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"oficio", que Freud llamaba "imposible", entran en juego TEXTOS


elementos inconscientes junto a los de dirigir y curar.
El problema consiste en que el saber analítico no sea "letra
muerta" ni se presente como una ideología pedagógica. Para
el docente, estar formado en el análisis significa, como diji-
mos, situarse mejor respecto de él mismo y de lo que hace.
Terminemos con dos citas aparentemente contradictorias
pero que van en el mismo sentido y que ponen al sujeto que
enseña en el centro del proyecto analítico de una formación
docente.
Charles Baudoin escribió, en L'ame enfantine et la psycha-
nalyse: "El maestro tiene muchas posibilidades de ei;nplear de ACERCA DE LO PEDAGÓGICO Y DE LO PSICOANALÍTICO
manera útil sus conocimientos psicoanalíticos ... En innume-
rables circunstancias podrá comprender analíticamente al
alumno, aclarar su propia religión al descubrir cuáles son los • T. l. Claude Rabant,
complejos que están rigiendo tal o cual de sus actos ... Una vez Definir un campo pedagógico
que se adquiere este conocimiento, se puede admitir un
método que el maestro, simplemente, considerará y según el La pedagogía sólo plantea problemas en el ipomento en que se
cual se comportará". recortan y se reflejan en ella desfasajes y contradicciones que, de
En el Informe final de la comisión "Psicoanálisis y educa- golpe, vuelven su existencia y su posibilidad problemáticas para
ción" de un congreso internacional de ciencias de la educación una determinada cultura: desfasaje entre el saber y los métodos
que se efectuó en 1973, leemos: "En el punto al que hemos de su transmisión, entre el pasado del saber y su futuro, entre
llegado, la interacción entre lo psicoanalítico y lo pedagógico el saber y la sociedad, crisis interna del propio saber y, más a llá
es tal que el docente no posee ya más un saber que es letra del saber, contradicciones .de una sociedad que se traducen en el
muerta, que ya no está más en una situación de analista (que campo de sus instituciones escolares. El interés por la pedagogía
no es la suya), sino que existe una posibilidad para que la puede ser una manera de engafiarse sobre estos desfasajes y el
lectura del campo pedagógico y la lectura de él mismo en ese verdadero lugar en el que se producen, intentando superarlos en
campo puedan formularle preguntas sobre su práctica y el interior mismo de la relación pedagógica en la que se traducen.
ponerlo en la posición de crear". 43 En efecto, la escuela en tanto lugar en el que se reflejan y se
mediatizan las relaciones de fuerza en una relación de saber
proporciona un modelo-reducido de las relaciones sociales,
políticas y económicas, sobre el que se quiere operar directa-
mente; aunque desfasado, desplazado, condensado , ese mo-
delo-reducido puede dar la idea de que, a través suyo, es
posible resolver directamente las contradicciones que mani-
fiesta y que vienen de otro lado, al reconstituir, precisamente,
toda la sociedad sobre la base del modelo de Ja relación pedagó-
gica. Si el fracaso de una pedagogía es el signo o el síntoma de
las contradicciones de una sociedad, podemos pensar en curar al
enfermo al curar el síntoma y convertir a unanueua pedagogía en
el signo precursor y en el símbolo eficaz de una nueva sociedad.
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Pero esta operación sólo es posible si el canto pedagógico puede
Coloquio sobre L'apport des sciences fundamentales aux sciences de
constituirse como una pura relación con el saber, en el que el
l'éducation [El aporte ele las ciencias fundamentales a las ciencias ele la
educación], Ecl. de !'Epi, 1976.
deseo y Ja violencia no tendrían efectos, de manera que, a

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cambio, la función pura de saber pueda anular en todo lugar el en dicho campo, la manera en que el deseo del pedagogo la
deseo y la violencia. provoca para un (unos) a lumno(s). En con secuencia, la eficacia
Ahora bien, esto no suced e en ningún modo , y la crisis que constitutiva del campo pedagógico, sin la cual se desvan ece,
vivimos, en el interior de la cual la pedagogía plantea problemas , proviene menos del saber mismo que de lo que supone sobre el
consiste más bien en el fu erte retorno, dentro de la escuela, de lo representa nte del saber y sobr e la manera en qu e él sostiene la
que ésta pretendía m a ntener afuera, y cuyos efectos esperaba función; el saber no interviene más que en una posición media-
anular, a saber: la sexualidad y la política. Ambos r etornan en el tizada y según el lugar desde el cual se lo evoqu e; su función
campo del saber con una violencia que hace que la pedagogía pedagógica no puede ser provocada m ás que a llí donde el deseo
estalle, en la m edida en que se basa, por completo, en su exclusión del pedagogo cruza el deseo del alumno , a llí donde el deseo los
o en su r epresión fu era de su propio campo, en el que está constituye respectivamente como tales, en una posición determi-
destinada, en un único y el mi smo gesto, a producir y a ocultar. nada en cua nto a l saber en r elación con el cual se distribuyen. Lo
Y este r etorno viene a romper el orden calmo de las 7elaciones que el a lumno s upon e de su maestro, lo que desea en cuanto al
establecidas, en el corazón mismo del saber. P ero lo que hace es saber, a quello por lo cual, jus tamente, se plantea como alumno,
desenmas carar la s ubversión que el deseo y la violenci a no y lo que, en cambio, el maestro sostiene de este deseo, por el
dej aron de operar en el campo pedagógico, del que se pensaba que mi smo nombre que tiene, es decir la maner a en la que hace
est aban excluidos. intervenir el saber para el alumno, son la condición necesaria y
¿Cómo definir el campo pedagógico? Digamos, como punto de suficiente para que surj a ese campo que denominamos escuela.
partida, que es esencialmente un espacio constituido por la
intervención de una función de saber, en tanto que un pedagogo "L'illusion pédagogique", L 'inconscient, Revue de Psychanalyse,
la r epresenta para un (unos) a lumno(s). Pero esta fun ción pu ede Nº 8, octubre de 1968, PUF, pp. 90-92.
tener di stintas modalidades, o varias forma s de intervención: e l
saber puede provocarse de varias maner as en este campo, no
tanto según las personas qu e están involucradas, sino según el • T. 2. Willy Kuendig,
corte que en él opera el deseo y segú n la dis tribución de los No se puede p racticar el p sicoanálisis en la escuela
lugares que inaugura en es t e campo con su afu era, con lo que
excluye o, por el contrario, r epresenta . Lo que querría analizar No se puede practicar el psicoanálisis en la escuela por la simple
aquí es la modificación qu e se produjo en la función del saber e n y pura razón de que ninguna de las condiciones específicas y
el nivel de la pedagogía, y qu e ha podido producir un mod elo id ea l necesarias del psicoanálisis se dan en la escu ela .
de relación pedagógica, el desplazamien to de las posicion es del E l psicoan álisis es, en su origen, un a práctica t erapéutica de
maestro y del a lumno que intervino en un ca mpo pedagógi co en las neurosi s y el médico que trata a un enfermo, de hecho, está
el que se pensó introducir la instancia de la ciencia . Aná li sis qu e interesado por la enfermedad que, en cierto modo, juega un papel
tiene como resulta do qu e aparezca cómo, en el campo así modi- de tercero mediador. Después de la cura, las r ela ciones instaura-
flcado, el deseo juega a s u manera, que muestre que el saber se das ya no tienen razón de ser. En psicoanálisis, es tas rela ciones
ins taura no sin da rl e una vuelta a s u manera , no sin provocar son tanto más rigurosas cuanto qu e el enfermo debe ser el único
violen cia en sus personajes . obj eto m ediador si se tiende a la eficacia del tratamiento. Si, por
La man er a en q ue el deseo d el pedagogo sostiene la función del a lguna r azón, el médico se ve obligado a ocuparse de otra cosa que
saber en el ca mpo pedagógico traza las líneas de fu er za que su paci ente, el tra tamiento fracasará.
definen el espa cio como campo pedagógico. En este sentido , un Por eso, lo que se entiend e por psicoanálisis, en sentido
espacio de este tipo no es otra cosa que un lugar en el que está un estricto del término, es a lgo imposible en la escuela . El maestro
pedagogo, en el que algui en ace pta ser para otros el representan- no pu ede ser el m édico de sus alumnos y, justa mente, porque es
te del saber. Donde hay un pedagogo hay peda?ogía, en t anto la docente, el educador t¡ue él es debe ocuparse de ellos de mil y una
función de saber interviene en cuanto existe a lguien que sea su maneras . É l no es el extraño -el m édico- al qu e uno le confia un
sostén y el campo está provocado en cuanto un pedagogo se presta sufrimiento y del qu e uno se pone a dis posición el tiempo que sea
a la suposición de que él representa el saber. Todo lo qu e se tra- necesario. Por el contrario, encarna la autoridad, es el superior
ta de definir es la m anera en que la función de saber interviene que cas tiga, elogia, censura, prohíbe, a utoriza, en resumen, el

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que frente a sus alumnos y a través de diferentes comportamien- El maestro no debe abordar nunca a sus alumnos con la
tos plantea valores. Por eso el alumno no lo ve como "imago", intención de "ver" en ellos como un psicoanalista, de examinar en
según los términos del psicoanalista, como imagen en la que el qué medida no tienen defectos y de poner con la mayor frecuencia
paciente proyecta a algunos de sus seres cercanos o alguno de sus posible su arte a prueba, no debe querer descubrir y probar los
conocimientos; los alumnos ven más en su maestro una realidad casos citados por la literatura analítica. Tiene que dejar que
y ahí es donde fracasa el tratamiento analítico en el sentido de un lleguen las oportunidades de ejercer su actividad específica,
verdadero psicoanálisis, aunque el maestro y el analista posean aprehenderlas en el momento en que las encuentre, intervenir si
plenamente la técnica del análisis. Como mucho puede sacar una juzga que es útil. Si se produce una oportunidad, el educador
espina del alumno, pero nunca podrá JI vara cabo una operación sensible reaccionará según lo que mande su corazón para soco-
quirúrgica importante. Quizás pueda resolver un bloqueo ayu- rrer y tranquilizar, prevenir y estructurar. Su inconsciente
dándolo a asumir un conflicto, de la misma manera que podrá reaccionará enseguida según la constelación en cuestión y deter-
anular una restricción leve, desarticular una hostilidad que minará su comportamiento . De algún modo, apreciará la oportu -
molesta en el trabajo en el aula; incidentes menores, observacio- nidad, porque reflexionará para saber si tiene que intervenir o si,
nes, textos libres, proposiciones espontáneas de parte de los primero, tiene que esperar y seguir sus observaciones hasta que
alumnos podrán ayudarlo a hacerse una idea del clima del aula esté lo suficientemente seguro de la especificidad del caso en
en general y de la mentalidad de sus alumnos en particular. cuestión.
Puede hacer un trabajo preventivo cuando la salud mental de un Los logros que se pueden obtener de esta manera están
alumno está amenazada y, a la inversa, puede provocar en éste condicionados o, si se prefiere, se hacen posibles por -digámoslo
una situación conflictiva si esto es útil para su educación. Pero groseramente- la actitud general ante la vida que el análisis
todo esto no es de ningún modo psicoanálisis, es pedagogía con permitió que el educador adquiriera. Esta orientación diferente
orientación psicoanalítica, es decir, una práctica educativa que implica una concepción totalmente diferente de la educación. No
utiliza para sus fines los descubrimientos del psicoanálisis. Por solamente los logros puramente educativos, sino también todos
supuesto que en muchos casos el maestro podrá influir en el los resultados intelectuales que hay que exigir de los alumnos,
alumno de manera duradera y determinante. Pero nunca podrá muestran con claridad esta influencia. En otros términos, aparte
ver en las profundidades de su alma, ni provocar, en virtud de un del nivel puramente intelectual de los alumnos, los resultados
control permanente, las transformaciones fundamentales que dependen en una amplia medida de su actitud (mental) hacia el
un analista puede provocar en un paciente. El docente debe docente o, como dice el psicoanalista, de la transferencia en
atenerse a una pedagogía de orientación analítica y al principio general. Tienen una coloración afectiva, según que el alumno
de que más vale prevenir que curar. t enga una actitud negativa o positiva respecto del docente. Los
Pretender que el psicoanálisis es algo imposible en la escuela resultados son tanto mejores cuando el alumno se siente com-
es lo mismo que decir que la técnica analítica propiamente dicha prendido por el maestro que le demuestra simpatía. La inversa
no puede ser aplicada allí. La "técnica" del docente con orienta- también es verdadera y se aplica a la educación en general. [... ]
ción psicoanalítica, si se puede llamarla así, sólo está emparen- El que vaya a una clase para conocer el método psicoanalítico
tada en pequeños detalles con la del médico psicoanalista. Su saldrá decepcionado cuando no vea, en el fondo, otra cosa que la
manera de ser con el alumno está tan íntimamente cargada de que vio en otras aulas; quizás lo que lo asombre sea la relación
tacto, es tan intuitiva, que no podemos describirla de una manera especialmente cálida de los a lumnos para con el maestro, y la
reglamentaria; el maestro debe remitirse solamente a su senti- evidencia y la naturalidad con que los errores y las faltas de los
miento. Tiene que tener siempre presente que no está tratando seres hum anos se conciben y se comentan; esta relación es más
con a dultos, sino con niños y, por lo tanto, con un material fami liar que en muchas aulas en las que el maestro se comporta
extremadamente plástico, cuyas características cambian de un como un déspota, en las que utiliza la regla, en las que no conoce
caso al otro. El maestro debe tener una disposición innata para más que los conceptos del bien y del mal para juzgar lo que lo
el intercambio entre humanos, en este caso niños, a los que hay rodea y en las que se presenta como un personaje omnisciente e
que educar; tiene que estar provisto de un poder intuitivo y de infalible. Quizás lo último parezca exagerado pero, honestamente,
delicadeza. Estas cualidades, que no se aprenden, pueden afinar- nos preguntamos si en nuestro siglo, que es el siglo del niño, un
se con la experiencia. [... ] residuo de la mentalidad del maestro de antes no sigue subsistien-

