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Asociación Civil 20 de Setiembre

EL MANIFIESTO HUMANISTA II
viernes, 25 de noviembre de 2005

EL MANIFIESTO HUMANISTA II CONTENIDOS


- Prefacio
- Introducción
- Religión
- Ética
- El Individuo
- Sociedad Democrática
- Comunidad Mundial
- La Humanidad como un todo
PREFACIO
Han pasado cuarenta años desde que se publicó el Manifiesto Humanista I (1933). Los eventos que se han desarrollado
desde entonces han hecho que la declaración anterior parezca demasiado optimista. El Nazismo ha mostrado las
profundidades a las que la brutalidad humana puede llegar. Otros regímenes totalitarios han suprimido los derechos
humanos sin acabar con la pobreza. La ciencia en ocasiones ha provocado el mal tanto como el bien. Las últimas
decadas han mostrado que guerras inhumanas pueden realizarse en el nombre de la paz. Los comienzos de "estados
policía", incluso en sociedades democráticas, espionaje gubernamental generalizado, y otros abusos del poder por
parte de las élites militares, políticas e industriales, y la permanencia del racismo inflexible, todos ellos presentan un
panorama social diferente y muy difícil. En varias sociedades, las demandas de la mujer y los grupos minoritarios por la
igualdad de derechos efectivamente desafían a nuestra generación.

Aún así, al aproximarnos al siglo veintiuno, se necesita una visión afirmativa y esperanzadora. La fe, equilibrada con un
conocimiento en progreso, también es necesaria. En la elección entre la desesperación y la esperanza, los humanistas
responden en este Manifiesto Humanista II con una declaración positiva para una época de incertidumbre.

Como en 1933, los humanistas todavía creen que el teísmo tradicional, especialmente la fé en un Dios que oye
oraciones, que se presume vive y se preocupa por las personas, que escucha y entiende sus plegarias, y que es capaz
de hacer algo en respuesta, es una fé no demostrada y anticuada.

El salvacionismo, basado en meras afirmaciones, sigue mostrándose peligroso, porque desvía a la gente con falsas
esperanzas de un cielo en la otra vida. Las mentes razonables buscan otros medios de supervivencia.

Aquellos que firman el Manifiesto Humanista II refutan el estar proponiendo un credo vinculante; sus puntos de vistas
individuales serían expuestos en formas de la más variada índole. Esta declaración, aún así, procura dar guía en una
época que necesita dirección. Es análisis social en un esfuerzo por lograr el consenso. Nuevas declaraciones deberán
ser desarrolladas, que sucedan a la actual, pero por hoy es nuestra convicción que el humanismo ofrece una alternativa
que puede servir a las necesidades actuales y guiar a la humanidad hacia el futuro.

-- Paul Kurtz y Edwin H. Wilson (1973)

INTRODUCCION
El próximo siglo puede, y tendrá que ser, el siglo humanístico. Cambios dramáticos en la tecnología, la ciencia, la
política, y en toda la sociedad se amontonan ante nosotros. Hemos conquistado nuestro planeta, hemos explorado la
luna, hemos dominado los límites naturales de los transportes y la comunicación; estamos en el amanecer de una nueva
época, estamos prestos para el viaje espacial y hasta para sentar cabeza en otros planetas. El uso inteligente de la
tecnología nos capacita para el control ambiental, el combate contra la pobreza, la reducción de enfermedades, la
extensión de nuestros comportamientos, la alteración del curso evolutivo humano, el desarrollo cultural, la liberación de
grandes y nuevos poderes, y el flujo de oportunidades humanas sin paralelos para la consecución de una vida más
abundante y significativa.

Sin embargo no nos engañemos porque a pesar de todos los logros obtenidos el futuro esconde cantidad de peligros.
El uso que del método científico hemos hecho a favor de la naturaleza y la vida humana también ha traído daños
ecológicos, sobrepoblación, deshumanización institucional, desastres nucleares, daños bioquímicos y hasta represión
totalitaria. Peligrosas también son las profecías apocalípticas y las imagenes de desastres que producen huidas
despavoridas hacia cultos y teologías irracionales donde todo se soluciona con retiros y retraimientos.

