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CONSENTIMIENTO
EL CONSENTIMIENTO
El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso si se manifiesta
verbalmente o por escrito o por signos inequívocos; tácito, si resulta presumible
de ciertos hechos o actos.
El consentimiento que es uno de los elementos indispensables del contrato,
que implica la exteriorización de la voluntad unilateral que formula cada uno de
los contratantes; por lo que esa conjunción de declaraciones de voluntades
unilaterales dan origen a la llamada declaración de voluntad común, esas
declaraciones coincidentes de voluntad importan el consentimiento contractual
a efectos de la constitución, modificación o extinción de una relación jurídica.
Etimológicamente, la expresión Consentimiento deriva del latín consesus, que
proviene a su vez de cum y sentire (17: Osorio Manuel, 2004) lo cual supone el
acuerdo de dos o más voluntades sobre un mismo punto. Para algunos
tratadistas si el contrato es de dos partes existirán dos declaraciones distintas,
si es trilateral habrá tres, etc., pero será la concurrencia de esas declaraciones
las que darán origen a un acuerdo, a una conjunción de voluntades; en una
palabra, a una declaración de voluntad común, que constituye el meollo de la
definición de contrato, por cuanto el consentimiento para cada parte según
Spota importa una declaración, unilateral de voluntad, por lo que el encuentro o
conjunción de cada una de las declaraciones unilaterales nos pone en
presencia de aquel consentimiento común, o mejor de aquella declaración de
voluntad común necesaria para que el contrato llegue a formarse.
Por otra parte el consentimiento también es conceptualizado de la siguiente
forma: El consentimiento es el acuerdo de voluntades constitutivo de contrato
de dos personas, por tanto, dos voluntades son necesarias por lo menos para
que haya consentimiento y por ende, contrato. Pero el contrato puede existir
entre un mayor número de personas, como lo demuestra las sociedades.
El consentimiento debe ser exteriorizado, es decir que la manifestación de la
voluntad sea en forma directa o en forma tácita (forma indirecta), ésta ultima
tiene lugar cuando una de las partes ejecuta un hecho material como un
servicio o una obra, lo que conducirá, si hubieren sido aceptados por la otra
parte a la prueba del contrato de locación de servicios o de locación de obra y
en forma directa cuando la manifestación de su voluntad es expresa.
El tema de la formación del contrato pone de manifiesto el consentimiento
contractual, siendo un elemento de formación del contrato , por ello una
relación jurídica que no tiene ese requisito que no solo es de formación sino
también de validez no puede ser considerad como existente y muchos menos
surtir los efectos legales.
El código civil boliviano a diferencia de otros códigos no define los elementos
indispensables del contrato como el consentimiento, el objeto y la causa, es así
que en la legislación Boliviana a través del Código Civil Santa Cruz, al referirse
al consentimiento, en el art. 700 se preveía: “No hay consentimiento si fuese
dado por error, o si se obtuvo por violencia o dolo”. En el actual Código Civil es
a través del art. 453 que norma :
“El consentimiento puede ser expreso o tácito, es expreso si se
manifiesta verbalmente o por escrito o por signos inequívocos: tácito si
resulta presumible de ciertos hechos o actos”, de lo que se infiere que el
consentimiento es un elemento esencial para la formación de una relación
contractual, que según algunos juristas bolivianos a tiempo de definir ese
elemento esencial sostienen que: el consentimiento es la manifestación de
voluntad con la que una persona presta su asentimiento a otra y otras para
vincularse entre sí contractualmente, el consentimiento no es nunca un hecho
jurídico unilateral, lo que sí puede ser unilateral es el contrato. Así el contrato
obligue sólo a una de las partes, el consentimiento que produce ese contrato
debe ser bilateral, por que ninguna oferta puede obligar al ofertante mientras no
la haya aceptado el ofertado.
