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Este trabajo fue realizado durante la estancia de investigación del autor en el Área de Derecho
penal de la Universidad de Málaga (marzo de 2007 a febrero de 2008), financiada por el Ministerio
de Educación y Ciencia de España (Programa de Estancias de Profesores e Investigadores
Extranjeros en régimen de año sabático en España).
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Profesor de derecho penal de la Universidad EAFIT (Medellín, Colombia).
1 Por todos, en la actualidad, FERRAJOLI, L., Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Madrid,
Trotta, 1995. Sólo en este sentido la expresión “derecho penal garantista” se utiliza como sinónimo
de derecho penal “liberal” o “clásico”, dados los necesarios matices que cabe introducir al uso de
tales expresiones.
2 Cfr. HASSEMER, W., “Viejo y nuevo derecho penal”, en, el mismo, Persona, mundo y responsabilidad.
Bases para una teoría de la imputación en derecho penal, Bogotá, Temis, 1999, pp. 17-19. Una lograda
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síntesis de las ideas penales de la Ilustración se encuentra en PRIETO SANCHÍS, L., La filosofía penal
de la Ilustración, México, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2003, pp. 11 y ss. En Colombia
cabe resaltar los valiosos aportes de AGUDELO BETANCUR, N., “Crítica y control del poder
punitivo del Estado”, Estudio preliminar, en BECCARIA, C., De los delitos y de las penas, Bogotá,
Temis, 1987, pp. IX-LXI.
3 Cfr. AMNISTÍA INTERNACIONAL, Informe 2006. El estado de los derechos humanos en el mundo, Madrid,
2006.
4 GARLAND, D., La cultura del control. Crimen y orden social en la sociedad contemporánea,
cárceles de la miseria, Madrid, Alianza, 2000, pp. 75 y ss.; DE GIORGI, A., Tolerancia cero. Estrategias y
prácticas de la sociedad de control, Barcelona, Virus, 2005, pp. 43-80; ALBRECHT, P. A., “El derecho
penal en la intervención de la política populista”, en INSTITUTO DE CIENCIAS CRIMINALES DE
FRANKFURT (ed.), La insostenible situación del Derecho penal, edición española a cargo del Área de
Derecho penal de la Universidad Pompeu Fabra, Granada, Comares, 2000, pp. 471 a 487; DÍEZ
RIPOLLÉS, J. L., “El nuevo modelo penal de la seguridad ciudadana”, en Revista Electrónica de
Ciencia Penal y Criminología, 06-03, 2004, pp. 1-34; LARRAURI, E., “Populismo punitivo… y como
resistirlo”, en Jueces para la Democracia, nº 55, Madrid, 2006, pp. 15 a 22.
6 GARLAND, D., La cultura del control…, pp. 39-61. Una síntesis de los mismos, en DÍEZ RIPOLLÉS, J. L.,
“El nuevo modelo penal…”, pp. 6-21; y LARRAURI, E., “Populismo punitivo…”, pp. 15-16.
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otros, WACQUANT, L., Las cárceles de la miseria, pp. 75 y ss.; DE GIORGI, A., Tolerancia cero…, pp. 43-
80; PORTILLA CONTRERAS, G., “La configuración del ‘Homo sacer’ como expresión de los nuevos
modelos del derecho penal imperial”, en PÉREZ ALVAREZ, F. (Ed.), Serta. In memoriam Alexandri
Baratta, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2004, págs. 1401 a 1423; SWAANINGEN, R. van, “La
política de seguridad ciudadana en Holanda: traficando con el miedo”, en Revista Española de
Investigación Criminológica, nº 3, 2005, pp. 1-21, en <http://www.criminologia.net>; DÍEZ
RIPOLLÉS, J. L., “De la sociedad del riesgo a la seguridad ciudadana: un debate desenfocado”, en
BACIGALUPO, S. y CANCIO MELIÁ, M. (Coords.), Derecho penal y política transnacional, Barcelona,
Atelier, 2005, pp. 243-282; LARRAURI, E., “Ayuntamientos de izquierda y control del delito”, en
InDret, 2007 (3), en <http://www.indret.com>. No obstante, no se puede generalizar pues
algunos países han mantenido su modelo asistencialista tradicional; ver por ejemplo, LAPPI-
SEPPÄLÄ, T., “Política criminal y penas alternativas a la prisión en los países escandinavos”, en
Cuadernos de Política Criminal, nº 90, 2006, pp. 121-158.
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10 Sobre ello, MUÑOZ CONDE, F., “De nuevo sobre el ‘derecho penal del enemigo’”, en Revista Penal,
nº 16, Madrid, 2005, pp. 126-128; DONINI, M., “El derecho penal frente al ‘enemigo’”, en CANCIO
MELIÁ – GÓMEZ-JARA DÍEZ (coordinadores), Derecho penal del enemigo. El discurso penal de la
exclusión, Vol. 1, Buenos Aires, Edisofer-BdeF, 2006 pp. 617-629; SILVA SÁNCHEZ, J. M., “El retorno
de la inocuización. El caso de las reacciones jurídico penales frente a los delitos sexuales
violentos”, en ARROYO ZAPATERO, L. y BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. (Directores), Homenaje al
Dr. Marino Barbero Santos. In Memoriam, Cuenca, U. de Castilla-La Mancha y U. de Salamanca,
2001, pp. 699-709; crítico, DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “De la sociedad del riesgo a la seguridad
ciudadana…”, pp. 271-273.
11 Al respecto, ZAFFARONI, E. R., El enemigo en el derecho penal, Buenos Aires, Ediar, 2006, pp. 81-150;
APONTE, A., Guerra y derecho penal de enemigo. Reflexión crítica sobre el eficientismo penal de enemigo,
Bogotá, Grupo Editorial Ibáñez, 2006, pp. 100-144; AMBOS, K., “Derecho penal del enemigo”, en
CANCIO MELIÁ – GÓMEZ-JARA DÍEZ (coordinadores), Derecho penal del enemigo…, vol. 1, pp. 121-
127.
12 Entre otros, FERRAJOLI, L., “L’imputato come nemico: un topos della giurisdizione
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13 JAKOBS, G., “Derecho penal del ciudadano y derecho penal del enemigo”, en JAKOBS, G. y CANCIO
MELIÁ, M., Derecho penal del enemigo, Madrid, Civitas, 2003, pp. 21-56.
14 Al respecto, PRITTWITZ, C., “Derecho penal del enemigo: ¿Análisis crítico o programa del Derecho
penal?”, en MIR PUIG, S. y CORCOY BIDASOLO, M. (dirs.), GÓMEZ MARTÍN, V. (coord.), La política
criminal en Europa, Barcelona, Atelier, 2004; y APONTE, A., ¿Derecho penal de enemigo o Derecho penal
del ciudadano? Günther Jakobs y las tensiones de un Derecho penal de la enemistad, Bogotá, Temis, 2005.
15 Cfr. GRECO, L., “Acerca del llamado derecho penal del enemigo”, en CANCIO MELIÁ – GÓMEZ-
JARA DÍEZ (coordinadores), Derecho penal del enemigo…, vol. 1, pp. 1081-1111.
16 Ver por ejemplo, JAKOBS, G., “Criminalización en el estadio previo a la lesión de un bien jurídico”,
en, el mismo, Estudios de Derecho penal, Madrid, Civitas-UAM, 1997, pp. 293-324; y “Derecho penal
del ciudadano…”, p. 47.
17 Sobre el particular, GARCÍA MÉNDEZ, E., Autoristarismo y control social (Argentina-Uruguay-Chile),
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21 JAKOBS, G., “Derecho penal del ciudadano…”, pp. 47-50. Sobre los aportes de SCHMITT en la
construcción del derecho penal de enemigo, APONTE, A., Guerra y derecho penal de enemigo…, pp.
100-105; especialmente crítico de los planteamientos de JAKOBS desde este punto de vista, AMBOS,
K., “Derecho penal del enemigo”, 143-150, en particular, 145-146. El paralelismo entre la Doctrina
de la Seguridad Nacional y el funcionalismo sistémico, en GARCÍA MÉNDEZ, E., Autoristarismo y
control social…, pp. 117-131; y ZAFFARONI, E. R., “El funcionalismo sistémico y sus perspectivas
jurídico-penales”, en, el mismo, Hacia un realismo jurídico penal marginal, Caracas, Monte Avila
Latinoamericana, 1992, pp. 59-88.
22 APONTE, A., Guerra y derecho penal de enemigo…, p. 143.
23 Ver muchos de los trabajos recogidos en las más de dos mil páginas de los dos volúmenes
recopilados por CANCIO MELIÁ – GÓMEZ-JARA DÍEZ (coordinadores), Derecho penal del enemigo…,
ya citado.
24 Sobre ello había llamado la atención, hace muchos años, BARATTA, A., “Vecchie e nuove strategie
nella legittimazione del diritto penale”, en Dei delitti e delle pene, nº 2, 1985, p. 264.
25 Sobre este concepto, HASSEMER, W., “Viejo y nuevo derecho penal”, p. 17; igual, ALBRECHT, P. A.,
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del derecho penal, en general y desde diferentes perspectivas, MENDOZA BUERGO, B., El Derecho
penal en la sociedad del riesgo, Madrid, Civitas, 2001; SCHÜNEMANN, B., Consideraciones críticas sobre
la situación espiritual de la ciencia jurídico penal alemana, Bogotá, U. Externado de Colombia, 1996;
SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del derecho penal. Aspectos de la política criminal en las sociedades
postindustriales, 2ª edición, Madrid, Civitas, 2001; GRACIA MARTÍN, L., Prolegómenos para la lucha por
la modernización y expansión del Derecho penal y para la crítica del discurso de resistencia, Valencia,
Tirant lo Blanch, 2003, pp. 42 y ss.
26 Cfr. BECK, U., La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Barcelona, Paidós, 2006, pp. 29-70.
Un detallado análisis de las propuestas penales basadas en dicho modelo, en MENDOZA BUERGO,
B., El Derecho penal en la sociedad del riesgo, pp. 23 y ss. En Colombia se ha referido al tema, ARIAS
HOLGUÍN, D. P., A propósito de la discusión sobre el derecho penal “moderno” y la sociedad del riesgo,
Cuaderno de investigación, Documento 42, Medellín, Universidad EAFIT, 2006, pp. 17-28.
27 Cfr. FERRAJOLI, L., “Crisi della legalitá e diritto penale minimo”, en CURI, U. y PALOMBARINI, G. (a
cura di), Diritto penale minimo, Roma, Donzelli, 2002, pp. 15 a 18; SUSS, F., “El trato actual del
mandato de determinación”, en INSTITUTO DE CIENCIAS CRIMINALES DE FRANKFURT (ed.), La
insostenible situación..., pp. 223 y ss.; MENDOZA BUERGO, B., El derecho penal en la sociedad del riesgo,
pp. 95-97.
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28 En especial, MOCCIA, S., “De la tutela de bienes a la tutela de funciones: entre ilusiones
postmodernas y reflujos iliberales”, en SILVA SÁNCHEZ, J. M. (editor), Política criminal y nuevo
Derecho penal. Libro homenaje a C. Roxin, Barcelona, J. M. Bosch, 1997, pp. 113 y ss.; MENDOZA
BUERGO, B., El derecho penal en la sociedad del riesgo, pp. 68 a 78.
29 Ver ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, L., Bases para un modelo de imputación de responsabilidad penal a las personas
de Derecho Penal y Ciencias Penales, Madrid, 1992, p. 242; y STELLA, F., Giustizia e modernità. La
protezione dell’innocente e la tutela delle vittime, 3ª ed., Milano, Giuffrè, 2003, pp. 339-430.
31 Una síntesis de la discusión, en LAURENZO COPELLO, P., Dolo y conocimiento, Valencia, Tirant lo
Blanch, 1999.
32 Así, entre otros, SCHÜNEMANN, B., Consideraciones críticas…, pp. 11 y ss.; MARTÍNEZ-BUJÁN, C.,
“Algunas reflexiones sobre la moderna teoría del Big Crunch en la selección de bienes jurídico-
penales (especial referencia al ámbito económico)”, en La ciencia del Derecho penal ante el nuevo
siglo, Madrid, Tecnos, 2002; GRACIA MARTÍN, L., Prolegómenos…, p. 54; PORTILLA CONTRERAS, G.,
“La supuesta crisis de la teoría del bien jurídico: la tensión entre iuspositivismo y positivismo,
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pensamiento jurídico penal de Francesco Carrara), 2ª edición, Bogotá, 1993, pp. 1-12.
34 Ha llamado la atención sobre ello, DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “De la sociedad del riesgo a la seguridad
ciudadana…”, pp. 276-277, para quien “el modelo penal de la seguridad ciudadana se ha servido
parasitariamente del debate sobre la sociedad del riesgo y, singularmente, de las propuestas que
abogan por una modernización del derecho penal. Este hecho, por muy reprobable y digno de
lamentar que sea, condiciona inevitablemente el futuro del discurso modernizador, el cual no
puede proseguir como si no hubiera pasado nada”.
35 Al respecto las datos sobre control de la criminalidad en Europa y en particular en España que
presenta DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “Algunos rasgos de la delincuencia en España a comienzos del siglo
XXI”, en Revista Española de Investigación Criminológica, nº 4, 2006, p.3, disponible en,
<http://www.criminologia.net.>
36 Así, PAREDES CASTAÑÓN, J. M., “Sobre el concepto de Derecho penal del riesgo: algunas notas”, en
Derecho Penal Contemporáneo. Revista Internacional, nº 4, Bogotá, Legis, 2003, p.114; y DÍEZ RIPOLLÉS,
J. L., “De la sociedad del riesgo a la seguridad ciudadana…”, pp. 253-256.
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38 Como lo ha recordado ESER, “Una cosa es proponer sistemas jurídicos, por muy coherentes que
puedan ser en sí mismos, y otra cosa es pensar en las consecuencias que de ellos se puedan
derivar, y esto no es menos importante en el marco de la responsabilidad científica”, en ESER, A.,
HASSEMER, W. y BURKHARDT, B., La ciencia del derecho penal ante el cambio de milenio, Valencia,
Tirant lo blanch, 2004, p. 472.
39 GARLAND, D., La cultura del control…, p. 64.
40 Sobre este punto se ha insistido, en SOTOMAYOR ACOSTA, J. O., “Garantismo y derecho penal en
Colombia”, en Jueces para la Democracia, nº 35, Madrid, 1999, p. 92; y ARIAS HOLGUÍN, D. P. y
SOTOMAYOR ACOSTA, J. O., “Consideraciones críticas sobre la recepción en Colombia de la teoría
de los delitos de infracción del deber”, en Derecho Penal Contemporáneo, nº 15, Bogotá, 2006, pp. 133
y ss.
41 Al respecto, DONINI, M., “Escenarios del Derecho penal en Europa a principios del siglo XXI”, en
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42 Cfr. TERRADILLOS, J., “El derecho penal en la globalización: luces y sombras”, en CAPELLA
HERNÁNDEZ, J. R. (coordinador), Transformaciones del derecho en la mundialización, Estudios de
Derecho Judicial, nº 16, Madrid, Consejo General del Poder Judicial, 1999, págs. 185 a 216, en
especial, pp. 203-210; y ARIAS HOLGUÍN, D. P., A propósito de la discusión…, p. 27.
43 Véase el completo análisis realizado por APONTE, A., Guerra y derecho penal de enemigo…, pp. 335-
519.
44 Ver LARRAURI, E., “Populismo punitivo…”, p. 15.
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delitos que más jalonan esta tendencia son aquellos que tienen a menores como
víctimas45.
c. También vale la pena resaltar que en términos formales, el actual CP
colombiano es en alguna medida un código “moderno”, destacándose por la
amplia cobertura de la protección penal de bienes jurídicos colectivos. En tal
sentido, el CP amplió el título correspondiente a los delitos “Contra el orden
económico social” (Título X), que se encuentra dividido en cinco capítulos, en
los que se recogen delitos como el acaparamiento, especulación y otras
infracciones que afectan los intereses de los consumidores (arts. 297 a 213), los
delitos contra el sistema financiero (arts. 314 a 317), la urbanización ilegal (art.
318), el contrabando (arts.319 a 322) y el lavado de activos (arts. 323 a 327). Así
mismo, contiene un extenso Título XI dedicado a los “Delitos contra los
recursos naturales y el medio ambiente”. De igual manera, el Título XIII está
dedicado a los delitos contra la salud pública (arts. 368 a 385).
El amplio reconocimiento legal de estos delitos contra bienes jurídicos
colectivos es sin embargo inversamente proporcional a su aplicación práctica,
pues en términos generales se trata de una legislación que hasta el momento no
parece trascender el plano estrictamente ideológico, en tanto permite legitimar
el derecho penal como un instrumento estatal para enfrentar los mayores
problemas del presente y como un mecanismo de protección de los intereses
más relevantes de todos los ciudadanos. Por esta vía tiene lugar, además, lo que
CALLE CALDERÓN denomina “vaciamiento” de las garantías penales46,
45 Ejemplo de ello son la Ley 679/2001, que creó los delitos de “Utilización o facilitación de medios
de comunicación para ofrecer servicios sexuales de menores” (art. 219A) y “Omisión de
denuncia” (de abusos sexuales con menores) (art. 219B); la Ley 745/2002, que tipificó como
contravención el consumo de drogas en presencia de menores; la Ley 882/2004, que reformó el
tipo de violencia intrafamiliar (art. 229); Ley 985/2005 que modifica el delito de trata de personas
(art. 188A); y el Código de la infancia y la adolescencia (Ley 1098/2006), cuyo art. 199 prohíbe la
aplicación de la suspensión condicional de la ejecución de la pena, la libertad condicional, la
detención domiciliaria, rebajas de pena, etc., “cuando se trate de los delitos de homicidio o
lesiones personales bajo modalidad dolosa, delitos contra la libertad, integridad y formación
sexuales, o secuestro, cometidos contra niños, niñas y adolescentes”. El mismo Código de la
infancia y la adolescencia prevé en su art. 48, inc. 2, la publicación en algunos espacios de radio y
televisión “y por lo menos una vez a la semana”, los nombres completos y foto reciente “de las
personas que hayan sido condenadas en el último mes por cualquiera de los delitos contemplados
en el Título IV, ‘Delitos contra la Libertad, Integridad y Formación Sexuales’, cuando la víctima
haya sido un menor de edad”. A su vez el Concejo de Bogotá, sin ninguna competencia para ello
y supuestamente en desarrollo del mencionado artículo, autorizó la publicación de las fotografías
de abusadores de niños en muros y vallas de la capital, en lo que antes de ponerse en práctica ya
se conoce como el “muro de la infamia”.
46 CALLE CALDERÓN, A. L., “La Corte Constitucional y las garantías penales”, en SOTOMAYOR
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47 Ver URIBE DE HINCAPIÉ, M. T., “Las soberanías en vilo en un contexto de guerra y paz”, en
Estudios Políticos, nº 13, 1998, p. 19.