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En la medida de lo posible, se trata de superar la culpa
do y, a veces, de manera manifiesta, en casi todas las aulas. En inherente a toda situación en la que la motivación desinteresada
oposición, el maestro que proponemos nosotros será para los ceda bruscamente el lugar a la conciencia de la búsqueda del
alumnos más un compañero experimentado que los ayude a crecer, placer y del temor por el sufrimiento y la muerte. Superar la
no el que transmite órdenes a los seres jóvenes que se le han culpa pasa por el reconocimiento de la sublimación. El docente es,
confiado. [... ] por estatus y condición, un intelectual, a menudo mucho más
La ligazón entre los resultados escolares y la afectividad idealista y purista en sus juicios de valor, por el hecho de que
quizás sea más comprensible si utilizamos palabras más corrien- pretende ser objetivo, inclusive materialista en el nivel de sus
tes como simpatía y antipatía en lugar de hablar de "transferen- análisis . Es saludable que él sea capaz de decirse de frente que,
cia negativa y positiva". Que se nos permita recordar una vez más en el ejercicio más sublimado de su actividad intelectual y
que los resultados escolares no dependen únicamente del nivel pedagógica, es un ser de deseo, que busca su placer, que teme el
intelectual del alumno , ni de sus dotes, ni de la transferencia con sufrimiento, la frustración, la muerte; que éstas son actitudes
el maestro. También puede producirse un bloqueo cµando la fundamentales, que no tienen naturaleza diferente cuando se
constelación de los tres factores citados es desfavorable. En ese ejercen a propósito del saber y de la enseñanza o cuando lo hacen
caso, igualmente, es posible que un docente encuentre la razón de a propósito del seno materno o del sexo.
este bloqueo y que, una vez que la haya descubierto, libere una Liberarse de su propia máscara es la primera exigencia. Saber
fuerza de trabajo que pueda llevar a buenos resultados. que en el acto pedagógico, frente a los alumnos, sentimos un
Sin embargo, no hay que esperar que en esos casos el descu- deseo de poder, de dominación, de placer posesivo. Darse cuenta
brimiento lleve enseguida a una actitud positiva frente al traba- del peligro. Peligro tanto más grave cuanto que este deseo es
jo. Descubrir no es lo mismo que asumir. recuperado y utilizado por el sistema escolar para fines de
a li enación propios de la sociedad.
"Une pratique pédagogique dans le secondaire: aper~us psycha- Pero, al mismo tiempo, evitar la trampa de la pureza, de lo
nalytiques", en M. Cifali y J. Moll, Pédagogie et psychanalyse,
Dunod, traducción del texto de 1927 por J. Mall.
angelical, del idealismo. Con el pretexto de evitar el carácter
a lienante del deseo y del poder, el docente será conducido a
buscar una inaccesible asepsia pedagógica, a castrarse a sí
mismo al renunciar a cualquier intervención. La tentación
reside en caer en el dilema: o dejar el trabajo, o volver a su
• T. 3. JacquEJs Natanson, ejercicio más tradicional rechazando aceptar el análisis.
Asumir el enfoque psicoanalítico de lo pedagógico
L'éducation impossible, Ed. Universitaires, 1973,
Todo intento de reducción de las actitudes manifiestas con pp. 70-71, 95-97. [Traducción a l castellano: La enseñanza
resortes ocultos, por más objetiva que pretenda ser, se siente, imposible, Madrid, Sociedad de Educación de Atenas, 1976.]
necesariamente, como crítica, como desmitificadora pero, al
mismo tiempo, como agresiva y un tanto despectiva; especial-
mente cuando se usan conceptos psicoanalíticos. Se siente agre-
sión cuando el conjunto de las motivaciones y de las justificacio-
nes que un individuo se da de sus conductas y de sus actitud es· se
reduce a pulsiones fundamentales, descripto en términos de EL NIÑO PARA EL MAESTRO
deseo, de placer, de miedo. Es feo tener miedo, es más o menos
vergonzoso sentir placer, es inquietante y enseguida intolerable
descubrir que eso es lo que uno hace cuando creía servir de • T. 4. Georges Manco,
manera desinteresada a la cultura y al futuro de la nación al Sobre el inconsciente del maestro
iniciar a las jóvenes generaciones en las adquisiciones y los
valores de ::, ·,1 natrimonio. La relación alumno-maestro depende, en gran parte, de lo que
Sin embargo, no porque un descubrimiento sea desagradable el maestro es inconscientemente. De su .rado de madurez
deja de ser verdadero.
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afectiva, de sus reacciones frente al comportamiento inconscien- Desde este punto de vista, la elección de la profesión está
te del niño, resultará la naturaleza del diálogo que mantengan. orientada, en general, por deseos inconscientes de los maestros.
Se ha dicho a veces que Aichorn, que tuvo el coraje de tratar Éste es profesor para seguir en el mundo de la infancia y huir de
a los delincuentes más duros, los curó más por sus cualidades y la realidad de los adultos. Ese otro busca una afirmación más
su fuerza interior que por su método. sencilla de él mismo. Aquél obedece a tendencias homosexuales
Con mucha frecuencia el educador se encuentra frente a dos o sádicas inconscientes. Algunos obedecen al deseo de tener el
alumnos: el que está frente a él y el niño reprimido en él. Trata papel del padre, y otros, al deseo de compensar celos fraternos
al primero como si hubiese vivido el segundo, sin ser consciente reprimidos.
de esto. Todos estos sentimientos de los que los interesados no son
Es evidente que si el maestro es inmaduro va a reaccionar plenamente conscientes determinarán su actitud respecto de los
inconscientemente frente a la natural inmadurez del niño. Ya niños.
hemos visto que la sensibilidad del niño pide del aduJto lo que
éste tiene de más arcaico, es decir, lo que conserva ifÍconscien- Psychanalyse et éducation, 1967, Ed. Montaigne,
t emente de deseos insatisfechos y de inseguridad. reedición, Champs-Flammarion, 1993, pp. 177-179.
El niño que sigue vinculado a fijaciones orales, intenta captar
la sensibilidad del maestro. El niño agresivo o culpable provoca
la agresividad del adulto y su castigo. De manera más general,
el alumno descubre las debilidades y depresiones del maestro • T. 5. Siegfried Bernfeld,
para liberarse de las obligaciones educativas. Los psicoanalis- El educador frente a dos niños
tas saben cuán sensibles son ciertos psicóticos a su cansancio o
a una momentánea depresión. Si se teje algún tipo de relación entre el niño y el ed ucador, el
Si el maestro tiene una madurez personal que le permitió resultado inevitable y, para decirlo así, automático, es una
resolver sus propias dificultades, podrá ayudar al niño a vivir y situación edípica, de ambas partes. El niño amará a su docente
a resolver las suyas. No reaccionará afectivamente frente a las (o lo odiará o lo odiará aunque lo ame), exactamente como ama
reacciones transferenciales de sus alumnos. o amaba a su madre o a su padre. Por lo tanto, le presenta con
Sin dudas, el niño que es el alumno no representa en el impetuosidad, con obstinación y, si es necesario, con astucia, los
inconsciente del maestro valores simbólicos tan investidos afec- deseos que les presentaba a sus padres; se verá obligado a
tivamente como en el inconsciente de los padres. Pero, sin soportar la suerte que estos deseos le habían valido en su
embargo, el niño sigue siendo un símbolo cargado de resonan- momento. En cuanto al educador, ¿qué otra cosa podría hacer
cias afectivas en el inconsciente del adulto. Atrae inconsciente- más que asumir esté papel, ame o no al niño? Prosigue la obra de
mente al que sigue vinculado con su propia infancia; provoca el los padres, en general con otros medios, o la r epite con una nueva
sadismo a través de su debilidad y el autoritarismo por su forma para el niño; en otros términos, trabaja para poner fin a su
pasividad; llama a la libido por su necesidad de ternura y a la complejo de Edipo, aunque el amor sexual del niño para con él no
ansiedad por su falta de dominio de sus pulsiones. Le da un sea incestuoso y su agresividad no sea un deseo de matar al
sentimiento de superioridad al adulto que se siente inferior. padre. Lo importante es que el educador ama al niño. En efecto,
Hace nacer la angustia en el masoquista frente a su agresividad. cumple este papel voluntariamente, con entusiasmo y olvidándo-
Atiza las tendencias sexuales perversas por su incompletud se de él mismo, empujado por una compulsión a repetir o, al
sexua l y capta la necesidad de ternura de los adultos inmaduros. menos, por las huellas de su propio complejo de Edipo. Ese niño
Todas estas catexis afectivas explican que el niño sea con tanta que está frente a él es él mismo a la edad en la que era niño. Con
frecuencia objeto de los sentimientos más contradictorios y de los mismos deseos, los mismos conflictos, los mismos destinos.
las pulsiones más groseras de los adultos. Por otra parte, Aquí, las diferencias no cuentan. Son las diferencias del Yo, en la
sabemos que el niño con frecuencia tiene el papel de víctima de medida en que ti enen alguna importancia, pero no las diferencias
la criminalidad a dulta, para la que es una presa elegida. Tanto de las pulsiones y de los deseos. Ahora bien, lo que este educador
más cuanto que en el adulto perturbado, el inconsciente está hace, lo que satisface y lo que prohíbe, es lo que hicieron,
habitado por su propia infancia. satisficieron y prohibieron sus propios padres. En esta relación

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pedagógica de a dos, figura dos veces: como niño y como educador. puede o debe autorizar, en tanto m edio para transformar y salvar
Podrá decirse que esta situación es compleja, pero no es todo. En a la humanidad, este acto reprensible en sí mismo.
efecto, en tanto educador, no es un "él", un Yo, sino un Yo
pensante y actor, al que se opone una fuerza extraña al yo, a Sisyphe ou les limites de l'éducation, 1925, trad, Payot, 1975,
saber, los deseos pulsionales de lo reprimido que hay en él; esta pp. 163-165. [Traducción al castellano: Sísif'o o los límites
fuerza lo empuja hacia delante o lo inhibe, depende del caso. Así, de La educación, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975.)
el educador está frente a dos niños: el que debe educar y el que
está en él, reprimido. No puede hacer otra cosa que tratar al
primero como vivió al segundo. En efecto, lo que era bueno para
uno debe serlo para el otro. Y repite los acontecimientos del fin • T. 6. Janine Fillou x,
de su complejo de Edipo tomando como actor tanto al otro niño Sobre la imagen de alwnno
como a él mismo. Así actúa inclusive cuando parece h acer lo
contrario de todo lo que sus padr es hicieron con él. / Así, todo sucede como si el docente se encontrara enfrentado a
De esta manera, pienso que esta situación del pedagogo es dos imágenes contradictorias de su público: la del alumno y la del
extremadamente compleja e imagino que mi pobre lector ve joven, im ágenes que compiten en términos opuestos con el
desaparecer su esperanza de descubrir, entre este torbellino de proceso de falta de adaptación a la situación escolar; el débil
afectos, un poco de activid ad racional, dirigida a un fin determi- grado de madurez del alumno y el alto grado de adultez del joven
nado, según principios y resultados de la experiencia. Sin embar- se conjugan para reforzar este proceso.
go, es a lgo que todavía espera: esta situación del pedagogo, según Pero se ve claramente que la m anera de juzgar la adaptación
parece, le ofrece la posibilidad de profundas satisfacciones, ya o la falta de adaptación escolar está basada rn uy directamente en
que los tres participantes (el niño a l que le enseüa, el niüo que la representación que uno tiene de uno mismo en tanto joven o
está en ély su Yo) terminan por encontrarse en el plano de la gran alumno. En otros términos, lo que constituye la referencia para
repetición del pasado. En realidad, el riesgo de una insatisfacción juzgar el nivel afectivo de su público es la imagen ideal o
es igualm ente profundo y, sin embargo, igualmente grande. Más idealizada de uno mismo alumno o joven. Diremos que, en la
todavía, a la larga es inevitabl e y es raro que no s uceda así. En medida en que esta imagen es central en el conjunto de las
efecto, los dos niüos de sean la repetición de la situación edípica, representaciones del docente, las representacione:; que tiene del
en tanto que el Yo desea Ja repetición de su fin, de los aconteci- público al que se dirige :;cm contradictorias. Como el joven actual
mientos que lo ayudaron a superarla. Reacciona por un senti- no se deja reducir a la im agen que tiene de él "joven", ni el alumno
miento de culpa (o por muchos equiva lentes que no vale recordar actual a Ja imagen de él "alumno"-al contrario, ya que el joven
a Jos que están familiarizados con el psicoanálisis y que es parece más adulto de lo que él era a esa edad y el a lumno m ás
imposible explicar a los otros en un breve paréntesis; sepamos, inmaduro- es dificil que el docente se h aga un a representación
simplemente, que todos engendran displacer, inhibición y sacie- del alumno real si no es en términos contradictorios. Los térmi-
dad) en el momento en que la situación afectiva que rechaza nos de la contradicción están vinculados con la disparidad de las
pretende in stalarse; en cuanto a l niüo reprimido, se venga si se representaciones de sus a lumno s y de él como alumno, si damos
le niega la situación afectiva. Entonces, el educador le manifiesta por sobrentendido que uno sobrestima la introyección de la situa-
a l niño que es exterior a él por medio de la rabia, de la severidad, ción escolar.
de la incon sec uencia, inclusive por medio de la persecución; pero En cuanto la imagen de uno alumno se constituye efectiva-
está apuntando a él mismo, y golpea a su alumno; de esta manera m ente como referencia, se vuelve dificil para el docente definirse
pierde su amor cuando lo desearía y cuando, por el mismo en su rol y situar las modalidades de su acción, ya que las
principio, deber intentar conservar este amor en los límites referencias esenciales para hacerlo le faltan o deniegan la perti-
permitidos. Para justificarse, recurre a la pedagogía idealizan te. nencia del modo de acción que desea tener. ¿Qué h acer con un
Perdió el amor del alumno, pero mereció la gratitud de la público que juzgamos en sus características generales y extraes-
humanidad por su trabajo en favor de la felicidad del hombre. Por colares como no adaptado a la situación en la que está ubicado?
otra parte, logró hacer callar su sentimiento de culpa cuando la ¿Cómo darle significación a su presencia, a su acción, legitimar-
armonía afectiva se estableció entre los dos niüos, porque su Yo los en este sistem a de representaciones no complementarias? La

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respuesta a estas preguntas no puede encontrarse más que en el anular la diferencia entre el alumno real y el alumno previsto,
marco de otros sistemas de referencia que definan, precisamen- entre el proyecto y el producto, convertir al otro, como dice C.
te, una complementariedad de las representaciones. [... ] Rabant, en la "absoluta presencia de lo idéntico a sí mismo" si
Si es verdad que juzgamos los criterios de adaptación y de falta bien, como efecto boomerang, esto lo vuelve especialmente vulne-
de adaptación a la situación escolar en referencia con esta ima- rable a la representación de la diferencia.
gen, y si al hacerlo, evaluamos las posibilidades de realización de Aceptar renunciar a la imagen de uno como alumno como
su proyecto como docente, también es verdad que un proceso fuente de la imagen de uno como docente es renunciar a esta
de este tipo lleva en sí mismo su propio fracaso, ya que la imagen de continuidad que, desde que era alumno, lo llevó a ser docente,
los alumnos-definida de esta manera-interviene en la estimación renunciar a la ligazón que le pertenece y sobre el que se basa la
de lo que se puede hacer en relación con lo que se desea hacer. Ya imagen de su rol actual. De esta manera se abriría el campo de
hemos visto que lo que son los alumnos en la realidad de sus la representación de los posibles e, inversamente, del cierre, de
características socioculturales es vivido como obstáculo,iuente de los límites de su propio devenir. Aceptar esto es también abrir el
negatividad para el rol, el modo de acción o de influencia, la campo a la representación de las diferencias y al reconocimiento
realización personal que se espera tener, la imagen ideal de uno de la demanda del otro-alumno.
como docente (determinada por la imagen ideal de uno como
alumno). Dicho de otro modo, la imagen que tenemos de los otros Du contrat pédagogique,
en sus diferencias con la imagen esperada, prevista, se inscribe L'Harmattan, reedición, 1996, pp. 88-89, 108-109.
contra su propia búsqueda narcisista de plenitud y unidad.
De hecho, se ve que las diferencias percibidas son demasiado
peligrosas para el proyecto del docente como para que puedan ser
consideradas por él. El modo de defensa más eficaz es anular lo
que provoca conflicto (la representación del desfasaje o de las
diferencias); la negación del conflicto se inscribe sistemática- DESEO DE SABER Y TRANSFERENCIA
mente en una expresión del ideal como fuente de referencia y de
realidad. Este modo de defensa no garantiza realmente la reali-
dad conflictiva, esto es evidente, pero también es claro que sus
consecuencias son fundamentales, que permiten inscribir en • T.7. Sigmund Freud,
nombre de criterios de realidad, de eficacia, etc., el acto pedagó- Deseo de saber .Y búsqueda sexual infantil
gica en una relación cerrada consigo mismo, en la que el docente
se define y define a los alumnos en relación con la imagen ideal La observación de la vida cotidiana de los hombres nos muestra
que tiene de él. que la mayoría de ellos logra dirigir hacia su actividad profesio-
Por eso, si esta búsqueda que realiza el docente y que lo lleva a nal partes considerables de sus fuerzas de pulsión sexual. La
negar las diferencias, la alteridad del otro (alumno) para asegurar pulsión sexual es especialmente apropiada para proporcionar
su identidad, su unidad, no es una búsqueda propia, sin embargo, tales contribuciones porque está dotada de la capacidad de
presenta acentos particulares en la función docente. No sólo el sublimación, es decir, está en estado de intercambiar su meta
docente es el representante del saber en la relación y de un saber, más próxima por otras metas, eventualmente dotadas de un
subrayémoslo, que se considera totalitario, sin zona de indetermi- valor más alto y no sexuales. Considerarnos que este proceso está
nación (organización del trabajo), de un saber cuya transmisión se demostrado cuando la historia infantil de una persona y, por lo
define en términos de "obligación que hay que enmascarar" y no de tanto, la historia de su desarrollo anímico, muestra que en el
deseo de saber, de un saber que hay que aprender y que aprende a tiempo de la infancia la pulsión hiperpotente estaba al servicio
saber; sin embargo su situación profesional lo pone, continua- de los intereses sexuales. Encontramos una confirmación suple-
mente, en presencia de jóvenes cuyo futuro como adultos desco- mentaria en el hecho de que, en la vida sexual de la madurez, se
noce (habitualmente, sólo conserva una relación con los que manifiesta un llamativo agostamiento, como si una parte de la
también se hacen docentes). Esto proporciona condiciones cier- actividad sexual fuera remplazada por la activ;dad de pulsión
tas de refuerzo de esta ilusión de que, efectivamente, puede hiperpotente.