De lo expuesto se extrae que el consentimiento es la expresión de voluntad
que las partes manifiestan en forma libre bajo los límites impuestos por la ley,
ya sea en forma expresa o tácita, al momento de crear, modificar o extinguir
una relación jurídica denominada contrato, de lo que se establece que el
consentimiento no solo es un elemento de formación, sino también de
existencia cierta de esa relación jurídica, por lo que se constituye en un
requisito indispensable para la vida del contrato
LA VOLUNTAD
De lo anterior se establece que la voluntad juega un papel indispensable para
la formación de una relación jurídica, es así que la manifestación de voluntad
tiene, dos elementos constitutivos un hecho externo que es la manifestación o
declaración que se hace efectiva mediante la palabra escrita o hablada, o
mediante signos como (mover la cabeza afirmativamente o negativamente,
levantar la mano y aun el silencio en determinado caso); y un hecho interno,
que es la facultad de querer algo y en este caso encaminado a lograr un efecto
jurídico: crear modificar o extinguir un derecho.
La Voluntad es también considerada como una fuente unilateral de las
obligaciones. En consecuencia se tiene que la voluntad puede ser traducida
como el consentimiento, toda vez que implica la expresión expresa o tácita de
los contratantes, para crear, modificar o extinguir una determinada relación
jurídica, por cuanto esa expresión debe ser necesariamente exteriorizada de
manera que se llegue a concretar un contrato.
Sin la expresión positiva o expresa de la voluntad de los contratantes no se
puede concebir la existencia de una relación jurídica, por ello se sostiene la
inexistencia del contrato.
Manifestación de la voluntad
La voluntad jurídica es el consentimiento, por ello la voluntad puede ser
manifestada en forma expresa y tácita, tal como se había señalado, sin
embargo para que la voluntad sea jurídicamente eficaz, es necesario que se
exteriorice, por lo que por regla general ésta exteriorización se hace mediante
la palabra escrita o hablada o mediante signos inequívocos a lo que se dice
que la manifestación de la voluntad es expresa; asimismo la voluntad puede
manifestarse mediante ciertos actos de los cuales se puede deducir esa
voluntad, y en éste caso se dice que existe manifestación de voluntad tácita,
siendo uno de los casos el de la aceptación de la herencia que puede ser
expresa o tácita, (21: Romero Linares, 1965) Pg. 243; pero la manifestación
tácita se da cuando el heredero efectúa acto de conservación sobre los bienes
del causante sin hacer la protesta de que ello no implica una aceptación tácita
de la herencia.
VICIOS DEL CONSENTIMIENTO
Vicio De Consentimiento es todo hecho, manifestación o actitud con la que se
anula o restringe la plena libertad o el pleno conocimiento con que debe
formularse una declaración.
Se manifiestan normalmente a través del dolo, el error, la intimidación, la
amenaza de hacer valer una vía de derecho y la violencia. Así no es válido el
consentimiento prestado por error, o con violencia o dolo.
Los vicios en el consentimiento son definidos como los defectos que afectan a
la conformidad de voluntades, es decir, que son componentes que impiden que
el consentimiento pueda reunir las características necesarias para su validez.
Los vicios del consentimiento son aquellos que causan la anulabilidad del
contrato.
La doctrina encierra una serie de teorías respecto a los vicios del
consentimiento, citando una de ellas, se tiene la teoría de la voluntad que dice
que el consentimiento para que tenga efecto jurídico debe ser expresado con
discernimiento, intención y libertad; el consentimiento se presume válido en
tanto el que lo prestó no demuestre que ha estado viciado por error, dolo o
violencia. Pero si concurre alguno de estos vicios el acto es anulable.
Esta teoría es muy difundida, se parte de la base de que sólo una voluntad
manifestada en forma perfecta y con un conocimiento pleno del asunto es
válida. Sin embargo esta posibilidad se da rara vez en los negocios jurídicos.
Generalmente llevamos a cabo los negocios y transacciones bajo la presión de
nuestras necesidades (lo que implica falta de libertad) o sin haber podido 8 las
consecuencias que más tarde nos serán perjudiciales. El error en la
consideración de un negocio cualquiera no sólo es frecuente, sino casi
inevitable. Si éstas fueran causas de nulidad prácticamente todas las
transacciones humanas estarían sujetas a tal sanción.
