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El dolor epigástrico urente, exacerbado por el ayuno y que mejora con la alimentación, es un
complejo sintomático que caracteriza a la úlcera péptica. Una úlcera se define como la pérdida
de la integridad de la mucosa del estómago o del duodeno que produce un defecto local o
excavación a causa de inflamación activa. Las úlceras se producen en el estómago o el
duodeno y con frecuencia son de naturaleza crónica. Los trastornos pépticos son muy
comunes en Estados Unidos.
La enfermedad de úlceras pépticas incluye las úlceras gástricas y duodenales, las úlceras se
definen como roturas de la superficie de la mucosa con un tamaño mayor a 5 mm, que abarcan
hasta la submucosa. Las úlceras duodenales y las úlceras gástricas comparten muchas
características comunes en términos patogénicos, diagnósticos y terapéuticos, pero varios
factores diferencian unos de otros. Los factores de riesgo más frecuentes incluyen
Helicobacter pylori y antiinflamatorios no esteroideos. Los factores de riesgo adicionales
incluyen enfermedad pulmonar obstructiva crónica, consumo de tabaco, anteriores
consumidores de tabaco, edad avanzada tres o más visitas al médico en un año, arteriopatía
coronaria, antecedentes de consumo de alcohol, raza negra, obesidad y diabetes.
Epidemiología
2. Factores del hospedador: los estudios en gemelos sugieren que quizás existe una
predisposicion genetica para la adquisicion de H. pylori. La respuesta inflamatoria a H. pylori
comprende atraccion de neutrofi los, linfocitos (T y B), macrofagos y celulas plasmaticas. El
microorganismo produce una lesion circunscrita al adherirse a moleculas del complejo
principal de histocompatibilidad (MHC, major histocompatibility complex) clase II expresado
en las celulas epiteliales gastricas, lo cual provoca muerte celular (apoptosis). Ademas, las
cepas bacterianas que codifican a Cag-PAI introducen Cag A en las celulas del hospedador,
con lesion de mas celulas y activacion de vias celulares que participan en la produccion de
citocinas y la represion de los genes supresores de tumores. El epitelio gastrico de los
individuos con H. pylori eleva la concentracion de varias citocinas, como interleucina (IL) 1α/β,
IL-2, IL-6, IL-8, factor de necrosis tumoral (TNF, tumor necrosis factor) α, e interferon (IFN) γ.
Asimismo, la infeccion por H. pylori induce una respuesta humoral tanto de la mucosa como
generalizada que no permite erradicar a la bacteria sino que dana aun mas los compuestos
de la celula epitelial. Otros mecanismos por medio de los cuales H. pylori afecta a las celulas
epiteliales son: 1) activacion de la produccion mediada por neutrofi los de oxigeno reactivo o
especies de nitrogeno que aumentan el recambio de celulas epiteliales, y 2) apoptosis por su
interaccion con los linfocitos T (linfocitos T colaboradores 1 o TH1) e IFN-γ. Por ultimo, el
estomago humano puede colonizarse por microorganismos comensales del hospedador que
pueden modifi car la probabilidad de lesion de la mucosa mediada por H. pylori.
La razon por la cual H. pylori causa DU aun se desconoce. Los estudios sugieren que H. pylori
en las DU es mas virulento. Ademas, ciertos factores bacterianos, como el gen A promotor de
DU (dupA), se relacionan con estas ultimas. Otro factor que tal vez participe corresponde a
que la metaplasia gastrica en el duodeno de los pacientes con DU, quiza consecutiva a una
mayor exposicion al acido (vease mas adelante), permite que H. pylori se le una y produzca
una lesion circunscrita despues de la reaccion del
hospedador. Otra hipotesis establece que la infeccion del antro por H. pylori eleva la
produccion de acido, incrementa el acido duodenal y dana la mucosa. En los individuos con
H. pylori aumenta la liberacion de gastrina basal y estimulada (alimentos, peptido liberador de
gastrina [GRP, gastrin- releasing peptide]) y disminuyen las celulas D secretoras de
somatostatina. Es probable que la infeccion por H. pylori induzca mayor secreción de acido
por medio de acciones directas e indirectas de H. pylori y diversas citocinas proinflamatorias
(IL-8, TNF e IL-1) sobre las celulas G, D y parietales
(fi g. 348-7). Por el contrario, las GU se acompanan de pangastritis inducida por H. pylori y
secrecion normal o reducida de acido gastrico. La infeccion por H. pylori tambien se ha
vinculado con una menor producción de bicarbonato en la mucosa duodenal. Se cuenta con
información que apoya y objeta cada una de estas interesantes teorias. Por tanto, todavía se
desconoce el mecanismo por medio del cual la infeccion por H. pylori del estomago provoca
DU.
