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El buen ciudadano:

conocimiento social y
saberes expertos en la
convivencia urbana* nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 134-143

José Hleap B.**


Este artículo examina las implicaciones (estigmatización, criminalización, exclusión, concentración de la inversión social
en acciones punitivas o persuasivas) que para ciertos sectores de la población se originan en los trabajos de investigación
e intervención que sobre violencia y convivencia urbana se han adelantado en Cali (Colombia) durante la última década,
realizados “para su propio beneficio”, para brindarles “seguridad y bienestar”. Recrea la omisión del carácter de creación
colectiva que tiene la convivencia en condiciones de precariedad, desigualdad y exclusión, que la hacen altamente conflictiva
(la invisibilización de la labor solidaria, afectiva e imaginativa que se genera en la cotidianidad localizada).
Palabras clave: ciudadanía, conocimiento social, convivencia urbana, estigmatización.

Este artigo examina as implicações (estigmatização, criminalização, exclusão, concentração do investimento social
em ações punitivas ou persuasivas) que para certos setores da população são originadas em trabalhos de pesquisa e
intervenção sobre violência e convivência urbana, os quais já se encontram bem adiantados em Cali (Colômbia)
durante a última década, sendo realizados “para benefício próprio” com a finalidade de brindar-lhes “segurança e bem-
estar”. Descreve a omissão do caráter de criação coletivo que tem a convivência em condições de precariedade,
desigualdade e exclusão, e que a faz altamente conflituosa (a invisibilização do trabalho solidário, afetivo e imaginativo
que é gerado na cotidianidade localizada).
Palavras-chaves: cidadania, conhecimento social, convivência urbana, estigmatização.

This Article examines the implications (stigmatization, criminalization, exclusion, concentrations of social investment
in punitive or persuasive actions) that are generated for certain population sectors in investigation and intervention
studies that have been developed in Cali (Colombia) about urban violence and living in the past decade, “for their Owen
benefit”, to give them “security and well being”. Recreates the omission of the collective creation character that living
together in precarious, inequality and exclusion conditions has, and makes it highly conflictive (the invisibility of social
work, affective and imaginative that are developed in local commonness).
Key words: citizenship, social knowledge, urban living, stigmatization.

ORIGINAL RECIBIDO: 04-VII-2006 – ACEPTADO: 15-VIII-2006

* El artículo presenta el núcleo investigativo de la línea Experiencia urbana, convivencia y


construcción de ciudadanía, del Grupo de Investigación en Educación Popular de la Uni-
versidad del Valle, que ha adelantado recientemente dos investigaciones: Violencia y convi-
vencia en Cali, los nuevos escenarios para la educación popular, finalizada en 2005 y financiada
por la Universidad del Valle y El conocimiento social en convivencia (Cali y Buenaventura) como
vía para una cultura de Paz, en desarrollo y financiada por Colciencias. En ellas ha participa-
do, además del autor, el equipo de trabajo del Grupo (ver: Gruplac, Colciencias).
** Docente e investigador de la Escuela de Comunicación Social y miembro del Grupo de
Investigación en Educación Popular de la Universidad del Valle, del cual es su actual
director. E-mail: johleap@yahoo.com