Es tan evidente esta conclusión, que los propios sostenedores de la teoría de
los vicios del consentimiento han debido admitir importantes limitaciones. No
todo error es causa de nulidad, así, por ejemplo, no lo es el que recae sobre los
motivos o las calidades accidentales de la cosa. El verdadero fundamento de
los actos celebrados con dolo o violencia es el hecho ilícito; por que si tales
actos fueran válidos ello importaría establecer el imperio de la mala fe y el
delito.
De lo expuesto se establece que los vicios del consentimiento tienen limitación
para que el consentimiento sea considerado como no válido, aspecto que
conviene tener presente ya que en la legislación boliviana el consentimiento
prestado por error, con violencia y dolo no es válido (art.473 del código civil),
siendo ese un fundamento para que la relación jurídica sea considerada como
anulable.
El error
El error constituye el defecto de concordancia, para una mejor comprensión se
tiene lo siguiente.
Es la falsa apreciación de la realidad, que consiste en creer verdadero lo falso y
falso lo verdadero; puede recaer sobre la identidad del objeto, sobre el negocio
jurídico que se pretende realizar, sobre la substancia o cualidad del objeto,
sobre la persona, su identidad y cualidades, sobre la extensión de una
determinada disposición jurídica y excepcionalmente sobre la cantidad y valor
del objeto.
Corrientemente se dice, siguiendo en esto a Doneau, que el error consiste en
creer verdadero lo falso y falso lo verdadero, para Saleilles el error implica el
defecto de concordancia entre la voluntad verdadera, por consiguiente, la
voluntad interna, y la voluntad declarada.
Lo expuesto confirma que no obstante que el error es creer lo verdadero como
falso o lo falso como verdadero, empero cualquier error no vicia la falta de
consentimiento, aspecto que también así lo considera la legislación boliviana,
por cuanto contempla como errores que vician el consentimiento al error
esencial y al error sustancial.
Por lo señalado es necesario traer a colación lo que es el error esencial y error
accidental y cual su incidencia en la nulidad de los contratos, a continuación se
tiene lo siguiente:
Error esencial
La falibilidad humana es tal que si cualquier error diera lugar a la anulación de
los actos jurídicos, las nulidades serían frecuentísimas, por ello es necesario
hacer una distinción entre lo que es el error esencial y el error accidental, el
primero es aquel que se refiere al elemento del contrato que se ha tenido
especialmente en mira a celebrarlo; sólo él da lugar a la anulación del acto. En
cambio el error que recae sobre circunstancias secundarias o accidentales no
es suficiente para provocar la invalidez.
El criterio que permite distinguir si el elemento del negocio ha sido obra
esencial, es eminentemente objetivo; dependerá de lo que en el práctica de los
negocios, se tenga por tal; y nadie puede pretender que una cualidad o
persona ha sido determinante de su consentimiento si, objetivamente
considerada, no es esencial, solo los contratos intuito personae pueden ser
anulados por error, siempre que éste haya sido determinante, pero también
existe el error excusable y el error inexcusable, lo que es necesario tener en
cuenta ya que no todo error puede fundar un pedido de nulidad del acto
jurídico, para ello es necesario que sea excusable, es decir que haya habido
razón parar errar, pero cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas
proviene de una negligencia culpable, el error es inexcusable, y quien ha
incurrido en él no puede pretender la nulidad del acto.
De lo expuesto surge la interrogante, ¿por que el error que vicia el
consentimiento no es causal de nulidad? la respuesta es por que las nulidades
se multiplicarían con el peligro de la seguridad ocasionando grave perjuicio a
quien no ha incurrido en error y por cuanto una sanción tan fuerte como es la
nulidad debe tener una base objetiva, seria y concreta por lo que no puede
sustentarse en procesos internos, tornándose la prueba en un imposible, en
cambio cuando el error ha sido exteriorizado al momento de contratar
corresponde observarse la teoría del dolo o la condición.
Empero el error sobre la naturaleza y el objeto del acto, se podría decir que no
juega ningún papel ya que el error sobre la naturaleza implica la existencia del
disentimiento, ejemplo: si Ernesto vende su casa y el comprador ha entendido
que la he donado sólo hay un disentimiento lo que supone que no ha habido
acuerdo; respecto al error en el objeto ocurre que existe error obstáculo,
ejemplo: si René vende su casa en Sucre y el comprador entiende que le
vendió en La Paz.