En resumen, el efecto final de H. pylori sobre el aparato digestivo es variable y depende de
diversos factores, microbianos y del hospedador. El tipo y la distribucion de la gastritis son
directamente proporcionales a la afeccion gastrica y duodenal fi nal que se observa. De
manera especifica, la presencia de gastritis, sobre todo del antro, se acompana de DU; la
gastritis que abarca en especial el cuerpo predispone a GU, atrofia gastrica y, al final,
carcinoma gástrico
ENFERMEDAD POR NSAID
Epidemiologia Los NSAID constituyen un grupo de fármacos utilizados con gran frecuencia
en Estados Unidos; en ese país cada año se venden más de 30 000 millones de tabletas de
venta libre y más de 100 millones con prescripciones. En realidad, después de la introducción
de los inhibidores de COX-2 en el 2000, el número de prescripciones de NSAID fue >111
millones con un costo de 4 800 millones de dólares. Los efectos secundarios farmacológicos
y las complicaciones de los NSAID se consideran la toxicidad relacionada con fármacos más
común en Estados Unidos.
El espectro de la morbilidad por NSAID varía desde nausea y dispepsia (con una prevalencia
de 50 a 60%) hasta complicaciones digestivas graves, como ulcera péptica demostrada por
medio de endoscopia (15 a 30% de los individuos que consumen NSAID con regularidad)
complicada con hemorragia o perforación hasta en 1.5% de los usuarios por año. Se calcula
que la hemorragia digestiva por NSAID provoca entre 60 000 y 120 000 hospitalizaciones
anuales y la muerte por efectos adversos de los NSAID alcanza hasta 16 000 por año en
Estados Unidos. Cerca de 4 a 5% padece ulceras sintomáticas durante el primer año. Por
desgracia, los síntomas dispépticos no son directamente proporcionales a la enfermedad
inducida por NSAID. Más de 80% de los individuos con complicaciones graves por NSAID no
manifestó dispepsia precedente. En vista de la ausencia de signos de alarma, es importante
identificar a los pacientes con mayor riesgo de sufrir morbilidad y mortalidad al utilizar NSAID.
Incluso 75 mg/día de ácido acetilsalicílico pueden provocar ulceras digestivas graves; por
consiguiente, ninguna dosis de NSAID es del todo inocua. En realidad, la incidencia de
lesiones de la mucosa (ulceras y erosiones) en personas que consumen dosis bajas de ácido
acetilsalicílico (75 a 325 mg) se ha calculado en 8 y hasta 60%. Al parecer, la infección por H.
pylori incrementa el riesgo de hemorragia gastrointestinal relacionada con ulcera péptica en
consumidores crónicos de dosis bajas de ácido acetilsalicílico. Los factores de riesgo
establecido incluyen edad avanzada, antecedente de úlcera, administración simultánea de
glucocorticoides, dosis elevadas de NSAID, múltiples NSAID, consumo simultáneo de
anticoagulantes, clopidogrel y enfermedades multisistémicas o graves. Los posibles factores
de riesgo incluyen infección concomitante con H. pylori, tabaquismo y consumo de alcohol.