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El número tiene lugar, el de la democracia, la omisión del carácter de creación aplicar sus decisiones” (Quero,
de la ciudad, de las administraciones, de la colectiva que tiene la convivencia 2003: 150).
cibernética. Es una multitud flexible y en condiciones de precariedad, des-
continua, tejido apretado como tela sin igualdad y exclusión, que la hacen Enmarcada en la serie “seguri-
desgarrones ni zurcidos, una multitud de
altamente conflictiva (la invisibi- dad-población-gobierno” (Fou-
héroes cuantificados que pierden nombres
y rostros al convertirse en el lenguaje móvil
lización de la labor solidaria, afectiva cault, 1999: 175), la manera como
de cálculos y racionalidades que a nadie e imaginativa que se genera en la se ha abordado la problemática de
pertenecen. Ríos de cifras de la calle. cotidianidad localizada). la violencia urbana revela la pre-
Michel De Certeau ocupación por el control social
La visibilidad otorgada en esta como ejercicio de la “gubernamen-
década a la violencia y seguridad talidad”, ese “conjunto constituido
El olvido necesario 1 ciudadana en América Latina3 , la por las instituciones, los procedi-
proliferación de estudios y medicio- mientos, análisis y reflexiones, los
Habituados como estamos a to- nes4 , su lugar en los indicadores de cálculos y las tácticas que permi-
mar por hechos sociales los datos que gestión gubernamental y desarrollo ten ejercer esta forma tan específi-
con prolijidad nos aportan los sabe- humano revelan la magnitud y ca, tan compleja de poder, que
res expertos2 , no pare- tiene como meta prin-
ce sorprendernos las cipal la población,
implicaciones (estig- como forma primordial
matización, crimina- de saber, la economía
lización, exclusión, política, como instru-
concentración de la mento técnico esen-
inversión social en ac- cial, los dispositivos de
ciones punitivas o seguridad” (Ibíd.: 195).
persuasivas) que para Tanto la identificación
ciertos sectores de la y definición de la po-
población y para al- blación (aquella consi-
gunas ciudades, se derada “en alto riesgo”)
generan en las interven- como las concepciones
ciones e investigaciones de violencia (un gené-
(sobre todo en su difu- rico que actúa como
sión mediática) ade- sujeto social) y convi-
lantadas “para su propio vencia (la armónica)
Plazuela de San Francisco, Medellín, Gonzalo Escovar, 1910. BPPM.
beneficio”, para brin- puestas en juego en es-
darles “seguridad y bienestar”. Este centralidad dada al fenómeno, tas investigaciones e intervenciones
escrito surge de un acto reflexivo como huella o indicio de un asesi- son producidas desde la lógica ad-
acerca de los trabajos de investiga- nato5 de alcance colectivo: el de ministrativa que desconoce, debi-
ción e intervención que sobre vio- las ciudades abocadas a su recon- lita o borra otras formas de saber,
lencia y convivencia urbana se han versión estratégica desde las reglas identidad o pertenencia que resul-
adelantado en Cali (Colombia) en del mercado mundializado, en un tan no pertinentes para su gestión
la última década, los cuales han proceso en el cual ha aumentado estratégica. El conocimiento so-
practicado modelos o propuestas la pobreza, se ha deteriorado el bre la violencia fundado en da-
con cierta legitimidad internacional tejido social y afectado la calidad tos epidemiológicos, su “etiología
entre los expertos en la problemáti- de vida de sus habitantes, como multicausal”, su clasificación y la
ca. La pregunta que guía esta re- lo mostró el último Informe so- valoración de los factores que en
flexión no atañe a la eficacia de estas bre Desarrollo Humano (PNUD, ella inciden, las formas de preve-
intervenciones ni a la cientificidad 2005) 6 , generando preocupación nirla o encauzarla, la reducción del
de los estudios adelantados, recrea por la gobernabilidad, “la capa- daño y su terapéutica focalizada, tal
una condición que las hizo posible: cidad que tienen los gobiernos de ha sido el aporte del conocimiento

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experto para administrarla, en tan- superado en esta armonización, no le puedo pedir a un mu-
to preocupación por el manejo de aunque reconozcan el carácter chacho que no tenga el re-
la vida de la población o “biopo- “multicausal” de la violencia que vólver y siga robando si no
lítica” (Foucault, 1999: 209), forjan- buscan intervenir. También se le puedo garantizar unas con-
do la idealidad del buen ciudadano opera una reducción sistemática diciones para estudiar y tra-
en la trama de principios (Mockus, de las diferencias (y desigualda- bajar. No puedo llegar a
2003: 67) que aseguran su “convi- des) entre los convivientes, desde decirle a la gente que tiene
vencia armónica”. generalizaciones útiles al principio hambre que se pacifique, que
interpretativo que sobre la con- no pelee contra el Estado
Mediante el ejercicio de un des- vivencia han trazado (la armonía porque van a ir a la cárcel,
plazamiento de las lógicas densas del social), instalando entonces la si en la cárcel hay comida,
lugar (Escobar, 1999: 11) desde el artificialidad de una convivencia en la calle no, de modo que
establecimiento de los principios abs- sin el espesor socioantropológico para pararlo hay que darle
tractos de una civilidad idealizada, que le da sentido y lugar. alternativas no paternalistas,
se instaura la preemi- no darle la comida,
nencia del experto en la sino alternativas para
comprensión, el diag- que pueda adquirir lo
nóstico y la interven- que necesita.
ción de la situación de
“violencia”, determi- Mientras tanto, pe-
nando entonces cómo se al sentimiento de
se debe vivir juntos. La miedo e inseguridad,
debilidad explicativa sumado a las conse-
de una concepción de cuencias negativas de
7
convivencia como la algunas formas de in-
que expresa o tácita- tervención sobre esta
mente se ha efectuado violencia urbana (estig-
en las intervenciones matización, exclusión,
expertas sobre la violen- desconocimiento de la
cia, reside en su ceguera realidad cotidiana y de
ante la complejidad y Plaza de Ruiz, Sonsón, Antioquia, Benigno A. Gutiérrez, s.f. BPPM. sus formas organizati-
conflictividad inheren- vas), los habitantes de
tes a la vida con otros en condicio- Otras concepciones de convi- las comunas y barrios señalados ne-
nes extremas. La armonía que se vencia emergen en la situación pro- gativamente por los indicadores, los
supone brinda la convivencia como pia de quienes participan en las grupos sociales (jóvenes negros) prin-
remedio para la violencia, descono- intervenciones, como lo plantea, a cipalmente marcados como víctimas
ce las articulaciones diferenciales de modo de ejemplo, David Gómez, y victimarios de esta violencia, han
dinámicas conflictivas en las que se un taxista que colaboró en el pro- aportado generosamente a la vida de
realiza la convivencia urbana, inclu- yecto “Cali de Vida” de la admi- una ciudad en la cual cohabitan en
so, el cruce entre distintas violen- nistración municipal (recursos situación precaria, despertado entre
cias que puede fungir como un BID): algunos ciudadanos la necesidad de
recurso para sobrevivirla. Las diver- fortalecer vínculos, formas de solida-
sas versiones armónicas tienden a La convivencia es funda- ridad y protección comunitaria, así
establecer una sola dimensión (v.gr. mental para poder sobrevi- como mecanismos de control sobre
la interacción entre desconocidos), vir pero con una condición: las intervenciones, que les devuelvan
un solo patrón cultural (la cultura que existan unas condicio- su carácter protagónico y vinculen
patriarcal, por ejemplo) o un sólo nes dignas de vida para po- la convivencia con el desarrollo de
conflicto (el generacional o alguno der asumir un buen ambiente condiciones de vida digna para to-
semejante) como el que debe ser de convivencia, porque yo dos los habitantes.

