de
A rq u eo lo g ia e Etn olo g ia
N s 11 2001
REVISTA DO MUSEU DE ARQUEOLOGIA E ETNOLOGIA
Comissão Editorial
Editora Responsável
Conselho Editorial
Pede-se permuta
We ask fo r exchange
R ev ista do M useu
de
A rq u eo lo g ia e Etn o lo g ia
U n iv e r s id a d e de S ão Pau lo
publicação anual
N 2 11
2001
S ão P a u l o , B rasil
Capa: p ele de onça bororo coletad a por Natterer. In Kann, P.; Dorn, R. D ie
oesterreichische Brasilien-E xpedition 1817-1836. W. Seipel (Ed.) D ie E n tdeck
ung d e r Welt, D ie Welt d e r E ntdeckung: O esterreich isch e Forscher, Sammler,
Abenteurer. Viena, KHM: 217-255. 2001.
Sumário
ARTIGOS
ESTUDOS DE CURADORIA
ESTUDOS BIBLIOGRÁFICOS
NOTAS
ARTICLES
125 Astolfo Gomes de Mello Araújo - Archaeology from Rio Claro region: a
synthesis
CURATORSHIP STUDIES
283 Alessandra Cristina Monteiro de Castro - Sirian and Iranian feminine figurines in
Trigo the collections of MAE/USP
BIBLIOGRAPHICAL STUDIES
NOTES
NACIONALISMO Y ARQUEOLOGIA:
EL CONTEXTO POLITICO DE NUESTRA DISCIPLINA
Margarita Díaz-Andreu*
Toda disciplina científica tiene una historia En un plano más concreto, para la historio
tras de sí que determinados miembros dentro grafía de cada país existen obras más específi
de la comunidad científica se han dedicado a cas de carácter general o particular como las
investigar y describir. Quien se interesa por el de Alessandro Guidi (Guidi 1988) o Marcelo
pasado de la arqueología puede acudir a las Barbanera (Barbanera 1998) en Italia, Emst
magníficas obras de carácter general produ Wahle en Alemania (Wahle 1950, 1951), Pedro
cidas por Glyn Daniel (Daniel 1975), Amaldo Funari (Funari 1992) en Brasil, Ignacio Bemal
Momigliano (Momigliano 1955 (1950), Bruce (Bemal 1979) y Luis Vázquez León en México
Trigger (Trigger 1989), o Alain Schnapp (Vázquez León 1996); Chakrabarti (Chakrabarti
(Schnapp 1993) por citar a los más conocidos. 1988) en India, etc. Todas estas historias de la
arqueología, sin embargo, adoptan una óptica
internalista, es decir, que fundamentalmente
(*) Departament o f A rchaeology, U niversity o f discuten qué autor dijo qué cosa en qué época
Durham, South Road, Durham DH1 3LE, Reino y lo que sus ideas supusieron para el progreso
U nido. de la ciencia. La visión que estos autores
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recolectores (Layton 1989b). Pero pese a caso que aquél otro adoptado por los movi
reconocer esta trascendencia del conocimiento mientos pre-románticos que también se desar
sobre el pasado y a veces incluso de los rollaron en aquel siglo (Smith 1976). La racio
restos de cultura material provenientes de él, nalidad adquirió un puesto fundamental en este
lo cierto es que solamente a partir de los siglos siglo. Ideas como ‘utilidad’, ‘ciudadanía’,
XIV y XV fue cuando por primera vez a ‘nación’, etc. comenzaron emplearse con cada
determinados individuos de la sociedad se les vez mayor frecuencia (Mora 1998).
permitió especializarse de una manera más A partir del último tercio del siglo XVIII en
definitiva y continuada en el estudio del el plano político las ideas de la ilustración
pasado y de sus restos materiales. Fue en este comenzaron a dar fruto en una serie de revolu
momento cuando se produjo una transforma ciones: la de 1776 que dió paso a la indepen
ción radical en este interés que serán las dencia de los Estados Unidos de América, la
primeras raices que al cabo de tres siglos de 1783 en Holanda, la de 1789 en Francia, las
terminarán llevando a la definitiva aceptación posteriores en diversos paises europeos y en
de la arqueología como diciplina científica. toda Latinoamérica que se saldaron con la
En los siglos XIV y XV se produjo en independencia de prácticamente todo el
Europa un cambio de tipo social y político que continente americano en las primeras décadas
llevaría a la larga a la aparición del estado del siglo XIX. En todos estos países, la
moderno. En esta Europa en transformación las racionalidad ilustrada llevada a su conse
élites comenzaron a interesarse por los objetos cuencia lógica, empujaría a las clases medias a
antiguos de una manera nunca conocida antes, rechazar a los gobernantes que no resultaran
ni siquiera durante el periodo romano, momento útiles para la nación. Es decir, por primera vez
en el que las estatuas griegas habían atraído se hacía posible contestar la legitimidad
gran atención. Lo que las élites renacentistas política del sistema que había reinado en la
buscaban en las antigüedades era simbolizar su práctica totalidad del mundo occidental desde
poder con metáforas diferentes a las que se la caida del imperio romano: la monarquía y el
habían empleado en época medieval. En su sistema social al que éste iba a asociada en el
lucha contra el poder eclesiástico el lenguaje de que la cada vez mayor clase media tenía poca
la antigüedad - sobre todo de la antigüedad cabida. Pero si la monarquía había sido hasta
clásica - cobró una importancia nunca antes aquel momento la base del estado, a partir de
experimentada. De esta forma dejó de ser ahora un nuevo concepto debía ponerse en su
ocasional que un individuo poderoso acudiera lugar y este fue el de nación.
al pasado como forma de mostrar su posición ‘Nación’ era una palabra de origen latino
en la sociedad, como había pasado en Babilo que se había empleado tanto en latín como en
nia, Grecia o Roma (Schnapp 1993). A partir del las lengua romances derivadas del mismo
siglo XIV y XV en primer lugar en Italia, este desde la época romana. Significaba lugar de
tipo de argumentación empezó a ser por así origen, tanto el pueblo, la región, comarca o el
decirlo un requerimiento y por ello las élites país. Este uso tan amplio quedó restringido a
políticas comenzaron a emplear a su servicio a partir de finales del siglo XVIII, cuando el
anticuarios que les proporcionaran el prestigio término empezó a emplearse fundamentalmente
que ellos necesitaban (Rosenberg 1990). Esta para referir al territorio estatal. Es necesario
moda que se inició en Italia fue más tarde aclarar en este punto, sin embargo, que los
copiada por el resto de los países europeos a especialistas en el estudio de nacionalismo
partir de los siglos XV y XVI (Schnapp 1993), distinguen dos tipos fundamentales de
pues la nueva expresión de autoridad permitía a definición de nación que se relacionan con los
las élites de todos ellos reivindicar el poder dos tipos principales de nacionalismo: nacio
secular y dejar definitivamente atrás el código nalismo cívico o político por una parte y por la
político medieval. Tras los problemas religiosos otra nacionalismo cultural o étnico.
del siglo XVII, durante la ilustración del siglo El nacionalismo que surgió en la revolu
XVIII el lenguaje basado en lo clásico adquirió ción francesa de 1789 (por escoger a la más
de nuevo una gran importancia, mayor en todo famosa de todas las revoluciones mencionadas
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anteriormente) fue el nacionalismo cívico o ca, donde los nuevos estado-nación claramen
político. En realidad somos nosotros los que te incluso superaron en tamaño a los euro
ahora lo denominamos así, pues en aquel peos. Salvo excepciones - y el caso de
momento el término nacionalismo ni siquiera Dinamarca es el único que se me ocurre y de él
estaba en uso, ya que sólo se tiene documen me ocuparé más adelante - sólo será en estos
tado a partir de 1812 en Francia y 1836 en países donde veamos surgir la arqueología
Inglaterra (Huizinga 1972: 14). Lo que sí que se profesional, una arqueología en un principio
empleaba en aquel momento con gran énfasis centrada en el estudio de lo clásico, lo que
era el concepto de ‘nación’. Para el nacionalis dificultará su éxito en América.
mo cívico o político el término ‘nación’ estaba Este criterio de tamaño es el que permitiría a
unido a los conceptos heredados de la ilustra la larga el éxito de las ideas nacionalistas de tipo
ción neoclásica que ahora se asociaron unificador tanto en Italia como en Alemania.
íntimamente con la nación: ciudadanía, territo Pero la creación de estados nuevos a partir de
rio, derechos y deberes iguales para todos los naciones supuso un cambio radical en el
ciudadanos, educación universal e ideología nacionalismo. Hasta entonces era el estado el
cívica (Smith 1991: 9-10). La importancia de la que había dado lugar a la nación. A partir de la
historia antigua como modelo donde aprender unificación de ambos países, cabía la posibi
sobre la sabiduría del pasado que ya habíamos lidad de que fuera la nación la que diera lugar al
visto que empezó en el siglo XVIII se afianzó estado. Las unificaciones de Italia y Alemania
ahora. Pero además la nueva consideración en 1870 y 1871 evidenciarían un cambio radical
dada a la educación implicó la apertura de en el nacionalismo, puesto que el nacionalismo
museos donde exponer objetos provenientes de cívico o político daría paso al nacionalismo
la antigüedad clásica y esto llevó a la necesidad cultural o étnico. Este provenía de las ideas pre-
de tener profesionales que se ocuparan de ellos románticas del siglo XVIII (Smith 1976) en las
y por tanto a la de incluir la arqueología entre que ‘nación’ se asoció con ideas en principio
los saberes impartidos en la universidad o en muy diferentes. La justificación para la unión de
las escuelas de educación superior. Es decir, el países como Italia o Alemania no podía ser otra
nacionalismo cívico llevó a la instituciona- que la existencia de unas características comunes
lización de la arqueología. Ya no eran los pocos que fusionaban de forma natural a una serie de
anticuarios de siglos anteriores pagados por pueblos de manera que hacían legítima la defensa
reyes, nobles o personas con medios econó de su existencia como nación y por tanto su
micos. Ahora era el estado el que se ocupó de derecho a exigir la independencia política.
subvencionar a un cuerpo profesional de Los rasgos comunes que unían a la nación
arqueólogos. La arqueología pasó de ser una étnica o cultural podían ser de variados tipos:
actividad que sólo unos pocos con medios o en primer lugar una cultura similar demostrada
apoyados por personas con ellos se podían en costumbres semejantes y/o idioma compar
permitir a ser considerada como una disciplina tido, además de en algunos casos una misma
científica dotada con cada vez un mayor religión o misma etnia o raza; y en segundo
número de profesionales. una descendencia común. Para todo ello la
Pero como la nueva nación política tenía historia propia de cada nación tenía un papel
que ser coherente con los principios de fundamental legitimador. Si hasta entonces la
utilidad ilustrados, en un primer momento sólo subvención del estado había estado volcada
los estados de gran tamaño lograron ser fundamentalmente a la arqueología clásica, a
aceptados como naciones; las unidades partir de ahora en Europa habría otras épocas
políticas de pequeña dimensión eran juzgadas - la prehistórica y la medieval - que empeza
como contrarias al buen hacer político y por rían a cobrar un papel central. La situación en
tanto se les denegaba el carácter de nación. America, sin embargo, no podía ser sino
Estas ideas, por tanto, restringieron el número diferente. Las poblaciones anteriores a la
de naciones posibles a unas pocas localizadas conquista no tenían nada que ver con las
fundamentalmente en Europa occidental - élites que gobernaban los países, que eran de
Francia, Gran Bretaña, España... - y en Améri origen europeo. Ante esto la respuesta
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mayoritaria sería la de ignorar este tipo de nes particulares también darían lugar a mu
arqueología, negando un pasado histórico a seos. Una de las que fue a parar a manos
las poblaciones indígenas y restringir el relato particulares fue la adquirida por Sir Hans
histórico nacionalista a la época a partir de la Sloane, quien compró al estado de la Toscana
colonización realizada por sus antepasados la colección de obras clásicas amasada
europeos. En América - como luego en durante tres siglos por la familia italiana
Australia - la arqueología se confinaría como Medici (Pomian 1990: 42). Sloane dejó la
una rama dentro de la antropología, es decir, colección en manos del estado británico, quien
no incluida dentro de los estudios históricos. en 1753 decidió abrir un museo, resultando
La excepción a esta actitud se encontraría en todo ello en la apertura del Museo Británico en
México, donde el discurso nacionalista desde 1759. Estas tendencias neo-clásicas ilustradas
un principio se apropió del indigenismo. Así fueron continuadas y agrandadas por el primer
que tras un primer momento fracasado por las nacionalismo cívico. Es así como en plena
turbulencias políticas del país durante gran revolución francesa en 1793 el estado francés
parte del siglo XIX, principalmente en el XX decidió la apertura del Museo del Louvre
las élites políticas comenzarán la subvención (Gran-Aymerich 1998). He de señalar aquí que
sistemática del estudio de cierto pasado el otro tipo de nacionalismo, el étnico o
precolombino, el de las grandes civilizaciones cultural, pese a que ya he apuntado antes sólo
del valle de México y del Yucatán. tuvo éxito a partir de 1870, estuvo presente
desde un principio y llevó también a la crea
ción de museos. Un ejemplo fue el Museo de
La institucionalización de la Monumentos Nacionales abierto igualmente
Arqueología y los problemas de la Prehistoria en París, donde se exhibían monumentos
góticos y renacentistas. La comparación entre
Como he explicado en la sección anterior el el devenir de éste y el del Louvre, sin embargo,
surgimiento del nacionalismo - en un primer es significativa. Mientras que para el último no
momento del nacionalismo de tipo cívico - dejaron de llegar obras, entre otras circuns
como teoría política llevó a la instituciona tancias por las campañas de Napoleón Bona-
lización de la arqueología. La primera prueba parte, los encargados del Museo de Monu
de que esto ocurrió fue la creación de museos, mentos Nacionales no hacían más que lamen
aunque como siempre podemos buscar tarse por la falta de una sede adecuada y por el
precedentes anteriores. El ímpetu adquirido desinterés general que la institución provo
por el estudio de la antigüedad clásica y la caba (Gran-Aymerich 1998: 38). En otros
importancia conferida a los objetos provenien países, sin embargo, sí que estos museos
tes de la misma habían llevado ya en el siglo dedicados a las antigüedades del país tuvieron
XVIII a la aparición de un preocupante merca más éxito. Este fue el caso de Dinamarca,
do de antigüedades centrado en la ciudad de donde el Museo Nacional se creó en 1807 o en
Roma. La desaparición de obras iba contra el México donde el Museo Nacional abrió sus
bien común, contra la educación del ciudada puertas en 1825 (para cerrarlas al poco tiempo,
no, y así en aquella centuria, en fecha tan pero esa es otra historia) (Florescano 1993).
temprana como 1733, se crearía el primer A la creación de museos siguió la profe-
museo de arqueología abierto al público, el sionalización de los arqueólogos - que
Museo Capitolino (al que más tarde se unió significativamente a lo largo del siglo XIX
también en Roma en Pió Clementino en 1771) dejan de llamarse anticuarios - y la creación de
(Arata 1998).2 Por otra parte ciertas coleccio instituciones que justificaban su labor. Así en
1821 se creó en Francia la École de Chartes
donde se enseñaría arqueología - o más bien
una de sus ramas, la paleografía (Schnapp
(2) En realidad otro m useo abierto al público en fecha
más temprana, el Ashm olean de Oxford de 1683,
1996: 53). Esta institución se copiaría en otros
parece que incluía en sus colecciones algunas antigüe países como en España, donde la Escuela de
dades (Sim ock 1984). Diplomática abriría sus puertas en 1856 (Peiró
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Martín & Pasamar Alzuría 1996). En Francia el vivían entre las antigüedades de un pasado
Comité de Estudios Históricos, que se dedi supuestamente glorioso. La esencia de la
caría a la protección y restauración de los nación quedaba simbolizada en este pasado de
monumentos históricos vió la luz en 1834 piedras con inscripciones rúnicas y de túmu
(Schnapp 1996: 54). La creación de Comisiones los prehistóricos. Fue esta situación la que
de Monumentos en Francia en 1830 tuvo llevaría a Dinamarca a crear el primer Museo
igualmente su reflejo en España aunque años Nacional en el que las antigüedades propias -
más tarde, en 1844 (Díaz-Andreu 1994). En este y no las clásicas - cobraron una importancia
último país sólo sería en 1868 cuando el no conocida en otro país. Para el museo se
Cuerpo Facultativo de Archiveros y Biblio contrataron a expertos que intentarían ordenar
tecarios incluyó en su nombre el de los las colecciones, con el resultado por todos
anticuarios (que sólo a partir de 1900 se conocidos de la elaboración del sistema de las
denominarían oficialmente como arqueólogos). tres edades establecido por Thomsen (Gráslund
Toda esta institucionalización aludida 1981), que posteriormente se exportaría a otros
hasta ahora se refiere fundamentalmente a los países (Bóhner 1981, Rodden 1981, Sórensen
estudios clásicos y acaso - pero con menor 1998, etc.). También fue en Dinamarca donde
éxito - los medievales. La prehistoria, sin se crearía la primera cátedra universitaria para
embargo, tuvo dificultades para conseguir el la enseñanza de la prehistoria en 1855, ocupa
mismo nivel que el de sus por entonces da por Worsaae en la Universidad de Copen
hermanas mayores. Hay diversas razones que hague (Sórensen 1996: 34).
impidieron la rápida institucionalización de la La prehistoria, además, tenía otros proble
prehistoria (Schnapp 1993: 321). En primer mas que impidieron su pronta instituciona
lugar se daba una prioridad absoluta a las lización. Uno de ellos fue la conexión estable
fuentes escritas y éstas lógicamente sólo cida entre la arqueología y el arte, que prove
valían a partir de la época protohistórica. Esto nía de la importancia de los objetos artísticos -
se debía principalmente a la poca sofisticación las estatuas y los monumentos - en la época
que los estudios sobre cultura material habían premoderna. Si para enorgullecerse de sí
adquirido a excepción, quizá, del estudio de misma la nación tenía que tener un pasado
monedas y obras de arte antiguas, ninguna de glorioso, éste se simbolizaba mejor en objetos
las dos de carácter prehistórico. Para que la de arte y no en pequeños fragmentos rodados
prehistoria se aceptara hubo que desarrollar de cerámica de ininteligible significado para el
los métodos tipológico, tecnológico e imponer no especialista. Es significativo que en la
el criterio estratigráfico como forma de ordenar creación de la Escuela de Diplomática en 1856
el material. Esto sólo se fue logrando a lo largo referida más arriba la arqueología se definiera
del siglo XIX. No es casualidad que uno de los como aquella ciencia que estudiaba las obras
países donde se dieron varios de los pasos de arte y de la industria bajo el exclusivo
más importantes para ello fue Dinamarca. Una aspecto de su antigüedad (Peiró Martín &
serie de derrotas militares provocaron a Pasamar Alzuría 1996: 146). Los intereses
principios de la centuria no sólo la pérdida creados a lo largo del siglo XIX impedirían de
definitiva de la flota que hasta entonces había alguna manera el desarrollo de los estudios
sido el orgullo del país sino además de gran prehistóricos. Esta importancia dada a los
parte de su territorio. Esto haría que las monumentos explica también que en toda
desmoralizadas élites políticas y las clases América sólo en aquéllos países donde
medias buscaran justificar la existencia de existían grandes edificaciones precolombinas
Dinamarca en otro tipo de razones. Se acudió es donde se produjera un primer desarrollo de
entonces a la arqueología, a la que tanta la arqueología propiamente americana. Es decir,
importancia se le había dado en el memorable esto ocurrió fundamentalmente en México
siglo XVII (Klindt-Jensen 1975, Randsborg (Bernal 1979), en el sur de los Estados Unidos
1994, Schnapp 1993). En contraste con aquel, (Welsh 1998) y en cierta manera en Perú, país
lo único que le quedaba a Dinamarca era el donde se promulgó - aunque sin demasiado
solar patrio, la tierra, donde los campesinos éxito - una primera legislación relacionada con
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de Paleontología Humana al que antes me he arqueología italiana (Guidi 1996: 112-5; Torelli
referido. El otro catedrático que de forma extra 1991), seguiría al término de la misma.
oficial había estado enseñando prehistoria era En cuanto al empleo de un nombre colecti
Pere Bosch Gimpera en Barcelona, y su cátedra vo la arqueología ayudó a buscar un pasado a
se encontraba en la sección de Historia dado determinados etnias, llamadas ahora culturas o
que oficialmente se llamaba de Historia civilizaciones en arqueología, que formaban
Antigua y Media hasta 1933 en la que el parte o la práctica totalidad de la nación. En
nombre cambió al de Prehistoria. Pero lo que ocasiones los datos arqueológicos actuaron
me interesa resaltar de Bosch Gimpera es que como una proyección aparentemente nada
éste se había recibido su educación en arqueo problemática de lo actual hacia épocas anterio
logía en Alemania (Díaz-Andreu 1995a) y su res, impresión ofrecida por la práctica de llamar
admiración por la arqueología de aquel país a los grupos desaparecidos con el mismo
perduró toda su vida (Bosch Gimpera 1980). La nombre que los modernos. Esto pasó en el
influencia de la arqueología alemana en países caso de los alemanes (Wiwjorra 1996), y los
como Canadá (Trigger 1981) o Estados Unidos eslavos (Raczkowski 1996: 207, Shnirelman
(véase los apellidos de Kroeber y Kluckhohn 1996). En la mayoría de las ocasiones, sin
(Kroeber & Kluckhohn 1952)) indica esta embargo, las etnias actuales se basaron en
misma influencia al otro lado del Atlántico. culturas o civilizaciones pasadas conocidas
La adopción de una nueva teoría, la del con nombres diferentes al grupo contempo
historicismo cultural, estuvo también apareja ráneo. Un ejemplo de esto se dió en la recién
da a un aumento significativo en la utilización creada república de Turquía en 1923, para cuya
de la arqueología para fines políticos. Esta se base histórica su dirigente, Kemal Atatürk,
produjo en naciones con independencia quiso ver la civilización sumeria e hitita, de tal
política - ahora interesadas en crear un manera subrayando que desde un pasado
nacionalismo de masas - y en otras en las que remoto Turquía había estado caracterizada por
ésta era reclamada y cuyo futuro indepen una variada composición étnica (Ózdogan
diente se había hecho posible al aceptarse el 1998: 116-7). También se emplearon culturas
nacionalismo definitivamente como argumento prehistóricas de forma semejante. Así en
al fin de la I Guerra Mundial. Como el concepto Portugal el catedrático de arqueología y
de nación cultural o étnica estaba basado, conservador del Museo Nacional de Arqueo
lógicamente, en el de comunidad étnica logía, Manuel Heleno (1894-1970), en una
seguiré los criterios de Anthony Smith (1991: conferencia de prensa dada en 1932 y que tuvo
21) para definirla para explicar este punto. gran impacto posterior reclamaba la cultura
Estos son: la existencia de un nombre colecti megalítica como el origen de la nación portu
vo; de un mito de origen común; de memorias guesa, creencia todavía muy extendida entre
históricas compartidas; de uno o más elemen gran número de intelectuales (Fabiáo 1996: 96-
tos diferenciadores de cultura común; una 97). En cuanto al periodo medieval cristiano,
asociación con un lugar de origen específico; éste fue el que más éxito tuvo por lo general en
y finalmente un sentimiento de solidaridad todas las naciones europeas (Olmo Enciso
entre sectores significativos de la población. 1991; Pohl 1997), pero ver (Díaz-Andreu
Siguiendo estos puntos intentaré aclarar de 1996b).
qué forma la arqueología se implicó en el Todo lo explicado en el párrafo anterior
nacionalismo de tipo étnico o cultural tanto lleva al segundo atributo, el del mito de origen
antes pero sobre todo después de la primera común para el que la historia en lo referente a
Guerra mundial, tendencia que, pese a la los momentos más recientes y para los anterio
terrible complicidad de la arqueología alemana res la arqueología proveyeron de datos. En
durante la segunda gran confrontación Polonia, basta ver los títulos de los artículos
(Amold 1990, Amold & Hassmann 1995, publicados por von Richthofen y por Kostrzewski
Bollmus 1970, Kater 1974, Losemann 1977), para inferir su contenido nacionalista (Raczkowski
aunque ver Junker (Junker 1998a, Junker 1996: 205-6). Pero además de artículos acadé
1998b), y en cierta manera también de la micos - y de otros múltiples publicados en
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periódicos de gran tirada cuyo estudio todavía símbolos materiales políticamente efectivos y
no se ha realizado en la mayoría de los no es casualidad que en este periodo de
países en esta época los arqueólogos se entreguerras se viera por primera vez una
lanzan a publicar obras de tipo más general inversión estatal importante para la excavación
pensadas para llegar a un público más amplio. sobre todo de sitios señalados para el discur
En México, por ejemplo, aparece en 1916 el so nacionalista. Lo que pretendía el estado-
libro Forjando Patria publicado por el arqueó nación era crear un paisaje nacional propio,
logo mexicano Manuel Gamio. Si acudo al caso fijar una memoria histórica compartida por
de España, que es el que más conozco, son de todos los miembros de la nación. Así determi
este momento la Prehistoria Universal y nados yacimientos claves en el discurso
Especial de España del Padre Carballo de nacionalista que en algunos casos ya habían
1924; la más importante Etnologia de la llamado una cierta atención hacia las últimas
Península Ibérica de Pere Bosch Gimpera décadas del siglo XIX pero sin tener gran
originalmente publicada en catalán en 1932, y repercusión a largo plazo como Alésia en
que pese a su nombre significativamente Francia o Numancia en España, ahora volverán
trataba de prehistoria, o la conferencia sobre a ser el centro de atención. La historia de las
“España” dada por el mismo autor en plena excavaciones en este último yacimiento es
Guerra Civil española; o las enciclopedias que buen ejemplo. Tras algún intento anterior que
empezaron a hacerse populares en estos acabó en monumentos a medio construir o de
momentos, como la del tomo producido por el tamaño claramente deficiente, en 1905 un
discípulo del último, Luis Pericot, sobre potentado de la ciudad más cercana decide
Historia de España. Geografía histórica costear la erección de uno a la altura de las
general de los pueblos hispanos. Tomo I. circunstancias en memoria de los caídos en
Epocas primitiva y romana en 1934. Numancia. Significativamente se logra que sea
Estas publicaciones de carácter general y el rey quien lo inaugure, pero cuando éste
de las más concretas derivadas de los trabajos acude se encuentra con que apenas unos
arqueológicos tuvieron un impacto mayor que pocos días antes un arqueólogo alemán, Adolf
el puramente académico, pues su contenido Schulten, ha comenzado la primera excavación
llegó a un público más general, reforzando por seria del sitio. Aquello constituyó tal escán
tanto la creación de la memoria histórica dalo que terminó en la prohibición al alemán de
compartida de la que hablaré en el próximo realizar sus investigaciones en el cerro tras lo
párrafo. Las ideas expresadas por la arqueo que éste revierte su esfuerzo a la búsqueda de
logía se recogieron, como varios autores han los campamentos romanos que habían sitiado
estudiado (Podgomy 1994, Ruiz Zapatero & la ciudad. Para los trabajos sobre el yacimiento
Alvarez-Sanchís 1997) en los manuales se crea una comisión dirigida por el prestigio
escolares. Además el trabajo de los artistas so arqueólogo José Ramón Mélida, quien de
hará que el eco del trabajo arqueológico llegue forma reveladora calificará su labor como un
mucho más lejos. Así la influencia ejercida por “deber nacional” (Díaz-Andreu 1995b: 44-5,
las obras ibéricas de la Edad del Hierro y Jimeno & Torre 1997). Numancia será uno de
etnográficas principalmente africanas en los yacimientos que más dinero reciba desde
cuadros como Las señoritas de Aviñón de entonces hasta la guerra civil (Díaz-Andreu
Pablo Picasso (Walther 1993: 37-40), o la del 1997b). Otros dos ejemplos de excavaciones
arte precolombino en los frescos producidos con claras connotaciones nacionalistas
por Diego Rivera en México (Kettenmann bastarán para dejar clara la utilización de la
1997), producirán un efecto mucho mayor y arqueología en la fijación de la memoria
más duradero que el que los arqueólogos histórica. En México fue igualmente en este
habrían podido tener por sí mismos. periodo es cuando comienza la exploración
El trabajo de los arqueólogos - y de las sistemática de yacimientos como Teotihuacán
primeras arqueólogas que empiezan a encon por Manuel Gamio (Brading 1988) y en Polonia
trar trabajo por estos años (Díaz-Andreu & el yacimiento de Biskupin encontrado en 1933
Sprensen 1998) - ofrecía al nacionalismo comenzaría a tener una importancia inmensa a
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D IA Z-A N D R EU , M. Nacionalism o y Arqueologia: el contexto político de nuestra disciplina. Rev. do Museu de
A rqu eologia e E tn ologia, São Paulo, 11: 3-20, 2001.
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D IA Z -A N D R E U , M. N acionalism o y Arqueologia: el contexto p olítico de nuestra disciplina. Rev. do M useu de
A rqu eologia e E tn o lo g ia, São Paulo, 11: 3-20, 2001.
globalización, en este caso referente a la forma resolver, pero cuya confrontación es inevi
de expresar la identidad, en concreto la étnica table, como así parecen demostralo la creciente
y nacional (pero también otras como explicaré politización de congresos internacionales de
en el próximo párrafo) de la forma tal y como la arqueología como el World Archaeological
sociedad occidental lo ha estado haciendo Congress (Colley 1995, Funari & Podgorny
estos dos últimos siglos, buscando y definien 1998, Ucko 1987).
do una o varias Edades de Oro que funda Terminaré haciendo una reflexión sobre si
mentan el presente. Lo que estamos presenci los arqueólogos y arqueólogas son conscien
ando, a mi entender, es un movimiento por tes de la implicación política de su quehacer
parte de los indígenas hacia la elaboración de científico y sobre la importancia, en todo caso,
la historia de sus comunidades con una que tiene el que lo sean. La gran mayoría se
finalidad que nos es conocida, la de establecer resiste a admitir tal relación entre una discipli
un pasado que las legitimice. Del éxito que les na que consideran - correctamente - científica
ha supuesto la adopción del discurso naciona y la política, aunque en la literatura publicada
lista son prueba las nuevas legislaciones en en lengua inglesa (como bien se puede ver en
países como Estados Unidos o Australia que la bibliografía que cito en este artículo) hay
han limitado en gran manera el trabajo arqueo cada vez una mayor apertura hacia estos
lógico (Hubert 1989). Es decir, sólo cuando temas. Las alusiones al patriotismo tan fre
estas comunidades han abandonado su propio cuentes en el siglo XIX y que hacían tan
lenguaje para adoptar el nuestro nacionalista evidente el carácter nacionalista de la arqueo
es cuando sus reivindicaciones han podido ser logía desaparecieron hace ya bastante de las
entendidas por el mundo occidental. Este publicaciones, aunque ciertas reminiscencias
ahora ya no les reconoce un carácter simple se pueden encontrar todavía en los prólogos
mente tribal sin más, como así se hacía en el de volúmenes cuyo contenido parece clamar a
pasado, sino más bien uno propiamente étnico la más pura objetividad. Es decir, es verdad
al nivel de cualquier otra etnia occidental y que ya no es tan explícita tal relación, pero
como tal, por tanto, se hace obvio el derecho esto no significa que no exista. Por otra parte
que tienen a reclamar un territorio propio y el cabe preguntarse si la arqueología que hoy en
control sobre el mismo - incluyendo la gestión día está defendiendo las muchas veces justas
de los restos arqueológicos. reivindicaciones de las poblaciones indígenas
El problema, sin embargo, no es tan fácil sabe distinguir entre el uso político de la
puesto que tiene implicaciones mucho mayo arqueología durante estos dos últimos siglos y
res. Las comunidades indígenas no son las la retórica elegida para tales reclamaciones. No
únicas que están exigiendo el derecho a la estoy defendiendo la necesaria priorización de
historia y a los restos materiales del pasado, la lectura arqueológica o la de los intereses de
ya que existen otros grupos que también lo grupos económicos frente a otras lecturas de
hacen: los New Age travellers (Finn 1997), los comunidades indígenas o de otros. Pero lo que
druidas (Chippindale et al. 1990), o las ecofe- está en juego es la validez del discurso
ministas que quieren ver en £atal Hóyük u arqueológico - y, siguiendo a Eco (Eco 1990)
otros yacimientos como símbolos de un poder todavía pienso que ésta la tiene - y tal validez
femenino perdido (Conkey & Tringham 1995, dependerá en parte de lo conscientes que
Hodder 1998, Meskell 1998). Por las mismas seamos de las condiciones que han hecho y
razones que la arqueología profesional tiene siguen haciendo posible la arqueología
derechos o que ahora se empieza a aceptar que profesionar y esto no sólo pasa por una
las comunidades indígenas también los tienen, revisión historiográfica, sino también por su
estas otras comunidades unidas por otro tipo contraposición con voces alternativas. No es
de identidades que no la académica, étnica y/o posible hacer arqueología sin hacer política, y
nacional, también los deberían tener. Los aceptarlo y actuar éticamente en consecuencia
conflictos de intereses que todo esto está nos pondrá en una situación a mi entender más
suponiendo representan actualmente un reto ventajosa para afrontar el desafío que esto
muy gravera la arqueología que no será fácil supone.
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D IA Z-A N D R EU . M. N acionalism o y Arqueologia: el contexto político de nuestra disciplina. Rev. do M useu de
A rqu eologia e E tnologia, São Paulo, 11: 3-20, 2001.