48 Santos, B. de S. y García Villegas, M., “Colombia: el revés del contrato social de la modernidad”,
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50 RODRÍGUEZ, C., UPRIMNY, R. y GARCÍA VILLEGAS, M., “Entre el protagonismo y la rutina: análisis
sociojurídico de la justicia en Colombia”, p. 50, en <http://www.djs.org.co> [consultado
21/05/2007]; en términos semejantes, APONTE, A., Guerra y derecho penal de enemigo…, pp. 640-649.
51 Ver en tal sentido las pertinentes críticas que AMBOS, K., “Derecho penal del enemigo”, pp. 143-
152, formula a la recepción en Colombia de las tesis de JAKOBS, de quien inclusive afirma que
algunas de sus expresiones concretas sobre la realidad colombiana “fomentan que surja la duda
respecto de si Jakobs es consciente del peso de sus palabras, y si, de hecho, se esfuerza en no
convertirse a sí mismo en un ‘proveedor de personalidades autoritarias’ o en no ser
malinterpretado como tal” (p. 147).
52 El más completo de todos es sin duda el de APONTE, A., Guerra y derecho penal de enemigo…, en
especial, pp. 370 y ss.; también se deben destacar los valiosos aportes de, entre otros, OROZCO
ABAD, I., Combatientes, rebeldes y terroristas. Guerra y derecho en Colombia, Bogotá, Temis – IEPRI,
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criminalidad”, en, el mismo, Derecho penal. Obras completas, tomo II, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni, 2000, págs. 61-82; GIMBERNAT, E., “¿Las exigencias dogmáticas fundamentales hasta
ahora vigentes de una Parte General son idóneas para satisfacer la actual situación de la
criminalidad, de la medición de la pena y del sistema de sanciones? Responsabilidad por el
producto, accesoriedad administrativa del Derecho penal y decisiones colegiadas, en Anuario de
Derecho Penal y Ciencias Penales, Madrid, 1999, pp. 51-72; MUÑOZ CONDE, F., “El «moderno»
Derecho penal en el nuevo código penal. Principios y tendencias”, en La Ley. Revista Jurídica
Española de Doctrina, Jurisprudencia y Bibliografía, nº 3, Madrid, 1996, pp. 117-137; STELLA, F.,
Giustizia e modernità…, pp. 515 y ss. En Colombia, VELÁSQUEZ, F., “Globalización y derecho
penal”, en LOSANO, M. G. y MUÑOZ CONDE, F., El derecho ante la globalización y el terrorismo,
Valencia, Tirant lo blanch – Alexander von Humboldt, 2004, pp. 185 a 208; y ARIAS HOLGUÍN, D.
P., A propósito de la discusión…, pp. 9 y ss.
54 Así, MARINUCCI, G. y DOLCINI, E., “Diritto penale ‘minimo’ e nuove forme di criminalità”, en
Rivista Italiana di Diritto e Procedura Penale, Fasc. 3, Milano, 1999, pp. 802-820.
55 Por todos, HASSEMER, W., “Viejo y nuevo derecho penal”, pp. 15-37.
56 Por todos, FERRAJOLI, L., Derecho y razón…, pp. 353.
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lugar, el concepto de bien jurídico del que parte, que según la crítica podría
conducir a desterrar del derecho penal la protección de bienes jurídicos
colectivos como la salud pública, el medio ambiente, el orden socio-económico,
etc. En segundo término pero ligado directamente a lo anterior, se cuestiona así
mismo el hecho de que el derecho penal concentre su atención precisamente en
la criminalidad característica de los sectores más vulnerables de la población
(atentados al patrimonio, la vida, integridad personal y en general lo delitos
contra la persona), situación cuando menos funcional a los planteamientos
minimalistas propios de la ideología neoliberal conservadora. En tercer orden, y
también vinculado a la primera crítica, se objeta por algunos que el garantismo
concentre su atención en la protección del delincuente y supuestamente olvide
la protección de la sociedad.
57 HASSEMER, W., “Lineamientos de una teoría personal del bien jurídico”, en Doctrina Penal, Nos.
46/47, Buenos Aires, Depalma, 1989.
58 Cfr. GRACIA MARTÍN, L., Prolegómenos…, pp. 127-155; TERRADILLOS, J., “Globalización,
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Derecho de la Universidad Complutense, nº 11, Madrid, 1986, pp. 147-164; SOTO NAVARRO, S., La
protección penal de los bienes colectivos en la sociedad moderna, Granada, Comares, 2003, pp. 251-276.
63 SOTO NAVARRO, S., La protección penal de los bienes colectivos…, pp. 277-326.
64 CID MOLINÉ, J., “Garantías y sanciones (Argumentos contra la tesis de la identidad de garantías
entre las sanciones punitivas)”, en Revista de Administración Pública, nº 140, 1996, págs. 131-171.
65 SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del derecho penal…, pp. 159-162.
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los únicos que tienen dificultades para satisfacer las exigencias garantistas del
derecho penal liberal66.
66 En esta dirección, PAREDES CASTAÑÓN, J. M., “Sobre el concepto de Derecho penal del riesgo…”,
p. 116; TERRADILLOS, J., “Globalización, administrativización y expansión…”, pp. 237-238;
CORCOY BIDASOLO, M., “Límites objetivos y subjetivos a la intervención en el control de riesgos”,
en MIR PUIG, S. y CORCOY BIDASOLO, M. (Dir.), La política criminal en Europa, pp. 25 a 40; PORTILLA
CONTRERAS, G., “La supuesta crisis de la teoría del bien jurídico…”, p. 913; ZÚÑIGA RODRÍGUEZ,
L., “Viejas y nuevas tendencias políticocriminales en las legislaciones penales”, en BERDUGO
GÓMEZ DE LA TORRE, I. y SANZ MULAS, N., Derecho penal de la democracia y seguridad pública,
Granada, Comares, 2005, p. 111.
67 SCHÜNEMANN, B., “Del derecho penal de la clase baja al Derecho penal de la clase alta. ¿Un
cambio de paradigma como exigencia moral?”, en, el mismo, Temas actuales y permanentes del
Derecho penal después del milenio, Madrid, Tecnos, 2002, p. 54. En igual dirección, GRACIA MARTÍN,
L., Prolegómenos…, pp. 164-189; MARINUCCI, G. y DOLCINI, E., “Diritto penale ‘minimo’…”, pp. 813
y ss.; y MARTÍNEZ-BUJÁN, C., “Algunas reflexiones sobre la moderna teoría del Big Crunch…”, p.
430; DONINI, M., Il volto atttuale…, pp. 137-139; PORTILLA CONTRERAS, G., “La supuesta crisis de la
teoría del bien jurídico…”, pp. 916 y 922; ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, L., “Viejas y nuevas tendencias…”,
pp. 99-129.
68 Así, al parecer, ha sucedido en Italia; cfr. DONINI, M., Il volto atttuale…, pp. 137-139.
69 DONINI, Il volto attuale, p. 138.
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concepción general del derecho penal para hacerla coincidir con algunos
planteamientos neoliberales de la derecha económica. Ya se indicó que una
concepción garantista no excluye la protección de bienes jurídicos colectivos,
cosa que debería estar fuera de toda duda en el caso de FERRAJOLI, quien
precisamente al preguntarse “¿qué prohibir?” cuestiona algunas concepciones
del bien jurídico por “demasiado estrechas, como las ilustradas o neoilustradas
que identifican los bienes jurídicos con ‘derechos’ o ‘intereses individuales’, con
lo que se hacen inidóneas para justificar la prohibición de conductas como el
cohecho, la malversación o el fraude fiscal, lesivos todos ellos de bienes
públicos o colectivos”70. Aún más, de la divergencia de la realidad legal italiana
con las exigencias del principio del bien jurídico deriva el mencionado autor
tres propuestas concretas de despenalización71: los delitos de bagatela y más
concretamente de la categoría de las contravenciones; los delitos contra la
“personalidad del Estado” y demás normas semejantes derivadas de la
codificación fascista; y, por último, los denominados “delitos de atentado”, que
suelen identificarse con actos de tentativa o presunciones de peligro. Como
puede observarse, en la concepción de este autor no sólo el criterio positivo de
“¿qué proteger?” no excluye los bienes jurídicos colectivos sino que sus
propuestas concretas de “¿qué no proteger?” se refieren a comportamientos que
no pertenecen precisamente a los grupos de mayor poder económico. Luego,
resultan no sólo exageradas sino del todo equivocadas las críticas que sobre este
tema se formulan a la concepción reduccionista de FERRAJOLI72, pues en ningún
caso su concepción avala propuestas como la de SILVA SÁNCHEZ y en tal medida
las críticas que se pueden formular a la posición del autor español no pueden
generalizarse como críticas a las concepciones liberales o garantistas.
Pero aún más, tampoco es cierto que se den las mencionadas
coincidencias entre las propuestas de derecho penal mínimo y concepciones
conservadoras neoliberales. Teniendo en cuenta los desarrollos de la política
criminal derivada de la globalización es cierto que la misma se orienta al
debilitamiento de la intervención económica por una parte y a un
endurecimiento de la intervención penal, por otra73; y dicha intervención penal
se presenta además, como se indicó atrás, de la mano de una renovada
presencia de la pena como medio de incapacitación, que está significando de
más matizada, DONINI, M., Il volto attuale…, p. 138. Véase la réplica de FERRAJOLI, L., “Sul diritto
penale minimo (risposta a Giorgio Marinucci e Emilio Dolcini)”, en Il Foro Italiano, nº 4, 2000, pp.
125-131.
73 Así lo pone de presente TERRADILLOS, J., “El derecho penal de la globalización…”, pp. 214-216.
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74 Así lo ha puesto de presente DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “De la sociedad del riesgo a la seguridad
ciudadana…”, pp. 271-273.
75 MENDOZA BUERGO, B., El derecho penal en la sociedad del riesgo, p. 178.
76 MARTÍNEZ-BUJÁN, C., “Algunas reflexiones sobre la moderna teoría del Big Crunch…”, p. 431,
cursivas fuera de texto. Crítico del planteamiento citado, DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “De la sociedad del
riesgo a la seguridad ciudadana…”, p. 277.
77 Sobre el tema, ALCÁCER GUIRAO, R., Los fines del derecho penal. Liberalismo y comunitarismo en la
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en Jueces para la Democracia, nº 57, Madrid, 2006, pp. 33 a 35; LARRAURI, E., “Populismo
punitivo…”, pp. 15 a 22.
82 SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del Derecho penal…, p. 149; en igual sentido, SCHÜNEMANN, B.,
Consideraciones críticas…, pp. 11 y ss.; MARINUCCI, G. y DOLCINI, E., “Diritto penale ‘minimo’…”,
p. 811; DONINI, M., Il volto attuale…, p. 138.
83 La exposición de este sector doctrinal, en MENDOZA BUERGO, B., El derecho penal en la sociedad del
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o gradualidad al interior del derecho penal mismo, que en el caso del autor
español se basa en una diferenciación en el terreno de las garantías en atención
a la gravedad de la pena a imponer84.
84 SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del Derecho penal…, pp. 159-162; este planteamiento había sido
expuesto inicialmente por CID MOLINÉ, J., “Garantías y sanciones…”, pp. 141-150, aunque no en el
contexto del debate sobre la modernización del derecho penal. Según DONINI, M., “¿Una nueva
edad media penal? Lo viejo y lo nuevo en la expansión del Derecho penal económico”, en Nuevo
Foro Penal, nº 65, Medellín, 2003, pp. 100-104, la diferenciación de “velocidades” en el derecho
penal no supone ninguna característica de la modernización del derecho penal, pues se trata de
algo que siempre lo ha acompañado; su propuesta de diferenciadora, en DONINI, M., “El derecho
penal diferenciado. La coexistencia de diversas políticas criminales en los sistemas penales
contemporáneos”, conferencia pronunciada en la Universidad EAFIT (Medellín, Colombia) el 26
de mayo de 2005 (se cita por el documento original facilitado por el autor).
85 PAREDES CASTAÑÓN, “Sobre el concepto de Derecho penal del riesgo…”, pp. 117 y 118.
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86 Así, PRITTWITZ, C., “Sociedad del riesgo y derecho penal”, pp. 268-279; MENDOZA BUERGO, B., El
derecho penal en la sociedad del riesgo, pp. 181-192; y NAVARRO CARDOSO, F., “El derecho penal del
riesgo y la idea de seguridad. Una quiebra del sistema sancionador”, en PÉREZ ALVAREZ, F., (Ed.),
Serta. In memoriam Alexandri Baratta, p. 1341.
87 Entre otros, SCHÜNEMANN, B., Consideraciones críticas…, pp. 11 y ss; GRACIA MARTÍN, L.,
Prolegómenos…, pp. 164-189; MARINUCCI, G. y DOLCINI, E., “Diritto penale ‘minimo’…”, pp. 813 y
ss.; y MARTÍNEZ-BUJÁN, C., “Algunas reflexiones sobre la moderna teoría del Big Crunch…”, p.
430; DONINI, M., Il volto atttuale…, pp. 137-139; ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, L., “Viejas y nuevas
tendencias…”, pp. 99-129.
88 WACQUANT, L., Las cárceles de la miseria, pp. 101-120.
89 Al respecto, WACQUANT, L., Las cárceles de la miseria, pp. 101-120. Igual, De Giorgi, A., Tolerancia
cero…, pp. 81 y ss.; Díez Ripollés, J. L., “Algunos rasgos de la delincuencia en España…”, pp. 14-
17; Para el caso español, GARCÍA ESPAÑA, E., Inmigración y delincuencia en España: análisis
criminológico, Valencia, Tirant lo blanch, 2001, pp. 266 y ss.; RUIZ RODRÍGUEZ, L. R., “Extranjeros en
prisión. Una marginación reiterada”, en Ruiz Rodríguez, L. R. (coordinador), Sistema penal y
exclusión de extranjeros, Albacete, Bomarzo, 2006, pp. 181-193.
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92 SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del derecho penal…, p. 150. Ya antes, CID MOLINÉ, “Garantías y
sanciones…”, pp. 141 y ss.
93 SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del derecho penal…, p. 145.
94 Así lo explican, entre otros, CATTANEO, M., A., “I principi dell’illuminismo giuridico penale”, en
VINCIGUERRA, S. (Studi coordinati da), I codici preunitari e il codice Zanardelli, Padova, Cedam, 1993,
pp. 3-37, en especial, 9-14; TARELLO, G., Storia della cultura giuridica moderna, Milano, Il Mulino,
1976, pp. 383-392; PRIETO SANCHÍS, L., La filosofía penal de la Ilustración, pp 32-41; y AGUDELO
BETANCUR, N., “Crítica y control del poder punitivo…”, pp. IX y ss.
95 BECCARIA, C., De los delitos y de las penas, p. 47.
96 Vid. TARELLO, G., Storia della cultura giuridica moderna, pp. 383-392.
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de muerte, por ejemplo, fuera rechazada bien por inútil, por inhumana o
desproporcionada, o por las tres cosas a la vez97. En tal contexto, se insiste, la
prisión y otras penas como la servidumbre o la confiscación se plantean – por lo
menos en el caso de BECCARIA – como una especie de penas alternativas a la
pena de muerte y a los tormentos propios del sistema punitivo de la época98,
pero en todo caso su imposición requería el cumplimiento pleno de las
garantías sustantivas y procesales.
En definitiva, conforme al derecho penal liberal histórico las garantías
siempre se han entendido como contrapeso a la pena, a secas, y no sólo a las
penas más graves. Aún más, un desarrollo de la perspectiva liberal en la
actualidad debería más bien orientarse, por una parte, a proponer un sistema de
penas más suaves que el existente en la actualidad (reducción del recurso a las
penas privativas de la libertad y ampliación de las penas alternativas a la
misma) y, por otro lado, a maximizar los límites a dicha intervención punitiva99.
En este punto saltan a la vista las importantes diferencias existentes entre
la tesis de HASSEMER y la sostenida SILVA SÁNCHEZ, en tanto sólo la propuesta
de este último implica cierta desconfiguración del sistema de garantías del
derecho penal, al diferenciarlas en atención a los distintos sectores del mismo100.
En concreto, al entender que “no hay vuelta atrás”, este autor acepta de forma
97 Así, por ejemplo, BECCARIA, De los delitos y de las penas, p. 35-42. Como explica TARELLO, G., Storia
della cultura giuridica moderna, pp. 462-478, la obra de BECCARIA constituye una síntesis de las
diversas ideologías iluministas sobre la pena. Cabe destacar, por ejemplo, la confluencia en este
mismo sentido del pensamiento nada utilitarista de CARRARA, quien sin embargo no sólo fue un
crítico decidido de la pena de muerte y militante comprometido de la causa abolicionista sino
también el máximo exponente del derecho penal liberal; véase, FINZI, V., “Francesco Carrara y la
campaña por la abolición de la pena de muerte”, en CARRARA, F., Programa de derecho criminal, vol.
10, Apéndice, Bogotá, Temis, 1978, pp. 88-95; CATTANEO, M. A., Francesco Carrara e la filosofia del
diritto penale, Torino, G. Giappichelli, 1988, pp. 166-184; AGUDELO BETANCUR, N., Grandes corrientes
del Derecho penal…, pp. 1-12 y 60-86.
98 La prisión es justificada por el discurso jurídico en la lucha por la humanización del derecho
penal, porque se le contraponía a la pena de muerte. Pero su instauración como pena sólo se
explica en virtud de cambios sociales y políticos más profundos, que tocan con la tecnología del
poder. En palabras de FOUCAULT, M., Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, México, Siglo XXI,
1981, p. 233, “La prisión, pieza esencial del arsenal punitivo, marca seguramente un momento
importante en la historia de la justicia penal: su acceso a la ‘humanidad’. Pero también un
momento importante en la historia de esos mecanismos disciplinarios que el nuevo poder de clase
estaba desarrollando: aquel en que colonizan la institución judicial”.
99 Esta es la perspectiva que desarrolla FERRAJOLI, L., Derecho y razón., pp. 321-345..
100 En una línea parecida, DONINI, M., “El derecho penal diferenciado…”, p. 9, quien sin embargo
defiende la existencia de un núcleo garantista básico irrenunciable. Tampoco parece claro que
estas objeciones alcancen a CID MOLINÉ, J., “Garantías y sanciones…”, p. 141, por cuanto este
autor elabora su postura desde el principio de intervención mínima, que entiende aplicable a todo
el derecho penal.
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101 SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del derecho penal..., p. 162, quien no obstante reconoce al mismo
tiempo la existencia de un espacio de “expansión razonable”.
102 HASSEMER, W., “Viejo y nuevo derecho penal”, pp. 34-35.
103 LOPERA MESA, G. P., “El principio de proporcionalidad en el control de constitucionalidad de las
leyes penales sustantivas…”, p. 32. Este aspecto es subvalorado por CID MOLINÉ, J., “Garantías y
sanciones...”, pp. 142-144. Téngase presente que la mayor “capacidad simbólico-comunicativa” de
la intervención penal es precisamente uno de los argumentos de SILVA SÁNCHEZ, J. M., La
expansión del derecho penal..., p. 162, para mantener dentro del derecho penal el ámbito de ilícitos
que agrupa bajo la “segunda velocidad”.
