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Materialismo Histórico

Paul Blackledge

El término "materialismo histórico" ocupa un lugar peculiar dentro de la tradición marxista.


Aunque se ha convertido en sinónimo de marxismo, la frase en sí nunca fue utilizada por
Marx. Engels la acuñó por primera vez después de la muerte de Marx como un sinónimo de
una noción anterior, la "concepción materialista de la historia", que él había utilizado por
primera vez en su reseña de 1859 sobre la Contribución a la Crítica de la Economía Política
de Marx. Aunque algunos críticos argumentan que Engels redujo de manera mecánica y
fatalista el método de Marx, es crucial reconocer que ni Marx ni Engels adoptaron un
enfoque reduccionista o mecánico.
Contrario a la percepción de algunos críticos, el método de Marx permite la integración de
evidencia en un todo no reduccionista y sintético. A diferencia de la tendencia hacia
descripciones eclécticas en la historiografía no marxista, el enfoque de Marx facilita la
explicación del proceso histórico con el propósito de informar la práctica revolucionaria.
Georg Lukács ofreció una crítica filosóficamente sofisticada de las limitaciones del
pensamiento no marxista y la historiografía no marxista. Argumentó que desde el punto de
vista burgués, era imposible comprender el capitalismo como una totalidad histórica.
Lukács sostuvo que la visión burguesa naturaliza las relaciones sociales capitalistas, lo que
impide a los intelectuales concebir adecuadamente "el presente como historia". Por el
contrario, las luchas colectivas del proletariado contra la alienación ofrecen un punto de
vista desde el cual los intelectuales pueden entender el capitalismo como una totalidad
histórica.
El materialismo histórico, en esta perspectiva, se entiende mejor como "la teoría de la
revolución proletaria" porque sintetiza la existencia social que produce y determina
fundamentalmente al proletariado. La influencia del marxismo ha fluctuado con los
cambios en la lucha de clases, siendo más popular en la academia durante la radicalización
de la década de 1960, pero experimentando un retroceso en la década de 1970 con lo que
Ellen Meiksins Wood llamó un "retiro de la clase". Algunos intelectuales radicales
justificaron su abrazo de nuevos movimientos sociales definidos culturalmente a expensas
de la política de clase estructurada socialmente, argumentando que el marxismo no podía
comprender formas no económicas de opresión y dominación.
Este artículo desafía esta caricatura del marxismo, refutando la afirmación falsa de que el
método de Marx es reductor y ofreciendo una interpretación más completa de su intento de
conceptualizar la complejidad del mundo real como un todo sintético. La aproximación
dialéctica de Marx no es reduccionista, desafiando la tendencia dominante a describir la
realidad superficialmente como la interacción en evolución de una multiplicidad de
factores. Marx trasciende la teoría de factores no reduciendo todo a la clase, sino a través de
una "visión sintética de la vida social" que facilita la comprensión de la totalidad como una
compleja totalidad centrada en la participación productiva de la humanidad con la
naturaleza. Este enfoque sustenta su concepción orgánica de la política revolucionaria.
La concepción materialista de la historia
En 1859, Marx y Engels presentaron los contornos de su metodología básica en dos
trabajos: el prefacio de Marx a "Contribución a la crítica de la economía política" y la
reseña de Engels sobre este libro. Ambas obras son algo opacas, en parte debido a la
censura y a la quiebra de la revista en la que se publicó la reseña de Engels.
El párrafo central del prefacio de Marx resume densamente temas de la "Ideología
Alemana", destacando la idea de que las relaciones de producción, determinadas por las
fuerzas productivas, constituyen la estructura económica de la sociedad. Aunque algunos lo
interpretan como determinista y fatalista, se argumenta que Marx y sus seguidores
entendieron el materialismo histórico de manera diferente.
Se destaca que la metodología de Marx no es positivista, sino más bien precursora de la
filosofía crítica realista de las ciencias sociales. Se argumenta que Marx no redujo todo a la
clase, sino que ofreció una síntesis compleja de la vida social. La distinción analítica entre
fuerzas y relaciones de producción, y entre base y superestructura, no indica un progreso
automático, sino un mapa de coordenadas para la política revolucionaria.
En "La Ideología Alemana", Marx y Engels sostienen que los seres humanos se hacen a sí
mismos a través del trabajo para satisfacer sus necesidades, y la conciencia está moldeada
por la producción. Su concepción de la propiedad privada como un modo de producción
histórico con características progresivas y regresivas constituye un avance teórico.