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Resulta paradójico que el cono- (Ciudadana participante Yúdice (2002) ha señalado
cimiento específico de la forma en el proyecto Cali de Vida, como la cultura se convierte en re-
como se convive en medio de los Alcaldía de Cali) curso explotable en la medida en
principales conflictos que caracte- que se la instrumentaliza por razo-
rizan estas ciudades, precisamente La operación de uso terapéuti- nes económicas o sociales, “la cul-
el capital que están aportando co de la convivencia se inicia, pues, tura pasó a ser el terreno donde se
cotidianamente los habitantes de con el desconocimiento acerca de forjaron las nuevas narrativas de
las comunas estigmatizadas, sea el la convivencia misma que en la legitimación con el objeto de na-
gran ausente a la hora de hacer el cotidianidad y en condiciones de turalizar el desiderátum neoliberal
balance sobre las intervenciones o precariedad, desigualdad y exclu- de expurgar al gobierno de lo so-
de acreditar los saberes que han sión realizan los “intervenidos”, a cial” (Ibíd.: 19); es el caso de la uti-
permitido comprender las violen- los cuales sólo se les admite su con- lización antiviolencia de prácticas,
cias urbanas. La inquietud que dición necesitada, paciente, depen- formas organizativas y conocimien-
genera esta situación obliga a pre- diente de la intervención experta. tos sociales sobre convivencia pu-
guntarse por la relación entre los La “convivencia” previa, de algún rificados por la mirada terapéutica
saberes expertos y el conocimiento modo aludida en las definiciones que, en forma de “participación
ordinario al interior de las investi- del problema que será intervenido, comunitaria”, legalizan la interven-
gaciones e intervenciones “sobre la es siempre juzgada desde la tabla de ción afirmando no solo la familia-
convivencia”, en momentos en que valores establecida por esa idea- ridad sociocultural de la nueva
muchos de estos conocimientos so- lidad armónica inexistente, erosio- “convivencia” propuesta entre los
ciales están siendo privatizados tan- nando la legitimidad de muchas de intervenidos, sino su voluntad9 de
to por patentes y derechos de autor sus prácticas y lugares sociocultu- aportar ese plus (su quehacer
como por estas intervenciones ex- rales, los agenciamientos territoria- “pasteurizado”) que en el cálculo
pertas para “el bien común” que lizados de enunciación (Guattari, costo/beneficio asegura la soste-
omiten su origen colectivo (Hleap, 1994: 185). nibilidad de la intervención. Como
2005). lo han planteado Cardarelli y
En un segundo momento se Rosenfeld (2000: 33) “la política
cuenta con el concurso de los in- social del ajuste, divorciada de la
La convivencia como tervenidos para efectuar la convi- de la distribución de la riqueza, se
recurso vencia prescrita, obviamente con el ve reducida a estructurar los pro-
sello “autóctono” de su “creativi- gramas y proyectos sociales en el
Si nosotros le estamos implantando a la dad cultural”, en la “sostenibilidad” eje de la solidaridad de los gru-
gente que haga las cosas de una u otra de la intervención. Se trata de un pos, en la comunidad organizada y
forma, como uno quiere que las haga, proceso de expropiación de un sa- en un estado socio y mandatario
nunca van a seguir esos parámetros. Para ber/ hacer colectivo, el soporte co- del fortalecimiento de las capaci-
todas las personas los puntos que llevan a mún de la vida social, en manos de dades sociales y del apoyo a ini-
una convivencia son muy diferentes, los expertos en el trabajo inmate- ciativas locales autogeneradas y
independientemente de la raza, el estatus
rial8 (el que produce vínculos, afec- participativas”.
económico, etc., para todo el mundo es
diferente porque no se viven los mismos
tos, ideas, organizaciones) que lo
conflictos. Es muy diferente hablar con un utilizan como recurso dúctil para el En las experiencias de interven-
drogadicto sobre la convivencia que “mejoramiento” social. Las prácti- ción examinadas en el desarrollo de
hacerlo con alguien que nunca ha probado cas culturales y formas cotidianas la investigación10 se reconoce la
las drogas, creo que por esto no se ha de convivencia que no se recono- importancia de las “prácticas cul-
llevado bien hasta ahora el tema de la cen como trabajo de los grupos o turales”, de los saberes y formas
convivencia, porque queremos que se sigan comunidades que las desarrollan, organizativas de las “comunidades”
los parámetros que nosotros creemos son sí justifican cuantiosos emprésti- en lo que se ha denominado, en el
los mejores, pero nunca le hemos pregunta-
tos con las agencias internaciona- lenguaje del intervencionista social,
do a las demás personas cuáles consideran
que son los parámetros de la convivencia.
les de desarrollo, cuando se miden la sostenibilidad de la experiencia.
Sandra Milena Cifuentes los resultados. Este reconocimiento supone un