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C. ¿Inmovilismo Garantista?
El garantismo también suele ser criticado a veces por generar cierto
inmovilismo en la ciencia penal, por su tendencia a permanecer atrapado en los
principios o reivindicando una especie de derecho penal “eterno o inmutable” o
aferrado al mundo del “deber ser”105.
En primer lugar, en plena época del Estado constitucional106 no es
necesario asumir una concepción iusnaturalista para defender la validez
jurídica de los principios básicos del derecho penal, por lo que la crítica a la
reivindicación de un derecho penal “eterno” o “inmutable” quizás podría
hacérsele al derecho penal liberal de CARRARA y su pretensión de deducir de un
derecho natural ideal los principios que debían orientar el derecho positivo
mismo, pero no a las concepciones garantistas que parten de un texto de
derecho positivo como lo es la Constitución.
Ahora, si lo que se busca es reivindicar la importancia del conocimiento
de la realidad social para la ciencia penal, ello en ningún caso resulta
contradictorio con la reivindicación de un derecho penal liberal, pues qué duda
cabe que la defensa de las garantías penales en la actualidad no puede quedar
reducida a la simple reivindicación formal de los principios. Más bien se está
ante una promesa incumplida por parte de la ciencia penal, pues como dice
DONINI, “si verdaderamente el derecho penal está orientado a objetivos y no
tiene una función meramente retributiva, pedagógica o de mera reafirmación
ideológica de valores, sino que mira las consecuencias reales de la intervención
punitiva, ya sea sobre la generalidad que sobre las personas individuales (= es
104 De hecho SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del derecho penal..., pp. 163-165, admite hoy en día la
existencia de una “tercera velocidad”, constituida por el denominado derecho penal de enemigo.
También crítico, TERRADILLOS, J., “Globalización, administrativización y expansión…”, p. 237.
105 En esta línea, DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “El nuevo modelo penal…”, pp. 21-23; DONINI, M., Il volto
attuale…, pp. 137-139; el mismo, “Escenarios del derecho penal…”, pp. 53-54; ZÚÑIGA RODRÍGUEZ,
L., “Viejas y nuevas tendencias…”, pp. 112-113, 117.
106 Por todos, PRIETO SANCHÍS, L., “Constitucionalismo y garantismo”, en CARBONELL, M. y
SALAZAR, P. (Editores.), Garantismo. Estudios sobre el pensamiento jurídico de Luigi Ferrajoli, Madrid,
Trotta, 2005, pp. 41-57.
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107 DONINI, M., “Escenarios del Derecho penal…”, p.53 (cursivas textuales). En esta misma dirección
parece orientarse en España DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “El nuevo modelo penal…”, pp. 31-34.
108 Así, DONINI, M., “Escenarios del Derecho penal…”, pp. 53-54 y 56.
109 SOTOMAYOR ACOSTA, J. O., Inimputabilidad y sistema penal, Bogotá, Temis, 1996, p. 2.
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CRISE DO PENSAMENTO FILOSÓFICO
OCIDENTAL E ALTERIDADE – UM ESBOÇO *
R ICARDO T IMM DE S OUZA **
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2 – A C RISE E O P ULSAR
A crise dos tempos presentes significa a chance do reencontro com a
etimologia, julgamento e ruptura do dado, do já estatuído, da tautologia a
morder a própria cauda. A presente crise de sentido e de paradigmas não nasce
por geração espontânea: lateja em cada segundo da história relatada e não
relatada da humanidade. O latejar da crise indica o pulsar do desacordo da
realidade com sua figuração, com seu modelo e suas expectativas; tal como o
coração pulsa no organismo e impede que este mergulhe no universo estático,
assim também as crises latentes, vistas ou permanecidas invisíveis, constantes
da história do pensamento organizado em racionalidade impedem a
petrificação do total expresso no momento, impedem a suspensão do respirar. A
crise é o reencontro com a temporalidade: assim como o estômago vivo espera
ter tempo para digerir o alimento, e este esperar coincide com sua existência
feita função, assim também o pensamento vivo espera superar o presente crítico
através da crítica mesma, do julgamento, e esta superação, esta pulsação
vivificadora coincide com seu sentido, com o sentido da realidade percebida.
Mas a distância entre o pensamento e a realidade já se constitui em uma crise,
em uma ruptura primigênia – é uma fenda estrutural no bloco (só pensado) da
racionalidade auto-explicativa. Como a morte impede o existente de chegar ao
todo, ou seja, de poder fazer coincidir seu impulso à totalidade com a
autofiguração da Totalidade real1, a crise pulsante de cada momento, mesmo
não tornada explícita, mesmo não tornada incontornável por racionalizações,
impede que o pensamento se compraza consigo mesmo, da mesma forma como
a realidade posta em movimento, redundantemente real, não se pode
comprazer consigo mesma, e por isso muda.
A crise é a inspiração da utopia, ouk-tópos: ela não tem lugar na antevisão
da lógica do presente trazido à tona de seus sonhos conciliadores. Crise é a
história feita aos pedaços, na ansiedade da espera do momento certo para se
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3 – A F RAGMENTAÇÃO DO S ENTIDO
O fim das grandes certezas idealistas com seu questionamento via anti-
sistemas vai significar, a partir de pelo menos a metade do século XIX, o fim
também do sonho da unidade metafísica de sentido, ou do devaneio da
conciliação violenta. A falência do conceito pela redescoberta da carga
antropológica que habita o ser humano (FEUERBACH), da vontade que projeta e
se impõe (SCHOPENHAUER) e da subjetividade que ancora suas decisões até ao
absurdo de se contrapor ao jogo dos conceitos (KIERKEGAARD) conduz à falência
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4 – A E XISTENCIALIDADE (R E )D ESCOBERTA
Se há algo que tem caracterizado o século XX filosófico é a percepção
meta-racional das circunstâncias existenciais dos seres humanos historicamente
situados. A consciência da finitude que advém do desencanto ainda pouco
consciente do positivismo racionalista e científico, a grande intuição de
ROSENZWEIG, traduzida também pelo HEIDEGGER especificamente filósofo da
autenticidade da morte (pelo menos da morte de alguma forma conjugada ao
destino do ser, seja este qual for), tem em um determinado espírito
fenomenológico do tempo presente a sua raiz pouco perceptível3. À unicidade
do intelecto cognoscente segue-se a precariedade do esvaziamento do sentido
unívoco; a multiplicação de perspectivas e circunstâncias de compreensão da
realidade vital – ORTEGA Y GASSET inaugura em 1914 um século precário –
conduz à constatação da infinidade de mundos humanos, em seu contraponto
ilimitado.
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como tal, por nós e nossa racionalidade – como ocorre com toda “coisa”
concebível5 –, a esta conclusão chegou-se rapidamente, à medida em que
avançava a fragmentação do sentido a que fizemos referência.
Mas a fragmentação vem a dar lugar, mais propriamente, a uma
multiplicidade de sentido. À primeira impressão de desagregação de um todo,
segue-se a constatação do brotar de sentido próprio às diversas instâncias de
realidade. Mais adiante nos deteremos neste tema. Por ora, basta que se perceba
duas características fundamentais da existencialidade redescoberta: a
multiplicação infinita dos mundos de sentido, dos mundos com sentido, e o
reenfoque da questão da corporeidade.
a) A multiplicação infinita dos mundos
“Que é a água para mim? – Aquilo com que costumo me lavar e aquilo
que bebo. Suponhamos, porém, que vou nadar... Usamos um adjetivo especial
para esta água: a água ‘refrescante’. Ela é também um meio de extinção, sentido
que eu jamais conseguiria afirmar se não soubesse o que é um incêndio e o que
se quer dizer com a expressão ‘extinguir um incêndio’. Para um pescador a
água não é refrescante nem tampouco um meio de extinção... – ninguém pesca
numa água de lavar ou de apagar! Quem no inverno cai por uma falha no gelo
vê o pior aspecto que a água pode mostrar. Mas ninguém ainda morreu de frio
na água ‘refrescante’!”6. Qualquer objetividade da água – incluindo a mais
solene, a da química – é uma construção secundária que abstrai de sua
variedade de sentidos, de existências. A água não “é” H20; ela “é” o que a
referência de sentido descobre nela. A realidade não está unificada em torno a
um pólo doador de sentido, seja ele a razão ou o que mais se queira. A
realidade está espraiada em seus infinitos sentidos particulares: não existe “a”
realidade, apenas sua infindável variedade. “Que é um pincel? – Uma coisa
bem diferente para VAN GOGH e para o lojista de quem regularmente ele
comprava seus pincéis. VAN GOGH não quereria se desfazer de seus velhos
pincéis por nenhum dinheiro do mundo e o lojista não os quereria reaver por
nenhum preço”7. A racionalidade classificante diz: “mas eram, em última
análise, os mesmos pincéis!”. Todavia, aqui o peso está no sentido de realidade
dos objetos para cada um. O sentido dos pincéis não é ter seu estatuto próprio
como objetos “separados” de sua referência humana, mas, antes, é ter sentido
5 “Até nas ciências naturais, portanto, o objeto da investigação não é mais a natureza em si, mas a
natureza exposta ao questionamento humano, e, conseqüentemente, até aqui o homem torna a
encontrar-se” – HEISENBERG, Werner. Das Naturbild der heutigen Physik, Hamburg, 1958, cit. por
LUIJPEN, W. Op. cit., 70, nota 199.
6 LUIJPEN, W. Op. cit., 76-77.
7 LUIJPEN, W. Op. cit., 77.
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8 “A relação com o mundo... não é algo que possa ser tornado mais claro por uma análise: a filosofia
só pode colocá-la sob nosso olhar, oferecê-la à nossa constatação” MERLEAU-PONTY, Maurice, cit.
por LUIJPEN, op. cit., 54.
9 LUIJPEN, W. Op. cit., 55.
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“meus pés ‘conhecem’ muito melhor que eu pessoalmente as escadas que todo
dia subo e desço...”10. A corporeidade humana é a percepção com sentido de um
mundo humano. Desta forma, a cada corpo humano corresponde um específico
“mundo humano”, irrepetível. (Cumpre notar que, ao assassinar alguém, o
assassino não mata ‘apenas’ “alguém”, mas, sim, “o mundo todo”, o todo de
um mundo, e não apenas em sentido vagamente metafórico.) A essência da
corporeidade descoberta pela fragmentação do sentido, pela crise do sentido
unívoco, é a multiplicidade do sentido que acompanha sua própria
multiplicidade. Esta essência da corporeidade é uma (cosmo)visão,
(cosmo)sensação original, a situação primeva do próprio mundo humano com
sentido. É-se um mundo antes de se poder concebê-lo ou pensá-lo
analiticamente como tal; um mundo tem sentido, antes que este sentido possa
ser alvo da atenção cognoscente. É ali que se propõe a realidade ulterior e que
se dão as dimensões possíveis de percepção e determinação desta realidade:
realidade anterior a todas as outras realidades concebíveis.
concretas ante a vida, na medida em que formam um sistema e que não são criticadas
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lógica a ele inerente acaba por fazer acreditar serem estes os únicos possíveis. Mas a variedade de
linguagens e lógicas – e de corpos de pensamento subseqüentes – é tão grande como a
multiplicidade dos mundos humanos. O verbo Ser, por exemplo – especialmente no presente do
indicativo – não goza, em muitas línguas, do prestígio a ele concedido pelo tronco indo-europeu.
Assim, por exemplo, no hebraico e em várias outras línguas semitas, evita-se a abundância e a
coloquialidade do verbo Ser, em uma lógica muito mais afeita à interpretação da realidade do que
à sua determinação como realidade – observe-se, por exemplo, o modelo interpretativo proposto
pelo Talmud, em sua estratificação sob a forma de camadas sucessivas e mutuamente reveladoras.
O peso da realidade está, aí, na pretensão de “objetividade” anterior ao acercar-se a uma
determinada parcela da realidade: em um modelo equacional – que também existe, naturalmente
nestas línguas e lógicas – o peso repousa muito mais no primeiro termo do que no sinal de
igualdade; diferença fundamental destes “mundos” com relação ao mundo do logos grego.
Também no caso de certos grupos indígenas da América do Sul tem-se uma lógica marcadamente
contrastante com o modelo prevalecente no mundo europeu e em suas derivações: não possuem
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em seus vocabulários o verbo Ser, substituído, sem prejuízo de apercepção de sua realidade, pelo
verbo “Estar”. “Está-se” em tempo de caça, de festa ou de guerra: a transitoriedade da percepção
traduz talvez uma relação menos tensa com o mundo empírico que aquela normal nos mundos
indo-europeus. Compreende-se assim que o europeu, com sua referência básica de realidade, ao
perceber provavelmente índios que “estavam” em tempo de descanso, postularam
peremptoriamente: “são” preguiçosos.
15 DUSSEL apresenta três grandes características: o “dualismo antropológico e ético”, o “anti-
etimológico) indiscutido, constitutivo. Nunca foi criticado, e, ainda que o seja em um intento de
‘unidade’... será transferido novamente a outro nível da estrutura humana” – HH, 3.
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tempos recentes – NIETZSCHE – seja considerado por esse aspecto de seu pensamento um filósofo
revolucionário. Para nós, a potência revolucionária de NIETZSCHE repousa em lugar totalmente
diferente. Ver LÖWITH, Karl. Nietzsches Philosophie des ewigen Wiederkehr des Gleichen.
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7 – S ÍNTESE
A cultura ocidental nasce de uma crise que obriga ao crescimento, crise
esta que se estabelece entre a realidade da dominação do mundo e a
potencialidade do logos. Sua atitude original frente à realidade – enquanto esta,
a partir de seus parâmetros, é percebida como tal – é eminentemente
ontoclassificatória, referida ao presente atemporal do verbo Ser que define a
congruência da realidade com ela mesma. Esta atitude original pode ser
compreendida como uma Totalidade em processo de totalização – onde se dá já
uma segunda crise: aquela que se estabelece entre a pretensão do equilíbrio
completo e final de uma fórmula quase matemática e a necessidade de um
dinamismo em desdobramento que conduza a realidade a este status de
“metatemporalidade”. A percepção da insuficiência das fórmulas para o
abarcamento do “mundo” leva à percepção da fragmentação de sentido de um
mundo feito “unidade”, o que conduz, por sua vez, à multiplicação dos
mundos “com sentido”. Tal permite, em pleno século XX (com raízes evidentes
no passado) a irrupção da consciência da existencialidade do ser humano e, por
conseqüência, da filosofia, reconduzindo a historicidade a um lugar
privilegiado nas instâncias de determinação com sentido da realidade. E,
paralelamente, dá-se uma terceira crise: a que atinge a Totalidade enquanto
factum do passado e formando um compósito com a História, Totalidade esta
que, “metarracional”, desdobra-se em pelo menos dois grandes braços, antes do
desencadear-se de um processo de franco desmoronamento: por um lado, a
Totalidade histórica sob a égide da rigidez, da qual o nazismo, por exemplo, é
um dos melhores epifenômenos, e a Bomba Atômica a grande coroação; por
outro, a Totalidade histórica sob o signo da flexibilidade, da qual o capitalismo
contemporâneo é a melhor expressão. Revive então a grande crise de sentido
original – uma crise ética – na medida em que, à rigidez desta Totalidade se
substitui a violência absoluta e a destruição em curto prazo, e, à flexibilidade se
substitui a destruição a longo prazo e a violência infinitamente disseminada (no
20 HH, 25.
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R EFERÊNCIAS
DUSSEL, Enrique. El humanismo semita, Eudeba, Buenos Aires, 1969.
__________. El humanismo helénico, Eudeba, Buenos Aires, 1975.
LÖWITH, Karl. Nietzsches Philosophie des ewigen Wiederkehr des Gleichen, Hamburg, Felix
Meiner, 1986.
LUIJPEN, W. Introdução à fenomenologia existencial, São Paulo, E.P.U.-EDUSP, 1973.
MATE, Reyes. Memórias de Auschwitz – atualidade e política, São Leopoldo, Nova
Harmonia, 2005.
__________. La razón de los vencidos, Barcelona, Anthropos, 1991.
ROSENZWEIG, Franz. Der Stern der Erlösung, Frankfurt a. M., Suhrkamp, 1996.
SOUZA, Ricardo Timm de. Totalidade & Desagregação. Sobre as fronteiras do pensamento e
suas alternativas, Porto Alegre, EDIPUCRS, 1996.
__________. O tempo e a Máquina do Tempo – Estudos de Filosofia e Pós-modernidade, Porto
Alegre, EDIPUCRS, 1998.
__________. Existência em Decisão – uma introdução ao pensamento de Franz Rosenzweig, São
Paulo, Perspectiva, 1999.
__________. Sujeito, Ética e História – Levinas, o traumatismo infinito e a crítica da filosofia
ocidental, Porto Alegre, EDIPUCRS, 1999.
__________. Sentido e Alteridade – Dez ensaios sobre o pensamento de Emmanuel Levinas,
Porto Alegre, EDIPUCRS, 2000.
__________. Metamorfose e Extinção – Sobre Kafka e a patologia do tempo, Caxias do Sul,
EDUCS, 2000.
__________. Ainda além do medo – filosofia e antropologia do preconceito, Porto Alegre,
DaCasa-Palmarinca, 2002.
__________. Sobre a construção do sentido – o pensar e o agir entre a vida e a filosofia, São
Paulo, Editora Perspectiva, 2003.
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__________. Ética como fundamento – uma introdução à ética contemporânea, São Leopoldo,
Editora Nova Harmonia, 2004.
__________. As fontes do humanismo latino – A condição humana no pensamento filosófico
contemporâneo, Porto Alegre, EDIPUCRS, 2004.
__________. Razões plurais – itinerários da racionalidade ética no século XX, Porto Alegre,
EDIPUCRS, 2004.
__________. Em torno à Diferença – aventuras da alteridade na complexidade da cultura
contemporânea, Rio de Janeiro, Lumen Juris, 2007.
TIBURI, Márcia. Uma outra história da razão, São Leopoldo, Editora UNISINOS, 2003.
ZIMMERMANN, Roque. América Latina – o Não-ser, Petrópolis, Vozes, 1986.
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CRIMINOLOGIA E ALTERIDADE: O PROBLEMA
DA CRIMINALIZAÇÃO DOS MOVIMENTOS
SOCIAIS NO BRASIL *
J OSÉ C ARLOS M OREIRA DA S ILVA F ILHO **
1 – A Q UESTÃO DA A LTERIDADE
Com rara inspiração e aprumo das palavras o Prof. RICARDO TIMM acaba
de nos mostrar que a pretensão de onipotência do logos no Ocidente pode ser
pervertida em sua própria raiz. Afinal, foi isto que ele acabou de fazer: usou o
logos para denunciar os limites do próprio logos.
Talvez em nenhum outro momento da história do pensamento ocidental
estiveram tão às claras os modestos limites do discurso racional. Com a
*
Memória da palestra apresentada na Mesa “Criminologia e Ética da Alteridade”, compartilhada
com o Prof. Dr. RICARDO TIMM DE SOUZA, e integrante da Jornada de Estudos Criminológicos,
ocorrida na Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul – PUC-RS entre os dias 18 e 21
de julho de 2007, promovida pelo ITEC e pelo Mestrado em Ciências Criminais da PUC-RS.
