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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGIA
LICENCIATURA EN PSICOLOGIA

ASIGNATURA: PSICOPATOLOGIA II
SECCION: 02
DOCENTE: DR. LICDO. SERGIO CAMPOS
ACTIVIDAD:
“SINOPSIS SOBRE LAS CARACTERÍSTICAS, FASES, SÍNTOMAS, TIPOS,
DIMENSIONES Y CURSO DE LA ESQUIZOFRENIA”
PRESENTADO POR:
Bonilla Alvarenga Michelle Joceline 3201782021
López Escobar Diana Escobar 3208012021
Martínez Arriola Jessica Priscila 3216602021
Perdomo Rivas Adriana Claudiné 32-3656-2020
Rivas Arévalo Evelyn dayeli 32-3373-2020
Herrera Morales Nidia Alejandra 32-5395-2015

Ciclo I-2023

CIUDAD UNIVERSITARIA. SAN SALVADOR, EL SALVADOR, FEBRERO 2023


índice.
Introducción: ............................................................................................................................................... 2
Objetivo general:......................................................................................................................................... 3
Objetivos específicos: .................................................................................................................................. 3
El delirio y su clasificación ......................................................................................................................... 5
Criterios diagnósticos ................................................................................................................................. 6
Esquizofrenia. .............................................................................................................................................. 7
Criterios diagnósticos 295.90 (F20.9) .............................................................................................. 8
Características diagnósticas. .................................................................................................................... 10
Prevalencia................................................................................................................................................. 13
Desarrollo y curso. .................................................................................................................................... 13
Conclusión ................................................................................................................................................. 17
Referencias................................................................................................................................................. 18
Introducción:
En el presente trabajo se pretende una sinopsis explicando los fundamentos teóricos en la
formación del delirio en diversas psicopatologías. Por ello es importante conocer como el delirio
produce un cambio grave de las capacidades mentales, debido a que provoca pensamientos
confusos y falta de consciencia del entorno. Además, se pretende identificar las características,
fases, síntomas, tipos, dimensiones y curso de la esquizofrenia, esta investigación no permitirá
conocer acerca del delirio y esquizofrenia y la relación que existe entre sí.

Ya que, estos trastornos hacen que sea difícil para ellos mantener un trabajo o cuidar de sí
mismos. Porque, las personas que la padecen pueden escuchar voces que no están allí. Por esta
razón, es relevante conocer acerca de estos trastornos, puesto que nos permitirá adquirir
información valiosa para crear un buen diagnóstico y un buen tratamiento.
Objetivo general:
Conocer a través de una búsqueda bibliográfica las características de la esquizofrenia y el trastorno
delirante.

Objetivos específicos:
Realizar una sinopsis sobre la esquizofrenia sus síntomas, tipos, dimensiones y cursos.

Conocer cuáles son las causas del trastorno delirante y como puede este ser tratado.

Realizar un glosario que sea útil para el conocimiento y formación académica sobre el delirio y la
esquizofrenia
El delirio

La palabra –delirio- tiene una larga historia y ha sido


utilizado con muchos significados diferentes tanto
médicos como legales. En la psiquiatría moderna se
usa para referirse a un síndrome clínico que incluye
disminución del nivel de conciencia, déficit cognitivo,
alteraciones perceptivas como la presencia de
alucinaciones e ilusiones, casi siempre visuales, y alteraciones del comportamiento, normalmente
en forma de agitación.

El trastorno tiene un inicio agudo, una duración recortada, de horas a pocos días, y su gravedad
oscila; es más intensa durante la noche, dado que la oscuridad favorece las alteraciones perceptiva
s visuales, que a su vez desencadenan alteraciones del comportamiento más graves.