Referencias bibliográficas
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20
Rev. d o M useu de A rqu eologia e E tnologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
Lúcio M. Ferreira**
Há uma rarefação de estudos sobre a 2001; Pinõn 2000).1 Com este artigo gostaria de
História das Ciências Humanas e das Idéias no contribuir para o debate. Valendo-me das
Brasil. Tome-se, por exemplo, a exigüidade de Revistas do Instituto Histórico e Geográfico
análises sobre a História da Arqueologia brasilei Brasileiro (IHGB), pretendo analisar a Arqueolo
ra (Cf. Barreto 1992, 1999; Meggers 1985; gia conforme ela foi praticada em sua articulação
Souza 1991; Prous 1992; Funari 1989, 1991, com o projeto político Imperial e o evolucio
1994, 1995, 2000; Pinõn 2000). Nem mesmo as nismo. Por outra, tento entender os usos políti
obras de referência sobre a História das Ciências cos da Arqueologia num contexto em que a
no Brasil abordam a disciplina (Cf. Azevedo estabilização do sistema monárquico de domina
1956, Ferri e Motoyama 1979-81, Miceli 1989). ção começava a apresentar suas primeiras
Nesta seara de evidente carência faltam pesqui fissuras.
sas mais amplas sobre a Arqueologia oito-
centista, momento de constituição institucional e
epistêmico da disciplina (Ferreira 1999, 2000, (1) Durante o século XIX, a Arqueologia foi praticada
por diferentes instituições situadas em diferentes
contextos regionais: o Instituto Histórico e Geográfico
Brasileiro (1838), O Museu Nacional (1808), o Instituto
(*) À memória de meu primo, mais amigo do que primo, Arqueológico, Histórico e Geográfico Pernambucano
Fabrício Ronaldo Menezes. (1868), o Museu Paraense Em ílio G oeldi (1866), o
(**) M estre em História pela UNICAMP. Professor Instituto Arqueológico, Histórico e Geográfico Alagoano
de História do C olégio Dom B osco, Americana, SP. (1869) e o Museu Paulista (1895).
21
FERREIRA, L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1870-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
Etnologia, São Paulo, 11\ 21-33, 2001.
Assim, na primeira parte deste artigo, que se detecta nas páginas da Revista, na
procuro demonstrar como a disciplina foi verdade, é a produção de um saber sobre o
justaposta r um campo de saber e de poder, Brasil. O Instituto foi um fórum privilegiado de
integrando a. rede de conhecimentos tecida pelo onde se falava e se olhava o país. Lançando mão
IHGB. Na segunda, intenciono dissecar o de uma série de disciplinas, o IHGB visava
conjunto discursivo específico em que esteve legitimar “cientificamente” a manutenção do
inserida a Arqueologia, direcionando o escalpelo projeto político centralizador da Monarquia,
no sentido de examinar as condições de apareci confeccionando uma rede de informações sobre
mento de seu objeto (Foucault 1986, 1995). A as diversas províncias e encaminhando propostas
perspectiva é a de analisar a disciplina enquanto que visavam viabilizar a exploração econômica
positividade, enquanto uma prática que, ao do território nacional. Tal assertiva clarifica-se
imbricar-se com outros saberes, estipulou ao se rastrear o cenário social, político e econô
critérios classificatórios sobre o teor civiliza- mico da quadra histórica em questão.
cional das sociedades indígenas, postulou para Em primeiro lugar, apresentavam-se os
elas um lugar social na identidade da Nação e problemas advindos com a Guerra do Paraguai
forneceu elementos para a definição de uma (1864-1870). É bastante provável que este
política indigenista de integração. conflito tenha acirrado as tensões geopolíticas
nas áreas de fronteiras. O que pediria, muito
mais do que nas décadas de consolidação e
A produção de um saber sobre o Brasil estabilização do regime Monárquico, um maior
conhecimento destas regiões, das instituições
Como se sabe, o evolucionismo, juntamente provinciais que as resguardavam e das popula
com o positivismo, foi arma de justificação ções que as habitavam. Nesse âmbito, deve-se
intelectual e científica - como então se pretendia lembrar que, historicamente, as áreas circunscri
- para a implantação da República. De acordo tas ao Rio Prata foram palco de diversos confli
com Silvio Romero (1986: 23), o “bando de tos entre a Monarquia e as Repúblicas latino-
idéias novas”, ambientadas no Brasil a partir de americanas (1825-28; 1850-52). O domínio
1870, mostrou o sofisma do Império em toda a geopolítico destas regiões era crucial para o
sua nudez. Não se deve supor, porém, que o Império, pois possibilitaria sua exploração
Estado Imperial não se valeu da “arma republica comercial por meio do monopólio da navegação
na” como tática para continuar “sofismando”, no Rio Prata, ponto de contato com as Provínci
como estratégia para os embates políticos que as do Sul. Em segundo, a inadiabilidade da
então se travavam. O Museu Nacional,2 por abolição da escravatura ameaçava solapar o
exemplo, um dos bastiões da Monarquia, regime produtivo assentado na grande proprieda
reconhecidamente comungou com o evolu de, organizado juridicamente com a Lei de
cionismo (Schwarcz 1989, 1993; Lopes 1997). Terras de 1850. Como conseqüência, prenuncia
Quanto ao IHGB, pelo menos no campo da va desatar um dos laços do sistema de domina
Arqueologia, o uso do modelo efetuou-se a partir ção nacional, a aliança Coroa-Grande Lavoura
de 1873. Contudo, é preciso filtrá-lo no discurso de Exportação. A lei do Ventre Livre (1871),
arqueológico, demarcando-o no interior de um medida estratégica que visava protelar a defla
diálogo “interdisciplinar” em que o IHGB gração deste impasse político, foi decretada num
intercruzou dados e métodos. momento em que as lavrouras agroexportadoras
Com efeito, não se pode considerar os textos se expandiam para as novas áreas de fronteiras.
arqueológicos dissociando-os dos outros Urgia, p irtanto, definir uma política indigenista
conjuntos discursivos articulados pelo IHGB. O capaz tanto de assegurar uma mão-de-obra
alternativa aos braços africanos, quanto de
desobstruir as áreas agricultáveis do domínio das
populações indígenas (Ferreira 1999, 2000;
(2) Notar que no frontispicio do primeiro volume dos
Arquivos do Museu Nacional figura como sócio
Pinõn 2000). Capaz de sanear os caminhos para
correspondente o naturalista Charles Darwin. Cf. o progresso da civilização Imperial. Por último, e
Arquivos do Museu Nacional, Vol I, 1876. não menos importante, o ■■•'«cava-se o problema
22
FERREIRA, L.M . “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (187 0 -1 8 7 7 ). Rev. do Museu de A rqu eologia e
Etnologia, São Paulo, 77: 21-33, 2001.
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FERREIRA, L.M . “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1870-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
E tnologia, São Paulo, II: 21-33, 2001.
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FERREIRA, L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (187 0 -1 8 7 7 ). Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e
E tn ologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
sociedade que fabricou as cerâmicas. Tenta De fato, ainda que representem um pequeno
responder às seguintes perguntas: “Que povo foi conjunto, tais textos merecem ser estudados, até
este? A que grau de civilização chegou? Qual foi porque a recepção da Arqueologia ao evolucio
a sua maneira de viver? Qual a sua origem?” nismo permanece como uma análise ainda a ser
(RIHGB, 39: 51, 1876). Em seu segundo ensaio, feita pelos estudiosos da História da disciplina
Manoel Gonçalves efetua uma análise filológica no país. Sob este aspecto, tanto em José Vieira
e antropológica sobre a Tribo Munducuru Couto, quanto em Manoel Gonçalves Tocantis,
(RIHGB, 40: 10-161, 1877). Descreve as notam-se os enunciados da teoria. O primeiro,
pinturas rupestres dos ancestrais da “tribo”, as em seu Ensaio de Antropologia (1873: 408 -
quais ele compara com as “tradições” ainda grifos meus), assevera:
vivas. Investiga também os primeiros contatos
“(...) a anthropologia demonstra que o homem
culturais realizados entre os Munducurus e os physico passou sempre d ’um período mais atrazado
colonizadores quinhentistas, objetivando extrair p a ra um mais adiantado (...)”
exemplos para a formulação de uma política O segundo, em Relíquias de uma Grande
indigenista destinada às regiões de Belém (PA) e Tribo Extinta (1876: 52 - grifos meus), afirma,
“(...) alguns artefactos cerâm icos que aqui
adjacências.
tem sido descobertos, e outros que ainda existem
Poder-se-ia objetar que estes textos seriam enterrados, são, por assim dizer, as únicas
insuficientes para caracterizar a disciplina, que reliquias que restam d ’esta tribo, hoje totalmente
o seu diminuto conjunto teria sido um aconteci extincta. Porém, con siderações de alto valor
mento fugaz no interior da trajetória da Arqueo prendem os produ tos cerâm icos ao estudo dos
povos primitivos e aos das diversas phases de sua
logia brasileira, reles acontecimento fadado a
civilisação (...)”
permanecer em silêncio na memória deste
saber. Contudo, deve-se considerar, em primei Ora, a partir destas citações, e dos comen
ro lugar, que o IHGB já praticava pesquisas tários já feitos sobre estes textos, pode-se
arqueológicas desde 1839, conforme se pode averiguar a configuração específica em que a
aquilatar no primeiro tomo de sua Revista (Cf. Arqueologia evolucionista do IHGB esteve
Ferreira 1999). De maneira que, tais textos, disposta. Com efeito, a disciplina inseriu-se
analisados como parte integrante da produção num espaço de interpositividades que a articu
arqueológica da instituição, configuram uma lou com a Geologia, a Antropologia, a Filologia
reordenação epistemológica, pois, antes de e a Historiografia. Constituindo-se no espaço
1873, o evolucionismo não fundamentava a definido por estes saberes que lhe foram
positividade da Arqueologia (Cf. Ferreira 2000, coetáneos, a Arqueologia pôde formular
2001). Em segundo lugar, as obras de Vieira hipóteses sobre a origem dos indígenas e
Couto e Gonçalves Tocantis inscrevem-se no criterizar sobre o teor civilizacional de seus
mesmo solo espistêmico que orientou as variados grupos.
pesquisas dirigidas por outras instituições. O Integrando-se com a Geologia, a Arqueolo
exame destes textos, portanto, oferece a gia evolucionista instituiu uma intermediação
oportunidade de se cotejá-los com outros com dois conceitos. O primeiro é o de artefato.
conjuntos discursivos, notadamente, no que se Conceito nuançado que engloba duas facetas
refere ao período em questão, com os do Museu indissociáveis: ele é uma materialidade física, é
Nacional. Em terceiro lugar, após 1870, um composto por uma matéria-prima que diz do
evento demonstra que a Arqueologia praticada que ele é feito - portanto, um problema a ser
pelo IHGB gozava de um certo prestígio no deslindado pela Geologia; é ao mesmo tempo
quadro das pesquisas arqueológicas internacio uma atividade humana de transformação, o
nais. Trata-se do Congresso Internacional dos trabalho de confecção de uma matéria-prima
Americanistas (Cf. RIHGB, 39: 369, 1876), que o materializa, é uma tecnologia que permite
realizado em Luxemburgo, em 1877. O IHGB a exploração do meio-ambiente - portanto, um
foi convidado para participar da Comissão de problema a ser pesquisado também pela
Organização, cabendo-lhe versar sobre a Antropologia. Para se ter uma idéia de como os
Antigüidade do Homem Americano (Cf. artefatos passam a ser um dos focos de análise
RIHGB, 39: 403, 1876). da Arqueologia, veja-se como o Museu Nacio-
25
FERREIRA, L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1870-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
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E tn ologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
arqueológicos embasaram a fixação de uma portanto, para deixá-los viverem nos extensos
cronologia sobre o povoamento do Brasil. Ora, territórios do Norte e Centro-Oeste sem colo
os artefatos estão agora encravados num nizá-los. O Estado Imperial deveria, assim,
depósito sedimentar, instalados num tempo tomar para si a tarefa de salvá-los de sua
geológico. Os artefatos, agora, estampam um subjugação brutal à natureza, deveria incluí-
calendário. Podia-se, portanto, determinar a los no plano da civilização, deveria ensiná-los
antigüidade da tribo tomando-se por base a a plantar e a colher os frutos da terra, os frutos
camada geológica em que eles se encontravam. do trabalho agrícola. As amplas fronteiras
Assim, Wiener (1876) calculou que os samba- teriam que ceder ao ímpeto do progesso,
quis tinham dois ou três séculos. Domingos teriam que render-se à monocultura do café ou
Soares Ferreira Pena (1876: 86) resolveu não de outros gêneros. Era preciso, portanto,
fixar uma cronologia, pois, segundo ele, os integrar os indígenas e suas terras aos interes
sambaquis estavam extremamente erodidos ses administrativos e econômicos do Império.
devido à ação eólica e do relevo. Vieira Couto Era preciso formular uma política indige
(1873: 409), por sua vez, datou a primeira nista que encaminhasse o “processo civilizador”
imigração para o Brasil no período da “Pedra (Elias 1993, 1994). Até porque alguns povos
Polida”, mais especificamente no “Paleolítico detinham costumes abjetos. Seus ancestrais, por
Superior”, de acordo com os instrumentos meio da tradição oral, haviam-lhes irremediavel
localizados “nos mais antigos sedimentos da mente transmitido por herança. Wiener (1876: 17
época quaternária”. Deste modo, esta imigra e segs.), por exemplo, a partir do exame das
ção situar-se-ia “mais ou menos a cem mil anos evidências ósseas fornecidas pelos esqueletos
atrás” (1873: 409). Sendo os selvagens filhos humanos, mostra como alguns deles estavam
da imigração, efetuada depois que transpuse friáveis, calcinados e incompletos. Só poderiam
ram, em outro continente, o primeiro estágio da ser então restos de refeições, pois a carne
civilização, Vieira Couto lamenta a ausência de humana era muito apreciada pelos índios dos
coleções de artefatos no Brasil. Estas, se sambaquis, eram eles um povo “que via em seu
ligadas a suas devidas estruturas geológicas, semelhante somente um objecto de alimenta
se não coletadas erradamente, permitiriam o ção”. Seus banquetes, cujo prato principal era a
estabelecimento de uma cronologia mais carne dos inimigos, satisfaziam o apetite do ódio
segura da imigração originária. e a extradiordinária fome de vingança de que
As análises empírico-descritivas dos eram possuidores (Pena 1876: 88). Mas há
artefatos seguiam princípios similares aos feitos outros costumes “repugnantes”. Os índios dos
no campo da História Natural e da Geologia. sambaquis enterram os seus mortos no mesmo
Tentava-se isolar, por meio do pormenor descriti solo onde dormem, entre vestígios alimentares
vo, as identidades e diferenças dos artefatos - (espinhas de peixes e conchas), no meio do lixo
assim como se procedia com a natureza das e o mais perto possível do pai, irmão, mãe, filho
plantas e dos animais (Cf. Netto: 1876a), com as e mulher do falecido. Se o Império quer cons
formações geológicas e geográficas (Cf. Derby: truir sua identidade nacional sob o signo do
1877). Feita esta tarefa, podia-se avaliar o grau progresso e da civilização, se quer realmente
de civilização dos indígenas. Já se viu como confeccionar uma auto-imagem digna de ser
Domingos Soares Ferreira Pena (1876), combi exibida para suas elites e para as Nações euro
nando determinismo geográfico e análise dos péias, deve integrar os índios à civilização.
artefatos, classificou os indígenas como selva Deve, fazendo-os conviver com os brancos,
gens, povos ignorantes do saber agrícola. Neste incutir-lhes costumes nobres. Contudo, nem tudo
ponto, as análises de Ferreira Pena convergem está perdido. Manoel Gonçalves Tocantins
com as de Vieira Couto (1873: 407). Também (1876), estudando o cotidiano da sociedade que
este autor, após longa descrição dos vestígios, produziu as “relíquias” da “cultura marajoara”,
percebeu que alguns deles indicavam a existên analisando-as meticulosamente, enfatizou que o
cia de populações que não passaram por nenhum povo que as fabricou era “bastante adiantado na
período de civilização, que não conheceram nem indústria cerâmica” (p. 60). Pode-se levá-las para
ao menos a agricultura. Não haveria razões, as grandes Exposições Universais, festas do
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FERREIRA, L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1870-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
Etnologia, São Paulo, 77: 21-33, 2001.
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FERREIRA, L.M . “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1 8 70-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
E tn ologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
dos sobre a Tribo Munducuru (1876), argu os vestígios arqueológicos e a “atual” organi
menta sobre a especificidade da Língua e dos zação social de uma tribo, elas deveriam
traços anatômicos do grupo. Daí ter ele desanuviar sua origem nebulosa e a sua phase
levantado a hipótese poligenista para explicar civilizacional. Deveriam interpretar os eixos de
o surgimento das sociedades indígenas. Se contato com os remanescentes da “tradição”,
seus grupos são a prova empírica dos diferen os elos de continuidade entre o presente e o
tes centros de criação da humanidade, trata-se passado. A Historiografia, dispondo destes
de determinar seu teor civilizacional. Neste dados, tentaria enredá-los num discurso
sentido, também em Gonçalves Tocantins, os universal e indiviso que apagaria todas as
dialetos têm o mesmo valor documental que os diferenças e descontinuidades. Procuraria
artefatos. Se a indústria cerâmica da população construir um sujeito coletivo coroado, se
de um sambaqui do Pará representa um estágio possível, por uma sociedade evoluída, ante
avançado de civilização, não é o que se passados da nobreza Imperial, da elite ilustra
depreende da linguagem dos Munducuru. da que impulsionava a marcha civilizatória da
Seus mitos, se comparados com os registros Monarquia brasileira.
rupestres de seus ancestrais - ou por outra, se Entretanto, a Arqueologia evolucionista -
comparados com os testemunhos arqueológicos e a Antropologia - do IHGB não conseguiu
-, mostram toda a primitividade e insipiência de comprovar traços de cultura indígena elabora
suas concepções sobre o mundo, revelam uma da. Nas palavras de Vieira Couto, que soaram
humanidade na infância, em seus primeiros como um desabafo, ou como um lamento, a
passos em direção à civilização. Também em Pré-História brasileira, ao contrário da das
Gonçalves Tocantins, a Arqueologia e a Antro vizinhas Repúblicas latinas, não revelou
pologia se regulam num mesmo jogo de relações nenhum grande monumento, nenhuma sobran
discursivas. Assim é que, a partir das evidências ceira pirâmide erguida no seu vasto território.
arqueológicas, ou seja, valendo-se dos fragmen Pelo contrário, a Antropologia e a Arqueologia
tos cerâmicos, ele procurou reconstituir a evolucionista demonstraram empiricamente -
organização social da tribo semi-avançada, como se pretendia - que os indígenas são
remontar o seu cotidiano. Suas próprias pergun selvagens. Frustraram a tentativa de repre
tas indicam este objetivo: “Como viveram eles? sentá-los na imagem de uma Nação que se
A que grau de civilização chegaram?”. queria civilizada. Os grupos indígenas, deste
Embora os indígenas tenham sido defini modo, foram excluídos do discurso histo
dos como pertencentes a uma tribo, a um riográfico. Só interessavam, agora, como
grupo arraigado a um tronco filológico- elemento de riqueza, como possível mão-de-
cultural, simultaneamente foram incorporados obra sucedânea aos braços escravos. Eles
num discurso teleologico que os reuniu num agora são definitivamente selvagens, primiti
mesmo bloco histórico. E aqui se destaca a vos. Suas sociedades, como que refletidas
articulação da Arqueologia e da Antropologia num gradiente, no máximo possibilitariam a
com o projeto historiográfico do IHGB. Projeto apreensão de uma maior ou menor evolução
que supunha a existência de um telos que cultural. Quiçá algumas estariam numa fase
guiava o processo histórico de uma Nação mais avançada do processo histórico-evo-
destinada ao progresso e à civilização; que lutivo da humanidade. Os selvagens, deste
primava por uma ontologia da profundidade, modo, deveriam ser integrados à Nação pelas
uma leitura que realçasse na História da Nação mãos benfazejas do Estado Imperial, represen
um reecontro do presente com o passado, tantes da civilização nos trópicos. Neste
representado, quem sabe, por uma cultura sentido, talvez se possa entender a radica
elaborada, perdida em algum período longín lização de alguns pronunciamentos de intelec
quo, em algum momento civilizacional das tuais ligados ao IHGB. Roberto Armiño, por
sociedades indígenas. Nesta tarefa, a função exemplo, via na introdução das máquinas a
da Arqueologia e da Antropologia não seria vapor uma forma de “libertar as raças de cor”
tanto a de atentar para a singularidade cultural (Cf. RIHGB (37): 390, 1874). As raças de cor
de cada grupo indígena. Tomando como vetor (obviamente aqui se incluem os negros)
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FERREIRA. L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1870-1877). Rev. do Museu de A rqu eologia e
E tnologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
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FERREIRA, L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1 870-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
Etnologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
Referências bibliográficas
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FERREIRA, L.M. “Um Bando de Idéias N ovas na Arqueologia” (1870-1877). Rev. do M useu de A rqu eologia e
E tnologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
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FERREIRA, L.M . “U m Bando de Idéias N ovas na A rqueologia” (1 870-1877). Rev. do Museu de A rqu eologia e
E tnologia, São Paulo, 11: 21-33, 2001.
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Rev. do Museu d e A rqu eologia e Etnologia, S. Paulo, 11: 35-53, 2001.
Johnni Langer**
De todos esses monumentos sepulcrais não há arqueológicos, que receberam seu primeiro
mais vestígio. Mas, sem dúvida alguma, poderíamos debate ainda no Setecentos, prosseguindo
reencontrá-los através de escavações. Heinrich
suas discussões por todo o século seguinte. A
Schliem ann, ftaca, o P eloponeso e Tróia, 1869.
principal polêmica levantada inicialmente a
respeito dos sambaquis foi se tinham sido
Um dos aspectos mais pitorescos da
construídos pelo homem ou acidentalmente
Arqueologia é sua característica de estudar,
pela natureza.
muitas vezes, o entulho de uma cultura. No
O frei Gaspar de Madre de Deus, em seu
Brasil, esse papel também não seria diferente.
livro Memórias para a história da capitania
Nosso imenso litoral brasileiro foi habitado por
de São Vicente (1797), descreveu o processo
diversas populações indígenas em seu passa
do pré-cabralino. No período de colonização
portuguesa, essas mesmas regiões foram alvo
de interesses econômicos, como a exploração
Tupi-guarani: Tambá, conchas e Qui, monte.
da cal de sambaquis.1 Interessantes sítios Testemunha de bandos recoletores e pescadores do
litoral. Apresenta-se com o uma pequena colina
arredondada, constituída quase que exclusivam ente
por carapaças de m oluscos. Os sambaquis podem
(*) Este artigo é a m odificação do capítulo “O lixo de chegar a 30m de altura e provavelm ente filiam -se a
nossos antepassados”, de nossa tese de doutorado em várias fases, ainda que indubitavelm ente constituam
História: M ito e ruína, a arqu eologia no B rasil uma única tradição. Sinônimos: Sernambi, casqueiro,
im pério. Curitiba, Universidade Federal do Paraná, concheiro, ostreiro (Souza 1997: 115). Os sambaquis
novem bro de 2000. são incomuns, se comparados a outros sítios indíge
(**) Universidade Federal do Paraná. Pós-Graduação nas, por três m otivos principais: primeiro, porque
em H istória, Doutoram ento. possuem m uitos vestígios de alimentação; em
(1) Sam baqui - Acum ulação artificial de conchas de segundo, porque existia uma convivência entre vivos
m oluscos, tradicionalmente considerados vestígios da e mortos muito grande - os mortos eram sepultados
alim entação de grupos humanos (Prous 1992, p. no m esm o espaço cotidiano do sítio; e terceiro,
204), mas que atualmente são considerados edifica porque “foram o grupo que deixou a maior quantidade
ções intencionais. Sítio arqueológico cuja com posição e diversidade de testemunhos de sua permanência no
seja predominante de conchas. A origem da palavra é território b rasileiro.” (Gaspar 1999: 160).
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
g ia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de Arqueolo-
gia e E tn o lo g ia , São Paulo, 11: 35-53, 2001.
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
gia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
o ministro. Infelizmente esse material foi colonização européia, realizados por uma
perdido. Segundo Barroso, La Hure pron mesma raça e com os mesmos padrões alimen
tificou-se a explorar qualquer ponto do tares.
Império, caso fosse julgado conveniente. 2. Os sambaquis brasileiros são análogos
Findando janeiro, desta vez o conde enviou da aos da Dinamarca, ilhas Canárias e Antilhas,
própria capital uma carta para Fernandes seja pela maneira como foram formados
Pinheiro (então secretário do Instituto). O teor (sobreposição de conchas), como pelos
da missiva foi muito obscuro, em parte devido vestígios encontrados: ossos de peixes e de
ao nosso desconhecimento da carta anterior. animais terrestres, cinzas e carvão de madeira,
No mês seguinte, o ministro imperial recebeu cerâmica espessa, utensílios de pedra. Na
outro relatório, este com 30 páginas, tratando análise das diversas camadas5 dos sambaquis
das pesquisas do conde. investigados é que percebemos todo o
pioneirismo do conde. Para ele, as camadas
seriam sucessivas e distintas umas das outras,
A origem das ostreiras apresentando uniformidade e separadas por
cinzas, carvão e pequenas conchas. Mas no
Com o sugestivo título de Considérations limite entre as camadas, o pesquisador perce
sommaires sur VOrigine des amas de coquil- beu uma diferenciação, apresentando um maior
lages de la côte du Brésil, o pesquisador número de cinzas e restos de peixes. Sua
francês inaugurou as modernas pesquisas dos interpretação para esse fato seria de que no
vestígios litorâneos em nosso país. O prefácio período em que os moluscos apresentavam-se
do trabalho procurou demonstrar a extensão escassos, as populações litorâneas dedicaram
geográfica dos sambaquis, desde o Pará até a maior tempo para a pesca. Ainda em relação à
extremidade do Rio Grande do Sul. A importân dieta alimentar dos sambaquieiros, observou a
cia principal no estudo destes locais seria a presença de um pequeno número de ossos de
possibilidade de resgate da “plus ancienne animais silvestres no sambaqui, interpretados
race d ’hommes du Brésil.” (Hure 1865: 1). Em como simples passatempos, sem maiores
seguida, o trabalho foi dividido em três partes. preocupações de subsistência.6
A primeira era referente aos resultados obtidos Outra fonte de alimentação destes povos,
empiricamente em Santa Catarina, que para segundo Hure, seria a carne de prisioneiros de
Hure foram muito positivos e que poderiam guerra. Nas camadas centrais de um sambaqui
enunciar inicialmente algumas conclusões: da lagoa de Saguaçu (SC), encontrou ossos
1. Os sambaquis foram originados pela humanos espalhados e partidos, misturados a
mão humana. Colocando-se entre os partidári ossos de peixe. As fraturas dos ossos indicari
os da origem artificial destes montes conchí am a finalidade de extrair o tutano. Também
feros, Hure contestou aqueles que atribuíam
os mesmos aos índios Guarani. Outras etnias
proto-históricas, como os Carijó de Santa (5) C am adas - Superposição de estratos, de com posi
Catarina, foram também excluídas da possibili ção natural ou artificial. Estrato, horizontal ou não,
dade de terem sido as originadoras dos com características próprias, numa estratificação.
montes.4 Apresentando-se completamente Leito ou estrato de rocha maciça, em depósito
natural. Estrato - Camada geológica ou cultural. É
recobertos por vegetação, arbustos e outros
com posto por sedim entos minerais e evidências
detritos, os sambaquis seriam anteriores à culturais. O mesmo que capa, nível, depósito. Cf.
Souza 1997: 32, 52.
(6) Até pouco tempo, a coleta de m oluscos era
considerada a maior fonte de subsistência dos
(4) Atualmente consideram-se dois períodos de sambaquieiros. Porém, pesquisadores acreditam que a
formação dos sambaquis sul-brasileiros: os realizados principal fonte de alimentação do grupo era a pesca,
pelos sam baqu ieiros (de 5.000 a 1.000 anos atrás) e mesmo no início da ocupação dos sítios. As numero
as aldeias e acampamentos dos grupos Tupi-guarani sas conchas parecem estar mais associadas à uma
(1000 anos atrás até a chegada dos portugueses). Cf. estratégia de construção do aterro do que a uma dieta
Figuti 1999: 198. alimentar (Gaspar 1999: 165, Figuti 1999: 201).
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
gia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
uma mesma mandíbula apresentava-se partida velhos debates difusionistas, como por
em dois fragmentos. Estes esqueletos diferen- exemplo a colonização dos escandinavos na
ciavam-se dos outros ossos humanos encon América. Mas sem necessariamente identificar
trados, sem características de sepultamento. a origem dos ameríndios no Velho Mundo,
Para o francês, só poderiam ter sido descarna atentou para as conexões filológicas entre os
dos e expelidos após a refeição. A questão do dois continentes, citando Hugo Groetius e seu
canibalismo é um tema complexo. As crônicas livro De Origine gentium Americanarum
e a bibliografia apontam para uma antropofagia (1642). Grotius foi um dos iniciadores da
americana com propósitos sempre ritualísticos, hipótese de que a América foi colonizada
seja com caráter familiar (endocanibalismo, pelos nórdicos, popularizada no Oitocentos
ingestão tradicional das cinzas) ou dos por Rafn. Do mesmo modo, Hure não deixou de
inimigos (exocanibalismo, digestão da carne). elaborar alguns comentários favoráveis às
Mas alguns registros modernos em sambaquis analogias entre as palavras, costumes e
também parecem confirmar as mesmas conclu hábitos dos povos intercontinentais desenvol
sões de Hure e, apesar de raros e isolados, não vidas por Grotius.
podem ser descartados.7 Apesar desta conexão lingüística, era
3. O povo que construiu os sambaquis do muito claro para este arqueólogo a origem
Brasil habitou em sua superfície. Além dos migratória do índio brasileiro: seria provenien
vestígios encontrados na escavação, Hure te da Ásia, berço da Humanidade. Em uma
recorreu à etimologia para comprovar essa extensa nota ao texto, Hure enumerou os
afirmativa. Sambaqui seria uma derivação da autores que constataram as similitudes entre
palavra taba, aldeia em tupi, originando çaba os indígenas da América do Norte e do Sul.
quig. Uma conclusão errônea, pois a proce Desta maneira, a filologia tornou-se um
dência correta é: tamba, marisco e qui, amon instrumento precioso no auxílio do resgate
toado. De qualquer maneira, suas teorias da histórico. É uma importante aliada do difusio-
formação geológica dos sambaquis e de sua nismo, desde autores setecentistas até intelec
utilização como habitação estavam corretas: tuais como Emile Âdet, Varnhagen, Warden,
sedimentos de terra e areia acumularam-se em entre outros. Essa conexão entre as descober
volta dos restos conchíferos com o passar do tas empíricas e sua interpretação dentro de
tempo, originando as elevações dos samba modelos clássicos tornou-se um procedimento
quis. Hure acreditava que a povoação indígena semelhante ao realizado desde o início da
no Brasil foi originada pelo norte - hipótese arqueologia moderna. Hure não fugiu a esse
muito aceita pelos acadêmicos brasileiros comportamento. Mas o que o diferenciou de
nesta época - e se estabeleceu aos poucos antiquários como Porto Alegre foi a importân
pelo litoral, criando e habitando os montes de cia concedida aos vestígios materiais, em
lixo marinho. relação às similitudes filológicas.
Neste ponto, novamente recorreu às A principal preocupação de Hure, seguin
semelhanças existentes entre nossos samba do seu texto, foi procurar mostrar as evidências
quis e os da Dinamarca, uma idéia sobre a qual que os sambaquis foram habitações indígenas.
o arqueólogo Worsae já havia se pronunciado. O costume de viver em regiões aquáticas,
Essas similitudes seriam independentes ou preservando-se do ataque de animais ferozes e
teriam alguma relação cultural direta? O conde de outros agrupamentos humanos, seria uma
francês não teve dúvida, recorrendo aos prática observada também na antigüidade
européia. Mas nos sítios brasileiros, com
vestígios de madeira praticamente escassos,
(7) A rqueólogos m odernos encontraram evidências saber qual a estrutura de habitação utilizada
muito similares às de Hure: crânios isolados, ossos deve ter intrigado muito nosso pertinaz investi
quebrados e raspados, misturados com numerosos
gador. Segundo suas observações empíricas, os
ossos de peixe e cinzas de fogueira, o que comprova a
existência de antropofagia entre os sambaquieiros do sambaquieiros não utilizavam cabanas de
nosso litoral (Prous 1992: 218). Sobre a com plexa madeira, mas somente habitações provisórias
questão do canibalism o brasileiro ver Ram inelli 1996. semelhantes a choupanas, para o abrigo do sol
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
gia e E tn ologia , São Paulo, 11: 35-53, 2001.
e chuva/ Com relação ao uso de grandes conjuntamente com uma proposta de continui
fogueiras e de canoas talhadas ao fogo, mostrou- dade das suas pesquisas. Finalmente, após dez
se também muito correto. Um outro detalhe meses do primeiro contato, foi emitido um
curioso, que preocupou La Hure, foi a questão do parecer pelo engenheiro Guilherme Such de
odor exalado pelos sambaquis. Afinal, os indíge Capanema,10 que não concordou com diversos
nas habitavam em cima de verdadeiros lixos pontos da memória. A etimologia da palavra
orgânicos. Para o sábio francês, os moradores sambaqui foi a primeira questão contestada.
deste locais deveriam utilizar muito a fumaça das Quanto à idade desses vestígios, o parecerista
fogueiras para atenuar as condições odoríferas.9 acreditava que seriam proto-históricos, ou
A segunda parte da memória tentou determi seja, fabricados no período colonial ou mesmo
nar a época em que teriam sido realizados os ainda em uso. A analogia com os vestígios
sambaquis, baseados em estudos de Arte, dinamarqueses do mesmo modo recebeu
Filologia, Geologia, Etnografía e História. Apesar críticas negativas. Capanema explicou a origem
de não mencionar objetivamente uma datação, dos sambaquis por motivos geológicos,
Hure calculou corretamente que os sambaquiei- desprezando sua origem humana, pois não
ros deveriam ser mais antigos que os povos acreditava em uma grande antigüidade para
megalíticos europeus, ou seja, mais de três mil eles. E também citou semelhanças entre
anos atrás. A origem asiática dos povos america morfologia craniana das culturas açorianas
nos foi apresentada como a mais provável, mas o com os ameríndios e mesmo com o mito da
conde também mencionou a possível inclusão de Atlântida. Apesar de todas as suas pondera
elementos brancos (semíticos) no Novo Mundo, ções, julgou que o Instituto deveria aceitar os
entre os séculos VIH e IX d.C. objetos encontrados pelo conde. Percebemos
A parte final do relatório consistiu na uma nítida desatualização do barão de Capa
descrição pormenorizada de cada objeto nema, pois o assunto não era novidade - ao
encontrado, identificados por suas respectivas menos na Revista do IHGB, a exemplo das
camadas estatigráficas. Esse certamente foi o antigas opiniões de Vamhagen, que já relata
momento mais significativo de toda a investi mos.
gação de Hure, que realizou um processo O conde francês enviou diversos outros
descritivo muito complexo para os padrões livros, documentos e manuscritos de sua
brasileiros de sua época. autoria para o Instituto. Três memórias merece
ram pareceres especiais, respectivamente
tratando sobre Geografia, Arqueologia e
A resposta do Instituto Geologia. Em setembro de 1865, Giacomo
Rabaglia e Manoel Oliveira efetuaram uma
La Hure insistia que seu relatório sobre análise sobre o trabalho Exploration du Rio
sambaquis fosse examinado pelo IHGB, Parahyba. A maior questão apresentada por
Hure era referente às denominadas pedras à
écuelles, que considerava formações naturais
originadas pela erosão aquática. Na realidade,
(8) Apesar de raras, foram observadas estruturas de
cabanas com fundos e delimitações por estacas,
chegando inclusive algumas habitações a possuir sete
metros de diâmetro. La Hure deve ter observado (10) G uilherm e Schuch de Capanem a, barão de
sedim entos de cor escura e compactados, comuns nos Capanem a - engenheiro e físico brasileiro (Minas
sambaquis catarinenses, que indicam também a Gerais 1824 - Rio de Janeiro 1908). Formado na
utilização de choupanas sem apoio de postes cavados Escola Politécnica de Viena, foi professor da Escola
(Prous 1992: 211). Politécnica do Rio de Janeiro e do Museu Nacional.