**
Doutor em Direito das Relações Sociais pela Universidade Federal do Paraná – UFPR; Mestre em
Teoria e Filosofia do Direito pela Universidade Federal de Santa Catarina – UFSC; Bacharel em
Direito pela Universidade de Brasília – UnB; Professor do Programa de Pós-graduação em Direito
e da Graduação em Direito da UNISINOS; Conselheiro da Comissão de Anistia do Ministério da
Justiça.
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4 – C ONSIDERAÇÕES F INAIS
O que se pode concluir a partir dos apontamentos aqui brevemente
realizados é que quanto maior a indisposição das pessoas em conceberem o
outro como outro e em se abrirem a uma realidade diversa da sua, maior será a
criminalização e a atuação totalizante e repressiva dos aparelhos institucionais
encarregados desta função. Em um cenário como este, parafraseando SARTRE, o
inferno só podem ser os outros, um inferno a ser combatido e eliminado: uma
verdadeira Cruzada ou Guerra Santa.
Resta dizer que a necessária disposição para a alteridade só surgirá a
partir da aceitação de nossos limites, do reconhecimento de nossa condição e
co-pertencimento a uma sociedade na qual a injustiça, a violência e o crime não
são restritos a apenas algumas pessoas e grupos. Essa modéstia começa na vida
pessoal de todos nós e se espalha fortemente no universo que aqui vivenciamos:
o da academia, lócus privilegiado do discurso oficial e racionalizante, ainda
mais o de um curso de Direito.
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LEITURAS CRIMINOLÓGICAS E POLÍTICA
CRIMINAL NA MODERNIDADE TARDIA
L ÍGIA M ORI M ADEIRA*
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1 BAUMAN, Zygmunt. Vida líquida. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2007; BAUMAN, Zygmunt.
Globalização: as conseqüências humanas. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 1998; BAUMAN, Zygmunt. O
mal-estar da pós-modernidade. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 1998.
2 BAUMAN, Zygmunt. Vida líquida. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2007, p. 7.
3 Idem, p. 14.
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4 Idem, p. 18.
5 Idem, p. 9.
6 Idem, p. 16, 17.
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As alterações sofridas pela sociedade nos últimos anos revelam que uma
mudança nos padrões de produção implica sempre transformações
significativas na atuação estatal. O que veremos adiante é como a discussão
criminológica e a formulação e implementação de políticas criminais vem sendo
pensada, a partir de tais modificações sociais.
7 DE GIORGI, Alessandro. A miséria governada através do sistema penal. Rio de Janeiro: Revan, 2006;
GARLAND, David. Punishment and modern society. Chicago: Chicago University Press, 1993;
GARLAND, David. El cultura del control. Barcelona: Editorial Gedisa, 2005; GARLAND, David;
SPARKS, Richard. Criminology and social theory. Oxford: Oxford UK, 2000; WACQUANT, Loïc. Punir
os pobres: a nova gestão da miséria nos Estados Unidos. Rio de Janeiro: Rio de Janeiro: Revan:
Instituto Carioca de Criminologia, 2003; WACQUANT, Loïc. As prisões da miséria. Rio de Janeiro:
Jorge Zahar, 2001; YOUNG, Jock. A sociedade excludente. Rio de Janeiro: Revan: Instituto Carioca de
Criminologia, 2002.
8 A discussão da teoria criminológica refere-se a modelos implementados em contexto europeu e
norte-americano, não sendo possível encontrarmos tais etapas e características em nosso contexto
latino-americano. Todavia, o conhecimento dessas produções teóricas permite compreender
melhor as especificidades de nossas construções sociais, como se verá na última parte desse
artigo.
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9 GARLAND, David. El cultura del control. Barcelona: Editorial Gedisa, 2005, p. 98.
10 YOUNG, Jock. A sociedade excludente. Rio de Janeiro: Revan: Instituto Carioca de Criminologia,
2002, p. 21.
11 GARLAND, p. 134.
12 YOUNG, p. 23.
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integradas, o que, por fim, com a crise do trabalho, culmina com uma
necessidade de policiamento pesado.
Esse processo de exclusão social, característico dessa nova fase, intitulada
modernidade tardia, nasce, segundo YOUNG13, com o declínio na motivação de
integrar os pobres na sociedade, em decorrência da crise do modelo de welfare
state. Concomitante a ele, estão outras transformações gerais que afetam o
mundo ocidental e que servem de pano de fundo à compreensão do campo do
controle do crime, como o maior desenvolvimento da globalização, a
emergência do individualismo, a crise do trabalho, como reflexos de crises de
paradigmas que põem em xeque, de um lado, o Estado de bem-estar social e o
mundo democrático; e de outro, o socialismo e suas experiências.
Diante da emergência dessas novas perspectivas teóricas, coexistindo
com o velho modelo correcionista, surgem um conjunto de novas práticas que
atravessam a linha do público e do privado, estendendo o controle do crime
além dos limites do Estado. Verifica-se, assim, uma redefinição das fronteiras
preestabelecidas entre as esferas pública e privada, entre a justiça penal estatal e
a sociedade civil. Se a formação da modernidade caracterizou-se por um
processo de centralização de poder em torno do Estado, verifica-se hoje um
processo descentralizador, em certa medida influenciado pelo próprio Estado.
O surgimento de novas práticas de controle do crime tem por
fundamento a limitação e a desconfiança da justiça penal estatal em controlar o
crime.
Com a mudança para a sociedade excludente, com a crise dos welfare
states, bem como com a passagem da sociedade da produção para a sociedade
do consumo, passa-se a assumir outra lógica: toda a inclusão se dará pelo
consumo, sendo que os excluídos receberão, por parte do sistema penal, um
tratamento segregador.
13 YOUNG, p. 40.
14 Aqui também se faz necessário o conhecimento do contexto punitivo americano, uma vez que a
tendência de superencarceramento encabeçada por aquele país vem sendo seguida por grande
parte das nações atualmente. No caso brasileiro, verifica-se, nos últimos anos, um incremento nas
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taxas de encarceramento, bem como no aumento das vagas em estabelecimentos prisionais, que
faz refletir sobre o caminho a ser seguido em termos de política criminal.
15 WACQUANT, Loïc. Punir os pobres: a nova gestão da miséria nos Estados Unidos. Rio de Janeiro:
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17 WACQUANT, p. 120.
18 DE GIORGI, Alessandro. A miséria governada através do sistema penal. Rio de Janeiro: Revan, 2006, p.
9.
19 Idem, p. 12.
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20 Idem, p. 15 e 16.
21 Idem, p. 20.
22 FOUCAULT, Michel. Em defesa da sociedade. São Paulo: Martins Fontes, 2002; FOUCAULT, Michel. Os
anormais. São Paulo: Martins Fontes, 2002; FOUCAULT, Michel. A verdade e as formas jurídicas, Rio de
Janeiro: Nau, 1999; FOUCAULT, Michel. Ditos e escritos IV. Estratégia, poder-saber. Rio de Janeiro:
Forense Universitária, 2003; FOUCAULT, Michel. Vigiar e Punir. História da violência nas prisões, 14ª
ed. Petrópolis: Vozes, 1996.
23 Idem, p. 26.
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24 Idem, p. 28.
25 Idem, p. 48.
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26 ADORNO, Sérgio. Crise no sistema de justiça criminal. Ciência e Cultura, Ano 54, n.1, p. 50 – 51,
jul./ ago./ set, 2002ª; ADORNO, Sérgio. Exclusão socioeconômica e violência urbana. In: Sociologias.
Porto Alegre: ano 4, n. 8, jul/dez, 2002b, pp. 84-135; BEATO F., Cláudio. Políticas de Segurança e a
Questão Policial. São Paulo em Perspectiva, v. 13. São Paulo: Fundação SEADE, 1999, p. 20-50;
VELHO, Gilberto; ALVITO, Marcos (Org.). Cidadania e violência. Rio de Janeiro: Ed. UFRJ: Ed. FGV,
1996; PINHEIRO, Paulo Sérgio. Democracia, violência e injustiça: o não-estado de direito na América
Latina. São Paulo: Paz e Terra, 2000, p. 337-373; SANTOS, José Vicente Tavares dos. The World
Police Crisis and the Construction of Democratic Policing. In: Revue Internationale de Sociologie,
Porto Alegre, p. 89-106, 2004; SANTOS, José Vicente Tavares dos. Microfísica da violência, uma
questão social mundial. Ciência e Cultura, ano 54, n. 1, p. 22 – 24, jul./ago./set., 2002; SANTOS, José
Vicente Tavares dos. Violências, América Latina: a disseminação de formas de violência e os
estudos sobre conflitualidades. Sociologias, Porto Alegre, ano 4, n. 8, jul./ dez., 2002; ZALUAR,
Alba. Integração perversa: pobreza e tráfico de drogas. Rio de Janeiro: FGV, 2004; ZALUAR, Alba.
Violência e Crime. In: O que ler na Ciência Social Brasileira (1970-1995). São Paulo: Editora
Sumaré/ANPOCS, 1999, v. 1, p. 15-107.
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5 – A LGUMAS C ONSIDERAÇÕES
Assim, para finalizar esta fala, acredito ser possível situar o Brasil ora no
fluxo da política criminal contemporânea, de guinada punitivista, voltada à
exclusão de setores populacionais marginais ao sistema produtivo; da mesma
forma em que podemos, paradoxalmente, ver o Brasil na contramão da história,
lutando pela implementação de um modelo de estado social, que, para o
sistema penal, revela um cunho inclusivista e reintegrador, quando todas as
críticas já foram feitas e rechaçaram a possibilidade de tal perspectiva.
A conceituação de modernidade periférica parece dar conta dessa
paradoxalidade, demonstrando que o não-atingimento dos patamares de
racionalização e burocracia acaba por fazer da sociedade brasileira uma
multidão ainda mais precarizada, à mercê de idéias pouco consolidadas, que
implicam uma não política criminal brasileira. No que se refere às produções
criminológicas, parecemos nadar contra a maré, em uma sociedade ávida por
tolerância zero, por maior punição e encarceramento, a defesa de perspectivas
críticas quanto ao papel da pena e denúncias sobre mecanismos de controle
social parecem anacrônicas, no entanto, este é o nosso papel, e, como tal, precisa
continuar a ser feito.
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GÊNERO, CRIMINALIZAÇÃO, PUNIÇÃO E
“SISTEMA DE JUSTIÇA CRIMINAL”: UM OLHAR
SOBRE AS SOBRECARGAS PUNITIVAS E AS
DOMINAÇÕES DO MASCULINO*
L UIZ A NTÔNIO B OGO C HIES **
* Este texto, produzido para o painel “Direitos Humanos, Gênero e Criminalização”, da Jornada de
Estudos Criminológicos (2007) do Mestrado de Ciências Criminais da PUCRS, também se insere
nas atividades da pesquisa “A prisão dentro da prisão: uma visão sobre o encarceramento
feminino na 5ª Região Penitenciária do Rio Grande do Sul”, a qual, para sua concretização, conta
com recursos financeiros de fomento do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e
Tecnológico – CNPq – Brasil.
** Professor Adjunto da Universidade Católica de Pelotas (UCPel). Doutor em Sociologia pela
Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS). Doutor em Ciências Jurídicas e Sociais pela
Universidad del Museo Social Argentino (Buenos Aires – Argentina). Coordenador-Geral do
Grupo Interdisciplinar de Trabalho e Estudos Criminais-Penitenciários (GITEP-UCPel).
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I NTRODUÇÃO
A relação entre “mulher e punição”, e por conseqüência a necessidade de
se acautelar perante as dimensões femininas e desejantes da vida humana –
inclusive criminalizando-as – faz parte dos principais mitos fundantes que
ainda balizam as sociedades ocidentais modernas: Pandora, na tradição grega;
Eva, na orientação judaico-cristã.
Ainda que tal relação não seja necessariamente a original na cronologia
de muitos mitos fundantes – cabe lembrar (acompanhando ROSE MARIE
MURARO [2004, p.8]) que na primeira etapa da mitologia grega “a Grande Mãe
cria o universo sozinha”, ou seja, é de Géia, a Mãe-Terra, que “nascem todos as
[sic] protodeuses: Urano, os Titãs e as protodeusas, entre as quais Réia, que virá
a ser a mãe do futuro dominador do Olimpo, Zeus”, sendo na dominação deste,
e sob os seus caprichos, que veremos o surgimento de Pandora – ela (relação
“mulher-punição) se torna essencial na tradição das culturas que dão suporte à
modernidade.
Ao lado dessa relação – que coloca a mulher (dimensão feminina),
associada à curiosidade e à ânsia do saber, como portadora do(s) mal(es),
Pandora em sua caixa (boceta), ou condutora ao pecado, Eva – encontraremos
sempre um deus macho, cuja imagem de Javé (deus do mito judaico-cristão)
pode servir de paradigma: “[...] é um deus único todo-poderoso, onipresente e
controla todos os seres humanos em todos os momentos da sua vida. [...]
centralizador, dita rígidas regras de comportamento cuja transgressão é sempre
punida” (MURARO, 2004, p.9). Em contraponto a este paradigma do deus macho
– único e todo-poderoso – está a imagem da deusa-mãe das primitivas
mitologias: “[...] a Grande Mãe é permissiva, amorosa e não coercitiva”
(MURARO, 2004, p.9).
Tendo como pano de fundo essa percepção das origens e heranças
socioculturais do ocidente e da modernidade é que podemos compreender
ainda melhor as ilustrações de LUIS ALBERTO WARAT quando – utilizando a obra
de JORGE AMADO, “Dona Flor e seus dois maridos, – associa “Vadinho” à
expressão do feminino e “Teodoro” (talvez não por coincidência o “enviado por
deus”) ao masculino – observa que:
“[o feminino] representa o projeto identificatório começando a
comprometer-se com a procura do novo: o ser na procura de um
suplemento de sensibilidade. Vale dizer a feminilidade como
suplemento da masculinidade, para realizar a política do afeto.
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3; 2%
9; 5%
35; 18% acima de 20%
entre 10% e 20%
entre 6% e 9,8%
até 5,9%
149; 75%
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1 LEMOS DE BRITO foi o principal jurista na comissão que realizou a proposta de criação desta
primeira penitenciária feminina.
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60
40
20
0 manutenção prestação atividade
trabalho
da casa de serviços / costura gerenciada
externo
prisional artesanato p/ fundação
PRP - RS 23,07 45 31 0 0
Rio de Janeiro 68,1 14,3 0 2,6 14,7
90
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18000
16.877
16000 16.223
14000
12.736
12000
0
2001 2002 2003 2004 2005 2006
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mulher estará disponível para ser a visitante de uma nova parelha a ser
formada.
Apesar das dimensões dos estabelecimentos carcerários mistos serem
importantes para a preservação de espaços às mulheres prisioneiras, ou seja, os
presídios maiores, com alas femininas, estão mais estruturados para isso, é uma
tendência se verificar uma precarização maior destes espaços, ou mesmo uma
utilização em detrimento das mulheres.
No registro referente a um dos presídios analisados na pesquisa isso se
demonstrou em relação à utilização do único pátio disponível. Os homens
possuíam dois horários de acesso ao pátio – pela manhã e pela tarde –, as
mulheres apenas um, das 13h30min às 15h.
As próprias mulheres entrevistadas justificam as diferenças existentes no
fato de que os homens estão em maior quantidade. Não obstante isso, não
deixam de perceber que na escala de prioridades do sistema elas estão em
último lugar, e isso não só no plano político-teórico, mas também se
convertendo em situações concretas.
“Entrevistadora: Tu achas que este presídio é uma instituição
masculina, feminina ou mista?
Entrevistada: Masculino.
Entrevistadora: Me fala sobre isso.
Entrevistada: Ah, é masculino porque assim é... A prioridade aqui
são os homens... A nossa cela fica aqui no final... Vou te dar um
exemplo simples: a comida... nós somos as últimas a ser servidas
aqui... A comida começa lá na ponta da galeria e aí assim a raspa da
panela é nossa... Nós temos uma hora e meia de pátio, os homem têm
pátio de manhã e de tarde, mas nós só temos da uma e meia às três da
tarde... Então a prioridade aqui são os homens...”.
O encarceramento feminino se amplia... As sobrecargas de punição em
relação às mulheres também. Pouco de meritório parece ser possível se
encontrar nas práticas de encarceramento atuais. Talvez a única vantagem que
o aprisionamento misto esteja propiciando na 5ª Região Penitenciária do Rio
Grande do Sul seja o fato de que as mulheres prisioneiras estão mais próximas
de seus locais de residência, o que favorece a manutenção dos vínculos
externos. Não obstante isso, e mesmo diante da tendência dos estabelecimentos
de menor porte se constituírem como locais de relações mais “face a face”, ou
seja, menos desumanizantes, o que se tem é a permanência de uma justiça dos
homens que não se dispõe a compreender e atender as especificidades
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Pelotas Rio Grande Santa Vitória
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0
solteira, ensino fund.
18 a 39 anos filhos
separada,viúva incompleto
Pelotas 70,6 52,9 100 58,8
Rio Grande 71,7 73,9 86,9 60,8
Santa Vitória 75 100 75 75
100
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feminina, seja em nós, seja na criminologia, seja nos demais campos científicos
que se debruçam sobre os fenômenos do desvio e do castigo, seja, sobretudo, no
jurídico e no direito.
A criminologia já percorreu importantes caminhos para deixar de ser
uma ciência dos etiquetamentos criminais – uma criminologia-Zeus, todo-
poderosa, onipresente, que dita rígidos estereótipos criminais – e se converter,
na perspectiva proposta do ROSA DE OLMO, como “uma área do conhecimento
muito singular, que se ocupa do controle social individual e coletivo daqueles
que poderiam ser chamados de ‘os resistentes’ à disciplina do sistema” (2004,
p.21). O que se requer agora é que possamos avançar para uma criminologia
feminina, a qual, acompanhando as considerações de ESPINOZA (2004, p.75-7),
tem como suas principais contribuições a valorização da interdisciplinaridade, a
denúncia do caráter androcêntrico e parcial tanto da criminologia como dos
elementos que compõem os sistemas de controle social, e, por fim, a
relativização das diferenças entre homens e mulheres.
O que se requer, portanto, é uma criminologia-Pandora; uma
criminologia que não negue a complexidade social e que se constitua como um
conhecimento transdisciplinar, para além da própria interdisciplinaridade
(dotada de tudo, é uma das traduções possíveis ao termo Pandora); uma
criminologia que se proponha curiosa e compreensiva; uma criminologia que
não produza criminosos e criminalizações, mas sim cognições desejantes de
liberdade, que não apenas expliquem o passado e seus atores, mas se projete
para o futuro e seus sujeitos possíveis.
Esta criminologia, esta perspectiva cognitiva no campo das ciências do
desvio e do castigo, constitui-se como um compromisso ético-afetivo para com
o humano em sua complexidade, uma negação da fragmentaridade sexista e
dogmática da sociedade e ciências modernas, um resgate da completude e da
complementaridade, uma absolvição de Eva e a liberdade para Pandora.