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diagnóstico anterior de En la sistematiza-
crisis, privación o pér- ción15 de las experien-
dida de eso que apor- cias de intervención
tan los intervenidos y en violencia y convi-
que la intervención vencia en Cali no
permite recuperar. Esta sólo se ha revelado la
versión de la cultura fuerza performativa
como recurso se sopor- de los discursos que
ta en una acepción las encuadran y defi-
profundamente admi- nen, “la identidad de
nistrativa11 del concep- la población objeti-
to de “capital social”, vo, marcan el territo-
entendido como “Capi- rio y las fronteras de
tal Cívico Institucio- las pobrezas, estable-
12
nal” , según el cual la Plazuela (desaparecida), iglesia y claustro (demolido) de San Agustín, Bogotá, cen las relaciones en-
solidaridad, confianza, A. Quijano, 1920. BPPM. tre los actores, forman
mutualidad y organiza- imágenes de líderes,
ción pueden ser medidas, destrui- sumadas, las razas del BR, donde conver- promotoras/es, madres cuidadoras,
das o acrecentadas 13 de acuerdo gen fascistas y comunistas, ricos y pobres, dentro de un campo de experien-
con las necesidades del “desarrollo hombres y mujeres, un conjunto de cias rodeado de un horizonte de ex-
social”. Lo más interesante de este tendencias movilizadas por el sentimiento pectativas, temores y esperanzas”
discurso sobre el capital social, que que despierta y convoca el fútbol y ante (Cardarelli y Rosenfeld, 2000: 43),
campea en las intervenciones y es- todo por aquellos que siempre se han sino también ha aparecido lo repri-
tudios analizados, es que, como en identificado con el equipo del pueblo, mido o no representado, como re-
el caso del capital económico, bo- LA PASIÓN. greso de lo insano (Duchesne,
rra el trabajo que lo origina: apa- Barrista Barón Rojo, Vieja Guardia14 2001), lo inadecuado que desbor-
rece como un dato, no como un da las idealidades constitutivas de
producto social que se le debe a Los procesos de producción y esos discursos:
sus generadores y del cual se hace circulación de conocimiento social-
una apropiación o explotación en mente pertinente sobre convivencia, El regreso puede estar en una
lo que eufemísticamente es llama- que los proyectos de intervención palabra o frase –por ejemplo, la
do “intervención”. suelen aprovechar, movilizar y violencia– que acude una y otra
normalizar, emergen –a pesar del vez para designar fenómenos
empeño por negar su origen y ca- diferenciados –guerra civil, hos-
El retorno de lo rácter de creación colectiva– con tigamientos políticos, delin-
negado frecuencia como esas incómodas cuencia, agresión familiar–, se
diferencias entre lo pretendido, encarna en la figura marginal
Ahora pienso que el BR se convirtió en lo ejecutado y lo logrado que, en que escapa a la explicación glo-
una epidemia o un cáncer, como nos lo el discurso institucional de la in- bal –el desplazado, el desapare-
dijo un Coronel de la Policía, pues la barra tervención o en el informe de in- cido–, se congrega en torno a
sobrepasó la ciudad y donde uno va vestigación, revelan el choque semejanzas formales que subsis-
encuentra gente del BR, disidencias y entre la lógica de los expertos y ten a pesar de diferencias ideo-
simpatizantes regados por todo el país. Es las lógicas de los intervenidos, el lógicas –entre, por ejemplo, el
una epidemia que se riega, un movimiento encuentro problematizador con ethos heroico masculino del sub-
abierto a todos. Igualmente pienso que se la densidad sociocultural de los versivo y el del militar o patrió-
ha dado lo que se proyectaba en los inicios, participantes, con habitantes lo- tico–, se asienta en el enemigo
se ha creado una nueva raza o varias a la calizados que rompen con la vi- que se ubica más allá de la com-
vez, porque esta barra es algo distinto y sión abstracta y “tramitológica” prensión –las fuerzas oscuras, los
digo no una raza, sino varias razas de ciudadano. terroristas– o simplemente apa-