(9) “Pode-se imaginar o cheiro que exalava desse Participou da Com issão científica de exploração
material, mas a percepção do que é um cheiro (1856), e da Carta Itinerária do Império (1871).
agradável ou desagradável varia de cultura para cultura. Chefiou a Comissão de Introdução do Sistema
Um grupo que vivia da exploração do mar, pescando e M étrico, e instalou as primeiras estações m eteoro
catando m oluscos rotineiramente, certamente deveria lógicas no Brasil. Foi o fundador da Sociedade
ter o olfato bastante acostumado aos odores que Brasileira de Estatística e do Instituto P olitécnico
exalam desses animais.” (Gaspar 1999: 163). Brasileiro. Cf. Grande Larousse 1998: 1135.
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
g ia e E tn o lo g ia , São Paulo, 11: 35-53, 2001.
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqu eolo
gia e E tn ologia, São Paulo, 77: 35-53, 2001.
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gia e E tn ologia, São Paulo, 77: 35-53, 2001.
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gia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
Pelas terminologias empregadas, o investiga que levou o geólogo a afirmar que seriam
dor demonstrou ser um naturalista particular vestígios de canibalismo: “a carne humana era
mente familiarizado com Geologia e Paleon provavelmente mais apreciada do que qualquer
tologia. E justamente nesta parte foi o momen outro alimento.” (1876b: 17).
to em que citou os anteriores trabalhos de O investigador germânico não soube
Rath e Hure. Do primeiro, criticou dados de examinar atentamente os vestígios que encon
localização litorânea dos montículos, e do trou, faltando experiência arqueológica para
segundo, detalhes sobre vegetação cobrindo escavar os diversos montículos. Muitas vezes,
os sambaquis. Wiener ainda classificou os sepultamentos primários16 podem ter sido
sítios morfológicamente em trincheiras, colinas fragmentados com a erosão ou deslocamento
e montes regulares; e segundo suas disposi das camadas geológicas. A falta de outros
ções internas, em irregulares, túmulos e os tipos de ossos animais pode ter sido ocasiona
destituídos de divisão interna. da pela ausência de mais escavações por parte
Na seção dedicada aos objetos humanos de Wiener. Um arqueólogo mais preparado,
recuperados pela expedição, percebemos as como foi o caso de La Hure, percebeu que os
limitações deste autor nas questões arqueoló sambaquieiros alimentavam-se de peixes,
gicas. Wiener descreveu cada objeto encontra moluscos, pequenos mamíferos e aves,
do, mas sem fornecer sua localização nas conforme a época de escassez de alimentos -
respectivas camadas e sítios, um procedimento um dado obtido pelo exame estratigráfico.
que o conde de La Hure havia feito de maneira Quando o conde francês encontrou ossos com
bem competente. Sem os dados espaciais dos indícios de canibalismo, estes estavam além de
artefatos, o registro, a Arqueologia é destituí despedaçados, quebrados e com cortes
da de seu principal método de trabalho, que transversais, indicando seu descarnamento,
diferencia os cientistas de qualquer escavador misturados com cinzas e ossos de outros
comum. animais. Além disso, Hure diferenciou clara
Na síntese final, o artigo estabeleceu mente sepultamentos de vestígios antropofá-
algumas conclusões divergentes com as gicos no mesmo sítio, estes últimos apontados
opiniões reinantes até então, e, em outros por ele como indícios de exocanibalismo.17
aspectos, conservou algumas especulações.
Sobre a época em que foram levantados esses
montes conchíferos, Wiener foi totalmente (16) Sepultam ento prim ário - Aquele em que o
contrário a uma remota datação, considerando- morto foi sepultado sem receber qualquer tratamento
prévio de descarne ou cremação e também não foi
os com poucos séculos. Nesse momento, o
exumado e reenterrado algum tempo depois da morte
geólogo contrariou Lund, Rath e Hure (defen (W esolosky 1999: 193). Enterram ento direto - se o
sores de umn data pré-diluviana para os corpo é colocado diretamente de encontro à terra,
sambaquis), aaseando-se em considerações do sem uso de urnas ou receptáculos (Souza 1997: 49).
astrônomo e naturalista Emmanuel Liais sobre (17) Tradicionalm ente, os historiadores e antropólo
gos sempre consideram os vestígios de antropofagia
calcificação das conchas. Ora, sabemos muito
com o ritu alísticos, seja para a ingestão de mortos da
bem que tanto Wiener, quanto Liais e Capa- mesma tribo, com o para inim igos externos. Mas,
nema, estavam estreitamente ligados ao atualmente, algumas pesquisas m eticulosas apontam a
Museu Nacional e ao IHGB, e ambos conside ocorrência de canibalism o com o dieta alim en tar em
ravam que os montículos eram recentes. casos extremos - com o a falta de outras alternativas
de alimento, ocasionadas por secas ou catástrofes
Existiria alguma relação entre os resultados
naturais. O melhor exem plo é com a antiga tribo dos
destas pesquisas com pressupostos ideológi Anasazi, no sul dos EUA. Sem nenhuma tradição
cos da elite imperial? Mais adiante surgem religiosa ou social contendo esta prática, foram
algumas pistas que esclarecem essa questão. encontrados restos de ossos quebrados, descarnados e
Como já afirmamos, Wiener classificou os misturados a cinzas - exatamente com o Hure
descreveu os vestígios nos sambaquis catarinenses.
sambaquis em diversos tipos, encontrando em
Além disso, exam es de laboratório em excrem entos
alguns destes - os irregulares - mais ossadas provaram a ingestão de carne humana. A estratigrafia
humanas do que de animais. Todos esses deste sítio Anazazi apontou um grande período de
corpos ficaram depositados em fragmentos, o seca, relacionado a conflitos violentos e ao colapso
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqu eolo
g ia e E tn o lo g ia , São Paulo, IV. 35-53, 2001.
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gia e E tnologia. São Paulo, 77: 35-53, 2001.
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g ia e E tnologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
os antigos indígenas da Amazônia seriam mais ou mesmo outros tipos de resquícios. Com um
que simples bárbaros, produtores de cerâmica cérebro tão pequeno e inferior, o habitante dos
e utensílios de pedra - do mesmo modo que os sambaquis não poderia ter feito nada de
povos nórdicos. Uma idéia bem diferente de grandioso, muito menos monumentos arqueo
praticamente todos os outros pesquisadores lógicos - a exemplo do que pensavam Wiener
do assunto. Mas uma questão intrigava o e Neto. A configuração dos montículos foi um
naturalista. O que seriam os ossos humanos mero acidente de acúmulo alimentar.21 Essas
dos montículos? Rodrigues não podia acreditar idéias de Lacerda foram ainda mais acentuadas
no canibalismo, nem mesmo nos sepultamentos em outro trabalho, surgido anteriormente na
primários. Afinal, um povo civilizado não iria Revista da Exposição (1882). Sem nenhuma
enterrar seus mortos no meio de lixo orgânico, e indústria e uma arte imperfeita, os samba-
muito menos devorá-los. Os corpos seriam quieiros teriam constituído a raça mais selva
simples acidentes, pessoas que morreram e por gem, bruta e imperfeita que habitou o Brasil,
coincidência acabaram sedimentadas com os mais inferiores até do que os Botocudos.
restos de comida. Esta interpretação do natura Neste momento, percebemos uma idéia
lista nos permite verificar a quantidade de totalmente oposta à enunciada por Hartt.
especulações em tomo deste tipo de relíquia. Ao menos para os intelectuais, os restos
Em relação ao pensamento do período, o artigo conchíferos eram muito importantes para se
de Rodrigues foi praticamente ignorado, até entender nosso panorama indígena. Durante a
mesmo por seu colega Capanema. Os grandes Exposição Antropológica, realizada na sala
debates ainda giravam em tomo da revista do Lund, foi representada uma planta detalhada
Museu Nacional. de um sambaqui catarinense, ao lado de
conchas, fragmentos de carvão, mariscos,
ossos de animais e peixes. Além é claro, de
Os sambaquis nos anos 80 crânios humanos. Imaginar como teria sido a
vida nesses locais era muito instigante para
Em 1885, no sexto volume do Archivos, qualquer arqueólogo, e o diretor do Museu
foram publicados os resultados das pesquisas Nacional não seria indiferente a isso. Em seu
do então falecido Charles Frederic Hartt, que único trabalho a respeito do assunto - A
não foram muito diferentes das de Ferreira origem dos sambaquis, Revista da Exposição
Pena. Tendo como objetivo maior o registro de - , Ladislau Neto tentou criar uma imagem
alguns sítios, estudos mais detalhados e baseada em dados mais empíricos. A antiga
meticulosos foram deixados em segundo questão monumental foi deixada de lado,
plano. Este investigador encontrou ossos mesmo porque não havia indícios que apon
humanos e de mamíferos nos sambaquis do tassem positivamente para isso. Também já
Pará, praticamente, os mesmos vestígios que não importavam detalhes como o estado
os sítios de outros locais do Brasil. Mas um civilizatório desses povos, devido ao consen
detalhe em especial chamou a atenção do so em considerá-los aborígenes selvagens.
geólogo Hartt. Ao deparar com fragmentos de Baseado em suas viagens ao Rio Grande do
louça, considerou que estes indígenas haviam Sul, Neto acreditava que os depósitos litorâne
dado um grande passo para a civilização, e no os foram criados durante o inverno por tribos
caso, seriam muito mais adiantados que os do interior. Ao fugir do frio, os indígenas
atuais Botocudos. viviam da pesca e da coleta de moluscos, no
Neste mesmo número do Archivos apare espaço de quatro meses, rendendo grandes
ceu outro artigo, O homem dos sambaquis, de provisões para o seu regresso ao interior. Ao
João Lacerda. As principais preocupações
deste médico-antropólogo foram um pouco
diferentes de seus predecessores. Em primeiro
(21) O arqueólogo Alfredo Mendonça de Souza
lugar, Lacerda considerava muito mais impor com eteu um equívoco ao citar João Lacerda com o
tantes os vestígios craniológicos dos samba- representante da corrente naturalista dos sambaquis
quieiros do que restos de sua manufatura lítica (1991: 69).
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
gia e E tn ologia, São Paulo, 77: 35-53, 2001.
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqu eolo
g ia e E tnologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
tarde reunidos em alguns opúsculos. Particu erudito estrangeiro, residindo no sul do Brasil
larmente, um desses estudos foi reimpresso ao final do Império, que apostava no sucesso
pela Revista do IHGB em 1884. das colônias, nos ideais de superioridade
Koseritz dedicou-se ao estudo dos samba européia, no triunfo do homem moderno, enfim,
quis da Conceição do Arroio, que na realidade na evolução darwiniana.24 Um ideal não muito
foram investigados por sua equipe, composta distante das metas pretendidas pela elite
por Bischoff, Kehl e Helm. À medida que carioca, mantendo inclusive alguns mitos em
diversos objetos foram sendo encontrados nas comum.
camadas de conchas, o erudito alemão acredita
va que seus fabricantes seriam de tribos
diversas das que então povoavam esta provín Entulho indígena, civilização e barbárie
cia. Um nítido contraste foi assim estabelecido.
De um lado, os autores prováveis dos samba “Devenir archéologue est, au niveau de
quis, e de outro os indígenas então contempo l’imaginaire des vocations, en projet ou en
râneos, sem vínculos com os montículos de regret, infiniment plus chargé que devenir
conchas, e a que era positivamente favorável. À ingénieur, életronicien ou médecin.” Jean-Paul
medida que as pesquisas de campo prossegui Demoulle, La préhistoire et ses mythes, 1982.
ram, foram encontrados vestígios pertubadores, Alguns intelectuais que tratamos concebe
todos no interior de igaçabas sambaquieiras:22 ram os sambaquieiros como uma cultura
pérolas de vidro, chapas de cobre e de prata. bárbara, eminentemente selvagem e canibal.
Como bem sabemos, as populações indígenas Afinal, não poderia haver outra interpretação
não fabricavam o vidro nem metais antes dos para povos que habitavam e viviam sobre lixo
europeus. Isso demonstrava, para Koseritz, que orgânico. Mesmo dentro destes parâmetros
teria existido alguma espécie de vínculo entre o etnocêntricos, podemos perceber claramente
ocidente e nosso passado, bem antes do uma relação direta entre observação e inter
tradicionalmente concebido. Assim, apelou para pretação da cultura material, que sobrevive
a hipótese de que navegantes fenicios estabele até hoje. Dados fósseis e vestígios materiais
ceram antigos contatos comerciais com os interpretados incorretamente ou parcialmente,
selvagens (1884b: 35). Em nosso século não foi muitas vezes ocasionando o surgimento de
realizado qualquer estudo sobre a instigante mitos arqueológicos.
questão da ocorrência dos mencionados Um exemplo muito conveniente foi com o
objetos. O diretor do Museu Paulista, Hermán mito das cidades lacustres na Europa. A partir
von Ihering, alegou que tais indícios seriam de 1853-1854, na borda de lagos suíços, foram
provas de um contato entre culturas andinas descobertos diversos fragmentos de madeira,
com as do Rio Grande do Sul (1895: 98). De cerâmica e utensílios, logo explicados como
qualquer maneira, é uma questão ainda sem restos de antigas palafitas neolíticas montadas
maiores aprofundamentos, e conseqüentemen sobre lagoas. Dentro do vigente esquema
te, sem solução.23 Koseritz foi um caso típico de evolucionista, não poderia ocorrer descoberta
mais oportuna. As réplicas de palafitas
expostas em museus, exposições e colégios
(22) Igaçabas - (do Tupi iga saba, lugar onde a água oitocentistas, passaram a simbolizar a vitória
cai). Pote de barro ou talha grande para a água, que humana sobre a barbárie, o triunfo da razão
serve para guardar outros gêneros. Urna funerária sobre as limitações da animalidade. Durante
indígena. Conf. Grande Larousse, 1998: 3069.
(23) André Prous m enciona a existência de instru
m entos lítico s retocados (pontas de projéteis com
pedúnculos e aletas) em alguns sambaquis. Como a (24) Relação de alguns intelectuais de origem
presença de quartzo é difícil no litoral, existe a germânica, com residência permanente, que in vesti
possibilidade de um antigo intercâmbio entre as tribos garam a pré-história sul brasileira durante o segundo
do litoral e do interior do Brasil (1992: 221). A Império: Herman Bruno Otto Blum enau, O. Tischler,
ocorrência de m etais também pode indicar um antigo A. Schnupp, H.J. M ueller, Theodoro B ischoff, R.
contato dos sambaquieiros com os Andes, mas as Hensel, A. von Eye, G. M uller-Schiess, Pedro Kehl,
d iferenças cronológicas tornam o assunto com plexo. Helm.
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gia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
muito tempo habitando em escuras e tenebro de parâmetro para suas considerações sobre
sas cavernas, o moderno homem neolítico civilização ou barbárie. Assim, voltamos à
passou a construir casas expostas diretamente nossa comparação com o mito das cidades
a céu aberto e sobre as águas - um triunfo lacustres, onde os vestígios também funciona
também do Homem sobre a natureza física. Já ram como mediadores de esquemas sociais,
em nosso século, o arqueólogo nazista principalmente a metáfora da escalada evolu
Reinerth utilizou este mito para atrações tiva, separando o ser animal do homem em vias
turísticas no lago Constance (entre a Alema de progresso racional: “Aqueles objetos
nha, Suíça e Áustria) repletas de referências reintegrados pelo arqueólogo passam a
racistas: “la métaphore de 1’ascenseur appli- possuir novas funções e a exercer mediações
quée à la théorie des stades.” (Demoulle 1982: no interior das relações sociais em que foram
751). Em 1948, o especialista O. Paret demons inseridos.” (Funari 1988: 24). Um objeto
trou que estas palafitas ou casas lacustres escavado e interpretado pelo cientista não
jamais existiram. Na realidade, foram restos de tem, necessariamente, as funções originais a
habitações construídas diretamente sobre o ele atribuídas. Ao procurar o índice25 de um
solo, encobertos pela subida do nível das artefato, freqüentemente o pesquisador
águas nos tempos modernos. submete-se às condições sociais de seu
Resguardadas as devidas proporções, próprio tempo, afetando suas análises teóri
este mito possui muita similaridade com nosso cas: “Là encore, on peut voir que 1’objectivité
presente tema. Os sambaquis brasileiros, de 1’observation, là oü 1’archéologie déploie la
razoavelmente explorados durante o Império, technique la plus convaincante, c ’est-à-dire
serviram de apoio a idéias divergentes entre si, sur le terrain de fouille, n’est pas le départ de
mas todas relacionadas com algum tipo de toute interprétation” (Demoulle 1982: 752).
imagem acerca do indígena, gerando dois Sendo sítios incomuns, os sambaquis
grupos principais de repercussão, o nacional e receberam conotações que os desvincularam
o internacional. O primeiro divide-se claramen de seus primitivos usos por parte dos indíge
te em dois eixos interpretativos: os que nas (exceção paras as pesquisas do conde de
entendiam os sambaquis como monumentos, e La Hure). Adquiriram funções específicas,
outro que identificou os sítios como resquíci servindo para recuperação de um passado
os selvagens. Wiener foi representante dos idealizado pelos eruditos nacionalistas. Um
dois casos, pois acreditava que teriam existido dado que à primeira vista pode parecer insigni
montículos com restos canibais, e os que ficante - a datação dos montes conchíferos
serviram para mausoléus. Esta última uma idéia para os tempos modernos - revela que a
seguida por Neto. Restos com algum indício de maioria dos investigadores preocupou-se em
civilização, portanto, essa monumentalidade desvincular esses sítios de uma pré-história
apontaria para outros povos interferindo na remota, resguardando as raízes brasileiras para
construção do lixo indígena. Aqui entram em outros tipos de vestígios. E necessariamente,
cena as considerações de Barboza Rodrigues, estabeleceram vínculos diretos com as recen
apostando no contato viking, e as teorias de tes tribos oitocentistas. A relação entre
Karl Koseritz, perpetuando o mito fenicio. contexto arqueológico (artefatos, estratigrafía,
Quem radicalizou uma interpretação oposta foi escavação) e sua reconstituição foi afetada
o médico Lacerda, para quem os sambaquieiros
foram um povo inferior, imperfeito e canibal.
Para a academia internacional, as idéias de (25) ín dice - O artefato em sua materialidade indica
selvageria foram preponderantes, publicando (“dá indício de”) determinadas relações sociais, tanto
estereótipos genéricos sobre o indígena na sua produção com o no seu consumo: uma ponta de
brasileiro, principalmente como antropófago. flecha (esfera material) é índice de um domínio de
técnicas de lascamento e de uma prática social de
Sempre baseados nas pesquisas nacionais caça (contexto cultural). Ao m esm o tem po, os
sobre o assunto. artefatos medeiam, direcionam as relações humanas,
Ambos os eixos interpretativos cometeram impulsionando os agentes sociais a tomarem determ i
erros na análise dos dados de campo, servindo nadas atitudes entre si (Funari 1988: 80).
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqu eolo
g ia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
pelas relações sociais em que estava inserido mento. Curiosamente, tanto esse estereótipo
o cientista: “A arqueologia nada mais é que seria identificado nos sambaquis, quanto
uma leitura, um tipo particular de leitura, na conotações típicas de grandes sociedades. Um
medida em que seu texto não é composto de caso único, onde a arqueologia brasileira
palavras mas de objetos concretos, em geral identificou em meio a entulhos, os dois lados da
mutilados e deslocados do seu local de balança do mundo ocidental: a civilização e a
utilização original.” (Funari 1988: 22). barbárie. Em ambos os casos, o imaginário estava
Identificado em muitos locais e em épocas ocultando a verdadeira identidade do aborígene,
diferentes, o bárbaro podia ser um negro africa criando novos valores, mais condizentes com a
no, australiano, ou um ameríndio. Sua natureza proposta máxima deste momento - o avanço
bestial e inferior serviu para propósitos colonia triunfal do europeu, máximo representante da,
listas e evangelizadores, durante o Renasci escala evolutiva.
LANGER, J. The shellmounds and the Empire: excavations, theories and contro
versies, 1840-1889. R evista do M useu de A rqu eologia e E tnologia, São Paulo,
11: 35-53, 2001.
Referências bibliográficas
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g ia e E tnologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
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LANGER, J. Os sambaquis e o Império: escavações, teorias e polêmicas, 1840-1889. Revista do Museu de A rqueolo
gia e E tn ologia, São Paulo, 11: 35-53, 2001.
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Rev. d o M useu d e A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 55-75, 2001.
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OLIVEIRA, M .S.C.; HORN FILHO, N.O. De Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo ló g ico -ev o lu tiv a ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de Arqueologia e E tnologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
Lessa 1997, Martin et al. 1998, Lessa & paleogeográfico então proposto possui sobre
Angulo 1998). a interpretação de deslocamentos de samba
Bigarella (1954) e Martin et al. (1984) quianos no litoral norte catarinense.
consideraram que quando associados a Geomorfologicamente, o litoral norte
estudos paleogeográficos, a determinação do catarinense insere-se no “setor sudeste -
substrato pode contribuir para a estimativa costões rochosos, laguna/barreira, man-
aproximada de um intervalo de tempo onde guezais” segundo a classificação de Silveira
teria sido construído o sambaqui. Como (1964); no “macrocompartimento litoral
exemplo, Martin et al. (1984) citaram samba- sudeste - litoral das planícies costeiras e
quis sobre depósitos eólicos, que somente estuários” segundo a classificação de Muehe
poderiam ter sido construídos após o NRM (1998) e no “compartimento I - litoral seten
máximo holocênico para aquela região. Obvia trional” segundo a proposta para compar-
mente tal dedução possui uma resolução timentação do litoral de Santa Catarina de
temporal limitada, já que em termos de datação D iehl& H om Filho (1996).
absoluta “sambaquis situados em um só e A área de estudo ocupa aproximadamente
mesmo tipo de unidade morfológica ou 230km2, tendo como paralelos extremos
espacial, podem ter idades muito diversas” 26°06’47” e 26°20’48” e meridianos extremos
(Ab’Saber 1984). 48°50’46” e 48°43’34”, conforme Figura 1. A
Este trabalho apresenta resumidamente altitude máxima de 229m é verificada no Morro
alguns resultados obtidos em recente disserta do Boa Vista. Nesta área, Oliveira & Hoenicke
ção de mestrado (Oliveira 2000) cujo objetivo (1994) indicaram o então registro de 27 sítios
foi o de caracterizar os sambaquis da planície arqueológicos do tipo sambaqui.
costeira de Joinville segundo uma perspectiva A metodologia do trabalho incluiu proce
geológico-evolutiva e uma abordagem conser dimentos específicos da pesquisa em planície
vacionista dos sítios. Especificamente, o costeira. A fotointerpretação foi direcionada à
trabalho refere-se às implicações que o modelo determinação das características gerais das
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OLIVEIRA, M .S.C .; HORN FILHO, N.O . D e Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo ló g ico -ev o lu tiv a ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de A rqueologia e E tn ologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
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OLIVEIRA, M .S.C.; HORN FILHO, N.O. De Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo lógico-evolu tiva ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo, 77: 55-75, 2001.
situados na Ilha do Gado em Joinville, tendo do Município, com fins de subsidiar a preser
os outros sambaquis do município recebido a vação do patrimônio. Este inventário básico é
classificação de Fase Acaraí. posteriormente utilizado para análises da
Em balanço sobre a produção científica da morfometria e distribuição dos sítios em
Arqueologia Pré-Colonial no litoral norte Joinville (Oliveira & Hoenicke 1994, Oliveira
catarinense, Bandeira (1997) informa que 1996a, 1996b).
Piazza, com a colaboração de Afonso Imhof, Hom Filho (1997) defendeu tese de
pesquisou em 1970 o Sambaqui Rio Comprido doutoramento sobre os aspectos geológicos,
(inédito). No final da década de 60, as Profa. ambientais e evolutivos da Ilha de São Fran
Anamaria Beck, Gerusa Maria Duarte e Maria cisco do Sul e arredores. Sambaquis de
José Reis elaboraram pesquisas no Sambaqui Joinville são incluídos sob uma perspectiva
Morro do Ouro (Beck et al. 1969). geoevolutiva.
O Sambaqui Morro do Ouro foi novamente A Figura 2 apresenta a distribuição
escavado em 1979 pelos Profs. Marilandi espacial dos 42 sambaquis mapeados por
Goulart, Margarida Andreatta, Afonso Imhof e Oliveira (2000) na planície costeira de Joinville.
Guilherme Naue, no Projeto “Tecnologia e Quase 60% dos sambaquis possuem altura
Padrões de Subsistência de Grupos Pescado- igual ou inferior a 4m (Tabela 1) e mais de 70%
res-Coletores Pré-Históricos”, com financia possuem volume igual ou inferior a 7.992,80m3
mento da Prefeitura Municipal, que na época (Tabela 2).
construía a Ponte de Trabalhador (Goulart Quanto à composição malacológica dos
1980). sítios, verificou-se que Anomalocardia
De 1980 a 1989, o próprio MASJ, então por brasiliana não foi identificada tão somente na
iniciativa de seu diretor, Arqueólogo Afonso amostra coletada no Sambaqui Ponta das
Imhof, desenvolveu o Projeto “A Pré-História Palmas, enquanto Crassostrea rhizophorae
de Joinville: Coletores e Pescadores” (inédito), esteve ausente somente nas amostras coleta
com escavações no Sambaqui Ilha dos Espi- " das nos sambaquis Espinheiros II, Morro do
nheiros II e Guanabara I (Alves 1997). Amaral III e Morro do Amaral IV. A distribui
O DNPM publicou em 1988 o mapa ção espacial das espécies predominantes
Geológico do Quaternário Costeiro dos indicou que cerca de 64% dos sambaquis
Estados do Paraná e Santa Catarina, realizados apresentam amostras principalmente constituí
pelos Prof. Louis Martin, Kenitiro Suguio, das por Anomalocardia brasiliana, enquanto
Jean-Marie Flexor e Antonio E.G. de Azevedo. que cerca de 34% apresentam amostras com
Na metodologia desenvolvida pelos autores, predominância de Crassostrea rhizophorae.
os sambaquis possuem importância como Cerâmica foi observada ou é citada em
indicadores das oscilações do NRM, sendo bibliografia nos sambaquis Rio Sambaqui,
que 18 sambaquis de Joinville foram por eles Cubatão I, Cubatãozinho, Ilha do Gado II, Ilha
estudados sob a perspectiva geológica dos Espinheiros III, Lagoa do Saguaçu, Ilha do
(Martin et al. 1988). Mel II e Rio Velho II. Esculturas (’’zoólitos”)
Entre 1991 e 1992, a Fundação Cultural de são citadas em bibliografia para os sambaquis
Joinville financiou o Projeto “Pesquisa de Cubatãozinho, Rio Comprido, Rio Velho I e
Salvamento no Sambaqui Espinheiros II”, Morro do Ouro. No Sambaqui Espinheiros II,
coordenados pelos Profs. Marisa Coutinho há registro de fibras vegetais trançadas que
Afonso, Paulo De Blasis e Levy Figuti, tendo também foram observadas no Sambaqui
subsidiado várias publicações (Afonso & De Cubatão I. Este último ainda apresenta “esta
Blasis 1994, Afonso 1999, Figuti 1993, Figuti & cas” de madeira ao longo do perfil do sítio e ao
Klõkler 1996). longo da margem do rio, paralelo ao sítio.
Em 1994, o MASJ em parceria com o Para a compreensão da inserção fisio-
Instituto de Pesquisa e Planejamento de gráfica dos sambaquis, a planície costeira de
Joinville - IPPUJ promoveu o recadastramento Joinville foi classificada por Oliveira (2000)
e divulgação das informações sobre os sítios como costa sedimentar do tipo estuarina.
arqueológicos aos órgãos de gestão pública Identificaramu-se nove unidades geológicas
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estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de Arqueologia e E tn ologia,
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São Paulo, 11: 55-75, 2001.
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São Paulo, 11: 55-75, 2001.
__________QUADRO 1__________
Coluna Estratigráfica Simplificada
Era Período/ Época Unidade G eológica Caracterização Lito-Sedim entológica
Depósito paludial Lamas ricas em matéria orgânica. Correspondem, de maneira geral,
estuarino às áreas ocupadas pelos manguezais.
Areias finas, bem selecionadas, de coloração esbranquiçada. Ocorrem
D epósito eólico na forma de lençóis de reduzida espessura, recobrindo principalmente
depósitos paleoestuarinos.
Sedimentos síltico-arenosos, pobremente selecionados, normalmente
D ep ósito
apresentando matéria orgânica. Apresentam-se na forma de terraços
flúvio-lagunar
com altitudes normalmente inferiores a 3m.
H o lo cen o
Q A reias e sedim en tos síltico -a rg ilo so s, com cores tendendo ao
c U D ep ósito cinzento-am arelado. Am pla ocorrência de bancos con ch íferos
E A paleoestuarino naturais. O b servam -se recorrentes afloram en tos de d ep ósitos
paleoestuarinos e bancos conchíferos naturais sotopostos por outras
N T
unidades geológicas superficiais.
O E
D epósito fluvial Sedimentos variando de argila à cascalhos, predominando lamas.
z R
Areias finas soltas ou semi-consolidadas (eventualmente formando
ó N
P leisto cen o piçarras), de coloração bruno-amarelada, normalmente apresentando
I Á Superior
D epósito eólico
minerais pesados. Afloramento na forma de terraços, com altitudes
c R normalmente superiores a 4,5m .
A I Areias e lamas resultantes de ação de processos gravitacionais de encosta
Quaternário D ep ósito
O Indiferenciado de leque aluvial e retrabalhamento fluvial. Os leques apresentam-se coalescidos.
Depósitos incoerentes (normalmente síltico-argilosos) que sofreram
D epósito coluvial deslocamento na vertente por efeito da gravidade. Inclui eventuais
depósitos de tálus.
Gnaisse granulítico com intercalações de rocha meta-ultramáfica e
Embasam ento anfibolito;
PRÉ-CENOZÓICA Gnaisse bandado com intercalações de quartzitos, formação ferrífera,
cristalino
rocha meta-ultramáfica e anfibolito;
Diques de diabásio.
ros. A datação (TL) de 20.950 ± 2.000 anos AP de 10.200 ±100 anos AP, a partir de fragmentos
para o depósito da Ilha dos Espinheiros é de madeira imersos em lentes de cascalho e
significativa na medida em que confirma o areia (camada 2), pouco abaixo de inconformi-.
caráter remanescente daqueles sedimentos, dade erosiva que separava uma seqüência
retrabalhados, em fase terminal de um longo inferior rudácea-arenácea (camada 3) de uma
período de clima mais seco e de denudação superior constituída por camadas síltico-
intensa. argilosas (camada 1). Bigarella et al. (1975)
A partir de 17.500 anos AP, a elevação do consideraram que aquela madeira representaria
NRM variou a taxas de 0,6 a 2,0cm/ano, a idade de transição entre o regime de drena
influenciado por alterações abruptas de gem semi-árido e o úmido, e que a parte
temperatura, principalmente entre 13.000 e superior da camada 3 corresponderia ao limite
10.000 anos AP, período conhecido como entre o Pleistoceno e o Holoceno.
