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Globalización. Un término polémico, en boca de todos: amado por unos, repudiado por
otros… En los últimos años, y sobre todo luego del fin de la Guerra Fría a finales de la
década del ’80, el término globalización ha sonado constantemente, sobre todo en
aquellos países en los que, gracias a este fenómeno, miles de economías han quedado
devastadas. Sin embargo, es curioso que la globalización no haya actuado de la misma
manera en todos los países del mundo…
Para el autor, la supresión de las barreras al libre comercio y la integración de las
economías nacionales al mercado internacional, es muy benéfico en el marco de la
globalización, sobre todos para los más pobres. Por desgracia, las decisiones son tomadas
por entidades como el Banco Mundial, o países como los Estados Unidos de América;
decisiones que encajan con los intereses o creencias de personas que manejan a "estos
grandes". Claro está, el problema difícilmente se resolverá, sobre todo porque los
intereses de "ese grupo de personas" no es hacer a los pobres más ricos…
Stiglitz pasó más de veinticinco años de su vida escribiendo sobre quiebres, gobiernos de
las corporaciones y apertura y acceso a la información, o lo que los economistas conocen
como "transparencia". El acceso a la información podría eventualmente solucionar parte
de los conflictos, aunque no es suficiente.
En 1980, cuando China comenzó a dar sus primeros pasos en dirección a adoptar una
economía de mercado, aplicaron políticas graduales, progresivas y acertadas, protegiendo
siempre su mercado. A lo largo de 20 años quedó comprobado que las políticas chinas
eran admirables.
En este sentido, algo muy positivo sería vender los monopolios públicos a empresas
privadas (lo que comúnmente se denomina como "privatización"). La competencia que se
genera es provechosa, sobre todo, para los consumidores. Sin embargo, el estado no
puede privatizar absolutamente todo.
Hoy por hoy, se dejó de creer en la perfección de los mercados, es decir, mercados sin
riesgos, sin desempleo o con problemas solucionables sencillamente. No obstante, las
políticas recetadas por el FMI a los "países quebrados" se basan en la creencia de la
perfección del mercado, no permitiendo las intervenciones de gobierno para que éste
trabaje en pro del bienestar de todos.
Paradójicamente, las organizaciones o instituciones internacionales, fueron creadas para:
Orientar a los países al desarrollo; administrar en tiempos de crisis; y facilitar la transición
económica.
La opinión pública desconoce el fin de estas organizaciones, y es por eso que se necesita
una mayor transparencia en el mundo y una mayor información sobre las instituciones
internacionales.
Tanto los mercados, como así también los estados poseen graves falencias, pero
complementándose pueden "crear" una nueva administración de los países,
administraciones más eficientes, sobre todo en aquellos países del sur del mundo donde
existen los mayores problemas.
Ciertamente, el mundo está lejos de solucionar sus problemas. Para comenzar, el Fondo
Monetario Internacional diseña y aplica políticas económicas, que se caracterizan por ser
desacertadas, estándares y anticuadas… Se emplea la misma receta para China, para
Uganda o Bolivia, sin tener en cuenta la mínima consideración por la diversidad de los
pueblos. En organizaciones como ésta, se evade día a día la discusión; no hay lugar para
ella y, acostumbrados a esto, pretenden que China, Uganda, Bolivia o cualquier país,
víctima de estas recetas, agachen sus cabezas "sin chistar". Comenta el autor que ninguno
de los "altos rangos" de la organización en cuestión cuestionaban siquiera estas cosas… El
dinero que cobrarían manejaba sus mentes y su corazón.
Las "políticas de ajuste estructural" del FMI, empleadas para ayudar a un país sólo le
enseñaban a ajustarse ante la crisis, provocaron hambre y disturbios en muchos rincones
del mundo, y cuando "tuvieron éxito", sólo fue para el 10% de los "pudientes" de la
población. Cuando los fracasos estaban a la vista, el FMI respondía que el sufrimiento era
necesario para que las políticas económicas implementadas tuvieran efecto a largo plazo.
Sin duda es necesario "pasar la tormenta" para ver el sol, pero lo sufrido por los países del
tercer mundo superó ampliamente al "dolor requerido" para incorporarse al mundo
globalizado. Era imposible que estos países no reaccionaran ante estas injustas políticas e,
indiscutiblemente, ante la desigualdad del sistema comercial mundial que exige a los
países tercermundistas abrir las puertas de sus mercados para ingresar los productos del
primer mundo. Esto sólo provoco más riqueza para los ricos y más pobreza y enojo para
los pobres.
Tenemos que ser conscientes de que vivimos en un mismo mundo, y las políticas
implementadas deben atender a todos por igual. Deben ser justas y equitativas y basarse
en la justicia social.