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rece como una irrup- Otro ejemplo, lo
ción brutal y cíclica encontramos en los
–los brotes periódicos procesos de organiza-
de violencia que des- ción y empoderamien-
mienten el control to ciudadano surgidos
proclamado por las en el desarrollo del
autoridades– (Orte- proyecto “Cali de Vi-
ga, 2004: 39). da”18 , cuando lo espe-
rado por el gobierno
Un ejemplo con- municipal era la imple-
tundente de estas mentación de campa-
“emergencias” lo en- ñas que indujeran a
contramos en una ex- comportamientos ciu-
periencia concreta, dadanos inclinados a la
centrada en la dinámi- Parque principal de El Socorro, Santander, Nazarino, 1930. BPPM.
convivencia armóni-
ca de formación y ca, reduciendo los indi-
conformación de la “barra brava” de la confrontación y la conforta- cadores de violencia en la ciudad,
de seguidores de un equipo de fút- ción, se va volviendo barrista al ser disparados por aquel entonces.
bol de la ciudad, el América, aceptado, al ascender en las jerar- Orientado al fortalecimiento de
denominada “Barón Rojo Sur” (Bo- quías internas, al mostrar “aguan- públicos fuertes19 , el proyecto ge-
laños, 2006). En la mirada de las te”. Este “resto” que se hace visible neró un escenario de concertación
autoridades de la ciudad, de los cro- en la barra busca ser reprimido o en donde se buscó entender cómo
nistas deportivos y en las interven- normalizado en su ingobernabi- se asumía la convivencia en Cali
ciones realizadas o demandadas, lidad, pues desde la idea de convi- en distintos barrios, distintas comu-
aparece el barrista como actor de vencia “armónica” estas barras se nas, por distintos “actores de ciu-
una violencia incomprensible e in- salen de lo que es permitido en pú- dad”, lo que era mucho más útil
justificable, solo posible por el des- blico, de modo que, al encuadrarlas que estigmatizar ciertas comunas
enfreno pasional apoyado en el como “población en alto riesgo” y porque mostraban altos índices de
consumo de estupefacientes y por simultáneamente como potenciales violencia. En algunos de los relatos
la infiltración en el espectáculo de- agresores de la “tranquilidad públi- y testimonios procurados en el pro-
portivo de antisociales dispuestos a ca”, es necesario desactivarlas o, al ceso “Cali de Vida”, se deja ver la
aprovechar la euforia colectiva. El menos, vigilarlas y domesticarlas, convivencia sentida como lucha
dictamen generalizado para este canalizar su pasión que es desbor- por la dignidad en una ciudad
mal ha sido una mezcla de repre- dada, institucionalizarla para en- excluyente:
sión y persuasión, que busca encau- cauzarla. Esa sociabilidad en
zar a los barristas, llevarlos –a los cuestión, encuentra en el desarro- Ella está cansada de que frente a
que se pueda– por el sendero del llo de la experiencia con la barra las miradas de otros, su comuni-
buen ciudadano. No obstante, “Barón Rojo Sur” una dimensión dad sea un nido de ratas, donde
como lo planteé en el informe final emergente que atraviesa –negán- si se entra no se vuelve a salir,
de la investigación16 , dentro de la dolo– el discurso terapéutico so- que si te roban se te llevan hasta
mirada terapéutica queda un “su- bre la convivencia, pues muestra las medias, y más aún, los muer-
cio” que habla de lo que la barra la legitimidad y el interés de la tos tienen cementerio propio…
significa como socialidad pasional barra (empoderamiento) por ser el río, está cansada de que sus
legítima en sí misma, sin “conver- reconocida como actor social sig- amigos, sus vecinos y personas
tirse” en buenos ciudadanos, y una nificativo en la vida de la ciudad, ajenas a la comuna, hablen de
lógica “educativa” que se estable- por tanto, deliberante17 , actuante ésta como una comunidad po-
ce en la dinámica constante por y capaz de generar políticas públi- bre, llena de cosas malas, inse-
cualificar la calidad de la barra, en cas y alternativas de vida para los gura e inhabitable, está cansada
la que el barrista se construye des- jóvenes de Cali. de que quienes allí viven se dis-