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La aplicación de estas expectativas al caso de la pulsión Si el período de la investigación sexual infantil concluye por
hiperpotente de inves tigación parece sometida a dificultades una oleada d e represión sexual en érgica, s urgen tres posibilida-
particulares, dado que uno estaría t entado de no atribuir, des distintas para el destino ulterior de la pulsión de investigar,
justamente, a los niños ni esta pulsión que tiene una n aturaleza que provienen de s u enlace precoz con los intereses sexuales . O
seria ni intereses sexuales notabl es. Sin embargo, estas dificul- bien la inves tigación comparte el destino de la sexu a lidad, con
tade s son fácilmente descartables. El des eo de saber de Jos niños lo qu e el deseo de saber qu eda inhibido y la libre actividad de la
más pequeüos está atestiguado en el infati gable placer d e inteli genci a restringida, quizás para toda la v ida; tanto más
pregunta r , que es e nigmáti co para el adulto porque no e ntiende cu anto, poco tiempo des pués, a través de la educación, la
que estas preguntas son rodeos y que no tienen un objetivo, pode rosa inhibición de pensamiento d e naturaleza religiosa
ya que el niñ o no quiere que ellas r eem pl acen a una única entra en juego . Éste es el tipo de inhibición neurótica. Compren-
pregunta qu e, por otra parte, no form ula. Cuando el niño es m ás demos bi en qu e la debilida d de pensamiento a dquirid a de esta
grande y m ás persp.icaz esta manifes tación del deseo qe saber se m a n era favorece de manera eficaz el est a llido de una n eurosis.
interru mpe bruscamente. Pero la inves tigación psié'oanalítica En un segundo tipo, el desarrollo intelectual es lo suficiente-
nos aclara plenamente este fenómeno cuando nos dice que m ente vigoros o como para r esis tir la represión sexual que lo
mucho s niño s, quizás la m ayoría, en todo caso los más dotados, acosa. Alg ún tiempo despu és d e la des aparici ón de la investi ga-
atraviesan, a partir de aproximadam ente los tres a ños, un ción sexu al infantil, la inteligencia, una vez fortifica da, ofrece
período que se puede designar como de investigación sexu al como recuerdo de s u antigua ligazón ayuda para eludir la
infantil. Por lo qu e sabemos, en los niños de esta edad, el deseo r epresión sexual y la investigación sexual reprimida r egresa d el
de saber no se despierta espontá n eam ente, s ino por la impre- in consciente, como compu lsión a la reflexión , por cierto des fi gu-
sión que provoca una importante experiencia vivida, el n aci- rad a y no libre, pero lo sufici entem ente pod erosa como p ara
miento de un h ermanito o h ermanita - tanto si se produjo sexualizar el pen sami ento y p ara conferir a las operaciones
efectivamente o si se lo t ern e a partir de exp eriencias externas- intelectual es el acento del pl acer y d e la a ngu stia propios de los
y en la qu e el niño percibe una a m enaza para s us intereses procesos sexual es propiamente di chos . En este caso, in vestigar
egoístas. La investigación se dirige a averiguar de dónd e vienen se vuelve acti vid ad sexu a l, un a activid a d con frecuencia exclu-
los niños, exactamente como si el niño buscara medios y vías siva; el sentimi e nto de la tramitac ión de pen sami entos, de la
para prevenir un hecho tan poco deseado. De este modo, con a cl aración , está en el lu gar de la satisfacción sexual; pero el
sorpresa no s enteramo s de que el niño se niega a creer en las carácter inconclu so de Ja investi gación infantil se repite t a m-
informacion es que se le da n , descarta ndo enérgicamente, por bién e n el h echo de qu e esta reflexión no encu e ntra nunca fin y
ejemplo, el cuento de la cigüeña, tan rico en sentidos mitológicos , este sen timiento intelectual de soluci ón, que es lo qu e se busca,
y que en este acto de incredulida d comienza s u autonomía se a leja siempr e más.
m ental , que, con frecu enci a, se siente seria m e nte opu esto a los E l t ercer t ipo , el más r aro y el más per fecto, en virtud de una
a dultos y que no les perdona, a decir verdad, no haber obtenido predi spo sición part icul ur es capa a la inhibici ón de p ensar y a la
la verdad en esa ocasión. Investiga por caminos propios, adivina compulsión neurótica de pen samiento . La represión sexual
la es ta ncia del niño en el vientre materno y, guiado por las t a mbi én in tervie ne en est e caso, pero no logr a a rrojar a l incons-
mo ciones de su propia sexualid ad, se forma opinion es sobre el ci ente una pul sión parcial del pl acer-deseo sex· ta l; por el contra-
origen del niüo a partir del acto de com er, sobre su a lumbra- rio, la libid o se su strae al destino de la r epres ióu .,; ub limándose
miento por m edio del intestino , sobre el rol del padre, difícil de d es de el comienzo en deseo de saber y s umá ndose como un
comprender, y entonces pres iente la existencia del acto sexual refu erzo a la vigorosa pulsión de investigar. Tambi én a quí
que l e parece a lgo hostil y viol ento . Pero como s u propia consti- in vestigar se vu elve en cierta m edida una restricción y s ustituye
tución sexual no es todavía a pta para asumir la tarea de la la activid a d sexu a l p ero, como consecuencia de la n a turaleza
procreación, s u investigación para saber de dónde vienen lo s tota lmente di stinta de los procesos psíquicos de bas e (sublima-
niños obligatoriamente tiene que ser estéril y como no pu ede ción en lugar de la ir rupción des de lo inconsciente), el carácter
con sumarse, debe que dar a ba ndonada. La im presión que prod u- de n eurosis está a usente, la s ujeción a los complejos originarios de
ce est e fracas o, en el mom ento de la primera autonomía intelec- la inves ti gación sex ual infantil está ausente y la pulsión puede
tu a l, parece ser p er sistente y profundamente deprim ente . ejercerse librem ente al servicio del interés intelectua l. Todavía

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tiene en cuenta la represión sexual, que lo hizo fuerte por medio evolución fantasiosa puede desarrollarse tanto más libremente
del aporte de la libido sublimada, evitando ocuparse de temas cuanto que los otros, el maestro y los compañeros, están menos
sexuales. fuertemente vinculados con él. Fácilmente puede transferir los
sentimientos más profundos. Y así, a partir de las fantasías
"Un souvenir d'enfance chez Léonard de Vinci", en CEuvres inconscientes iniciales, la energía pulsional, a través de las
completes, PUF, t. X, p. 102-105. [Traducción al castellano: fantasías derivadas y de las actividades motoras, puede despla-
"Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci'', en Obras completas, zarse para investirse en las actividades del grupo escolar. El rol
vol. 11, p. 53, Buenos Aires, Amorrortu, 1982.] que se le pide al escolar ayuda en esta transposición. De esta
manera puede conciliar los dos personajes que están en él: el
inconsciente a través del cual se expresan los deseos profundos
y el consciente que se expresa en el rol social. A partir de ese
• T. 8. Georges Mauco, momento, el interés por el trabajo escolar está alimentado por
El niño que llega a la escuela. Sobre la identificclción con el esta canalización hacia la acción de la energía libidinal que parte
maestro de la vida fantasiosa. La sublimación se ve facilitada por las
satisfacciones narcisistas que siente el sujeto, que se expresan en
Por primera vez deja la familia, tiene que soportar y establecer un lenguaje y en una creación del "Yo".
ligazones nuevas con maestros y compañeros. Naturalmente, el niño transfiere su energía libidinal en la
Lo hará, en primer término, dominado y orientado por su actividad escolar. Leer, escribir, contar se vuelven sustitutos del
inconsciente. Transferirá a sus maestros, que evocan en él deseo de conocer y comprender. Deseo que acechó sus primeros
imágenes paternas, los sentimientos que lo vinculan a estos años y que culminó con el Edipo, con la angustia de un problema
últimos. En especial el maestro, símbolo de autoridad, despierta a resolver y de un misterio reservado a los adultos del que se sentía
en el niño las reacciones frente a la imagen paterna y todo lo que excluido. A través de la actividad escolar tiene el sentimiento de
representa de vigor o de debilidad interna. Del mismo modo iniciarse en las actividades del adulto . El inconsciente, cargado
que los compañeros pueden provocar reacciones en función de lo de preguntas, encuentra una satisfacción en ella. [... ]
vivido con los hermanos y hermanas. Estos comportamientos del Ahora bien, en pedagogía escolar, como en toda educación, la
niño provocarán en el maestro y en los otros alumnos reacciones identificación es capital. La escuela recuerda a la familia. Por
proporcionales. [... ] otra parte, la escuela usa a través de la transferencia afectiva con
El "Yo" del niño puede situarse en relación con los otros. Las el maestro las primeras identificaciones paternas. Pero el alum-
fantasías fascinantes, que orientan tan masivamente lo vivido no puede sentir que el maestro es simpático porque es diferente
familiar, se esfuman en lo vivido escolar en favor de la realidad . por su estatus superior y porque es accesible por una cierta
El poder del deseo se enfrenta, en este caso, cada vez más con la comunidad de natvraleza. Es decir, al mismo tiempo, como
toma de conciencia de los límites. Pero si el poder mágico de los modelo que lo supera y como modelo accesible por el trabajo. A
fantasmas se echa atrás, lo hace utilizando su energía con otros partir de ese momento, la identificación expresa el deseo de crecer
fines. y permite llenar el sentimiento de inferioridad y de las frustra-
Así, el trabajo escolar puede canalizar energías pulsionales ciones del estatus infantil. Por la relación de simpatía y la co-
hasta ese momento dedicadas a las fantasías del inconsciente. Si municación que permite se fortifican el parecido y la identifica-
la falta de interés muestra una movilización de la energía ción.
Iibidinal con otros fines (narcisismo o represión), en cambio, el En ese clima, las sanciones o recompensas no aparecen más
interés nace de la satisfacción de las tendencias profundas -es como el reconocimiento del éxito o del esfuerzo del niño por
decir, de las pulsiones inconscientes-. Esta utilización de la parecerse al adulto. El mismo maestro es el modelo superior que
energía libidinal exige una progresión que parte de las fantasías hay que imitar, que es la sanción. Triunfar quiere decir, simbó-
iniciales. Por ejemplo, un chico que haya tenido una agresividad licamente, ser el maestro, de la misma manera que el Edipo del
ansiosa contra el padre puede tener fantasías de rebelión, senti- niño tenía que procurarse el padre modelo, al mismo tiempo
mientos compensadores de poder contra el hombre, símbolo de superior y parecido.
autoridad y, luego, ensueños de peleas, etc. En la escuela, esta Por eso la disponibilidad afectiva del maestro y el establecí-

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miento de relaciones afectivas de simpatía son tan importantes. Pero, luego, nos deteníamos y los mirábamos con una mirada
Estas relaciones dan al niño el sentimiento de que tiene las soñadora: ¿es realmente él o alguien que se le parece tanto que
mismas posibilidades y la misma identidad que el adulto. Iden- nos confundimos? ¡Qué joven que parece y yo que envejecí tanto!
tidad que permite la comunicación a través del lenguaje -y, por ¿Qué edad tendrá ahora? ¿Es posible que ese hombre, que antes
ese lenguaje, permite que el niño reciba el saber del maestro, representaba para nosotros a los adultos, tenga tan pocos años
provisionalmente superior-. El alumno está motivado para apren- más que nosotros?
der. El deseo inviste la actividad escolar y hace dinámica la Entonces, el presente ensombrecía y nuestras vidas entre los
actividad intelectual. diez y los dieciocho años surgían de los recodos de la memoria con
Los exámenes tienen que tener corno objetivo consagrar este sus presentimientos y extravíos, sus transformaciones dolorosas
esfuerzo del alumno h acia la identificación con el adulto, como en y sus logros benéficos, nuestras primeras miradas sobre un
a lgunas sociedades los ritos de iniciación consagran la entrada mundo cu ltura l desaparecido que, a l menos para mí, iba a
de los jóvenes en el medio adulto. Solamente imp<¡ta que los convertirse, más tarde, en un consuelo sin igual en las luch as de
exámenes estén depurados del sad ismo que algunos adultos les la vida, nuestros primeros contactos con las ciencias, entre las
confieren cuando abusan de las prerrogativas de su autoridad. que creíamos poder elegir la que nos ofrecería sus servicios, sin
De esta manera, los exámenes dejarán de tener el valor de una con- duda, in estimabl es. Y creía recordar que todo este período había
sagración retributiva de los esfuerzos de identificación del alumno. transcurrido con el presentimiento de una tarea, que sólo se
Reforzarán y estimularán la dinámica de la identificación. esbozaba en voz baja hasta que pudiera verterla en palabras
sonoras en mi disertación de fin de estudios; yo quería que mi
"Psychanalyse et éducation", 1967 , OC, pp. 160-163, 209-211. vida fu ese un aporte a nuestro saber humano.
\Traducción al castellano: "Psicoanálisis y educación", 1967, OC, Luego fui médico o, mejor dicho, psicólogo y pude crear una
pp. 160-163, 209-211.J nueva disciplina psicológica, la que tiene el nombre de "psicoaná-
lisis", que hoy mantiene en vilo y excita al elogio y a la censura
a médicos e investigadores de países de otras lenguas, cercanos,
pero también lejanos - pero menos a los de mi patria-.
• T. 9. Sigmund Freud, Como psicoanalista, me intereso más especialmente por los
Sobre la psicología del colegial procesos afectivos que por los procesos intelectuales, más por la
vida mental inconsciente que por la vida mental consciente. Mi
Produce un sentimiento extraño, a una edad tan avanzada, sobrecogimiento cuando me encontré con mi antiguo profesor del
vernos una vez más escribiendo para el liceo una "disertación liceo me lleva a hacer una primera confesión: no sé qué fue lo que
a lemana". Pero obedecemos automáticamente, corno ese vetera- nos llamó con más fuerza, si nuestro interés por las ciencias
no que frente a la orden: "¡Firmes!'', no puede evitar poner las que nos enseñaban o el que teníamos por la personalidad de
manos sobre la costura del pantalón y dejar que se caigan al suelo nuestros maestros. En todo caso, en todos nosotros se producía
todos los paquetes que llevaba. Es notable que lo hayamos una corriente nunca ininterrumpida hacia éstos y, en muchos, el
aceptado con tanta solicitud, como si no hubiese cambiado nada cami no hacia las cie.n cias pasaba únicamente por la persona de
en este medio siglo. Sin embargo, mientras tanto envejecimos, no los maestros; vari6>s quedaron en el camino, que, de esta manera,
estamos lejos de ser sexagenarios y el sentimiento que t enemos para algunos -¿por qué negarlo?- quedó cerrado para siempre.
de nuestro cuerpo, igual que el espejo, muestra sin equívocos Pedíamos sus favores o los evitábamos, imaginábamos que
cómo se consumió la ll ama de la vida. tenían simpatías y antipatías que, en realidad, no existían,
Hace cerca de diez años podíamos tener momentos en los que, estudiábamos sus caracteres y formábamo s o deformábamos los
de pronto, nos sentíamos jóvenes. Cuando, con la barba ya gris y nuestros en contacto con ellos. Ellos provocaban en nosotros las
cargados con los fardos de una existencia de ciudadano andába- rebeliones más vivas y nos obligaban a la sumisión total; noso-
mos por las calles de nuestra ciudad natal, nos encontrábamos de tros estábamos al acecho de sus debilida des más pequ eñas y
improviso con tal o cual de esos señores de una cierta edad, bien orgullosos de sus grandes méritos, de su saber y de su equidad.
conservados, a los que saludábamos casi humildemente porque En el fondo, los queríamos mucho en cuanto nos proporcionaban
habíamos reconocido en ellos a uno de los profesores del liceo. algún pretexto para hacerlo; no sé si todos se dieron cuenta. Pero,