Aunque la teoría de la crisis y conflicto social como impulsores de la revolución es central,
no garantiza la victoria de las fuerzas revolucionarias. Se destaca que el análisis de Marx y
Engels sobre la propiedad privada y el socialismo no es un ideal abstracto, sino una
solución históricamente concreta propuesta por individuos constituidos en su tiempo.
Marx diferenció su materialismo de formas anteriores al resaltar la importancia de la
actividad humana práctica y la superación de la oposición entre materialismo e idealismo.
Su materialismo práctico, centrado en cambiar el mundo existente, se considera sinónimo
de comunismo en la lucha contra las limitaciones del materialismo mecánico y el idealismo
impotente. La existencia de ideas revolucionarias presupone la existencia de una clase
revolucionaria, en este caso, la clase trabajadora.
Coqueteando con Hegel
En la década de 1850, Marx desarrolló una comprensión más matizada de cómo concebir el
mundo social como una totalidad de procesos interdependientes. Su método implicaba un
enfoque dialectical distinto al de Hegel. Mientras Hegel desarrollaba sus conceptos de
manera deductiva, Marx profundizaba conceptualmente introduciendo determinaciones más
complejas al pasar de lo abstracto a lo concreto. Aunque compartía con Hegel la idea de
que la verdad es el todo, Marx y Engels enfatizaban que la reproducción del todo en el
pensamiento como una totalidad concreta era un proceso científico arduo y continuo.
Marx buscaba integrar procesos no económicos de opresión y dominación en una totalidad
compleja. Su objetivo no era reducir estas procesos a relaciones de clase, sino incorporarlos
en un contexto explicativo más amplio. La esencia de su método residía en comprender el
sistema como la forma dominante en la que se extrae el excedente de los productores
directos, sin reducir otros aspectos del conjunto social a estas relaciones subyacentes.
Aunque las relaciones de producción constituían la esencia interna de un modo de
producción para Marx, él subrayaba que otros aspectos del conjunto social no podían
reducirse a estas relaciones subyacentes y debían entenderse mediante un compromiso
activo con la evidencia empírica. Su teoría histórica partía del análisis del trabajo asalariado
en las sociedades capitalistas modernas, ya que esta forma históricamente novedosa y
dominante diferenciaba al capitalismo de modos de producción anteriores.
Frente a modelos descriptivos de la historia, que tienden a reducir eventos a sucesos
aleatorios, Marx abogaba por una comprensión más profunda que revelara la dinámica
esencial subyacente. La ciencia social, según Marx, era un ejercicio teórico destinado a
conocer el mundo en el que vivimos, y su contribución reveló que la sociedad capitalista
tiende necesariamente a la dinámica y a la crisis, imponiendo un proceso de envejecimiento
en el sistema. Aunque este enfoque es esencialista, la crítica a menudo malinterpreta su
alcance y capacidad para explicar la complejidad histórica. Un ejemplo de aplicación
concreta de este método es el libro "La lucha de clases en el mundo griego antiguo" de
Geoffrey de Ste. Croix, que ilustra cómo la esencia cambiante de la extracción de excedente
subyacía a la evolución histórica de la antigua Grecia.
¿Revolución burguesa en Inglaterra?
El texto discute las limitaciones de la historia descriptiva al abordar la interpretación
mainstream de la Guerra Civil Inglesa. Mientras que la corriente principal la enmarca como
una lucha entre dos sectores de la clase dominante sin relación con el surgimiento del
capitalismo, los marxistas la han caracterizado como una revolución burguesa, aunque con
discrepancias sobre el significado de este término.
Brian Manning destaca la profundidad del método esencialista de Marx al contrastarlo con
la superficialidad de la historiografía convencional. Manning examina la Revolución
Inglesa, resaltando el papel crucial de intervenciones externas a la clase dominante. Analiza
la creciente división dentro de la aristocracia y destaca el papel de las luchas populares en
la formación de facciones opuestas en la clase dominante.
Manning argumenta que la independencia de la multitud estaba arraigada en la creciente
independencia económica de la "clase media" en el siglo anterior al conflicto. Este análisis
sigue la idea de Maurice Dobb de que el capitalismo inglés surgió de los productores
directos y que la nación se dividió en la década de 1640 a lo largo de líneas
socioeconómicas. Manning sugiere que la Revolución Inglesa se comprende mejor como
una revolución burguesa en el marco del "ascenso del capitalismo".