Última Deglaciação e que poderia demarcar a De maneira geral, esta transição entre as
transição do Pleistoceno para o Holoceno épocas do Quaternário foi marcada por um
(Ab’Saber 1980, Roberts 1998, Suguio 1999). evento paleoclimático denominado de Ótimo
Aproximadamente 20 km ao norte do Climático (Idade Hipsitérmica), quando a
centro de Joinville (fora da área de estudo), temperatura média no planeta teria sido de 1 a
Bigarella (1971) descreveu um terraço no rio 2 °C superior a atual, e que Suguio et al. (1985)
Pirabeiraba, onde obteve a idade radiométrica e Suguio (1999) associam à glacioeustasia cujo
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OLIVEIRA, M .S.C.; HORN FILHO, N.O. De Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo lógico-evolu tiva ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo, 77: 55-75, 2001.
principal efeito na maior parte do litoral distais dos depósitos de leques aluviais
brasileiro teria sido uma elevação do NRM com (incluindo depósitos fluviais dos cursos
ápice há aproximadamente 5.100 anos AP. inferiores das bacias dos rios Cubatão,
Para Bigarella (1954), a construção dos Cachoeira, Pirabeiraba e Canela), encontravam-
sambaquis está estreitamente ligada à fase final se submersos. A Figura 3 constitui uma
da máxima transgressão holocênica, já que tentativa de representar esta espacialidade.
grandes áreas foram inundadas permanecendo, Deve-se salientar que aproximadamente há
contudo, uma condição batimétrica favorável ao 500m ao sul do Sambaqui Rio Riacho fotointer-
desenvolvimento da população malacológica pretou-se uma sucessão de tênues alinhamen
nos extensos baixios em formação. Ab’Saber tos W-E. Embora o reconhecimento em campo
(1980) afirmou que o “páleo-índio terminar do seja dificultado pelo uso atual do solo (reflo-
litoral paulista já estava “associado a uma restamento por pinus), tais feições são passí
geografia costeira em que havia restingas e veis de corresponderem a cristas praiais
campos de dunas, muitas barras livres e muitas indicativas das prováveis linhas costeiras da
águas livres marinhas, mas não existia man paleobaía em sucessão regressiva a partir do
guezal”. Mais tarde, (Ab’Saber 1984) refere-se a máximo pós-glacial.
esta paisagem “como reflexos da Transgressão Considerando-se unicamente a altitude da
Flandriana e ou uma pequena fase de regres base dos sítios (excluindo-se a possibilidade
são pós-Flandriana". de movimentos verticais crustais neotectô-
Segundo a curva proposta para o litoral nicos), é possível afirmar que há 5.100 anos
catarinense por Martin et al. (1988), o NRM AP todos os sambaquis mapeados na área de
ultrapassou o nível atual pela primeira vez no estudo que eventualmente existissem, cuja
Holoceno há cerca de 6.500 anos AP, elevan- base se assentasse em altitudes inferiores a
do-se até o máximo pós-glacial de 3,5m (há 3,5m, teriam sido afogados total ou parcialmen
5.100 anos AP). Este máximo da Transgressão te, implicando provável abandono temporário
Santos (anteriormente denominada Transgres ou definitivo dos sítios (Figura 4).
são Flandriana) invadiu o Canal do Palmital, Na planície costeira de Joinville, 6 samba
que ainda mantém herança paisagística na quis (Rio das Ostras, Tiburtius, Ponta das
forma de ria. Palmas, Rua Guaira, Lagoa do Saguaçu e
Ainda sobre o Canal do Palmital, mencio- Morro do Ouro) edificados sobre embasa
na-se a possibilidade apresentada por Angulo mento cristalino poderiam, em tese, ter sido
(1992) de que ainda no Quaternário este braço iniciados antes de 5.100 anos AP sem terem
norte da Baía da Babitonga fosse o curso sido posteriormente submetidos aos efeitos
médio/inferior do rio São João (PR). Com erosivos da transgressão marinha pós-glacial.
orientação inicial NW-SE na Serra do Mar, o Além destes seis sítios, somente dois outros
rio São João executa uma radical mudança de (Ribeirão do Cubatão e Guanabara I) tiveram
quase 90° (SW-NE) para desaguar no litoral seus substratos atribuídos a altitudes superio
paranaense, na Baía de Guaratuba. Para res a 3,5m e somente três sítios (Ilha dos
Angulo (1992) o desvio do curso original do Espinheiros II e Ilha do Mel I e III) apresentam
rio São João pode ter sido ocasionado por altitudes com possível implantação sob condi
sobreposição dos depósitos de encostas da ções especiais anteriores há 5.100 anos AP.
Serra do Quiriri, que interromperam sua Tais avaliações não significam necessaria
possível drenagem para a Baía da Babitonga. mente que os sítios citados sejam contemporâ
Quanto ao máximo da Transgressão neos ou constituam-se nos mais antigos de
Santos em Joinville, é possível ainda inferir Joinville, já que poderiam também ter sido
submersão e retrabalhamento da maior parte edificados em outros momentos após o máximo
dos depósitos pleistocênicos então remanes transgressivo pós-glacial (desde que as
centes da fase regressiva anterior. As áreas condições ambientais permitissem acesso a
hoje ocupadas por depósitos paludiais fontes de subsistência e de material construti
estuarinos, eólicos holocênicos, paleoes- vo), então em fase de emersão da planície
tuarinos, flúvio-lagunares e as partes mais como conseqüência da regressão marinha.
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OLIVEIRA, M .S.C .; HORN FILHO, N.O . D e Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo ló g ico -ev o lu tiv a ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
Esta fase seguinte é descrita por Suguio et 4.000 - 3.800 e entre 3.000 - 2.700 anos AP.
al. (1985), Martin et al. (1988) e Hom Filho Para Angulo & Lessa (1997) e Lessa et al.
(1997) a partir de uma descida do NRM com (2000) o declínio do NRM a partir do máximo
duas oscilações secundárias de alta freqüência pós-glacial deu-se de maneira suave e gradual,
(Martin et al. 1999) aproximadamente entre sem tais oscilações de alta freqüência.
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O LIVEIRA, M .S.C .; HORN FILHO, N.O. De Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo lógico-evolu tiva ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense Rev do Museu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
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OLIVEIRA, M .S.C.; HORN FILHO, N.O. D e Guaratuba a Babitonga: uma contribuição geo ló g ico -ev o lu tiv a ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
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OLIVEIRA, M .S.C.; HORN FILHO, N.O. D e Guaratuba a Babitonga: uma contribuição g eo lógico-evolu tiva ao
estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo. 11: 55-75, 2001.
tempo, não se descarta que estes “fundos associados, sugerem uma “paleo-ilha” de
rasos” tenham deltas em sua origem, comuns sedimentos continentais ou fluviais onde
em estuário de micro e mesmo de meso marés inclusive poderiam ter sido edificados os
(Petchik 1984). sambaquis Espinheiros I e II (Piazza 1966),
Em uma primeira aproximação, é possível posteriormente dissecada por depósitos
conceber nesta fase de regressão marinha do paludiais estuarinos holocênicos, a exemplo
Holoceno Médio/Superior, a emersão gradual do que ocorre na região do Palmital.
de tais ilhas pela descida do NRM em proces A construção de sambaquis nesta fase
so de sedimentação acelerado pela influência estaria favorecida, embora haja dificuldade em
do embasamento cristalino, o qual funcionava especificar tal momento já que o mapeamento
como armadilha para os sedimentos elásticos do substrato dos sítios não incluiu técnicas
terrígenos alimentados pelo sistema de adequadas para excluir a possibilidade de que
drenagem Velho/Cachoeira/Comprido/Iririú, e nesta área os sambaquis tivessem sido
os provindos por ação eólica dos depósitos construídos diretamente sobre depósitos
pleistocênicos remanescentes das ilhas dos paleoestuarinos. Parece recorrente, no entan
Espinheiros e do Mel, os quais não foram to, que a base inicial tenha se processado sob
afogados pelo último máximo pós-glacial há depósitos eólicos mais interiorizados e tendo
5.100 anos AP, embora submetidos a intensos havido posterior avanço dos sítios em direção
processos erosivos. aos depósitos paleoestuarinos herdados da
Neste sentido, menciona-se o modelo paleobaía.
evolutivo regional proposto por Horn Filho A distribuição dos sítios nestas áreas de
(1997), uma vez que mesmo havendo alteração maior influência marinha remete à concepção
na litologia e cronologia dos depósitos das de Bigarella (1954) sobre a evolução da
ilhas de Joinville em relação aos mapeamentos paisagem e a situação dos sambaquis sobre os
anteriores, a paleogeografia ora proposta bancos de sedimentos. Estes sambaquis
confirma a ausência de retrobarreira lagunar de edificados sobre depósitos eólicos possuem
idade pleistocênica na área de estudo. como principal característica paleogeográfica
A granulometria dos depósitos mapeados uma espacialidade controlada pela morfologia
nas ilhas indica retrabalhamento eólico dos dos depósitos em relação aos paleoníveis da
sedimentos disponibilizados pelo sistema preamar e da baixa-mar, onde há época prolife
regressivo (em cujas fontes devem ser incluí ravam bancos de moluscos. A configuração
dos os terraços pleistocênicos ao sul da área atual da distribuição dos sítios no limite entre
de estudo, no município de Araquari). Nesta depósitos eólicos e depósitos paludiais
condição de progradação da planície, barras, estuarinos, à época de edificação inicial dos
tômbolos e esporões orientados pela deriva sítios representaria (grosso modo) o limite
(possivelmente de sul para norte) devem ter entre os terraços arenosos e prováveis dunas
permitido ligações físicas (efêmeras ou não) incipientes com bancos areno-argilosos e
entre as ilhas. baixios síltico-argilosos da zona inter-marés da
As atuais “lagoas” do Saguaçu e do paleobaía.
Varador poderiam funcionar como estuários A altitude (3,5m) da provável base inicial
“cegos”, similarmente ao que ocorre com a sobre a qual teria sido construído o Sambaqui
Lagoinha do Leste, na Ilha de Santa Catarina Ilha dos Espinheiros II (próxima a depósitos
(Horn Filho et al. 1999). Entre estas ilhas e o pleistocênicos), bem como a datação mais
“continente” joinvilense, em pelo menos duas antiga disponível para o sítio (3.015+130 anos
áreas possíveis conexões estariam favoreci AP), sugerem que o mesmo represente a fase
das: a principal delas na região dos morrotes e inicial de ocupação da Ilha dos Espinheiros,
leques aluviais associados ao sistema de embora por critérios exclusivamente topográfi
drenagem Santinho/Velho (ao sul da Lagoa do cos todos os sambaquis da ilha teriam condi
Saguaçu), e uma possível ligação na região ções de serem construídos a partir de 3.600
dos Espinheiros, onde a presença de aflora anos AP, quando o NRM permitiria que suas
mentos do embasamento cristalino e depósitos bases inferidas pudessem estar emersas.
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estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia,
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estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
Figura 6 - Direção hipotética regressiva preferencial da linha de costa após o máximo transgressivo pós-glacial na
planície costeira de Joinville (Oliveira 2000).
A Figura 7 apresenta esta rota “facilitado- OceanoAtlântico, sendo que o vale do rio Saí
ra de troca gênica”, denominada aqui de Eixo Guaçu (embora com alteração de curso médio e
São João / Palmital, o qual é sugerido comple- inferior durante o Holoceno), poderia ter
mentarmente à mais óbvia rota ao longo do servido de elo entre os dois eixos principais.
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estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do M useu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo, 11: 55-75, 2001.
Figura 7 - Mapa geológico sim plificado da planície costeira entre a Baía de Guaratuba (PR) e o norte da Baía da
Babitonga (SC ), com ênfase a uma possível rota (Eixo São João / Palmital) para deslocamento de populações
sambaquianas entre estes dois com plexos estuarinos do litoral sul-brasileiro. O percurso “foz do rio São João (PR),
Garuva, foz do rio Cubatão (SC )”, é inferior a 40km. Figura produzida a partir da sobreposição dos mapas em
escala 1:200.000 produzidos por Martin et. al. (7988) e informações de ROHR (1984), os quais subsidiaram a
indicação dos sambaquis, com exceção àqueles em território joinvilense.
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estudo da espacialidade dos sambaquianos no litoral norte catarinense. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia,
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2 Conforme cópia de resultado de análise radiomètrica elaborada por iniciativa de Afonso Imhof
e de Walter Alves Neves.
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Andrea Lessa*
João Cabral de M edeiros**
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— ^ 7 93 2 0 0 ? ° S SltK CabeÇUda (SC) C AraPuan (RJ)- R ev• do Museu de A rqueologia e Etnologia, São
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de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC ) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqu eologia e E tn ologia, São
Paulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
Os sistemas de construção dos sambaquis formando uma unidade geral que seria o
resultam na criação de um espaço tridimen reflexo não somente de um mesmo contexto
sional onde o volume que estes sítios podem ecológico, mas provavelmente também de um
alcançar é um aspecto marcante e intencional: mesmo tipo de organização social.
não poderiam jamais representar, simplesmen
te, restos de lixo casualmente acumulados.
Teorias mais recentes propõem que os samba Sambaqui de Cabeçuda/SC:
quis constituem verdadeiros marcos espaciais litoral meridional do Brasil
e/ou territoriais - certamente imbuídos de uma
carga simbólica significativa - com grande O litoral meridional do Brasil é constituído
visibilidade e destaque na paisagem. Sua por extensas planícies litorâneas, cortadas
implantação, distribuição e os materiais que o ocasionalmente por prolongamentos da serra
compõem teriam sido deliberadamente ali do mar, estuários de rios que deságuam no
depositados como resultado de ações perti Oceano Atlântico, manguezais e lagunas
nentes ao sistema sócio-cultural em questão represadas pelos espigões das restingas, o
(Gaspar & De Blasis 1992, Gaspar et al. 1994). que torna essa região extremamente abundante
Esses grupos litorâneos apresentam uma em alimentos (Prous 1992).
certa unidade em razão da adaptação a um O sambaqui de Cabeçuda foi um dos
meio ambiente muito particular e do aparente maiores do Brasil, com 53.000 m2, localizándo
isolamento em relação às terras interioranas, se entre as lagunas de Santo Antonio dos
das quais são separados por uma barreira Anjos e Imaruí, no município de Laguna,
montanhosa quase contínua, formada pela Estado de Santa Catarina. Até 1928, este sítio
Serra do Mar. Em conseqüência de uma encontrava-se praticamente intacto, mas a
geologia e de uma ecologia homogêneas, a posterior e contínua exploração do seu
economia e a tecnologia básicas evidenciam material conchífero para fabricação de cal e
numerosos pontos de convergência, o que não como material de aterro, ocasionou uma grande
impede que fácies culturais diversas tenham se destruição. Apenas a sua porção central,
desenvolvido no espaço e no tempo (Prous medindo 20 metros de altura, permanecia
1992). intacta no momento em que se iniciou sua
São marcantes, entretanto, os indícios de escavação, em 1951 (Castro Faria 1955, 1999).
uma unidade ideológica simbolizada pela Uma datação radiocarbônica obtida entre
presença peculiar de zoolitos bastante elabora dois e três metros de profundidade, coincidindo
das. Prous (1972) realizou um estudo minucio com a primeira concentração de esqueletos,
so sobre 166 esculturas, representando quase forneceu idade de 4.120 ± 220 AP (Putzer 1957).
o total de peças recuperadas. Essas peças A sua estrutura estratigráfica mostrava
foram encontradas em sambaquis localizados conchas limpas de bivalves (Anomalocardia
desde o Estado de São Paulo até o Rio Grande brasiliensis), lentes contendo ossos de peixe,
do Sul, e foram confeccionadas em rocha dura principalmente bagres e miraguaias, ossos de
e local, mostrando que os zoolitos foram aves e de pequenos mamíferos, carvões e
fabricados na mesma região em que foram pequenos blocos de granito e diabásio. Além
encontrados. Sua morfología, além da repre das fogueiras há, também, fogões bem cons
sentação zoomorfa, apresenta outra caracterís truídos, com pedras, mostrando espessas
tica uniforme: a presença de uma cavidade com lentes de carvão, que indicam o uso daquele
aparência de recipiente. sítio como habitação e com uma ocupação
O autor conclui que, apesar de se tratar do prolongada. A relação de objetos encontrados
primeiro estudo sobre o tema, tudo indica que inclui partes de artefatos para pesca e caça,
os zoolitos estudados não tinham uma função tais como pontas em osso, arpões e anzóis;
utilitária, mas possivelmente, uma razão social. objetos para moagem, quebra ou trituração
Apesar de serem percebidas variações regio como quebra-cocos, almofarizes e batedores;
nais, destaca-se a grande extensão (mais de além de grandes blocos de pedra cortados em
1300 Km) do litoral onde são encontrados, diabásio (Castro Faria 1955).
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de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqueologia e E tn ologia, São
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de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqueologia e E tn ologia, São
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Apenas indivíduos adultos foram analisa possível estimar a idade e sexo dos indivíduos,
dos, admitindo-se que a expressão da violên uma vez que se apresentavam incompletos e
cia sobre crianças e adolescentes só seria muito fragmentados. Apesar de o seu estado
observada em casos muito específicos de de conservação não ser considerado ideal para
violência doméstica contra estes segmentos, análise, esta amostra foi incluída porque
ou em caso de guerra ou massacre. nenhum estudo paleopatológico havia sido
A observação de outros tipos de traumas realizado sobre a sua totalidade, e porque o
agudos foi realizada porque, além dos sinais caráter preliminar deste estudo permite a
típicos, algumas fraturas primariamente associa utilização de dados cujo significado deve ser
das a acidentes também podem ser, eventualmen relativizado, conforme discutido mais adiante.
te, consideradas como sinalizadores de episódios A identificação das lesões foi feita a partir
de violência. As fraturas na região do tórax são da observação de neoformação, ausência e/ou
as mais sugestivas, já que podem ser o resultado destruição ósseas, e de solução de continuida
de golpes diretos ocorridos durante confrontos de nas estruturas anatômicas, além de suas
corpo-a-corpo. Para que a associação entre conseqüências morfológicas, como anomalias
fraturas primariamente consideradas acidentais e de textura, forma e/ou tamanho (Lessal999).
episódios de agressão possa ser feita, no entanto, Além da técnica de observação visual
é necessário, em primeiro lugar, o suporte da macroscópica, foi utilizada a radiologia (inci
existência de uma expressão epidemiológica dência Antero-posterior e perfil) como técnica
significativa dos típicos traumas violentos, além complementar para o estabelecimento de um
de uma contextualização e de uma análise diagnóstico seguro.
biomecánica que permita associar as armas As lesões localizadas no crânio foram
utilizadas e as táticas de luta com essas fraturas. medidas com paquímetro manual com precisão
A análise dos traumas agudos já havia de até 0,5mm, e sua localização tomou como
sido realizada anteriormente na amostra do referência as suturas cranianas.
sambaqui de Cabeçuda (Ferigolo 1987, Men
donça de Souza 1995), sem que tivesse sido
dada, no entanto, atenção especial aos sinais Revisão bibliográfica
de violência, e sem que houvesse sido aplica
da uma metodologia mais refinada para a sua Traumas agudos nas populações construtoras
identificação, onde são consideradas peque de sambaquis: possíveis sinais de violência
nas depressões totalmente remodeladas no
crânio, provavelmente causadas por um golpe Os estudos de paleopatologia óssea em
desferido com pouca intensidade ou que tenha grupos construtores de sambaquis ainda são
atingido a vítima de raspão. pouquíssimos apesar do grande número de
Por este motivo, foram revistos os 62 sítios escavados, sendo inexistentes os
crânios desta amostra que se encontravam em estudos voltados especificamente para a
bom estado de preservação. Os esqueletos violência. Na bibliografia existente, as amos
pós-cranianos destes indivíduos não foram tras analisadas apresentam poucos casos de
revistos neste estudo, sendo utilizados os traumatismos agudos associados ou não
dados já existentes (Ferigolo 1987, Mendonça diretamente a agressões. Ocorre, no entanto,
de Souza 1995). A estimativa de sexo dos um registro de uma ponta de flecha encravada
indivíduos foi realizada em trabalho anterior no esqueleto, sinal mais evidente de violência,
por Mendonça de Souza (1990). sem que estudos paleopatológicos tivessem
Na série proveniente do sambaqui de sido realizados no material.
Arapuan, foram analisados os ossos cranianos Dentre os estudos paleopatológicos
e pós-cranianos de todos os indivíduos realizados, podemos citar o sambaqui de
adultos recuperados. O trabalho foi iniciado Cabeçuda (SC), onde Ferigolo (1987) observou
individualizando-se cada esqueleto nos as seguintes fraturas em dois esqueletos: um
sepultamentos múltiplos. Foram identificados deles apresentava mandíbula com alteração
11 adultos, duas crianças e dois fetos. Não foi pós-traumática, verticalização do ramo e calo
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LESSA , A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do M useu de A rqu eologia e E tnologia, São
P aulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
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LESSA, A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sític Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de Arqueologia e E tn ologia, São
Paulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
Fig.l - Crânio n° 1704, Sambaqui de Cabeçu Fig.2 - Crânio n° 1825, Sambaqui de Cabeçu
da. Indivíduo masculino apresentando fratura da. Indivíduo masculino apresentando fratura
em depressão associada à violência. em depressão associada à violência.
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LESSA , A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do M useu de A rqu eologia e E tn ologia, São
Paulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
das para essas lesões em cada uma das amos grupos, constituindo-se eventos esporádicos, o
tras, ou a sua ausência, no entanto, constituem- que confirma a hipótese proposta (Quadro 1).
se um dado muito mais informativo, indicando Apenas a título de comparação entre as
que os episódios de violência provavelmente prevalências observadas, podem ser citados
não ocorriam de forma recorrente entre esses como exemplos dois estudos específicos sobre
violência, um em ambiente semelhante e outro
em ambiente totalmente distinto ao dos grupos
construtores de sambaquis:
Em um estudo diacrônico realizado por
Lambert (1997), foram analisados esqueletos
provenientes de 30 cemitérios de grupos
caçadores-coletores que viveram no litoral,
junto ao canal de Santa Bárbara, no Estado da
Califórnia (EUA), durante um período que
S A M B A Q U I DE C A B E Q U D A
C R À N IO N° 183 7
M U S E U N A C IO N A L - RJ
■■■ lini a i a mji iw s i x m :iI.jl.-ji"
Fig. 3 - Crânio n° 1837, Sambaqui de Cabeçu Fig. 3a - Crânio n° 1837, Sambaqui de Cabe
da. Indivíduo masculino apresentando fratura çuda. Detalhe da lesão.
em depressão associada à violência.
QUADRO 1
Prevalência de traum as agudos associados à violência nos sambaquis citados neste estudo
Número de indivíduos
Sítio adultos analisados Número de % Referências
ou recuperados indivíduos com lesão bibliográficas
Arapuan 11 0 0 Bezerra 1995, São Pedro 1999
T otal 200 6 3
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LESSA. A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqueologia e E tnologia, São
Paulo, 11: 77-9 3 , 2001.
variou entre 6.000 a.C. até 1800 A.D. Dos 753 Com relação às lesões no crânio acima
crânios analisados, 17% , na maioria pertencen citadas, sua morfologia (pequenas depressões
tes a indivíduos do sexo masculino, apresenta ovais) e grau de letalidade (lesões superficiais,
vam lesões provocadas por golpes. O estudo sem comprometimento da tábua interna e com
demonstrou que nos cinco períodos cronológi total recuperação) permitem associá-las a
cos considerados, o número de lesões foi golpes que tenham atingido a vítima apenas de
constante, apontando a violência como um raspão, ou que tenham sido desferidos com
comportamento normal entre aqueles grupos. instrumentos rombudos pouco pesados, como
O mesmo não foi observado em um estudo bastões de madeira ou osso, ou com pequenas
realisado por Lessa (1999) em esqueletos pedras. No entanto, bastões de osso são raros
recuperados no cemitério Solcor-3, localizado no nos registros arqueológicos, com alguns
deserto de Atacama, Chile. Foram estudados exemplares encontrados em sítios de Joinville
dois períodos culturais distintos: o primeiro como Conquista, Morro do Ouro e Rio Velho, e
anterior à influência do estado altiplânico interpretados como propulsores (Prous 1992).
Tiwanaku sobre os grupos atacamenhos; e o Os artefatos próprios para o arremesso de
segundo coincidente com esta influência. Foi pedras a longa distância, por outro lado, são
observado um significativo aumento de lesões desconhecidos para as populações litorâneas.
associadas à violência entre os homens jovens De qualquer forma, faz-se necessário nestas
durante o período de interação entre os dois reflexões iniciais, observar que o registro
povos - 47% -, contra apenas 5,8% observado arqueológico de bastões de madeira deve ser
no período anterior. Os resultados foram inter relativizado em função dos problemas de
pretados como o resultado da emergência de preservação, especialmente acentuados nos
tensão social na população de São Pedro de sambaquis. Como bem afirma Prous (1992),
Atacama, em virtude do notório processo de raramente são encontrados artefatos que
hierarquização, e do rearranjo das relações sociais tivessem sido confeccionados sobre pedra ou
intragrupais e entre os grupos atacamenhos e os osso. As pedras, por sua vez, podem ser arre
grupos que integravam a secular rede de trocas messadas manualmente, desde que a uma curta
entre o deserto, a costa e outras regiões. distância do seu alvo, o que estaria mais compa
As baixas prevalências observadas neste tível com as brigas domésticas ou intragrupais.
estudo, além da total ausência de informações Por outro lado, as agressões físicas que resulta
etnográficas para grupos construtores de ram nestas lesões podem ter sido provocadas
sambaquis, que poderiam fornecer dados por outros grupos, com aparato bélico distinto
referentes às táticas e armas empregadas em daquele observado para grupos sambaquianos.
confrontos ou castigos, invalidam qualquer Já as pontas de projétil, universalmente
tentativa de associação direta entre as demais reconhecidas pelos arqueólogos como parte
fraturas observadas nestas amostras e possí integrante de uma arma e abundantemente
veis episódios de agressão. encontradas em sambaquis, foram sem dúvida
Apenas três indivíduos foram contabi utilizadas por esses grupos com finalidade
lizados como portadores de leões associadas à bélica, como bem atestam os dois esqueletos
violência na amostra de Cabeçuda: um indiví observados por Kneip (1987, 1994).
duo apresentando fratura de “parry” observada E interessante notar que os dois indivíduos
por Ferigolo (1987) e Mendonça de Souza afetados eram do sexo feminino, sugerindo que
(1995); e dois indivíduos apresentando lesões os ataques ocorreram dentro ou perto dos
em depressão no crânio, observadas neste limites do núcleo habitacional, considerando-se
estudo. O indivíduo que apresenta lesão na a teoria tradicional de que os homens explora
mandíbula, observada pelos autores supra vam áreas mais distantes em busca da caça.
citados, não foi incluído, apesar de as lesões na Segundo Chagnon (1992), baseado em estudos
face constituírem um indicador específico de etnográficos, a violência proveniente do uso de
violência, uma vez que ele apresenta também arco e flecha é mais freqüentemente observada
fraturas em outros ossos, compatíveis com em confrontos ou guerras entre grupos com
episódio de acidente. parentesco distante, sugerindo, neste caso,
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LESSA , A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqueologia e E tn ologia, São
Paulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
uma rixa intergrupal. Por outro lado, uma vez oferecia alimentos cuja estabilidade poderia
que as duas pontas foram confeccionadas influenciar de maneira decisiva na mobilidade e
sobre material marinho, é bastante provável que na densidade populacional dos grupos huma
os ataques tenham partido de outros grupos nos. A coleta acrescida de produtos marinhos
litorâneos, ficando praticamente descartada a garantiria um alto grau de previsibilidade do
possibilidade de ataques por parte de grupos alimento, com recursos altamente concentrados,
do interior. facilmente coletáveis por todos os segmentos
Os resultados observados neste estudo humanos com um mínimo de gasto energético.
podem ser interpretados a partir de fatores Além disso, os locais escolhidos para assenta
sócio-culturais, econômicos e ambientais, ou mento tendem a ser próximos a correntes
ainda de fatores extrínsecos de ordem meto ascendentes ou estuários, os quais são alta
dológica. O caráter preliminar deste trabalho, no mente produtivos em termos de pesca.
entanto, dificulta a justificativa de concessão de Hassan (1881), ao comparar a forma de
um peso maior a qualquer um destes aspectos, subsistência entre agricultores e caçadores-
sendo possível, inclusive, que tenham atuado coletores, enfatizou que os últimos são capazes
de forma conjugada, em diferentes níveis, de de formar grupos sedentários e com alta
acordo com as diversas fácies culturais que densidade populacional somente em condições
compõem o sistema sambaquiano. excepcionais, quando são ocupadas regiões
Dentre os aspectos acima citados, no onde os recursos são abundantes e concentra
entanto, a questão da complexidade do sistema dos, citando como exemplo a costa noroeste da
sócio-cultural destes grupos vem ganhando América do Norte. Este autor refere-se também
destaque nas discussões mais recentes, onde ao fato de a disponibilidade de proteína animal,
não há mais espaço para as antigas perspecti abundante nos recursos marinhos, ser o mais
vas teóricas onde os construtores de samba acentuado fator limitante para o aumento da
quis eram vistos como pequenos grupos densidade populacional humana.
coletores-caçadores que ocupavam estes Analisando a questão sob outra perspecti
sítios apenas sazonalmente. va, em um trabalho realizado por Neves (1988)
Tenório (1995) argumenta que a maior sobre paleogenética dos grupos pré-históricos
dificuldade em se aceitar a postulação de uma do litoral sul do Brasil, os resultados demons
ocupação sazonal para os grupos litorâneos tram um alto grau de similaridade biológica
reside na ausência de adornos ou elementos de entre homens e mulheres, concluindo que as
importância ritual, elaborados a partir de unidades exogâmicas de matrimônio encon-
matéria-prima marinha, em sítios de mesma tram-se representadas numa mesma aldeia,
antiguidade localizados no interior. Pois, parece favorecendo o desenvolvimento de um
pouco provável que grupos viessem ao litoral conúbio interno.
em determinadas épocas do ano, sem levarem O autor argumenta que a relação entre
de volta quaisquer elementos litorâneos. Ao exogamia intra-sítio e exogamia interaldeia está
mesmo tempo seria incompreensível que sítios atrelada à demografia. Para haver a possibilida
litorâneos não apresentassem objetos elabora de, portanto, de a estrutura social dos grupos
dos a partir de materiais encontrados no interior. locais dos construtores de sambaquis ter
A autora afirma ainda que, embora Prous desenvolvido um sistema de metades, clãs ou
(1992) cite a presença de raros artefatos líricos linhagens exogâmicas complementares dentro
relacionados ao interior em sítios litorâneos, da própria aldeia, é necessário que a demografia
este autor aceita que estes indícios represen desses grupos tenha ultrapassado os limites
tam apenas contatos esporádicos e não podem convencionalmente aceitos para bandos de
ser interpretados como sítios complementares caçadores-coletores, sem o que, a articulação
de pesca e coleta. de todo esse sistema não seria viável.
Por outro lado, estudos ecológicos como Este alto grau de densidade populacional
os de Yesner (1983, 1986 apud Tenório 1995), teria fornecido a base para a emergência de um
revelaram que o litoral não só era extremamente sistema sócio-cultural e ideológico bastante
rico em recursos protéicos, como também complexo.
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LESSA, A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões prkíiVninares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de Arqueologia e E tnologia, São
Paulo, 11: 77-9 3 , 2001.
Gaspar (1992), em um estudo realizado para sobre o trabalho. Essas construções monu
sítios na região do Rio de Janeiro, relacionou as mentais não teriam sido feitas de forma
diferentes classes de tamanho observadas com aleatória, mas obedeceram, com certeza, a um
as características ambientais consideradas projeto ideologicamente determinado.
significativas para a estratégia de implantação Mais uma vez argumentando a favor da
(altura, visibilidade, distância de água potável, emergência de uma complexidade sócio-
proteção contra o vento), constatando a existên cultural e ideológica entre os grupos samba
cia de dois conjuntos de sítios bem definidos. quianos, Lima (1999/2000, 2000) refere-se aos
Segundo a autora, essa ordenação dos zoolitos, artefatos altamente elaborados, que
sítios em classes de tamanho evidencia uma exigem grande talento para a sua produção e
dimensão sociológica ordenadora do sistema configuram trabalho especializado, cuja
sócio-cultural, que aponta para a existência de organização transcende a unidade doméstica,
uma hierarquia entre sítios. assim como sinaliza o surgimento de indivídu
Lima (1999/2000, 2000) refere-se à expansão os com funções e status diferenciados,
populacional dos grupos sambaquianos, a qual exercendo maior poder e controle.
teria se traduzido na diminuição da distância Diante deste quadro que sugere a existên
entre os assentamentos, determinando uma alta cia de lideranças institucionalizadas, faz-se
densidade de sítios nas áreas lagunares, e que necessário supor que um sistema sócio-
decerto esta distribuição no ambiente atendeu a cultural e ideológico pode ter atuado como
hierarquias1 intra e intergrupais, cabendo regulador das diferenças e dos conflitos inter-
àqueles com maior prestígio e poder as implan populacionais, sem que os indivíduos tives
tações mais estratégicas para fins de controle sem que, ou quisessem, recorrer ao uso da
territorial, bem como os locais mais favorecidos violência física sistematicamente.
em recursos alimentares, hídricos e minerais. Uma outra tentativa de interpretação
Referindo-se aos monumentais sambaquis poderia passar por questões econômicas, mais
localizados na região de Santa Catarina, com pragmáticas, que não devem, no entanto, ser
dezenas de metros de altura, a mesma autora avaliadas isoladamente, mas como parte de um
afirma que as motivações em geral aventadas produto multifatorial.
para a sua construção, como a procura por Uma vez que os sambaquis encontram-se
lugares mais arejados e protegidos contra concentrados em ambientes altamente produti
insetos, são evidentemente simplistas, ou vos e que permitem a exploração simultânea de
mesmo ingênuas. A magnitude do fenômeno vários nichos ecológicos, dificilmente a aquisi
envolveria, inequivocadamente, hierarquia, ção de recursos, fator muitas vezes discutido nas
prestígio e não-igualitarismo, demostrando o interpretações sobre violência em populações
controle de uma elite sobre os recursos e pré-históricas (ver, por exemplo, Carneiro 1992,
Larsen, 1999), seria um motivo para intensos e
freqüentes combates entre os grupos litorâneos.