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fracen frente los otros, se atemo- vida” se convirtió, bajo la presión y regulación que median en las de-
ricen, les dé vergüenza admitir deliberante de los ciudadanos, en cisiones para la acción y en su va-
que nacieron y que viven acá y la experiencia imperfecta de institu- loración, y que se concretaron en
no sean capaces de revelar la cionalización de procesos y meca- el Plan Estratégico en Convivencia
verdadera identidad de su comu- nismos concertados de convivencia; y Seguridad para Cali (2003)20 .
na, su barrio; ... (...) ella sabe lo concertados, en la medida en que
bueno y lo rico que es vivir en asumían los distintos y legítimos Las objeciones a estos resulta-
su barrio, ella es testigo fiel de intereses que habitaban la ciudad, dos no esperados y poco controla-
las grandes oportunidades que entendiendo por institucionaliza- dos, van desde la molestia por la
hay en él, en las tantas personas ción, no la “oficialización”, esto es, “poca visibilidad” de la administra-
que luchan cada día para que su garantizar el control y la formali- ción municipal, pasando por la in-
comuna mejore, y se lleva así en zación de los procesos desde la dignación por “gastar dineros públicos
su mente la esperanza de que lógica gubernamental, sino la legi- en organizar gente que quiere criticar
pronto muchos otros lo sabrán. timación social del esfuerzo común con infamia al gobierno”, o “eso no
(Marisol Arias. Ciu- funciona, porque esas
dadela Decenaz - co- pandillas finalmente
muna 21). muestran el cobre”,
hasta el discurso socio-
Hasta la parte más es- lógico que cuestiona
trecha, el espacio las implicaciones que
más pequeñito que para la vida democrá-
tengamos nosotros tica de la ciudad tie-
debemos de identifi- ne el “legitimar en este
carnos mucho con lo tipo de proyectos las
que es la “conviven- perspectivas singulares,
cia” y que si nosotros demandas específicas,
rescatamos y vivimos formas organizativas no
este espacio de lo que convencionales y com-
es la ‘convivencia’ portamientos verdade-
podemos llegar a con- ramente delincuenciales
trolar y a identifi- que debilitan la coheren-
car muchos de los cia y el compromiso ciu-
valores que tene- Plaza Mayor de Medellín, Paulo E. Restrepo, 1890. BPPM. dadano con los valores,
mos nosotros a nues- las normas y regulacio-
tro alrededor de nuestra familia por constituir condiciones produc- nes que garantizan la convivencia para
en nosotros y que siempre en me- tivas para el encuentro en la dife- todos”. Podemos afirmar que este tipo
dio de problemas de la necesi- rencia, que pasó por asumir las de objeciones proviene de un piso
dad del conflicto no debemos desigualdades sociales como un común, la primacía dada a la con-
de perder la esperanza de que problema. Poner de manifiesto las cepción expuesta por Cornelius
nosotros tenemos muchos espa- diferencias de intereses, de ideas de Castoriadis de la democracia como
cios para nosotros volver a ciudad, de condiciones para su rea- procedimiento, en donde
encarretarnos recuperar nuestra lización y, mediante mecanismos
cometa y poder nosotros sentir democráticos de deliberación y de- (...) los conceptos de orden y de
esas vibraciones. (Cleotilde cisión, concretar planes de acción norma son afilados puñales que
Varela - promotora de la Red de y políticas públicas que permitie- amenazan a la sociedad tal cual
la tercera edad). sen una “empresa de transfor- es; indican, ante todo, la inten-
mación cultural incluyente”, la ción de separar, amputar, cortar,
Con resistencia explícita de la posibilidad de trabajar los procesos expurgar y excluir. Promueven
administración municipal, “Cali de sociales de inclusión, apropiación lo correcto al centrar su atención

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en lo incorrecto; identifican, mientos e informaciones para cons- Cali), el programa de Colombia tiene un
costo total de US $95,6 millones” (Ibíd.).
circunscriben y estigmatizan esos truir ese orden, como los grupos que
segmentos de la realidad a los generan ese conocimiento e infor- 4 Susana Rotker (2000: 8) señala que: “Las
cifras son abrumadoras: según un estu-
que se les niega el derecho de mación, y por tanto, cuya concu- dio del Banco Mundial que cubre 69 paí-
existir, que quedan condenados rrencia cohesionada será necesaria ses, los latinoamericanos son los más pre-
al aislamiento, el exilio o la ex- para la implantación del orden en ocupados por el robo y otras formas de
crimen. De acuerdo con el estudio, 90%
tinción (Bauman, 1999: 131). gestación” (Pérez, 2003: 242).
de los empresarios entrevistados experi-
menta el crimen como un problema real-
Frente a esta celebración a ul- mente serio; 80% confesó que no tiene
tranza de unos valores y una mora- ninguna confianza en que el estado pro-
lidad que se pretende universal y Citas tegerá sus propiedades ni su seguridad per-
sonal”. Mayra Buvinic (2000: 37) afir-