B IBLIOGRAFIA
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SOCIOLOGIA JURÍDICO-PENAL E PRODUÇÃO
LEGISLATIVA – ELEMENTOS PARA UMA
ANÁLISE CRÍTICA DA LEI 11.340/06
R ODRIGO G HIRINGHELLI DE A ZEVEDO*
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1 Essas idéias já se encontram desenvolvidas na obra Legitimation durch Verfahren, editada pela
primeira vez na Alemanha em 1969 e publicada no Brasil, em 1980 pela Ed. UnB (Legitimação
pelo Procedimento).
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A autora lembra que esse processo pode ser lido de formas diferentes. De
um lado, como sintoma de aumento do controle social e das formas de
dominação, regulação e racionalização da vida coletiva, as quais se sofisticam e
se tornam crescentemente pervasivas. A sociedade estaria se tornando mais e
mais regulatória e opressiva, já que nem a família, nem as relações íntimas
estariam a salvo do controle externo e das investidas da lei. O mundo laicizado
e desencantado estaria submetido ao imperativo da razão técnica e ao jugo dos
especialistas, que passam a legislar sobre esferas antes reservadas à família e às
relações íntimas. A vida privada se institucionaliza e é devorada pela lógica do
processo burocratizante que prevalece na vida pública. O refúgio do afeto e do
valor é invadido pelos guardiões da nova racionalidade política e pelos
profissionais da subjetividade, que passam a administrar o amor, a sexualidade,
as emoções e as tradições familiares, imiscuindo-se no terreno das crenças, dos
hábitos, das relações interpessoais.
Por outro lado, BÁRBARA SOARES sustenta que esse processo pode ser
interpretado de outra maneira: o processo de redefinição de direitos, baseado
em uma releitura desnaturalizante da vida social, encabeçada primordialmente
pelas feministas, indicaria, também, uma expansão da democracia e uma
extensão do sentido da individualidade. O lar, o casal e a família deixam de
funcionar como mônadas impenetráveis, como núcleos decisórios, auto-
referidos e possuidores de direitos próprios, para se desmembrarem em novas
unidades socialmente significativas, competindo legitimamente e em igualdade
de condições pelo acesso aos direitos civis.
Na direção inversa à que a primeira leitura sugere, o mundo privado
estaria, nesse caso, se arremessando sobre a esfera pública, impondo suas
temáticas e o contaminando com suas feridas, suas paixões, seus desejos, sua
irracionalidade e selvageria. Em vez do simples controle dos excessos, dos
afetos, dos desvios e diferenças, o movimento contra a violência estaria
transferindo para o domínio público as turbulências, perplexidades e incertezas
vividas na privacidade. Estaria desestabilizando e redefinindo o foco das
percepções sobre dominação, controle e poder. Por romper as velhas estruturas
do patriarcalismo e desnaturalizar os dispositivos que asseguram o livre
exercício da violência familiar, estaria, pragmaticamente, produzindo condições
de ampliação da democracia, a despeito de seus efeitos colaterais.
Mesmo considerando os excessos e os novos problemas que advêm da
intervenção externa sobre a família, numa perspectiva emancipatória a segunda
leitura parece plausível, uma vez que em última instância é contra a limitação
da cidadania plena e a expansão do acesso à igualdade de direitos que se
organiza o movimento contra a violência de gênero/doméstica/conjugal.
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121
GDUCC: O DIÁLOGO QUE
TRANSCENDE OS MUROS
A NA G ABRIELA M ENDES B RAGA*
M ARIA E MÍLIA A CCIOLI N OBRE B RETAN**
I NTRODUÇÃO
O presente artigo relata a experiência do Grupo de Diálogo
Universidade-Cárcere-Comunidade (GDUCC), criado no 2º semestre de 2006,
no âmbito da Faculdade de Direito da USP (FDUSP), dentro do Departamento
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2 O GETCrim é um Grupo de Estudos sobre Temas de Criminologia que iniciou suas atividades no
1º semestre de 2006, vinculado ao DPM da FDUSP, com a coordenação dos Professores Dr. Alvino
Augusto de Sá e Livre-Docente Sério Salomão Shecaira e coordenação adjunta das pós-
graduandas Ana Gabriela Mendes Braga e Maria Emilia Accioli Nobre Bretan. É aberto a todos os
interessados. Para mais informações: http://getcrim.blogspot.com
3 Os participantes do GDUCC durante o 2º semestre de 2006, a quem agradecemos a contribuição
para este artigo, por meio dos registros e transcrições de cada encontro, são: Ana Gabriela Mendes
Braga, Andréia Zuchi Teles, Bárbara Rodrigues de Freitas, Danilo Cymrot, Elisa Pires da Cruz,
Emanuelle Machado Prette, José de Jesus Filho; Juliana Baggio Secches, Juliana Nunes de Freitas,
Juliene Cardoso Prado, Lívia Gimenes Dias da Fonseca, Luísa Luz de Souza, Maria Emilia Accioli
Nobre Bretan, Mônica Soligueto e Ruy Cruz. Em alguns encontros o Grupo contou também com a
participação da Diretoria de Serviço Social do Departamento de Reintegração Social da Secretaria
de Administração Penitenciária.
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4 O objetivo a que o participante se refere é “ver os outros além dos papéis tradicionais – agente,
universitário, preso”, idéia que surgiu após a fala de uma agente do sistema penitenciário (ASP)
que participava das reuniões.
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5 Sobre essa temática fazemos menção ao ótimo trabalho de MORAES, Pedro Rodolfo Bodê de.
Punição, encarceramento e construção de identidade profissional entre agentes penitenciários. São Paulo:
IBCCRIM, 2005. 285p. (Monografias, 33).
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4 – I NTERDISCIPLINARIDADE E T RANSDISCIPLINARIDADE
A Criminologia é um saber multidisciplinar por natureza. Mas a
multidisciplinaridade é limitada, porque nela não há de fato integração de
saberes, mas simples soma de informações.
Um passo além está a interdisciplinaridade que, segundo SÁ (2003, p.20),
“(...) Seria antes uma interdependência de conhecimentos, de tal sorte que cada
um deles, isoladamente, não pode se sustentar como via de acesso a esse
fenômeno. Uma interdependência que é dinâmica e se abre sempre a novas
descobertas”.
Entendemos que o GDUCC, até o momento, alcançou o que seria esse
segundo estágio: a interdisciplinaridade. Com uma composição heterogênea e
papéis intercambiáveis, o grupo buscou se afastar de uma lógica de atuação
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6 Interessante ressaltar que apesar dessa nossa intenção, grande parte dos presos se referiam aos
nossos encontros como “palestras” ou “aulas”. Nota-se, ainda, que dentro da Penitenciária em
questão, assim como em tantas outras, trabalhos coletivos são raros ou inexistem: as atividades
mantêm sempre um caráter de aula.
7 O projeto de reintegração social intitulado “Atendimento à população jovem”, publicado no
Manual de Projetos de Reintegração Social, da SAP (p. 34), sob nº 1.2, de autoria de Nivaldo
Antônio Lopes, foi o escolhido pelos participantes da FDUSP para ser implementado como a
primeira experiência do GDUCC. O objetivo do projeto era discutir a organização de um projeto
de vida. O projeto previa a sua realização em cinco encontros, com atividades que envolviam
rodas de diálogo a partir de poesias, textos, filmes e músicas, bem como algumas dinâmicas de
grupo. Durante o semestre, verificou-se a inviabilidade de realizar o projeto, naqueles moldes,
dentro da unidade prisional escolhida, por diversas razões. Por ex., pela duração do filme
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proposto (muito longa para o pouco tempo disponível), ou simplesmente pelo fato de que
determinadas temáticas surgiram durante o processo que não foi possível, para os integrantes do
grupo, ignorar. Assim, a partir de questões e situações surgidas no decorrer de cada encontro, o
grupo passou a pensar maneiras de trabalhar essas temáticas no encontro seguinte. Algumas
dinâmicas do projeto original foram aproveitadas, assim como textos e músicas; outras,
substituídas.
8 Durante o desenvolvimento do trabalho, ficou nítida a diferenciação que foi ocorrendo entre os
grupos A e B, pela própria composição dos grupos (que foi aleatória) refletindo no tipo de
questões suscitadas e em posicionamentos mais ou menos politizados.
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6 – C ONCLUSÃO
O GDUCC representa uma tentativa de, por meio do diálogo,
transcender os muros externos e internos que nos separam uns dos outros e nos
prendem em nossos papéis, não permitindo que possamos nos enxergar,
essencialmente, como seres humanos.
9 Cabe ressaltar que essa inversão de quem propunha a dinâmica foi muito rica para o trabalho, e
pretendemos nos próximos trabalhos ampliar essa diversificação de funções e descentralização de
forma a nos aproximarmos da simetria sonhada.
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10 Um acontecimento significativo pode dar uma idéia do tipo de repercussão que tem o trabalho:
logo no início do projeto, houve uma dinâmica em que todos deveriam dizer o nome, porque
tinham ganhado aquele nome e, se soubessem, o significado. Várias pessoas não sabiam a origem
do seu nome. Na semana seguinte, um dos presos nos contou que, na visita, perguntara à mãe
porque tinha ganhado aquele nome.
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COR, ESCOLARIDADE E PRISÃO: UM ESTUDO
SOCIOJURÍDICO DO FENÔMENO DA
REINCIDÊNCIA CRIMINAL
E LISA T ORELLY*
M AYARA A. S. N UNES DA S ILVA**
L ÍGIA M ORI M ADEIRA***
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1 – I NTRODUÇÃO
O presente trabalho1 persegue o propósito de examinar as trajetórias
criminais de egressos do sistema penitenciário, tendo como principal enfoque as
questões atinentes ao multifacetado fenômeno da reincidência criminal.
Diante da imagem de uma desigual repartição do acesso aos recursos e às
oportunidades sociais dentro da realidade brasileira, faz-se imprescindível e
urgente a observação da aplicação seletiva das sanções penais estigmatizantes,
destacando dentre estas as penas privativas de liberdade, como fator essencial
para a manutenção da escala vertical da sociedade.
É inequívoco o liame intrinsecamente estabelecido entre a reincidência
criminal e o funcionamento dos estabelecimentos penitenciários. Assim, torna-
se curial uma análise apurada de variáveis do perfil social de egressos do
sistema carcerário, para que, dessa forma, possamos identificar as relações entre
a cor da pele, o nível de escolaridade atingido e o índice do retorno dos ex-
presidiários ao crime. Indo além, procuramos observar tais relações como um
possível indicativo da seletividade exercida pelo sistema de justiça criminal e,
outrossim, a efetividade do papel da escolaridade como prevenção à prática de
condutas consideradas delituosas.
Não obstante o fato ser grande a quantidade de estudos acerca da
questão prisional, nossa preocupação também se deve à exigüidade daqueles
que têm como foco o fenômeno da reincidência.
Nossa pesquisa visa a contribuir com a investigação de tal problemática,
requerendo uma análise do perfil social de 146 egressos da cidade de Porto
Alegre e 141 egressos do Rio de Janeiro, mais especificamente em relação à cor e
à escolaridade como fatores determinantes (ou não) para o retorno dos ex-
presidiários ao crime. Note-se que se trata de uma pesquisa quantitativa e que
os dados foram examinados com o auxílio do software SPSS.
O trabalho se justifica, ainda, na medida em que observa egressos
apoiados pela Fundação de Apoio ao Egresso do Sistema Penitenciário
(FAESP), criada em 1997, em Porto Alegre e, da mesma forma, egressos
apoiados pelo programa Agentes da Liberdade, promovido pela prefeitura do
Rio de Janeiro. Destarte, procura também contribuir com a análise da
efetividade de tais iniciativas de reinserção social. Daí o fato de a pesquisa ser
classificada como quantitativa, uma vez que o universo de egressos apoiados
gira em torno de 700 no Rio de Janeiro e 350 em Porto Alegre. Observe-se que,
1 Outras versões deste texto estão publicadas nos anais do II Ciclo de Estudos e Debates sobre
Violência e Controle Social, Porto Alegre: PPG Ccrim, PUCRS, 2006 (no prelo) e nos anais do VII
Salão de Iniciação Científica da PUCRS.
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3 – A BORDAGEM T EÓRICA
Tendo em vista o enfoque crítico da presente pesquisa, nossa base teórica
reside fundamentalmente nas obras de dois autores da sociologia
contemporânea: o criminólogo crítico marxista italiano ALESSANDRO BARATTA e
o filósofo e historiador francês de matriz desconstrutivista MICHEL FOUCAULT.
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sua colocação em série e a vigilância que se exerce entre elas2. Desta forma, o
papel de fixação dos indivíduos em aparelho de normalização dos homens não
caberia somente à prisão, mas a diversas instituições: escolas, orfanatos, centros
de formação hospitais, hospícios. As pessoas sofreriam a influência desses
mecanismos de controle e reprodução social durante toda a sua existência.
Observe-se ainda que, da mesma forma que, para BARATTA, reserva-se
um tratamento diferenciado ao “mau” aluno, de acordo com FOUCAULT, o
indivíduo transgressor das normas institucionalmente estabelecidas resta muito
mais individualizado do que aquele que as cumpre. Destarte, o preso que tem
um mau comportamento na prisão é dirigido para regimes que vêm a isolá-lo
do grande grupo, e, outrossim, o aluno que se diferencia dos demais por não
estudar suficientemente é muito mais observado do que os “bons” alunos.
Tendo em vista que a questão da reincidência traz como um de seus
principais fatores o estigma carregado por indivíduos que transitaram nas
instituições criminais, e que esse estigma é incompatível com um conceito de
ressocialização, faz-se oportuno salientar o pensamento crítico de MICHEL
FOUCAULT no que tange à noção de ressocialização no sistema penitenciário.
Segundo o autor, o conceito de ressocialização surgiu por volta dos
Séculos XVII e XVIII, juntamente com a idéia da resposta ao crime oferecida
através das penas privativas de liberdade. No contexto da época, e ainda
atualmente, ressocializar seria sinônimo de disciplina, trabalho e obediência à
hierarquia das relações de poder, tendo como fim a utilização econômica dos
criminosos. Assim, não haveria falar em ressocialização, mas em uma
adequação dos indivíduos ao modelo de sociedade vigente, sendo a prisão um
instrumento garantidor da reprodução desse modelo. Nesse sentido, convém
observar: “Entre o crime e a volta ao direito e à virtude, a prisão constituirá um
espaço entre dois mundos, um lugar para as transformações individuais que
devolverão ao Estado os indivíduos que este perdera”.
Para FOUCAULT, o cárcere representa um castigo e tem como objetivo
principal a educação dos corpos através da punição. O criminoso seria aquele
que rompeu com o (mítico) pacto social, que a ele não se adapta e por isso pode
ser considerado perigoso. Assim, a lei penal teria duas funções: reparar a
perturbação causada pelo criminoso e impedir, através de uma coerção, que
2 Destacamos o vocábulo “entre” em virtude da consideração de Foucault ao inferir que o poder não
se estabelece somente por parte do Estado (macropoder – decrescente) em relação aos indivíduos
que lhes são subordinados, mas, outrossim, alastra-se por todos os recônditos dos microssistemas
que compõem a organização do indivíduo em sociedade. Assim, a vigilância e o controle não são
exercidos apenas pelo órgão superior (diretor da prisão, diretor da escola), mas, outrossim, pelos
próprios indivíduos que fazem parte desses universos, uns em relação aos outros.
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4.1 Cor
Na cidade de Porto Alegre, dentro de um universo de 146 egressos
observados, há mais indivíduos da cor branca (44,5%). Já no Rio de Janeiro, a
maior parte dos egressos (80,9%) foi descrita como “não-branca3”.
Outrossim, há mais reincidentes da cor branca (44%) na capital gaúcha.
Todavia, o coeficiente de reincidência é mais alto entre os negros (34%). No Rio
de Janeiro ocorre exatamente o contrário: há mais reincidentes “não-brancos”, e
a freqüência de reincidência é maior entre os brancos.
De acordo com a Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios (PNAD),
realizada pelo Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), a maioria da
3 Ressalta-se que, em relação ao Rio de Janeiro, observou-se uma pluralidade de descrição de cor
referentemente aos egressos considerados “não-brancos”. Entre tais descrições havia as mais
diferentes formas de classificação da cor da pele (negros, pretos, escuros, morenos, mulatos...), o
que tornou necessária a simplificação dessa classificação entre brancos e “não-brancos”.
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população gaúcha se descreve como branca (87%)4. Tal fato elucidaria o motivo
da maior parte dos egressos e, outrossim, dos reincidentes ser da cor branca. No
entanto, essa assertiva não se aplica à capital carioca, uma vez que, não obstante
58,7% de sua população se descrever como da cor branca, a maioria dos
reincidentes se descreveu “não-branca”.
Sobre o tema, convém atentar para o entendimento de RENATO SÉRGIO DE
LIMA5, quando assevera que “o recorte cor sugere que alguém só pode ter cor e
ser classificado por ela se existir uma ideologia na qual a cor das pessoas tem
algum significado, ou seja, no interior de ideologias raciais”.
A premissa de que uma pessoa só pode ser considerada reincidente
depois de ter sido condenada, associada ao entendimento de SÉRGIO ADORNO,
quando assevera que “a cor é poderoso instrumento de discriminação na
distribuição da justiça” e que é mais alto o nível de reincidência entre os negros,
comprova a idéia de que, no tocante à cidade de Porto Alegre, existe uma
seletividade por parte do sistema de justiça, que (re)criminaliza mais pessoas de
cor negra. Imprescindível destacar as palavras do referido autor ao concluir que
“se o crime não é privilégio da população negra, a punição parece sê-lo”.
4.2 Escolaridade
No que tange ao grau de escolarização, em ambas as cidades restou
observado que há uma maior proporção de egressos que alcançaram entre a 5ª e
a 8ª série do Ensino Fundamental. Nota-se que, também nas duas cidades, os
mais altos índices de reincidência concentram-se principalmente entre os
egressos que atingiram os mesmos níveis de ensino.
De tais assertivas, depreender-se-ia a idéia de que não haveria influência
direta da baixa escolaridade no número de egressos que reincidiram, o que viria
convergir com o entendimento de ADORNO, quando este afirma que a
escolaridade dos delinqüentes não é baixa porque sejam criminosos, mas
porque a escolaridade da população resta nos níveis elementares.
Destaca-se, ainda, que os dados do IBGE (PNAD-2004) vêm a confirmar
tais considerações, com relação à caracterização dos níveis de escolaridade
alcançados pelo povo gaúcho. Apenas 15% da população gaúcha estudou
durante 11 anos, o que poderia equivaler ao Ensino Médio completo, não fosse
4 Importante atentar para uma possível imprecisão em relação aos dados referentes à cor
predominante dos gaúchos, uma vez que são depreendidos a partir de autodefinições, contando,
assim, com a arbitrariedade da percepção que cada pessoa entrevistada pelo IBGE tem no que
concerne a sua cor da pele.
