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ISSN: 2525-8761
Rodolfo Mussi
Magister en Sociología y Ciencia Política –FLACSO
Instituição: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Endereço: 3A Calle 3, Cdad. de Guatemala, Guatemala
E-mail: rodolfomussi@yahoo.com.ar
RESUMEN
Existe bibliografía en relación a las características presentes en poblaciones vulnerables y
guías orientativas que establecen las conductas éticas que los investigadores deben seguir.
La bibliografía y las guías proporcionan diferentes definiciones de poblaciones vulnerables
pero no es menos cierto que también hay críticas a las mismas por ser consideradas poco
precisas. Los investigadores no encuentran un marco que les permita determinar si el
paciente es vulnerable o no. En términos generales, se considera vulnerable a aquel
paciente que no puede protegerse así mismo (de éste núcleo conceptual primordial, se
derivan distintos análisis). Sin embargo, a menudo se presentan requerimientos por partes
de los investigadores hacia los comités sobre cómo definir ajustadamente si un paciente es
vulnerable o no. En el presente artículo esbozaremos una guía orientativa que le permita al
IP establecer cuando un paciente es vulnerable o no.
RESUMO
Existe literatura sobre as características presentes nas populações vulneráveis e orientações
que estabelecem a conduta ética que os investigadores devem seguir. A literatura e as
directrizes fornecem diferentes definições de populações vulneráveis, mas há também
críticas de que são consideradas imprecisas. Os investigadores não encontram uma
estrutura que lhes permita determinar se um doente é ou não vulnerável. Em geral, um
paciente é considerado vulnerável se não for capaz de se proteger (a partir deste núcleo
conceptual, derivam análises diferentes). No entanto, há frequentemente pedidos de
investigadores a comissões sobre como definir com precisão se um doente é ou não
vulnerável. Neste artigo esboçaremos uma directriz para permitir à IP estabelecer quando
um paciente é ou não vulnerável.
1 INTRODUCCIÓN
Existe abundante bibliografía en relación a las características presentes en poblaciones
vulnerables y guías y pautas orientativas que establecen las conductas éticas que los
patrocinantes y los investigadores de ensayos clínicos deben seguir (CIOMs, 2017, Pauta
151). También el abordaje de la vulnerabilidad puede estar enfocada hacia “etiquetar”
poblaciones o grupos sociales o, cómo nos parece más apropiado, hacia los voluntarios que
deciden libremente participar en ensayos clínicos. Nosotros, nos inclinamos más hacia éste
último enfoque a partir de argumentaciones que desarrollamos más adelante. También, la
bibliografía y las guías proporcionan diferentes definiciones de poblaciones vulnerables pero
no es menos cierto que también hay críticas a las mismas por ser consideradas poco precisas2
Un aspecto muy importante en la labor de los investigadores principales es la atención
de pacientes vulnerables y al respecto, en muchos casos, no encuentran un marco delimitado
que les permita poder determinar si el paciente en cuestión es vulnerable o no. Queda claro
que a partir de las distintas definiciones, en términos generales, se considera vulnerable a
aquel paciente que no puede protegerse así mismo (de éste núcleo conceptual primordial, se
derivan distintos análisis). La solución que se encuentra a ésta situación es simplemente la
legal; la presencia de un testigo o un representante legal que defienda los intereses de aquél
que por distintas causas no puede protegerse. Estos casos son evidentes cuando el paciente es
1
“Aunque los comités de ética de la investigación pueden requerir protecciones especiales solo
para posibles participantes de forma colectiva para un proyecto en particular, los investigadores y otros
involucrados en la investigación deben tener en cuenta aquellos factores que hacen vulnerable a cada
participante individual y tomar medidas apropiadas para mitigar esos factores.” Las Guías son generales y
no especifican con precisión cuando un paciente voluntario es vulnerable.