MANIFESTACIONES CLINICAS
Anamnesis El dolor abdominal es comun a muchos trastornos digestivos, incluidas la ulcera
duodenal y la gastrica, y tiene escaso valor como elemento predictivo de su presencia. Hasta
10% de los pacientes con enfermedad de la mucosa inducida por NSAID tal vez busque
consulta medica
a causa de una complicacion (hemorragia, perforacion y obstruccion) sin sintomas previos. A
pesar de esta escasa correlacion, la anamnesis y la exploracion fisica cuidadosas son
componentes esenciales del estudio de un paciente en el que se sospeche una ulcera
peptica.El dolor epigastrico, descrito como urente o lacerante, se puede presentar tanto con
la DU y la GU. La molestia tambien se describe como una sensacion dolorosa mal defi nida o
como hambre dolorosa. El patron típico del dolor de la ulcera duodenal aparece de 90 min a
3 h antes de una comida y a menudo se alivia con antiacidos o alimentos.
El dolor que produce al paciente por la noche (entre la medianoche y las 3:00 a.m.) es el
síntoma mas diferenciador, dado que 66% de los individuos con ulcera duodenal tiene esta
molestia. Por desgracia, tambien esta presente en 33% de los sujetos con dispepsia no
ulcerosa (vease mas adelante). Los pacientes de edad avanzada tienen menos probabilidades
de sufrir dolor abdominal como manifestacion de PUD y pueden presentarse con
complicaciones como ulcera sangrante o perforacion. El patron del dolor en la ulcera gastrica
puede ser distinto del de la duodenal, ya que las molestias tal vez se desencadenen con la
ingestion de alimentos. La nausea y la perdida de peso son mas frecuentes en los individuos
con ulcera gastrica. La endoscopia detecta ulceras en <30% de los enfermos con dispepsia.
Se desconoce el mecanismo que hace posible la aparicion del dolor abdominal en los
pacientes con ulcera. Entre las posibles explicaciones se encuentran activacion inducida por
acido de los receptores quimicos del duodeno, aumento de la sensibilidad duodenal a los
acidos biliares y la pepsina o alteracion de la motilidad gastroduodenal.
La variación en la intensidad o la distribución del dolor abdominal, así como el inicio de
síntomas acompañantes, como nausea, vomito o ambos, pueden ser indicadores de una
complicación de la ulcera. La dispepsia que se torna constante, deja de aliviarse con los
alimentos o los antiacidos o se irradia a la espalda puede indicar una ulcera penetrante (a
páncreas). El inicio subito de dolor abdominal intenso y generalizado puede ser indicio de
perforación. El empeoramiento del dolor con las comidas, la náusea y el vómito de alimento
no digerido sugiere una obstrucción del orificio de
salida gastrico. Las heces negras o la presencia de “posos de café” en el vomito indican
hemorragia.
Exploracion fisica La hiperestesia epigastrica es el dato mas frecuente en los pacientes con
ulcera gastrica o duodenal. El dolor se situa a la derecha de la linea media en 20% de los
casos. Por desgracia, el valor predictivo de este dato es relativamente bajo. La exploracion
fisica es esencial para detectar signos de complicaciones de la ulcera. La taquicardia y el
ortostatismo sugieren deshidratacion consecutiva al vomito o una hemorragia digestiva activa.
Un abdomen tenso, como una tabla, sugiere perforacion. El chapoteo a la sucusion indica
liquido retenido en el estomago, lo cual hace pensar en obstruccion del orifi cio de salida
gastrico.
Diagnostico diferencial La lista de trastornos del tubo digestivo y de otro tipo que pueden
simular una ulcera de estomago o duodeno es bastante extensa. El diagnostico que se
establece con mayor frecuencia entre los pacientes atendidos por molestias abdominales
superiores es el de dispepsia no ulcerosa (NUD). Tambien conocida como dispepsia funcional
o esencial, la dispepsia no ulcerosa se refi ere a un grupo de trastornos heterogéneos
caracterizados por dolor abdominal superior sin ulcera. Se ha descrito dispepsia en 30% de
la poblacion de Estados Unidos. Hasta 60% de los sujetos que solicitan atencion medica por
dispepsia presenta un estudio diagnostico negativo. La causa de NUD no esta bien
establecida y la posible participacion en ella de H. pylori todavia no es clara.
Otros procesos patologicos que pueden presentarse con sintomas “tipo ulcera” comprenden
tumores digestivos proximales, refl ujo gastroesofagico, vasculopatias, enfermedad
pancreatobiliar (colico biliar, pancreatitis cronica) y enfermedad de Crohn gastroduodenal.