Karl Marx
El Capital
Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de
la economía política clásica y elaboró su propia doctrina, que publicó en su obra «El
Capital» en (1867). Partiendo de que sólo el trabajo humano produce valor, Karl Marx
señaló la explotación del trabajador, patente en la extracción de la plusvalía. Es decir, la
parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista.
Denunciaba con ello la esencia injusta e ilegítima del sistema económico capitalista. Sin
embargo, para Marx, el capitalismo estaba abocado a hundirse por sus propias
contradicciones internas, lo que daría paso al socialismo y a su máximo objetivo: la
emancipación global del hombre, al abolir la propiedad privada de los medios de
producción. Algo que era, según él, la principal causa de la alienación de los trabajadores.
El legado de Karl Marx ha sido enormemente importante para el pensamiento económico
y gran parte de sus principios siguen en continuo estudio e investigación. Sus ideas
englobadas dentro del ideario conocido como marxismo, han sentado la teoría de
la filosofía económica comunista.
El Marxismo de Karl Marx
Tras su militancia en la Liga de los Comunistas disuelta en 1852, Marx se movió en los
ambientes de los conspiradores revolucionarios exiliados hasta que, en 1864, la creación
de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) le dio la oportunidad de impregnar al
movimiento obrero mundial de sus ideas socialistas.
Si bien es cierto que la AIT acabaría por hundirse como efecto combinado de las divisiones
internas y de la represión desatada por los gobiernos europeos a raíz de la revolución de
la Comuna de París (1870).
Pese a todo, la Segunda Internacional bajo inspiración decididamente marxista, se fundó
en 1889, tras la defunción del ideólogo. Sin embargo, Engels asumió el liderazgo de aquel
movimiento y la influencia ideológica de ambos siguió siendo determinante durante un
siglo.
Finalmente, es importante recordar que Karl Marx apenas planteó el modo en que debían
organizarse el Estado y la economía socialistas una vez conquistado el poder, lo que ha
dado lugar a interpretaciones muy diversas.
Como resultado, algunos de sus seguidores han optado por una rama socialdemócrata que
promete salvaguardar las libertades políticas individuales
Milton Friedman
El pensamiento económico
Joseph Schumpeter
La Teoría general del empleo, el interés y el dinero es la obra más importante del
economista natural de Gran Bretaña John Maynard Keynes. Fue publicada en febrero de
1936 y tuvo como consecuencia una revolución en el pensamiento económico sin
precedentes. Este libro es comúnmente conocido entre los economistas como la «General
Theory».
La Teoría general del empleo, el interés y el dinero, documento publicado tras la crisis de
1929 (conocida como la Gran Depresión), dio lugar a lo que hoy conocemos como
«Revolución Keynesiana». En su obra, Keynes argumenta qué relación guardan entre sí el
empleo, la renta y los tipos de interés.
El motivo por el que su obra provocó una vuelta de tuerca al pensamiento económico de
la época fue la situación en la que se publicó. En su obra intentó, y de hecho lo consiguió,
explicar cómo la situación económica que dominaba los Estados Unidos se podía revertir
con una serie de medidas. Dichas acciones trataban, en definitiva, de reactivar el
crecimiento económico, alterando los factores que lo componen.
Factores que determinan el crecimiento económico
John Maynard Keynes afronta en su libro lo que él entiende que son los dos problemas
fundamentales por los que se produce una insuficiencia de demanda en los años 30 que
impide salir de la crisis a Estados Unidos: el desempleo y la deflación. Y para combatirlos
pretende estimular la demanda global.
Consumo (C)
Según la Teoría General, el consumo depende fundamentalmente de la renta disponible.
Para aumentar la renta disponible del conjunto de la economía, se debe, en primera
instancia, reducir el nivel de desempleo hasta donde la técnica, los recursos y el costo de
los factores permitan.
Finalmente, el empleo está determinado, según el economista británico (Keynes), por tres
factores: la propensión marginal a consumir, la eficiencia marginal del capital y la tasa de
interés. Es decir, si aumentamos la renta disponible (la renta de la que disponemos tras la
intervención de los gobiernos) aumentará el consumo. Sabiendo esto, la principal fuente
de la que un ciudadano obtiene su renta es el empleo. En un entorno como el de la Gran
Depresión, con un desempleo desorbitado, era necesario abordar el problema de raíz. De
esta manera, la difícil empresa de reducir el desempleo al máximo posible pasaba por
alterar los factores que determinaban el desempleo según Keynes. Para ello Keynes señala
que para el funcionamiento eficiente de la economía es necesaria la intervención
gubernamental. En conclusión, teniendo en cuenta la importancia capital del empleo
sobre la renta disponible, para que esta sea la máxima posible, debemos reducir los
impuestos.