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no podríamos negarlo, nuestra posición frente a ellos era de un esta relación con el padre, cuya importancia no debe ser subes-
tipo totalmente particular, de un tipo que, pa ra los interesados, timada. El niño, desde su habitación, empieza a mirar el mundo
podía ser incómodo. De entrada, sentíamos tanto amor como real que está afuera y hace descubrimientos que minan la alta
odio, éramos críticos o venerábamos. El psicoanálisis denomina estima originaria del padre y favorecen la separación de ese
ambivalencia a una disposición de este tipo al comportamiento primer ideal. Encuentra que el padre ya no es el más poderoso,
contradictorio y es capaz de detectar la fuente de una ambivalen- el más sabio, el más rico, deja de satisfacerlo, aprende a criticarlo
cia de los sentimientos. y a clasificarlo socialmente y, entonces, en general, le hace pagar
En efecto, nos enseña que las posiciones afectivas frente a las cara la decepción que le h a causado. Todo lo que distingue a la
otras personas que son muy importantes para el comportamiento nueva generación, tanto lo que conlleva esperanza como lo que
ulteriot del individuo se detienen a una edad cuya precocidad es molesta, tiene como condición esta separación del padre.
insospechada. A los seis años, el hombrecito establ eció el modo En esta fase del desarrollo del joven individuo se produce el
y la tonalidad afectiva de su relación con las person1s de uno y encuentro con sus maestros. Ahora comprendemos nuestra rela-
otro sexo y, a partir de allí, puede desarrollarlas y transformarlas ción con los profesores del liceo. Esos hombres, que no eran
según direcciones determinadas, pero también puede abolirlas. nuestros padres, para nosotros eran un sustituto paterno. Por
Las personas a las que se fija, en cierto modo, son sus padres y eso nos parecían tan maduros, tan inaccesibles, aunque todavía
hermanos y hermanas. Todos los seres que conoce más tarde son fuesen muy jóvenes. Transferíamos a ellos el respeto y las
personas sustitutas de estos primeros objetos de sus sentimien - expectativas que estaban dirigidas al padre omnisciente de
tos (quizás, también, personas que, a demás de los padres, lo nuestros años infantiles y entonces empezábamos a tratarlos
hayan criado) y se clasifican en series que proceden de las como a nuestros padres en casa. Les dirigíamos la ambivalencia
"imágenes", como decimos, del padre, de la madre, de los herma- que habíamos a dquirido en la familia y, a partir de esta posición,
nos y hermanas, etc. Todo el que conoce más tarde asume una luchábamos con ellos, como estábamos acostumbrados a luchar con
suerte de herencia sentimental, encuentra simp atías y antipa- nuestros padres carnales. Sin referencia a la ha bitación infantil
tías a cuya génesis no contribuyeron; toda elección ulterior de y al hogar familiar, nuestro comportamiento para con nuestros
a mistad y de amor se hace sobre la base de las huellas mnémicas maestros no puede comprenderse ni tampoco excusarse.
dejadas por estos primeros modelos. Como colegiales, teníamos también otras experiencias apenas
Pero entre las "imágenes" de una infancia que habitualmente menos importantes con los sucesores de nuestros hermanos y
no se conserva en la memoria, ninguna está más cargada de hermanas, nuestros compañeros, pero éstas las describo en otras
significación para el hombre joven, y para el hombre, que la del circunstancias. El jubileo de la escuela retiene nuestros pensa-
padre. La necesidad orgánica introdujo en esta relación una mientos sobre los maestros.
ambivalencia de sentimientos entre la que podemos considerar
el mito griego del rey Edipo como la expresión más saliente. El "Sur la psychologie du lycéen", 1914, en Résultats, idées, proble-
niño no puede hacer otra cosa que amar y admirar a su padre, mes, t. I, PUF, pp. 227-231. [Traducción a l castellano:
porque le parece el más fuerte, el mejor y el más sabio de todas "Sobre la psicologia del colegial", Obras completas,
las criaturas; ¿acaso Dios no es la exaltación de esta imagen del Buenos Aires, Amorrortu, 1982, vol. 13, p. 243
padre, tal como se presenta en la vida mental de la primera
infancia? Pero enseguida surge la otra cara de est a r elación
sentimental. El padre también es reconocido como el perturba-
dor hiperpotente de la vida pulsional del niño, se vuelve el modelo
al que no sólo se quiere imitar sino también eliminar para tomar • T. 10. Hans Zulliger,
su lugar. La moción tierna y la moción hostil con respecto al padre El horror de la ligazón
continúan a partir de ese momento y se mantienen una junto a
la otra, con frecuencia durante toda la vida, sin que una pueda Cuando los psicopedagogos que no tienen formación psicoanalí-
abolir la otra. El carácter de lo que denominamos una ambivalen- tica oyen discursos sobre la aplicación del psicoanálisis a la
cia de sentimientos reside en bordear los contrarios. materia que enseñan, o cuando leen libros sobre este tema,
En la segunda mitad de la infancia se produce un cambio de representan las cosas de manera extremadamente esquemática,

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mecamca y, sobre todo, facilista. Naturalmente, a lgunos casos No puede hacer nada, y cada vez que esto se produce, se
expu estos demasiado sutiles parecen totalmente claros y trans- encuentra totalmente desamparado.
parentes. Así, estos pedagogos se inclinan por aplicar m étodos El docente que tiene conocimientos de psicoanálisis pued e
análogos con s us propios alumnos tal como los escucharon de detectar la ligazón con bastante rapidez. Ta mbién conoce s us
boca de los conferencistas o los leyeron en los libros . Gracias a consecuencias y sabe dar a los padres consejos apropiados para
Dios, enseguida se dan cuenta de que fracasan, pero no quieren enfrentarl a y para r emediarla. En algunos casos, ni siquiera es
admitir que son y sigu en siendo los únicos respon sables de este necesario recurrir a la cura psicoanalítica.
error : condenan todo sin ninguna discriminación y afirm an que Por el contrario, el docente que person a lmente experimentó
el psicoanálisis no se a dapta a la pedagogía. De est a manera, la el psicoanálisis es capaz de decir, en la mayoría de los casos,
cada vez m ayor cantidad de amigos que el psicoanálisis cuenta salvo en los más graves , cuándo hay que pedir ayuda psicotera-
entre los pedagogos se vu elven enemigos encarnizados que lo peútica y, en última instancia, él mismo puede eliminar la
li gazón.
rech azan.
Toda esta gente, que acusa de todos los m ales Í la "ligazón" En todo cas o, es capaz de llevar a cabo una ligazón que deseó,
que acecha a los pobres alumnos del psicopedagogo, parece estableció y mantuvo con sus al urnnos . Por su intermedio, puede
ignorar qu e los alumnos de los otros docentes que supieron aislar esperar reforzar el a fecto de los alumnos , n ecesario cuando
cualquier soplo menor de psicoanálisis o que lo combaten como haya que intervenir para corregir a lgun os errores de compor-
algo peligroso t ambién sucumben a la "ligazón". tamiento. [... ]
La única diferencia es que, o esos pedagogos no se dan cuenta de Ahora sólo me r esta an a lizar la manera en que fun ciona la
la ligazón de los alumnos con ellos o no lo toman en serio. li gazón del alumno que t erminó su s estudios con el que fue su
No son capaces de reconocer los signos de sexualidad infantil; docente. En un caso de este tipo, el alumno tiene con respecto a
fustigan los "amoríos" como algo ridículo e indeseable y se aqu él una actitud parecida, aunque no es tota lmen te id éntica,
conforman con alzar los hombros frente a las "ilu siones de las a la del paciente con r especto a su antiguo analista. Lo considera
niñitas". Quedan absoluta mente perplej os ante la situación -tan como una especie de viejo amigo que lo ayudó durante un período
desamp arados como pue den fr ente a Ja li gazón de los alu mnos de su vida. En el plano menta l, le permitió construir su id eal del
con ello s, docentes- a unque sean conscientes de ella. Y, sin yo; el m aestro de escuela "vive" en él como parte integrante de su
embargo, esta li gazón qu e se crea sin intervención del psicoa- ideal del yo . Lo ubi ca menos en el campo de los padres que en el
n á lisis se expresa, con fr ecu encia, de una man era qu e debe de los diri gentes, si pudo integrarse a otras comunidades des-
atraer la a t ención del pedagogo y de manera a norm a lmente pu és de dej ar la esc uela, lo qu e es bastante verosímil.
violent a . En la primera parte de mi exposición, en la qu e habla ba de
Cuando las alumnas de una escu ela de muj er es cubren de pedagogos no a na li zados, quise mostra r la n a turaleza de la
besos la m a nij a de la puerta que el m aestro, del qu e están ligazón que puede poner al a lumno en peligro. Quizás lo haya
enamoradas, a cab a de tocar, parece que estarnos en presencia logrado. En la segunda parte de este trabajo, quiero probar que la
de una "ligaz ón" muy fuerte. Cuando llegan a b esar la sill a que li gazón niño-maestro, tal como debe ser comprendida por la psico-
el m aestro acaba de dej ar o ras pan la tiza con la que acaba de pedagogía, es de natura lez a diferente y no significa "horror".
escribir en el pizarrón para comerla con pan, la ligazón se vuelve Por supuesto que no negué el h echo de que puedan existir
demasiado exagera da, por no decir totalmente apetecible. Sin liga zones peligrosas. Sin embargo, son mucho m ás frecuentes en
embargo, cuando el educador en cuestión, que se dio cuenta de los maestros no a nalizados porque, en general, van delante de los
estas m anifestaciones, se ufana de su "éxito", para reírse con los instintos libidinales de los alumnos de manera inconsciente y
colegas, entonces, si tenemos algún conocimiento de la psicolo- contribuyen a cr ear r elaciones de pareja.
gía del desarrollo del niño , tenemos que pl antearnos a lgunas En psicopedagogía, buscamos no favorecer las ligazon es de
preguntas. [... ] pareja, t enemos que impedirlas para que pueda establecerse la
Este ejemplo muestra claramente hasta qué punto el docente ligazón dirigente-dirigido. Si en una clase un solo a lumno esta-
tiene poca respon sabilid ad en el fenómeno de la ligazón. Inclusive, blece una relación de pareja con el docente , existe cisma en la
al docente que no desea la ligazón con los alumnos, por razones comunidad, que se disgregará y se volverá imposible. La pareja
psicoanalíticas, le sucede que los alumnos se vinculan con él. representa en la comunidad un cuerpo extraño que, finalmente,