2
en “La noción de vulnerabilidad en la investigación con seres humanos”, VII Congreso Internacional de
Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXII Jornadas de Investigación XI Encuentro de
Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires, Pallares citando a Helge Solbakk: “La bioética busca allanar la controversia desde distintas
perspectivas. Así, Helge Solbakk, desde una perspectiva antropológica filosófica europea, intenta dilucidar
el alcance que puede adquirir la noción de vulnerabilidad humana (Solbakk, 2011). Al interrogarse si
constituye un concepto fútil o útil, comienza por determinarlo como complejo y “complejante”. Sin
embargo, considera que la vulnerabilidad es un principio biopolítico central del estado de bienestar
moderno y por tanto debe contemplarse como el principio esencial de toda ética. En efecto, por un lado
expresa la finitud y fragilidad de la vida y por otro la necesidad de cuidado de los vulnerables.
Posteriormente, introduce una serie de críticas a la concepción de vulnerabilidad:
· Es un concepto vago como para proporcionar una guía moral clara,
· Es demasiado general por lo cual pierde fuerza moral
· Es demasiado estrecho pues se reduce al ámbito de investigación, al ambiente institucional o
al contexto social y económico.
· Le falta categorización sobre quienes son vulnerables y cómo actuar en consecuencia.
· Crea estereotipos.
· Al igualar vulnerabilidad como principio ético se cae en una falacia naturalista ya que la
vulnerabilidad es un modo esencial del ser humano, no una dimensión ética en sí misma.
En otras palabras, la vulnerabilidad queda delimitada como un rasgo inherente del ser humano.” (Pallares,
2015: 6).
una persona que padece alguna demencia o un menor de edad, por ejemplo. Sin embargo, en
la práctica cotidiana de los comités de ética en investigación clínica, a menudo se presentan
casos o requerimientos por partes de los investigadores sobre cómo actuar ante un paciente
vulnerable, sobre todo en aquellos casos en donde es necesario “una indagación” sobre las
circunstancias en la cual el paciente se encuentra, que no siempre son situaciones
permanentemente limitantes de las capacidades cognitivas. La ética que excede y cuestiona
lo legal debe promover nuevas conductas que proporcionen mayor protección a los pacientes,
lo cual, a su vez, implica un cambio de paradigma en la relación médico paciente. El abordaje
de la vulnerabilidad en la relación médico paciente extiende las fronteras de un simple proceso
de toma de consentimiento. En éste sentido, coincidimos con Díaz quien entiendo que
debemos cambiar de paradigma, de un concepto de persona caracterizado por la autonomía
entendida como autolegislación monológica (al estilo Kant), a un concepto de persona cuya
autonomía se caracteriza por ser un interlocutor válido que puede y debe expresar sus
pretensiones de validez (Habermas, Apel, Cortina)” (Díaz, 2009: 6).
Díaz continúa afirmando que la teoría del consentimiento informado no se limita a
darle la concesión total de autonomía al paciente, sino que es un proceso colaborativo de toma
de decisiones (un programa de deliberación participativa, como lo proponen Cortina, Apel y
Habermas). Retomando lo señalado por Díaz, a los fines de brindar una orientación práctica
al investigador principal, es necesario orientar lo que el médico debe “observar”,
“corroborar”, “indagar” sobre aspectos personales y socio económicos del paciente para sacar
conclusiones sobre su situación de vulnerabilidad. Se observa desde la clínica, se corrobora
con documentación y se indaga sobre el entorno más próximo del voluntario paciente (la suma
de los tres aspectos desde un marco dialógico conformaría una relación médico paciente más
empática3). A lo mencionado le sumamos el tipo de ensayo clínico que se trate: no es lo
mismo participar en estudios observacionales, epidemiológicos o investigaciones sociales que
en un fase II o un fase III (en dónde la relación riesgo-beneficio cambia, debiéndose ser más
precautorios en los fases II, por ejemplo, que en un estudio observacional). Todo lo
anteriormente mencionado es lo que debe ser considerado por un investigador a los fines de
calificar como vulnerable a un paciente. En este punto surge la responsabilidad de los comités
de ética en investigación clínica de formular guías locales para establecer las vulnerabilidades
propias de la zona regional puesto que las normas, como la CIOMs, refieren a situaciones
generales como migraciones forzosas, pueblos originarios, nómades, grupos étnicos
3
No es intención del presente artículo desarrollar este tema.