Hasta el siglo XX, este término se usaba para indicar un trastorno del pensamiento, pero
posteriormente se produjo una confusión en todo el mundo debido al solapamiento de
terminologías. En Inglaterra se utilizaba para referirse al síndrome orgánico cerebral con
alteraciones de la conciencia y en Francia por el contrario se adscribía a pacientes que tenían
alteraciones de la percepción y el pensamiento. El DSM III introdujo la palabra delirium para
designar todos los cuadros de alteración aguda de la conciencia con déficit cognitivo generalizado
independientemente de que el paciente se mostrase hiperactivo y alterado. El DSM IV y l CIE 10
incluyen en el concepto de observación clínica la somnolencia y la hipoactividad. En cualquier
caso, son frecuentes en medicina los errores de interpretación y otras confusiones con la
terminología, aunque es importante destacar que delirio es el término de preferencia actual, en vez
de delirium, y que además incluye el síndrome organico cerebral agudo, al trastorno mental
organico y el estado confusional.

El delirio es principalmente un trastorno de conciencia, atención, cognición y percepción, pero


también puede afectar el sueño, a la capacidad psicomotora y a las emociones. Es una enfermedad
psiquiátrica común entre los pacientes comprometidos medicamente y puede ser un presagio de
morbilidad y mortalidad significativas. (Barón, 2007)
El delirio y su clasificación
Se define como una falsa creencia de carácter permanente, es decir; cuando es posible convencer
a la persona de la falsedad aun cuando se presentan argumentos o pruebas de la misma. Para
justificar la idea delirante suelen realizar deducciones o inferencias de forma ideológica. Los
delirios pueden clasificarse en función de su temática en:

Paranoides o persecutorios: son los más frecuentes y se caracterizan por el convencimiento de que
personas, instituciones p fuerzas extrañas intentan hacerle daño.

Ideas de inferencia: se caracterizan porque las personas que las padecen están convencidas de que
lo que otros hablan se refiere a ellas, llegando incluso a malinterpretar las palabras y los gestos, es
uno de los tipos de delirio con mayor prevalencia.

De grandeza: caracterizados por el engrandecimiento de uno mismo, generalmente de forma no


realista estrafalaria. La tenencia de poderes especiales o el conocimiento de secretos vitales para
la seguridad mundial son ejemplos frecuentes.

Somáticos: caracterizados por la presencia de falsas creencias en relación a los órganos internos o
alguna parte del cuerpo lo cual puede llevarlos a autolesionarse de forma grave.

Religiosos: suelen estar muy relacionados con los delirios de grandeza, tienen un contenido
místico, como creer ser el hijo de Dios.

A la hora de valorar una idea delirante, es importante tener en cuenta el contexto cultural de la
persona, puesto que ciertas creencias compartidas por el grupo de referencia no pueden ser tomadas
delirantes a pesar de la extrañeza que produzcan. Estas ideas delirantes pueden presentarse de
forma muy elaborada estructurada o de forma vaga, poco coherente y mal formada. (Amaia Ortiz
de Zarate San Agustín, 2011)

Dentro del ámbito de la psicopatología se entiende por delirio una falsa creencia o idea que el
paciente acepta con total convicción, a pesar de que las pruebas o evidencias exteriores demuestren
todo lo contrario. Aunque todavía no se ha podido generar una descripción totalmente aceptada y
satisfactoria de este concepto, la anterior descripción sería una de las más aproximadas.
A pesar de sus características patológicas, el delirio no es considerado una enfermedad o trastorno
mental por sí mismo, sino que más bien sería un síntoma propio de una gran variedad de afecciones
psicológicas tales como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, la manía o la depresión psicótica.

Criterios diagnósticos
Aunque, tal y como se concreta en el punto anterior, los delirios no constituyen un trastorno clínico,
sino que forman parte de un cuadro patológico más grande. Eso sí, deben cumplir con una serie de
requisitos especiales y concretos con el fin de que puedan ser considerados como tal.

Algunos autores e investigadores han desarrollado una serie de constructos definitorios del delirio.
Estas dimensiones o constructos se dan en forma de continuos que parten de lo que es considerado
una creencia normal, hasta una patológica, y son clave para poder diferenciar el delirio de otro tipo
de creencias o ideas erróneas. Estas características son las que veremos a continuación.

