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ALEJANDRO TERAN MARTINEZ

PARTICULAR

1/8/2024

Merrick B. Garland
FISCAL GENERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMERRICA
U.S. Departmento de JusIcia
Criminal Division
950 Pennsylvania Avenue, NW
Washington, DC 20530-0001
SU DESPACHO. -

Sr Fiscal general de la República


Quien subscribe Alejandro Terán Mar:nez Venezolano mayor de edad ?tular de la
cedula de iden?dad venezolana número 8.921.451, en mi condición de afectado
por las decisiones y demás acciones que contra la petrolera CITGO ponen en riesgo
los intereses de la República Bolivariana de Venezuela; ante su autoridad ocurro a
los fines de manifestarle una serie de hechos públicos que pudiesen estar dentro
de los descritos dentro la an?corrupción act como delito. -

En fecha 8 de enero del 2024 la Suprema Corte de los Estados Unidos acaba de
ra?ficar la decisión tomada por la Corte de Delaware en la cual se deja claro la
malversación de fondos por caso los 20 mil millones de dólares en clara afectación
de los acreedores de la petrolera, así como de los intereses generales de la nación.
En las referidas decisiones se deja claro que el llamado gobierno interino de Juan
Guaido y sus más cercanos colaboradores come?eron actos que deben ser
inves?gado por esta oficina de jus?cia nacional. –

Fondos de los Estados Unidos de Norte América, así como de sus contribuyentes
fueron dispendiados en ayudas y demás hechos que afectan el interés supremo de
esta nación aunados de los intereses Venezolanos en este Estado. -
Inexplicablemente el expresidente Donal Trump, some?do hoy a varias
inves?gaciones, dispuso de este bien a un gobierno sin reconocimiento algunos,
asignando fondos de este país para financiar esta ilegalidad aun hoy totalmente
descabellada, cuya verdadera finalidad se desconoce. –
EL profesor FRANCISCO Rodríguez publico en el medio FINANCIAL TIME la siguiente
información la cual reproduzco para su consideración:

“Un tribunal de Delaware pronto iniciará una subasta para Citgo Petroleum, la
sépIma refinería de petróleo más grande de Estados Unidos. Salvo un improbable
acuerdo de úlImo minuto, la empresa será subastada para pagar deudas impagas
de su propietario, el gobierno venezolano.

Venezuela se está tambaleando por la mayor contracción económica en la historia


moderna del hemisferio occidental. Citgo, cuyas refinerías están diseñadas para
procesar el petróleo venezolano, podría desempeñar un papel importante en la
recuperación económica del país. El valor de mercado de la empresa es
aproximadamente una sépIma parte del producto interno bruto del país y sus
ganancias anuales son mayores que la canIdad que Venezuela gasta en
importaciones de alimentos en un año.-

Dado el gran tamaño de Citgo y su potencial para ayudar a Venezuela a salir de la


crisis, uno esperaría que los líderes del país hicieran todo lo posible para evitar
perderla. . . ¿bien?

Piensa otra vez. Después de todo, así es la políIca venezolana. En lugar de intentar
detener la venta de Citgo, las fracciones políIcas en suelo del país prefieren
dedicar sus energías a culparse mutuamente por la pérdida inminente. Escuche a
Nicolás Maduro y oirá que la venta de Citgo es un complot apenas disimulado de
políIcos estadounidenses (y una servil oposición venezolana) para despojar a los
acIvos del país y entregárselos a intereses corporaIvos estadounidenses. La
oposición de Maduro dirá que la pérdida de Citgo ha sido inevitable durante años,
debido a la acumulación de deudas impagables por parte de los gobiernos de
Chávez y Maduro.
Ambas interpretaciones son incorrectas. No hay fundamento para alegar, como
afirma Maduro, que el proceso de ventas esté dirigido por la Casa Blanca para
beneficiar los intereses corporaIvos estadounidenses. De hecho, el juez que
supervisó la venta ha reprendido varias veces al gobierno estadounidense, incluso
argumentando que el Departamento del Tesoro carece de experiencia suficiente
para interpretar sus propias regulaciones.
En lugar de beneficiar a un comprador en parIcular, el tribunal ha tenido especial
cuidado en diseñar un proceso de licitación transparente desInado a compensar
equitaIvamente a los acreedores, muchos de los cuales no Ienen su sede en
Estados Unidos.-
Sin embargo, la historia interesada de la oposición también omite algunos
detalles cruciales. Sí, es cierto que los gobiernos de Chávez y Maduro asumieron
irresponsablemente altos niveles de deuda cuando deberían haber estado
ahorrando ingresos de un auge petrolero sin precedentes. Pero muchos gobiernos
de todo el mundo se endeudan mucho y, como resultado, casi ninguno de ellos
pierde sus acIvos.