Inversion (I)
La inversión depende, tal como dice la teoría económica de Keynes, de los tipos de interés
y del crecimiento de los ingresos. Depende de los tipos de interés porque, cuanto más
barato sea financiarse, más aumentará la inversión.
Por ejemplo, es más probable que un empresario se plantee pedir un préstamo si el tipo
de interés que tiene que pagar es de un 1% que si el tipo de interés que tiene que pagar es
de un 10%. El primer tipo de interés, más barato, da mayor margen de error en las
estimaciones de rentabilidad. En el segundo préstamo, el más caro, el empresario se ve
obligado a rechazar todas aquellas inversiones cuya rentabilidad estimada sea inferior al
10%. Por último, la inversión también depende del crecimiento de los ingresos. Si un
empresario gana más, es probable que invierta más unidades monetarias.
La principal medida que propone Keynes pasa por bajar los tipos de interés para fomentar
la inversión.
Gasto público (G)
El gasto público o consumo público incluye todo el gasto gubernamental de un país.
Según Keynes, el Estado debía incurrir, si fuera necesario, en un aumento del
déficit público temporalmente para reorientar el crecimiento económico. A través de un
aumento del gasto público, se construyen infraestructuras públicas, como escuelas,
hospitales, carreteras, red de telecomunicaciones, etc. Gracias a eso se reduce el
desempleo, puesto que el Estado necesita mano de obra.
Exportaciones netas (X-M)
Por último, las exportaciones netas son la diferencia entre lo que vendemos a otros países
y lo que compramos de otros países. Con el fin de aumentar las exportaciones netas,
Keynes propuso devaluar el tipo de cambio, es decir, devaluar la moneda del país. Cuanto
más barata sea nuestra moneda, argumentaba Keynes, más probable será que vendamos
más al exterior.
En conclusión, en Estados Unidos coexistían desempleo y deflación, y Keynes propuso un
modelo que explicara cómo combatir esos dos males. Ese modelo no es otro que el de la
demanda global.
Thomas Malthus
EL MALTUSIANISMO
El motivo por el que su obra provocó una vuelta de tuerca al pensamiento económico de
la época fue la situación en la que se publicó. En su obra intentó, y de hecho lo consiguió,
explicar cómo la situación económica que dominaba los Estados Unidos se podía revertir
con una serie de medidas. Dichas acciones trataban, en definitiva, de reactivar el
crecimiento económico, alterando los factores que lo componen.
Factores que determinan el crecimiento económico
John Maynard Keynes afronta en su libro lo que él entiende que son los dos problemas
fundamentales por los que se produce una insuficiencia de demanda en los años 30 que
impide salir de la crisis a Estados Unidos: el desempleo y la deflación. Y para combatirlos
pretende estimular la demanda global.
Bajo el supuesto que la demanda global es igual a la oferta global, tomaremos como
referencia la fórmula del PIB:
PIB = C + I + G + (X – M)
En la fórmula C representa el consumo de las familias, I representa la inversión, G el gasto
público, X las exportaciones y M las importaciones.
Así, para que el PIB aumente debemos, por lógica matemática, llevar a cabo una serie de
medidas para que aumente el consumo (C), la inversión (I) el gasto público (G) y las
exportaciones netas (X-M), es decir, que aumente la diferencia entre lo que vendemos al
exterior (exportaciones) y lo que compramos del exterior (Importaciones).
Consumo (C)
Según la Teoría General, el consumo depende fundamentalmente de la renta disponible.
Para aumentar la renta disponible del conjunto de la economía, se debe, en primera
instancia, reducir el nivel de desempleo hasta donde la técnica, los recursos y el costo de
los factores permitan.
Finalmente, el empleo está determinado, según el economista británico (Keynes), por tres
factores: la propensión marginal a consumir, la eficiencia marginal del capital y la tasa de
interés. Es decir, si aumentamos la renta disponible (la renta de la que disponemos tras la
intervención de los gobiernos) aumentará el consumo. Sabiendo esto, la principal fuente
de la que un ciudadano obtiene su renta es el empleo. En un entorno como el de la Gran
Depresión, con un desempleo desorbitado, era necesario abordar el problema de raíz. De
esta manera, la difícil empresa de reducir el desempleo al máximo posible pasaba por
alterar los factores que determinaban el desempleo según Keynes. Para ello Keynes señala
que para el funcionamiento eficiente de la economía es necesaria la intervención
gubernamental. En conclusión, teniendo en cuenta la importancia capital del empleo
sobre la renta disponible, para que esta sea la máxima posible, debemos reducir los
impuestos.