5 Sociólogo, Chefe da Divisão de Estudos Socioeconômicos da Fundação Seade.
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4.3 Reincidência
No que concerne à reincidência, o índice obtido na capital gaúcha foi de
23%, enquanto se observou que 43% dos egressos do sistema penitenciário do
Rio de Janeiro tornaram a delinqüir. Tais dados confirmam a hipótese de que o
número de reincidentes se encontra muito aquém do encontrado para a massa
carcerária como um todo6.
Ao serem cruzados os dados referentes aos três tópicos abordados na
pesquisa, quais sejam: a cor, a escolaridade e a reincidência dos ex-presidiários,
tem-se, em Porto Alegre, uma maior proporção de reincidentes brancos que
cursaram entre a 5ª e a 8ª série. No Rio de Janeiro, os maiores índices
encontram-se entre os negros que cursaram até a 5ª série.
5 – C ONCLUSÕES
Com nosso trabalho, procuramos romper com um discurso, em certa
medida, sofisticado da democracia racial, que visa a resguardar o estado
brasileiro da explicitação do racismo, ao deduzirmos que esse discurso não
conseguiu abranger a esfera penal em sua totalidade. Note-se que a insistência
em propagar uma imagem anti-racista não corresponde à realidade, uma vez
que os negros sofrem dupla discriminação: aquela que diz respeito ao fato de
estarem inseridos mais amiúde nas camadas desprivilegiadas da estrutura
social e, outrossim, aquela eminentemente racista, que insiste em conceber os
negros como biológica e culturalmente inferiores aos brancos.
Trata-se de uma realidade lamentável, ao nos distanciarmos em quase
120 anos da abolição da escravatura e notarmos que, como se não bastasse o
fato de, notoriamente, os negros serem desprovidos das mesmas oportunidades
dos brancos dentro da sociedade, têm de conviver com o fardo de serem
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TRABALHO PRISIONAL E REINSERÇÃO SOCIAL:
FUNÇÃO IDEAL E REALIDADE PRÁTICA
F ERNANDA B ESTETTI DE V ASCONCELLOS *
I NTRODUÇÃO
A pena privativa de liberdade é colocada pelo discurso jurídico como
necessária para que haja a ressocialização do indivíduo que foge de algumas
das normas existentes para a manutenção da ordem na sociedade,
caracterizando a sua conduta como criminosa. Cabe às instituições penais a
aplicação de práticas que promovam o ideal ressocializador proposto. Assim, a
reinserção social de um indivíduo só poderá ocorrer a partir do momento em
que ele passar por este processo de ressocialização e reeducação.
Percebe-se a falência do sistema prisional através de problemas
recorrentemente enfrentados, tais como déficit expressivo de vagas nos
presídios, rebeliões, fugas e altos índices de reincidência criminal. A prisão
perdeu (se é que algum dia o teve) seu papel de instituição ressocializadora e
promotora da reeducação dos indivíduos para tornar-se apenas um local que
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S OCIALIZAÇÃO E R ESSOCIALIZAÇÃO
Para LUCKMANN e BERGER (2004), ao nascer, todo indivíduo ainda não é
considerado membro de uma sociedade, mas possui uma predisposição para
fazer parte dela. Para que ocorra esta inclusão, é necessário que ele se socialize.
A socialização pode ser definida como a introdução do indivíduo no mundo
objetivo de uma sociedade e ocorre a partir do momento em que o mesmo passa
por um processo de interiorização que constitui a base da compreensão dos
seus semelhantes, no qual os acontecimentos objetivos são interpretados como
dotados de sentido.
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lucro ou ao aprendizado de uma atividade que seja útil ao apenado, mas sim ao
seu ajuste a um aparelho de produção. O trabalho prisional não seria “nem uma
adição nem um corretivo ao regime de detenção”. Ele teria uma função
diferente da punição.
Muito afastada do ato de ressocializar os indivíduos, a prisão acaba por
demonstrar a falência de seus métodos através das constatações feitas pelo
autor. A primeira delas diz respeito ao fato de as prisões não diminuírem as
taxas de criminalidade; a segunda trata da observação de que a detenção
provoca reincidência: depois de sair da prisão, se tem mais chance do que antes
de voltar para ela, fato que é aumentado na medida em que a impossibilidade
de encontrar trabalho fora dela é enfrentada pelo egresso. A terceira constatação
está ligada ao fato de que prisões fabricam delinqüentes, além de favorecer a
solidariedade entre eles.
Segundo BAUMAN (1999), o encarceramento sob variados tipos de
métodos e rigor tem sido o principal modo de lidar com setores problemáticos e
difíceis de controlar da população.
A idéia de controle disciplinar transformou as instituições panópticas em
casas de correção com o intuito de tirar da “perdição” indivíduos com hábitos
considerados negativos para as sociedades. A ética do trabalho seria
responsável pela “salvação”: o trabalho duro e constante era a receita para uma
vida regrada e baseada na ordem social. As instituições panópticas de
confinamento eram antes de tudo “fábricas de trabalho disciplinado”.
Desde sua concepção até os dias de hoje, é discutível se as casas de
correção poderiam promover nos internos o seu propósito de reabilitação, para
trazê-los novamente ao convívio social. Os princípios da ética do trabalho não
se encaixam nos modelos coercitivos das prisões. O aprisionamento ensina ao
indivíduo como se portar dentro da instituição, de acordo com normas e valores
específicos dela, sendo que esses não são os mesmos encontrados na sociedade
fora dos seus muros. Segundo BAUMAN, aprisionamento é exatamente o oposto
da reabilitação.
Em sua análise sobre o cárcere, ALESSANDRO BARATTA observa que a sua
função principal é manter indivíduos desiguais, sendo este o elemento principal
para a criação de uma população criminosa. A pena restritiva de liberdade
deixaria marcas estigmatizantes no indivíduo e não produziria o efeito
ressocializador e reeducador em que está baseada, mas, ao contrário, acabaria
por conferir ao indivíduo o papel de delinqüente.
A estigmatização penal apresenta-se para o autor como elemento
transformador da identidade social da população criminosa. A prisão seria
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BARATTA, Alessandro. Criminologia Crítica e Crítica do Direito Penal. 2 ed. Rio de Janeiro:
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FOUCAULT, Michel. A Verdade e as Formas Jurídicas. 3. ed. Rio de Janeiro: NAU Editora,
2003.
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____. Ditos e Escritos IV: Estratégia, Poder-Saber. Rio de Janeiro: Forense Universitária,
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GIDDENS, Anthony. Sociologias. 4. ed. Porto Alegre: Artmed Editora, 2005.
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HASSEN, Maria Nazareth Agra. O trabalho e os dias: ensaio antropológico sobre trabalho, crime
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penitenciário: estudo de caso sobre a FAESP. Dissertação (mestrado em Sociologia) –
Programa de Pós-Graduação em Sociologia/IFCH, Universidade Federal do Rio
Grande do Sul, Porto Alegre, 2004.
158
POLÍTICA CRIMINAL, AMÉRICA E KAFKA
A LEXANDRE M ATZENBACHER*
F ERNANDO T ONET**
I NTRODUÇÃO
Intrigantes e interessantes são os questionamentos apontados por
FRANÇOIS OST, ao referir-se a essa alegoria, do romance “América” de FRANZ
KAFKA: Espada? Mas o que foi feito da tocha? A liberdade teria cedido o lugar à
justiça? Mas, então, o que é ela, essa justiça ameaçadora cujo braço acaba de se
erguer e cuja sombra se estende por todo o romance?1. A partir dessas
indagações, e da visão aproximativa do Direito e da Literatura, é que se almeja
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D IREITO E L ITERATURA
Quando KARL ROSSMANN, ao chegar em Nova York, visualiza na mão da
Estátua da Liberdade uma espada e não uma tocha, pode-se, justamente, fazer
uma relação do início da política criminal Law and Order e sua vertente
repressivista da Tolerância Zero na literatura. Em decorrência disso, denota-se
necessário esclarecer a aproximação do Direito e da Literatura.
O movimento Law and Literature, surgido nos anos 70 e 80 nos Estados
Unidos, divide seus métodos de pesquisa em três pontos conforme
demonstrado por GERMANO ANDRÉ SCHWARTZ: a) Direito na Literatura, o qual
estuda as formas do Direito representado nas obras literárias; b) Direito como
Literatura, que consiste na forma de comunicação (linguagem) entre os sistemas
sociais, percebendo o Direito e seu conjunto de procedimentos, observados
como atos literários; e, c) Direito da Literatura, que busca a reorganização das
relações jurídicas e do exercício literário2.
Tal movimento também possui uma corrente francesa, cujo sistema
literário é observado por FRANÇOIS OST, através do “Direito na Literatura”,
buscando correlações entre obras literárias e o Direito em si. Um exemplo é o
capítulo do êxodo na Bíblia, onde surgem as primeiras leis. Outro é a obra
Oréstia, de Ésquilo, com a invenção da justiça e da figura do juiz, através da
argumentação da deusa Atena; já em Robinson Crusoé, fazendo o direito voltar
ao seu sistema natural; e, em KAFKA, nos mostra o que há por trás da lei3.
Importante ressaltar a visão apresentada por JOANA AGUIAR E SILVA e que
consiste em uma nova visão do Direito e da Literatura, na busca de um
estreitamento nas relações comunicativas entre o sistema jurídico e o sistema
social4.
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5 DELMAS-MARTY, Mireille. Os Grandes Sistemas de Política Criminal. Barueri: Manole, 2004, p. 03.
6 WACQUANT, Loïc. As Prisões da Miséria. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2001, p. 25.
7 GIULIANI, Rudolph. O Líder. Rio de Janeiro: Campus, 2002, p. XIX.
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8 ARNAUD, André-Jean. Dicionário da Globalização. Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2006, p. 202.
9 FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. 3. ed. Madrid: Trotta, 1997, p. 355-356.
10 LOPES JR., Aury. Introdução Crítica ao Processo Penal: fundamentos da instrumentalidade constitucional.
p. 19.
12 Conferir BITENCOURT, Cezar Roberto. Tratado de DireitoPenal – Parte Geral. Vol. I. 11.ed. São Paulo:
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13 LOPES JR., Introdução Crítica ao Processo Penal: fundamentos da instrumentalidade constitucional, 2006,
p. 19.
14 WACQUANT, As Prisões da Miséria, 2001, p. 41.
15 WACQUANT, As Prisões da Miséria, 2001, p. 37.
16 CARVALHO, Salo de. Pena e Garantias. 2. ed. Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2003, p. 96.
17 WACQUANT, As Prisões da Miséria, 2001, p. 07.
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18 ARAÚJO JÚNIOR, João Marcello de apud SHECAIRA e CORRÊA JUNIOR, Teoria da Pena: finalidades,
direito positivo, jurisprudência e outros estudos de ciência criminal, 2002, p. 142.
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reclama uma análise dos fins; esta, a eficiência, desde a base neoliberal,
responde aos meios”19. Até porque o processo penal, como caminho da
aplicação do Direito Penal em busca da pena, quando da ocorrência de um
delito não pode ser um processo kafkaniano, sem direitos e sem garantias, pois se
trata de um conjunto dessas para frear o poder estatal perante o réu. Por isso,
KAFKA mostra que um tribunal de exceção jamais fará justiça!
Especificamente em se tratando dessa tendência no ordenamento jurídico
brasileiro, não se pode olvidar das conclusões de JACINTO COUTINHO, no artigo
“Teoria das Janelas Quebradas: e se a pedra vem de dentro?”20:
“[...] tais propostas vão de encontro ao que existe de mais sagrado
na política da terra brasilis: o voto, símbolo maior da perpetuação das
capitanias hereditárias e motor de arranque de quase todas as idéias.
Enquanto os apóstolos da Tolerância Zero não entenderem que ela
deve alcançar – isso sim – a corrupção, com a má-fé e o mau uso do
dinheiro público, continuar-se-á vivendo nesta terra encantada de
valores e moral em que Alice nos conduz; de imbrogli retóricos. Isso
eles não entendem, ou não querem entender. Não querem perceber
que quando alguém de dentro quebra as janelas, pouco resta a fazer
com os que estão lá fora (aliás, a pedra cai na cabeça deles!)”.
Nesse viés, surge a “ferida narcísica do Direito Penal” apontada por SALO
DE CARVALHO, no sentido de que ao utilizar a imagem exacerbada do Direito
Penal com seu simbolismo, a ocupação da estetização de si em excesso com o
intuito de assumir a responsabilidade pelo futuro da civilização, o
autocentramento com delírios de grandeza para tutelar a humanidade, a
intolerância, os defeitos e as incapacidades21 são simulacros da política criminal
do terror. É ela que deseja ampliar as criminalizações e também as penalizações,
em detrimento de affirmative action, com finalidades de reduzir as
desigualdades raciais mais gritantes no acesso à educação e ao emprego22,
tentando, dessa maneira, combater o problema da humanidade da origem.
Quebradas: e se a pedra vem de dentro?. Artigo publicado no site do Instituto de Liberdades Públicas
e Ensino Jurídico Paulo Rangel: http://www.direitodeliberdade.com.br/
artigos/colaboradores/teoria.pdf. Acesso em 20/04/2007.
21 CARVALHO, Salo de. A Ferida Narcísica do Direito Penal (primeiras observações sobre as
(dis)funções do controle penal na sociedade contemporânea. In: GAUER, Ruth Maria Chittó (Org.).
A Qualidade do Tempo: para além das aparências históricas. Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2004, p. 205-
206.
22 WACQUANT, As Prisões da Miséria, 2001, p. 95.
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C ONSIDERAÇÕES F INAIS
O jurista que desembarca em terra literária assemelha-se a Colombo
pondo os pés no novo mundo – ignorante da natureza exata de sua descoberta:
ilha ou continente?24
Conforme o título sugere, o presente ensaio procurou demonstrar a
conexão existente entre a obra “América” de KAFKA com o movimento de
política criminal Lei e Ordem e sua vertente extremista da Tolerância Zero. A
abordagem realizada foi baseada na hermenêutica do Direito a partir da
Literatura.
O respectivo ensaio não possui o intuito de encerrar a matéria. Muito
pelo contrário, possui como escopo apontar um novo sentido para a Ciência do
Direito a partir da Literatura e, principalmente, estimular a crítica às obras
literárias de KAFKA, em virtude de que se pode constatar que há íntima relação
com a política criminal do terror.
O movimento Lei e Ordem mostra, definitivamente, que seus defensores
e simpatizantes buscam subsídios para fundamentar a efetividade com
eficiência na fonte da ignorância, pois buscam-se os fins a qualquer custo,
independentemente, do meio empregado para tal. Constituição, direitos
fundamentais, princípios, como presunção de inocência, devido processo legal,
contraditório, ampla defesa, culpabilidade, lesividade, intervenção mínima, são
23 GAUER, Ruth Maia Chittó. Alguns Aspectos da Fenomenologia da Violência. In: GAUER, Gabriel
Chittó. GAUER, Ruth Maria Chittó. A Fenomenologia da Violência (Org.). Curitiba: Juruá, 1999, p. 13-
14.
24 OST, Contar a Lei: as fontes do imaginário jurídico, 2005, p. 58.
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170
ORDEM E CONTROLE PENAL NA SOCIEDADE
DA GLOBALIZAÇÃO E DO CONSUMO
A LCIDES M ARQUES P ORTO P ACHECO*
D IETER M AYRHOFER G AULAND**
P RISCILA A LBANI L IGABUE***
T OMÁS G RINGS M ACHADO****
PUCRS.
*** Especializanda em Direitos Fundamentais pela PUCRS/AJURIS.
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J A N ./M A R . 2008
****Mestrando em Ciências Criminais pela PUCRS, bolsista CAPES; especialista em Ciências Penais
pela PUCRS.
1 YOUNG, Jock. A sociedade excludente. Exclusão social, criminalidade e diferença na modernidade
recente. Tradução de: Renato Aguiar. Rio de Janeiro: Revan, 2002, p. 20.
2 GIDDENS, Antony. Sociologia. Tradução de: Sandra Regina Netz. Porto Alegre: Artmed, 2005, p. 274.
3 OST, François. Contar a Lei: As fontes do imaginário jurídico. São Leopoldo: Unisinos, 2005, p. 318-
319.
4 SOBOTTKA, Emil Albert. Por que se faz políticas sociais no Brasil? Notas sobre estratégias de
legitimação nos últimos dois governos federais. Civitas, Porto Alegre, v. 6, n. 1, p. 79-93, jan/jun.
2006, p. 80.
5 CASTEL, Robert. A escolha do Estado Social. Sociologias, Porto Alegre, n. 03, p. 18-37, jan/jun. 2000.
6 Idem. Ibidem, p. 32-33.
7 GIDDENS, Antony. Op. cit., p. 274-275.
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entidades privadas. Contudo, esse esforço não logrou êxito, pois, “numa
sociedade como a nossa, este tipo de proteção de proximidade que era exercido
por grupos primários corroeu-se progressivamente e não está mais ao alcance
dos desafios que são colocados em uma sociedade superurbanizada e
amplamente terceirizada”8.
Ademais, a idéia das políticas de Welfare é apoiada na égide do pleno
emprego. Contudo, o novo modelo vem calcado na idéia de enxugamento da
produção manufatureira, com a desqualificação do trabalho e a ênfase na
flexibilidade da força de trabalho9. O efeito relevante desta política é acabar com
a proporção relevante dos empregos de renda média e engendrar um
sentimento de precariedade nos que antes estavam seguros10. Além disso, a
crescente polarização e o declínio da tradicional indústria manufatureira, bem
como o desaparecimento de muitos postos de trabalho por força de novas
tecnologias ou novas formas de gestão industrial, levam a um quadro,
aparentemente irreversível, de desemprego e desqualificação para o trabalho, o
que acarretou, por sua vez, um aumento da exclusão, de alguns grupos da
população, da participação em áreas chaves da vida social11, sendo que este
movimento é amplamente caracterizado pela globalização do sistema
neoliberal12. Este modelo se traduz por uma real transferência do poder
normativo do Estado para os atores econômicos mais poderosos. Segundo este
axioma da teoria econômica neoclássica, o mercado livre, e a concorrência
perfeita que deveria se desenvolver, permitindo garantir os melhores
equilíbrios econômicos possíveis, o maior crescimento das riquezas e a mais
eqüitativa divisão destas13.
Este paradigma neoliberal acarreta a redefinição para baixo das funções
do Estado e o desmantelamento progressivo das proteções fornecidas por este,
ao mesmo tempo em que se faz acompanhar de um poderoso movimento de
mundialização das economias com estímulo para as empresas transnacionais
que estão hoje em dia em condições de impor as regras do jogo que lhes
Rod; REINER, Robert. The Oxford handbook of criminology. United Kingdom: Oxford press, 1997, p.
351-352.
12 MCCHESNEY, Robert W. Introdução. In: CHOMSKY, Noam. O lucro ou as pessoas?: neoliberalismo e
liberais de justiça e economia política. Tradução de Maria Luíza X. de A. Borges. v. II. São Paulo:
Visão, 1985, p. 20.
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16 HALL, Stuart. A identidade cultural na pós-modernidade. 4. ed. Tradução de Tomaz Tadeu da Silva e
Guacira Lopes Louro. Rio de Janeiro: DP&A, 2000, p. 09.