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por alguna razón más subjetiva. Esta persona necesita encontrar
envenena todo el organismo. El docente que se entrega a una un nuevo objeto con que llenarse, una persona nueva que pueda
relación de este tipo es considerado por los otros alumnos como reemplazar la perdida, nuevas ideas o una nueva filosofía
"injusto" o "parcial" y entonces, o bien se distancian de él, o para reemplazar las ideas perdidas. Comprendemos que esta
buscan mantener relaciones privilegiadas parecidas. De esta persona pueda ser especialmente influible. A menos que no pueda
manera, se forman grupos y subgrupos que se celan entre sí. La soportar la depresión, la tristeza o la desesperación y esperar una
comunidad no puede continuar existiendo más que si los dirigi- cura espontánea, buscará una influencia nueva o caerá bajo el
dos tienen la impresión de "ser amados por el dirigente todos de yugo de cualquier influencia poderosa que se presente.
la misma manera" (,Freud). También es fácil describir a una persona que tenga una gran
Nadie es más consciente que el psicopedagogo del peligro que necesidad de dar, de colmar a la gente, de influirlos para probar
representa la ligazón de pareja entre el docente y el alumno. Por que lo que tiene para dar es bueno. Naturalmente existe una
eso reacciona enseguida cuando un alumno intenta instaurar duda inconsciente. Esa persona enseñará, organizará cosas,
este tipo de relación privilegiada. Identifica esta;endencia tem- hará propaganda, llegará a lo que quiere influyendo a los otros
pranamente y, gracias a sus conocimientos, dispone para cada para que actúen. Si se trata de una madre, quizás alimente
caso específico de medios apropiados para evitar una catástrofe demasiado a sus hijos o les dé demasiadas órdenes. Existe una
y establecer y consolidar otro tipo de ligazón: el del docente- relación entre esta necesidad angustian te de llenar y la angustia
dirigente con el alumno-dirigido. del hambre que describí: es el temor de que en los otros exista esa
"El horror de la ligazón", angustia del hambre.
No hay dudas de que la tendencia normal a enseñar deriva de
Zeitschrif't fu1· Psychoanalytische Piidagogik, 1930.
esto. En cierta m edida, todos necesitamos nuestro trabajo para
nuestra salud mental, t anto el docente como el médico o la
enfermera. La normalidad de esta tendencia o su anomalía
proviene en mucho del grado de angustia. Pero, en su conjunto,
pienso que los alumnos prefieren sentir que sus profesores no
SOBRE EL APODERAMIENTO
tienen esa acuciante necesidad de enseñar, para mantener a
distancia sus dificultades personales. [. .. ]
Entre los extremos, encontramos la mayoría de las relaciones
• T. 11. Donald Winnicott, profesor-alumno. En éstas, a l profesor le gusta enseñar y está
Influir y ser influido contento con lo que logra, pero esto no es imprescindible para su
salud mental. Al mismo tiempo, el alumno puede sentir placer
En el marco de un reconocimiento de lo que es inconsciente y de con lo que el profesor le ofrece, sin que la angustia lo füerce a
lo que es consciente en la naturaleza humana, podemos aprove- actuar como él, a retener todo lo que se le enseña o a creer todo
char el estudio de ciertos detalles de las relaciones humanas. Uno lo que el profesor le dice. El profesor debe ser capaz de soportar
de los aspectos de este tema tan amplio está indicado por los que se dude de él, como una madre soporta las diferentes manías
siguientes términos: influir y ser influido. alimentarias de sus hijos, y el alumno debe ser capaz de soportar
Un estudio del lugar de la influencia en las relaciones huma-
el hecho de no obtener inmediatamente o de una man era cierta
nas siempre fue muy importante para el docente y es especial- lo que siente como aceptable.
mente interesante para el que estudia la vida social y política El resultado es que algunos, entre los que están los que más
moderna. Este estudio nos lleva al de los sentimientos más o deseos de enseñar sienten, están limitados en la práctica de su
menos inconscientes. [.. .) trabajo justamente a causa de su deseo de enseñar, pues ese
Por ejemplo, una persona que tiene el sentimiento de estar deseo puede volverlos incapaces de soportar la reacción inicial de
vacía, que tiene miedo de sentirse vacía y que tiene miedo de la rechazo de los niños o el hecho de que pasen por un tamiz y
cualidad suplementaria de agresividad que ese vacío introduce verifiquen lo que se les ofrece. En la práctica, son cosas inevita-
en su apetito. Puede suceder que esta persona se sienta vacía por blemente ingratas y no es posible descartarlas, salvo que se haga
una razón conocida: un amigo muy querido que murió o una caso omiso de manera malsana.
posesión importante que se perdió. O bien, se encuentra deprimida
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Una buena enseñanza exige que el profesor soporte la frustra- • T . 12. Gastan Bachelard,
ción en su espontaneidad para a limentar -ser frustrado de una ¿Un "complejo de Ca.sandra" en el maestro?
m anera que puede sentirse agudamente. Naturalmente, el niño
que aprende a ser un ser civilizado siente también con agudeza Antes de pasar al examen de una personalidad cultural conscien-
frustraciones y no son los principios del profesor los que lo te tanto de su libertad cultural como de la respons abilidad de su
ayudan a civilizarse, sino la aptitud de a quél para soportar las vigilancia, examinemos la intrusión autoritaria de la per sonali-
frustraciones inherentes al hecho de enseñar. dad de los padres y de los educadores en el s uperyó de una
Reconocer el hecho de que una enseñanza no es siempre personalidad considerada subalterna.
perfecta, que los errores son inevitabl es y que todo profesor Para los psicoanalistas , no hay dud as de que el desdoblamien-
puede alguna vez actuar de una manera injusta o mezquina no to de la personalidad manifestada en la locura de vigilancia sea
impide que el profesor pueda sentirse fru strado. Y, lo que es más una regresión a la infancia, a un período en el que el ser humano
duro de soportar, que la m ejor enseñanza del profesor sea era vigilado estrech a m ente. Pero en este caso, el psicoanálisis no
rech azada. Los niños aportan a la situación escólar dudas, diferenció claramente entre la vigilancia autoritaria y la vigilan-
sospechas, que pertenecen a su carácter y a sus experiencias y cia intelectual. Es verdad que la primera es especialmente
que son el lote de sus deformaciones afectivas durante su evolu- nociva. Puede m arcar para siempre una mentalida d a terroriza-
ción. Por otra parte, los niños siempre pueden deformar lo que da en sus primeras impresiones por un dominador. Algunas
encu entran en la escuela porque esperan o bien que se r eproduz- amenaz as determinan miedos imborrabl es. Pero todo este aspec-
ca su entorno familiar, o bien que la escuela represente exacta- to del problema fue objeto de tantas investigaciones psicoanalí-
mente lo contrario. ticas clásicas que podemos suponer que el lector ya las conoce .
El profesor debe soportar estas decepciones . En cuanto al Los castigos corporales son la base de verdaderos reflejos condi-
niño, tendrá que soportar los humores, las dificultades de carác- cionados que pueden a djuntarse a una red de funciones más
ter y las inhibiciones del profesor. Hay mañanas en que los suaves. Por lo tanto , los castigos corporales actúan virtualmente
profesores se levantan con el pie izquierdo ... por la acción de refl ejos condicionados adjuntos, como los "ojos
Cuanto más observamos las cosas, más vemos que profesores terribles", la cara irritada o, más simplemente, la cara fría o, más
y alumnos viven sanam ente si se comprometen a sacrificar simplem ente aun, la mirada perdida . Entonces el educador se
mutuamente su espontaneidad y su independencia. Ésta es una perdona su autor idad . Cree que es moral. Cree que es legítima .
parte de la educación casi tan importante como enseñar y Cree que es útil. ¿Quizás sea útil para él? El castigo al menos
aprender un determinado tema. En todo caso, la educación no liquida el rencor que subsiste en el padre contra el niño rebelde,
significa gran cosa, incluso cuando es buena, si el obj etivo de la en el m aestro contra el alumno r ecalcitrante, r esistente, que no
lección "dar y tomar" está ausente o anulado por la domina ncia conoce cómo "uno se preocupa por ellos". Ten emos muchas
de una per sona lidad sobre otra. variantes de este aspecto del probl em a si queremos considerar
¿Cuál es la conclusión de todo esto? los innumerables casos en los que la educación es una lucha o la
Estas reflexiones nos llevan, como sucede en general con los instrucción una pol émica .
temas educativos, a la conclu sión de que nada es más engañoso En todo caso, ayuda do por el psicoanálisis, el educa dor debe
en la evalua ción de los métodos educativos que el simple éxito o comprend er que a través de todas est as sustituciones, a pesar de
el fracaso. El éxito puede no significar otra cosa que el descubri- lo suave que se haga, se transmite lo absoluto de las penas
miento de un niño de la mejor manera de acomodarse a un primitivas. Una nada, un ges to, una mirada rápida, una palabra
profesor en particular, a un sujeto en particular, o a la educación -la ausencia de una palabra- basta para alejar a dos almas que
en su conjunto, por medio de la s umisión; abrir la boca pero cerrar se d efinen una a otra en una relación del yo-tú. La m ente detecta
los ojos o aceptar todo sin espíritu crítico. la rivalidad y la simpatíá, pero no funciona claramente, es más
sen sible cuando se trata de fenómenos de rivalidad que de
"Influencer et etre influencé", L 'enfant et le monde extérieur, 1957, simpatía. Antes de estudiar las form as de la simpatía, habría que
trad. 1972, Payot, pp. 38-39, 41-42. presentar la instancia de la no-rivalidad, el adormecimiento
[Traducción al castellano: El nilio y el mundo externo, Lumen.] tanto del miedo a la agresión como de los instintos de agresión.
Pero nuestro problema actual es más preciso: consi,ste en estu-

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<liar las transposiciones de todos estos trastornos que el psicoa- arbitraria, dictatorial, absoluta, en beneficio de una severidad
nálisis conoce bien en la esfera de la cultura. Y lo que prueba que justa que se desarrolle discursivamente apelando a la necesidad de
esta transposición no es ficticia es que las formas más atenuadas progreso que marca toda mentalidad que busca la cultura.
de los problemas en el desarrollo de la cultura reciben el flujo de
las angustias primitivas. Éste es un hecho psicológico constante. Le rationalisme appliqué, 1949, PUF, pp. 73-76.
"La angustia interviene, normalmente, cada vez que el individuo [Traducción al castellano: El racionalismo aplicado.
se siente amenazado", escribe el doctor René Laforgue (Relativité México, Siglo XXI.]
de la réalité). Importa poco que el ser que amenaza sea un dios o
un cuco, un padre o un suboficial, un maestro o un peón: todos
desencadenan fenómenos de angustia en cuanto aportan un abso-
luto a su autoridad.Así, le quitan dinamismo mental al crecimiento • T. 13. Octave Mannoni,
mental. El verdadero educador es el que todavía crece mentalmen- La pedagogía se desarrolla como un drama
te al hacer crecer, el que instituye, como una inducción mental, la
correlación entre el racionalismo que enseña y el racionalismo ... Hasta aquí interpreté ely del título "psicoanálisis y enseñan-
enseñado. Si falta esta referencia direccional, los problemas de za" poniendo el acento en el primer término, "psicoanálisis".
la educación carecen de factores de análisis. [... ] Como vimos, surgen cuestiones bastante temibles. Pero si pone-
La omnisciencia de los padres, que luego sigue en todos los rnos el acento en el segundo término, las cuestiones que surgen
niveles de la instrucción en la omnisciencia de los maestros, tampoco son muy confortables. Ya no nos preguntamos cómo
instala un dogmatismo que es la negación de la cultura. Cuando enseñar el psicoanálisis, sino qué es enseñar pues, sobre la na-
este dogmatismo es atacado por las locas esperanzas de la turaleza exacta de toda enseñanza, sobre lo que significan las
juventud, se vuelve profetico. Pretende apoyarse en una "expe- formas tradicionales de enseñanza, que existían antes de los des-
riencia de vida" que permite prever el porvenir de la vida. Ahora cubrimientos freudianos y que se perpetúan después de estos
bien, las condiciones del progreso cambian tanto que la "expe- descubrimientos, quizás el psicoanálisis tenga algo que decir.
riencia de vida" pasada, si alguna sabiduría pudiese resumirla, Inclusive podríamos preguntarnos si, en cierto modo, con segu-
es casi fatalmente un obstáculo que hay que superar si queremos ridad muy indirecto, no las dijo ya en voz baja, y si esta palabra
dirigir la vida presente. El mentor, aunque no imponga simples no es ya algo, aunque más no sea poco, en el hecho de que las
y puras prohibiciones, no propone, en general, más que una formas tradicionales se vean cuestionadas hoy e, inclusive,
racionalización del porvenir, en el sentido en el que el psicoaná- atraviesen una crisis. Lo que no quiere decir -ni aquí ni en otro
lisis clasifica como "racionalizaciones" a las explicaciones cons - lado- que al cuestionamiento que aportó el psicoanálisis, el
cientes que desconocen las verdaderas razones inconscientes de psicoanálisis pueda aportarle soluciones.No es su fuerte ni su rol
un acto. De hecho, cuanto más grandes somos, más nos equivo- aportar soluciones. Su rol en este tipo de campos, como sabemos,
camos sobre las posibilidades de vida de lajuventud. Por lo tanto, es, sobre todo, aportar preguntas.
convendría denunciar un complejo de Casandra durante toda la Si nos at enernos al examen crítico de la enseñanza instituida,
vida del educador que oscurece el examen de las posibilidades, es decir al examen crítico de las instituciones de enseñanza,
que desvaloriza, como dice el poeta, el "oro de lo posible". Érik caeríamos en una verdadera trampa, al mismo tiempo mental y
Satie escribió: "Cuando era chico me decían: ya vas a ver cuando política. Este camino nos llevaría a la tentación y, quizás, al
seas grande. Soy un señor viejo y todavía no vi nada" (citado por intento de corregir síntomas. Una actitud de este tipo podría
Léataud, NRF, enero de 1939). llamarse reformista y de corto plazo. Hay que ver las cosas desde
Por muchos lados este complejo de Casandra arma un sa- más arriba y desde más lejos, no con la idea de cambiar la
dismo de educador. El porvenir profetizado es una sanción que enseñanza que existe -cambiará, no importa cómo- sino de ver
parece no tener réplica. mejor lo que está hecho. [... ]
Por supuesto que las líneas anteriores no son para defender la Evidentemente, la enseñanza escolar elimina toda pregunta
educación blanda, la defensa de una cultura no vigilada. de este tipo. Quizás podamos decir que está hecha para esto. Pues
La severidad es necesaria para el educador de niños y para la no se trata de un tipo de pregunta difícil de hacer: se hacen solas,
cultura del adolescente. Pero hay que descartar la severidad se precisa un conjunto de protecciones, de defensas, de resisten-

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cías para contenerlas y, cuando este sistemas de barreras fraca- cararla y, por otra parte, vemos en ella efectos útiles cuando, por
sa, vemos que estas preguntas estallan, aunque sea en la locura. ejemplo, un alumno -como Alcibíades frente a Sócrates- sufre
Estas barreras también existen en la enseñanza extraescolar, cruelmente por el deseo de apoderarse del saber del maestro o,
que, sin duda, tiene mucha más importancia que la escolar y, por el contrario, para asimilar sus enseñanzas, aporta esa
especialmente, en la enseñanza preescolar que dan los padres y docilidad de buen alumno que es una formación reactiva contra
los compañeros de juego. Sin embargo, no son las mismas una transferencia hostil. Solamente la primera de estas dos
barreras -como vemos en lo que sucede si queremos hacer entrar situaciones, que son muy diferentes, es verdaderamente favora-
el estudio de la enseñanza extraescolar en un programa escolar-. ble. En efecto, deja que el inconsciente tenga el papel propio en
Algo no pasa de un campo al otro. También en este caso nos la transformación del saber (uno de los caminos es el de Platón,
encontramos con dos tipos de adquisiciones del saber que no el otro el de Xenofonte, con el mismo Sócrates como punto de
pueden suplirse una por otra. Los intentos por ampliar los partida). El odio inconsciente hacia el maestro -odio que con
programas escolares incorporándoles una parte mayor de las frecuencia deteriora la situación escolar-puede, es verdad, tener
realidades de la vida, como se dice, son engañosos. La? materias efectos favorables, y no se trata de casos excepcionales. Pero, no
que son escolarizadas pertenecen a un cierto orden y están importa cómo, en todos los casos existe un conflicto elemental y
sometidas a la limitación. profundo en la situación escolar. Xenofonte nunca lo confesó, lo
¿Va a ser siempre así? Para hacerse una idea de la respuesta, reprimió. Pero Platón lo dejó entrever. Y habría que considerar
sería mejor saber de qué está hecho este cierre de la enseñanza, que hechos de este tipo si queremos entender ciertos accidentes en la
quizás sea más o menos móvil, más o menos permeable, pero formación de los analistas cuando este conflicto no es aclarado
que está presente. El mito antiguo, que no desapareció, que como convendría.
convertía al maestro en el depositario del saber y al alumno en Por supuesto que nunca es aclarado en el mundo escolar, ni
el recipiente vacío en el que este saber era volcado, exigía, me siquiera cuando se hace público. No es la institución la que lo
parece, este tipo de cierre. Para que el maestro sepa "todo" y el causa, ella está hecha solamente para intentar ignorarlo. Esto se
alumno no sepa "nada" -situación totalmente absurda desde el ve bien cuando el alumno obtiene o se le impone la ayuda de uno
punto de vista de la realidad-, había que trazar una frontera en de los padres en la tarea escolar fuera del horario de clases. Lo
torno del saber real del maestro y, de esta manera, echar al que puede quedar latente, pero que se manifiesta en cuanto
exterior, en algo exterior de la misma naturaleza, no sólo lo que aparece algún tipo de dificultad de manera sorprendente, es el
el alumno podía saber, sino lo que el maestro ignoraba. Esto se odio. Los humoristas cuyo rol, comparable al del loco del rey, es
producía, sin dudas, en los casos en los que esta situación estaba llamar nuestra atención sobre lo que no queremos ver -sin
amenazada por la destrucción: por ejemplo, cuando los alumnos resultados, por otra parte, como en el caso del loco- se divirtieron
descubrían que el maestro extraía el saber de un determinado con esta situación pero poniendo todo el acento en la falta de
libro al que ellos también podían acceder. Éste es un accidente competencia pedagógica del docente benévolo. Por el contrario y,
que podría haber funcionado como una experiencia y haberlos significativamente, el conflicto es todavía más violento si el
obligado a reflexionar sobre los extraños mitos pedagógicos que padre resulta ser un docente profesional. En una de las primeras
todos aceptan. Pero este tipo de experiencia es resistida de dos novelas de Marguerite Duras, la madre, maestra, declara, como
maneras: o bien este tipo de accidente inquietaba y pedía nuevas si fuese natural, que le gustaría más que su hijo muriera que
prohibiciones, o bien se burlaban de él como si fuese un accidente verlo cometer faltas de ortografía.
ridículo, pero en ambos casos se mantenía la resistencia. El mito Ciertamente, el análisis de una reacción de este tipo pondría
no era cuestionado. Por otra parte, el alumno parecía dispuesto en juego muchos factores y no solamente la relación del sujeto con
a rechazar el saber que quisieran transmitirle. Nadie se pregun- el saber y con la ignorall;cia. Después de todo, la aptitud para
taba por qué. El maestro no hacía más que deplorar estos escribir sin faltas de ortografía se corresponde mal con lo que
obstáculos y fracasos, se desesperaba, se mataba trabajando, no nosotros llamamos un saber - es decir, algo que pueda satisfacer
sin recurrir a la violencia, para, finalmente, inculcar (etimológi- la pulsión epistemológica, la curiosidad-.
camente: hacer entrar a golpes) el saber rechazado. [... ] Puede tratarse de cualquier actitud exigible e impuesta. Pero
¿Qué pasa con la transferencia, que está enmascarada en la también forma parte de la enseñanza y de la manera en hay que
situación escolar? Sin dudas no se ganaría nada con desenmas- imponer el "programa". Pues la pulsión epistemológica se maní-