• Creencias o idea fijas e inmodificables

El delirio debe mantenerse a lo largo del tiempo; siendo poco o nada posible que este pueda ser
modificado o corregido independientemente de las evidencias que tenga en su contra.

• Convicción intensa

Un delirio es una idea firmemente sostenida. Es decir, la persona cree ciegamente en una idea o
suceso concreto.

• Exceso de preocupación

A diferencia de otro tipo creencias falsas o irracionales, en los delirios la persona presenta una
gran preocupación o rumiación de la idea delirante, la cual implica un importante desgaste
psicológico puesto que el paciente piensa en ella de manera obsesiva.

• Grado de verosimilitud

Este último criterio hace referencia al grado de probabilidad que existe de que la idea pueda ser
real. Este grado de plausibilidad puede variar de un delirio a otro. Esto significa que aunque en
algunos casos es fácil detectar la imposibilidad de la idea delirante, en otros pueden ser totalmente
plausibles pero falsos.
¿Qué causas tienen?

Los delirios e ideas delirantes tienen como origen una serie de trastornos mentales y psicológicos
que lo acompañan y le dan forma. Estas afecciones psicológicas son:

• Trastornos paranoides.

• Trastornos de personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípica.

• Esquizofrenias.

• Trastornos afectivos como depresión psicótica y manía.

Esquizofrenia.
El concepto de esquizofrenia ha sufrido cambios a lo largo del
tiempo. Ha habido muchas formas de referirse a esta
enfermedad a lo largo de la historia con otras palabras que hacen
referencia a esa enfermedad; no obstante, para no hacer
demasiado grande la contextualización, se tomará como punto
de partida, a partir del siglo XIX, más concretamente la recta
final de este siglo, porque es cuando aparece en Alemania lo que
se conoce como psiquiatría moderna, donde destacan figuras
como Kraepelin y Bleuer.

Es necesario saber que hasta la irrupción de dicha escuela se creía que las enfermedades mentales
eran castigos divinos, posesiones demoníacas y otras alteraciones que tenían que ver con entes
divinos. Las primeras raíces del concepto se hallan en Morel, que fue el primero en acuñar el
término de “demencia precoz” para referirse a un trastorno cuyos síntomas tienen que ver con un
deterioro de la vida social en la adolescencia y cursan con alteraciones de la realidad; el concepto
está basado en un paciente adolescente. Por otro lado, Kraepelin en 1896, toma el término de
demencia precoz y hace una descripción: inicio temprano, evolución hasta el deterioro y ausencia
de psicosis maníaco-depresiva. En esta demencia precoz existen tres grupos: paranoide, catatónica
y hebefrénica; y esta división sirvió como precursora de la clasificación de los diversos tipos de
esquizofrenia que hay. Será en 1911 cuando Bleuler acuñe el término “esquizofrenia”. Surgió este
concepto dado que el término demencia precoz era en cierto aspecto inexacto; no siempre hay un
deterioro ya que si se trata a tiempo puede curarse.

Cabe resaltar que hasta el propio Kraepelin aceptó esta última crítica. A posteriori, muchos otros
autores siguieron investigando sobre este trastorno, sus causas, sus síntomas, su clasificación, etc.
Con el paso de los años los manuales de diagnóstico han cambiado, se han reformulado conceptos
y las características de los trastornos cambian. La esquizofrenia no iba a ser menos. Vamos a ver,
para que sirva de ejemplo, dos definiciones del Diagnostic and statistical manual of mental
disorders (en adelante DSM), que es el manual de diagnóstico de la American Psychiatric
Association: a) En el DSM I aparece que las “reacciones esquizofrénicas se clasifican del siguiente
modo: Simple, Tipo hebefrénico, Catatónico, Paranoide, Agudo indiferenciado, Crónico
indiferenciado, Tipo esquizoafectivo, Tipo infantil, Tipo residual”. b) En el DSM-IV (Diagnóstico
que será sustituido por el DSM V en 2012) se define así la esquizofrenia: “Trastorno psicótico que
presenta al menos dos de estas características: ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje
desorganizado, comportamientos catatónicos, y síntomas negativos (aplanamiento afectivo, abulia,
alogia).