17 GAUER, Ruth Maria Chittó. Da diferença perigosa ao perigo da igualdade. Reflexões em torno do
de vida, todas as propostas de compreensão da vida humana, no plano teórico e prático, são
admissíveis, desde que circunscrevam no seu âmbito privado e não possam coagir publicamente
os outros. A principal preocupação política da democracia liberal que nos é contemporânea é,
aliás, a garantia da coexistência multicultural e cosmopolita de homens e vidas diferentes” (SÁ,
Alexandre Franco de. Metamorfose do poder. Prolegómenos Schmittianos a toda a sociedade futura.
Coimbra: Ariadne, 2004, p. 38).
19 Idem. Ibidem, p. 51.
20 LIPOVETSKY, Gilles. A era do vazio. Ensaio sobre o individualismo contemporâneo. Tradução de
Miguel Serras Pereira e Ana Luíza Faria. Lisboa: Antropos, 1983, p. 34.
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29 ZAFFARONI, Eugenio Raúl; et all. Direito penal brasileiro. v. 1. Rio de Janeiro: Revan, 2003, p. 43.
30 YOUNG, Jock. Op. cit., p. 26-37.
31 BAUDRILARD, Jean. A sociedade de consumo. Tradução de: Artur Mourão. Lisboa: Edições 70, 2003,
p.21.
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32 AZEVEDO, Rodrigo Ghiringheli de. Conciliar ou punir? – Dilemas do controle penal na época
contemporânea. In: CARVALHO, Salo de; WUNDERLICH, Alexandre. Diálogos sobre justiça dialogal.
Teses e antíteses sobre os processos de informalização e privatização da justiça penal. Rio de
Janeiro: Lúmen Júris, 2002, p. 57
33 Idem, ibidem, p. 356-357.
34 WACQUANT, Loïc. As prisões da miséria. Tradução de: André Telles. Rio de Janeiro: Jorge Zahar,
1999, p. 80.
35 OST, François. Op. cit, p. 354-355.
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globalização. In: MENDES, Candido. Repressão e Complexidade. Rio de Janeiro: Garamond: 2003, p.
165.
46 YOUNG, Jock. Op. cit., p. 191.
47 WACQUANT, Loïc. Op. cit, p. 86.
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48 CHANCER, Lynn S. Fromm, sadomasochism, and contemporary American crime. In: ANDERSON,
Kevin; QUINNEY, Richard. Erich Fromm and critical criminology. Beyond punitive society. University
of Illinois press: Chicago, 2000, p. 41.
49 BECK, Ulrich. La sociedad del risgo: hacia una nueva modernidad. Buenos Aires: Paidós, 2001.
50 CARVALHO, Salo. A ferida narcísica do Direito Penal (primeiras observações sobre as disfunções
do controle penal na sociedade contemporânea). In: GAUER, Ruth Maria Chittó. A qualidade do
tempo: para além das aparências históricas. Rio de Janeiro: Lúmen Júris, 2004, p. 206.
51 LARRAURI, Elena. La herancia de la criminología crítica. Madrid: Siglo Veintiuno, 1991, p. 83-84.
52 BAUMAN, Zygmunt. O mal-estar da pós-modernidade. Tradução de: Mauro Gama e Cláudia
Ciência Penal. Tradução de: Paolina Hrlyniewicz. Revista de Direito Penal, Rio de Janeiro, n. 31, p.
05-37, jan/jun. 1981, p. 8.
181
POLÍTICA CRIMINAL PENITENCIÁRIA E A
ATUAÇÃO DOS PODERES DO ESTADO: O CASO
DA PROGRESSÃO DO REGIME PRISIONAL NOS
DELITOS HEDIONDOS
M ÁRCIA E LAYNE B ERBICH DE M ORAES*
M ARCELO D ALMÁS T ORELLY**
* Advogada, Especialista em Ciências Penais e Mestra em Ciências Criminais pela PUCRS, Membro
do Conselho Penitenciário do Estado do Rio Grande do Sul e Professora de Direito Penal e
Processo Penal da Rede Metodista de Educação – IPA, onde atua no projeto Direitos Humanos do
Preso.
** Bacharel em Ciências Jurídicas e Sociais – Direito pela PUCRS com aperfeiçoamento em Direitos
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1 Veja-se nosso: WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência do Observatório de
Direitos Humanos da Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom Quixote, 2007.
2 Veja-se o item 14 da exposição de motivos nº 213 de 09.05.83, da Lei de Execução Penal nº
7.210/84: “14. Sem questionar profundamente a grande temática das finalidades de pena, curva-
se o Projeto, na esteira das concepções menos sujeitas à polêmica doutrinária, ao princípio de que
as penas e medidas de segurança devem realizar a proteção dos bens jurídicos e a reincorporação do
autor à comunidade”.
3 Algumas análises das implicações deste tipo de política podem ser obtidas em: CHIES, Luiz
Ambiente na Sociedade de Risco (Lei 9.605/98). Rio de Janeiro: Lúmen Júris, 2003, p. 52.
5 NEVES, Marcelo. A Constitucionalização Simbólica. São Paulo: Acadêmica, 1994, p. 39.
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6 BITENCOURT, Cezar Roberto. Manual de Direito Penal – Parte Geral. São Paulo: RT, 1997, p. 457.
7 Veja-se o caput do artigo 5º da Constituição e o parágrafo único do artigo 2º da LEP.
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8 Nesse sentido veja-se: “Crime hediondo. Progressão de regime. Vedação. § 1º do art. 2º da Lei nº
8.072/90. Inconstitucionalidade. O Supremo Tribunal Federal, em sessão plenária realizada no dia
23.02.2006, declarou a inconstitucionalidade do § 1º do art. 2º da Lei nº 8.072/90 (HC 82.959,
relator o Ministro Marco Aurélio). Ordem concedida” – (HC 86194/DF – Habeas corpus – 1ª Turma
– Rel. Min. Eros Grau, julgamento em 7 de março de 2006, publicado no DJ de 24 de março de
2006)”.
9 Supremo Tribunal Federal. Informativo STF. Brasília, n.º 417, 20 de janeiro a 03 de março de 2006.
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2%1% 2% 1%
7%
25%
62%
10 GRECO, Rogério. Curso de Direito Penal – Parte Geral. Vol.I. 8ª ed. Rio de Janeiro: Impetus, 2007, pp.
501-502.
11 WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência do Observatório de Direitos Humanos
da Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom Quixote, 2007, p. 55.
12 WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência do Observatório de Direitos Humanos
da Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom Quixote, 2007, p.55.
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13 WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência do Observatório de Direitos Humanos
da Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom Quixote, 2007, p.51.
14 WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência do Observatório de Direitos Humanos
da Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom Quixote, 2007, p.58.
15 Dados da Superintendência de Serviços Penitenciários. Divisão de Controle Legal. Mapa da
postulados pedidos de progressão pelos serviços de defesa existentes. Esses pedidos iniciaram em
fase posterior, sendo ainda somados ao tempo habitual de tramitação dos pedidos de progressão
(03 a 06 meses), o que fez com que a situação fosse ficar aparente apenas nos meses de novembro
e dezembro de 2006. Veja-se nosso: WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência
do Observatório de Direitos Humanos da Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom
Quixote, 2007. pp. 126-127.
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Em 04.10.2006
Albergue Feminino das presas em regime aberto e semi-aberto: 165
apenadas (desse número, 130 eram apenadas do regime fechado que lá estavam)
PFMP, para cumprimento de regime fechado: 150 apenadas (dessas, 34
eram presas do regime semi-aberto)
Anexo Feminino na Penitenciária de Charqueadas, para cumprimento do
regime fechado: 69 apenadas (das quais 44 eram do regime semi-aberto).
Já em 27 de dezembro, era a que segue:
Em 27.12.2006
Albergue Feminino das presas em regime aberto e semi-aberto: 114
apenadas
Anexo da PFMP para o regime semi-aberto: 83 apenadas
PFMP: 100 apenadas (dessas, 35 do regime semi-aberto)
Anexo Feminino na Penitenciária de Charqueadas: 23 fechadas e 47
provisórias – não registra mais presas em semi-aberto recolhidas.
A soma efetiva do número de apenadas em regime semi-aberto e aberto
do mês de outubro para dezembro de 2006 mostrou o crescimento de 113
apenadas no regime mais brando em outubro, para 232 apenadas no mês de
dezembro de 2006. Tal situação representa um aumento de 51,29% no volume
de presas com direito a uma vaga no estabelecimento de regime semi-aberto.
Nesse ponto, o aumento não tão inesperado, mas deixado de lado pelo
Poder Executivo, gerou a movimentação das encarceradas durante o início do
mês de dezembro, através de vários órgãos de fiscalização da pena, culminando
com solução precária, a qual criou um “albergue anexo”, dentro do mesmo
prédio da PFMP.
Tal medida, embora tenha solucionado o problema imediato, tem sua
“provisoriedade” estendida até a presente data, pois as instalações não
cumprem totalmente as condições legais exigidas para as casas prisionais de
regime semi-aberto – artigos 91 a 95 da LEP –, basta citar apenas a permanência
dos obstáculos físicos para as apenadas em regime aberto, contrariando
frontalmente o artigo 94 da Lei de Execução. Assim, fica evidente um
descompasso entre os gestores da política criminal e penitenciária nacional, que,
inobstante operarem cada um dentro de suas esferas de competência, não
dialogam entre si, tornando a disputa entre Legislativo, Executivo e Judiciário,
pelos rumos da política a ser adotada – e o caso da progressão nos crimes
hediondos é apenas um exemplo – em caos no sistema de justiça.
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17 DALMO DALLARI afirma que “[há] mesmo quem sustente que é totalmente inadequado falar-se
numa separação de poderes, quando o que existe de fato é apenas uma distribuição de funções”. E
continua afirmando que “Existe, na verdade, uma grande importância [no conceito aplicado], pois
aquela diferenciação está intimamente relacionada com a concepção do papel do Estado na vida
social. De fato, quando se pretende desconcentrar o poder, atribuindo o seu exercício a vários
órgãos, a preocupação maior é a defesa da liberdade dos indivíduos, pois, quanto maior for a
concentração do poder, maior será o risco de um governo ditatorial. Diferentemente, quando se
ignora o aspecto do poder para se cuidar das funções, o que se procura é o aumentar a eficiência
do Estado, organizando-o da maneira mais adequada para o desempenho de suas atribuições. E
pode muito bem ocorrer que se conclua ser mais conveniente, em certo momento num Estado
determinado, concentrar as funções em um menor número de órgãos, o que iria entrar em choque
com o princípio da separação de poderes”. DALLARI, Dalmo de Abreu. Elementos de Teoria Geral do
Estado. São Paulo: Saraiva, 1989, pp.181-182. (grifos no original)
18 A nova redação dada ao tráfico ilícito pela Lei 11.343: “Art. 33. Importar, exportar, remeter,
preparar, produzir, fabricar, adquirir, vender, expor à venda, oferecer, ter em depósito,
transportar, trazer consigo, guardar, prescrever, ministrar, entregar a consumo ou fornecer
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drogas, ainda que gratuitamente, sem autorização ou em desacordo com determinação legal ou
regulamentar: Pena - reclusão de 5 (cinco) a 15 (quinze) anos e pagamento de 500 (quinhentos) a
1.500 (mil e quinhentos) dias-multa.” Ao contrário a antiga Lei 6.368/76: “Art. 12. Importar ou
exportar, remeter, preparar, produzir, fabricar, adquirir, vender, expor à venda ou oferecer,
fornecer ainda que gratuitamente, ter em depósito, transportar, trazer consigo, guardar,
prescrever, ministrar ou entregar, de qualquer forma, a consumo substância entorpecente ou que
determine dependência física ou psíquica, sem autorização ou em desacordo com determinação
legal ou regulamentar; Pena - Reclusão, de 3 (três) a 15 (quinze) anos, e pagamento de 50
(cinqüenta) a 360 (trezentos e sessenta) dias-multa.” (Grifamos).
19 A Lei 11.464 de 28.03.07 deu nova redação ao artigo 2º da Lei nº 8.072/90 (dos crimes hediondos,
no qual o tráfico ilícito se insere): “§ 2º. A progressão de regime, no caso dos condenados aos
crimes previstos neste artigo, dar-se-á após o cumprimento de 2/5 (dois quintos) da pena, se o
apenado for primário, e de 3/5 (três quintos), se reincidente.”
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Supremo Tribunal Federal. Informativo STF. Brasília, n.º 417, 20 de janeiro a 03 de março
de 2006.
WOLFF, Maria Palma (Coord.). Mulheres e Prisão: A Experiência do Observatório de Direitos Humanos da
Penitenciária Feminina Madre Pelletier. Porto Alegre: Dom Quixote, 2007.
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AS POLÍTICAS CRIMINAIS E SOCIAIS NO
ESTADO MODERNO COMO ALTERNATIVAS AO
RECRUDESCIMENTO DO DIREITO E DO
PROCESSO PENAL
M ICHAEL S CHNEIDER F LACH *
*
Promotor de Justiça, Especialista em Direito Penal Contemporâneo (Unisinos) e Mestrando em
Ciências Criminais (PUCRS).
1 GARCÍA DE PAZ, Maria Isabel Sanches, “El Moderno Derecho Penal y la Anticipación de la Tutela
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2 MÜSSIG, Bernd, “Desmaterialización del Bien Jurídico y de la Política Criminal”, Revista Ibero-
Americana de Ciências Criminais, Porto Alegre: CEIP, ano 2, nº 4, set./dez/2001, p. 158, explica
os riscos do novo modelo, onde na persecução penal “se sacrifican garantías de libertad
fundamentales en el altar de una pretendida lucha contra la criminalidad; los límites de la
definición social del sujeto, hasta ora infranquables para el poder del Estado, pasan a ser porosos
y se incluyen fácilmente en la masa de quiebra de la confrontación política cotidiana”.
3 Conforme D’ÁVILA, Fábio Roberto, “Ofensividade e Crimes Omissivos Próprios. Contributo à
compreensão do crime como ofensa a bens jurídicos”. Stvdia Ivuridica nº 85, Coimbra: Coimbra
Ed., 2005, “O desenvolvimento da dogmática penal em novas áreas de intervenção tem
enfrentado não apenas problemas no âmbito da legitimação da intervenção em si”, mas no limite
e adequação desse intervir. “Concomitantemente ao fato de a doutrina jurídico-penal admitir [...]
o convívio mútuo de elementos novos” com tradicionais, “há determinado legado liberal do qual
não se pode abrir mão, sob pena de descaracterizar toda a construção jurídico-doutrinária e,
conseqüentemente, a legitimidade do jus puniendi, a tanto custo alcançada. [...] contudo parece-
nos que o avanço do direito penal tem submetido alguns desses princípios a particulares zonas de
tensão, o que, nomeadamente, tem ocorrido com o princípio da ofensividade (nullum crimen sine
iniuria): em que pese reflexo do ‘incontestável’ em direito penal – do direito penal como
instrumento de proteção de bens jurídicos –, esse princípio tem enfrentado inúmeras dificuldades
nos novos campos de atuação [...] Do modelo clássico de direito penal liberal ao direito penal
contemporâneo, o tempo tem sido responsável pela afirmação de um direito penal de tutela
(subsidiária) de bens jurídicos [...], e daí também afirmação, de um dos mais preciosos legados do
pensamento penal liberal, o modelo de crime como ofensa a bens jurídicos. Sob uma perspectiva
dogmática, este preciso modelo de crime traduz uma concepção de ilícito penal estabelecida
fundamentalmente na ofensa a interesses objetivos, no desvalor que expressa a lesão ou pôr-em-
perigo bens juridicamente protegidos e, portanto, em clara oposição à simples violação subjetiva
do dever”.
4 CÂNCIO MELIÁ, Manuel, “O Estado Atual da Política Criminal e a Ciência do Direito Penal”, in
“Direito Penal e Funcionalismo”, Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2005, p. 104, esclarece, que
nestas sociedades o Estado “já não pode ser entendido como mero guardião dos processos sociais,
sem que intervenha nesses. Neste sentido, considera-se que a norma penal não é um meio para
constituir a identidade da sociedade – ou seja, para marcar padrões mínimos de convivência – ou
para resolver um determinado problema social em termos de prevenção (instrumental) do delito,
e sim que a aprovação da norma em si e sua publicação são a solução, evidentemente, aparente”.
5 CARVALHO, Salo de, “A Ferida Narcísica do Direito Penal (primeiras observações sobre as
(dis)funções do controle penal na sociedade contemporânea), in “A Qualidade do Tempo: Para
Além das Aparências Históricas”, Org.: GAUER, Ruth Chittó, Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2004, p.
184-5, aduz que ao igual “tempo em que o direito penal normativo responde positivamente às
expectativas criminalizantes, ou seja, chama para si a responsabilidade de tutelar as demandas da
era da industrialização, prevenindo a lesão aos direitos sociais via ameaça penal, sua
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instrumentalidade começa a ser colocada à prova, visto que genealogicamente não fora
concebido para tais funções.”
6 Para HASSEMER, Winfried, “Três Temas de Direito Penal”, Porto Alegre: ESMP, 1993, “O Direito
Penal passa a se apresentar como meio de solução de problemas sociais (proteção de bens
jurídicos via instrumentos penais)”, pois temas como “Segurança pública, criminalidade e
violência vêm adquirindo tanto na opinião pública quanto na percepção dos indivíduos uma
importância crescente. Graves transgressões das leis penais e ameaças a bens jurídicos
fundamentais infundem medo, revoltam e ao mesmo tempo fascinam”, neste contexto moderno
(p. 33 e 62).
7 CARVALHO, op. cit., p. 189, acrescenta que a legitimidade desta “retórica ocorre a partir das noções
Sociedades Pós-Industriais”. Tradução: Luiz Otávio de Oliveira Rocha, São Paulo: Revista dos
Tribunais, 2002, p. 21.
9 CÂNCIO MELIÁ, Manuel, “Direito Penal do Inimigo?”, Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2005,
p. 56 e 60. Alerta o autor, que tal expansão é constatada no fato de que a atividade legislativa na
área penal, operada ao longo das duas últimas décadas, “tem colocado, ao redor do elenco
nuclear de normas penais, um conjunto de tipos penais que, vistos desde a perspectiva dos bens
jurídicos clássicos, constituem hipótese de ‘criminalização no estado prévio’ a lesões de bens
jurídicos, cujos marcos penais, ademais, estabelecem sanções desproporcionalmente altas”.
10 LUISI, Luiz, “Um Direito Penal do Inimigo: O Direito Penal Soviético”, Revista Ibero-Americana
de Ciências Penais, Porto Alegre: CEIP, ano 7, nº 13, jan./jun. 2006, p. 147, advertindo que “Esta
involução não se justifica. Em primeiro lugar, por carência de resultados práticos, pois o inimigo
continua cada vez mais atuante. E principalmente por que o Estado Democrático de Direito tem
como seu pilar fundamental a afirmação da essencial dignidade do ser humano. E negar a
qualquer ser humano essa essencialidade, por ser um inimigo [...], implica em invalidar o próprio
Estado, pois nega valia a seu fundamento, ou seja, a dignidade ôntica de todos os seres
humanos”.