5 La Dra. Florencia Luna plantea la vulnerabilidad mediante la idea de capas, ya que los otros análisis en
términos de condiciones necesarias y suficientes han conducido a una visión demasiado rígida. Para ello,
propone considerar el aspecto dinámico y contextual de este concepto, señalando que no existe una única
vulnerabilidad que agote tal categoría, sino diferentes vulnerabilidades que operan a nivel de diferentes
capas: capas que pueden superponerse y estar relacionadas con problemas del consentimiento informado,
mientras que otras lo estarán con las circunstancias sociales. Se trata de un concepto estrechamente
relacionado a las circunstancias y con el micro-contexto. Su propuesta justamente, evita el corset teórico y
busca pensar a la vulnerabilidad como una sutil herramienta que permita identificar toda la exuberancia que
presenta la realidad y exhiba todas las diferencias y variaciones que ella ofrece. Su análisis dinámico y por
estratos que formula ayuda a desentrañar diferentes niveles y sutilezas y permite introducir varios tipos de
protecciones al ser sensible al contexto. Léase Luna, Florencia; Diálogo sobre “Vulnerabilidad: ¿un
principio fútil o útil en la ética de la asistencia sanitaria?” de Jan Helge Solbakk – Vulnerabilidad: un
concepto muy útil. Abandonando los “corsets teóricos”: Respuesta a “Vulnerabilidad: ¿un principio fútil o
útil en la ética de la asistencia sanitaria” - Revista Bioética/UNESCO, año 2, 1(3), 89-101, enero-junio
2011).
6 El concepto de vulnerabilidad de la Dra. F. Luna entiende que sobre una misma persona se le suman capas
de vulnerabilidad a partir de las circunstancias propias y de contexto por la cual atraviesa. El aporte de la
perfeccionado a partir de entender que de la intersección de los factores externos con los
factores internos surge un enfoque situacional de la vulnerabilidad, lo cual nos abre las
puertas a pensar en una guía práctica situada en un determinado contexto. Refuerza lo
antedicho la pauta 2 “Investigación en entornos de escasos recursos” establece que
“Antes de instituir un plan para realizar una investigación en una población o comunidad en
entornos de escasos recursos, el patrocinador, los investigadores y la autoridad de salud
pública pertinente deben asegurarse de que la investigación responda a las necesidades o
prioridades de salud de las comunidades o poblaciones donde se realizará la investigación”.
Asimismo, “Las normas éticas aplicadas a estos contextos no deberían ser menos estrictas
que aquellas que regirían para las investigaciones realizas en entornos con muchos recursos”.
Y recomienda que se cree valor social a nivel de éstos grupos de entornos desfavorables; esto
es, que sean apropiados y nosotros agregamos, sin que ello constituya una influencia indebida.
Una consideración mencionada en la pauta 2 sostiene que:
“Esta pauta se refiere a entornos cuyos recursos son tan limitados que la población
puede ser vulnerable a la explotación por parte de patrocinadores e investigadores de países
y comunidades más ricos. Las normas éticas aplicadas en estos contextos no deberían ser
menos estrictas que aquellas que regirían para las investigaciones realizadas en entornos con
muchos recursos. Para asegurarse de que las personas de entornos de escasos recursos reciban
un beneficio equitativo por su participación en una investigación relacionada con la salud,
esta pauta exige que se cree valor social a nivel local. Los entornos de escasos recursos no
deberían interpretarse solamente como los países de bajos recursos. Estos entornos también
pueden existir en países de ingresos medianos y altos. Por otro lado, un entorno puede cambiar
con el transcurso del tiempo y dejar de ser considerado de escasos recursos.”
La pauta 2 sigue siendo muy general y debe ser completada, no con mayores
definiciones puesto que los casos individuales de vulnerabilidad pueden ser muy diversos,
sino con una metodología y guía local que oriente a los investigadores de ensayos clínicos a
determinar si el paciente voluntario es vulnerable o no y en caso que lo sea, que tanto lo es.
Otro aspecto a ponderar es la necesidad de atención médica del paciente en función de su
patología. Si bien el fin primario de la investigación clínica es la recolección de información
para el desarrollo de nuevas drogas, esto no puede estar por encima del principio que establece
que ni el riesgo de una sola vida justifica y da vía libre para cualquier estudio y bajo cualquier
Dra. Luna sobre las capas de vulnerabilidad vienen a subsanar la falta de precisión del concepto que en
general se encuentra en la literatura del tema e incluso en el artículo 8° de la Declaración de la UNESCO.
juzgar un aumento menor por encima del riesgo mínimo se preste cuidadosa atención al
contexto” (CIOMs, 2017).