Los nuevos cultos irracionales y los códigos tradicionales de moral sirven de muy poco a las necesidades presentes y
venideras. Falsas "teologías de la esperanza" junto a ideologías mesiánicas sustitutas de caducos dogmas no
compaginan con las verdades del mundo actual. Esas inútiles falacias espirituales más que unir separan a la gente.

Para la sobrevivencia humana se hacen necesarias medidas audaces y atrevidas. No es hora de renunciar sino de
extender la metodología científica para fusionar razón y compasión hacia la búsqueda y desarrollo de nuevos valores
sociales y morales. Ante la perspectiva de tantos futuros posibles estamos obligados a escoger uno. La meta última
tendrá que ser el logro del potencial de crecimiento de cada ser humano, no queremos decir dos o tres seres humanos,
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sino de toda la humanidad. Todo es cuestión de no detenerse hasta haber logrado metas globales y mundos compartidos.

Los valores humanistas harán posible desencadenar el espíritu creador del hombre, el panorama y la disposición para
que todos trabajemos juntos. Esta perspectiva enfatiza el papel que los seres humanos pueden jugar en sus propias
esferas de acción. En las decadas por venir serán necesarios hombres y mujeres con mentes claras, capaces de
canalizar la voluntad, la inteligencia y las destrezas cooperativas hacia la formación de un futuro deseable. El humanismo
puede proveer los propósitos y la inspiración que busca la gente; el humanismo es la gran mina de donde pueden brotar la
satisfacción personal y la razón de ser de la vida humana.

Muchos tipos de humanismo existen en el mundo contemporáneo. Las variedades y énfasis del humanismo
naturalista incluyen a los humanismos "científico", "ético", "democrático", "religioso", y "Marxista". El Librepensamiento,
el ateísmo, el agnosticismo, el escepticismo, el deísmo, el racionalismo, la cultura ética, y la religión liberal todos
pretenden ser los herederos de la tradición humanista. Las raíces humanistas pueden seguirse desde la antigua China, la
Grecia clásica y Roma, a través del Renacimiento y la Ilustración, hasta la revolución científica del mundo moderno. Pero
ideologías que meramente rechazan el teísmo no son equivalentes a humanismo. Les falta el compromiso con la fé
positiva en las posibilidades del progreso humano y con los valores que le son intrínsecos. Muchos entre quienes
pertenecen a grupos religiosos, al creer en el futuro del humanismo, ahora reclaman credenciales humanistas. El
humanismo es un proceso ético atraves del cual todos podemos avanzar, por encima y más allá de los
particularismos divisivos, las personalidades heroícas, los credos dogmáticos y las costumbres rituales de religiones del
pasado o su simple negación.

Nosotros sostenemos un conjunto de principios comunes que pueden servir como la base para una acción unida -
principios positivos importantes para la actual condición humana. Son un diseño para una sociedad secular a escala
planetaria.

Por estas razones, presentamos este nuevo Manifiesto Humanista para el futuro de la humanidad; para nosotros; es
una visión de esperanza, una guía para una supervivencia satisfactoria.
RELIGION
PRIMERO: En el mejor de los casos, la religión puede inspirar dedicación hacia los más altos ideales éticos. El cultivo de
la devoción moral y la imaginación creativa es una expresión de genuinas experiencias y aspiraciones "espirituales".