(1) Ressaltamos que o termo “hierarquia” deve ser Por outro lado, as disputas por território e
visto com cautela quando empregado para populações recursos entre grupos construtores de samba
construtoras de sambaquis, uma vez que não dispo quis e grupos interioranos parece pouco
mos, até o momento, de dados arqueológicos que provável em função da limitação geográfica
comprovem a existência de uma estratificação social
imposta pela Serra do Mar, com relevo escar
bem definida, além de um sistema político centraliza
do, tal com o nas “chefias” e nos “estados”.
pado e coberta por uma vegetação tropical
Os processos de estratificação social e centralização exuberante, a qual teria atuado como uma
política, inclusive, são apontados na literatura barreira poderosa para o deslocamento desses
especializada com o um dos fatores que promovem grupos em sentido transversal à costa.
conflitos e guerras entre populações pré-históricas. Em apenas três pontos uma topografia
Não pretendemos, com esta observação, classificar os
grupos sambaquianos dentro de qualquer categoria
mais suave ao longo de vales facilita a trans
sócio-política. Apenas, admitimos a existência de posição dessa barreira, e eles certamente
uma organização com plexa, com posições de funcionaram como vias de comunicação entre
ascendência e liderança dentro do grupo. o litoral e o interior: os vales dos rios Jacuí,
LESSA , A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqueologia e E tn ologia, São
Paulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
Itajaí e Ribeira. As evidências disponíveis, no excede a dois metros, não devendo representar,
entanto, parecem sugerir muito mais estratégi portanto, um ponto de observação estratégico.
as oportunistas de penetração nesses vales Não devem ser descartadas, por outro
por parte de grupos que já estavam bem lado, as rixas intragrupais, de ordem pessoal,
estabelecidos e com um sistema de subsistên ou ainda os conflitos domésticos, comuns em
cia consolidado em ambientes costeiros, que qualquer sociedade. No caso dos grupos aqui
propriamente deslocamentos sistemáticos estudados, questões relacionadas a aspectos
ligando diferentes zonas ecológicas para fins ideológicos, de caráter êmico, podem ter
de exploração sazonal (Lima 2000). forjado um comportamento pouco agressivo, já
O mesmo raciocínio parece correto no que esses grupos poderiam ter desenvolvido
sentido inverso, sendo pouco prováveis as outros mecanismos para resolução dos seus
investidas dos grupos interioranos até o litoral conflitos internos, como as competições e as
para a exploração sazonal de recursos marinhos. lutas rituais. Essas inferências, neste caso,
Quanto às investidas para ocupação constituem-se especialmente especulativas
permanente de território, os dados arqueológi devido à total ausência de dados etnográficos
cos disponíveis não apontam para a penetração para esses grupos.
de sistemas sócio-culturais totalmente distintos De qualquer forma, aponta-se mais uma vez
nas camadas de ocupação. Gaspar (1995) afirma para a possibilidade de que padrões sócio-
que alguns sambaquis apresentam cerâmica nos culturais e ideológicos específicos, mais
últimos níveis de ocupação, sendo, no entanto, complexos e sofisticados do que inicialmente
pouco provável que a presença deste material propostos para os grupos construtores de
indique a ocupação do sítio por outro grupo sambaquis, possam ter mantido o seu funciona
cultural, já que a cerâmica é acrescentada à mento e o equilíbrio interno e externo, mesmo
totalidade dos materiais encontrados sem que na ausência de coerção ou violência física.
ocorram modificações significativas. Segundo a Fatores de ordem metodológica, como o
autora, dificilmente grupos ceramistas relegari mau estado de preservação de algumas
am ao segundo plano todos os seus costumes amostras, além de a maior parte delas consti
- vida em aldeia sem acumulação de restos tuir-se numericamente pouco representativas,
alimentares, eventualmente horticultura, aparato podem ter subestimado os resultados encon
tecnológico distinto etc. - para se adequarem trados. Apenas mediante a análise futura de
totalmente aos hábitos dos grupos litorâneos, outras coleções, além de uma revisão nas
mantendo apenas a sua cerâmica. amostras já estudadas, buscando-se específica
Ainda que muitas interpretações possam e minuciosamente os sinais de violência,
ser aventadas para o fato de os grupos poderemos confirmar a situação de equilíbrio
sambaquianos terem construído grandes que parece apontar para esses grupos.
montes, alguns deles chegando à incrível Convém reiterar que este trabalho não
dimensão de 20 ou 30 metros de altura, é pretende caracterizar os grupos construtores
pertinente expor a proposição de Tenório de sambaquis como “povos pacíficos”, que
(1995), que acredita na possibilidade de esses viviam em permanente estado amistoso entre si
assentamentos terem uma função estratégica e com os demais grupos. Apesar de a violência
defensiva, pois o sítio localizado numa eleva física não parecer ser parte inerente a este
ção, além de possibilitar que o inimigo seja sistema, estudos futuros podem apontar para
visualizado, permitiria uma melhor defesa. eventos violentos pontuais, que assinalem
Os resultados iniciais aqui observados, no processos temporários e específicos.
entanto, não apóiam esta proposição, uma vez Ainda que os grupos em questão tenham
que, para que os montes tivessem sido cons sido contextualizados de forma abrangente, e
truídos com uma finalidade defensiva, seria ainda que esta hipótese preliminar tenha sido
necessário que os ataques ocorressem com formulada sem nenhum recorte espacial ou
certa freqüência, constituindo-se uma ameaça temporal específicos, não se pretende aqui
real ou potencial para o grupo. Por outro lado, ignorar deliberadamente as possíveis varia
muitos sambaquis apresentam altura que pouco ções inerentes aos sub-sistemas que compõem
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LESSA, A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqueologia e E tnologia, São
Paulo, 11: 77-9 3 , 2001.
LESSA, A.; MEDEIROS, J.C. de. Preliminary thoughts about the occurence of violence
among the Brazilian shellmound builders: analysis of the skeletons from Cabeçuda
(Santa Catarina) and Arapuan (Rio de Janeiro) sites. Rev. do Museu de Arqueo
logia e Etnologìa, São Paulo, 11: 77-93, 2001.
ABSTRACT: This research was to test the initial hypothesis that shellmound
builders of brasilian seashore were not usually involved in physical violence. Sixty
two skulls from the Cabeçuda site (Santa Catarina) and eleven skeletons from the
Arapuan site (Rio de Janeiro) were analysed in order to search for typical lesions
that could be associated to episodes of violence. A revision about this topic in
the littérature was also performed, including the post-cranial traumatic lesions data
observed for the Cabeçuda Site. Low prevalence (4.8 %) for the Cabeçuda
skeletons, and the absence of violent trauma for the Arapuan skeletons, confirm
the proposed hypotesis. Socio-cultural, economic and environmental factors
could explain this behaviour, although methodological factors cannot be excluded.
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LE SSA , A.; MEDEIROS, J.C. de. R eflexões preliminares sobre a questão da violência em populações construtoras
de sambaquis: análise dos sítios Cabeçuda (SC) e Arapuan (RJ). Rev. do Museu de A rqu eologia e E tnologia, São
Paulo, 11: 7 7 -9 3 , 2001.
Referências bibliográficas
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estudo das indústrias líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia,
São Paulo, 11: 95-108, 2001.
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líticas. do sul do Brasil. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
como um meio a partir do qual os homens sobre as técnicas corporais foi, segundo
viabilizam sua existência frente ao meio Lemonnier (1992:1), o inspirador desta que se
natural. Neste sentido, a investigação volta-se poderia chamar de “antropologia dos sistemas
para o entendimento das inter-relações entre tecnológicos”. Neste trabalho, Mauss reflete
os sistemas tecnológicos e aspectos como sobre a arbitrariedade cultural de nossos
disponibilidade ou escassez de matérias- comportamentos mais casuais, definindo o
primas, características físicas dos materiais, corpo como o “primeiro e mais natural objeto
atribuições funcionais a que se destinam os técnico e, ao mesmo tempo, meio técnico do
objetos, e organização e eficiência das popula homem” ([1935] 1974: 217). Depois dele, os
ções na ação e exploração do meio natural. trabalhos descritivos e comparativos de Leroi-
Trabalhos como os de Meillassoux ([1967] Gourhan ([1943] 1984, [1945] 1984) e as refle
1978), Godelier (1971) e Rappaport (1968) são xões de Lévi-Strauss (1976, 1986) sobre o
exemplos deste enfoque teórico, a partir do caráter sistêmico das técnicas constituíram-se
qual os sistemas tecnológicos são analisados em referência obrigatória nestes estudos.
como o resultado de coerções que se originam Em nosso trabalho, pretendemos discutir
do meio natural e do tipo de organização da um aspecto dos sistemas tecnológicos que
produção e que afetam, por sua vez, os demais vem sendo desenvolvido, principalmente,
aspectos da vida social como o ciclo ritual, as pelos pesquisadores vinculados a esta
relações políticas e de parentesco, entre segunda vertente teórica por nós destacada
outros (Lemonnier 1992: 14-17). acima. Ou seja, trata-se da idéia de que os
Quanto à segunda perspectiva, os siste sistemas tecnológicos estão relacionados com
mas tecnológicos são analisados, em contra os sistemas de representação social e se
posição, como um produto e um recurso de constituem como um local de manifestação
criação e manutenção de um ambiente natural e estilística. Neste caso, a noção de estilo
social, simbolicamente constituídos. A investi tecnológico torna-se um conceito fundamental
gação está voltada para o entendimento da para o entendimento dos conjuntos tecnoló
relação destes sistemas com os demais gicos de diferentes grupos culturais, podendo
sistemas de representação social. Neste ser definido como o “modo como as pessoas
sentido, a tecnologia é entendida como signo realizam o seu trabalho, incluindo as escolhas
e, portanto, carregada de significados e pode feitas por eles no que se refere aos materiais e
ser definida como o corpus de artefatos, às técnicas de produção” (Reedy & Reedy
comportamentos e conhecimentos transmiti 1994: 304) . A noção de estilo tecnológico
dos de geração a geração e utilizado nos permite compreender o estilo não apenas como
processos de transformação e utilização do um padrão material que se manifesta na
mundo material.1 Em outras palavras, a tecno morfología e decoração dos artefatos, mas,
logia passa a ser definida como um “fato social também, como algo que é inerente e subjacente
total” que não tem apenas uma dimensão aos processos de produção a partir dos quais
material ligada à esfera tecno-econômica, mas estes aspectos visuais são uma resultante.
que está simultaneamente vinculada a aspec Cabe ressaltar que este conceito deriva de
tos da organização social (por exemplo, um debate mais amplo sobre os fenômenos
relações de gênero, idade ou étnicas) e estilísticos que vem sendo travado entre
interrelacionada com as esferas da mitologia, vários pesquisadores de diferentes filiações
cosmología e religião (Pfaffenberger 1988). teóricas. As discussões estão longe de
Esta concepção de tecnologia está profunda alcançar um consenso, podendo-se constatar
mente enraizada na tradição desenvolvida por que o estilo não é um fenômeno unidimen
autores como Mauss, Leroi-Gourhan e Lévi- sional, integrando várias concepções e, ao
Strauss. O artigo seminal de Mareei Mauss mesmo tempo, apresentando uma multi-
funcionalidade nos diferentes contextos sócio-
culturais. Há pesquisadores que investigam
(1) Adaptado de Schiffer & Skibo (1987:595) e como o estilo pode estar relacionado a proces
L em onnier (1 9 9 2 :1 ). sos de difusão a partir de estudos comparati
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D IA S, A .S.; SILVA, F.A. Sistem a tecnológico e estilo: as im plicações desta interrelação no estudo das indústrias
líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
vos, com uma dimensão histórica e regional nestes padrões são explicadas, principalmente,
(Davis 1983, Stahl 1991). Outros, estão interes em termos dos processos de difusão e migra
sados em compreender a relação dos aspectos ção. O estilo, entre os arqueólogos tradicio
estilísticos com a organização social (Amold nais, pode ser lido na forma do artefato e
1983), com a identidade social e individual variações morfológicas nos conjuntos artefa-
(Wiessner 1983), com os valores sociais e tuais são interpretadas como resultantes da
religiosos (David et al. 1988), com os contex ação de grupos étnicos diferentes. A ordena
tos de ensino-aprendizagem (Roe 1995), com a ção de artefatos em tradições, fases ou
cosmología (Layton 1987), com as estruturas indústrias passa pela noção de que quanto
cognitivas (Washburn 1983) e com as estraté maior a proximidade cultural, maior será a sua
gias de poder (Pauketat & Emerson 1991). semelhança estilística. Também a funcionalida
Finalmente, alguns autores voltam-se a de dos artefatos é definida a partir da forma,
investigar como o estilo pode estar subjacente mas não é levada em consideração na interpre
ou inserir-se nos processos de produção da tação das semelhanças e diferenças dos
cultura material (Gosselain 1992, Dietler & conjuntos. Neste sentido, estilo e função são
Herbich 1989). esferas dicotômicas sendo que a primeira é
Estas diferentes perspectivas analíticas e sempre explicada em termos do contexto
explicativas sobre a categoria estilo comparti histórico-cultural e/ou etnicidade e a segunda
lham, no entanto, alguns princípios básicos: 1) em termos de ação física.
que o estilo refere-se a um determinado modo A discussão sobre a relação entre estilo e
de fazer algo ou alguma coisa; 2) que este função adquiriu novas conotações a partir do
modo de fazer implica em escolhas dentre enfoque processualista, sendo ilustrada no
possibilidades alternativas; e 3) que é próprio debate desenvolvido entre Sackett (1977, 1982,
de um determinado tempo e lugar (Hegmon 1986, 1993) e Binford (1986, 1989) quanto à
1992). variabilidade das indústrias líticas e a sua
Nosso interesse reside na discussão sobre relação com o conceito de estilo. Suas pers
a inter-relação entre sistema tecnológico e pectivas originaram-se a partir da reflexão
estilo, mais precisamente, como esta discussão crítica de ambos os autores quanto à variabili
tem sido levada a cabo no que se refere às dade dos conjuntos líticos do Paleolítico
indústrias líticas e como ela pode ser incorpo Médio e Superior europeu, interpretados
rada para problematizar o estudo das Tradi tradicionalmente dentro de uma perspectiva
ções líticas do sul do Brasil. taxonômica-classificatória, a partir dos traba
lhos de François Bordes (1988, 1992).
Para Binford (1962), a variabilidade dos
Estilo e indústrias líticas conjuntos de artefatos deve ser compreendida
tendo em vista a função contextual primária
O debate em tomo da aplicabilidade do destes, a partir de uma concepção sistêmica de
conceito de estilo para o estudo de indústrias cultura. Sua variabilidade diz respeito ao seu
líticas é de longa data na Arqueologia e não papel nos subsistemas tecnológico, social e
encontrou consenso até o presente. As ideológico que compõem o sistema cultural
divergências derivam de orientações teóricas total. Dentro desta perspectiva, os artefatos
diferenciadas e centram-se, principalmente, na podem ser classificados em três grupos pela
questão da variabilidade dos conjuntos líticos sua relação com a função: tecno-econômicos,
em sua relação com estilo, função e etnicidade. sócio-técnicos e ideo-técnicos. Os artefatos
Para a arqueologia tradicional, o estilo é tecno-econômicos têm sua função primária
sempre um código diagnóstico de tempo, lugar relacionada ao ambiente físico, sendo sua
e etnicidade. A interpretação das semelhanças variabilidade explicável em termos adaptativos.
e diferenças nos padrões morfológicos de Os artefatos sócio-técnicos correspondem a
artefatos costuma ser feita em termos de elementos materiais, cujo contexto funcional
unidades histórico-culturais com conotações principal é o subsistema social, funcionando
étnicas e as mudanças ao longo do tempo como um meio extra-somático de articulação
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DIA S, A.S.; SILVA, F.A. Sistem a tecnológico e estilo: as im plicações desta interrelação no estudo das indústrias
líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
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líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
surge (Sackett 1977:75). O autor argumenta e natural) na qual vive (Binford 1989: 55-60).
que quando analisamos um artefato em termos Porém, a variabilidade funcional tem sempre
funcionais salientamos sua “voz ativa” e a implicações seletivas e o contexto desta
dimensão estilística seria a sua “voz passiva”, seleção pode variar independente das identi
como um código que sinaliza a “arena em que dades sociais. O conceito de variação isocrés-
os papéis são performados” (Sackett 1977:370). trica seria, portanto, improdutivo, pois não
Se considerarmos a noção de variação permitiria reconhecer a diferença de conjuntos
isocréstica de Sackett (1982), podemos perceber produzidos por membros de um mesmo grupo
que, em parte, este está de acordo com uma étnico e conjuntos análogos produzidos por
visão tradicional de que os estilos refletem membros de diferentes grupos (Binford 1989:
etnicidade, na medida em que as escolhas 62-65).
isocrésticas são para ele contextualmente Refletindo sobre as críticas de Binford,
determinadas. No entanto, diferencia-se deste Sackett (1993: 38) aponta que a possibilidade
enfoque ao dissociar forma de função, pois, de diferenciação de conjuntos produzidos,
segundo Sackett, o estilo não é simplesmente similares ou não, seriam ditadas pelo contexto
um padrão que se manifesta na forma, mas trata- de deposição dos artefatos. No caso dos
se de uma propriedade da forma em si, na artefatos líticos também deve ser considerado
medida em que esta é o resultado de escolhas e que os padrões de variabilidade podem derivar
é nelas que precisamente reside o estilo. de variações étnicas no contexto tecnológico,
Binford (1986), por sua vez, ressalta que a dotadas por diferenças territoriais em sua
relação entre estilo e função, por si só não relação com diferentes recursos, aspectos da
basta para dar conta explicativamente dos demografia, do sistema de assentamento, da
fenômenos que determinam a variabilidade dos densidade dos artefatos e da maneira como
conjuntos de artefatos. Baseado em estudos estes se agrupam nas superfícies ocupadas
etnoarqueológicos, critica a associação da dos sítios. Compreender estilo e função como
variabilidade de formas dos conjuntos dos aspectos indissociáveis nas escolhas isocrés
artefatos à noção de estilo enquanto correlato ticas permite observar os contextos dos sítios
de etnicidade. Para o autor, a variabilidade dos de uma área de forma mais ampla da que a
conjuntos de artefatos é funcional, devendo sugerida por Binford. Assim, uma técnica
esta ser entendida a partir da relação entre específica de descarne pode transmitir melho
classes de restos materiais diferencialmente res informações etnicamente significativas do
estruturados pela organização interna de um que a tipologia dos artefatos com o qual o
sistema cultural (Binford 1986: 558-559). descarne foi feito (Sackett 1993: 35).
Binford defende que a função é uma concep Jelinek (1976: 21-22) adverte ainda que o
ção mais ampla do que uso real de um item no maior problema na análise e na interpretação
sistema socio-cultural, relacionada às condi estilístico-funcional de materiais provenientes
ções interativas em um sistema. Condições de sítios puramente líticos reside na natureza
situacionais diferenciadas podem condicionar das coleções. Deve-se levar em consideração
o uso de diferentes formas de artefatos no que a maior parte do material lítico presente
desenvolvimento de tarefas análogas ou a nos sítios provavelmente representa o que não
produção de restos arqueológicos altamente é mais desejado por seus habitantes quando
variáveis por um mesmo grupo nos diferentes estes abandonaram o local. Da mesma forma, o
sítios que ocupam. O autor ressalta que a potencial das coleções para estudos estilís
variabilidade de conjuntos artefatuais pode ticos pode variar em função das técnicas de
caracterizar certos lugares e períodos de escavação e amostragem empregadas no
tempo, porém não implica que seja diagnostica trabalho de campo, dos contextos de deposi
de identidade étnica. Para Binford, as escolhas ção natural, do sistema de assentamento do
isocrésticas correspondem à essência da grupo estudado e da natureza dos recursos a
variabilidade organizacional em um grupo sua disposição.
étnico, promovendo-lhe flexibilidade adapta- Um aprofundamento do debate sobre a
tiva para lidar com a dinâmica ambiental (social relação entre estilo, função e etnicidade foi
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líticas do sul do Brasil. Rev. do M useu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
desenvolvido por Sackett (1985, 1993) e indivíduos entre si. Neste caso, na variação
Wiessner (1985, 1993) a partir do trabalho da nas pontas San não se trata de uma variação
autora sobre a variabilidade das pontas de isocréstica, mas sim de um comportamento
projétil dos San do Kalahari, no qual procura estilístico, pois não corresponde a uma
demonstrar que a variação estilística é utilizada equivalência em uso, mas em uma demarcação
como um instrumento para transmitir mensa de fronteiras. Em última instância, a discussão
gens a respeito da identidade social e indivi entre eles gira em torno de onde reside o estilo
dual daqueles que as produzem (Wiessner e do questionamento da intencionalidade ou
1983). Segundo Wiessner, quanto maior o nível não do estilo como um código de etnicidade.
de interação social, mais sutil é a diferença No desenvolvimento deste debate, ambos
entre as pontas de projétil, porém num contex os autores relativizam suas posições. Sackett
to social mais amplo, elas servem como (1993) passa a aceitar a idéia de que as varia
demarcadoras dos grupos de linguagem San. ções isocrésticas podem, em alguns casos,
São um instrumento fundamental nas estratégi resultar de escolhas conscientes por parte dos
as de sobrevivência destes grupos, sendo artesãos e servir como um código para trans
constantemente distribuídas nas redes de mitir mensagens. Wiessner (1993), por outro
reciprocidade o que implica no acesso dos lado, admite que o estilo relaciona-se também
indivíduos pertencentes aos diferentes grupos com a variação isocréstica, pois as diferentes
de linguagem aos recursos existentes nos pontas San são equivalentes em uso. Neste
vários territórios ocupados pelos San. Para a sentido, ambos concordam que a dicotomia
autora, o estilo é um elemento ativo na trans entre estilo e função não é pertinente na
missão de mensagens e, no caso dos San, é análise dos conjuntos artefatuais. Wiessner
empregado conscientemente nos processos de insiste, porém, que alguns atributos dos
identificação social e individual. artefatos podem ser utilizados, mais do que
A crítica de Sackett (1985) a este trabalho outros, como instrumentos ativos de comuni
fundamentou-se sobre a noção de que estilo cação de etnicidade e identidade social e
simboliza etnicidade a partir de uma auto individual. Na mesma direção das críticas de
determinação consciente dos indivíduos. Para Wiessner ao modelo de Sackett encontra-se
ele, a variação que ocorre nos conjuntos de Lemonnier (1992), segundo o qual a noção de
pontas de projétil dos San é uma variação variação isocréstica é insuficiente para o
isocréstica inconsciente que surge em função estudo dos sistemas tecnológicos, pois é
das diferentes tradições artesanais em que os necessário que se investiguem as bases
indivíduos de variados grupos de linguagem sociais das escolhas tecnológicas das quais
se inserem. Além disso, para Sackett, a inter esta é resultante e que se verifique como estas
pretação de Wiessner também incorre na escolhas se inserem em um sistema de signifi
separação entre estilo e função, na medida em cados.
que ela aponta que apenas alguns elementos Acrescentando outra perspectiva ao
da morfología das pontas são atributos debate em questão, Schiffer e Skibo (1997)
estilísticos, empregados para transmitir defendem que a compreensão da variabilidade
mensagens. Segundo Sackett, o estilo é dos conjuntos artefatuais relaciona-se à
subjacente a todas as características dos natureza das escolhas tecnológicas, sendo os
artefatos e reside nas escolhas isocrésticas conceitos de estilo e função não explicativos
feitas dentre alternativas variadas durante para se entender os processos que geram e
todo o processo produtivo, sendo a morfo motivam as escolhas feitas pelo artesão. Para
logía uma decorrência destas escolhas. os autores, a variabilidade artefatual é definida
Por sua vez, Wiessner (1985) destaca que pelo conhecimento e experiência do artesão e
existe uma diferença comportamental que gera por aspectos situacionais. O primeiro estaria
as escolhas isocrésticas, produto de um relacionado com as diferenças individuais, as
comportamento repetitivo e de imitação, e as estruturas de aprendizagem, a percepção e
escolhas estilísticas, geradas a partir de um decisão de fazer, a transmissão de conheci
processo dinâmico de comparação dos mento e a tradição tecnológica. O segundo
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líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
vincula-se a aspectos como a procura do mesma região que podemos antever a possibi
material, a manufatura, o transporte, a distri lidade de distinção entre identidades sociais
buição, o uso, a estocagem, a manutenção e ou culturais no registro arqueológico de
reparo, a reutilização e a deposição. Portanto, caçadores-coletores. Contudo, esta percepção
não haveria sentido questionar se a causa da nunca pode estar dissociada de uma análise
variabilidade é estilística ou funcional, mas contextual, na medida em que um estilo
investigar sistematicamente os processos de tecnológico só adquire sentido quando
ordem comportamental, social e ambiental dos compreendido como parte de um sistema
quais ela resulta. Embora Schiffer e Skibo tecnológico e este, por sua vez, de um sistema
neguem a relevância destes conceitos para o cultural mais amplo. Assim, no resgate das
entendimento da variabilidade, suas premissas cadeias operatórias de uma determinada
sobre a inter-relação entre performance, indústria lítica, estas devem ser compreendi
escolhas técnicas e propriedade formal do das em conjunto e associadas ao contexto
artefato correspondem, de fato, à idéia da situacional da região estudada para possibili
inter-relação entre estilo e função revisitada. tar a interpretação da variabilidade artefatual.
Fazendo um balanço dos pontos de vista No caso do estudo das indústrias líticas
analisados, poderíamos destacar alguns do sul do Brasil, estas discussões sobre a
aspectos que nos parecem centrais para o natureza dos sistemas tecnológicos e a
estudo da variabilidade de indústrias líticas: dimensão estilística das tecnologias são
a) que a variabilidade dos conjuntos de fundamentais, pois nos obrigam a tornar mais
artefatos líticos é resultado de escolhas complexos os nossos parâmetros de análise
tecnológicas, culturalmente determinadas, e sobre as mesmas.
que estas escolhas são indissociáveis da
função, na medida em que os artefatos são
idealizados para alcançar determinados fins; As indústrias líticas das
b) que estas escolhas tecnológicas Tradições Umbu e Humaitá
refletem estilos tecnológicos que, por sua vez,
residem na seleção dos materiais, técnicas e As reflexões desenvolvidas sobre os
seqüências de produção e nos resultados conceitos de sistema tecnológico e estilo
materiais destas escolhas; tecnológico em suas implicações para o estudo
c) que os estilos tecnológicos, sendo o de indústrias líticas abrem a possibilidade para
produto de uma tradição cultural, podem servir se repensar as Tradições arqueológicas pré-
como indicadores de identidades sociais e cerâmicas do sul do Brasil. Neste item objeti
culturais. vamos levantar alguns tópicos neste sentido,
No entanto, o estabelecimento da diferen avaliando as lacunas existentes quanto aos
ciação de grupos culturais a partir de sistemas dados atualmente disponíveis nessa área e
tecnológicos distintos depende da compara destacando dois estudos de caso, cujos
ção contextual dos seguintes tipos de informa resultados permitem levantar propostas
ções: interpretativas associadas à questão do estilo.
a) análise comparativa de conjuntos As pesquisas arqueológicas desenvolvi
tecnológicos líticos associados a diferentes das na região sul brasileira, entre as décadas
contextos arqueológicos de uma dada região; de 1960 e 1970,3 identificaram centenas de
b) identificação do estilo tecnológico
subjacente às escolhas técnicas que origina
ram diferentes categorias de artefatos;
c) interpretação da funcionalidade dos (3) Estas pesquisas associavam -se ou seguiam as
contextos de deposição destes conjuntos de orientações teórico-m etod ológicas do Programa
Nacional de Pesquisas Arqueológicas (PRONAPA),
artefatos, pois forma e função são aspectos
coordenado por Betty M eggers e Cliford Evans. Para
indissociáveis no estudo do estilo. uma análise de seu processo de implementação e das
É da comparação entre estilos tecnoló orientações seguidas pelo Programa ver Dias (1994
gicos de indústrias líticas dos sítios de uma 1 9 9 5 ).
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líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
sítios líticos classificados como pertencentes a pontas de projétil líticas foram associadas a
duas tradições tecnológicas em função da uma unidade histórico-cultural e, em oposição a
presença de determinados tipos de artefatos esta, aquelas nas quais as pontas estavam
diagnósticos: as pontas de projétil líticas, ausentes foram relacionados à outra unidade,
demarcando a Tradição Umbu, e os grandes subentendendo a existência de dois grupos
bifaces e talhadores que representam a caçadores-coletores distintos.
Tradição Humaitá (Meggers & Evans 1977). Os Em segundo lugar, a metodologia de
trabalhos de síntese, posteriormente elabora campo utilizada nas pesquisas que definiram
dos, apontaram uma dispersão espacial e as Tradições Umbu e Humaitá contribuiu para
temporal correlata,4 estando suas principais este quadro (Evans & Meggers 1965). Na
diferenças marcadas em termos ecológicos. medida em que o objetivo que orientou estes
Assim, a Tradição Umbu estaria centrada em trabalhos iniciais era identificar a distribuição
áreas abertas e de ecótone, entre floresta e espaço-temporal dos conjuntos pré-históricos
campo, e a Tradição Humaitá associada à sul brasileiros, os métodos de campo emprega
exploração de ambientes florestais do planalto dos foram a seleção de áreas amplas (princi
(Kem 1981,1983; Ribeiro 1979; Schmitz 1981, pais vales de rios) que, em sua maioria,
1984,1987). apresentavam contextos arqueológicos e
Uma revisão destes trabalhos, no entanto, ecológicos extremamente diversificados. Por
aponta uma série de lacunas que comprometem outro lado, os trabalhos de campo conduzidos
as interpretações sobre o significado da através de estratégias oportunísticas, privilegi
variabilidade lítica entre ambas as Tradições. aram coletas assistemáticas de superfícies e
Em primeiro lugar, deve-se destacar o enfoque sondagens em níveis artificiais (através de um
teórico-metodológico empregado em sua ou dois poços testes por sítios) oferecendo
definição. Seguindo uma perspectiva histórico- uma amostragem dispare no que se refere aos
cultural, o fator presença/ausência de artefatos sítios líticos. Igualmente, os sítios arqueológi
guia foi fundamental para a definição das fases cos foram considerados como unidades não
arqueológicas destas Tradições que, em última relacionadas entre si nas áreas pesquisadas e
instância, subentenderiam unidades sociais. De os sítios líticos foram tratados de forma
acordo com Meggers e Evans (1985: 5), embora homogênea, não se considerando a dinâmica
fases arqueológicas correspondam a abstra de ocupação do espaço de comunidades
ções, sem base etnográfica, “as tradições caçadoras-coletoras.
definidas em termos de fases que compartilham Um terceiro aspecto diz respeito à metodo
um conjunto de elementos (...) [comuns] logia de análise das coleções líticas. A maioria
provavelmente representam entidades tribais ou dos trabalhos publicados centra sua atenção
lingüísticas”. No caso dos conjuntos líticos nos artefatos, desprezando os resíduos de
aqui analisados, as similaridades morfológicas lascamento. Também não há padronização no
dos artefatos guia foram utilizadas como tratamento dos dados, caracterizando-se
principal fator para estabelecer unidades alguns relatórios pela utilização da metodolo
culturalmente significativas em termos de fases gia francesa (Laming-Emperaire 1967) e outros
e tradições. Deste modo, todas as fases pré- na elaboração de listas de artefatos definidos
cerâmicas do sul do Brasil que apresentavam por sua morfologia, muitas vezes não apresen
tando dados quantitativos associados a estas
categorias, dificultando comparações. Nestas
(4) Ambas Tradições abrangem os Estados do Rio análises destaca-se a busca do artefato guia,
Grande do Sul, Santa Catarina e Paraná. Para a centrada na tentativa de filiação cultural dos
Tradição Umbu as datações radiocarbônicas apontam conjuntos líticos analisados a qualquer uma
uma dispersão temporal entre 10.500 anos A.P. (fase das duas tradições. Por outro lado, alguns
Uruguai) ao início da Era Cristã (fases Lagoa, Patos e
autores buscaram estabelecer cronologias
Chuí). A Tradição Humaitá apresenta datações entre
6.500 A. P. (fase Antas) e 1.100 A.P. (fase Canhem-
relativas, com base no método Ford (Ford
borá), embora a maioria de suas fases apresentem 1962), a partir da seriação de pontas de projétil
apenas estim ativas cronológicas de ordem relativa. líticas, obtendo resultados questionáveis.