Por lo tanto, los comités de ética de la investigación deben determinar el
significado de un aumento menor por encima del riesgo mínimo con base en los aspectos
particulares del estudio que están revisando. En la pauta 15 es donde la CIOMs aborda de
manera directa la investigación con personas y grupos vulnerables. Específicamente, y
siguiendo a Helsinki, la población vulnerable está compuesta por aquellas personas que
“pueden tener más posibilidades de sufrir abusos o daño adicional” (CIOMs, 2017). Un
aspecto importante a destacar es que la vulnerabilidad “concierne elementos de juicio tanto
sobre probabilidades como sobre el grado del daño…”. Esto nos está señalando la
particularidad de la vulnerabilidad. Por tal razón, la casuística es la metodología que más se
adapta para determinar si un paciente es vulnerable o no alejándonos de las “etiquetas”7.
También ésta pauta establece factores internos o propios del paciente (relativos a las
capacidades para otorgar el consentimiento) como a circunstancias temporales o permanentes
que atentan contra la capacidad del paciente por proteger sus intereses como “personas
marginadas, estigmatizados o que enfrenten exclusión social o prejuicio…). La pauta es
renuente a caracterizar a clases enteras de individuos como vulnerables, pero entiende que
pueden coexistir diferentes características que hacen que algunos individuos sean más
vulnerables que otros y esto depende del contexto. Lo cual nos lleva a concluir la importancia
del enfoque situacional. Sin embargo, luego, las pautas CIOMs “etiquetan” éstas clases
enteras y consideramos que de tal modo la condición de vulnerable de un paciente pierde
especificidad. Por tal razón nos alejamos de éste enfoque y preferimos uno casuístico.
Ya desde el año 2009 Coleman menciona que no hay una caracterización definida de
qué se entiende por vulnerabilidad y las distintas normas que hay la definen por ejemplos o
7 Señala Carlos Bromley en el contexto de pacientes siquiátricos que, “el trabajo con estas poblaciones se
encuentra enmarcado esencialmente por la convergencia de cuatro criterios:
• Condición de vulnerabilidad
• Nivel de dependencia
• Capacidad/competencia
• Relación riesgo-beneficio.”
Pero es muy difícil reducir el problema a una fórmula. Hay muchas situaciones, con respecto a la inclusión
de personas en condición de vulnerabilidad, en las cuales es más apropiado abordarlo desde un enfoque
casuístico en vez de por un “juego” de reglas o normas. Cada caso es diferente. Es necesario considerar el
tipo de enfermedad o trastorno mental, tipos de capacidades e incapacidades, emociones, nivel de
restricciones (el participante vive solo o en institución), relación con la familia, veracidad de comunicación,
estado de ánimo (depresión clínica). Carlos Bromley, Ética e investigación con discapacitados mentales,
http://164.41.147.210/flaceis/es/images/documents/10_Bromley_Coloma.pdf (16-04-2014). Es interesante
remarcar como Bromley a pesar de referirse a pacientes siquiátricos, igualmente opta por el enfoque
casuístico.
8
Justo, Erazun, y Villarreal proponen para evitar el riesgo de explotación de la vulnerabilidad, las
investigaciones participativas, ya que las normas, escasamente ofrezcan protección frente a los casos
particulares.
reproduce esas condiciones que impiden a los sujetos participantes voluntarios discernir. Pero
sí igualamos a todos en un mismo colectivo corremos el riesgos de “etiquetar” a un sujeto de
vulnerable cuando no lo es. Si bien de lo antedicho se concluye que hay una doble
vulnerabilidad (contexto y las circunstancias propias del paciente que mutuamente se
condicionan) el énfasis debe estar puesto más en el paciente que en el contexto. Por lo tanto,
nosotros entendemos que más que analizar la vulnerabilidad de los grupos, hay que analizar
la vulnerabilidad de los casos particulares. CIOMs 2017 (Pauta 15) ya avanza en ese sentido
pero sus consideraciones son generales y ambiguas:
“Es importante reconocer que la vulnerabilidad concierne no solo la capacidad de dar
el consentimiento inicial para participar en una investigación, sino también aspectos de la
participación continua en estudios de investigación. (..) En otros casos, las personas también
pueden ser vulnerables porque alguna de las circunstancias (temporales o permanentes) en
que viven hace menos probable que otros estén atentos y se preocupen por sus intereses. Esto
puede suceder con personas marginadas, estigmatizadas o que enfrentan exclusión social o
prejuicio, lo que aumenta la probabilidad de que otros pongan sus intereses en riesgo, de
manera intencional o no.” CIOMs, 2017).