Sin embargo, creemos, que las religiones dogmáticas o autoritarias tradicionales que ubican a la revelación, a Dios, al
ritual o a un credo por encima de las necesidades y experiencias humanas le hacen daño a la especie humana.
Cualquier acercamiento a la naturaleza debería pasar por las pruebas de la evidencia científica; a nuestro juicio, los
dogmas y mitos de las religiones tradicionales no lo hacen. Aún en esta época de la historia humana, ciertos hechos
elementales basados en el uso crítico de la razón científica deben ser replanteados. No encontramos evidencia suficiente
para creer en la existencia de lo sobrenatural; además es insignificante o irrelevante para el asunto de la supervivencia
y la realización de la raza humana. Como no-teístas, comenzamos con los seres humanos no con Dios, con la naturaleza
no con la divinidad. La naturaleza en verdad puede ser mayor y más profunda de lo que sabemos hasta ahora, sin
embargo, cualquier nuevo descubrimiento, solo aumentará nuestro conocimiento de lo natural.

Algunos humanistas creen que deberíamos reinterpretar las religiones tradicionales y adecuarlas a significados que
sean apropiados para la situación actual. Tales redefiniciones, sin embargo, frecuentemente perpetuan viejas
dependencias y escapismos; fácilmente se vuelven oscurantistas, impidiendo el libre uso del intelecto. En cambio,
necesitamos, nuevos propósitos y metas radicalmente humanos.

Apreciamos la necesidad de preservar las mejores enseñanzas éticas en las tradiciones religiosas de la humanidad,
muchas de las cuales compartimos. Pero rechazamos todos los rasgos de la moralidad religiosa tradicional que le
niegan a los seres humanos la completa valoración de sus propios potenciales y responsabilidades. La religiones
tradicionales frecuentemente le ofrecen tranquilidad a los seres humanos, pero con igual frecuencia, los inhiben para
ayudarse a sí mismos o para experimentar la totalidad de su potencial. Tales instituciones, credos , y rituales
constantemente frenan la voluntad de servir a otros. Con demasiada frecuencia las fés tradicionales estimulan la
dependencia en lugar de la independencia, la obediencia en lugar de la firmeza de carácter, el miedo en lugar del valor.
Más recientemente han generado preocupada acción social, con muchas señales de importancia en el desperartar de
las teologías de "Dios está muerto". Pero no podemos descubrir ningún propósito divino o providencia para la especie
humana. Aunque hay mucho que no sabemos, los humanos somos responsables por lo que somos y en lo que nos
convertiremos. Ninguna deidad nos salvará; debemos salvarnos nosotros mismos.

SEGUNDO: Las promesas de una salvación inmortal o el miedo a la eterna perdición son ambas ilusorias y dañinas.
Distraen a los humanos de preocupaciones actuales, de la auto-superación, y de la corrección de las injusticias sociales.
La ciencia moderna desacredita conceptos históricos tales como el de la "separación de alma y cuerpo". Por el contrario la
ciencia afirma que la especie humana emergió de las fuerzas evolutivas naturales. Hasta donde sabemos, el total de la
personalidad es una función del organismo biológico que se desarrolla en un contexto socio-cultural. No hay evidencia
creíble de que la vida sobrevive a la muerte del cuerpo. Seguimos existiendo en nuestra progenie y en la forma en que
nuestras vidas han influenciado a otros en nuestra cultura.
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Las religiones tradicionales con seguridad no son los únicos obstáculos al progreso humano. Otras ideologías también
impiden el avance de la humanidad. Algunas formas de doctrina política, por ejemplo, funcionan de manera religiosa,
reflejando las peores características de la ortodoxía y del autoritarismo, especialmente cuando sacrifican a los individuos
en el altar de promesas utópicas. Puntos de vista puramente económicos o políticos, ya sean comunistas o capitalistas, con
frecuencia funcionan como dogmas religiosos o ideológicos. Aunque los humanos indudablemente necesitan metas
económicas y políticas, también necesitan valores creativos por los cuales vivir.