Dichas características mencionadas anteriormente deben imposibilitar la vida cotidiana correcta


del sujeto. Del mismo modo, no se considera esquizofrenia si hay esta sintomatología causada por
ingesta de sustancias psicoactivas o enfermedad médica asociada”. No existe una única
esquizofrenia, sino que hay diversos tipos. Cada tipo posee sus propias particularidades, aunque
en muchos casos pueden confundirse síntomas de una con otra, por eso es necesario hacer una
evaluación correcta y completa del sujeto para poder delimitar el tipo concreto y, en consecuencia,
actuar.

Criterios diagnósticos 295.90 (F20.9)


A. Dos (o más) de los síntomas siguientes, cada uno de ellos presente durante una parte
significativa de tiempo durante un período de un mes (o menos si se trató con éxito). Al menos
uno de ellos ha de ser (1), (2) o (3):

1. Delirios.

2. Alucinaciones.

3. Discurso desorganizado (p. ej., disgregación o incoherencia frecuente).


4. Comportamiento muy desorganizado o catatónico.

5. Síntomas negativos (es decir, expresión emotiva disminuida o abulia).

B. Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio del trastorno, el nivel de
funcionamiento

en uno o más ámbitos principales, como el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado

personal, está muy por debajo del nivel alcanzado antes del inicio (o cuando comienza en la

infancia o la adolescencia, fracasa la consecución del nivel esperado de funcionamiento


interpersonal, académico o laboral).

C. Los signos continuos del trastorno persisten durante un mínimo de seis meses. Este período de
seis

meses ha de incluir al menos un mes de síntomas (o menos si se trató con éxito) que cumplan el

Criterio A (es decir, síntomas de fase activa) y puede incluir períodos de síntomas prodrómicos o

residuales. Durante estos períodos prodrómicos o residuales, los signos del trastorno se pueden

manifestar únicamente por síntomas negativos o por dos o más síntomas enumerados en el Criterio
A presentes de forma atenuada (p. ej., creencias extrañas, experiencias perceptivas inhabituales).

D. Se han descartado el trastorno esquizoafectivo y el trastorno depresivo o bipolar con


características psicóticas porque 1) no se han producido episodios maníacos o depresivos mayores
de

forma concurrente con los síntomas de fase activa, o 2) si se han producido episodios del estado

de ánimo durante los síntomas de fase activa, han estado presentes sólo durante una mínima

parte de la duración total de los períodos activo y residual de la enfermedad.

E. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga o

medicamento) o a otra afección médica.

Si existen antecedentes de un trastorno del espectro autista o de un trastorno de la


comunicación de inicio en la infancia, el diagnóstico adicional de esquizofrenia sólo se hace
si los delirios o alucinaciones notables, además de los otros síntomas requeridos para la
esquizofrenia, también están presentes durante un mínimo de un mes (o menos si se trató
con éxito).

Características diagnósticas.
Los síntomas característicos de la esquizofrenia comprenden
todo un abanico de disfunciones cognitivas, conductuales y
emocionales, aunque ningún síntoma concreto es patognomónico
del trastorno. El diagnóstico conlleva la identificación de una
constelación de signos y síntomas asociados con un deterioro del
funcionamiento laboral o social. Los sujetos con este trastorno variarán de manera sustancial en la
mayoría de las características, ya que la esquizofrenia es un síndrome clínico heterogéneo. Al
menos dos de los síntomas del Criterio A deben estar presentes durante una proporción de tiempo
significativa, durante un período de 1 mes o más. Al menos uno de esos síntomas debe ser la
presencia clara de delirios (Criterio Al), alucinaciones (Criterio A2) o discurso desorganizado
(Criterio A3). También se pueden presentar comportamientos muy desorganizados o catatónicos
(Criterio A4) y síntomas negativos (Criterio A5). En las situaciones en las que los síntomas de la
fase activa remiten antes de 1 mes en respuesta al tratamiento, el Criterio A se sigue cumpliendo
si el clínico estima que habrían persistido en ausencia de tratamiento.