Por lo tanto, el enfoque para abordar la temática no es la definición de colectivos
vulnerables, sino el análisis de caso por caso que se encuadran en un contexto social particular
(y en un ensayo clínico en particular) y que son distintos entre países, en un mismo país e
incluso en un mismo colectivo social (casuística; analizar el caso particular y aquellos casos
particulares que son comunes pueden terminar conformando un regla de aplicación general
hasta que surjan casos particulares que se desvían de los anteriormente tratados siendo
necesarios su análisis caso por caso requerido9). La vulnerabilidad está definida por la
“carencia”; “… la carencia se refiere a algo que nos falta, y en ese sentido, todos somos
carentes, nadie es completo. Es la carencia lo que nos lleva al encuentro de los demás.
Comúnmente hablamos de ´carenciados´ remitiéndonos a las ausencias, a las necesidades
insatisfechas.”10. Este enfoque está centrado más en la persona (para nosotros el paciente), y
por ende, nos permite desvincularlo de las apreciaciones más cercanas a tener en cuenta a los
colectivo sociales. Un enfoque que también se aleja de lo que hemos denominado enfoque
estructuralista de la vulnerabilidad es lo señalado por la Dra. Luna con su concepto de capas.
9
Una versión contemporánea de la casuística la podemos encontrar en Toulimin & Jonsen; The Abuse of
the Casuistry: A History of Moral reasoning, University of California Press, 1990.
10
La situación de vulnerabilidad social de la infancia y de la adolescencia, modos de intervención, material
de apoyo – Dirección General de Coordinación Operativa y Capacitación –Secretaría de la Mujer, Niñez,
Adolescencia y Familia – Gob. de la Prov. Córdoba. Sin año. Pág. 3.
Estos tres aspectos pueden ser graficados como tres conjuntos con puntos de
intersección en dónde cada caso de vulnerabilidad puede asumir diferentes consideraciones.
En otros términos, el aspecto situacional de la vulnerabilidad se puede expresar como
una distinción entre autonomía disminuida intrínseca (aquella en la cual la persona es
portadora de una condición que les es propia y que coloca en desventaja frente a otra
persona que se encuentra en un mismo contexto o estructura social) y de la autonomía
extrínseca (aquella en donde personas con las mismas condiciones sociales tienen
diferentes oportunidades por encontrarse en contextos o estructuras sociales diferentes)
y ambos aspectos, a su vez pueden variar de acuerdo al tipo de ensayo clínico al cual
están siendo los pacientes invitados. La autonomía restringida la podemos definir como
restricciones que el paciente tiene en lo relativo a la igualdad de trato y oportunidades
frente a otros pacientes lo cual influye en su decisión de participar que puede ser
permanente o no.