Una de las razones por las que los soberanos en mora rara vez pierden el control
sobre sus acIvos extranjeros es que existen importantes salvaguardias legales
que dificultan que los acreedores los embarguen. (¿Recuerdan la fragata
argenIna incautada brevemente por Ellioi Management en Ghana? Ha vuelto a
navegar por el mundo bajo su bandera argenIna). Cuando los gobiernos se
muestran incapaces de pagar sus deudas, normalmente acuerdan un plan de
reestructuración con los acreedores. La abrumadora mayoría de los acreedores
consideran que les conviene llegar a un acuerdo que reduzca la carga agregada de
la deuda a un nivel sostenible. Rara vez optan por entrar en el tortuoso, costoso
e incierto mundo de los liIgios.

Entonces, ¿por qué los acreedores no se sentaron con Maduro para negociar tal
acuerdo? La respuesta es que Estados Unidos les prohibió hacerlo en una orden
ejecuIva de agosto de 2017 que sigue vigente. Luego, en enero de 2019, Estados
Unidos entregó el control de los acIvos de Venezuela en el extranjero a la
oposición de Maduro. Esto significaba que, desde un punto de vista legal, sólo la
oposición podía reestructurar la deuda. Por supuesto, dada su falta de control
sobre los ingresos petroleros del país, esta capacidad no tenía senIdo.

Incluso después de estas decisiones, no estaba nada claro que los acreedores
pudieran apoderarse de Citgo. Claro, Venezuela debía alrededor de 150.000
millones de dólares en deuda externa, pero a principios de 2019 solo una pequeña
fracción de eso (3.400 millones de dólares, para ser precisos) estaba vinculada a
instrumentos que otorgaban a los propietarios un derecho legal firme para
apoderarse de acciones de Citgo.
Hay una gran diferencia entre ser un acreedor quirografario de Venezuela y tener
un derecho sobre Citgo. Para empezar, Citgo es propiedad de un holding que
pertenece a PDVSA, que es legalmente disInto del gobierno de Venezuela. El
principio de responsabilidad limitada, fundamento de la legislación financiera
moderna, establece que los acIvos y pasivos de una empresa son disIntos de los
de su propietario. No se pueden perseguir los acIvos de una empresa para cobrar
la deuda de su propietario, como tampoco se pueden perseguir los acIvos
personales de alguien para cobrar las deudas de una empresa. Ahora, veamos
qué pasó con ese número. En los úlImos cuatro años –bajo la supervisión del
gobierno interino liderado por la oposición– los pasivos adeudados a los
acreedores con derecho legal a embargar acciones de Citgo se mulIplicaron de
3.400 millones de dólares a 23.600 millones de dólares:

La cifra de 2019 fue lo suficientemente pequeña como para que Venezuela


pudiera atenderla incluso con sus agotados ingresos petroleros (de hecho, eso es
exactamente lo que estaba haciendo Maduro hasta que las cuentas bancarias de
Venezuela en Estados Unidos fueron transferidas a Guaidó). La cifra de 2023 es
casi el doble del valor de mercado esImado de Citgo y, por lo tanto,
esencialmente impagable en las condiciones actuales.

¿Por qué estas deudas crecieron tan rápidamente? La respuesta es que una gran
parte de los acreedores argumentaron con éxito que el gobierno venezolano
estaba uIlizando a Citgo para sus propios fines. En jerga legal, demostraron que
PDVSA era un alter ego (literalmente, “otro yo”) de Venezuela. Una vez que se
hace eso, la responsabilidad limitada desaparece y el acreedor Iene rienda suelta
para reclamar los acIvos de una empresa propiedad del deudor. De los 24.000
millones de dólares en pasivos mostrados anteriormente, 19.000 millones de
dólares Ienen su origen directamente en esta decisión.