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Fazendo um balanço destes trabalhos fica derivam de uma distinção cultural e/ou crono
a questão: o que realmente diferencia em lógica. Procurando refletir sobre estas ques
termos culturais as tradições Umbu e Humaitá? tões destacamos dois estudos de caso para o
A nosso ver, a variabilidade entre os conjun Rio Grande do Sul onde a metodologia de
tos líticos observada para estas Tradições análise das coleções líticas permite sugerir
pode ser compreendida a partir de questões problemáticas associadas às questões levanta
não apenas de ordem adaptativa, mas também das.
de ordem funcional e estilística, subentendem Em primeiro lugar, destacamos o trabalho
escolhas tecnológicas que refletiriam, em de Hoeltz (1995, 1997) que procurou investigar
última instância, identidades culturais. Portan quais características tecnológicas distinguiri-
to, o problema em questão ultrapassa os am as Tradições Umbu e Humaitá. Para tanto, a
limites teórico-metodológicos das pesquisas autora desenvolveu pesquisas que objetiva
levadas a cabo até o presente, demandando ram, através de trabalhos comparativos entre
novas orientações analíticas em campo e coleções, estabelecer padrões relativos à
laboratório. organização tecnológica das Tradições em
Podemos exemplificar esta idéia através da questão. Tendo por base as coleções líticas de
análise dos resultados das prospecções 10 sítios a céu aberto localizados no vale do
realizadas por Miller no nordeste do Rio rio Pardo, Hoeltz buscou estabelecer critérios
Grande do Sul, abrangendo os vales dos rios de diferenciação entre os conjuntos líticos dos
dos Sinos, Maquiné, Três Forquilhas e sítios que transcendessem os tradicionais
Mampituba (Miller 1967, 1974). Nesta região artefatos guia, utilizados em trabalhos anterio
foram identificados mais de 200 sítios líticos res para classificar a afiliação cultural das
distribuídos cronologicamente ao longo de ocupações da área (Ribeiro 1991). A autora
4.000 anos de ocupação da área. A associação trabalhou com critérios tecno-tipológicos,
destes sítios à Tradição Umbu está relaciona reconstituindo as cadeias operatorias e
da aos abrigos sob rocha (105 sítios), sendo comparando estatisticamente as categorias de
apenas 5 sítios a céu aberto associados à artefatos associadas aos resíduos de lasca-
mesma pela presença de pontas de projétil. mento em cada sítio. Como estes se distribuí
Todos os demais sítios líticos que não apre am em diferentes áreas geomorfológicas que
sentaram pontas de projétil foram vinculados à caracterizam a região (planície, encosta e
Tradição Humaitá, embora a região também planalto), foi possível estabelecer um critério
apresente uma ampla ocupação ceramista pré- de comparação entre as indústrias quanto à
histórica relacionada à Tradição Guarani, nos disponibilidade de matéria-prima e estratégias
vales, e à Tradição Taquara, no planalto. de confecção de artefatos. O conjunto de
Partindo das discussões levantadas neste sítios apresentou uma homogeneidade grande
trabalho, podemos sugerir que a ausência de quanto à organização da tecnologia de produ
pontas de projétil líticas nos sítios arqueológi ção de artefatos, com marcada preferência pela
cos associados à Tradição Humaitá poderia utilização da matéria-prima disponível local
marcar uma funcionalidade diferenciada mente. As estratégias de redução e produção
destes, tanto associada a sítios de atividade de artefatos também seguem um padrão
específica da Tradição Umbu quanto das homogêneo, estando presentes nos sítios
Tradições ceramistas. Tais questões não apenas os resíduos de lascamento associados
podem ser compreendidas com clareza somen à redução primária e secundária de artefatos
te com base nos relatórios de pesquisa e bifaciais e ausentes ou sub-representados
devem ser levadas em consideração para a aqueles associados a atividades de preparação
reavaliação dos estudos na área. de núcleos. A única exceção é representada
O problema de pesquisa por nós destaca por um sítio localizado no planalto, onde se
do coloca em pauta a relação entre variabilida observa um padrão de resíduos, uso de
de e variação para os conjuntos líticos identifi matéria-prima e artefatos que foge aos demais.
cados como pertencentes às Tradições Umbu Com base nas diferenças na produção de
e Humaitá, buscando observar em que medida peças bifaciais, Hoeltz propõe que a Tradição
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Umbu seria caracterizada na área por apresen para as fases da Tradição Umbu (Miller 1969c,
tar artefatos de morfologia variada (incluindo Ribeiro & Hentschke 1976). As críticas a este
as pontas de projétil), elaborados sobre seixos enfoque partem do princípio de que a morfo
e lascas unipolares, com dimensões pequenas logia desta categoria de artefatos não se
ou médias e com 1/3 ou menos de sua superfí constitui enquanto marcador temporal eficien
cie coberta por córtex. A Tradição Humaitá, te, pois sua variabilidade formal pode respon
representada em um único sítio do planalto, der a razões alheias à cronologia, dependentes
caracterizar-se-ia por bifaces elaborados sobre de características tecnológicas e funcionais.
bloco, com dimensões que variam entre médio Igualmente, estabelecer distinções cronológi
a extra-grande e superfície coberta em até 2/3 cas baseadas em diferenciações morfológicas
por córtex. de uma única categoria de artefatos torna-se
Embora ressalte a importância de compre problemático, particularmente em situações
ender os sítios em conjunto, as interpretações arqueológicas como coletas de superfície e
de Hoeltz limitam-se em função das estratégias sítios analisados isoladamente ou relaciona
de campo utilizadas que, por não se realizarem dos entre si, mas sem controle estratigráfico
através de coletas controladas ou escavações adequado, caso recorrente às metodologias de
em áreas amplas, impedem inferências quanto à campo empregadas no estudo de sítios
funcionalidade dos sítios. Contudo, os dados arqueológicos da Tradição Umbu até o
levantados abrem margem para o questio presente (Flenniken & Raymond 1986).
namento de uma efetiva coexistência de dois Partindo das premissas acima expostas, a
grupos contemporâneos na área. autora estudou a coleção de 404 pontas de
Um primeiro fator que deve ser considera projétil líticas associadas a um abrigo sob
do diz respeito à possibilidade de haver uma rocha, situado no vale do rio Caí,5 tendo em
variação de funcionalidade entre estes artefa vista as tendências tecnológicas gerais dos
tos. Embora os bifaces de grande porte conjuntos de artefatos em sua relação com os
associados aos sítios do planalto pudessem resíduos de lascamento. Os resultados permiti
estar relacionados à exploração de recursos ram observar dois grandes grupos: pontas de
ecológicos mais diversificados do que os da projétil de morfologia lanceolada, derivadas de
planície, isto não indicaria grupos necessaria redução primária de lascas bipolares em
mente distintos em termos étnicos. Além calcedonia; e pontas de projétil pedunculadas
disso, o fato de o sítio do planalto apresentar produzidas a partir da redução primária de
peças de maior porte e cobertura cortical lascas unipolares em arenito silicificado. A
extensa pode referir-se a um local de produção distribuição estratigráfica das pontas de
e abandono de peças inacabadas, associado projétil demonstrou que as freqüências dos
aos grupos assentados na planície. Destaca-se diferentes tipos apresentavam correspondên
o fato de que na planície os talhadores bifa- cia entre si e com a distribuição dos resíduos
ciais, de menor porte não estão ausentes. Este de lascamento e demais artefatos. Portanto,
não parece ser um dado isolado para o Rio variações na freqüência de determinados tipos
Grande do Sul, pois algumas das fases da morfológicos de pontas de projétil não corres
tradição Umbu apresentam em seus conjuntos ponderiam a um indicador de mudança tempo
líticos talhadores que tipicamente seriam ral associado ao conceito de fase, mas em um
associados à tradição Humaitá, como é o caso reflexo dos padrões de descarte ao longo da
da fase Itaqui, no vale do médio rio Uruguai ocupação do sítio (Dias 1996).
(Miller 1969b), da fase Amandaú, no vale do Embora este estudo tenha demonstrado
alto rio Uruguai (Miller 1969a), e da fase que a representatividade das pontas de projétil
Araponga, no vale do rio das Antas (Miller enquanto marcadores temporais deve ser
1971). relativizada, por ser um trabalho pontual não
O segundo estudo de caso diz respeito às
pesquisas de Dias (1994, 1996) quanto à
variação morfológica entre pontas de projétil, (5) Sítio RS-C-43: Picada Capivara, localizado no
entendidas como marcadores cronológicos município de São Sebastião do Caí, Rio Grande do Sul.
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D IA S, A.S.; SILVA, F.A. Sistem a tecnológico e estilo: as im plicações desta interrelação no estudo das indústrias
líticas do sul do Brasil. Rev. do Museu de Arqueologia e'E tnologia, São Paulo, 11: 95-108, 2001.
permite avaliar as causas de variação entre arqueólogos. Como podemos observar a partir
conjuntos líticos da Tradição Umbu para do debate apresentado, a forma dos artefatos e
diferentes cronologias e áreas. Uma possibili a sua distribuição espacial e temporal são as
dade de interpretação alternativa é levantada variáveis básicas sobre as quais os conceitos
pelo conceito de estilo tecnológico, ao sugerir de estilo e função são utilizados para alcançar
que a variação dos conjuntos de pontas esta compreensão.
líticas, funcionalmente equivalentes, seria Nossa atenção no debate sobre o proble
resultante de escolhas técnicas refletidas na ma do estudo estilístico das indústrias líticas
seleção dos materiais, nas seqüências de traz subjacente a nossa preocupação em
produção e nos resultados materiais destas compreender de uma maneira mais aprofun
escolhas. Portanto, a noção de estilo tecno dada as causas da variabilidade (entre os
lógico, entendido enquanto produto de uma conjuntos artefatuais) e da variação (nos
tradição cultural, pode servir como indicador conjuntos artefatuais) que se observa nas
de identidades sociais e culturais para a indústrias líticas do sul dó Brasil.
Tradição Umbu, demarcadas regional ou Quando distinguimos variabilidade de
temporalmente. Contudo, tal abordagem só variação estamos seguindo a proposta de
torna-se possível através de estudos regionais Schiffer (1992: 18-21) que associa o conceito
que estabeleçam padrões comparativos de variabilidade aos padrões materiais dos
uniformes em termos intra e inter-sítio, basea conjuntos arqueológicos que se estendem por
dos em cronologias sólidas. longos períodos de tempo e cobrem extensas
A incorporação da noção de estilo tecno áreas geográficas. Em outras palavras, o autor
lógico a esta reflexão contribui para ampliar o relaciona o conceito de variabilidade à idéia de
referencial interpretativo quanto à variação cultura arqueológica, em alusão às propostas
dos conjuntos de pontas de projétil líticas da de Willey e Phillips (1958). Segundo Schiffer, é
Tradição Umbu, além do referencial cronológi sobre esta base de padrões materiais de
co. A partir deste enfoque abre-se a discussão grande extensão espaço-temporal que os
para a possibilidade de estarmos diante de arqueólogos criam seqüências que são
uma variação tecnológica ligada a escolhas definidas a partir das variações observadas.
culturais que derivam de processos de intera Estas variações consistem, portanto, nas
ção entre indivíduos pertencentes a uma diferenças nos conjuntos de artefatos que
mesma tradição, sendo, portanto, funcionais e ocorrem espaço-temporalmente no interior de
estilísticas. O problema das variações regio uma dada tradição.
nais representadas pelas fases da Tradição Sendo assim, a nossa preocupação é
Umbu pode sugerir que alguns dos padrões entender quais aspectos, além do artefato
tecnológicos observados entre coleções de guia, justificariam a distinção entre dois
sítios contemporâneos em áreas distintas, conjuntos líticos originalmente definidos em
englobando a variação morfológica das pontas termos de tradições arqueológicas e divididos
de projétil, poderiam representar identidades em diferentes fases arqueológicas para o sul
regionais. No entanto, isto requer uma revisão do Brasil. Nossa proposta é que se tomem
crítica dos critérios de definição destas fases, mais complexos os parâmetros definidores de
associado à complexificação da idéia de sua variabilidade, bem como, que se procure
interpretação contextual dos vestígios arqueo apreender contextualmente as causas de suas
lógicos para o estabelecimento de uma tradi variações internas.
ção ou fase. Ao reconhecermos a importância da noção
de estilo tecnológico pretendemos ressaltar
que o processo produtivo é um campo de
Conclusão análise complexo, no qual diferentes fenôme
nos (comportamentais, sociais, culturais e
Compreender o significado e as causas da físicos) podem atuar e contribuir na configura
variabilidade e da variação da cultura material ção dos itens materiais. Neste sentido, torna-
é uma das principais preocupações dos se central para esta reflexão a noção de que a
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DIAS, A.S.; SILVA, F.A. Sistem a tecnológico e estilo: as im plicações desta interrelação no estudo das indústrias
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POSSIBILIDADES DE INTERPRETAÇÃO DA
CADEIA OPERATÓRIA DE PRODUÇÃO DE
INSTRUMENTOS LÍTICOS - SÍTIO PEDREIRA (MT)
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MELLO, P.J.C.; V IA N A , S.A. Possibilidades de interpretação da cadeia operatória de produção de instrumentos
líticos - Sítio Pedreira (MT). Rev. do Museu de A rqueologia e E tnologia, São Paulo, 11: 109-124, 2001.
hoje a uma melhor precisão do que essa No total, foram coletadas 376 peças
indústria testemunha (cotidiano - tempo de líticas,2 havendo o predomínio do arenito (338
curta duração) (Karlin; Bodu & Pelegrin 1991). peças), aparecendo, ainda, o sílex (34 peças),
É possível perceber, portanto, que o calcedonia (duas peças) e o quartzo (duas
conjunto lítico resulta de uma série complexa peças).3
de inter-relações envolvendo seleção de O material aparece desde a superfície até
matéria-prima, economia de debitagem, técnica os 40 cm de profundidade, sendo que a grande
de lascamento, função de sítio e sistema de maioria das peças, 335, correspondendo a
assentamento/subsistência. Assim, se se 90,8%, foi recolhida até os primeiros 10 cm.
deseja obter dados significativos sobre o Em relação ao peso geral4 desse material, é
comportamento humano, deve-se analisar o possível ver também o predomínio do arenito
conjunto inteiro de relações (Thacker 1996). sobre as demais matérias-primas: 50.955 g de
Foi essa a abordagem utilizada para a arenito, representando 83,86% do geral de
análise do material lítico da área afetada pela material do sítio, 9.765 g de sílex, representando
construção da UHE Manso (MT).1 Pretende 16,07% e 45 g de quartzo, representando 0,07%.
mos, nesse artigo, mostrar o início dessa Foram identificadas duas técnicas de
análise, com a cadeia operatória de um dos lascamento - a unipolar e a bipolar, nos três
sítios escavados. tipos de matéria-prima.
1 1n
MELLO, P.J.C.; V IA N A , S.A . P ossibilidades de interpretação da cadeia operatòria de produção de instrumentos
líticos - S ítio Pedreira (MT). Rev. do Museu de A rqueologia e E tnologia, São Paulo, 11: 109-124, 2001.
LEGENDA
□ SONDAGEM SEM MATERIAL
■ SONDAGEM COM MATERIAL LÍTICO
B COLETA DE SUPERFÍCIE
J CÓRREGO
«GROTA
OBS AS ÁREAS DAS SONDAGENS ESTÃO 3
VEZES MAIORES. PARA EFEITO DE VISUALIZAÇÃO
PRANCHA 1
m
MELLO. P.J.C.; VIANA. S.A. Possibilidades de interpretação da cadeia operatória de produção de instrumentos
líticos - Sítio Pedreira (MT). Rev. do Museu de A rqueologia e E tnologia, São Paulo, 11: 109-124, 20,01.
A análise tecno-morfológica dos oito apresentar face superior lisa ou com uma ou
núcleos da coleção demonstrou que esses duas nervuras.
suportes eram obtidos a partir de seixos
grandes, medindo de 54 a 98 mm e média de 2.2. Instrumentos modificados por retoques
72,35 mm de comprimento; de 86,4 a 164,4 mm e
média de 109,33 mm de largura e 57,8 a 144,7 Foram classificados sete instrumentos,
mm e média de 87, 95 mm de espessura. Acerca compostos por retoques que não formam um
da intensidade de exploração dos núcleos, padrão específico, não apresentando, portan
ressalte-se que nenhum deles se encontra to, forma definida (Prancha 2). Instrumentos
totalmente esgotado. Sobre a qualidade da tecnológicamente semelhantes foram descritos
matéria-prima, observou-se que os núcleos por Fogaça; Sampaio e Molina (1997).
apresentam-se com matéria-prima homogênea, Todos os instrumentos são espessos e
com ausência de intrusões, assim como de pouco elaborados. São raras as peças que
grandes negativos refletidos na superfície. apresentam marcas de façonnage, caracteri
Essas informações, associadas ao contexto zando-se por terem formas grosseiras e
ambiental onde o sítio esteve instalado, com preliminares. As atividades de moldagem,
abundância de matéria-prima de boa qualidade executadas em poucos instrumentos do sítio
à sua disposição, levam a supor que não Pedreira, não se assemelham à definição
houve uma economia de matéria-prima; em proposta por Tixier; Inizan & Roche (1980) que
outras palavras não houve uma preocupação as caracterizam como uma sucessão de
em exploração total do suporte, já que no seu operações de lascamento cujo objetivo é
entorno havia grande disponibilidade. moldar o instrumento pretendido. Os retoques
O fato de todos apresentarem forma localizados nos instrumentos também são
globular leva a pensar em métodos semelhan pouco elaborados e pouco representativos nas
tes de gestos de exploração desses núcleos. A peças, ou seja, estão dispostos em áreas
presença de uma lasca de refrescamento aleatórias, não formando um padrão específico
indica, por sua vez, prolongamento de explora e, portanto, não se caracterizando como
ção do núcleo, recuperando os ângulos aptos atividades finais que, conforme definição dos
para debitage. autores acima mencionados, teria como finalida
Pela análise dos negativos dos núcleos, de dar o acabamento final ou reavivar a peça.
pode-se inferir que as lascas debitadas se - Instrumento sobre suporte indetermi
classificam em dois tipos: uma maior - resul nado, com dimensões 42 mm x 31 mm x 17 mm.
tante da produção de lascas tanto na fase Apresenta retoques curtos e longos, paralelos,
inicial, de descorticagem, como de debitagem sobre nervura, delineando um gume côncavo,
- e outra menor, que pode estar relacionada ao com ângulo de cerca de 60° e peso de 20
reforço das arestas do núcleo ou produção de gramas. O instrumento não apresenta negati
lascas pequenas. vos de lascas de façonnage', apenas negativos
As lascas maiores resultantes teriam saído das lascas de retoques abruptas (ângulo talão/
com formas quadrangulares, semi-circulares ou face interna de 120° a 125°), com uma forma
triangulares, com talões lisos, dimensões semi-circular, com talão liso, com apenas uma
aproximadas de 20 a 87 mm de comprimento e ou sem nenhuma nervura na face externa e
31 a 60 mm de largura, ângulo da face interna dimensões aproximadas de 7 mm x 10 mm;
do talão de 100° a 120° e face externa cortical, - Instrumento sobre núcleo, com dimen
semicortical ou sem córtex, apresentando uma sões de 121 mm x 70 mm x 56 mm, apresentando
ou duas nervuras na face superior. As lascas retoques longos, alternantes, paralelos,
menores, por sua vez, teriam saído com formas delineando um gume convexo, com ângulo de
quadrangulares, semicirculares ou triangula cerca de 50° e peso de 460 gramas. O instru
res, com talões lisos e lineares, dimensões mento apresenta negativos de lascas retoques,
aproximadas de 10 a 33 mm de comprimento e 7 que se apresentariam com inclinação semi-
a 32 mm de largura, ângulo da face interna do abrupta (ângulo talão/face interna de 105°),
talão de 95° a 110° e face externa lisa, podendo com forma triangular, talão liso, uma ou duas
MELLO, P.J.C.; V IA N A , S.A . Possibilidades de interpretação da cadeia operatória de produção de instrumentos
líticos - Sítio Pedreira (MT). Rev. do Museu de A rqueologia e E tnologia, São Paulo, 11: 109-124, 2001.
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líticos - Sítio Pedreira (MT). Rev. do Museu de Arqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 109-124, 2001.
nervuras na face externa e dimensões aproxi teriam inclinação semi-abruptas (ângulo talão/
madas de 9 mm x 9 mm; face interna de 120°), apresentando forma
- Instrumento sobre lasca, com dimensões triangular, talão liso, face superior com uma
de 164 mm x 118 mm x 63 mm, apresentando nervura e dimensões de 32 mm x 39mm;
retoques longos, diretos, paralelos, no bordo - Instrumento sobre suporte indetermina
direito e nas partes mesial e distai, formando do, com dimensões de 104 mm x 56 mm x 42 mm,
duas coches, com ângulo de cerca de 70° e apresentando retoques diretos curtos, parale
peso de 1.090 gramas. O instrumento apresenta los, formando uma coche, com ângulo de cerca
negativos de lascas de façonnage e de lascas de 70° e peso de 155 gramas. O instrumento
de retoque. As lascas de façonnage seriam apresenta negativos de lascas de façonnage e
semi-abruptas (ângulo talão/face interna de de lascas de retoque. As lascas de façonnage
105°), apresentando formas triangulares ou seriam semi-abruptas (ângulo talão/face
quadrangulares, talão liso, com uma ou interna de 110°), apresentando formas triangu
nenhuma nervura na face externa e dimensões lares ou quadrangulares, talão liso, com uma
de 71 mm x 61 mm. As lascas de retoques ou nenhuma nervura na face externa e dimen
resultantes seriam também semi-abruptas sões de 39 mm x 26 mm. As lascas de retoques
(ângulo talão/face interna de 105°, aproximada resultantes seriam semi-abruptas (ângulo
mente), quadrangulares e com talão liso talão/face interna de 105°), com forma triangu
relativamente espesso, apresentando uma lar ou quadrangular, talão liso, apenas uma
nervura na face externa e dimensões aproxima nervura na face externa e dimensões aproxima
das de 18 mm x 45 mm; das de 9 mm x 13 mm.
- Instrumento sobre lasca de seixo frag Tendo em vista que não foi verificada uma
mentado, com dimensões de 120 mm x 98 mm x diferença em termos tecnológicos entre esses
45 mm; apresentando retoques longos, diretos, instrumentos, mesmo entre aqueles com
escamosos, delineando um gume convexo, com evidências de negativos de façonnage,
ângulo de cerca de 70° e peso de 520 gramas. O dividiram-se esses materiais em duas categori
instrumento apresenta negativos de lascas de as de instrumentos, tomando por base seu
retoque as quais teriam inclinação semi-abrupta aspecto morfológico:
e abrupta (ângulo talão/face interna de 110°, 1 - composta por peças espessas, sobre
aproximadamente), triangulares e quadran lascas ou massa central, sendo a maioria com
gulares com talão liso, apresentando uma ou matéria-prima recuperada sob forma de seixo. Os
duas nervuras na face externa e dimensões instrumentos dessa categoria medem de 164 a
131 mm de comprimento e 117 a 170 mm de
aproximadas de 19 a 30mm x 14 a 26 mm; largura e espessura de 62 a 45 mm. Apresentam
- Instrumento sobre lasca fragmentada, uma seqüência de retoques, os quais estão
com dimensões de 132 mm x 117 mm x 52 mm, representados nas posições diretas ou alternan
apresentando uma seqüência de retoques tes, em formas paralelas, sub-paralelas ou
localizada na porção direita da peça: apresenta escamosas, longas ou curtas, formando gumes em
coches, com ângulos que variam de 50° a 80°.
retoques longos, diretos, delineando um gume
Somente um instrumento apresentou marcas,
côncavo, com ângulo de cerca de 60° e peso de embora grosseiras, de tentativa de façon n age.
755 gramas. O instrumento apresenta negativos Pela análise dos negativos, observou-se que essas
de lascas, as quais seriam semi-abruptas lascas teriam formas triangulares e quadrangu
(ângulo talão/face interna de 120°, aproximada lares, com talões lisos e inclinação sempre semi-
abrupta (ângulo da face. interna/talão de 105° a
mente), com forma triangular e quadrangular,
120°). Os comprimentos são de cerca de 61 e 71 mm
talão liso, uma nervura na face externa e e face superior lisa ou com uma nervura,
dimensões aproximadas de 36 mm x 30 mm; enquanto as lascas de retoques resultantes teriam
- Instrumento sobre suporte indetermina formas triangulares e quadrangulares, de talões
do, com dimensões de 79 mm x 55 mm x 39 mm, lisos e inclinação semi-abrupta, sendo que
somente uma apresentou-se abrupta (ângulo da
apresentando retoques diretos, longos,
face interna/talão de 100° a 130°). Os com pri
formando uma coche, com ângulo de cerca de mentos variam de 9 a 36 mm e de largura de 9 a
55° e peso de 150 gramas. O instrumento 45 mm, apresentando face superior com uma ou
apresenta negativos de lascas de retoque que duas nervuras;
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MELLO, P.J.C.; V IA N A , S.A. P ossibilidades de interpretação da cadeia operatória de produção de instrumentos
líticos - Sítio Pedreira (M T). Rev. do M useu de A rqu eologia e E tn ologia, São Paulo, 11: 109-124, 2001.
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líticos - Sítio Pedreira (MT). Rev. do Museu de Arqueologia e E tnologia, São Paulo, 11: 109-124, 2001.
O primeiro teste, no qual foram utilizados a preparação de núcleo (sendo que 14 lascas
largura e o comprimento das lascas, mostra um podem pertencer a qualquer um dos grupos)
continuum, não podendo perceber-se nenhu (Fig. 2).
ma divisão entre os diferentes tipos de lascas Quanto ao grupo de lascas maiores, no
(retoque, preparação de núcleo, descortica- qual estariam representadas as lascas de
gem, façonnage, debitagem para obtenção de descorticagem, façonnage e que serviriam para
suporte para instrumento) em relação a esses suportes de instrumentos, essas últimas
atributos (Fig. 1). podem ser diferenciadas das demais pelas suas
A partir da observação dos negativos grandes dimensões (comprimento maior que
existentes nos núcleos e instrumentos, no 100 mm, largura maior que 80 mm e espessura
entanto, nota-se que as lascas referentes às
atividades de retoque e preparação de núcleo
apresentam dimensões menores (não ultrapas
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Fig. 5.
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rKANCHA 5
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ABSTRACT: This article presents the operational sequence for the stone
tool confection in one of the sites excavated in the course of the ‘Project of
Archaeological Rescue in the Manso Dam (MT)’.
Referências bibliográficas
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A rqu eologia e E tn ologia, São Paulo, 11: 125-140, 2001.
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uma densa rede de drenagem, tendo como rios como representativas de possíveis episódios
principais o Corumbataí e o Piracicaba, afluentes de queimada natural. Deste modo, os autores
do Tietê pela margem direita. (Mapa) correlacionam o carvão encontrado nos solos
O clima atual na região poderia ser classifi às fases climáticas mais secas. Isto pode ser
cado como Cwa (Kõppen), ou subtropical com verdadeiro, salvo os casos onde a existência
temperaturas médias anuais entre 20 e 21°C e de carvões seja relacionada à ocupação
acentuada amplitude térmica anual devido à humana. Um maior intercâmbio entre arqueólo
circulação atmosférica. No entanto, a incidên gos e quaternaristas seria bastante proveitoso
cia de massas de ar promove um regime de para ambas as áreas de conhecimento.
chuvas cujo máximo da precipitação coincide De qualquer modo, os resultados obtidos
com os meses de verão, e o mínimo com os por Melo (1995) para datações de fragmentos
meses de inverno, o que coloca a região nas de carvão em solos coluviais da região de Rio
características de clima tropical. (Feltran Filho Claro são bastante interessantes. Segundo o
1981, Scheel et al. 1995). autor, “(•••) nota-se que as idades aparente
A vegetação original, atualmente quase mente distribuem-se aleatoriamente com
completamente destruída, seria caracterizada relação à profundidade da coleta, às coordena
por uma área de fronteira ecológica entre o das geográficas e níveis planálticos, mas
cerrado/cerradão (savana) e mata (floresta parece haver tendência de concentração de
estacionai semidecidual). Segundo o Projeto idades compreendidas no intervalo entre 6.500
Radambrasil (1983), a Região da Savana e 8.500 anos AR” (Melo 1995:76). Correlacio
(cerrado) na área apresenta-se como uma nando esta possível idade para um clima mais
disjunção da ocorrência principal no Planalto seco com datações realizadas em outras
Central. Dentre as formações remanescentes localidades do país, o autor sugere que as
da savana, a Arbórea Densa (cerradão) mesmas estejam indicando uma variação
apresenta características xeromorfas, com dois paleoclimática significativa.
estratos bem definidos. A formação Arbórea Outro dado de possível correlação paleo
Aberta (campo-cerrado) apresenta composição climática para a região foi obtido por Scheel et
florística semelhante à anterior, mas sua al. (1995), que dataram carvões do solo no
estrutura é mais simples. A Região da Floresta Município de São Pedro (SP), não muito
Estacionai Semidecidual ocorre em regiões com distante de Rio Claro, e obtiveram datas de
dupla estacionalidade climática, com mais de 2.250±40 AP e 5.540 ±40 AP. Estas duas
60 dias secos, ou com seca fisiológica provo datações foram provenientes de fragmentos de
cada pelo frio. Na área em questão, ocorrem as carvão soltos. Uma terceira datação, de 1.220
formações Submontana e Montana, definidas ±40 AP, foi realizada em uma estrutura de
de acordo com a altitude e a latitude (IBGE, combustão que os autores consideraram de
1992). provável origem antrópica. Apesar de uma
possível correlação entre a idade dos carvões
Dados paleoambientais e episódios de clima mais seco, somente um
recentes para a região maior número de datações, preferencialmente
realizadas fora de sítios arqueológicos, poderia
Desde meados da década de 70, qvando lançar mais luz sobre esta questão.
os últimos estudos de Arqueologia com
caráter regional foram realizados na área, até
os dias de hoje, não se pode dizer que os Os levantamentos arqueológicos na
conhecimentos a respeito dos paleoambientes região de Rio Claro
da região de Rio Claro tenham sofrido um
avanço muito significativo. Algumas datações Segundo Altenfelder Silva (1967, 1968), a
de C 14, feitas a partir de fragmentos de carvão região que compreende Rio Claro e adjacências
encontrados imersos em solos coluviais, há muito interessou pesquisadores e colecio
começaram a ser realizadas a partir da década nadores devido à abundância de material
de 80. Tais datações estão sendo encaradas arqueológico, principalmente material lítico
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lascado. Peças provenientes da região engros região, inserido dentro da Depressão Periféri
saram coleções de particulares e atraíram ca, apresenta colinas suaves com desníveis
arqueólogos amadores, sendo, inclusive, a que não ultrapassam 40 a 60 m, formando um
falsificação de peças uma “atividade lateral verdadeiro corredor no sentido N-S. No
compensatória”. A prospecção mais sistemáti sentido E-W, o “caminho natural” seria o eixo
ca teria sido iniciada por Altenfelder em 1959, fluvial representado pela bacia do Rio Tietê,
pela Cadeira de Antropologia, Etnologia e localmente reforçado pela presença do Rio
Arqueologia da Faculdade de Filosofia, Piracicaba.
Ciências e Letras de Rio Claro. Em 1965, Maria O panorama inicial traçado por Altenfelder
C. Beltrão iniciou um projeto de levantamento dá conta de basicamente duas classes de
arqueológico paralelo na região. No ano de vestígios arqueológicos na região: sítios
1966, Altenfelder Silva insere-se formalmente líticos, caracterizados por serem amplos e
dentro do Programa Nacional de Pesquisas numerosos, e sítios cerâmicos, em número mais
Arqueológicas (PRONAPA), sob a coordena reduzido. Dada a maior facilidade com que
ção dos arqueólogos norte-americanos Betty geralmente são identificados sítios cerâmicos,
Meggers e Clifford Evans. Posteriormente, o é de se supor que a estimativa do autor seja
projeto de levantamento desvinculou-se do válida no que concerne ao tipo e à intensidade
PRONAPA. O responsável pelos trabalhos da ocupação pré-colonial na área.
seria Tom O. Miller Jr., então professor assis Apesar do reconhecimento da existência
tente da Faculdade de Filosofia, Ciências e de sítios líticos bastante amplos, Altenfelder
Letras de Rio Claro. As etapas de prospecção sugere que os mesmos seriam representativos
realizadas por Miller Jr. entre os anos de 1965 e de ocupações rápidas, “(...) sugerindo em
1967 abrangeram os municípios de Rio Claro, alguns casos tratar-se mais de campo de
Ipeúna, Charqueada, Itirapina, Cordeirópolis e pouso para sortidas de caça que habitações
Piracicaba, resultando na detecção de 97 sítios permanentes.” (Altenfelder Silva 1968:160).
arqueológicos. Um dos fatores que levou o autor a esta
Seguindo uma linha de pesquisa que pode conclusão foi a pequena espessura das
ser considerada bastante atual, e que infeliz camadas arqueológicas, que não ultrapassari
mente não foi muito aplicada na Arqueologia am trinta centímetros. Trabalhos subseqüentes
brasileira de um modo geral, Altenfelder realizados por Miller Jr, publicados original
justifica a inexistência de escavações sistemá mente na Tese de Doutoramento do autor
ticas por parte da equipe da FFCL de Rio Claro (Miller Jr. 1967) e posteriormente em outras
pelo fato de ser necessário primeiramente o publicações (Miller Jr. 1969a, 1969b, 1969c,
entendimento do panorama arqueológico da 1972), não favorecem a hipótese de os sítios
região, o que só seria feito por meio de um líticos da região de Rio Claro representarem
amplo trabalho de prospecção, uma vez que o ocupações tão rápidas, ou que fossem produto
“(...) trabalho de escavação implica na de populações que estavam “de passagem”:
destruição (...) e somente deve ser realizado
(...) para salvá-lo [o sítio] de uma destruição “O número de sítios nos horizontes
já iniciada ou inevitável, ou para responder líticos não tem que significar migrações;
um problema específico que não poderá ser pode, antes, significar ocupação intensiva da
resolvido de outra form a.” (Altenfelder Silva região por um povo, durante muito tempo.”
1968:158). (Miller Jr. 1968:40).
Alguns sítios apresentaram materiais
O panorama arqueológico inicial líticos em abundância; além disso, sabe-se
hoje que a espessura de uma camada arqueoló
Os primeiros trabalhos de síntese e de gica é mais relacionada a processos de forma
tentativa de correlação foram publicados por ção de sítio do que à duração da ocupação
Altenfelder (1967, 1968), que entendia a região propriamente dita (não tomando exemplos
como área de passagem e confluência de extremos como Tróia ou Jericó, bem entendi
caminhos naturais. Com efeito, o relevo da do). Pode-se aventar, quando muito, a hipóte
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pontas de projétil. Posteriormente, o autor Monjolo Velho (Miller Jr. 1972:73), caracteriza
admitiu que existem problemas de interpretação da pela predominância quase exclusiva de uma
no tocante à chamada técnica bipolar; as “lascas tecnologia de aproveitamento de seixos,
côncavas” e os respectivos “núcleos globu plaquetas e cristais em estado natural, fendi
lares” ou “bolas” resultantes poderiam não ser dos ou com retoques marginais. Espatifamento
produtos de lascamento bipolar, e sim de e lascamento seriam raros. Os artefatos
alteração térmica. Outrossim, experiências de apresentariam tamanhos reduzidos.
lascamento com o núcleo parcialmente enterrado Um outro grupo de sítios apresentaria uma
no solo e aplicação tangencial do golpe de indústria ainda menos elaborada, com a utiliza
percussão podem resultar em lascas côncavas ção de seixos, plaquetas e blocos naturais de
semelhantes às encontradas na região (Miller Jr., vários tamanhos, com um inventário tecno
comunicação verbal).3 lógico ainda mais restrito do que o da Fase
A fase arqueológica seguinte, denominada Monjolo Velho.