civilista, es preciso recordarles con ma que: “A pesar de ser parciales, los da-
Castoriadis que “estos valores y 1 Este artículo presenta el núcleo inves- tos disponibles sugieren que América La-
esta moralidad son creación colecti- tigativo desarrollado en la línea Expe- tina y el Caribe figuran entre las regiones
riencia urbana, convivencia y cons- más violentas del mundo. Allí el prome-
va anónima y ‘espontánea’. Pueden trucción de ciudadanía, del Grupo de dio de homicidios asciende a 22,9 por
ser modificados bajo la influencia Investigación en Educación Popular de cada 1000.000 habitantes, lo cual repre-
de una acción consciente y delibe- la Universidad del Valle, en la cual se senta más de dos veces el promedio mun-
rada, pero es necesario que esta úl- han adelantado recientemente dos in- dial”. Rodrigo Guerrero (2000: 27) plan-
vestigaciones: “Violencia y conviven- tea que: “se estima que en las Américas
tima incida sobre otros estratos del cia en Cali, los nuevos escenarios para mueren anualmente cerca de 517.465
ser histórico-social, no solamente la educación popular”, finalizada en personas de manera violenta; aproxima-
por los afectados por la acción polí- 2005 con financiación de la propia Uni- damente 140.000 de esas muertes son por
versidad y “El conocimiento social en homicidio”. En la medida en que se con-
tica explícita. En todo caso, la cues- convivencia (Cali y Buenaventura) solidan sistemas confiables de medición
tión del bien común pertenece al como vía para una cultura de Paz”, fi- sobre la violencia, observatorios del deli-
campo del hacer histórico-social, no nanciada por Colciencias, actualmen- to y consolidación de datos sobre muer-
al de la teoría. La concepción sus- te en desarrollo. En estas investigacio- tes, crece la preocupación por la violen-
nes ha participado, además del autor, cia en América Latina que aparece como
tancial del bien común, en cualquier el equipo de trabajo del grupo (ver: “un fenómeno inevitable, altamente or-
caso, es creación histórico-social y, Gruplac en Colciencias). ganizado en algunos casos y eficiente en
evidentemente, se encuentra tras no pocos” (Carrillo, 2000: 17); generan-
2 Varios autores, entre ellos Ulrich Beck do un efecto de lupa que dificulta apre-
todo derecho y todo procedimien- (1998: 60) han señalado la dependencia ciar las relaciones entre los hechos vio-
to. Esto no conduce al simple actual respecto de saberes expertos que lentes medidos en los indicadores y las
‘relativismo’, cuando se vive en un definen el curso de acción social: “Los demás condiciones de la vida social en la
expertos pueden entrar y salir a su anto- cual se producen.
régimen democrático en el que la jo, ya que los peligros pueden presumirse
interrogación queda abierta efecti- incluidos en todos los objetos de la vida 5 Jesús Martín-Barbero (2000: 30) lo se-
vamente y de forma permanente, diaria. Y es allí dentro donde ahora se ñala así, “pues la ciudad muere cuando
encuentran metidos –invisibles y, a pe- destruyen su memoria, cuando a la gente
lo que presupone la creación social le roban los referentes de identidad”.
sar de ello, demasiado presentes– claman-
de individuos capaces de interro- do por expertos que den respuestas a las 6 “El desarrollo humano está tambaleando
garse efectivamente. Aquí encon- preguntas que plantean a viva voz”. To- en algunas áreas cruciales y las desigual-
tramos, al menos, una componente mando como recurso el conocimiento dades que ya eran profundas siguen au-
científico para administrar la vida social mentando. Muchos discursos diplomáti-
del bien común democrático, sus- (biopolítica), el saber experto agencia cos y términos corteses intentan dar
tantivo y no relativo: la ciudad debe intereses particulares que aparecen, bajo cuenta de la diferencia entre el progreso
hacer todo lo posible para ayudar a el halo de la ciencia o de la tecnología, en desarrollo humano y la ambición plas-
los ciudadanos a llegar a ser efectiva- como verdades indiscutibles y necesaria- mada en la Declaración del Milenio; sin
mente positivas para todos. embargo, ninguno de ellos debería em-
mente autónomos21 ” (Castoriadis,
pañar una verdad muy simple: no se está
1996: 14). Se trata de insistir en la 3 Agencias internacionales de desarrollo,
como el Banco Mundial y el Banco Inte- cumpliendo la promesa hecha a los po-
democracia como régimen, dentro ramericano de Desarrollo han adelanta- bres del mundo” (p. 2).
de la cual el cambio cultural “sería do estudios y empréstitos, “cuyo fin pri- 7 Sobre las definiciones de la convivencia
una negociación eminentemente mordial es reducir la violencia y promo- y sus implicaciones, ver el trabajo de Car-
ver la paz ciudadana” (Buvinic, 2000: los Arango (2005), Psicología Comuni-
social y política que partiría por 43); “con un componente nacional y taria de la Convivencia, Cali, Universi-
acordar tanto los valores, conoci- uno municipal (Bogotá, Medellín y dad del Valle.