Lo más sorprendente de la decisión del Tribunal de Delaware es que no tuvo nada


que ver con Maduro. Más bien, se basa en la conclusión de que el gobierno
interino liderado por la oposición había uIlizado a Citgo como instrumento. (La
decisión fue confirmada recientemente por el Tercer Circuito en apelación).

La opinión de 61 páginas del juez Leonard Stark se lee como una lista de lo que se
supone que no debe hacer si quiere evitar que los acreedores se apoderen de sus
acIvos:
“El Gobierno de Guaidó ha accedido a los acIvos de las filiales estadounidenses
de PDVSA en Estados Unidos y los ha uIlizado para financiarse, eludiendo
cualquier derecho que PDVSA pudiera haber tenido sobre los dividendos
corporaIvos. El Gobierno de Guaidó también ha uIlizado acIvos de PDVSA para
financiar la defensa legal de Venezuela. . . PDVSA ha comenzado, para luego
detenerse, pagar sus deudas bajo la dirección de Venezuela. El presidente Guaidó
anunció que Iene la intención de tratar de la misma manera las deudas de
Venezuela y las de PDVSA en una eventual reestructuración de la deuda”.
Detengámonos en este úlImo punto un momento. En julio de 2019, el gobierno
interino publicó un conjunto de directrices para la renegociación de la deuda
externa del país que exigía lo siguiente:

“ . . . no se otorgará ningún trato diferente a los créditos admisibles denominados


en moneda extranjera como resultado de su origen . . ., la naturaleza o domicilio
del Itular del crédito, y/o la idenIdad del deudor del sector público.”
¿Que qué? ¿El gobierno venezolano estaba afirmando que pagaría a un acreedor
de la ley de Nueva York con una sentencia de un tribunal estadounidense en los
mismos términos que a un contraIsta de PDVSA cuyos reclamos sólo eran
teóricamente ejecutables en los tribunales venezolanos? ¿Se estaba
compromeIendo a pagar a los propietarios de bonos de PDVSA en las mismas
condiciones que los bonos de Venezuela, a pesar de que estos úlImos se
coIzaban con una prima del 25% respecto de los primeros? Y lo hizo a plena vista,
sin siquiera afirmar haber consultado al directorio de PDVSA, demostrando así
esencialmente las afirmaciones de los acreedores de que estaba tratando a
PDVSA como un instrumento.
Estas decisiones parecían ditciles de entender en ese momento, y todavía lo son.
Poco después de su publicación, escribí lo siguiente:
“ . . . la única manera en que se puede esperar que Venezuela tenga éxito en
respetar el principio de igualdad de trato es si los acreedores no logran hacer
cumplir sus reclamaciones en los tribunales internacionales”.
Aún no está claro por qué el gobierno interino tomó decisiones tan claramente
perjudiciales para la nación. Debería preocuparnos saber que una de las empresas
que se benefició materialmente del fallo de Delaware también había empleado
anteriormente al funcionario responsable de muchas de estas decisiones. La
existencia de graves y graves conflictos de intereses de esta magnitud ameritaría,
como mínimo, la apertura de una invesIgación exhausIva y transparente.
Lamentablemente, hasta la fecha los dirigentes de la oposición han mantenido un
silencio ensordecedor.
Durante años, los venezolanos han confiado en las perspecIvas de un cambio
democráIco para poner fin a la corrupción y los abusos desenfrenados del
régimen de Maduro. Pero en muchos casos en los que la oposición ha
administrado fondos, han surgido acusaciones de mala gesIón, corrupción y
amiguismo. No sorprende que personas ajenas a la políIca que no desempeñaron
ningún papel en el gobierno interino de la oposición encabecen actualmente las
encuestas para las próximas elecciones presidenciales.
Maduro y la oposición podrían haber acordado una estrategia conjunta para
negociar con los acreedores y salvaguardar a Citgo. Por el contrario, uIlizaron su
control sobre los acIvos de la nación para su propio beneficio políIco y personal,
lo que llevó a Venezuela a perder una importante fuente de ingresos que tanto
necesitaba para abordar su emergencia económica y humanitaria. Una vez más,
los venezolanos tuvieron que pagar la factura del destrucIvo conflicto políIco del
país”.
Es de resaltar que Juan Guaido y sus más cercanos colaboradores entre ellos
CARLOS VECCIO supuestos embajador en USA, su relacionado de negocios de
TRETON OIL, JESUS PEREZ ORORPEZA, la direc?va de Citgo ad hoc Carlos, Jordá
Presidente Director CITGO Petroleum Corpora?on, HORACIO MEDINA de la junta
de PDVSA adhoc, son responsables del mal uso de estos fondos lo cuales deber ser
profundamente inves?gados por la oficina que Ud. dignamente dirige. –
Por todo lo brevemente expuesto solicitamos a este despacho fiscal aperture una
averiguación criminal contra:
JUAN GUAIDO MARQUEZ
CARLO VECCIO
JESUS PEREZ ORORPEZA
HORACIO MEDINA
CAROS JORDA
Igualmente establezca demás responsables que considere prudente por el manejo
y malversación de los fondos a los que hace referencia la sentencia de la Corte de
Delaware, la cual es ra?ficada por la Suprema Corte de los Estados Unidos en fecha
8 de enero 2024 expedientes signados con los numero: 20-290LPS; 20-257-LPS; 20-
46-LPS; y 20-481-LPS de la Corte del Distrito de Delaware Juez LEONARD STARK.-
Es jus?cia que esperamos a la fecha de su presentación