Fase Santo Antônio, seria tecnológicamente O autor realizou também vistorias em sítios
embasada no espatifamento, mas apresentaria arqueológicos nos municípios de Conchas,
ênfase considerável na percussão direta com Anhembi e Laranjal Paulista, encontrando
percutor duro. Implementos de tamanho médio material lítico que “mostra essencialmente a
a grande, com grande freqüência de facas e mesma situação que observamos no norte do
raspadores, apresentando também chopping Rio Tietê” (Miller Jr. 1972:60), o que represen
tools, plainas etc.. Pontas de projétil possivel taria uma extensão de pelo menos 100 quilôme
mente fariam parte desta fase, embora não tros, na direção sul, das tradições e fases
tivessem sido encontradas in situ. reconhecidas para a região de Rio Claro.5
Posteriormente, teríamos a Fase Marchiori, Posteriormente, segundo Prous (1992), a
caracterizada por predominância da percussão chamada Tradição Rio Claro foi englobada no
direta com percutor duro, com baixa freqüência que se define atualmente como “Tradição
de espatifamento. Presença de pontas de Umbu”,6 sendo mantidos, porém, os nomes
projétil e machados de pedra polida.4 Maior das fases. Já a Tradição Ipeúna foi incluída na
freqüência de facas do que a fase anterior, e denominação genérica das “indústrias de
menor freqüência de raspadores. lascas sem pontas de projétil”, sendo mantida
Finalmente, a última fase da Tradição Rio a Fase Monjolo Velho.
Claro seria a Fase Pitanga, apresentando
variedade de técnicas de lascamento, com C ronologia
predomínio de percussão direta com percutor
duro e macio, incluindo percussão indireta. Os Conforme dito anteriormente, a cronologia
artefatos desta fase apresentariam característi das ocupações pré-coloniais para a região de
cas mais formais, com retoques ao longo dos Rio Claro foi feita principalmente levando em
bordos, peças trabalhadas bifacialmente, conta o posicionamento estratigráfico dos
incluindo formas foliáceas, ovoides e pontas níveis arqueológicos. Esta abordagem foi
de projétil, estas últimas em freqüência superi possível devido ao avançado estágio dos
or à fase anterior. Continua a presença de estudos de geologia e geomorfologia da região
artefatos de pedra polida. e, sobretudo ao caráter de multidisciplinari-
Para a Tradição Ipeúna, foi definida pelo dade adotado pelos pesquisadores envolvi
autor apenas uma fase, denominada Fase dos, que transparece nos artigos escritos na
época.
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percutores duros (pedra), e, posteriormente, sas, o que não foi inteiramente possível. Porém,
percutores moles (Miller Jr. 1972:75). ainda a tempo de serem publicadas no último
No caso da Tradição Ipeúna, o contexto artigo-síntese (Miller Jr. 1972), o autor apresen
seria menos claro, dada a própria característica tou algumas datações de C-14 feitas para o
pouco sofisticada dos artefatos. Em verdade, componente Santa Rosa III (portanto, Tradição
foi observada uma certa interrupção na Rio Claro, Fase Santo Antonio). Das datas
evolução proposta para a indústria lítica. A obtidas, apenas a mais antiga foi aceita pelo
Fase Santa Rosa, anterior a Monjolo Velho, autor, que considerou as outras inconsistentes e
apresentaria grande semelhança à Fase Santo provavelmente sujeitas a contaminação. Este
Antonio, posterior a esta última, colocada em argumento foi baseado em uma correlação que,
outro nível estratigráfico. Ao quadro de se com os conhecimentos da época poderia ser
evolução técnica, o autor acrescentou um viável, hoje parece um tanto frágil: o componente
quadro paleoambiental e propôs um modelo Santa Rosa IH estaria dentro da Fase Santo
hipotético para ser testado e orientar os Antonio, que, por sua vez, seria correlacionável
trabalhos de campo. Assim teríamos, resumida ao paleopavimento (linha de seixos) superior,
mente, a seguinte seqüência de eventos que, por sua vez, teria a mesma faixa de idade do
(Miller Jr., 1969b): terraço de várzea. Dado o fato de que um terraço
de várzea teria sido datado no Paraná em 2.500
1) Am biente de estepe ou savana, tempera
tura alta, favorável à caça. Tradição “e co lo g ica a.C., a única data plausível para Santa Rosa III
mente livre” (segundo Haury 1956, apu d M iller seria a data mais antiga, de 4.530±290 AP (3.330/
Jr. 1969b), representada no n ível (com ponente) 3140 a.C.).7 Na verdade, as datações para Santa
Santa Rosa I. Rosa III parecem coerentes, uma vez que as
2) M udança clim ática, aumento da
idades radiocarbônicas vão aumentando com a
umidade, expansão da floresta, dim inuição da
biom assa, especialm en te caça de grande porte.
profundidade (vide Tabela). Outro fator a ser
Tradição de caçadores torna-se incom patível levado em consideração é que não existe uma
com as con d içõ es am bientais, torna-se “e c o lo correspondência direta entre as linhas de seixos
gicam ente presa”, resultando em uma adaptação (“paleopavimentos”) e fases climáticas mais
à vida florestal e em pobrecim ento do inventá
secas. Sabe-se hoje que processos distintos
rio lítico , resultando em uma “tradição em
redução” (Haury op. c it.), representada pela
podem levar à formação de tais linhas.
Tradição Ipeúna. Parte da população teria saído No tocante à organização da tecnologia,
da região. hoje sabemos que é muito problemático dividir
3) Volta às condições clim áticas mais secas, sítios arqueológicos em classes cronológicas
condições de erosão formadoras da linha de
com base em atributos tecnológicos, como o
seixos inferior, onde foram depositados os
artefatos da Tradição Ipeúna (Fase M onjolo
tipo de lascamento (se por percussão direta,
Velho). N estas condições, M onjolo Velho seria por espatifamento etc.), ângulos de gume ou
uma tradição “ecologicam ente presa”, que tamanhos de artefatos. Sítios de atividades
encontrou situação am biental incom patível e específicas podem apresentar um inventário
desapareceu da região. Descendentes da popula bastante distinto de sítios habitação, mesmo em
ção que abandonou a área no estágio anterior,
se tratando de uma mesma população. Outros-
representada em Santa Rosa I, voltam à região
formando a Tradição Rio Claro. sim, pode ser que em longo prazo tais tendênci
4) Continuidade da Tradição Rio Claro, as de variação na freqüência de atributos sejam
passando por mudanças representadas pelas fases realmente significativas. Independente de tudo,
descritas anteriorm ente, até aproxim adam ente o mérito de Miller Jr. residiu em organizar,
2.500 anos AP, quando o clim a volta a se tornar
publicar e justificar suas observações, além de
úmido, resultando na redução da tradição. Depois
disso, os agricultores teriam adentrado a região, montar bancos de dados com vista a uma
portando uma tecn ologia mais com patível com posterior informatização, novamente demons-
os recursos disponíveis.
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Paulo, 11: 12 5 -1 4 0, 2001.
TABELA
D atas o b tid as p ara sítio s da região de R io C laro
Sítio Idade Data calibrada* Referência
2.490 ± 325 A P(30 cm prof.) 760 a 550 a.C. Miller Jr. 1972
4 .530 ±290 AP(55 cm prof.) 3.330 a 3.140 a.C. Miller Jr. 1972
Faz. Pau D ’Alho 4.140 ±345 AP 2.860 a 2.630 a.C. Uchôa 1988
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Informações adicionais -
abrigos rochosos e arte rupestre
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Figs. 2 e 3 - Abrigo do Alvo - Analândia, SP. Croquis de gravuras rupestres, sem escala
exata. Medida aproximada 1,00 x 1,30 m. Modificado de Collet 1981.
que se encontrava extremamente friável, com um (Collet 1986), obtendo resultados aparentemente
produto químico à base de acetato de vinila satisfatórios, mesmo após um período de doze
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Fig. 4 - Abrigo do Alvo - Analândia, SP. Croqui de gravura rupestre, sem escala exata.
Medida aproximada 1,00 x 1,30 m. Modificado de Collet 1981.
anos. Segundo o autor, o abrigo está localizado profundidade temporal da ocupação humana na
no sopé de um morro arenítico, voltado para região parece ser considerável. Sítios arqueológi
leste, nas coordenadas geográficas 22° 07’03”S cos apresentando pontas de projétil foram
e 47° 39’05”W. As gravuras recobririam uma datados na faixa de 4.200 a 5.000 anos a.C., e uma
área de 12 metros quadrados, com motivos antigüidade maior pode ser pleiteada para os
geométricos, linhas e pontos. níveis arqueológicos estratigraficamente mais
Além das ocorrências mencionadas acima, antigos. Ocorre, porém, que apesar de um início
há ainda referências a outros quatro abrigos com promissor e metodológicamente bem embasado,
material arqueológico e/ou arte rupestre (Collet a arqueologia da região passou por um período
1981 e 1982): Abrigo Roncador, Abrigo da Santa, de total abandono desde meados da década de
Abrigo Bocaina (todos localizados em Ana 70, culminando com a dispersão da coleção
lândia, os dois últimos bastante próximos um ao arqueológica sob guarda da antiga Faculdade de
outro) e Abrigo Santo Urbano (Corumbataí). Filosofia, Ciências e Letras de Rio Claro. Após a
saída de Miller Jr. dos quadros da FFCL, o
material arqueológico, segundo testemunhos de
Considerações finais mais de um informante, foi acondicionado de
maneira insatisfatória, em caixas de papelão
A região centro-leste do Estado de São sobre o chão, e “pilhado” por alunos de gradua
Paulo, e principalmente a área que compreende o ção. Pontas de flecha e machados de pedra
Município de Rio Claro e adjacências, apresenta teriam servido como elementos decorativos nas
um panorama bastante instigante no contexto da repúblicas estudantis. A preocupação de Miller
Arqueologia brasileira. A área foi objeto de Jr. com a documentação de suas pesquisas é o
estudos arqueológicos já há bastante tempo, e a que nos dá alguma esperança de resgate da
despeito da polêmica suscitada por algumas arqueologia da região. Um dossiê preparado pelo
datações bastante recuadas, é fato que a autor (Miller Jr. 1969c), por exemplo, lista todos
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os 86 sítios encontrados até então, com as Este (des)caso poderia servir como ponto de
respectivas descrições e croquis de localização. partida para uma reflexão a respeito da efeme-
Suas outras publicações apresentam tabelas de ridade do que julgamos eterno (as coleções
classificação do material lítico, indo além da arqueológicas, os artefatos inter-relacionados
tradicional listagem de tipos e freqüências. É compondo um conjunto), da necessidade de se
possível que esta documentação cuidadosa publicar algo além de notas prévias e descrições
tenha sido tudo o que restou do patrimônio sucintas, e de nossa própria impermanência
arqueológico recuperado ao longo de quase uma como guardiões de um patrimônio que, se não
década de trabalhos na região de Rio Claro, uma for inculcado no imaginário popular como algo
vez que não se sabe quantos dos sítios identifi importante, dificilmente escapará incólume à
cados podem ainda existir. ignorância de administradores despreparados.
ARAUJO. A.G.M. Archaeology from Rio Claro region: a synthesis. Rev. do Museu de
A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 125-140, 2001.
Referências bibliográficas
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Marajó, pois, após as pesquisas de Meggers uma prospecção arqueológica na região dos
& Evans nos anos de 1948-49, houve somente rios Goiapi e Camará, Ilha de Marajó” (Atas do
a pesquisa realizada por uma expedição do Simpósio sobre a Biota Amazônica) e “The
Museu Paulista, nos primeiros meses do ano Castanheira Site: New evidence on the anti-
de 1950, da qual participou Peter Paul Hilbert quity and history of the Ananatuba Phase,
como representante do Museu Goeldi.1 Dados Marajó Island, Brazil” (.American Antiquity).
os antecedentes, o objetivo do Projeto Marajó Cerca de trinta e cinco anos depois, revendo
era o de: as anotações de laboratório, os relatórios e as
fichas dos sítios estudados naquela época,
“comprovar a seqüência local estabele
descobrimos que vários dos dados que surgiram
cida por Meggers & Evans (1957) (...) e obter
através da análise do material cerâmico coletado
amostras de carvão para datação por C l4 ”
pelo Projeto Marajó continuam inéditos. Algu
(Simões 1981:155-6).
mas ocorrências importantes jamais foram
O carvão coletado em dois sítios permitiu mencionadas, como a contemporaneidade das
datar o período de contato entre as Fases fases Mangueiras e Marajoara nos sítios PA-JO-
Ananatuba e Mangueiras (sítio PA-JO-26: 23: Ilha da Ponta e PA-JO-28: Ilha do Fogo, ou a
Castanheira) e forneceu uma data antiga para a existência de cerâmica, em alguns sítios, que não
Fase Marajoara (sítio PA-JO-36: Frei Luís).2 pôde ser enquadrada em nenhuma das fases,
Do Projeto Marajó resultaram quatro pois não se encaixava em nenhum dos tipos
relatórios de viagem com mapas e croquis, cerca descritos, por apresentar diferentes colorações
de quarenta mil fragmentos de cerâmica, de núcleo ou antiplástico constituído por ossos,
algumas poucas peças inteiras ou fraturadas areia ou cariapé.3 Além disso, o material proveni
como urnas, vasos, banquinhos e tangas, além ente do sítio-cemitério de Ilha Pauxis nunca foi
de fragmentos de ossos e alguns artefatos estudado e o sítio não foi registrado. A rigidez de
líticos. A cerâmica foi classificada nos laborató princípios teóricos prévia à coleta de dados pode
rios da Área de Arqueologia do Museu Goeldi ter influenciado decisivamente na avaliação dos
segundo a metodologia utilizada na época, resultados das pesquisas:
separando-se os fragmentos segundo os tipos
já definidos por Meggers & Evans (1957), e “Como a seqüência regional já era conhe
quantificando-os para a realização de seriações. cida, seria necessário apenas efetuarmos
O estabelecimento de cronologias relativas rápidas prospecções de reconhecimento ( “spot
entre os sítios partia da comparação entre as surveys”), isto é, a localização extensiva dos
freqüências relativas de dois dos tipos simples sítios e a respectiva coleta de material de
(não decorados) de cada fase. Os relatos das superfície para identificação e seriação
etapas de campo e os resultados das análises posteriores. Entretanto, pelo desconhecimento
do material foram publicados parcialmente em arqueológico da área em prospecção e a
três artigos: o primeiro em 1963, na Revista do necessidade de dados relevantes, como amos
Museu Paulista, intitulado “Contribuição à tras de carvão para datação por C-14, padrões
arqueologia da Fase Marajoara”, assinado por de sepultamento e outros - somente obtidos
Figueiredo e Simões, e os posteriores, em 1967 através de escavações -, preferimos proceder
e 1969, de autoria individual de Simões, em todos os sítios cortes-estratigráficos para
respectivamente: “Resultados Preliminares de extrair destes o maior número possível de
informações” (Simões 1967:213).
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(4) A região pesquisada é muito plana e os sítios vindo daí o nome de muitos deles. Os sítios da fase
sobressaem-se por serem elevados e cobertos de vegeta Formiga pesquisados em 1965, por exemplo, apresenta
ção. Principalmente na época das chuvas, quando os vam cerca de 0,50m de altura acima do nível do campo e
campos são inundados, os sítios surgem como “ilhas”, somente PA-JO-33: São Leão, chegava a atingir 0,95m.
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QUADRO 1
Ilha Pauxis
Informações constantes no Livro de Tom bo/Acervo arqueológico MPEG
(procedência Pauxis/Faz. Santa Maria, coletor José Carlos Cardoso). As observações são nossas
933 Frag fase Marajoara Sitio A 53 frag. de cerâmica decorada, a maioria com engobo
vermelho e 54 frag. de cerámica-decorada.
934 Vaso fase não-identificada Sitio A Cerâmica leve, temperada com caco moído, muito porosa,
formato irregular, provavelmente devido à queima.
935 Vaso fase não-identificada Sitio A Tigela restaurada (cf. fig.2)
936 Vaso fase não-identificada Sitio A Tigela restaurada (cf. fig.2)
940 Frag. fase não-identificada Sitio A Vasilha restaurada em 1999. Pasta sem elhante ao tipo
Catarina sim ples (fase Formiga); engobo verm elho (cf.
fig.2)
941 Urna fase não-identificada Sitio A Uma sem decoração, restaurada (cf. fig.2)
942 Vaso fase não-identificada + 2 Sitio A Vaso com borda entalhada (cf. fig.2)
frag. Fase Marajoara
943 Frag. fase não-identificada Sitio B 9 fragmentos de cerâmica decorada e 12 de cerâmica não
decorada
944 Urna fase n ão-id en tificad a + Sitio B Vestígios de pintura marrom avermelhada (cf. fig.2)
ossos
945 Urna fase n ão-id en tificad a + Sitio B Não localizada
ossos
946 Frag. fase Marajoara ???? Sitio B Peça restaurada em 1999. Diâmetro 54cm, não foi possível
enquadrar em nenhuma das fases. Formato semelhante à
peça n° 940
947 Frag. fase Marajoara + fase não- Sitio C 97 fragmentos de cerâmica decorados e 150 fragmentos de
identificada cerâmica não decorada. Os fragmentos que não puderam
ser c la ssific a d o s na fase M arajoara apresentam pasta
sem elhante à fase M angueiras, mas também aos tipos
Camutins simples e Formiga Simples. A decoração inclui
u n gu lad os, d ig ita d o s, pintura p o licrô m ica , en gob o
vermelho, escovados e incisos
937 Lâmina de machado pequena Sem inform.
948 Lasca lítica Sem inform.
938 Pigm ento para pintura Sem inform.
939 Fragmentos de ossos humanos Sem inform.
decoração mas também definem tipos de pasta decorados, Saúba escovado (com pasta Coroca
cerâmica que podem - e devem - ser identi pimples), Mucajá corrugado (com pasta Embaú
ficadas nos tipos decorados. Na fase Manguei ba simples) etc.. Essa classificação permitiu,
ras, por exemplo, existem dois tipos simples: principalmente para os autores, caracterizar
Mangueiras simples e Anjos simples, e, entre' mudanças cronológicas, criando uma seqüência
os tipos decorados, Bacuri escovado (com qüe resultou em uma sucessão diacrônica entre
pasta Anjos simples), Croari escovado (com as fases e uma cronologia relativa entre os
pasta Mangueiras simples), Pocoató raspado sítios de uma mesma fase, com o objetivo de
(com pasta Mangueiras simples) etc.. Na Fase mostrar que os sítios eram apenas parcialmente
Formiga, por exemplo, há quatro tipos simples: contemporâneos e, portanto, com grau de
Formiga simples, Coroca simples, Embaúba sedentarização compatível com o esperado para
simples e Catarina simples, e, dentre os tipos culturas de floresta tropical.
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São Paulo, 11: 141-164, 2001.
como mostra a Tabela 2. Na publicação de pesquisado Ilha da Ponta, em 1965, uma vez
1967, no entanto, Simões considera somente que são próximos um do outro. O aterro de Ilha
uma parte dos fragmentos coletados (tipos do Fogo é banhado a sul e sudeste pelo
Inajá simples e Camutins simples, da fase igarapé Ilha do Fogo, e media, à época,
Marajoara) para a realização da seqüência 98mx45m, possuindo 1,15m de altura acima do
seriada: 203 fragmentos Inajá simples e 84 nível do campo e distando cerca de 500m da
fragmentos Camutins simples (Simões 1967: fazenda Ilha do Fogo. Na parte oriental do teso
220), enquanto, somente no nível 0-20cm, havia um cemitério e o terreno estava bastante
havia 199 fragmentos Inajá simples e 113 perturbado e por essa razão escolheram a parte
Camutins simples! oeste para trabalhar, onde foram feitos dois
Simões realizou ainda uma coleta superfici cortes-estratigráficos e coleta de superfície.
al que produziu um total de 187 fragmentos, Ambos os cortes (lx lm ) foram escavados em
sendo 69 de cerâmica decorada e 118 de níveis de lOcm, mostrando evidências até o
cerâmica não decorada (cf. Livro de Tombo, n° nível 140cm, constituídas de fragmentos de
962). Não há registro da análise desse material cerâmica, barro queimado, pequenos fragmen
nas fichas. tos de ossos e vestígios de carvão (Simões
Segundo a classificação realizada na 1965). No livro de tombo constam os números:
época, do total de 667 fragmentos tombados T. 967 - fragmentos das fases Marajoara e
provenientes da escavação de 1965, 10,64% Formiga, corte 1-A e T. 968 - fragmentos da
são da fase Mangueiras, 4,35% não puderam fase Marajoara e Formiga, corte 2-B. No
ser classificados dentro de nenhum tipo entanto, duas outras fontes de informações na
cerâmico e 85,01% são da fase Marajoara. Reserva Técnica da Área de Arqueologia do
Dessa fase, a porcentagem de decorados Museu Goeldi mostram dados diferentes.
atinge 41,23%, um valor bastante elevado, As fichas do sítio, feitas em seguida à
mesmo para sítios-cerimoniais.7 chegada de campo e onde eram colocadas as
Se, por um lado, os fragmentos coletados informações sobre a análise dos fragmentos
por Figueiredo e Cardoso em 1963 foram, mostram que, em relação à coleta de superfície,
infelizmente, guardados por tipo-variedade, dos 189 fragmentos coletados, 52 fragmentos,
perdendo-se a informação sobre sua proce classificados como pertencentes à fase
dência estratigráfica, por outro lado, o material Mangueiras e 9 fragmentos, classificados
coletado por Simões foi guardado segundo os como cerâmica cabocla, são tidos como: “não
níveis estratigráficos de onde provieram, Computados”. No canto da ficha consta:
divididos dentro dos níveis segundo os tipos “Marajoara - 72,5%; Mangueiras (?) - 27,5%”.
cerâmicos, o que tornou possível reexaminar Já na relação de fragmentos tombados na
parte do material e confrontar os dados com as Reserva Técnica (Tabelas 4, 5 e 6) tem-se 51
análises feitas à época. fragmentos como “provável Formiga”. Em
relação aos dois cortes feitos, os fragmentos
foram classificados em parte entre os tipos
PA-JO-28: Ilha do Fogo cerâmicos da fase Marajoara e parte permane
ceu como pertencente à fase Mangueiras,' sem
A prospecção no sítio Ilha do Fogo foi a classificação nos tipos dessa última fase e
feita na mesma oportunidade em que foi com constantes pontos de interrogação ao
lado da expressão “fase Mangueiras”, com
relação a todos os níveis.
(7) Sim ões (1967: 219) classificou Ilha da Ponta É interessante notar que, na relação de
com o aterro-cerim onial, uma terceira categoria de quantificação de fragmentos existente na
sítio, que não é o sítio-cem itério (por não conter Reserva Técnica para todos os fragmentos
enterramentos), mas que apresenta mais de 8% da tombados, no corte 1-A, entre os níveis 0 e
cerâm ica coletada com decoração. N o entanto,
m esm o segundo esses critérios, Ilha da Ponta seria
80cm, os fragmentos Mangueiras aparecem
sítio-cem itério, pois Figueiredo, em 1963, localizou como “provável Formiga”, e para todos os
en terram en tos. demais níveis como “não-Marajoara”. Já no
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areia. Os primeiros se limitam à superfície e níveis, mas no total do corte atinge somente
níveis superiores e se relacionam à ocupação 1,11% (cf. Tabela 8).
cabocla recente do sítio "(Simões 1969: 404). Em PA-JO-33: São Leão, a cerâmica
Outros sítios, como os da fase Formiga temperada com osso está presente nos três
pesquisados durante o Projeto Marajó, níveis superiores, atingindo 3,14% do número
apresentaram também quantidades variáveis total de fragmentos (cf. Tabela 9).
de cerâmica temperada com osso. No sítio PA- Em alguns fragmentos decorados da fase
JO-31: Aterro Pelado, aparece uma porcenta Marajoara também temos constatado ocasio
gem significativa de cerâmica temperada com nalmente a utilização de ossos triturados como
osso no 2° nível, perfazendo 31,74% dos antiplástico.
fragmentos do nível, enquanto, por exemplo, o
tipo não-decorado predominante do nível,
Formiga simples, alcança somente 26,7%. O A seqüência cronológica
número total de fragmentos do nível é estatis
ticamente significativo: 397. No terceiro nível A partir das pesquisas realizadas no final
também há a presença da cerâmica temperada dos anos 40, Meggers & Evans identificaram a
com osso, em menor quantidade. No total do existência de contato entre as fases Anana-
corte ela alcança 11,91% (cf. Tabela 7). tuba e Mangueiras, a segunda substituindo a
No sítio PA-JO-32: Cavalo Morto, também primeira em dois sítios (J-7 e J-10), na costa
ocorre cerâmica temperada com osso no 2° e 3o Norte, e contato entre as fases Formiga e
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São Paulo, 11: 141-164, 2001.
TABELA5
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Fase Marajoara
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10-20 cm 103 31,79 131 4 0 ,4 3 15 4,63 14 4,32 14 4,32 21 6 ,4 8 17 5,25 - 0 9 2 ,7 8 324 1 0 0 ,0
20-30 cm 115 27,38 168 4 0 ,0 17 4,05 14 3,33 36 8,57 16 3,81 44 10,48 - 0 10 2 ,3 8 420 1 0 0 ,0
30-40 cm 63 19,15 102 3 1 ,0 6 1,82 11 3,34 58 17,63 17 5 ,1 7 62 18,84 - 0 10 3 ,0 4 329 1 0 0 ,0
40-50 cm 35 12,28 84 2 9 ,4 7 2 0,7 7 2,46 41 14,39 18 6 ,3 2 82 28,77 - 0 16 5,61 285 1 0 0 ,0
50-60 cm 15 6,94 36 16,67 0 6 2,78 39 18,06 7 3 ,2 4 108 50,0 - 0 5 2,31 216 1 0 0 ,0
60-70 cm 30 12,55 56 2 3 ,4 3 0 5 2,09 20 8,37 2 0 ,8 4 121 50,63 0 5 2,1 239 1 0 0 ,0
70-80 cm 69 14,97 96 2 0 ,8 2 0 - 0 - 0 9 1,95 268 58,13 - 0 19 4 ,1 2 461 1 0 0 ,0
80-90 cm 61 14,59 40 9 ,5 7 0 4 0,96 6 1,44 1 0 ,2 4 0 275 65,79 31 7 ,4 2 418 1 0 0 ,0
90-100 cm 86 18,74 22 4 ,7 9 0 - 0 6 1,31 - 0 - 0 310 67,54 35 7 ,6 3 459 1 0 0 ,0
1 0 0 - 1 10cm 30 18,63 20 1 2,42 0 - 0 - 0 1 0 ,6 2 0 103 63,98 7 4 ,3 5 161 1 0 0 ,0
1 10-120cm 11 17,46 8 12,7 5 7,94 2 3,17 - 0 - 0 0 36 57,14 1 1,59 63 1 0 0 ,0
1 2 0 -1 30cm 7 16,67 4 9 ,5 2 0 -, 0 0 - 0 0 26 61,9 5 11,9 42 1 0 0 ,0
Total 892 21,7 1107 2 6 ,9 3 64 1,56 74 1,8 221 5,38 120 2 ,9 2 728 17,71 750 18,25 154 3 ,7 5 4110 1 0 0 ,0
Outras ocorrências - Nível 0-10cm: 3 fragmentos de tangas, 1 aplique; nível 10-20cm: 1 fragmentos de tanga; nível 30-40cm: ossos.
SCH AAN, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). Revista do Museu de A rqueologia e E tn ologia,
TABELA6
PA-JO-28: ILHA DO FOGO - Corte 2-B (Simões 1965) - MPEG Tombo 968
Fase Marajoara
Tipos não decorados Tipos decorados Outras cerâmicas
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
Camutins Inajá Joanes Carmelo Goiapi Outros tipos Tempero de Não N ão TOTAL
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10-20 cm 67 15,58 11 1 25,81 6 1,4 25 5,81 28 6,51 6 1,4 0 173 40,23 14 3 ,2 5 430 1 0 0 ,0
20-30 cm 42 10,1 71 17,1 2 0,48 5 1,2 34 8,17 5 1,2 0 243 58,41 14 3 ,3 6 416 1 0 0 ,0
30-40 cm 39 8,04 68 14 ,02 2 0,41 10 2,06 33 6,8 7 1,44 0 311 64,12 15 3,1 485 1 0 0 ,0
40-50 cm 19 5,35 30 8 ,4 5 1 0,28 9 2,53 19 5,35 1 0 ,2 8 0 260 73,24 16 4 ,5 1 355 1 0 0 ,0
50-60 cm II 5,76 14 7 ,3 3 2 1,05 9 4,71 6 3,14 - 0 0 139 72,8 10 5 ,2 4 191 1 0 0 ,0
60-70 cm 30 12,5 29 12,1 0 9 3,75 6 2,5 1 0 ,4 2 18 7,5 130 54,17 17 7 ,0 8 240 1 0 0 ,0
70-80 cm 33 11,54 25 8 ,7 4 0 10 3,5 15 5,24 - 0 0 190 66,43 13 4 ,5 4 286 1 0 0 ,0
80-90 cm 28 10,14 11 3 ,9 8 0 1 0,36 - 0 - 0 9 3,26 210 76,1 17 6 ,1 6 276 1 0 0 ,0
90-100 cm 22 9,91 12 5 ,4 0 - 0 2 0,9 - 0 10 4,5 152 68,47 24 10,81 222 1 0 0 ,0
100-1 10cm 4 3,51 1 0 ,8 8 0 2 1,75 1 0,88 - 0 13 1 1,4 78 68,42 15 1 3 ,1 6 114 1 0 0 ,0
1 10-1 2 0cm 4 10,81 - 0 2 5,4 - 0 - 0 - 0 0 22 59,46 9 2 4 ,3 2 37 1 0 0 ,0
1 2 0 -1 3 0 cm 7 35,0 1 5 ,0 0 2 10,0 - 0 - 0 0 10 50,0 - 0 20 1 0 0 ,0
Total 423 11,53 568 15,49 50 1,36 90 2,45 172 4,7 29 0 ,7 9 50 1,36 2112 57,59 173 4 ,7 2 3667 1 0 0 ,0
Outras ocorrências - Nível 0-1 Ocm: 4 fragmentos de tanga; nível 20-30cm: 1 fragmento de tanga; nível 30-40cm: 6 fragmentos de tanga; nível 60-70cm : 2
fragmentos de tanga.
SCH AA N, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). R evista do Museu de A rqu eologia e E tn ologia ,
SCH A AN , D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). Revista do Museu de A rqueologia e E tnologia,
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
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SCH AA N, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). R evista do Museu de A rqu eologia e E tn ologia ,
155
i°Vd164S2001ltOS d° Pr0jet° MafajÓ (1962'1%5)- Revista d° Museu de Arqueologia e Etnologia ,
Marajoara, essa última também tomando os uma das fases (cf. Quadro 2). Segundo esses
locais ocupados pela anterior. Nenhuma dados combinados, observa-se, então, a
“conecção estratigráfica" (Meggers & Evans existência de um hiato entre o final da fase
1957: 408) foi encontrada pelos autores entre Mangueiras e o início da fase Formiga (ante
as fases Formiga e Mangueiras ou entre cessora da Marajoara), que pode chegar a 800
Marajoara e Mangueiras. Mesmo assim, anos (Meggers & Danon, 1988:249). Durante
segundo as primeiras estimativas dos autores esse período, segundo os autores, que
na época, baseados na cronologia relativa adicionam dados climáticos e palinológicos ao
construída entre os sítios através da análise quadro, teria havido um período de aridez
cerâmica, o final da Fase Mangueiras estaria onde os recursos disponíveis à subsistência
próximo ao início da Fase Formiga e, portanto, teriam diminuído drasticamente, o que poderia
também ao da Marajoara (Meggers & Evans ter levado ao abandono da Ilha ou ao desmem
1957: 590, fig.205). A partir de hipóteses bramento das comunidades que subsistiram
construídas sobre a duração do período de em pequenos grupos de caçadores-coletores
ocupação dos sítios, a construção da cronolo nômades, pelo menos em determinadas épocas
gia relativa e o fato de a Fase Aruã ser consi do ano (op.cit:251-2).
derada proto-histórica, os autores concluíram
que a ocupação da Ilha por todas as fases -
Ananatuba, Mangueiras, Formiga, Marajoara e Entendendo a “linguagem da cerâmica”
Aruã - teria durado cerca de 800 anos, com
início de Ananatuba em 700 d.C. A pesquisa que resultou no presente
Entretanto, após terem sido processadas artigo iniciou-se ao acaso, enquanto fazíamos
as primeiras datações absolutas, a partir das um levantamento nos registros das coleções
amostras de carvão coletadas durante o de cerâmica da fase Marajoara que haviam
Projeto Marajó, ampliou-se cronologicamente procedido de escavações, na Reserva Técnica
o período de ocupação pré-histórica na Ilha. A Arqueológica do Museu Paraense Emílio
pesquisa no sítio Castanheira, além de esten Goeldi. A constatação de que no sítio PA-JO-
der a área de dispersão das fases Ananatuba e 23: Ilha da Ponta, havia cerâmica das fases
Mangueiras para a região sudeste da Ilha, Mangueiras e Marajoara coexistindo nos
proporcionou a primeira e única datação mesmos níveis, nos levou do Livro de Tombo
absoluta para o momento de contato entre às fichas de sítios, relatórios e artigos publica
essas duas fases - 980 ± 200 a.C. (SI-386), dos, que revelaram a existência de dados
através do carvão recolhido no corte A, nível discordantes entre as fontes e nunca reporta
50-60cm (Simões 1969: 403). Além disso, dos à comunidade científica. Como resultado,
Simões obteve datas antigas para o que ficamos frente à tarefa a qual Simões se furtou
poderia ser o início Fase Marajoara: 480 ± 200 há 35 anos: explicar a contemporaneidade entre
d.C. (SI-386) e 580 ± 200 d.C. (SI-387) no sítio as fases Mangueiras e Marajoara, identi
PA-JO-36: Frei Luiz. Como a fase Mangueiras ficadas em dois sítios da região pesquisada
teria tido uma curta duração e, além disso, era pelo Projeto Marajó.9
parcialmente contemporânea com Ananatuba, Examinamos uma amostra do material dos
sua distância diacrônica com relação à Fase sítios Ilha da Ponta e Ilha do Fogo, que atingiu
Marajoara poderia chegar a ser de 1.000 anos. cerca de 10% dos fragmentos de todos os
Na década de 80, Meggers & Danon (1988)
dataram vários fragmentos de cerâmica,
representando todas as fases de Marajó, pelo (9) O projeto Marajó não teve o mérito de, pela
processo de termoluminescência da cerâmica. primeira vez, ter identificado contem poraneidade
A combinação entre as datas produzidas pela entre as fases Mangueiras e Marajoara. M eggers e
Evans identificaram a presença de fragmentos de
cerâmica e as datações de radiocarbono
tangas vermelhas da fase Marajoara em “níveis
obtidas em escavações (dados de Simões e perturbados” no sítio PA-JO-17: Flor do Anajás (fase
Roosevelt) desenhou um quadro cronológico Mangueiras), mas essa ocorrência não foi considerada
bem mais preciso para o início e final de cada indicação de contato.