De tal manera, podríamos hacer un cuadro de doble entrada en donde tenemos en un
eje la autonomía intrínseca y en otro la autonomía extrínseca. En ambos casos puede ser
permanente o pasajera. A lo anterior, se le suma el tipo de ensayo clínico del que se trate. Por
ejemplo, un paciente añoso, demenciado, posee una autonomía nula permanente (no es
necesario considerar otros factores para entenderlo como paciente vulnerable). Otro caso
puede ser el de menores en donde en el Código Civil y Comercial argentino se le otorga una
competencia progresiva que no se puede limitar a una edad determinada sino que depende del
nivel madurativo del paciente. Añadimos que un análisis caso por caso debiera hacerse según
el contexto socio-económico-político en donde el ensayo fuere a ser realizado porque no es
lo mismo un inmigrante (político, por ejemplo) cuyo país receptor tiene convenio con la
ACNUR o políticas de recepción de inmigrantes en donde éstos se encuentran jurídicamente
protegidos que los inmigrantes que son considerados ilegales y se encuentran en situación de
vulnerabilidad. La Dra. Luna en su artículo sobre las capas de vulnerabilidad también pone
el ejemplo de las mujeres embarazadas en países con legislación que contempla la
interrupción voluntaria del aborto con otros en donde esto es penado o el status de mujeres
en países occidentales en comparación con países de la esfera árabe. Caso similar se puede
dar con pacientes que forman parte de comunidades patriarcales (aunque en éste caso las
pautas establecen que se debe respetar la voluntad de la persona). Asimismo, en determinadas
circunstancias los potenciales pacientes pueden estar en situación de vulnerabilidad por sufrir
catástrofes naturales que asolan, por ejemplo, al sudeste de Estados Unidos y al sudeste
asiático.
11
F. Díaz, “Aspectos bioéticos del consentimiento informado en investigación biomédica con población
vulnerable”; Bioética, Vol. 9/ nro. 2 /ed. 17, 2009.
extrínsecos del contexto del paciente como factores intrínsecos: asimismo, hay diferentes
niveles de vulnerabilidad y en consecuencia, distintos niveles de protección al paciente. En
caso de duda, recurra a su comité de ética en investigación clínica y la misma debe ser
considerada teniendo en cuenta el protocolo.
Cuadro 1
Cuadro 2
Cuadro 3
Cuadro 4
Cuadro 5
Por último, debemos tener en cuenta el protocolo en el cual el paciente puede ser
enrolado. Sus fases y las existencias de tratamientos eficaces alternativos o no.
4 CONCLUSIÓN
La vulnerabilidad es un concepto complicado porque no siempre es absoluta y/o
permanente. En algunos casos puede ser dicotómica, en tanto en otros puede ser gradual,
progresiva. Dado que entendemos al concepto de vulnerabilidad como situacional
dependiente de contextos extrínsecos o de factores intrínsecos en la guía presentada, las
dimensiones excluyentes no plantean dificultad, en tanto que aquellas dimensiones en
donde la vulnerabilidad admite una graduación continúa, el principio de prudencia deberá
prevalecer y en caso que dos o más dimensiones se encuentren en éste continuo gris,
indudablemente el voluntario será considerado vulnerable.
Hay una cuestión que también debería ser tenida en cuenta y es qué autopercepción
tiene el sujeto sobre sí mismo en términos de si él/ella se perciben como vulnerables. No
debe escaparse a nuestras consideraciones que el enfoque aquí planteado puede
considerarse de paternalista puesto que coloca al investigador la determinación de
considerar al paciente como vulnerable o no para justificar, si fuera el caso, mayores
niveles de protección. La autopercepción que tenga el sujeto sobre su propia situación en
algunos casos puede colisionar con el paternalismo del investigador quien debe respetar
su autonomía pero que también está éticamente obligado a “protegerlo”. El dilema queda
planteado en aquello sujetos que no evidencian competencias cognitivas alteradas.
REFERÊNCIAS
Luna Florencia (2011), Diálogo sobre “Vulnerabilidad: ¿un principio fútil o útil en la
ética de la asistencia sanitaria?” de Jan Helge Solbakk – Vulnerabilidad: un concepto muy
útil. Abandonando los “corsets teóricos”: Respuesta a “Vulnerabilidad: ¿un principio fútil
o útil en la ética de la asistencia sanitaria” - Revista Bioética/UNESCO, vol 2, 1(3), 89-
101, enero-junio 2011). Recuperado de
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000226685 [Fecha de consulta: 29/1/2020].
Recuperado de
http://www.saludcapital.gov.co/Capacitaciones%20%20Comit%20de%20tica%20para
%20la%20Investigacin/6%20Sesi%C3%B3n%2016%20julio%202014/Luna_F[1]._Vul
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Recuperado de
https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/15265160490497119?journalCode=uajb2
0 [Fecha de consulta: 29/1/2020].
Toulimin & Jonsen (1990); The Abuse of the Casuistry: A History of Moral reasoning,
University of California Press, 1990.