ALEJANDRO TERAN MARTINEZ


ALEJANDRO TERAN MARTINEZ
PARTICULAR

1/8/2024

Merrick B. Garland
ATTORNEY GENERAL OF THE
United States of America
U.S. Department of JusIce
Criminal Division
950 Pennsylvania Avenue, NW
Washington, DC 20530-0001
Present.-

Mr. Ajorney General of the Republic


Who subscribes Alejandro Terán Mar:nez Venezuelan of legal age holder of
Venezuelan iden?ty card number 8,921,451, in my capacity as affected by the
decisions and other ac?ons that against the oil company CITGO put at risk the
interests of the Bolivarian Republic of Venezuela; It occurred before your authority
in order to manifest a series of public events that could be among those described
in the an?-corrup?on act as a crime. -

On January 8, 2024, the Supreme Court of the United States has just ra?fied the
decision made by the Delaware court in which the embezzlement of funds in the
case of 20 billion dollars is made clear, clearly affec?ng the creditors of the oil
industry, as well as the general interests of the na?on. –
In the decisions it is made clear that the so-called interim government of Guaido
and its closest collaborators commijed acts that must be inves?gated by this
na?onal jus?ce office. -
Funds from the United States of North America, as well as its taxpayers, were
wasted on aid and other events that affect the supreme interest of this na?on,
together with the Venezuelan interest in this State. -
Inexplicably, former President Donald Trump, today subject to several
inves?ga?ons, disposed of this asset to a government without any recogni?on,
alloca?ng funds from this country to finance this illegality that is s?ll totally crazy
today, the true purpose of which is unknown. -
It is noteworthy that Juan Guaido and his closest collaborators, including CARLOS
VECCIO, alleged ambassador to the USA, his business associate at TRETON OIL,
JESUS PEREZ ORORPEZA, the Citgo board ad hoc Carlos, Jordá President Director
CITGO Petroleum Corpora?on, HORACIO MEDINA The PDVSA adhoc board is
responsible for the misuse of these funds, which must be thoroughly inves?gated
by the office that you worthily direct. -
The past 2023 Francisco Rodríguez as a profesor of public and interna?onal affairs
at the University of Denver. Wrote the following ar?cle in the financial ?me the
following informa?on:

“A Delaware court will soon begin an aucIon for Citgo Petroleum, the seventh-
largest oil refiner in the United States. Barring an unlikely last-minute deal, the
company will be aucIoned off to pay unpaid debts of its owner, the Venezuelan
government.