ÉTICA
TERCERO: Afirmamos que los valores morales se derivan de la experiencia. La ética es autónoma y circunstancial. No
necesita sanción teológica o ideológica. La ética crece de la necesidad e interés humanos. Negar esto distorsiona la base
misma de la vida. La vida humana tiene significado porque creamos y desarrollamos nuestros futuros. La felicidad y el
logro del éxito creativo, individualmente y en el disfrute compartido, son temas de preocupación continua en el
humanismo, luchamos por la "vida buena" aquí y ahora. La meta es la búsqueda del enriquecimiento de la vida a pesar
de las fuerzas degradantes de la vulgarización, el comercialismo y la deshumanización.

CUARTO: La razón y la inteligencia son los instrumentos más efectivos que posee la humanidad. No hay substitutos, ni
la fé ni la pasión son suficientes por sí mismos. El uso prudente de los métodos científicos, que han transformado las
ciencias sociales y naturales desde el Renacimiento, tienen que extenderse todavía más en la solución de los problemas
humanos. Pero la razón debe ser moderada por la humildad, ya que ningún grupo tiene el monopolio de la sabiduría o la
virtud. Ni hay garantía de que todos los problemas pueden ser resueltos o todas las preguntas, respondidas. Aún así, la
inteligencia crítica imbuida por un sentido de preocupación humana, es el mejor método que tiene la humanidad para
resolver los problemas. La razón debería estar balanceada con la compasión, la empatía y la completa satisfacción de la
persona. Por lo tanto, no defendemos el uso de la inteligencia científica independientemente o en contraposición a la
emoción, creemos en el cultivo de los sentimientos y el amor. Mientras la ciencia hace retroceder los límites de lo
conocido, el sentimiento de asombro de la humanidad se renueva continuamente, y el arte, la poesía y la música
encuentran sus lugares junto con la religión y la ética.
EL INDIVIDUO
QUINTO: La dignidad y lo sublime de la persona individual es un valor central del humanismo. Los individuos debería
ser estimulados a lograr talentos y deseos creativos propios. Rechazamos todos los códigos religiosos, ideológicos o
morales que denigran al individuo, suprimen la libertad, atontan el intelecto y deshumanizan la personalidad. Creemos
en la máxima autonomía individual en consonancia con la responsabilidad social. Aunque la ciencia pueda explicar las
causas del comportamiento, las posibilidades para la libertad de elección individual existen en la vida humana y deberían
incrementarse.

SEXTO: En el área de la sexualidad, creemos que actitudes intolerantes, frecuentemente cultivadas por religiones
ortodoxas y culturas puritanas, reprimen indebidamente la conducta sexual. El derecho al control de la natalidad, al
aborto y al divorcio deben ser reconocidos. Aunque no aprovamos formas denigrantes de expresión sexual, no deseamos
prohibir, por vía legal o de sanción social, los comportamientos sexuales entre adultos que consienten. Las variadas
formas de exploración sexual no deben ser consideradamas "malignas" en sí mismas. A menos de que exista una
permisividad ciega y abusiva o una promiscuidad descontrolada, una sociedad civilizada debe ser tolerante. Si no se
daña a otros o se les provoca a dañarse, a los individuos se les debe permitir expresar sus inclinaciones sexuales y
llevar sus estilos de vida como les plazca. Deseamos cultivar el desarrollo de una actitud responsable hacia la
sexualidad, en la cual los humanos no sean explotados como objetos sexuales, y en la cual la intimidad, la sensitividad,
el respeto y la honestidad en las relaciones interpersonales sean estimulados. La educación moral para niños y adultos
es una forma importante para desarrollar la conciencia y la madurez sexual.
SOCIEDAD DEMOCRATICA
SETIMO: Para mejorar e incrementar la libertad y dignidad el individuo tiene que experimentar una amplia gama de
libertades civiles en todas las sociedades. Esto incluye la libertad de expresión y de prensa, la democracia política, el
derecho legal de oposición a las políticas gubernamentales, al debido proceso, a la libertad religiosa, la libertad de
asociación, y la libertad artística, científica y cultural. También incluye el reconocimiento del derecho que tiene el individuo
a morir con dignidad, a la eutanasia y el derecho al suicidio. Nos oponemos a la creciente invasión de la privacidad, por
cualquier medio, en ambas sociedades, totalitarias y democráticas. Protegeremos, extenderemos e implementaremos
los principios de la libertad humana que emanan de la Carta Magna, La Declaración de Derechos (Bill of Rights), La
Declaración de Derechos del Hombre y la Declaración Universal de Derechos Humanos.