Valoración diagnostica En vista del escaso valor predictivo que tiene el dolor abdominal con
respecto a la presencia de una ulcera gastroduodenal y las multiples enfermedades que
pueden tener los mismos sintomas, el medico tiene con frecuencia la necesidad de descartar
una ulcera. Para ello es preciso realizar un estudio radiografi con (con bario) o una
endoscopia. Sin embargo, un gran porcentaje de pacientes con sintomas sugestivos de
enfermedad ulcerosa padece NUD; las pruebas para H. pylori y el tratamiento con antibioticos
(vease mas adelante) es apropiado para individuos por lo demas sanos y <45 anos de edad
antes de iniciar la valoracion diagnostica
Los estudios con bario del tubo digestivo proximal se utilizan aun con frecuencia como primera
prueba diagnostica del estudio de una ulcera. La sensibilidad de las antiguas papillas de bario
de contraste unico para identificar una ulcera duodenal alcanza 80%, mientras que las
tecnicas de doble contraste proporcionan tasas de deteccion hasta de 90%. Su sensibilidad
disminuye en las ulcera pequenas (<0.5 cm), cuando hay cicatrices previas o en los pacientes
posoperatorios. Una DU se observa como un crater bien delimitado, de modo habitual en el
bulbo (fi g. 348-10A). La presencia de una GU puede manifestar una enfermedad benigna o
maligna. De manera caracteristica, la GU benigna aparece como un crater bien definido con
pliegues mucosos radiantes que se originan en el borde de la ulcera (fi g.348-10B). Las
ulceras >3 cm de tamano o las que se vinculan con un tumor son casi siempre malignas. Por
desgracia, hasta 8% de las GU de aspecto radiografico benigno es en realidad maligno en la
endoscopia o la intervencion quirurgica. Por ello, luego de los estudios radiograficos que
demuestran la presencia de una ulcera gastrica es necesario realizar una endoscopia con
biopsia.
La endoscopia constituye el medio mas sensible y especifi co de estudiar el tubo digestivo
superior (fi g. 348-11). Ademas de permitir la visualización directa de la mucosa, facilita la
documentacion fotografica de las anomalías mucosas y hace factibles las biopsias de los
tejidos para descartar lesiones malignas (ulceras gastricas) o infeccion por H. pylori. El estudio
endoscopico es especialmente util para identificar lesiones demasiado pequeñas para
identificarse en la exploracion radiografi ca, asi como para estudiar alteraciones radiograficas
atipicas o determinar si una ulcera es el origen de una hemorragia.
Los métodos para diagnosticar H. pylori se delinean en el capítulo 181, pero en este apartado
se presenta un resumen (cuadro 348-2).
Se han creado diversos metodos de ureasa para biopsia (PyloriTek, CLOtest, Hpfast, Pronto
Dry), cuyas sensibilidad y especificidad son >90 a 95%. También se han creado algunos
metodos sin penetración corporal para detectar el microorganismo.
Tres tipos de estudios utilizados de manera sistemática son los metodos serologicos, la
prueba de urea marcada con 13C o 14C en el aliento y el método para detectar antigeno de
H. pylori (Hp) en las heces. Las pruebas de antigeno de Hp en orina y las pruebas de
anticuerpos monoclonales en heces parecen ser promisorias.
En ocasiones deben llevarse deben llevarse a cabo pruebas especificas, como determinacion
de gastrina serica y analisis del acido gastrico, o es necesaria una comida simulada en
individuos con ulcera péptica complicada o resistente (vease mas adelante“Sindrome de
Zollinger-Ellison”). Tambien pueden pueden requerirse pruebas para hallar acido
acetilsalicilico u otros NSAID (en sangre u orina) en pacientes con ulcera peptica resistente
negativa para H.pylori.
Antiacidos
Antes de comprender la importancia de la histamina para estimular la actividad de las celulas
parietales, la neutralizacion de los acidos secretados por medio de antiacidos constituyo la
base del tratamiento de las ulceras pepticas. Sin embargo, en el presente rara vez se usan
como farmaco principal, aunque muchos pacientes los consumen con frecuencia para aliviar
los sintomas de dispepsia. El preparado mas utilizado es la mezcla de hidroxido de aluminio
e hidroxido de magnesio.