Inversión (I)
La inversión depende, tal como dice la teoría económica de Keynes, de los tipos de interés
y del crecimiento de los ingresos. Depende de los tipos de interés porque, cuanto más
barato sea financiarse, más aumentará la inversión. Por ejemplo, ceteris paribus, es más
probable que un empresario se plantee pedir un préstamo si el tipo de interés que tiene
que pagar es de un 1% que si el tipo de interés que tiene que pagar es de un 10%. El
primer tipo de interés, más barato, da mayor margen de error en las estimaciones de
rentabilidad. En el segundo préstamo, el más caro, el empresario se ve obligado a rechazar
todas aquellas inversiones cuya rentabilidad estimada sea inferior al 10%. Por último, la
inversión también depende del crecimiento de los ingresos. Si un empresario gana más, es
probable que invierta más unidades monetarias. La principal medida que propone Keynes
pasa por bajar los tipos de interés para fomentar la inversión.
Gasto público (G)
El gasto público o consumo público incluye todo el gasto gubernamental de un país. Según
Keynes, el Estado debía incurrir, si fuera necesario, en un aumento del déficit
público temporalmente para reorientar el crecimiento económico. A través de un
aumento del gasto público, se construyen infraestructuras públicas, como escuelas,
hospitales, carreteras, red de telecomunicaciones, etc. Gracias a eso se reduce el
desempleo, puesto que el Estado necesita mano de obra.
Exportaciones netas (X-M)
Por último, las exportaciones netas son la diferencia entre lo que vendemos a otros países
y lo que compramos de otros países. Con el fin de aumentar las exportaciones netas,
Keynes propuso devaluar el tipo de cambio, es decir, devaluar la moneda del país. Cuanto
más barata sea nuestra moneda, argumentaba Keynes, más probable será que vendamos
más al exterior.
En conclusión, en Estados Unidos coexistían desempleo y deflación, y Keynes propuso un
modelo que explicara cómo combatir esos dos males. Ese modelo no es otro que el de la
demanda global.
Crítica al modelo keynesiano
Las medidas propuestas por Keynes funcionaron muy bien hasta 1970. Dicho año se
dieron a la misma vez inflación y desempleo. El economista británico pensó que
desempleo e inflación no podían coexistir por el simple hecho de que una reducción del
desempleo mengua la renta disponible. Con una renta disponible a la baja no tenía
sentido pensar en una subida de los precios.
En 1970 tuvo lugar una inflación producida no por la demanda, como había pensado
Keynes, sino por la oferta. La inflación estuvo producida por un aumento de los costes en
la energía. De ahí que surgieran muchas críticas a su modelo de parte de lo que se
considera el pensamiento económico neoclásico, así como del pensamiento económico
neoliberal.
Alfred Marshall
La Formación de Precios
El principal objeto de estudio de los neoclásicos fue el modo en que se determinaban
los precios. Marshall establecía que para comprender el funcionamiento del sistema de
mercado era necesario analizar el comportamiento de productores y consumidores.
Así pues, Alfred Marshall veía la demanda como una tabla que mostraba las relaciones
entre precio y cantidad. Ahora bien, para que aumentaran las compras, era necesaria una
disminución de los precios.
Por su parte, los consumidores tenían que elegir entre varios bienes y tratar de maximizar
su utilidad. En otras palabras, los consumidores tienen que gastar de tal manera que no
puedan aumentar su satisfacción con otras combinaciones de bienes posibles.
Ahora bien, la demanda no explica por sí sola la formación de los precios. Es aquí, donde
según Alfred Marshall, entraba en juego la oferta. Para los empresarios, a medida que
aumentaba la producción, los costes se incrementaban.
Los empresarios, tratando de conseguir el máximo beneficio, lucharán por reducir
los costes. Por ello, buscarán obtener las combinaciones de factores al menor coste para
obtener un nivel de producción deseado.
Podemos concluir que, según Alfred Marshall, la demanda venía determinada por
la utilidad marginal y la oferta estaba marcada por los costes de producción.
El estudio de la elasticidad
Un concepto fundamental en la economía que debemos a Marshall es la elasticidad.
Gracias al estudio de la elasticidad, es posible conocer cómo una variación en los precios
puede afectar a la cantidad demandada. En este caso, estaríamos ante lo que se conoce
como elasticidad-precio de la demanda.
En el estudio de la elasticidad, Marshall incluiría la condición “ceteris paribus”, que viene
a significar que, si una variable cambia, las demás se mantendrán constantes.
Por otra parte, también se puede estudiar la elasticidad cruzada de la demanda. En otras
palabras, es posible conocer cómo influye la variación del precio de un bien en la cantidad
demandada de otro bien.
Por último, la elasticidad demanda-renta, permitía conocer en qué medida afectan los
cambios en la renta sobre la cantidad demandada de un determinado bien.