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11 DELMAS-MARTY, Mireille, “Os Grandes Sistemas de Política Criminal”, Barueri: Manole, 2004, p.
45.
12 LUISI, Luiz, “Os Princípios Constitucionais Penais”, 2a ed., revista e aumentada, Porto Alegre:
Saraiva, 2003, p. 11, anota, entre outros, que “antes de recorrer ao Direito Penal deve-se esgotar
todos os meios de controle social”.
14 TOLEDO, Francisco de Assis, “Princípios Básicos de Direito Penal”, 5a ed., 1994, São Paulo: Saraiva,
p. 14.
15 Para CARVALHO, op. cit., p. 182-3, estariam assim “excluídas do manto protetivo repressor
quaisquer condutas de potencialidade ínfima ou conflitos que pudessem ser resolvidos por outras
esferas do controle informal (família, escola, grupos societários) ou formal não-penal (direito civil
e administrativo, sobretudo). O aparato-repressivo penal, portanto, apenas entraria em ação
quando indispensável para manutenção do convívio social.”
16 SILVA SÁNCHEZ, Jésus-Maria, “Aproximación al Derecho Penal Conteporaneo”, apud IRION, Paulo
Augusto Oliveira, Revista Ibero-Americana de Ciências Penais, Porto Alegre: CEIP, ano 7, nº 13,
jan./jun. 2006, p. 153, palestra que pelo princípio da intervenção mínima, “el derecho penal ha de
reducir su intervención a aquello que sea estrictamente necessário en términos de utilidad social general. Si,
como es obvio, el Derecho penal es un mal, no es de recibo admitirlo salvo en los casos en que ello sea
imprescindible nos cumprilos fines de protección social a través de la prevención de hechos lesivos. [...] la
pena sólo es admisible cuando no hay otro ‘mal menor’ [...]”.
17 MIR PUIG, op. cit., p. 306, ao dispor sobre a concepção realista do processo de concreção da lei,
registra que: “La aplicación de la ley a realidad constituye el objeto último y primordial de la dogmática
jurídico-penal,” [...] e que “en el proceso de aplicación de la ley reclaman atención tanto las normas
jurídicas como la realidad”.
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18 PIRES, ÁLVARO P., “La ‘Línea Maginot’ en el Derecho Penal: La Protección Contra el Crimen
Versus la Protección Contra el Príncipe”, Revista Brasileira de Ciências Criminais, São Paulo: RT,
ano 12, v. 46, jan./fev. 2004, p. 14-5, explica que o direito penal no “primer autorretrato quiere
proteger la sociedad, a la víctima o la moral contra el delincuente; el segundo, lo contrario, quiere proteger al
individuo y el delicuente contra la injerencia punitiva del poder político central (garantías jurídicas). [...]
En el primero retrato el derecho vigila al individuo en su relación con los otros individuos; en el segundo, al
Estado en su relación con sus súbditos”.
19 LOPES JR., Auri, “Introdução Crítica ao Processo Penal (Fundamentos da Instrumentalidade
Constitucional)”, 4ª ed., Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2006, p. 2, em anotação a Aragoneses Alonso,
Pedro (Instituciones de Derecho ...).
20 ROXIN, Claus, “A Proteção de Bens Jurídicos como Função da Pena”, Org. e Trad. André Callegari
e Nereu Giacomolli, Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2006, p. 17-8, aduz que no Estado
Democrático de Direito as normas jurídico-penais devem perseguir por objeto “assegurar aos
cidadãos uma coexistência pacífica e livre, sob a garantia de todos os direitos humanos. Por isso, o
Estado deve garantir, com os instrumentos jurídico-penais,” não só as “condições individuais
necessárias para uma coexistência semelhante [...], mas também as instituições adequadas para
este fim”.
21 LOPES JR., op. cit., p. 38-9. Acresce, que a proteção individual resulta de uma imposição do Estado
Liberal.
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22 Conforme GRINOVER, Ada Pellegrini, et al., “As Nulidades do Processo Penal”, 6ª ed., São Paulo:
RT, p. 74.
23 FERRAJOLI, Luigi, “Direito e Razão. Teoria do Garantismo Penal”, Tradução Ana Paula Zomer Sica
et al., 2a ed. revista e ampliada, São Paulo: RT, 2006, p. 865-7, explicando a luta pelos direitos
fundamentais.
24 WUNDERLICH, Alexandre, “Sociedade e Globalização: Abordando a Teoria Garantista na Barbárie.
(re)afirmação dos direitos humanos”, in “Diálogos sobre a Justiça Dialogal”, Org. Salo de
Carvalho e Alexandre Wunderlich, Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2002, p. 27, adverte que diante
das ameaças ao Estado de Direito e da sua crise, deve-se estudar estratégias de manutenção da
sua função primordial como “Estado Constitucional e Democrático de Direito”.
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25 CORRÊA, Luiz Fernando, “As Políticas Públicas de Segurança como Instrumentos para a Garantia
dos Direitos Humanos e a Promoção da Justiça”, in “Direitos Humanos, Segurança Pública e
Promoção da Justiça”, op. cit., p. 12.
26 Aduz FERRAREZE, Camila, “O Exercício Legítimo do Ius Puniendi do Estado em Face da Moderna
Sociedade Brasileira”, Revista Ibero-Americana de Ciências Penais, Porto Alegre: CEIP, ano 6, nº
12, 2005, p. 209, que “O Estado brasileiro tem sido omisso ao deixar de fornecer aos seus cidadãos
a matéria-prima para a dignidade humana: educação, saúde e trabalho. Em contrapartida, é algoz
na cobrança do respeito à lei e ferrenho defensor da expansão de seus limites de punir” e na
“inflação legislativa que só faz crescer o número de condutas tipificadas” nas leis.
27 Por certo, não se ignora as situações de necessidade desta atuação. Afinal, STRECK, Lênio Luiz,
punições.
29 LOPES JR., op. cit., p. 10; que refere a função do Juiz de “atuar como garantidor dos direitos do
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30 Inclusive quanto ao rito, que para THUMS, Gilberto, “Sistemas Processuais Penais”, Rio de Janeiro:
Lumen Juris, 2006, p. 181-2, “deve representar uma garantia ao acusado de que terá a seu dispor
todos os instrumentos de defesa”.
31 Para MIRANDA, Nilmário, “As Políticas de Direitos Humanos como Instrumentos para a
2005, p. 53-6, acrescenta, que “A força obrigatória da lei não deriva da vontade dos governantes,
mas da conformidade com a solidariedade social. Por conseqüência, ela obriga os governantes tão
rigorosamente como os súditos, pois, como estes, os governantes são obrigados pela regra de
direito fundada na solidariedade social”.
33 ELBERT, Carlos Alberto, “Violencia Urbana y Seguridad Pública: Perspectivas”, Revista do
Ministério Público, Porto Alegre: Nova Fase no 43, jul./out. 2000, p. 117-8, “Una política criminal
equilibrada requiere de un poder central que ejercite un tol de garante frente a los abusos y las
disparidades sociales. Si no se apunta a este objetivo como punto de partida, la política criminal
seguirá siendo un conjunto de recortes intercambiables, y el control, una espada sin cabeza, [...] ha
llegado el momento de transferir la expectativa de elaboración democrática del control a sus
protagonistas, víctimas y victimarios, en un sentido similar a las gestiones del Tercero Sector. En
este sentido, los grupos vecinales, las actividades de prevención comunitaria, la conciliación entre
partes agresoras y agraviadas, así como una política cultural programática y consensuada sobre la
violencia y las posibilidades de controlarla en situaciones cotidianas, apoyada por el estada a
través los institutos de enseñanza y de los medidos de difusión, podrían ser caminos válidos de
reducción de violencia social delictiva”.
34 Para CHAGAS, Cláudia Maria de Freitas, “Direitos Humanos, Segurança Pública e Promoção da
Justiça”, op. cit., p. 17-8, “É certo que o crescimento desenfreado da violência está também
intimamente relacionado à exclusão social, à falta de investimentos adequados, por muitos anos,
nas áreas de educação, saúde e trabalho, dentre outras razões”.
35 STRECK, Lênio Luiz, “A Dupla Face do Princípio da Proporcionalidade e o Cabimento do
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Clássico”, Revista do Ministério Público, Porto Alegre: Nova Fase, nº 53, p. 242-3, 2004, lembra
que, conforme Roxin, o direito penal serve para limitar o poder de intervenção do Estado e para
combater o crime simultaneamente, protegendo “o indivíduo de uma repressão desmesurada do
Estado, mas protege igualmente a sociedade e os membros dos abusos do indivíduo. Estes são os
dois componentes do direito penal: o correspondente ao Estado de Direito e protetor da liberdade
individual, e o correspondente ao Estado Social e preservador do interesse social mesmo à custa
da liberdade do indivíduo”.
36 Conforme COPETTI, André, “Intervenção Estatal e Política Criminal num Estado Democrático de
Direito Aplicado a um País Periférico”, Revista Ibero-Americana de Ciências Penais, nº 13, op. cit.,
p. 50-1, neste norte “é que devem ser pensadas as políticas criminais em um Estado Democrático e
Social de Direito, no qual não há uma liberdade de conformação do legislador, mas uma
vinculação ao projeto constitucional, cuja complexidade contempla tutela ao indivíduo e guarida
ao âmbito de direitos sociais não-individuais”.
37 FERRAJOLI, Luigi, p. 308-12, acresce que as proibições penais são dirigidas a proteger os “direitos
fundamentais do cidadão contra agressões de outros associados”, fazendo com que o direito
penal tenha por “finalidade uma dupla função preventiva, tanto uma como a outra negativas,
quais sejam a prevenção geral dos delitos e a prevenção geral das penas arbitrárias”, com limites
mínimos e máximos, num sistema de garantias “cuja satisfação, mesmo contra os interesses da
maioria, constituiu o objetivo justificante do direito penal”, contra as proibições punições
arbitrárias.
38 CANOTILHO, J. J. Gomes, “Fundamentos da Constituição”, apud FRANCO, Alberto Silva, et al.,
“Código Penal e sua Interpretação Jurisprudencial”, Parte Geral, vol. 1, tomo I, 6ª ed., São Paulo:
RT, 1997, p. 29, explica que o “Estado de direito é um Estado de distância porque os direitos
fundamentais asseguram ao homem uma autonomia perante os poderes públicos; por outro lado,
o Estado de direito é um Estado antropologicamente amigo, ao respeitar a dignidade da pessoa
humana e ao empenhar-se na defesa e garantia da liberdade, da justiça e da solidariedade”.
39 BOSCHI, José Antônio Paganela, “Violência e Criminalidade: O Resgate do Pacto Federativo como
Proposta de Solução”, Revista Ibero-Americana de Ciências Penais, Porto Alegre: CEIP, ano 5, no
10, jan./jun. 2004, p. 43, explica que “a política de conter violência e crime com direito penal
despreza as intensas desigualdades sociais e as enormes demandas públicas por saúde, educação,
trabalho, moradia, que geram ansiedades por expectativas frustradas numa sociedade de
consumo, são causas de tensões, de violências e, no passo seguinte, de criminalidade.”
40 Adverte FRAGOSO, Heleno Cláudio, “Lições de Direito Penal”, Parte Geral, Atualizado por
Fernando Fragoso, 16a ed., Rio de Janeiro: Forense, 2003, p. 5, que o sistema “penal está hoje em
crise. Põe-se em dúvida o efeito preventivo do sistema punitivo, e sabe-se que não é possível
emendar o criminoso através da pena. [...] A tendência generalizada é a de reduzir ao máximo a
área de incidência do Direito Penal, tendo-se em vista o alto custo social que a pena apresenta: as
lesões de bens jurídicos só podem ser submetidas à pena quando isto seja indispensável.”
41 Na lição de FIGUEIREDO DIAS, Jorge de, “Questões Fundamentais do Direito Penal Revisitadas”,
São Paulo: RT, 1999, p. 44, “somente uma política criminal concebida [...] no contexto de uma
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ciência conjunta do direito penal” é que pode “desempenhar a função de intermediário entre a
criminologia com a dogmática jurídica penal, tal como estas devem ser compreendidas no
momento presente”, de modo a realizarem o fim ao qual se propõem.
42 MOLINA, Antônio García-Pablos de; GOMES, Luiz Flávio, “Criminologia”, 2a ed., São Paulo: RT,
1997, p. 337-9, explicam que “uma política eficaz de prevenção não consiste em erradicar o crime,
senão em controlá-lo razoavelmente”; que mais do que dissuadir e criar obstáculos, “prevenir
significa intervir na etiologia do problema criminal, neutralizando suas causas”; que tal política
deve trabalhar a “prevenção social e comunitária”, de prestações positivas e “esforços solidários
que neutralizem situações de carências, conflitos, desequilíbrios, necessidades básicas” e
reestruture a convivência, ao invés de fazer um trabalho só policial; por fim, devem ser revisados
os valores que a sociedade “proclama e pratica”, como forma de “gerar menos criminalidade”.
43 BARRERO, Augustín Jorge, “Crisis Actual del Dualismo en el Estado Social y Democrática de Derecho”,
Revista Ibero-Americana de Ciências Penais, Porto Alegre: CEIP, ano 4, no 9, mai./ago. 2003, p.
127.
44 Para BREIER, Ricardo, “Tendências Atuais da Ciência Penal”, Revista Ibero-Americana de Ciências
Penais, Porto Alegre: CEIP, ano 4, no 9, mai./ago. 2003, p. 102, o equívoco é que a “pena como
estabilidade de sistemas sociais não se projeta na identificação dos conflitos na sua origem e, sim,
onde se concretizam, levando a não inovação de um sistema punitivo que pretende [...] estabilizar
funções da norma sem ter a visualização da origem social do problema”. Igualmente,
SCHWARTZ, Germano André D., “O Garantismo sob uma Perspectiva Sistêmica”, Revista Ibero-
Americana de Ciências Criminais, op. cit., ano 2, nº 4, set./dez. 2001, p. 34-6, aborda o “mito do
Direito Penal como instrumento de segurança”, onde “inexiste garantia alguma de que dita
norma possa vir a ‘garantir’ ao que se propõe”.
45 SCHECAIRA, Sérgio Salomão, “Criminologia”, São Paulo: RT, 2004, p. 180-2, cita nas propostas
esgrima à p. 27: “Não somente é interesse de todos que não se cometam delitos,” mas que haja
proporção entre os delitos e as penas.
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preconizava que: “Se indagais em que consiste justamente o maior bem de todos, que tal deve ser
o fim de todo o sistema de legislação, achá-lo-eis resumidos nestes dois objetos principais, a
liberdade e a igualdade; a liberdade, porque toda a dependência particular é outra tanta força
tirada ao corpo do Estado; a igualdade, porque sem ela não pode existir liberdade”.
50 Cfe. STEINMETZ, Wilson, “A Vinculação dos Particulares a Direitos Fundamentais”, Malheiros:
Juarez Cirino dos Santos, 3a ed., Rio de Janeiro: Revan, 2002, p. 201, “uma política criminal
alternativa coerente com a própria base teórica não pode ser uma política de ‘substitutivos
penais’, que permaneçam limitados a uma perspectiva vagamente reformista e humanitária, mas
uma política de grandes reformas sociais e institucionais para o desenvolvimento da igualdade,
da democracia, de reformas de vida comunitária e civil alternativas e mais humanas”.
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4 – C ONSIDERAÇÕES F INAIS
Como bem coloca BOBBIO, o “problema fundamental em relação aos
direitos do homem, hoje, não é tanto de justificá-los, mas o de protegê-los”; é um
obstáculo “não filosófico, mas político.” Afinal, do plano ideal ao plano real,
“uma coisa é falar dos direitos do homem, direitos sempre novos e cada vez
mais extensos, e justificá-los com argumentos convincentes; outra coisa é
garantir-lhes uma proteção efetiva”, diante das dificuldades de tutela na
prática54.
Ainda assim, em que pesem as mazelas do sistema55, quiçá inerentes ao
próprio modo do indivíduo ser em sociedade, entendemos ser possível a
qualificação do nosso ordenamento, sem o abandono dos instrumentos
tradicionais do aparato penal, mas, ao mesmo tempo, sem que o “livro de
sanções” seja a principal cartilha reitora dos rumos da vida e do mundo
contemporâneo. Porém, notoriamente não existem saídas mágicas para
tamanha crise e situação tão problemática, assim como sabemos que o mero ato
de sancionar ou agravar a pena de uma conduta indesejável não possui, por si
só, o condão de retirá-la de nosso meio e de restabelecer uma eterna paz social.
Por tais razões, concluímos que para a modificação deste quadro
negativo urge primordialmente que o Estado atue nos segmentos mais básicos e
necessitados da sociedade, desenvolvendo ações de política criminal cuja
realização seja uma alternativa eficaz ao emprego dos instrumentos comuns de
53 Esta deveria ser a luta maior do Estado, previamente a mera repressão. Mas o certo, é que “Todo
direito do mundo foi adquirido pela luta”, cfe. IHERING, Rudolf Von, “A Luta Pelo Direito”, Belo
Horizonte, Líder, 2004, p. 198.
54 BOBBIO, Norberto, “A Era dos Direitos”, Tradução Carlos Coutinho, Rio de Janeiro: Campus,
1992, p. 24 e 63.
55 AZEVEDO, Rodrigo Ghiringhelli de, “Visões da Sociedade Punitiva: Elementos Para Uma
Sociologia do Controle Penal”, in “Sistema Penal e Violência”, Org.: GAUER, Ruth M. Chittó, Rio
de Janeiro: Lumen Juris, 2006, p. 50-1, aponta com exatidão que “O Estado, ao reduzir a sua
atuação na garantia dos direitos sociais, busca reforçar a sua legitimidade respondendo aos
clamores sociais através da legislação penal, transformando a lei penal, de forma de intervenção
subsidiária, na principal forma de combate aos problemas sociais.” Porém, ocorre que “a edição
de novas e mais duras leis penais [...] tem levado a uma situação insustentável para a
administração da justiça penal, pois o excessivo aumento de ilícitos penais acarreta enormes
dificuldades para uma adequada prestação jurisdicional, com cada vez maiores evidências de
morosidade, descrédito, impunidade e ineficácia da ameaça penal, paralelamente à falta de
controle sobre os abusos cometidos contra os que são submetidos ao controle punitivo do
Estado”.
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sanção, que, nem por isso, precisam ser abandonados. Afinal, o compromisso
com o bem-estar, o desenvolvimento, a liberdade, a justiça e a dignidade
precede e prefere o uso dos meios repressores como legitimantes da realização
da segurança, de modo que aqueles devam ser empregados sempre e, de
preferência, anteriormente a ignição do motor repressivo. Outrossim, caso se
mostrem falhos, nada impede o manejo da chave social de forma simultânea ou
sucessiva ao desencadear da punição, pois, repita-se, ainda que de inegável
necessidade no ordenamento, não pode ser esta o remédio por excelência para
todos os males.
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