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festaría en la enseñanza a través de las preguntas que el alumno niños tenían antes, todas las necesidades de los niños se ponen
podría hacer. Pero,para la Institución, es el docente el que tiene a disposición del maestro y quedan bajo su control. El proceso
que plantear preguntas y al alumno hay que exigirle respuestas. fundamental de la colectivización implica una dependencia es-
La materia, el interés que puede o no tener para el sujeto y para trecha y uniforme de todos los alumnos de la clase en relación con
su curiosidad, pasan a segundo plano. el maestro y esto se produce durante toda la enseñanza.
La Institución está hecha para garantizarle al docente ese rol Solamente si tenemos en cuenta esto podemos comprender
de maestro del saber y el resultado es que la pedagogía se desarrolla desde el punto de vista psicológico las particularidades de la
como un drama. El deseo de saber del alumno es desplazado, organización de la enseñanza y de la educación. Únicamente
paradójicamente, por el deseo ambiguo del maestro de que el sobre la base de esta dependencia máxima de los a lumnos con
alumno sepa. Así, su deseo de saber queda raptado. respecto al maestro para la satisfacción de todas sus necesidades
Sin dudas, el alumno aporta sus preguntas si obtienen res- se despliega el proceso artificial de transmisión del saber, de
puestas y también necesita que el docente sepa . .. Este)uego en adquisición de las rutinas y de civilización de las conductas en la
el que se tiran como una bala el saber y la ignorancia no se presta escuela, en tanto proceso controlado de reglamentación colectiva
a las esperanzas que algunos-incluida Anna Freud- pusieron en de las pulsiones y de formación colectiva del carácter. Por
el psicoanálisis como medio de transformar o de corregir los medio de la satisfacción orientada de las necesidades, de la
métodos pedagógicos (no hablo aquí de lo que podríamos llamar recompensa y del castigo, el sistema secundario de conocimien-
los métodos educativos). tos, rutinas y modos de comportamiento se transmite progresiva-
No podríamos organizar la escuela como un equipo de inves- mente a los alumnos, que lo aprenden, quiéranlo o no. La
tigación sin ningún maestro del saber, puesto que se trataría de dependencia de los a lumnos respecto del maestro, en cuanto a la
descubrir un saber que ya estaría adquirido en el exterior y sería satisfacción de sus necesidades, tiene como efecto que los alum-
una comedia si quisiéramos suponer que se lo ignora. nos se identifiquen entre sí en relación con esta dependencia y
que tomen al maestro como a un ideal, en el aspecto limitado de
"Psychanalyse et enseignement'', su actividad personal investida de un rol. De esta manera, los
en Reuue de psychologie et des sciences de l'éducation, alumnos, aunque a menudo lo hagan a disgusto, se apropian e
No. 8, 1970, editado en Un commencement qui n 'en f!nit pas, Seuil, interiorizan lo que el maestro exige.
1980, pp. 61-62, 68-69, 73-75. Desde el punto de vista psicodinámico, la enseñanza orga-
nizada presenta la siguiente característica: sustituye proce-
sos de aprendizaje individual fortuitos, no sometidos a ningu-
na regla, por un proceso de aprendizaje en una situación de
• T. 14. Peter Furstenau, obligación, proceso organizado de acuerdo con un plan, mar-
Una lectura psicoanalítica de los rituales escolares. cado por una progresión constante más o m enos igual para
todos, y por un a constante vuelta atrás. Este fenómeno se
En la escuela concebida como institución, el agrupamiento en manifiesta con particular evidencia en los casos de enseñanza
clases por edad constituye un proceso central que crea condicio- por materias, cada una de las cuales corresponde a un curso.
nes uniformes de satisfacción de las pulsiones y de los intereses · El sistema de cursos en vigor en la escuela también es tá
para los niños así reunidos. Existe uniformidad porque se a lej a a lejado, tanto de la vida social de los adultos como de las
a los niños de la familia en la que, hasta ese momento, tenían ciencias que corresponden a las diferentes materias enseña-
condiciones de·vida individual y se los reúne frente a un maestro das -está muy ritualizado y, de esta manera, concuerda con
o una maestra, en condiciones espacio-temporales bien definidas la ritualización uniforme y universal de las conductas carac-
y con objetivos definidos y limitados. El efecto institucional de terísticas de la educación escolar-.
este agrupamiento (es decir, su efecto como punto de vista de la El psicoanálisis nos enseñó a ver en la constitución de
enseñanza y de la educación) reside en el hecho de que el maestro ceremonias y de rituales un proceso de defensa contra las
monopoliza de la manera lo más absoluta posible la satisfacción pulsiones, un medio de prevenir un eventua l desborde pul-
de las pulsiones y de los intereses. Como consecuencia de esta sional.
agrupación y de la exclusión de las condiciones de vida que los Una de las funciones esenciales de la constitución de rituales

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es asegurar el aislamiento de la gente de una misma pertenencia. No percibimos claramente la medida en que la enseñan za
Al reemplazar el aprendizaje en situaciones concordantes con la ofrece la ocasión de una puesta en acto agresiva de este tipo salvo
vida, por un aprendizaje ritualizado en situaciones escolares que comprendamos bien que las medidas de enseñanza conside-
artificiales, se subdividen los contenidos de la comprensión del radas en su conjunto, incluidas las medidas educativas, pueden
mundo, se los aísla, destruyendo la coherencia de significación ser impuestas por actitudes como las indicadas anteriormente.
que tenían hasta ese momento y la intensa experiencia senti- Todas estas actitudes y disposiciones dan cuenta de un disimulo
mental vivida que implica esta coherencia. De esta manera, se característico de la agresividad, disimulo que explica por qué su
hace posible vivir y dominar el mundo sin angustia; las relacio- contenido agresivo puede o bien pasar desapercibido para el
nes que existen en el mundo pueden enseñarse y asimilarse, docente, o bien ser racionalizado fácilmente al recurrir a necesi-
despojadas de todo lo violento, de todo lo oscuro. dades objetivas. Sólo cuando llegan los conflictos de poder decla-
Este debilitamiento de los sentimientos y de las impresiones rados con los alumnos, el maestro se da cuenta claramente del
que provoca el aislamiento en la enseñanza escolar lle7a a una contenido agresivo de sus acciones. Sin embargo, en ese momen-
total autonomía de los cursos tradicionales, entre los que no to la situación es tal que la mayor parte del tiempo encuentra
existe la menor relación. Por esto, en lugar de darse la tarea de suficientes razones para perseverar en su agresividad. Estas
aportar a los alumnos claridad sobre el mundo, la enseñanza se circunstancias nos muestran que nos encontramos frente a una
dedica, por el contrario, a volver oscuro y confuso este mundo. forma de agresividad diferente de la descarga de agresividad que
Sin embargo, el psicoanálisis no se limita a concebir las resulta de un afecto de cólera.
ceremonias y los rituales como estrategias de defensa contra La enseñanza escolar comporta, desde un ángulo diferente, la
las pulsiones y de dominio de los afectos; también ve en ellos tentación de una puesta en acto de origen pulsional en el sentido
formaciones en las que se opera un retorno fuerte de aquello indicado. El rigor y la precisión aportados a la ejecución de todo
contra lo que uno se defiende, aquello de lo que uno huye, retorno ritual y de toda ceremonia fluctúan dentro de ciertos límites. Es
del que el sujeto no se da cuenta, a causa de la deformación fácil manipular esta variable con el fin de satisfacer necesidades
que sufrió lo que reaparece. El psicoanálisis nos enseñó que de poder y de dominación, al hacer variar el grado de rigor o de
la práctica de rituales y ceremonias, de relaciones muy esti- liberalismo (según que estemos frente a una enseñanza autocrá-
lizadas entre hombres, satisface necesidades pulsionales tica o a una enseñanza basada en el laissez faire). En este caso,
definidas y, por otra parte, induce a una fijación sobre estas la enseñanza y lo que se enseña toman el sentido de un castigo
necesidades y estos modos de satisfacción que tiene como o de una penitencia, o bien de una recompensa o un regalo. En
efecto incitar a los participantes a una fijación análoga. este contexto, la posibilidad de obtener por obligación ciertas
La enseñanza fuertemente ritualizada favorece especial- actitudes de parte de los escolares presenta un aspecto especial-
mente la satisfacción de un tipo determinado de agresividad. mente seductor.
La administración de la enseñanza escolar puede fácilmente Estas ocasiones de satisfacción de las necesidades de poder
tomar la significación de un ejercicio del poder. En un caso que ofrece la organización de la enseñanza se agregan, reforzán-
parecido, el maestro, en tanto participante que ocupa una dolos, a los factores del rol del maestro que, como vimos más
posición de superioridad, impone su voluntad a un grupo arriba, estimulan una reactivación del complejo infantil de
considerable de niños que dependen de él, y domina este poder. Cuanto más amenazado se siente un maestro en el
grupo con la ayuda del ritual pedagógico. A esto se agrega el control de sus pulsiones y en su propia afirmación, por los niños
hecho de llevar el castigo a término sin detenerse en los o por los superiores, más grande es su tentación de satisfacer sus
intereses desviantes que pueden manifestarse en los alum- deseos de poder, sin advertirlo él mismo, por medio de la
nos. En este contexto, la pedantería tiene un papel importan- organización de la enseñanza, para restablecer su equilibrio
te . Las actitudes y medidas inspiradas en la pedantería interior.
pueden estar tan fuertemente motivadas en el deseo de El ritual de la enseñanza en tanto enseñanza y aprendizaje
molestar a los alumnos que hasta la progresión del curso se uniforme y controlado de conocimientos, de rutinas y de conduc-
resiente. Las satisfacciones agresivas pueden asociarse tam- tas, tendría que constituir una protección contra la violencia
bién fácilmente con la función de establecimiento, de mante- dominadora de las pulsiones y asegurar el dominio de las
nimiento o de restablecimiento del orden. pulsiones. Pero cuando uno se somete a él, se corre el riesgo de

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transferir a los alumnos no el control, sino una actividad Por consiguiente, el acto pedagógico, que promete bienes, es el
pulsional neurótica, el fracaso del control de las pulsiones. acto fundante de la ley en el campo pedagógico, de lo que
Pues, dada la fuerte dependencia situacional de los alumnos constituye al alumno en alumno y al docente en docente, de lo que
respecto del maestro para la satisfacción de sus necesidades, instaura roles y funciones respectivas.
dependencia que se recrea día a día, dado el hecho de que la Sin embargo, parece que si se devela la relación de superior a
institución deja a los alumnos a merced del maestro, la estructura inferior como una relación de sumisión y de dominación, la ley
personal de éste tiene una fuerte chance de ser contra-transfe- planteada de este modo tiende a convertirse en una ley "trágica":
rida con los alumnos por intermedio de la enseñanza. El grado la promesa de saber se vuelve inviolabilidad del saber, el inter-
de probabilidad depende de varios factores, uno de los aspectos cambio y el consentimiento, negación de uno de los dos contratan-
esenciales es la medida en la que los efectos afectivos de la tes; la posición de dependencia, posición de víctima; la posición
segunda educación enlazan y, así, refuerzan, las tendencias de de dominación, posición de aislamiento, de separación, de impo-
la influencia ejercida por la primera educación, la e?-ucación tencia.
familiar de los primeros años de vida. En otros términos, la ley constitutiva de las relaciones en el
campo pedagógico, según la expresión de G. Deleuze, "desborda
"Contribution a la psychanalyse de l'école en tant qu'institution", y desmiente las condiciones que le dieron nacimiento", de mane-
en Pédagogie: éducation ou mise en condition, 1971, ra que parece imposible gobernar o ser gobernado en el enuncia-
Maspero, pp. 64-71. do de lo que ordena las posiciones.
Sustituir esta ley "trágica" por una ley "humana", capaz de
velar la estructura real de la relación y de anular sus consecuen-
cias es el problema "pedagógico", y tal es la virtud fundamental
• T. 15. Janine Filloux, y fundadora de ese "don", de esa cualidad indefinible, de esta
La "alianza pedagógica" se basa en un contrato paradójico "cosa carnal" que concordaremos en llamar "autoridad natural".
A partir de ese momento, esa autoridad personal es la que
Como punto de partida, y en su contenido instituido, podemos tendrá fuerza de ley. De esta manera, el acto pedagógico pierde
decir que el contrato pedagógico instaura dos contratantes que su estatus de acto fundante de la ley a favor de la relación
estarán aliados durante un año sobre la base de los siguientes maestro-alumno (véase, estructura del grupo primario e imagen
enunciados: "Estoy aquí para enseñarles algo" y "Estamos aquí ideal del docente).
para aprender algo"; la presencia de uno está justificada por la Todo sucede en un cambio de naturaleza del acto fundan te, en
presencia del otro, pero sólo se justifica o se legitima porque uno un pasaj e de la enunciación a la encarnación por medio de un
debe representar el saber para el otro. La especificidad del cambio de la "imposición" en "don", y por una "naturalización" de
contrato reside, también, en juntar contratantes de estatus estatus recíprocos , de las demandas y de las necesidades,
diferente: un adulto que tiene como función enseñar y educar a de manera que una relación de los lugares en el campo pedagó-
un grupo de niños o de jóvenes. gico sustituya a una relación de complementariedad de las
La cláusula central del contrato, en la que se basa el sistema "naturalezas" respectivas de la enseñanza y de lo enseñado (de
de roles, los derechos y deberes recíprocos que regulan las los alumnos).
relaciones entre las partes contratantes, es el deber de enseñar Pero el cambio de naturaleza del acto fundante no deja de
y de educar y el deber de aprender y de educarse. modificar el contrato originario. Más bien da nacimiento a un
Por su especificidad, el contrato pedagógico plantea, efectiva- nuevo contrato, "contrato excepcional de naturaleza paradójica",
mente, la relación pedagógica como una relación de superior a que puede plantear y garantizar la ley que basa el intercambio,
inferior en la que se promete obediencia y respeto al que promete el don y el consentimiento del don y asegurar la regulación del
bienes. En estos términos, podemos decir que el contrato institu- sistema al garantizar la inviolabilidad del orden de las posicio-
ye solamente una alienación parcial, al basar en el intercambio nes.
la relación de superior a inferior. Los alumnos sólo dan obedien- De este nuevo contrato emerge una cláusula central: la de la
cia, sólo abandonan una parte de sus derechos en la medida en relación de identidad y de identificación basada en el amor, y, por
que descuentan una ganancia en este abandono. ende, en la posibilidad del docente de insLLUirse en agente que