El primero causa algunas veces estrenimiento y disminucion de fosfato, mientras que el
hidroxido de magnesio puede ablandar las heces. Muchos de los antiacidos de uso habitual
tienen una combinación de hidroxido de magnesio y aluminio para evitar estos efectos
secundarios. Los preparados que contienen magnesio no deben utilizarse en los enfermos
con insuficiencia renal cronica por el riesgo de hipermagnesemia y el aluminio puede provocar
neurotoxicosis crónica en estos enfermos.
El carbonato calcico y el bicarbonato sodico son potentes antiacidos con capacidad variable
de causar complicaciones. La administracion a largo plazo de carbonato de calcio (que se
convierte en cloruro de calcio en el estomago) puede ocasionar un sindrome de leche y
alcalinos (hipercalcemia, hiperfosfatemia con posible calcinosis renal y avance a insuficiencia
renal). El bicarbonato de sodio puede inducir alcalosis
diseminada.
CITOPROTECTORES
Sucralfato El sucralfato es un complejo de sal de sacarosa en el que los grupos hidroxilo se
han sustituido por hidróxido de aluminio y sulfato. Este compuesto es insoluble en agua, se
convierte en una pasta viscosa en el estómago y duodeno, y se une en especial a los puntos
de ulceración activa. El sucralfato puede actuar por diversos mecanismos: como barrera
fisicoquímica, al promover la acción trófica cuando se une con factores de crecimiento como
EGF, al incrementar la síntesis de prostaglandinas, al estimular la secreción de moco y
bicarbonato y al favorecer la defensa y la reparación de la mucosa. La toxicosis por este
fármaco es rara y el efecto adverso más frecuente es estreñimiento (2 a 3%). Debe evitarse
en pacientes con insuficiencia renal crónica para no causar neurotoxicidad inducida por
aluminio. La hipofosfatemia y la formación de bezoar gástrico son otros efectos comunicados
de forma ocasional. La dosis habitual de sucralfato es de 1 g c/6 h.
Preparación con bismuto Sir William Osler consideraba que los compuestos de bismuto eran
el fármaco de elección para el tratamiento de la úlcera péptica. El resurgimiento del empleo
de estos fármacos se debe a sus efectos contra H. pylori. El subcitrato coloidal de bismuto
(CBS, colloidal bismuth subcitrate) y el subsalicilato de bismuto (BSS, bismuth subsalicylate)
son los preparados más utilizados. Los mecanismos por los cuales estos fármacos inducen la
cicatrización de la úlcera no son claros. Los efectos adversos con el empleo a corto plazo
incluyen heces oscuras, estreñimiento y oscurecimiento de la lengua. Cuando se consumen
a largo plazo, en especial el CBS, que se absorbe con facilidad, pueden producir
neurotoxicidad. Estos compuestos son de uso común para el tratamiento de H. pylori (véase
más adelante).
Análogos de las prostaglandinas Dada su función central en la conservación de la
integridad y la reparación de la mucosa, se crearon análogos estables de las prostaglandinas
para el tratamiento de la úlcera péptica. Se cree que el mecanismo por el cual este fármaco
de absorción rápida ejerce su efecto terapéutico es la preservación de la defensa y la
reparación de la mucosa. El efecto tóxico más frecuente de este fármaco es la diarrea (10 a
30% de incidencia). Otros efectos tóxicos importantes son hemorragias y contracciones
uterinas; el misoprostol está contraindicado en las mujeres que pueden estar embarazadas y
las que están en edad de concebir deben conocer con claridad los posibles efectos tóxicos
del fármaco. La dosis terapéutica habitual es de 200 μg c/6 h.
Otros fármacos Con anterioridad se prescribían diversos compuestos, incluidos
anticolinérgicos y antidepresivos tricíclicos, para el tratamiento de la úlcera péptica, pero en
vista de sus efectos adversos y de la creación de antisecretores potentes, ahora se utilizan
muy poco.