La esquizofrenia implica un déficit en una o más áreas principales del funcionamiento (Criterio
B). Si el trastorno se inicia en la infancia o en la adolescencia, no se alcanza el nivel de
funcionamiento esperado. Puede resultar útil comparar al individuo con los hermanos no afectos.
La disfunción persiste durante un período sustancial a lo largo del curso del trastorno y no parece
ser el resultado directo de ningún síntoma concreto. La abulia (es decir, la disminución de la
motivación para realizar actividades dirigidas a lograr una meta, Criterio A5) está relacionada con
la disfunción social descrita en el Criterio B. También hay muchos datos que relacionan la
disfunción cognitiva y los déficits en el funcionamiento de los individuos con esquizofrenia.

Algunos signos del trastorno deben persistir durante un período de tiempo continuo de al menos 6
meses (Criterio C). Los síntomas prodrómicos a menudo preceden a la fase activa y puede haber
síntomas residuales posteriores, que consisten en formas leves o por debajo del umbral de
alucinaciones o delirios. Los sujetos pueden expresar una variedad de creencias poco habituales o
extrañas que no son de proporciones delirantes (p. ej., ideas referenciales o pensamiento mágico);
pueden tener experiencias perceptivas poco habituales (p. ej., sentir la presencia de una persona
que no está a la vista); su discurso puede ser comprensible en general, pero difuso; su
comportamiento puede ser poco habitual, pero no muy desorganizado (p. ej., murmurar en
público). Los síntomas negativos son comunes en las fases prodrómica y residual y pueden ser
graves. Los individuos que habían sido socialmente activos pueden retraerse de sus hábitos
previos. Estos comportamientos a menudo son el primer signo del trastorno.

Los síntomas del estado de ánimo y los episodios del estado de ánimo completos son comunes en
la esquizofrenia y pueden ser concurrentes con la sintomatología de la fase activa. Sin embargo, a
diferencia de un trastorno del estado de ánimo con características psicóticas, el diagnóstico de
esquizofrenia requiere la presencia de delirios o alucinaciones en ausencia de episodios del estado
de ánimo. Además, los episodios del estado de ánimo, en total, deben estar presentes sólo durante
una parte minoritaria de la duración total de los períodos activo y residual de la enfermedad.
Además de los cinco dominios sintomáticos identificados en los criterios diagnósticos, la
evaluación de los dominios de síntomas cognitivos, depresivos y maníacos es fundamental para
realizar distinciones de importancia crítica entre los diferentes trastornos del espectro de la
esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. (DSM-5, 2014)

Características asociadas que apoyan el diagnóstico.

Los individuos con esquizofrenia pueden mostrar un afecto inapropiado (p. ej., reírse en ausencia
de un estímulo apropiado); un ánimo disfórico que puede tomar la forma de depresión, ansiedad o
enfado; una alteración del patrón del sueño (p. ej., sueño diurno y actividad nocturna); falta de
interés por comer o rechazo de la comida. La despersonalización, la desrealización y las
preocupaciones somáticas pueden aparecer y, en ocasiones, alcanzar proporciones delirantes. La
ansiedad y las fobias son comunes. Los déficits cognitivos son comunes en la esquizofrenia y están
muy relacionados con los déficits laborales y vocacionales. Estos déficits pueden consistir en un
deterioro de la memoria declarativa, de la memoria de trabajo, del lenguaje y de otras funciones
ejecutivas, además de una velocidad de procesamiento más lenta. También aparecen anomalías en
el procesamiento sensorial y en la capacidad inhibitoria, además de reducciones de la atención.
Algunos individuos con esquizofrenia presentan déficits de la cognición social, incluidos déficits
de la capacidad para inferir las intenciones de otras personas (teoría de la mente), y pueden prestar
atención a sucesos o estímulos irrelevantes y posteriormente interpretarlos como significativos, lo
que puede conducir a la generación de delirios explicativos. Estos déficits a menudo persisten
durante la remisión sintomática. Algunos individuos con psicosis pueden carecer de introspección
o de conciencia de su trastorno (es decir, pueden tener anosognosia). Esta ausencia de
"introspección" incluye la falta de conciencia de los síntomas de la esquizofrenia y puede estar
presente a lo largo de todo el curso de la enfermedad.