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instituye un orden identificatorio. Por consiguiente, se inscribe en Por otra parte, la otra consecuencia de este nuevo contrato es
una negación de la relación de separación y de violencia, consecuen- la representación fantasmática -concomitante con el cierre del
cia del contrato originario, ya que por su intermedio se opera una campo pedagógico, de los límites inscriptos por la función del saber
negación del estatus del alumno como anterioridad y exterioridad tal corno está representada- de un campo relacional en el que
al contrato y el verdadero alumno se convierte en la fantasía, en el "todo es posible". Es la im agen del grupo primario, comunidad
puro producto del contrato. dánica, en la que "cada uno encuentra su lugar", en la que se ama:
De esta manera, podemos decir que la paradoja de este nuevo cohesión, borramiento ele los conflictos y ele las angustias, ideal
contrato reside en una diferencia de "estatus teórico" entre las pedagógico de una relación "humana", "feliz'', "eficaz"; es la
dos partes, ya que una de estas partes es el producto del contrato imagen ideal del docente. Padre idealizado, poder totémico
y lo es a partir de esta diferencia que se inscribe en la posibilidad protector; es, finalmente, el secreto deseo compartido de una
de borrar toda diferencia, de que el otro sea idéntico a uno mismo. relación dual alimenticia, transparente.
Ilusión de anular la diferencia entre el alumno real y el,.alumno
previsto, ilusión de presencia en la palabra del otro; éstas son, al Du contrat pédagogique, L'Harmattan, pp . 314-317.
mismo tiempo, la exigencia y la virtud esenciales de este contra-
to, esto es lo que hace que, en la inocencia del poder y la
credulidad de Ja sumisión, docentes y alumnos se confíen unos a
otros.
Por lo ta nto, por efecto de la paradoja del contrato nace para
Jos docentes y para los alumnos la posibilidad de realización del ACERCA DEL USO DEL GRUPO
acto pedagógico y del acto de aprendizaje. Esto quiere decir que
el contrato originario instituido por la escuela no es ni "humana-
mente" posible más que si otro contrato lo basa en la misma • T. 16. Hans Zulliger,
relación que éste instituye. Dicho de otro modo, este contrato Psicoanálisis y conducción en la escuela
paradójico, que es sólo un falso contrato, funciona de hecho como
un verdadero contrato, ya que es lo que instaura las posibilidades Los conceptos "conducción y grupo" están de moda y marcan con
del intercambio en el campo pedagógico. su impronta en especial todas las relaciones escolares que se
Ahora nos queda preguntarnos por las consecuencias de este presentan, pomposamente, como "escuelas de grupo". Por eso
nuevo contrato, que son dobles. podemos no tener ganas de abordar el terna desde un punto de
Por una parte, la alienación parcial basada en el intercambio vista psicoanalítico e inclinarnos a decir que no es posible pensar
-abandono de una parte de sus derechos con la esperanza de una nada nuevo. La pedagogía psicoanalítica, sin embargo, coloca al
ganancia-se sustituye por una alienación total. Darse por entero docente en el centro ele la problemática "guía-grupo". Supone que
se convertirá en la condición leonina de la posibilidad y de la el docente haya experimentado una cura psicoanalítica y haya
esperanza de recibir. De esta manera, el "don del docente", su · vivido esa relación afectiva que Freud definió como un "grupo de
deber fundamental, pedirá, con derecho, el don total del a lum- a dos", diferente de otro tipo de relación de a dos, la relación
no, deber fundamental de sumisión del alumno que, por su de pareja. Esto es lo que permite esbozar lo que quisimos enten-
sumisión , podrá, con derecho, esperar recibir el don total del der por el concepto de "guía y grupo": no se trata de ningún modo
docente y de su saber. Sistema de Potlach, como dijimos, de la de una construcción abstracta externa, sino, por el contrario, de
prohibición sobre el rechazo del don, y, ya h emos visto cómo, de la constelación mental de un grupo de a lumnos con su docente-
un lado y del otro, la transgresión de esta prohibición podía guía y viceversa.
signar la exclusión del campo pedagógico. A partir de esta Nos h acemos la siguiente pregunta: ¿Cuáles son Jas condicio-
cláusula de alienación total y recíproca por la cual conviene "no nes de naturaleza afectiva que crean ligazones y permiten que los
entregarse a medias", ¿no podemos comprender el modo de poder individuos de una clase escolar se identifiquen entre sí en tanto
vivido en la relación: abandono, rechazo, rapto, devoración, "grupo" en el sentido freudiano de la palabra, y que estén lo
fantasías de poder totalitario, cuya meta es Ja negación del suficientemente asidos y penetrados por el deseo de identifica-
"otro"? ción con el docente-guía, en su alcance ético, para que la relación

110 111
"guía-grupo se establezca, para que influya el Ideal del Yo de cada se vuelven líderes de los grupos y, cuando los observamos, nos
uno y para que la sublimación pueda sacar provecho de la asombramos de ver cómo ciertos jóvenes vuelven, rápidamente y
relación afectiva? [... ] ... sin esfuerzo, a estadios de desarrollo que habían superado. Una
No se trata de volver sobre lo que Freud explicó sobre la verdadera conducción evita esto y el pedagogo con formación
dinámica del funcionamiento mental en las relaciones entre psicoanalítica tiene los medios a su disposición para hacerlo. [... ]
"grupo y guía". Simplemente queremos recordar que a l comienzo En mi opinión, la pedagogía psicoanalítica es más un proble-
del desarrollo cultural de la humanid ad, la necesidad colectiva ma de grupo que de psicología individual, su objetivo es la
era una regla, una necesidad que llevó a la primera formación prevención y está más cerca de la higiene que de la medicina. El
grupal, a la horda fraterna que precedió la muerte del padre. docente-guía con orientación psicoanalítica, por consiguiente, no
El docente-guía tiene la siguiente misión delicada: va a "amar" a los niños a nivel individual, sino a nivel colectivo.
No va a decretar leyes acompañadas por amenazas, ni por
1) al mismo tiempo permitir todo, de manera que l')' niños: sanciones, ni contribuir a la represión como lo h aría un tirano,
puedan decir: "aquí podemos hacer lo que queramos"; 'con este pero no se pondrá tampoco en la posición de "hermano y amigo"
maestro todo está permitido y no hay problemas"; de sus a lumnos. Frente a ellos, se mostrará comprensivo, pacien-
2) al mismo tiempo, crear un estado de necesidad colectivo en te, humano, calmo y objetivo, pondrá siempre en primer plano
el grupo de alumnos, reunidos según el azar de la obligación sus concepciones y se atendrá a ellas con obstinación.
escolar impuesta por el Estado, preocupándose, sin embargo, por Con este propósito, debe ser consciente de su rol de mediador.
participar en la supresión de esta necesidad para poder ser visto Si comparamos con las primeras formaciones grupales, se corres-
no como "padre arcaico" odiado, sino, más bien, como "j efe" ponde menos con el padre originario o, después de su devoración,
amado de la "banda fra terna". con su símbolo y sustituto, el tótem, que con el jefe, el brujo, el
sacerdote, cuyo rol consiste en ser un miembro intermediario,
Trabajos colectivos o trabajos de grupo pueden realizarse en sobrehumano, tabú, dotado de "maná'', pero, ante todo, ese
todas las materias. La organización colectiva de las t areas a entredós entre el grupo y el padre originario divinizado .
realizar se ve facilitada cuando se permite que el docente haga lo El docente-guía es el m ediador entre las pulsiones y el Ideal
que podríamos denominar un "curso integra do". De esta manera, del Yo de los alumnos, como un parlamentario qu e tiene pod eres
cada alumno singular vive internamente el hecho de poder extraordinarios otorgados por los dos campos enemigos . Em-
realizar, juntá ndose con otros compañeros, lo que no podría prende reconciliaciones entre las instancias separadoras criti-
hacer solo. El rendimiento individual no depende de las tenden- cando y reduciendo las reivindicaciones del Ideal del yo, cuando
cias egocéntricas, nace de la responsabilidad del individuo con- éstas son especialmente virulentas, pero también frenando los
fronta do con una entidad colectiva. De esta manera, las ligazones deseos pulsionales y permitiéndoles estar de acuerdo con el Yo:
fraterna les se dinamizan. La identificación se percibe a través frente a las manifestaciones pulsionales de los alumnos, siem-
del espíritu del aula (el espíritu del grupo) y de una ayuda mutua pre tiene qu e poder t ener a su disposición y ofrecer un conjunto
que se insta ura con agrado. El docente, que da consejos y ad hoc de juegos o de tareas que hagan posible la sublimación.
colabora, está integrado y no se lo considera un elemento hostil Además, tendría que ser capaz de resocializar a niños que, por
en el organismo en formación. cualquier razón afectiva, no se adapten a la sociedad o bien
Para él, sigue habiendo un peligro: ver se obligado a cumplir tengan la capacidad para integrarse a ella, gracias a entrevistas
solamente un papel de protector, de asistente benévolo, de con orientación psicoanalítica o á un comportamiento de la
compañero, a ser relegado a segundo plano. Los alumnos recha- misma naturaleza. [. .. ]
zan tanto a un docente "débil'', corno dicen, corno a un tirano. Cuando la concepción que esbozamos aquí permite vincu lar
Cuando los alumnos están en una situación de verdadera y total a los alumnos y al docente, la memoria es más vivaz, la compren-
autonomía, con un docente que se pone en el nivel de ellos, el sión y la conceptualización son más rápidas y más fáci les, de
grupo se desintegra a causa de la ausencia de guía, se vuelve manera general y en todas las materias.
indisciplinado y se desagrega en conflictos de partes; hay a lum- Dijimos que lo esencial de la conducción reside en la fascina-
nos que actúan de manera "demoníaca", que van más allá de la ción de considerar al guía coino alguien que nació con esta
pulsión colectiva y que corrompen con su manera de ser primaria, aptitud, del mismo modo que el artista vino al mundo como

112 113
artista. Quizás sea verdad en el caso de los guías y de los artistas Zulligerpueda proclamar las virtudes de una ligazón de este tipo:
importa ntes. Sin embargo, nadie llamaría "artista", en pintura, los ejemplos prácticos "muestran más claramente que la discu-
más qu e a los grandes pintores del siglo y nunca a los innumera- sión t eórica los efectos de la ligazón, tal como los docentes
bles artistas más modestos a los que se llama talentos y que, sin formados en el psicoan á lisis los des eamos y los mantenemos, una
embargo, llegaron a serlo más por el trabajo qu e por sus don es y ligazón de esta naturaleza favorece la sociabilidad y no constitu-
su imaginación fé rtil. Lo mismo sucede con la conducción : puede ye un obstáculo para el desarrollo del a lumno, por el contrario, lo
aprenderse al m enos en parte y responder, en cierta medida y de ayuda".
m anera por ci erto sati sfactori a, a las expectativas normales del La argumentación de hecho, el "esto funciona", opera como
docente. Las conclu si ones de la antigua psicología escolar, que inteligibilidad al sustituir el trabajo de elaboración de la prácti-
son todas descriptivas o es tadísticas, no permitieron compren der ca. Aquí vemos cómo est e modelo corre el riesgo, simplemente, de
la conducción. Pero las indagacion es de Freud y del psicoaná li sis funcionar como un a ideología pedagógica. El acto pedagógico
nos enseñaron ta nto sobre la evolución y la naturalEJ.a de la liberado de su nocivid ad se vuelve incondicionalmente positivo.
relación grupo-guía que, hoy, práctica mente podemos extraer de A la m ala pedagogía tradicional es posible oponer la buena
este saber un provecho idénti co del que la terapia de las neurosis pedagogía psicoanalítica . La operación es doble: el psicoanálisis
extrajo de la indagación psicoan alítica. castrado del sentido de sus descubrimientos y la "transferencia
La utilización práctica de las nociones de psicología de grupo reinventada por la pedagogía abren las puertas de un inconscien-
que nos transmitió Freud, en especia l las r elaciones de la mente te y de un imaginario enteramente benéficos para la relación
del individuo dentro de un grupo con el individuo-guía, relaciones educativa". La teoría de Zulliger se puede resumir de este modo:
de una cierta profundidad concebidas en una dinámica y trans- si el docente tiene poca responsabilidad en el fenómeno de la
puestas en acto, ésta es, en mi opinión, la pedagogía psicoan alí- ligazón, ya que la transferencia es inconsciente, si no puede hacer
tica que podemos practicar en la escuela. nada y se siente compl etamente desamparado cada vez que es
objeto de una transferencia de este tipo, tiene que oponerse al
"Psychanalyse et guidage a l'école", desplazamiento de los conflictos m entales sobre su persona
revista !mago, t. XVI, 1930, trad. Jack Noel apoyándose en el deseo de identificación de los niños para
imponer los renunciamientos necesarios y corregir sus compor-
tamientos. A la pedagogía tradicional, que combate porque basa
el renunciamiento en la prohibición y en la represión , Zulliger la
sustituye por una pedagogía de renunciamiento basada en el
• T . 17. Janin e Filloux, rapto de la libido -como se habla del rapto de un m enor- con fines
Sobre el "docente-guía" según Zulliger educativos.
P aradójicamente, la figura del "docente-guía de orientación
Al basar la tar ea pedagógica en el dese o de identificación de psicoanalítica", elaborada por Zulliger, instaura una pedagogía
los niüos, identificación que para Freud es la forma más anti-edípica, en las antípodas de lo que los descubrimientos
precoz y más originaria de la ligazón afectiva, Zulliger no freudi a nos pueden ayudar a construir.
debería pretender d esexuali zar esta li gazón. Pues si la Pero la manera en Ja que Zulliger "opera" es especialmente
id en tificación se basa en la capacidad de suges tión, en el n iüo significativa de lo que podríamos denominar el imaginario peda-
sus raíces se encuentran en lo sexual. En Tres ensayos de gógico. Al tomar corno referencia el modelo de constitución del
teoría sexual, Freud afirm a qu e en el componen t e masoquista grupo elab orado por Freud en Psicología de masas y análisis del
del instinto sexual se basa la docilidad y la credulidad hipnó- yo, modelo que basa la 'consti.tución del grupo en las ligazones de
tica. Lo que hace que Ferenc zi diga que el masoquismo es el amor y de identificación, Zulliger desaprueba al mismo tiempo el
placer de obedecer que los niüos a prenden de su s padres. otro modelo de constitución del grupo: el elaborado por Freud en
Por lo tanto, esta ligazón que alaba Zulliger se basa en lo Tótem y tabú; en el mito científico de la horda primitiva, el grupo
sexua l, es una ligazón de alienación que le asegura al pedagogo, se basa en el asesin ato del padre, en el parricidio. Zulliger avanza
de este modo protegido de la transferencia, un dominio omnipo- vari as cosas sobre el camino de est a des aprobación. En primer
tente. No hay na da asombroso en que en "El horror de la ligazón", lugar, dice que el docente-guía debe ser permisivo para que los