En tanto que el error sobre las cualidades substanciales, éste aspecto es
trascendente por cuanto el error en caso de haber sido provocado por engaño
o cualquier clase de maquinación dolosa, en ese caso la nulidad se fundará en
el dolo y no en el error propiamente dicho, por lo que de acuerdo a la doctrina
la teoría del error es aplicable en los casos de dolo o falta de condición
expresada en el contrato.
En caso de existir error sobre la persona, ocasiona la anulación del contrato
cuando se contrata con una persona que en realidad no lo es, sin embargo en
el caso que ambos contratantes no han dicho nada sobre el particular entonces
en un error in mente retenta, es decir que no causa ningún efecto jurídico, para
la doctrina el error en la persona en ningún caso puede dar lugar a la anulación
de un acto.
No obstante lo señalado la legislación civil boliviana contempla como vicio del
consentimiento el error sustancial dentro del cual el error sobre la identidad o
sobre las cualidades del otro contratante siempre que hayan sido
determinantes del consentimiento, es considerado como causal de anulabilidad
(art. 475 código civil), por lo que se establece que el error en la cualidad de la
persona vicia el consentimiento, en consecuencia no existe contrato.
Por otra parte tratadista como Borda, que con el siguiente ejemplo, expresa
que no hay error en la persona, sino más bien dolo : cuando se suscribe un
contrato de anticresis entre X y Y, sin embargo al cumplimiento del contrato Y
pretende la devolución de su dinero, pero resulta que X no era el propietario del
inmueble y ha huido con su dinero, parecería que existe un error en la persona,
sin embargo lo que ha habido es dolo consiguientemente el contrato es nulo.
Finalmente sobre el error de derecho, es necesario indicar que ignorar las ley
no es excusa válida para pretender la nulidad de un contrato, por lo que el error
de derecho no es un vicio de los actos jurídicos y nadie puede ampararse en él
para eludir las responsabilidades legales o convencionales que surgen de actos
jurídicos en los que su participación ha obedecido a un acto de voluntad.
Sin embargo doctrinarios como Guillermo Borda, consideran que el error de
derecho debe ser considerado como causal de nulidad, aunque una corriente
contraria a ésta posición señala que no habría entonces que diferenciar entre
el error de hecho con el error de derecho ya que en ambos casos el
consentimiento estaría viciado; pero una tercera posición sustentada por la
doctrina moderna, que es la más aceptada, que impugna que el principio de las
leyes se deben reputar conocidas; su falsedad es a todas luces evidente.
Por cuanto los hombres no conocen ni siquiera las leyes que les atañe más
directamente; más si se admitiera esa excusa para eludir la responsabilidad de
los actos la mayor parte de ellos estarían afectados de nulidad y numerosas
leyes serían inaplicables, no siendo válido invocar ignorancia o error, por ello el
error de derecho no puede ser alegado como una excusa, por lo que el error de
derecho no constituye como fundamento de la nulidad.
Suele suceder que como consecuencia de un error de derecho, la obligación
queda sin causa, sin embargo la invalidez es por falta de causa y no por error,
por lo que en algunas legislaciones como la francesa considera que el error es
considerado como causa de nulidad por que priva de causa a la obligación.
De lo señalado se puede expresar que el error de derecho es la alegación de
desconocimiento de la ley, aspecto que no puede ser considerado de ninguna
manera como una causa que vicie el consentimiento.
No obstante lo señalado en la doctrina, en la legislación boliviana el error de
derecho no se encuentra contemplado como vicio del consentimiento, ya que
como causa la anulabilidad y no de nulidad es el error substancial y el error
esencial que vicia el consentimiento, por consiguiente invalida el contrato
dando lugar a que el afectado demande la anulabilidad del contrato.
Apreciación del error
El error se aprecia en abstracto y en concreto. En abstracto se analiza según la
capacidad intelectual del ser humano promedio.
En concreto se analiza al sujeto.
En materia de error el juez debe analizar en abstracto, como si el ser humano
promedio pudiese estar en error.