HLEAP B., J.: EL BUEN CIUDADANO: CONOCIMIENTO SOCIAL Y SABERES EXPERTOS EN LA CONVIVENCIA URBANA NÓMADAS 141
8 “El trabajo que crea bienes inmateriales, crea Ksocial moderno. Lo que se tiene es un señor coronel de la policía que traba-
como el conocimiento, la información, una carrera entre el desarrollo económi- jó en Cali – el Coronel Naranjo–, logró
la comunicación, una relación o una res- co y la educación para reemplazar el entender el proyecto y trabajó con noso-
puesta emocional” (Hardt y Negri, 2004: Ksocial tradicional por el moderno. Eso tros”, y entendió muchísimo mejor que
136). es lo fundamental” (Ibíd.: 229). otros personajes de la administración, de
qué se trataba esto de trabajar con auto-
9 Recordemos, con Castoriadis (1997: 4) 14 Testimonio recogido en la Tesis de Maes-
nomía y qué concepto de seguridad te-
que: “Si definimos como poder la capa- tría “Tradiciones y pasiones en la
nían en la cabeza los muchachos, y los
cidad de una instancia cualquiera (per- socialidad, sistematización de la forma-
resultados eran otros.
sonal o impersonal) de llevar a alguno ción y conformación de la barra popular
(o algunos-unos) a hacer (o no hacer) Barón Rojo Sur (brs) seguidora del equi- 18 “Cali de Vida” fue un proyecto de la Ad-
lo que, a sí mismo, no habría hecho ne- po de fútbol América de la ciudad de ministración Municipal de Santiago de
cesariamente (o habría hecho quizá) es Cali”. Bolaños (2006). Cali que hacía parte del componente
evidente que el mayor poder concebible transversal, educación y comunicación,
15 Para poder comprender las experiencias
es el de preformar a alguien de suerte del Programa de Apoyo a la Conviven-
en su complejidad, pretensión del enfo-
que por sí mismo haga lo que se quería cia y Seguridad Ciudadana, adelantado
que de sistematización que el Grupo de
que hiciese sin necesidad de domina- con recursos de un préstamo del BID. La
Educación Popular ha desarrollado, es ne-
ción (Herrschaft) o de poder explícito cesario adelantar simultáneamente tres Universidad del Valle, a través de la Es-
para llevarlo a... Resulta evidente que cuela de Comunicación Social, partici-
planos de interpretación íntimamente
esto crea para el sujeto sometido a esa relacionados, que podrían establecerse pó en una licitación pública en 2001 y
formación, a la vez la apariencia de la como dimensiones del sentido de las ex- logra que le sea adjudicado el proyecto,
‘espontaneidad’ más completa y en la periencias, cuya elucidación progresiva que se prorroga por dos años más. La
realidad estamos ante la heteronomía responde al concepto de “potenciación” Universidad asumió los términos de re-
más total posible”. que constituye uno de los ejes que atra- ferencia del proyecto desde una posición
viesa la sistematización: comprender la ética particular: llevar al límite los postu-
10 Me refiero a la investigación “Violencia
experiencia como acontecimiento de sen- lados de democratización de la ciudad ahí
y convivencia en Cali, los nuevos esce-
tido desde la perspectiva de sus actores, contenidos, buscando consolidar la au-
narios de la educación popular”, Univer-
estableciendo las lógicas que entraron en tonomía y capacidad deliberante y
sidad del Valle, 2005. En este trabajo se
juego, las luchas de interpretación, las creativa de los ciudadanos convocados.
examinaron un grupo significativo de
experiencias de intervención sobre la transacciones y apuestas que la caracteri- 19 El concepto es retomado de Nancy Fraser
violencia o que buscaban generar convi- zaron, estableciendo su fuerza implicativa (1997: 130) que lo entiende como la
vencia en Cali, desde su dimensión edu- (potencial transformador capaz de inci- consolidación de “públicos cuyo discur-
cativa, entendida como las relaciones de dir sobre los participantes y sobre las fuer- so incluye tanto la formación de opinión
poder, control y conocimiento entre zas contextuales); exponer y compren- como la toma de decisiones”.
saberes diferentes y desigualmente cons- der el funcionamiento situacional (la tra-
tituidos que entran en juego en cada ex- ma) de las relaciones sociales (vínculos, 20 El Plan Estratégico en Convivencia y Se-
periencia. redes), los mitos y rituales (análisis de las guridad para Cali (2003) fue el documento
mediaciones) en la experiencia; y esta- que sintetizó el sentido del cambio pro-
11 “Según análisis del Banco Mundial, hay blecer el escenario o campo de fuerzas puesto por los ciudadanos, tanto por la
cuatro formas básicas de capital: el capi- (performatividad) que hizo posible y le metodología utilizada en su construcción
tal natural, constituido por la dotación dio su especificidad (encuadre) a la ex- como por las temáticas incluidas y su for-
de recursos naturales con que cuenta un periencia. ma de tratamiento. El cambio propuesto
país; el capital construido, generado por en este documento está orientado por
el ser humano, que incluye diversas for- 16 Se trata del informe “Violencia y convi- las siguientes concepciones: la reivindi-
mas de capital (infraestructura, bienes de vencia en Cali, los nuevos escenarios de cación de la democracia y la reconstruc-
capital, financiero, comercial, etc.); el la educación popular” (en prensa) que ción de una ciudadanía deliberante, la
capital humano, determinado por los gra- asume la “metasistematización” de las ex- pluralidad, la transparencia institucional,
dos de nutrición, salud y educación de su periencias seleccionadas, entre ellas la de
la solidaridad y sensibilidad social, la crea-
población, y el capital social, descubri- la “Barra Barón Rojo Sur”, sistematizada
tividad de sus ciudadanos y la salud am-
miento reciente de las ciencias del desa- por Diego Bolaños (2006).
biental de su entorno.
rrollo. Algunos estudios adjudican a las 17 Capaces de levantarse ante el Secretario
dos últimas formas de capital un porcen- 21 El resaltado es mío.
de Gobierno de Cali y decirle, “no señor,
taje mayoritario del desarrollo económi- lo que usted está proponiendo no es lo
co de las naciones a fines del siglo XX. que somos las barras, nosotros no nos
Indican que allí hay claves decisivas del interesa ser sapos, nosotros estamos tra-
progreso tecnológico, la competitividad, bajando la violencia en los estadios a
el crecimiento sostenido, el buen gobier-
no y la estabilidad democrática”. Bernar-
partir de nuestra concepción de lo que es
ser pasional por un equipo de fútbol, pero
Bibliografía
do Kliksberg (2000: 5). nosotros no vamos a hacer lo que usted
12 John Sudarsky (2003: 201). entiende por seguridad en los estadios, ACEVEDO, Mario y Otros, 2005, “Violen-
nuestra seguridad es otra, es la seguridad cia y convivencia en Cali, los nuevos
13 “Para simplificar, se encontró que el de- que se trabaja con conocimiento de quié- escenarios de la educación popular”, In-
sarrollo económico destruye un Ksocial nes somos, para dónde vamos, con soli- forme final de investigación, Cali, Uni-
relativamente tradicional y la educación daridad entre nosotros, y curiosamente, versidad del Valle.

142 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


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