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Ahora bien, ¿qué es el deseo? De manera sencilla, el deseo en Freud es una carencia
y porque es carencia, siempre está buscando algo (Deleuze, 2005, P.185); el ser humano es
un ser imperfecto, soñante, anhelante, por eso es entendible que al serlo, busque siempre
aquello que no es o no tiene; por ejemplo, una persona quiere comprar un bolígrafo de
buena marca y trabaja fervientemente para conseguirlo, al lograrlo, la satisfacción es
inmediata, pero en el momento en que lo ha conseguido (o quizá tiempo después), ya no le
interesa tanto e inicia una nueva búsqueda. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el deseo no es
consciente y parece contradecirlo?
Si el sueño tiene la función (una de ellas) de cumplir el deseo, solo puede significar
dos cosas; por un lado, normalmente no puede cumplir el deseo conscientemente, es decir,
por razones externas el sujeto no pueda realizar su deseo, quizá porque no posee los
recursos para lograrlo, por ejemplo, una persona quiere ser increíblemente rica y la única
forma de lograrlo es robando un banco, pero sabe que ello es imposible, mas el sueño si lo
puede realizar, de allí su carácter de experiencia vivida; por otro lado, la manifestación de
un deseo reprimido, de un deseo que choca con lo consciente, ahí se hace más presente la
censura onírica como disfraz del deseo.
Las lagunas en los sueños se pueden definir como esa sensación de “recordar por
pedazos”, es ese contenido manifiesto del sueño donde el soñante intenta recordar despierto
ciertas partes del sueño que no son muy claras o no recuerda de manera nítida (Freud,
1916-1917, p. 127); ese pensamiento latente choca con la realidad que no acepta ese tipo de
actos, donde el soñante rechaza las cosas desagradables y afirma, la contradicción interna
en el mismo.
Por tanto, la censura onírica responde a tres cosas fundamentales: primero, existe un
contenido latente que se manifiesta de forma disfrazada, por lo que se hace difícil su
interpretación; segundo, existe un conflicto dentro del soñante y tercero, parece ser que
todo lo dicho, es una forma en la que el “yo” se defiende.
Parece interesante abordar la censura onírica desde un punto de vista más práctico,
¿cómo se puede evitar? ¿dejar de desear? ¿simplemente dejar que suceda sin prestar
atención? Pues bien, Freud menciona que las tendencias en contra de las que va la censura
son las cosas que se repudian, las que se rechazan, las que no se aceptan, las que son
prohibidas o tabús, aquello que ha de ser ignorado porque choca con un aspecto ético,
social o estético (Freud, 1916-1917, p.130). Ahora bien, en cuyo caso que el ser humano
aceptara dichos deseos rechazados como parte inherente de él y no ajenos al mismo, es
posible que la censura se vea reducida, dado que, si se expresa por un conflicto interno al
considerarse “no perteneciente al yo”, de no aceptarse, ocasiona la intensidad de misma.
Considero que Freud buscaba criticar la sociedad. Por ejemplo, cuando el ser
humano ha nacido, nace en un mundo totalmente hecho, se presenta ante el individuo una
totalidad superior a este, donde debe acoplarse, acomodarse o adaptarse; así, si el mundo
dice que ha de casarse con una mujer porque tener dos se ve mal o que, la persona que viste
a la moda es la persona importante, es entendible que ello sea considerado como las cosas
“malas” o las cosas “buenas”. Mas Freud, quería dar a entender que el ser humano es un ser
natural que desea y que la sociedad ha creado un mundo de locos, de neuróticos; donde el
principal enemigo, es el hombre no desea conocerse a sí mismo, de no aceptar su naturaleza
e intentar seguir su propio camino, claro es, no cayendo en el libertinaje.
Como he mencionado al señalar la imperfección del ser humano que por naturaleza
tiene, hay que comprender que por naturaleza desea cosas a veces “imposibles” y por ello,
el sueño se manifiesta como una realización del deseo, porque a la larga, la última función
del sueño o la función primordial es que la persona descanse; por eso, incluso la censura
onírica es importante de cierta manera, porque en aquellos deseos que alteren al ser
humano, que se manifiesten de manera estupefacta, pueden impedir el descanso del
individuo, no dejándolo descansar.
Por tanto, la censura onírica no es una noción buena o mala para Freud,
simplemente es un proceso que el sueño realiza con la función de dejar que el sujeto
descanse. Una lucha entre el “yo” contra los deseos reprimidos que buscan manifestarse y
que ocasiona, la censura onírica. En ese sentido, el sueño pueden ser síntomas de “algo”
que busca manifestarse, por eso pueden interpretarse. Hay algo más en el ser humano que
una simple balanza entre lo bueno y lo malo.
Bibliografía