La falta de conciencia de la enfermedad es un síntoma típico de la esquizofrenia en sí y no una


estrategia de afrontamiento. Es comparable a la falta de conciencia de los déficits neurológicos
posteriores al daño cerebral, denominada anosognosia. Este síntoma es el factor que predice con
mayor frecuencia la inobservancia del tratamiento, así como mayores tasas de recaída, un mayor
número de tratamientos involuntarios, un peor funcionamiento psicosocial, las agresiones y un
peor curso de la enfermedad. La hostilidad y la agresión pueden asociarse a la esquizofrenia,
aunque las agresiones espontáneas o inesperadas son poco comunes. La agresión es más frecuente
en los varones jóvenes y en los individuos con antecedentes de violencia, falta de cumplimiento
terapéutico, abuso de sustancias e impulsividad. Debe señalarse que la gran mayoría de las
personas con esquizofrenia no son agresivas y son víctimas con más frecuencia que los individuos
de la población general. (DSM-5, 2014)

A día de hoy no hay pruebas radiológicas, de laboratorio, ni psicométricas para el trastorno. Se


han encontrado diferencias entre grupos de individuos sanos y personas con esquizofrenia en
múltiples regiones cerebrales, procediendo los datos de estudios de neuroimagen, de
neuropatología y de neurofisiología. También hay diferencias en la arquitectura celular, en la
conectividad de la sustancia blanca y en el volumen de sustancia gris de varias regiones, como las
cortezas prefrontal y temporal. Se ha observado una reducción del volumen cerebral total, así como
una mayor reducción del volumen con la edad. Las reducciones del volumen cerebral con la edad
son más pronunciadas en los individuos con esquizofrenia que en los sujetos sanos. Por último, los
sujetos con esquizofrenia parecen diferir de los individuos sin dicho trastorno en los índices de
seguimiento ocular y electrofisiológicos. Los signos neurológicos menores son comunes en los
individuos con esquizofrenia e incluyen déficits en la coordinación motora, la integración sensorial
y la secuenciación motora de los movimientos complejos, así como confusión izquierda-derecha
y desinhibición de los movimientos asociados. Además, puede haber anomalías físicas menores
en la cara y los miembros. (DSM-5, 2014)

Prevalencia
La prevalencia de la esquizofrenia a lo largo de la vida parece ser
aproximadamente del 0,3 al 0,7 %, aunque se han comunicado variaciones
según la raza/el grupo étnico, según el país y según el origen geográfico en
los inmigrantes e hijos de inmigrantes. La proporción de sexos difiere
según la muestra y la población: por ejemplo, si se hace hincapié en los
síntomas negativos y en una mayor duración de la enfermedad (que se
asocian a un peor pronóstico), la incidencia es mayor en los varones, mientras que las definiciones
que permiten incluir más síntomas del estado de ánimo y cuadros breves (que se asocian a un mejor
pronóstico) muestran un riesgo equivalente para ambos sexos. (DSM-5, 2014)

Desarrollo y curso.
Los síntomas psicóticos de la esquizofrenia aparecen típicamente entre la adolescencia tardía y la
mitad de la treintena; el inicio antes de la adolescencia es raro. El pico de inicio de los primeros
episodios psicóticos se sitúa en la primera mitad de la veintena en los varones y a finales de la
veintena en las mujeres. El inicio puede ser brusco o insidioso, pero la mayoría de los individuos
presenta un desarrollo lento y gradual de diversos signos y síntomas clínicamente significativos.
La mitad de estos individuos refiere síntomas depresivos. La edad de inicio más temprana se ha
considerado tradicionalmente un factor que predice un peor pronóstico. Sin embargo, el efecto de
la edad de inicio probablemente se relacione con el género, teniendo los varones un peor ajuste
premórbido, menores logros académicos, síntomas negativos y disfunción cognitiva más
prominentes, y un pronóstico peor en general. (DSM-5, 2014)