Venezuela is reeling from the largest economic contracIon in the modern history
of the Western hemisphere. Citgo, whose refineries are tailored to process
Venezuelan oil, could play an important role in the country’s economic recovery.
The company’s market value is roughly one-seventh of the country’s gross
domesIc product, and its annual profits are greater than the amount Venezuela
spends on food imports in a year.

Given Citgo’s sheer size and its potenIal for helping Venezuela out of crisis, one
would expect the country’s leaders to be doing everything possible to avoid losing
it . . . right?

Think again. This is Venezuelan poliIcs, ayer all. Rather than trying to stop the
sale of Citgo, the country’s dueling poliIcal facIons prefer to devote their
energies to blaming each other for the impending loss. Listen to Nicolás Maduro
and you will hear that the sale of Citgo is a thinly veiled plot by US poliIcians (and
a subservient Venezuelan opposiIon) to strip away the country’s assets and hand
them over to US corporate interests. Maduro’s opposiIon will say that Citgo’s loss
has been inevitable for years, because of the accumulaIon of unpayable debts by
the Chávez and Maduro governments.
Both interpretaIons are incorrect. There is no basis to allege, as Maduro claims,
that the sales process is being directed by the White House to benefit US
corporate interests. In fact, the judge overseeing the sale has rebuked the US
government several Imes, even arguing that the Treasury Department lacks
sufficient experIse to interpret its own regulaIons. Rather than benefit any
parIcular buyer, the court has taken special care to design a transparent bidding
process aimed at equitably compensaIng creditors — many of which aren’t US
based.
Yet the opposiIon’s self-serving story leaves out some crucial details as well. Yes,
it is true that the Chávez and Maduro governments irresponsibly took up high
levels of debt while they should have been saving revenues from an
unprecedented oil boom. But many governments around the world become
highly indebted, and almost none of them lose their assets as a result.

One reason why defaulIng sovereigns rarely lose control over their foreign assets
is that there are important legal safeguards that make it difficult for creditors to
seize them. (Remember the ArgenIne frigate briefly seized by Ellioi
Management in Ghana? It’s back sailing the world under its ArgenIne flag). When
governments prove unable to pay their debts, they usually agree on a
restructuring plan with creditors. The overwhelming majority of creditors find
that it is in their interest to reach a deal that lowers the aggregate debt burden to
a sustainable level. They rarely choose to enter the tortuous, costly and uncertain
world of liIgaIon.

So why didn’t creditors sit down with Maduro to negoIate such an agreement?
The answer is that the US forbade them from doing so in an August 2017 execuIve
order that remains in effect. Then, in January of 2019, the US handed the control
of Venezuela’s overseas assets to Maduro’s opposiIon. This meant that from a
legal standpoint, only the opposiIon could restructure the debt. Of course, given
its lack of control over the country’s oil revenues, this capacity was meaningless.

Even ayer these decisions, it was far from clear that creditors would be able to
seize Citgo. Sure, Venezuela owed around $150bn in external debt, but as of early
2019 only a Iny fracIon of that — $3.4bn, to be precise — was Ied to instruments
that gave owners a firm legal right to seize Citgo shares. There’s a big difference
between being an unsecured creditor of Venezuela and having a claim on Citgo.
For starters, Citgo is owned by a holding company that belongs to PDVSA, which
is legally disInct from the government of Venezuela. The principle of limited
liability, the bedrock of modern financial legislaIon, establishes that the assets
and liabiliIes of a firm are disInct from those of its owner. You can’t go ayer a
company’s assets to collect on its owner’s debt any more than you can go ayer
someone’s personal assets to collect on a company’s debts.

Now, let’s look at what happened to that number. Over the past four years — on
the opposiIon-led interim government’s watch — the liabiliIes owed to creditors
with a legal right to seize Citgo shares mushroomed from $3.4bn to $23.6bn:

The 2019 number was small enough that Venezuela could service it even with its
depleted oil revenues (in fact, that is exactly what Maduro was doing up unIl
Venezuela’s US bank accounts were transferred to Guaidó). The 2023 figure is
almost double the esImated market value of Citgo, and thus essenIally
unpayable under current condiIons.