OCTAVO: Estámos dedicados al logro de una sociedad abierta y democrática. Debemos extender la democracia
participativa en su verdadero significado a la economía, la escuela, la familia, el lugar de trabajo y a las asociaciaciones
voluntarias. La toma de decisiones tiene que descentralizarse para que permita que la gente se involucre ampliamente
en todos los niveles, sociales, políticos y económicos. Todas las personas deberían tener voz en el desarrollo de los
valores y metas que determinan sus vidas. Las instituciones deberían ser sensibles a las necesidades y deseos
expresados. Las condiciones de trabajo, de educación, devoción y juego deberían humanizarse. Las fuerzas enajenantes
deberían ser modificadas o erradicadas y las estructuras burocráticas reducirse al mínimo. La gente es más importante
que decálogos, reglas, prohibiciones o reglamentos.

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NOVENO: La separación de Iglesia y Estado y la separación de ideología y Estado son imperativos. El Estado debería
fomentar una máxima libertad para diferentes valores sociales, morales, políticos y religiosos en la sociedad. No debería
favorecer a ningún cuerpo religioso en particular mediante el uso de dineros públicos, ni respaldar una ideología
específica y por lo tanto funcionar como un instrumento de propaganda o represión, especialmente en contra de aquellos
que difieren.

DECIMO: La sociedades humanas tendrían que evaluar los sistemas económicos através no de la retórica o la ideología
sino através de si incrementan o no el bienestar económico para todos los individuos y grupos, minimizan la pobreza y
las privaciones de la gente, aumentan la suma de la satisfacción humana, y mejoran la calidad de vida. De manera que la
puerta esté abierta para sistemas económicos alternativos. Necesitamos democratizar la economía y juzgarla por su
sensibilidad a las necesidades humanas, probando sus resultados en términos del bien común.

DECIMO PRIMERO: El principio de la igualdad moral tiene que hacerse avanzar mediante la eliminación de toda
discriminación basada en la raza, religión, sexo, edad, o nacionalidad. Esto significa igualdad de oportunidades y de
reconocimiento de los talentos y méritos. Los individuos deberían ser estimulados a contribuir con su mejoramiento
personal. Para quienes esto no es posible, la sociedad tendría que proveer los medios para satisfacer sus necesidades
económicas, culturales y de salud básicas, incluyendo, todas aquellas fuentes que hagan posible la garantización de un
ingreso anual mínimo. Nos preocupa el bienestar de los ancianos, los enfermos, los minusválidos, y también de los
desamparados, los niños mentalmente retardados, abandonados o víctimas del abuso, los discapacitados, los
prisioneros y adictos, por todos aquellos que han sido descuidados o ignorados por la sociedad. Los humanistas
practicantes deberían hacer su vocación el humanizar las relaciones personales.

Creemos en el Derecho a la educación universalizada. Todos tienen el derecho a la oportunidad cultural de llevar al
máximo sus capacidades y talentos únicos. Las escuelas deben fomentar vidas fatisfactorias y productivas. Los
centros educativos deberían estar abiertos para todos sin importar el nivel social, para cualquiera y para todos; los logros
de la excelencia ser estimulados constantemente. Formas innovativas y experimentales de educación deben ser
bienvenidas. La energía y el idealismo de los jóvenes merecen ser apreciados y canalizados hacia propósitos constructivos.

Deploramos los antagonismos raciales, religiosos, étnicos o de clase social. Aunque creemos en la diversidad cultural y
respaldamos el orgullo racial y étnico, rechazamos separaciones que promueven la enajenación y enfrentan a las
personas y a los grupos unos en contra de otros; ambicionamos una comunidad integrada donde la gente tenga un
máximo de oportunidad para la asociación libre y voluntaria.