Tipos de esquizofrenia

• Esquizofrenia paranoide: predomina la presencia de delirios paranoides y alucinaciones


auditivas. Los pacientes que se incluyen en este grupo presentarían mayor edad de inicio,
mejor funcionamiento premórbido, menos déficits cognitivos y afectivos y mejor
rendimiento laboral y social tras la aparición de la enfermedad. Es considerado el subtipo
mejor validado por la investigación.
• Esquizofrenia desorganizada: existe un predominio de manifestaciones clínicas asociadas
a la desorganización (lenguaje y conducta desorganizados y afecto plano o inapropiado).
Se trata de una forma más grave de esquizofrenia que cuenta con un peor pronóstico a largo
plazo, edad más temprana de inicio y un funcionamiento social y laboral con bajo nivel de
rendimiento.
• Esquizofrenia catatónica: la catatonia predomina como manifestación clínica, entendida
esta como el conjunto de estados motores extremos que van desde el estupor hasta la
sobreexcitación y que pueden producirse en ausencia de esquizofrenia. La prevalencia de
este subtipo ha disminuido de forma progresiva y significativa en los últimos años.
• Esquizofrenia indiferenciada: dentro de este grupo se incluyen los casos en los que la
sintomatología presente no cumple los criterios específicos para ninguno de los otros
subtipos de esquizofrenia. En la práctica clínica presenta mayor prevalencia.
• Esquizofrenia residual: se considera una forma clínica relativamente atenuada, en la que
persisten los síntomas negativos o en la que están presentes dos o más síntomas del criterio
A de forma atenuada. El diagnóstico de este subtipo se realiza por exclusión.

Fases de la esquizofrenia

3. Fase inicial: se considera una fuse activa de síntomas psicóticos y suele denominarse «primer
brote»: este puede ser insidioso o brusco. Existe evidencia científica que relaciona la DUP y el
pronóstico de la esquizofrenia, de ahí la importancia de realizar una interión precoz.

En esta fase de la enfermedad se caracteriza por el aislamiento social preocupaciones extrañas,


conductas bizarras, problemas académicos o falta de autocuidado.

Fase prodrómica: en esta fase destaca la presencia de síntomas depresivos, retracción social e
irritabilidad. Puede durar desde meses a años. El interés despertado por el estudio de esta fase tiene
relación con la importancia dada a la identificación rápida y fiable de las personas que van a
desarrollar esquizofrenia, ya que se ha demostrado que la intervención precoz puede influir en el
curso de la enfermedad.

En la fase aguda pueden aparecer: ideación delirante, alucinaciones, trastornos en el contenido y


curso del pensamiento en forma de desorganización del lenguaje, pérdida de asociaciones,
alteraciones de la conducta (aislamiento o agresividad relacionada con la ideación delirante) y
sintomatología negativa (afecto inapropiado y/o aplanado, falta de motivación, atención o
empobrecimiento del lenguaje). (Ortiz, 2011)
Alucinación Percepción que no corresponde a ningún estímulo u objeto físico.
Carencia de motivación e iniciativa. Podría considerarse como un punto
Abulia intermedio entre la apatía y el mutismo aquinético (abulia máxima).

Animo disfórico Estado de ánimo desagradable: triste, ansioso e irritable.