Why did these debts grow so rapidly? The answer is that a large share of creditors
successfully argued that the Venezuelan government was using Citgo for its own
purposes. In legalese, they showed that PDVSA was an alter ego (literally,
“another self”) of Venezuela. Once you do that, limited liability goes out the
window, and a creditor has free rein to claim the assets of a firm owned by the
debtor. Of the $24bn in liabiliIes shown above, $19bn have their origin directly
in this decision.

What is most striking about the Delaware Court’s decision is that it had nothing
to do with Maduro. Rather, it is based on the finding that the opposiIon-led
interim government had used Citgo as its instrumentality. (The decision was
recently upheld by the Third Circuit on appeal.)

Judge Leonard Stark’s 61-page opinion reads like a list of what you are not
supposed to do if you want to avoid creditors seizing your assets:

“The Guaidó Government has accessed PDVSA’s US subsidiaries’ assets in the


United States and used them to fund itself, bypassing any right PDVSA may have
had to corporate dividends. The Guaidó Government has also used PDVSA assets
to fund Venezuela’s legal Defense . . . PDVSA has started, only later to stop, paying
its debts at the direcIon of Venezuela. President Guaidó announced that he
intends to treat Venezuela’s debts and PDVSA’s debts the same in an eventual
debt restructuring.”
Let’s stay with this last point for a minute. In July of 2019, the interim government
published a set of guidelines for the renegoIaIon of the country’s external debt
which mandated that:

“ . . . no different treatment shall be accorded to eligible foreign currency-


denominated claims as a result of their origin . . ., the nature or domicile of the
holder of the claim, and/or the idenIty of the public sector obligor.”
Say what? The Venezuelan government was staIng that it would pay a New York
law creditor with a US court judgment on the same terms as a PDVSA contractor
whose claims were only theoreIcally enforceable in Venezuelan courts? It was
commi}ng to pay owners of PDVSA bonds on the same terms as Venezuela
bonds, despite the fact that the laier were trading at a 25% premium to the
former? And it was doing so in plain sight, without even claiming to have
consulted the PDVSA board, thus essenIally proving creditor claims that it was
treaIng PDVSA as an instrumentality.

These decisions seemed hard to understand at the Ime — and sIll do. Shortly
ayer they were published, I wrote that:

“ . . . the only way in which Venezuela can be expected to be successful in holding


to the equal treatment principle is if creditors prove unsuccessful in enforcing
their claims in internaIonal courts.”
Why the interim government took decisions so clearly prejudicial to the naIon
remains unclear. It should trouble us to learn that one of the firms that materially
benefited from the Delaware ruling had also formerly employed the official
responsible for many of these decisions. The existence of grave and serious
conflicts of interests of this magnitude would, at the very least, merit the opening
of a thorough and transparent invesIgaIon. Regreiably, to this date the
opposiIon leadership has remained deafeningly silent.
For years, Venezuelans have put their confidence in the prospects for democraIc
change to bring an end to the Maduro regime’s rampant corrupIon and abuses.
But in many cases where the opposiIon has managed funds, accusaIons of
mismanagement, corrupIon and cronyism have emerged. It is not surprising that
poliIcal outsiders who played no role in the opposiIon’s interim government are
currently leading in polling for upcoming presidenIal elecIons.
Maduro and the opposiIon could have agreed on a joint strategy to negoIate
with creditors and safeguard Citgo. In contrast, they used their control over the
naIon’s assets for their own poliIcal and personal gain, leading Venezuela to lose
an important source of revenue sorely needed to address its economic and
humanitarian emergency. Venezuelans were once again ley to foot the bill for the
country’s destrucIve poliIcal conflict.”

For the previous briefly stated, we do request that this ajorney office open a
criminal inves?ga?on against: JUAN GUAIDO MARQUEZ CARLO VECCIO JESUS
PEREZ ORORPEZA HORACIO MEDINA CAROS JORDA And other responsible persons
who consider prudent for the management and misappropria?on of the funds
referred to in the ruling of the Delaware court and ra?fied by the Supreme Court of
the United States on January 8, 2024, files signed with the number: 20- 290LPS; 20-
257-LPS; 20-46-LPS; and 20-481-LPS of the District Court of Delaware Judge
LEONARD STARK.-

The jus?ce guides our acts.

ALEJANDRO TERAN MARTINEZ

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