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niños puedan decir que con él todo está permitido, lo que quiere • T. 18. Marie-Claude Ba!etto,
decir, lógicamente, que no debe castigar sin consideración pues, Apoderamiento y no directividad
si lo hace, produce una represión y nos encontramos en la óptica
de la pedagogía tradicional, que Zulliger combate. Por consi- En un primer momento, quisimos atenernos al acto pedagógico
guiente, su acción debe basarse en un método blando ("no ser y a su fundamento, es decir, un adulto provisto de la autoridad del
severo"), permisivo hasta el borramiento de toda prohibición saber, para centrarnos después en la relación pedagógica de un
("todo está permitido"), prohibir se vuelve inútil por el mismo adulto y de un niño .
hecho del sometimiento enjuego. El docente-guía toma los rasgos En la puesta en acto de la no directividad, el docente se aplica
de una imago hiperpotente y castradora (si todo está permitido, a contrarrestar el pasado, el suyo, hecho de autoridad, el de los
nada está permitido), de una imago de acuerdo con las exigencias alumnos, hecho de pasividad.
del yo-ideal y del hiperpoder narcisista. La cuestión de la autoridad es importante porque el concepto
Aquí comprendemos la desaprobación de la imago pgterna: el está presente en la no directividad.
docente-guía no debe ser visto como un padre (Urvater), como ese Al oponer un rechazo se instaura la práctica del mismo
padre omnisciente de los años infantiles del que habla Freud, al nombre. Al respecto, podríamos decir que el docente recupera de
que todo niño ambiciona creer e imitar, pero del que, también, alguna m anera lo que tradicionalmente constituye la respuesta
debe separarse. Por lo tanto, lo que hay que desaprobar es la de los alumnos a la imposición del saber y del sistema, es decir,
ambivalencia, para eliminar todo conflicto en la relación pedagó- su rechazo, con formas que, para ellos, van desde la inercia al
gica y asegurar la hiperpotencia del pedagogo. desorden activo; por consiguiente, toma de ellos su poder de
La desaprobación de la figura paterna se encarna en la imagen oposición y, de esta manera, se mete en su escuela.
del jefe (Hauptling), literalmente el jefe de la banda, en la Pero, ¿qué rechazo?
erección de esa imago fálica indiferenciada sexualmente, pero Se trata de impedirse dominar al niño, ya que el docente
.detrás de la cual, como vimos, se oculta la hiperpotencia de una reconoció en él su propia vocación. Impedirse influir en él, pues
imago materna que no debería sostener ninguna ley, una imago éste sería el deseo del que el niño querría ser liberado. Al instalar
! un plano pedagógico que lo limite, el docente estaría respondien-
a la cual, como dice Ferenczi, "nos sometemos para complacer".
La desaprobación de la figura paterna permite, como sabemos, do a los deseos de cada uno de los participantes.
eludir la angustia de castración, lo que no equivale a una Pero, mientras cree que le está respondiendo, encierra un poco
renuncia amorosa, pero no importa. El ')efe de la banda" no es la más a l alumno y, por su parte, cuando los tapones saltan, vuelve
encarnación de un líder "sin libido", sino, por el contrario, de un a caer en prácticas demasiado habituales.
líder libidina l que basa su poder en una seducción de naturaleza La no directividad funcionaría como castración imaginaria.
homosexual; por consiguiente, dice Zulliger, es preciso que el Contenerse de ser directivo ya que él desea lo contrario. De esta
docente-guía no deje de mostrar sus ideas y de sostenerlas con manera, el docente mantiene una imagen de autoridad hiperpo-
firmeza. Mejor no decir nada m ás. tente (falo) de la que se defiende y a la que él mismo debe faltar.
El trayecto de Zulliger logra develar la especificidad de la De esta manera, sustituye su deseo, por insatisfecho y sin
pedagogía al vincularse con la verdad reprimida de lo pedagógico: límites, ya que lo instala en límites imposibles de mantener. Su
el deseo de identificación del niño y su capacidad de s ugestión deseo es, entonces , deseo de lo imposible.
que, solos, basan el poder del pedagogo, el deseo del pedagogo de Podemos decir que, en este lugar, la práctica no directiva
gozar con este poder bajo la apariencia de una racionalización, la permite, más que otra pedagogía, evidenciar la problemática de
de la desexualización de la ligazón pedagógica. Trayecto en cierta la autoridad. Esta pregunta se sigue planteando, a pesar de las
manera ejemplar. huellas que dejó Mayo del '68, aunque se afanen por dejarla
solamente en el nivel de la institución. Pues el sujeto siempre
"Sur le concept de transfert dans le champ pédagogique", artículo elabora la hiperpotencia y el docente también, si no es más que
de Revue finn c;aise de pédagogie, No. 87, 1989. un otro. Busca el apoderamiento del otro para reconocerse en su
Editado en la reedición de Du contrat pédagogique, 1996, aptitud para colmarlo y, por lo tanto, parecerle el falo. Por este
L'Harmattan, pp. 359-361. medio se instaura la agresividad en la relación en la que el acto
pedagógico está encerrado, transformado en relación pedagógi-

116 117
ca. Si la cuestión de la autoridad está ligada a la transmisión del difícil no suscribir a este programa. Pero, justamente, es un
saber, no es disociable del modo de relación que se instala en el programa para el cual el docente va a marcar al alumno con su
aula entre docentes y alumnos. sello personal al consagrarse a toda su educación. La ampulosi-
El saber nos detiene aquí, pues el docente lo toma como el dad educativa, correlativa con el apartamiento de la tarea de
elemento que favorece la separación con el alumno, dado el poco enseñanza, debe darle al niño su libertad. Pero no hay sujeción
interés que el niño tiene por éste cuando se lo imponen. más grande que la de una pedagogía que instala un ideal que el
Aquí aparece el gusto del docente por el poder. En efecto, si niño debe confirmar. Significa conocer al sujeto de antemano, en
abandona la autoridad del saber de su disciplina, encuentra tanto que se construye y llega a serlo por sus experiencias
ascendiente en sus alumnos, cuando hace posible que el grupo cotidianas. ¿De esta manera, tiene derecho a la diferencia,
funcione, y una autoridad reforzada cuando sepa más sobre cada inclusive al fracaso y, por consiguiente, a la falta? Tener certezas
uno después de los intercambios producidos en el grupo "di- frente al alumno es negarse a vivir con él una experiencia
námico". cotidiana y que nunca es satisfactoria.
El apoderamiento del otro se acentúa cuando se { rata de
presentarle una imagen benévola, seductora de adulto, opuesta Le désir d'enseigner, 1982, ESF, pp. 150-152.
al saber oficial, pero que no carece de un saber, y de un saber
que a los alumnos puede parecerles totalmente esotérico. La
figura chamánica que presenta ahora le proporciona, por
cierto, muchas más satisfacciones que la que podía exhibir •T. 19. Catherine Pouchet, Fernand Oury, Jean Oury,
anteriormente, cuando sólo era un distribuidor de un saber ¿Y la clase cooperativa?
accesible a todos. La transformación vale la pena al menos
cuando empieza ya que, después, el docente se repliega cuan- Volvamos a la clase. Los inconscientes no quedaron colgados en
do algunos alumnos rechazan una imagen de este tipo. el perchero y nos gustaría, a veces, poder influir en ciertas
Por lo tanto, diremos que la enseñanza no directiva tiene sed transferencias. Algunas hipótesis de trabajo simplistas adrede
de poder, su deseo de cambiar a las personas llega a obligarlas a pueden ayudarnos.
hacerlo, pues, señalémoslo, más que otro, un docente no directivo Las situaciones inducen fantasías, deseos que favorecen o no
tiene proyectos sobre el niño. ciertas transferencias: éste que dicta su curso tiene más posibi-
¿Qué niño? Un "niño pedagógico". lidades de ser considerado un Maestro que detenta un Saber
Niño o adolescente fuera de su contexto familiar, mezclado como dictador que aquel que ayuda a los niños a termÍJ;ar un
artificialmente con sus pares. No es elegido ni eligió a sus pares texto para el diario de la escuela. Ahora bien, estas situaciones
ni al docente . Si este último, al comienzo, ignora todo lo relativo están vinculadas con el tipo de actividad, con la organización del
a la vida del alumno fuera de la escuela, intentará saberlo. Pero trabajo y de los grupos, con los roles, con el estatus de unos y
lo considera, de todas maneras, fuera de su vida y de sus padres, otros . Por lo tanto, más que intervenir directamente, que actuar
especie de rapto imaginario. De paso, notemos que los padres del sobre el alumno o sobre las relaciones, introducimos mediacio-
alumno están prácticamente ausentes del discurso del docente; nes, actividades, instituciones ... que al modificar las situaciones
si alguna vez se los menciona es para considerar las relaciones tienen la posibilidad de modificar las relaciones, las transferen-
conflictivas que el niño o el adolescente mantienen con ellos o, cias, los componentes (atención, que, si los interesados no tienen
también, para estigmatizar su falta de escucha. Solamente el la posibilidad de intervenir en este proceso, no se implican en él
docente sabe mantener una buena relación y una buena escucha, y es inútil charlar sobre las relaciones o las transferencias).
de esta manera el alumno será digno de él. Incautado de sus Por lo tanto, actuar sobre el medio para cambiar los compor-
padres, colocado más cerca del docente, bajo su mirada, lo tamientos: la idea no es nueva. Nos asombra ver que los proble-
conocerá; pero ¿desde qué enfoque?, en el de un niño modelado mas de transferencia se plantean de manera diferente en una
conforme al saber pedagógico del docente. Pues, si eligió el clase cooperativa. Incluso nos parece que, cuando las institucio-
camino de la no directividad es, evidentemente, por el bien del nes funcionan bien, esta clase tiene tendencia a autorregularse,
alumno. El docente quiere un niño autónomo, responsable de sus a arreglar sus problemas de transferencias: la "máquina" le daría
actos escolares y no escolares, sano de cuerpo y alma, y feliz. Es automáticamente al maestro un lugar correcto en la transferen-

118 119
cia con los niños , un lugar sin las marcas de las connotaciones Esta relación dual asimétrica no deja de recordar otra, muy
familiares habituales que favorecen las proyecciones y las iden- arcaic'a , ubicada bajo los signos del amor-devoración, de la fusión
tificaciones abusivas. imaginaria y de la destrucción de (las imágenes del) cuerpo: la
Pero, ¿estamos soñando? Si subestimamos la pregnancia de la relación del lactante devorador, carenciado, impotente, con la
Institución centenaria, corremos algunos riesgos inconvenientes. Madre arcaica cuya fantasía es hiperpotente, dispensadora de
En la estructura "normal" la palabra "transferencia" no puede vida y de muerte. En este nivel, no se puede seguir hablando de
evocar otra cosa que la relación del alumno con el maestro o la una relación de objeto que supondría una imagen del cuerpo
maestra. Condición de los aprendizajes y de la adquisición de los distinta, separada del entorno y también un sujeto deseante.
saberes, esta transferencia es necesariamente positiva: "¿Te Lugar de las identificaciones masivas, de tipo "caníbal", de las
llevás bien con la maestra?" Es bueno querer a la maestra, regresiones inexplicables, de la confusión, de la mezcla de los
trabajar para agradarle, para ser instruido como ella. cuerpos, de la locura. Podemos imaginar los posibles desgastes y
Porque son útiles, se habrá de propender a estas transferen- la dificultad para controlar transferencias de este tipo. [... ]
cias. Pero es el maestro el que tiene que provocarlas y clntrolar- ¿Y en la clase cooperativa ?
las . Por suerte, el buen maestro tiene un buen contacto, una Los problemas no se resuelven pero, planteados de otra
buena relación con todos los alumnos y, sobre todo, con los que, manera, por el contexto, pueden llegar a solucionarse.
justamente, necesitan contactos, relaciones, amor. Mediaciones, instituciones, grupos ... . La relación dual se
Y aquí tenemos a nuestro buen maestro invitado a controlar evita a l máximo. El maestro deja de ser el objeto único del amor-
veinticinco relaciones duales simultáneas en las que está fuerte- odio. Los riesgos de enganche afectivo, de "acoplamiento" inde-
mr:,mte implicado (multiplicar por veinticinco la relación no cam- seable, disminuyen.
bia su estructura binaria). Además, se le pide que controle sus En este marco, los niños hablan, expresan sus sentimientos,
propias "contra-transferencias", dicho de otro modo, que sea dan su opinión. Se discute. Cuando se las habla, las transferen-
consciente de su inconsciente. Y, por supuesto, a fin de año cias pasan por lo Simbólico, por significantes comunes. La
llevará a cabo la liquidación de estas transferencias: ¿acaso los dialectización de la evolución se vuelve posible.
chicos no tienen que acceder a la autonomía? En los talleres, equipos, clases por niveles, cada niño trabaja
Amplio programa que ningún psicoanalista serio osaría pro- o juega con otros (y no olvidemos las correspondencias).
poner pero que, implícitamente, subyace a la demanda social de Pasa entre nosotros.
educación. Estas transferencia::; laterales favorecidas compiten con y
Y repitámoslo: el problema no es la transferencia -estamos aminoran la relación maestro-alumno. Hay transferencia en el
todo el tiempo en transferencia- ni tampoco su carácter ambiva- aula y, con frecuencia, más que en otras partes.
lente. Para nosotros, el problema es su carácter masivo, que Péro, queramos o no, la relación no simétrica entre maestro y
puede ser devastador. También que, en la estructura clásica, en alumno permanece. El adulto es mayor, sabe más, es superior.
la que lo único que cuenta es la relación con el maestro, el niño ¿Por qué negarlo y jugar al niño retrasado? ¿Los niños no
está confrontado todo el tiempo con un adulto más o menos necesitan crecer e identificarse con un adulto valioso? Pero este
imaginario que tiene Saber y Poder, al que invistió como posee- adulto ya no necesita actuar(se) la comedia del Sujeto que se
dor de un hiperpoder mágico (y en el piso de arriba, escuchen a supone sabe (todo) para afirmar su autoridad. El poder, las
los maestros hablar del inspector). decisioQ.es, son un asunto del Consejo.
"Al que supongo que tiene el Saber, lo amo" (Lacan). Podría- Por supuesto que el adu lto puede, momentáneamente, repre-
mos agregar "y lo odio". El sujeto que se supone que sabe sentar a cualquiera o a cualquier cosa; él es, más que otro, soporte
raramente provoca indiferencia (salvo que uno no esté interesa- de fantasías. Pero la realidad está a llí: este maestro es imperfec-
do en el Saber: ¿cuántos adolescentes se desconectan y se retiran to, está, como todo el mundo, sometido a la ley y encerrado en las
del mundo?). Sin otra mediación que un misterioso Saber teóri- instituciones, sus funcion es y límites se conocen. Su estatus es
camente detentado por uno y buscado por el otro, la transferencia diferente pero él, en tanto ser humano, no es diferente de los
pedagógica tiene todas las posibilidades de ser masiva. Los dos niños. De todo esto, se habla en conjunto.
participantes corren el riesgo de amarse-odiarse y de ponerse en Saber que lo esencial es invisible.
peligro. Desde lo alto y desde lejos, no se ve otra cosa que signos. Sólo

120 121

,\_
podemos imaginar la red compleja de instituciones que, al mismo BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
tiempo, permite y canaliza los intercambios, recoge y distribuye el
flujo de energía libidinal liberada. Red que permite conectar a toda
la clase con el inconsciente de los participantes, aceptar las
transferencias, favorecer en cada uno la emergencia del Sujeto,
recibir los resurgimientos del Deseo.

"L'année demiere j'étais mort'' signé Miloud, 1986,


Ed. Matrice, pp. 123-127.

,r
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1987, pp. 69-102 . En el Anexo se hallan las referencias a 115
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122 123

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