Sin embargo, esta idea de una revolución burguesa en Inglaterra es disputada incluso entre
los marxistas. Robert Brenner rechaza la noción de una revolución burguesa, argumentando
que el quiebre entre feudalismo y capitalismo precedió a la Guerra Civil. Brenner sostiene
que el capitalismo no surgió de una victoria de la clase campesina o burguesa, sino como
una consecuencia no intencionada de la lucha de clases bajo el feudalismo.
El texto también aborda críticas a interpretaciones fatalistas del materialismo histórico,
como las de G.A. Cohen, y destaca intentos de preservar el núcleo racional de estas ideas.
Alasdair MacIntyre, por ejemplo, argumenta que Marx comprendió la relación entre la base
económica y la superestructura no como causal, sino como un marco dentro del cual surgen
las superestructuras.
En resumen, el texto examina interpretaciones de la Revolución Inglesa desde una
perspectiva marxista, destacando las tensiones y debates dentro de esta corriente teórica
sobre la naturaleza de la revolución y el papel de las fuerzas de producción en la transición
de sistemas económicos.
Conclusión
C. L. R. James elogió la Historia de Trotsky como el mejor libro de historia jamás escrito,
destacando su aplicación creativa de la síntesis de Marx de la cultura europea. James
apreció cómo Trotsky evitó reducir a los individuos a simples productos de las fuerzas
sociales o elevarlos como "grandes hombres" separados. La Historia de Trotsky ejemplificó
la "historia total", comprendiendo las actividades humanas como interconectadas dentro de
una red indivisible. Este enfoque se alinea con el objetivo de Marx de reconstruir la
totalidad social en la mente, un aspecto clave de los esfuerzos marxistas contemporáneos.
El artículo argumenta que, contrario a las caricaturas, el materialismo histórico, con su
enfoque en comprender el presente como un todo históricamente constituido, es crucial
para una práctica revolucionaria coherente, contrarrestando las críticas seudo-radicales de
esencialismo, necesidad y totalidad.
Ideas Principales:
1. Materialismo Histórico: Concepto clave en el marxismo, aunque Marx nunca
utilizó la frase. Engels la acuñó como sinónimo de la "concepción materialista de la
historia," criticada por algunos como mecánica y fatalista.
2. Crítica de Lukács: Lukács criticó el punto de vista burgués por no comprender el
capitalismo como una totalidad histórica. La visión burguesa naturaliza las
relaciones sociales capitalistas, mientras que la lucha del proletariado ofrece una
perspectiva para entender el capitalismo históricamente.
3. Visión de la Revolución: El materialismo histórico se presenta como la "teoría de
la revolución proletaria," vinculada a la existencia social que produce y determina al
proletariado. Su influencia ha fluctuado en la academia, siendo más popular en la
década de 1960.
4. Crítica a Descripciones Eclécticas: Se critica la historiografía no marxista por su
tendencia a descripciones eclécticas. Se argumenta que el enfoque de Marx facilita
la explicación del proceso histórico con el propósito de informar la práctica
revolucionaria.
5. Desafío a Caricaturas del Marxismo: El artículo desafía la caricatura del
marxismo como reductor y ofrece una interpretación más completa de su intento de
conceptualizar la complejidad del mundo real como un todo sintético.
6. Concepción Materialista de la Historia: Se explora la evolución del pensamiento
de Marx sobre la historia, destacando la importancia de la actividad humana
práctica y la superación de la oposición entre materialismo e idealismo.
7. Desarrollo Dialéctico: Marx desarrolla una comprensión más matizada del mundo
social como una totalidad de procesos interdependientes, empleando un enfoque
dialéctico que difiere del de Hegel.
8. Interpretación de la Revolución Inglesa: Se examina la interpretación marxista de
la Revolución Inglesa, especialmente la controversia sobre si fue una revolución
burguesa. Diferentes perspectivas, como la de Manning y Brenner, se presentan y
discuten.
9. Crítica a Interpretaciones Fatalistas: Se aborda la crítica a interpretaciones
fatalistas del materialismo histórico, como las de G.A. Cohen, y se destaca la
importancia de preservar el núcleo racional de estas ideas.
10. Conclusión: C.L.R. James elogió la Historia de Trotsky como un ejemplo
destacado de aplicación creativa del materialismo histórico. El artículo concluye
reiterando la importancia de este enfoque para la práctica revolucionaria y
contrarrestando críticas seudo-radicales.

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