Criticamos el sexismo o el chauvinismo sexual, masculino o femenino. Creemos en la igualdad de derechos para que
hombres y mujeres logren la completa satisfacción de sus potenciales y en sus carreras únicas, como mejor les parezca,
libres de cualquier discriminación del individuo. LA COMUNIDAD MUNDIAL
DECIMO SEGUNDO: Deploramos la división de la humanidad con base en nacionalismos. Hemos llegado a un punto
crítico en la historia humana donde la mejor opción es ir más allá de los límites de la soberanía nacional hacia la
construcción de una comunidad mundial en la cual todos los sectores de la familia humana puedan participar. Por lo tanto
buscamos el desarrollo de un sistema jurídico y un orden mundial basado en un gobierno transnacional federal. Este le
otorgaría importancia al pluralismo y a la diversidad cultural. No excluiría el orgullo por los orígenes y los logros nacionales
ni eliminaría ni impediría el manejo de los problemas regionales de forma regional. Sin embargo, el progreso humano, ya
no puede lograrse con el mero enfoque en una sección del mundo, occidental u oriental, desarrollado o subdesarrollado.
Por primera vez en la historia humana, ninguna parte de la humanidad puede aislarse de las demás. El futuro de cada
persona está de alguna forma ligado al de todos los demás. En consecuencia, afirmamos nuestro compromiso con la
construcción de una comunidad mundial, y al mismo tiempo reconocemos que sin duda estó nos obligará a realizar
algunas elecciones difíciles.

DECIMO TERCERO: Esta comunidad mundial tendrá que renunciar a los recursos de la violencia y el uso de la fuerza
como métodos para resolver los conflictos internacionales. Creemos en la solución pacífica de las diferencias a traves de
las cortes internacionales y mediante el desarrollo de las artes de la negociación y el acuerdo. La guerra es obsoleta. Al
igual que el uso de armas nucleares, biológicas y químicas. Es imperativo para el planeta reducir el nivel de gastos
militares y utilizar lo que de esta forma se ahorre en usos orientados al ser humano.

DECIMO CUARTO: La comunidad mundial tiene que comprometerse al planeamiento cooperativo en cuanto al uso de
recursos que se están agotando rápidamente. El planeta tierra tiene que ser considerado como un solo ecosistema. El
daño ecológico, el agotamiento de los recursos y el excesivo crecimiento de la población deben ser eliminados por el
consenso internacional. El cultivo y conservación de la naturaleza es un valor moral; deberíamos considerarnos parte
integral de la fuente de nuestra existencia en la naturaleza. Tenemos que liberar a nuestro mundo del desperdicio y la
contaminación innecesarios, protegiendo responsablemente y creando riqueza natural y humana. La explotación sin
conciencia social de los recursos naturales tiene que terminar.

DECIMO QUINTO: Los problemas del crecimiento económico y del desarrollo ya no pueden ser resueltos por una sola
nación; estos son problemas de carácter mundial. Es la obligación moral de las naciones desarrolladas el proveer,
através de una autoridad internacional que proteja los derechos humanos, de una asistencia técnica, agrícola, médica y
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económica masiva, incluyendo técnicas de control de la natalidad, a las regiones en desarrollo del globo. La pobreza
mundial debe cesar. Por lo tanto las diferencia desproporcionadas en la riqueza, el ingreso y el crecimiento económico
deben reducirse a nivel mundial.