El trastorno de Sucede cuando sientes en forma persistente o en repetidas oportunidades
despersonalización- que te observas a ti mismo desde afuera de tu cuerpo, o sientes que las
desrealización cosas que te rodean no son reales, o ambos.
Conjunto de funciones, principalmente correlacionadas con la corteza
prefrontal, involucradas en el control, la regulación y la planificación
Funciones ejecutivas eficiente de la conducta humana y el control cognitivo. Son esenciales para
la conducta dirigida. Se han propuesto varios modelos para su
interpretación conceptual.
Procesos que utilizan la memoria a corto plazo que permite la
Memoria de trabajo
conservación de información hasta la realización de una operación.
Sistema de memoria especializado en el procesamiento de estímulos
Memoria verbal lingüísticos que permite el procesamiento del lenguaje y de la
información verbal.
Es un cambio grave de las capacidades mentales. Provoca pensamientos
Delirio
confusos y falta de consciencia del entorno.
Percepción: Fenómeno de captación y procesamiento de estímulos.
Síntomas que comprenden las conductas extrañas, las conductas
Conductas bizarras
catatoniformes, las conductas agresivas y la ausencia de motivación.
Cognitivo: relativo a la capacidad de pensar y a las llamadas funciones
mentales superiores (ej. memoria, atención, reconocimiento de estímulos).
Cognitivo: Existe un tipo de psicoterapia cognitiva que se centra en pensamientos
“mal aprendidos” y hay que pueden ser reformulados para tener una
repercusión en la conducta (TCC: Terapia Cognitivo Conductual).
Fuente Ardila, A.(2015). Diccionario de neuropsicología. (6 ed). Buenos aires; Argentina.
Conclusión
Concluimos el anterior trabajo sabiendo que hay diferentes trastornos psicológicos que afectan y
se presentan en la infancia o también en la adolescencia, entre ellos la esquizofrenia es un trastorno
grave que afecta la forma en la que una persona, piensa, siente y actúa, a través de la búsqueda
bibliográfica hemos presentado este informe y sabemos que la esquizofrenia produce perdida
neuronales, por lo que provoca que el cerebro pierda su rendimiento, los síntomas pueden incluir
alucinaciones, problemas con el pensamiento y la concentración, falta de motivación, y
DELIRIOS: los cuales aprendimos que son creencias falsas que normalmente explican una
situación errara de los suceso, pueden ser de distintos tipos como los clasificamos anteriormente
en el trabajo.

El diagnóstico de la esquizofrenia al ser indicado en la infancia nos dará la oportunidad de


comprenderla y ayudar al desarrollo adecuado de la persona que lo padece, lamentablemente, el
número significativo de pacientes con esta enfermedad es difícil por su escasa presentación,
agregándose la dificultad en el diagnóstico por manifestar sintomatología sobrepuesta con otros
trastornos mentales.

Siempre será de gran importancia mantener una buena relación con los padres o con los cuidadores,
teniendo en cuenta que la discriminación, a menudo está asociados con el uso de los servicios de
salud mental, dar a conocer el trastorno a los padres es clave, de igual manera los padres o
cuidadores necesitan que se les brinde ayuda psicológica.

Invitamos a seguir investigando sobre los síntomas de la esquizofrenia como lo es el delirio para
conocer y ser conscientes que se debe ser respetuoso y sensible al género, orientación sexual,
discapacidad, nivel socioeconómico, edad y otros antecedentes de los niños y adolescentes, para
lograr un mayor apego y mejorar el pronóstico. Una adecuada capacitación para la sociedad sería
de gran ayuda para la trata de personas que padecen el trastorno y sus síntomas.
Referencias.
Asociación Americana de Psiquiatría (2014)Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos

mentales (DSM-5®), (5a Ed.) Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría.

Salvador, I. (2018, 9 de enero). Delirios: qué son, tipos y diferencias con las alucinaciones.

psicología y mente. Recuperado de https://psicologiaymente.com/clinica/delirios

Germá, A.P.(2012). Esquizofrenia. Universidad de Salamanca. Recuperado de:

/INetCache/IE/S92DY2WI/Dialnet-Esquizofrenia-4018442[1].pdf

Ardila, A. (2015). Diccionario de neuropsicología. (6 ed). Buenos aires; Argentina. Lobos ph.d

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