156
SC H A A N , D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). R evista do Museu de A rqueologia e E tn ologia,
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
______________________________ QUADRO_2_____________________________
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FASES ARQUEOLÓGICAS
70 AC (C 14/SI-202)* J-21
10 DC (T L -125) J-32
88 DC (T L -127) J-32
97 DC (T L -132) J-33 (J-33)
220 DC (T L -161) J-36
245 DC (T L -126) J-32
2 90 DC (T L -117) J-29
3 20 DC (T L -130) J-33
380 DC (T L -131) J-33
4 0 0 DC (T L -120) J-30
4 80 DC (C 14/SI-386)* J-36
580 DC (C 14/SI-387)* J-36
610 DC (TL) J-6
615 DC (C 14/G X -16061) J-14
690 DC (C 14/SI-199)* J-21
695 DC (C 14/G X -16075) J-21
750 DC (TL) J-6
837 DC (TL) J-6
890 DC (C 14/G X -16063) J-14
1150 DC (T L -88) ?
1195 DC (C 14/G X -16066) J-21
1275 DC (C 14/G X -16061) J-14
1320 DC (T L -48) J-21
1350 DC (TL) ?
Fonte: As datas TL são de M eggers & Danon (1988:248); as datas de C14* são de Sim ões
(1969:402 e em R oosevelt 1991:313-314); as dem ais são de R oosevelt (op.cit.).
“?” foi usado por não haver informação sobre o sítio a que pertencia a amostra cerâmica.
157
SCH AAN, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). Revista do Museu de A rqueologia e E tn ologia,
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
níveis, apenas paia confirmar a análise feita em então era conhecido para a região, principal
laboratório na época do projeto Marajó. O mente considerando-se as formas e o tipo de
material de Ilha do Fogo e de Ilha da Ponta de decoração pintada (identificada em apenas
1965 foi guardado separadamente por nível e uma vasilha). Além disso, esse sítio apresenta
por tipo cerâmico e nossa análise confirma a enterramento secundário em urnas, que até
classificação feita: de acordo com a classifica então não tinha sido identificado para as fases
ção tipológica construída por Meggers & Ananatuba, Mangueiras e Formiga.
Evans (1957) para a cerâmica das fases Man Aparentemente, os dados acima expostos
gueiras e Marajoara, há coexistência das duas significam que a fase Mangueiras, sendo
fases nos níveis 20-40cm e 40-60cm em Ilha da parcialmente contemporânea às fases Anana
Ponta, com um total de 27,10% de fragmentos tuba e. Marajoara, possui uma duração superior
da fase Mangueiras em todo o corte (cf. Tab.3). a 1.000 anos, sendo, portanto, provável que se
Quanto à Ilha do Fogo, a situação é um pouco encontrem sítios dessa fase que venham a
diferente. O material é muito fragmentado e a preencher o “hiato” (baseado em evidências
análise depende basicamente do exame da pasta negativas) que é mostrado no Quadro 2. Ilha
cerâmica, onde identificam-se em geral fragmen Pauxis, por outro lado, seria uma sexta fase,
tos que seriam da fase Mangueiras e em menor pelo menos parcialmente contemporânea à fase
freqüência fragmentos que pertenceriam à fase Marajoara, ainda não estudada, e à espera de
Formiga. A cerâmica, em geral, não-Marajoara datação.
atinge um total de 35,96% no corte A-l e Vale relembrar que a metodologia de
57,59% no corte B-2 (cf. Tabs. 5 e 6). pesquisa utilizada por Meggers & Evans
Nas fichas do sítio Ilha do Fogo, onde baseava-se em duas hipóteses nunca compro
foram anotados os resultados das análises de vadas: 1) de que os sítios encontrados na Ilha
laboratório, os fragmentos “não-Marajoara” seriam típicos das “culturas de floresta tropical”
aparecem claramente como Mangueiras. Nas (Meggers & Evans 1957: 18), portanto com
outras fontes de registros aparecem como agricultura pouco eficiente, dependentes dos
“provável Formiga”, “não-Marajoara” ou recursos florestais e aquáticos, de estilo de vida
“Formiga”. Isso se deve ao fato de que a semi-sedentário, e com organização social
contemporaneidade da fase Formiga com simples (sem concentração de poder, divisão do
Marajoara era possível segundo o modelo de trabalho ou desigualdade social) e 2) de que
sucessão diacrônica das fases da floresta não havia sentido em estudar a estratigrafía já
tropical e, portanto, era considerado mais que os sítios seriam “tipicamente pequenos e
provável que uma fase não-Marajoara, encon pouco profundos... com estratigrafía natural
trada juntamente com cerâmica Marajoara, limitada e sem restos arquitetônicos sobrevi
fosse pertencente à fase Formiga. ventes, como paredes ou pisos” e os artefatos,
O fato de o sítio Ilha Pauxis ter sido sendo constituídos quase que exclusivamente
totalmente ignorado nas publicações não pode de cacos de cerâmica, não compensavam o
ser explicado pelo fato de esse sítio ter sido esforço de uma “escavação intensiva” (Evans
escavado por José Carlos Cardoso. Afinal, o & Meggers 1965: viii).
sítio PA-JO-26: Castanheira, que forneceu a As poucas referências sobre camadas
única data radiocarbônica para a fase Anana- estratigráficas nos registros do Projeto Marajó
tuba também foi escavado por Cardoso, sem a atestam a existência de camadas distintas, que
participação dos pesquisadores do Museu deveriam ter sido consideradas quando da
Goelui e da Universidade Federal do Pará. A coleta de fragmentos para as seriações,
cerâmica de Ilha Pauxis possui formas diferen proporcionando maior confiabilidade ao
tes das demais fases, mas é temperada com método. Além disso, o fato de na maioria dos
caco moído e possui pasta que, em algumas casos não ter sido feito nenhum comentário
peças (T.940, T.947) pode ser considerada sobre a estratigrafía, levanta dúvidas a respei
semelhante à da fase Formiga. No entanto, no to da confiabilidade dos depósitos trabalha
conjunto, a cerâmica de Ilha Pauxis aparece dos. Podemos, a partir de nossa própria
como algo totalmente diferente do que até experiência de pesquisa na Ilha de Marajó -
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escavamos sete sítios recentemente no rio sítio Ananatuba escavado pelo projeto
Anajás10 (Schaan 1999) - afirmar que é possí Marajó (PA-JO-26: Castanheira) localiza-se
vel identificar camadas arqueológicas distintas no campo, junto ao médio rio Camará, que
relacionadas a diferentes intensidades de deságua na Baía de Marajó e é navegável.
ocupação e uso diferencial do espaço; que Por outro lado, um dos sítios escavados
diferentes áreas escavadas dentro de um por nós, PA-JO-50: Rio Branco, localiza-se
mesmo sítio mostram diferenças importantes no em zona de floresta, à margem esquerda do
tipo e quantidade de artefatos encontrados; e rio Anajás, um dos maiores rios do centro
que é possível distinguir claramente depósitos da Ilha, navegável em todo seu curso. O
bem preservados de depósitos onde as cama sítio Rio Branco fica a mais de 20km de
das sofreram distúrbios, antrópicos ou naturais. distância do campo e, enquanto em nenhum
Um rápido exame da literatura arqueológica dos sítios Ananatuba pesquisados anteri
brasileira da década de 1990 permite observar ormente foram encontrados enterramentos,
que a “crença” na impossibilidade de distin- no sítio Rio Branco encontramos dois
guir-se camadas estratigráficas acabou enterramentos em umas.
juntamente com o Programa Nacional de 2) Os sítios da fase Marajoara escava
Pesquisas Arqueológicas/PRONAPA e sua dos por Meggers e Evans (1957): PA-JO-
versão amazônica, o Programa Nacional de 14: Monte Carmelo e PA-JO-15: Camutins;
Pesquisas Arqueológicas da Bacia Amazônica/ e por Roosevelt (1991): Guajará (aterro de
PRONAPABA. A utilização das seriações dos PA-JO-14: Monte Carmelo) e PA-JO-21:
tipos cerâmicos como forma de inferir duração, Teso dos Bichos, foram considerados
tamanho, contemporaneidade e reocupação em como sítios típicos da fase Marajoara. Os
sítios nas terras baixas amazônicas tem sido autores basearam suas conclusões (sem
seriamente criticada (Raymond 1995; DeBoer, entrar no mérito das diferenças radicais
Kintigh e Rostoker 1996) e à medida que novas entre as duas abordagens) também nas
pesquisas arqueológicas desenvolvem-se na evidências disponíveis para outros sítios
Amazônia, os modelos generalizantes come da fase, a grande maioria deles, aterros
çam a ser postos em cheque (ver Hecken- construídos artificialmente, localizados na
berger, Petersen e Neves 1999). região dos campos, contendo cerâmica
Vimos somar aos dados aqui apresentados cerimonial e funerária. No entanto, os
aqueles coletados durante nossas pesquisas, aterros são apenas parte - ainda que
atualmente em andamento. Basicamente o que fundamental - da história da fase Mara
pretendemos demonstrar é que há uma variabi joara. Quatro sítios dessa fase, recente
lidade de formas de ocupação do espaço mente escavados, localizam-se às margens
fisiográfico e organização social na pré- do rio Anajás, dentro de um trecho de 5km,
história da Ilha de Marajó da qual o modelo no centro da Ilha, em zona de floresta,
anteriormente utilizado não pode dar conta. sobre elevações naturais do terreno. Não
Citamos como exemplo: há indício de construção artificial nem de
relação clara entre os sítios, que mostram
1) Meggers & Evans (1957: 246)
diferenças marcantes na cultura material e
concluem que a fase Ananatuba caracteri-
nas formas de ocupação do espaço
za-se por ocupar região de floresta prefe intrasítio (Schaan 1998, 1999).
rencialmente, e que a proximidade do campo
é mais importante do que a proximidade a As fases arqueológicas identificadas por
um curso d’água navegável. No entanto, o Meggers e Evans foram concebidas como
demarcadoras de culturas distintas. Enquanto
Ananatuba foi incluída na tradição hachurado-
(10) PA-JO-49: Cacoal, PA-JO-51: Saparará, PA-JO- zonada, Mangueiras na borda-incisa e Mara
52: Casinha e PA-JO-55: Leal, da fase Marajoara;
joara na policrômica, a fase Formiga não foi
PA-JO-50: Rio Branco, da fase Ananatuba; PA-JO-53:
Vista A legre, PA-JO-54: São Benedito, até agora não relacionada a nenhuma tradição maior. Funda
classificados em nenhuma das fases previamente mentalmente, percebe-se que o método de
definidas. classificação considerou as fases como não-
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típicos desses tipos, examinados à lupa, são co dessa maneira e que a provável grande
caracteristicamente distintos. No entanto, duração da fase Mangueiras (ou a menor
examinamos muitos fragmentos de cerâmica distância entre as fases Ananatuba e Marajoa
Marajoara decorada (bastante elaborada) com ra) não pode ser explicada dentro do antigo
pasta tipicamente... Anjos simples! paradigma. Por outro lado, os dados estritos
Entendemos que as diferenças na queima produzidos pelas pesquisas anteriores não
da cerâmica indicam diferentes procedimentos permitem interpretações diferentes, pois estão
técnicos, cujos efeitos não são totalmente amarrados a hipóteses de pesquisa que não se
controlados pelo ceramista, e não definem sustentam frente às novas evidências.
obrigatoriamente diferentes culturas ou grupos Entendemos que os novos dados aqui
sociais na acepção dada por Meggers & Evans. apresentados e as questões levantadas, ainda
O problema é que a coleta dos fragmentos de que de maneira preliminar, não apenas questio
cerâmica durante o projeto Marajó foi feita nam a validade da seqüência cultural apresenta
seguindo um procedimento que não admite da por Meggers & Evans para a Ilha de Marajó
outras leituras. Por isso, dificilmente um mas demonstram a fragilidade da construção
reestudo da cerâmica proveniente das pesqui tipológica cerâmica até então utilizada para a
sas anteriores poderia dar um bom resultado ou identificação e caracterização de culturas pré-
esclarecer os muitos pontos obscuros. Além históricas distintas na área. A partir desse novo
dos problemas assinalados relativos aos quadro fica claro que as pesquisas relativas à
métodos de escavação, a cerâmica proveniente ocupação pré-histórica da Ilha de Marajó
de campo é, em geral, muito fragmentada e, em deverão orientar-se no sentido de questionar a
alguns casos, não foi guardada obedecendo validade do modelo de sucessão diacrônica das
aos critérios de sua procedência, mas segundo Fases da Floresta Tropical, não só em função
sua classificação em tipos cerâmicos, o que de sua relação espaço-temporal mas inclusive
para alguns sítios toma inviável aplicar uma questionando as bases teóricas sobre as quais
metodologia diferente de análise. ele constituiu-se.
Não pretendemos afirmar que não existem
diferenças entre as supostas fases. Com base
nas evidências que se possui até o momento, Considerações finais
pode-se considerar cada fase como diferentes
estilos de fazer cerâmica. A coexistência A fase de pesquisas arqueológicas na Ilha
parcial ou total de algumas destas populações que se encerra com o projeto Marajó ilustra
com seu estilo próprio de fazer cerâmica levou uma abordagem do registro arqueológico em
ao compartilhamento de procedimentos que toda a explicação derivava simplesmente
técnicos e à ocorrência de influências mútuas do estudo de fragmentos cerâmicos, tidos
entre elas. As poucas datações absolutas que como demarcadores culturais e temporais que
se possuem para as três primeiras fases podiam ser lidos do ponto de vista de algumas
cerâmicas da Ilha não são conclusivas sobre de suas características técnicas e suas quanti
sua duração, início e fim, pois baseiam-se em dades. Essas características não eram relacio
material coletado em alguns poucos sítios. Os nadas com nenhuma outra evidência material
dados disponíveis constituem-se basicamente ou feição arqueológica dentro dos sítios
na descrição de tipos cerâmicos e seriações, pesquisados. Considerava-se, desta maneira:
além de estimativas sobre o tamanho dos 1) o sítio arqueológico como um espaço
sítios. A aplicação dessas técnicas buscou homogéneamente ocupado, por onde os itens
produzir dados comparáveis de tal maneira que componentes da cultura material (cerâmica)
uniformizou o registro arqueológico fechando espalhavam-se indistintamente; 2) que todos
os olhos para especificidades e variações que os sítios que exibiam os mesmos tipos cerâmi
não estivessem previstas no modelo. Ou seja, cos básicos, agrupados sob a denominação de
a metodologia de trabalho trazia implícitas as “fase cerâmica”, faziam parte de uma mesma
conclusões da pesquisa. Consideramos que etnia/cultura e, conseqüentemente, indicavam
não é possível entender o registro arqueológi a existência de populações que possuíam as
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SCH AAN, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). Revista do Museu de A rqueologia e E tnologia,
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
mesmas estratégias de subsistência; 3) que a onde for encontrado o mesmo tipo de cerâmica
mudança de características tecnológicas encontrar-se-ão também todas as demais
através do tempo obedecia uma razão constan características relacionadas a ela nos sítios
te e homogênea para todos os sítios; 4) que os previamente pesquisados. Disso decorre que,
sítios não eram totalmente contemporâneos e se antes, a abertura de um ou dois poços-teste
que representavam episódios de reocupação em uma meia dúzia de sítios fornecia material
dada a mobilidade dos grupos sociais em para o entendimento do processo de ocupação
função dos recursos naturais. humana de uma grande área geográfica, hoje a
Nossa crítica a esse modelo de pesquisa escavação da mesma quantidade de depósitos
não se refere simplesmente à sua abordagem em um só sítio nos fala ainda pouco sobre o
no estudo da cerâmica, mas à concepção sítio e menos ainda sobre sua inserção em um
subjacente a ele a respeito do significado da contexto regional.
cerâmica enquanto fonte de dados sobre as Ao lado do estudo meticuloso de sítios
sociedades e culturas arqueológicas. A arqueológicos, os levantamentos e estudos
cerâmica é uma das mais importantes fontes de regionais são extremamente importantes e são
dados para os sítios amazônicos dadas suas cada vez mais reconhecidos como necessários
características de perenidade dentro do na medida em que fica claro que complexas
ambiente úmido da floresta tropical, mas não redes de trocas e intercâmbios culturais
pode ser entendida fora do seu contexto de regionais ligavam as sociedades humanas pré-
deposição. Isso significa dizer que deve ser históricas. Esses estudos requerem planeja
relacionada com feições arqueológicas e com mento da pesquisa e metodologias específicas
as diferentes áreas de atividade e organização - prospecções regionais que combinem
do espaço intrasítio, dados estes que somente técnicas de amostragem probabilística adequa
podem ser obtidos através de uma escavação das às perguntas da pesquisa, construções de
que envolva: estudo de camadas estratigrá- tipologias de sítios e artefatos, estudos de
ficas - seu processo de formação, sua compo variabilidade e dispersão de feições arqueoló
sição e sua distribuição diferencial diacrônica gicas, levantamento de informações sobre a
e sincrónica no sítio - , estudos de composição distribuição espacial dos sítios e monitora
química e mineralógica do solo, estudos de mento e análise dos dados em um sistema de
remanescentes de fauna e flora, plotagem e informação geográfica. Nesse sentido, os
registro gráfico da distribuição de objetos da artefatos constituem-se em um dos segmentos
cultura material através do sítio, estudo e geradores de informação, que devem ser
registro gráfico horizontal e vertical de feições estudados dentro do contexto particular de
arqueológicas etc.. sua ocorrência e em uma perspectiva regional.
Afirmamos que os fragmentos cerâmicos Por todos os motivos acima expostos,
não têm distribuição homogênea, mas diferen consideramos que, ainda que os estudos com
cial sobre o sítio. Dada a existência de diferen material proveniente de antigas pesquisas
tes áreas, relacionadas a atividades específicas possa ser importante, as novas questões que
- descarte, preparação de alimentos, manufa ora se colocam para a arqueologia da Ilha de
tura de artefatos, circulação, performances Marajó, e por extensão a toda a arqueologia
rituais etc. - os contextos deposicionais amazônica, certamente só poderão ser respon
devem ser estudados para a reconstituição das didas a partir do desenvolvimento de novas
áreas de produção, uso e descarte dos obje pesquisas, orientadas segundo um enfoque
tos. teórico-metodológico que seja consistente
Além disso, que a presença de determina com os problemas colocados.
do tipo de cerâmica não é o reflexo direto da
existência de determinado tipo de organização
social e utilização do espaço físico. O que Agradecimentos
significa dizer que o estudo de um único sítio
ou pequeno número deles não autoriza o Gostaríamos de agradecer ao CNPq pela
arqueólogo a concluir que em todos os sítios concessão da Bolsa de Desenvolvimento
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SCH AAN, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). R evista do Museu de A rqueologia e E tn ologia,
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
SCHAAN, D.P. The unpublished data o f the Marajo project (1962-1965). R evista do
Museu de A rqueologia e Etnologia, São Paulo, 11: 141-164, 2001.
ABSTRACT: During the 1960’s, the Marajo project recorded and studied
nineteen new archaeological sites on the southeastern portion of Marajo
Island, aiming to increase, by employing the PRONAPABA’s methodology,
the data that supported the basis for the Tropical Forest Phases model
proposed by Meggers and Evans (1957). Nevertheless, not all the results
conformed to the researches’ expectations and as a result, some important
data was never published. In this article, I compare the published material to
the field and laboratory reports (site files and records of artifacts at the Museu
Paraense Emilio Goeldi), discussing the validity of the model used for the
definition of ceramic cultures on Marajo Island.
Referências bibliográficas
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SCH AA N, D.P. Os dados inéditos do Projeto Marajó (1962-1965). R evista do Museu de A rqueologia e E tn ologia,
São Paulo, 11: 141-164, 2001.
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Rev. d o Museu de A rqu eologia e Etnologia, S. Paulo, 77: 165-187, 2001.
RESUMO: Este artigo tem como objetivo apresentar alguns dos resultados
obtidos na dissertação de mestrado “A escravidão esquecida: a administração
indígena em Jundiaí durante o século XVIII”. Em especial, aqueles que se
referem às possibilidades interpretativas oferecidas pela chamada cerâmica
“neo-brasileira” no contexto das terras Paulistas do período colonial.
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MORALES, W.F. A ceramica neo-brasileira nas terras paulistas: um estudo sobre as possibilidades de identificação
cultural através dos vestígios materiais na vila de Jundiaí do século XVIII. R evista do M useu de A rq u eologia e
E tn o lo g ia, São Paulo; 11: 165-187, 2001.
166
MORALES, W.F. A cerâmica “neo-brasileira” nas terras paulistas: um estudo sobre as possibilidades de identificação
cultural através dos vestígios materiais na vila de Jundiaí do século XVIII. R evista do M useu de A rq u eologia e
E tn o lo g ia , São Paulo, 77: 165-187, 2001.
pegadores, alças e gargalos.10 Esta sobre certo segmento da cultura material, produzida
posição de estilos indica a permanência, nas no período colonial.
fazendas, de pessoas que manufaturavam Resultado de um somatório de elementos
vasilhas cerâmicas conforme padrões tradicio provenientes do contato de três segmentos
nais indígenas e que, somados aos novos distintos - indígena, africano e europeu o
elementos, deram origem a uma cerâmica material cerâmico analisado reflete a interação
cabocla, genericamente denominada como cultural que a situação de cativeiro, imposta
“tradição neo-brasileira”11 (Chymz 1976: 145). pelos europeus aos indígenas e africanos,
O estudo integrado dos aspectos tecno acabou por produzir. A identificação das
lógicos, decorativos e morfológicos12 desse alterações sofridas pela cerâmica neste
material, com a possibilidade de análise período e as informações presentes no conjun
estrutural dos elementos que compõem os to de dados históricos, demonstram a existên
artefatos cerâmicos (Shepard 1976, Deane cia de uma rede de sociabilidade e miscigena
1985, Rye 1988, Rice 1988, Price 1988, Arnold ção que, a partir de meados do século XVIII,
1989, Sinopoli 1991), aliado à mediação de descaracteriza os segmentos indígenas como
parâmetros temporais, culturais e demo mão-de-obra escrava. Os trabalhos forçados
gráficos que as fontes históricas proporcio passam a ser cada vez mais atribuídos aos
nam (Marcflio 1977, Henry 1977), serviram indivíduos de origem e ascendência africana e
como uma excelente oportunidade para os indígenas e seus descendentes passam a
diagnosticar as alterações sofridas, em um ocupar os estratos mais baixos, porém livres,
da sociedade paulista colonial.
167
MORALES, W.F. A cerâmica neo-brasileira’ nas terras paulistas: um estudo sobre as possibilidades de identificação
cultural através dos v estígios m ateriais na vila de Jundiaí do século XVIII. R evista do M useu de A rqu eologia e
E tn ologia, São Paulo, 11: 165-187, 2001.
e três para os africanos - os da Guiné, Congo “peça” - como era mais comumente chamado,
e Benguela. Estas definições costumam ser que deveria ser capturada e vendida para quem
genéricas e por isso escondem sua especi oferecesse melhor preço (Schwarcz 1996).
ficidade étnica, porque costumam ser nomes Desta forma, algumas das designações
dados por outros grupos e/ou pessoas encontradas nos registros documentais, como
externos a eles, dificilmente tratando-se de “peça do gentio da guiné” ou “preto da nação
autodenominações. banguela”, somente fazem referência ao porto
Os chamados Carijó, termo amplo que de saída na costa africana (Ramos 1943) - e
englobava uma série de grupos falantes de esse é o indicador aproximado da origem de
línguas Tupi-Guarani, eram os cativos prefe alguns dos indivíduos africanos trazidos
renciais dos colonos paulistas desde os durante os mais de 300 anos que o tráfico
primeiros tempos do século XVII (Schaden negreiro foi praticado no Brasil (Schwartz
1954). Essa preferência se dava por vários 1995).
fatores: moravam em aldeias numerosas, Segundo Nina Rodrigues (1932) e Artur
falavam a mesma língua, estavam acostumados Ramos (1934), dentre os vários milhares de
aos trabalhos agrícolas e ocupavam territórios escravos importados, dois grupos destaca
relativamente próximos e de fácil acesso a vam-se numericamente: aqueles de língua
incursões de aprisionamento - o interior banto e os sudaneses. No século XVI, os
paulista e as porções mais ao sul da província escravos vinham predominantemente da região
de São Paulo, em áreas conhecidas como da Senegâmbia, também conhecida como
“sertão dos carijós” e “sertão dos patos” Guiné, e das feitorias de São Tomé e Cabo
(Monteiro 1994). Verde, e eram os grupos sudaneses Manjaca,
Da mesma forma que os Carijó, os Kayapó Balanta, Bijago, Mandinga e Jalofo. No século
trazidos para a vila de Jundiaí não representam XVII, expande-se a oferta de negros ao tráfico
um grupo específico e sim, um termo geral para nas porções equatorial e central do continente
os falantes da família lingüística Jê. Estes africano, no porto de Mpinga, e na região ao
grupos ocupavam uma vasta região que vai do sul do rio Dande (Angola), sem, contudo,
noroeste de São Paulo até o norte de Goiás cessar o comércio com outras áreas. Durante o
(Turner 1992), e não eram vistos como bons século XVIII, ocorre uma retomada na captura
trabalhadores devido a sua belicosidade e a dos escravos sudaneses na costa da Guiné e
dificuldade em adaptá-los ao trabalho agrícola na costa da Mina e inicia-se a captura de
(Neme 1969). Eram considerados por isso um escravos em direção à baía de Benin, de onde
obstáculo e acabaram sendo envolvidos nas vieram os Iorubá, Jeje, Nagô, Tapa e Haussá
chamadas guerras justas e combatidos impie (Verger 1987). Posteriormente, entrando no
dosamente (Ataídes 1998). século XIX, esta captura estende-se até
As duas únicas referências isoladas ao Moçambique, na costa oriental da África (Law
apresamento dos Pareci e Bororo, habitantes 1991).
de territórios mais afastados, em áreas dos Os africanos trazidos para a região de São
chapadões de Mato Grosso, no planalto Paulo no final do século XVIII e início do XIX
central, são indicativas das grandes distâncias eram, em sua grande maioria, Banto de “Ango
que as incursões percorriam em busca de um la” saídos dos portos de Luanda e Benguela
fluxo contínuo de cativos para mover a (Sienes 1991-1992). Os Banto, ou Bantu,
economia paulista e, neste caso, parecem estar correspondem às populações que ocupam a
mais relacionadas aos grupos étnicos de parte meridional da África, possuindo uma
origem dessas pessoas. origem lingüística comum (Oliver 1966), mas
Quanto à identificação dos africanos apresentando uma grande diversidade de
capturados, a questão é ainda mais difícil de valores e costumes (Lopes 1988).
resolver, pois esbarra na falta, de registros nos Enfim, havia uma variedade de grupos
documentos de época que, quando muito, têm étnicos dessas terras e de outras que compu
apenas a sua procedência, já que um escravo nham uma complexa multiplicidade de históri
não passava de uma mercadoria ou uma as, culturas e condições sociais e jurídicas que
168
MORALES, W.F. A cerâmica “neo-brasileira” nas terras paulistas: um estudo sobre as possibilidades de identificação
cultural através dos v estígios materiais na vila de Jundiaí do século XVIII. R evista do M useu de A rq u eo lo g ia e
E tn olo g ia , São Paulo, 11: 165-187, 2001.
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MORALES, W.F. A cerâmica “neo-brasileira” nas terras paulistas: um estudo sobre as possibilidades de identificação
cultural através dos vestígios materiais na vila de Jundiaí do século XVIII. R evista do M useu de A rqu eologia e
E tn o lo g ia , São Paulo, 77: 165-187, 2001.
grupos étnicos, que têm o poder de definir colônia. Escravos (africanos), administrados13
quem está dentro ou fora dele. Mas não basta (indígenas) ou seus descendentes, poderiam
somente a auto-identificação dos seus compo ascender a uma melhor condição jurídica como
nentes (Drummond 1981). É necessário que alforriados ou libertos. Sua ascensão social era,
outros grupos aceitem essas diferenças, no entanto, ainda mais difícil que a jurídica,
definindo categorias relacionais, dicoto- havendo outras categorias qualitativas e bem
mizadas, onde “Nós” contrapõe-se a “Outros” mais sutis para classificar os estratos mais baixos
(Todorov 1988, Novaes 1993). Dessa relação da população colonial (Mattos 1998). Dentro da
nascem e são construídas as diferenças, quer escravaria conviviam, por exemplo, os “crioulos”
sejam elas reais, imaginárias ou até impostas (filhos de africanos nascidos no Brasil), “mula
(Balibar & Wallerstein 1988, León 1992, tos” (filhos de branco e negra), africanos recém-
Brandão 1986). chegados e que ainda falavam apenas sua
Era assim que se davam as relações sociais língua nativa (“boçais”), “ladinos”, que eram os
nas terras Paulistas. Havia uma classe econômi escravos trazidos há mais tempo, os “cayapó
ca e política dominante que tinha o poder de vindo do sertão”14 e até índios aldeados.15
nomear e dividir a população em função da sua Todas essas macro-divisões eram exóge-
origem racial - branca, negra ou indígena - e, a nas, isto é, impostas de fora para dentro. Para
partir daí, definir sua condição de homens um viajante europeu recém-chegado das
livres, libertos, alforriados, administrados ou metrópoles, estas categorias seriam claras e
escravizados. funcionais para definir e identificar a situação,
As etnias africanas foram reduzidas a pelo menos a grosso modo, de qualquer
escravos, com condição jurídica e social bem componente da colônia de imediato.
definidas dentro da colônia (Mattoso 1990). Os componentes dessas categorias
Esta redução também foi feita às etnias também sabiam seu lugar e porque faziam parte
indígenas, mas, apesar de estabelecida, sua delas. Um africano ou indígena, por força da
condição não era tão clara juridicamente. dominação, sabia a que grupo social pertencia,
Primeiro, devido às flutuações da legislação mesmo que à sua revelia, porque estava
indigenista (Thomas 1981; Cunha 1992a, compulsoriamente inserido nele. Só que
1992b; Perrone-Moisés 1992; Hansen 1998) e, também se reconheciam enquanto grupo
segundo, socialmente, devido à dificuldade de étnico e criavam suas próprias diferenças
reconhecer quem era ou não branco, já que as internas. Um negro da “nação” Benguela sabia
características fenotípicas indígenas estavam das suas diferenças culturais e lingüísticas
bastante misturadas às dos “brancos”. Essa com os negros da Guiné, tanto quanto um
situação correspondia a um interesse da coroa índio Bororo em relação ao Pareci.
em integrar esses segmentos à sociedade, Esse contato entre padrões culturais,
como pode-se perceber pelo alvará de 4 de étnicos e condições sociais e/ou jurídicas
abril de 1775, no qual o rei de Portugal declara diversas presenciou ações de dominação,
(citado de Souza Filho 1994:158): resistência e assimilação diferenciadas, que
“Eu El-Rei, sou servido declarar que os meus acabaram por gerar articulações e soluções
vassalos deste reino e da América que casarem novas para lidar com as necessidades impos-
com as índias dela não ficam com infâmia
alguma, antes se farão dignos de real atenção.
Outrossim proíbo que os ditos meus vassalos
casados com índias ou seus descendentes, sejam
tratados com o nome de caboclos ou outro
(13) Como os indígenas, pelas leis da Coroa somente
semelhante que possa ser injurioso. O mesmo se
podiam ser escravizados em situações específicas
praticará com portuguesas que se casarem com
(com o as guerras justas), evitava-se utilizar na
ín d ios”. documentação de época a palavra “escravo”,
em pregando-se o termo “administrado” para registrar
Esse quadro propiciava aos indígenas
os indivíduos de origem indígena.
uma maior mobilidade social que aos africanos, (14) Livro de Óbitos - 28/4/1767.
em bora fosse possível a ambos os grupos (15) O Livro de Óbitos revela o falecim ento em
ascender social e juridicam ente dentro da Jundiaí de índios aldeados de Barueri e São Miguel.
170
MORALES, W.F. A cerâmica “neo-brasileira” nas terras paulistas: um estudo sobre as possibilidades de identificação
cultural através dos vestígios materiais na vila de Jundiaí do século XVIII. R evista do M useu de A rq u eologia e
E tn o lo g ia , São Paulo, 11: 165-187, 2001.
tas (Sienes 1991-1992). Nada mais natural, já solução para isso ocorrer seria apropriar-se de
que as pessoas, quer individualmente ou em sinais e elementos daqueles que eram conside
grupos, são agentes ativos na elaboração da rados “brancos” pela sociedade.
ordem social e não apenas reprodutores dessa As possibilidades de ascensão eram ainda
situação. mais difíceis e limitadas para os negros
A estratégia dos segmentos indíge