DECIMO SEXTO: La tecnología es un elemento vital para el desarrollo y el progreso humano. Deploramos cualquier
intento neo-romántico de condenar toda la tecnología y el conocimiento científico indiscriminadamente o que aconsejan
darle la espalda a su uso y expansión futura para el bien de la humanidad. Resistiremos cualquier movimiento que
busque censurar la investigación científica basándose en consideraciones morales, políticas o sociales. Sin embargo, la
tecnología tiene que ser juzgada por las consecuencias de su uso; cambios dañinos o destructivos deben evitarse. Nos
perturba particularmente cuando mediante la tecnología y el control burocrático, se manipula, o modifica a los seres
humanos sin su consentimiento. Que algo sea posible a nivel tecnológico no significa que sea deseable social o
culturalmente.

DECIMO SÉTIMO: Debemos expandir las comunicaciones y los medios de transporte más allá de los límites
territoriales. Las restricciones para el viaje deben acabarse. El mundo debe estar abierto a puntos de vista políticos,
ideológicos y morales de diversa naturaleza y se debe desarrollar un sistema de radio y televisión mundial para la
información y la educación. Hacemos el llamado para una completa cooperación internacional en la cultura, las ciencias, las
artes y la tecnología más allá de las fronteras ideológicas. Tenemos que aprender abiertamente a vivir juntos o
pereceremos juntos.
LA HUMANIDAD COMO UN TODO
CONCLUSION: El mundo no puede esperar por la reconciliación de los sistemas políticos y económicos en pugna, para
empezar a resolver sus problemas. Esta es el momento para que hombres y mujeres de buena voluntad busquen la
construcción de un mundo próspero y pacífico. Es urgente dejar atrás las lealtades parroquiales y las ideologías morales y
religiosas inflexibles. También lo es el reconocimiento de la humanidad que todas las personas tenemos en común.
Además urgimos a que se use la razón y la compasión para lograr el mundo que queremos, un mundo en que la paz, la
prosperidad, la libertad y la felicidad son compartidos por todos. No abandonemos esta visión por desesperación o
cobardía. Somos responsables por lo que somos o por lo que seremos. Trabajemos juntos por un mundo humanitario en
todos los sentidos equilibrado con metas humanas. Las diferencias ideológicas destructivas entre el comunismo, el
capitalismo, el socialismo, el conservadurismo, el liberalismo y el radicalismo deben ser superadas. Busquemos el fin del
odio y el terror. Sobreviviremos y prosperaremos solo en un mundo de valores humanos compartidos. Podemos abrir
nuevos horizontes para la humanidad; las antiguas rivalidades pueden ser superadas por amplios esfuerzos
cooperativos. El compromiso con la tolerancia, el entendimiento y la negociación pacífica no implica sumisión con el status
quo ni la extinción de fuerzas dinámicas y revolucionarias. La verdadera revolución está ocurriendo y puede continuar en
incontables ajustes pacíficos. Pero esto supone el deseo de dar un paso adelante hacia terrenos nuevos y en expansión.
En la presente conyuntura histórica, el compromiso con toda la humanidad es el compromiso más importante de que
somos capaces; va más allá de estrechas alianzas con la iglesia, el estado, el partido, la clase social o la raza, y nos
lleva hacia una visión más amplia del potencial humano. Que mejor meta para la humanidad que el que cada ser
humano se convierta en la práctica como en lo ideal, un ciudadano de la comunidad mundial. Es una visión clásica; a la
que ahora podemos darle nueva vitalidad. El humanismo así interpretado es una fuerza moral que tiene al tiempo de su
parte. Creemos que la humanidad tiene el potencial, la inteligencia, la buena voluntad y la capacidad de cooperación para
poner en práctica este compromiso en las décadas venideras.

Nosotros, los signatarios, aunque no necesariamente respaldamos cada detalle de todo lo anterior, declaramos nuestro
apoyo general al Manifiesto Humanista II para el futuro de la humanidad. Estas afirmaciones no son un credo o dogma
final sino una expresión de una fé que vive y crece. Invitamos a otros en todas las regiones a unírsenos en el trabajo y el
desarrollo futuro de estas metas.

[Nota del editor: Miles de nombres se han agregado a la lista de quienes firmaron el Manifiesto Humanista II
originalmente.]

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