucumbir a la idea de “nosotros ya lo intentamos todo”.
Abbott SFE pone el énfasis en la necesidad de orquestar los elementos necesarios para realizar el targeting óptimo,
dotar a los gerentes de distrito de las más novedosas herramientas de gestión y depositar en el entrenamiento de la
red de ventas uno de los elementos clave en la calidad de la visita.
Esta confluencia de factores es capaz de generar la energía y la emoción necesaria para crear y sostener el
momentum o ímpetu generado. La magnitud del trabajo es grande (en el caso del sales manager puede representar
un incremento del 30%), pero el esfuerzo merece la pena.
La experiencia práctica de Abbott se basa en el desarrollo de siete módulos (véase el cuadro 2): productos
estratégicos, planes promocionales, targeting, segmentación y plan de márketing, indicadores de desempeño
(dashboard y KPI), sistema de incentivos y, por último, gerente de distrito (competencias y responsabilidades).
Este conjunto de instrumentos proporciona la ayuda necesaria para hacer frente a un entorno complejo, donde la
técnica empírica y de apreciación personal es totalmente insuficiente. Gracias a ellos se minimiza el riesgo en la toma
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El caso Abbott Laboratories: gestión eficaz de equipos de ventas
de decisiones, se canaliza a las personas a la acción, basada en una capacitación eficaz, y se da un marcado
protagonismo a la relación humana en la organización.
Así, el dashboard alberga los indicadores de productividad más importantes y proyecta luz en aquellas perspectivas de
negocio que son generadoras de resultados. La elección de estos indicadores es de una importancia sustantiva, puesto
que deben resumir de una forma sintética la actuación de la red de venta. Se trata de un resumen de la estrategia de
la empresa orientado a la acción, que cumple esencialmente tres funciones:
• Función de gestión: permite centrarse en unos cuantos objetivos clave y ayuda a la toma de
decisiones, a la puesta en práctica y a la búsqueda de nuevos caminos.
• Función de prescripción: consigue orientar la atención en la dirección pretendida, reforzando el viejo
aforismo que dice que “lo que se mide se hace”.
• Función de descripción: permite saber a todo el mundo lo que es importante y normaliza la definición
de los indicadores.
Este andamiaje conceptual genera una gran simplicidad de uso y se erige en herramienta determinante en la
búsqueda de la excelencia, por su visibilidad. La consecución de las metas que hay detrás de cada indicador del
dashboard consigue canalizar esfuerzos que proyectan a un estadio futuro, deseado por toda la organización, y que
proporcionan una extraordinaria fuente de motivación para seguir trabajando.
‘Abbott Class A’
Class A es el más alto estándar que puede ser otorgado a una compañía por sus procesos operacionales o sus planes
de negocio. Es garantía de que esos procesos están trabajando efectivamente, de acuerdo con un patrón
independiente, y que están proporcionando los mejores niveles de servicio al cliente.
Class A es la integración entre procesos de negocio, comportamientos y herramientas. Representa una reconocida
manera de alcanzar los más altos estándares en excelencia de negocio. Una vez implementada, constituye una mejora
sustancial en la satisfacción del cliente y de los empleados y optimiza el desempeño de la empresa.
Una forma de trabajar Class A lleva consigo una forma consistente de medir el desempeño, una mejora de la
comunicación y poder compartir y aprender de las mejores prácticas. La calidad de esta forma de trabajar es
examinada anualmente por evaluadores o auditores, tanto externos como internos, para garantizar que los procesos
de negocio, los comportamientos y las medidas del desempeño cumplen los niveles propuestos.
La apuesta de Abbott al involucrarse en este programa ha abierto una extraordinaria posibilidad de interacción
sinérgica con Abbott SFE y su orientación al cliente, especialmente por la formación y puesta en marcha de dos
módulos gobernados por esta orientación: ejecución del plan de ventas y capacidad.
Los objetivos del módulo de ejecución del plan de ventas son, por una parte, garantizar la ejecución eficiente del plan
de ventas anual y su concordancia con el plan estratégico de la compañía y, por otra, implementar planes alternativos
para paliar o corregir la existencia de desviaciones.
El módulo de capacidad se centra en establecer un proceso de planificación de la capacidad en aquellas áreas
consideradas críticas para la consecución del plan de ventas y garantizar el mejor servicio al cliente. Asimismo, tiene
como objetivo generar un procedimiento que permita detectar anticipadamente posibles limitaciones en capacidad, de
modo que se puedan tomar medidas preventivas a tiempo.
Una de las aportaciones más relevantes del uso de estos módulos la constituye la herramienta diseñada para el
dimensionamiento de la fuerza de venta (sales force sizing) y la distribución de territorios (territory alignment). De
esta manera, se consigue maximizar ventas y retornos mediante la asignación equilibrada de los potenciales y cargas
de trabajo y minimizar las ineficiencias derivadas de las posibles descompensaciones.
Conclusión
Tanto el programa Abbott SFE como Abbott Class A son instrumentos imprescindibles en la mejora de la productividad,
en la búsqueda de la excelencia y en la optimización de la red de ventas. Refuerzan la visión customer centric o
polarización en el cliente y contribuyen a la canalización de esfuerzos. Favorecen la detección temprana de dificultades
y su causa raíz, al tiempo que ayudan a corregir desviaciones que afectan a la relación con los clientes internos y
externos y a la salud económica y financiera. Asimismo, elevan la certeza y hacen disminuir el riesgo en la toma de
decisiones.
En suma, la consecuencia de la aplicación de estas herramientas, en concordancia con nuestros valores compartidos,
es determinante para la consecución de nuestro objetivo estrella: generar valor para el cliente final.
Deusto