TRATAMIENTO DE H. PYLORI
El objetivo del médico que trata un individuo con PUD es aliviar los síntomas (dolor o
dispepsia), favorecer la cicatrización de la úlcera y prevenir la recurrencia y complicaciones
de la úlcera. La gran influencia de la comprensión de la participación de H. pylori en la
enfermedad péptica ha sido la capacidad de prevenir la recurrencia. La erradicación
documentada de H. pylori en pacientes con PUD se vincula con una disminución notable de
la recurrencia de úlcera a <10 a 20%, en comparación con 59% en pacientes con GU y 67%
en individuos con DU cuando no se elimine el microorganismo. La erradicación del patógeno
puede ocasionar disminución de la hemorragia ulcerosa recurrente. El efecto de la
erradicación en la perforación por úlcera es poco clara.
Se han realizado amplios esfuerzos para determinar cuáles de los múltiples individuos con
infección por H. pylori deben recibir tratamiento. Diversas conferencias de consenso en todo
el mundo han concluido que H. pylori debe erradicarse en pacientes con PUD documentada.
Esto es cierto cualquiera que sea el tiempo de presentación (primer episodio o no), gravedad
de los síntomas, presencia de factores de confusión como la ingestión de NSAID o úlcera en
posible remisión Algunos han recomendado el tratamiento de pacientes con antecedente de
PUD documentada con resultados positivos para H. pylori en las pruebas serológicas o la
prueba del aliento. Casi 50% de los enfermos con linfoma MALT gástrico experimenta remisión
completa del tumor en respuesta a la erradicación de H. pylori. El Maastricht IV/Florence
Consensus Report recomienda un intento terapéutico para pacientes con dispepsia no
sometida a estudio, si la incidencia local de H. pylori es >20%. Además, este informe de
consenso recomienda la realización de pruebas y erradicación de H. pylori en personas que
recibirán NSAID (incluido el ácido acetilsalicílico en dosis bajas) a largo plazo, en particular si
existe antecedente de PUD. Estos individuos deben continuar el tratamiento con PPI y la
erradicación porque esta última sola no elimina el riesgo de úlceras gastroduodenales en
pacientes que ya reciben NSAID a largo plazo. El tratamiento de sujetos con dispepsia no
ulcerosa para prevenir el cáncer gástrico o individuos con GERD que requieren supresión de
ácido a largo plazo es aún motivo de controversia. Las guías del American College of
Gastroenterology sugieren la erradicación de H. pylori en personas sometidas a resección de
cáncer gástrico en etapas tempranas. El Maastricht IV/Florence Consensus Report también
valoró el tratamiento para H. pylori en la prevención del cáncer gástrico y recomendó
considerar la erradicación en las siguientes situaciones: familiares de primer grado de
miembros de la familia con cáncer gástrico; pacientes con neoplasias gástricas previas
tratadas con resección endoscópica o subtotal; individuos con riesgo de gastritis (pangastritis
grave o gastritis con predominio del cuerpo) o atrofia grave; sujetos con inhibición del ácido
gástrico por más de un año; individuos con factores de riesgo ambientales fuertes para cáncer
gástrico (tabaquismo intenso, elevada exposición a polvos, carbón, cuarzo o cemento, o
trabajadores de las canteras), y pacientes positivos para H. pylori con temor de cáncer
gástrico.
Se han valorado múltiples fármacos en el tratamiento de H. pylori. No existe uno solo eficaz
para la erradicación del microorganismo. El tratamiento combinado por 14 días se acompaña
de la mayor eficacia, aunque los regímenes con administración secuencial de antibióticos
también parecen promisorios (véase adelante). Un ciclo corto de administración (siete a 10
días), aunque resulta atractivo, no ha demostrado ser tan útil como los esquemas de 14 días.
Los fármacos utilizados con mayor frecuencia son amoxicilina, metronidazol, tetraciclina,
claritromicina y los compuestos de bismuto.
En el cuadro 348-4 se muestran los regímenes terapéuticos sugeridos para la erradicación de
H. pylori. La elección de una de estas combinaciones en particular depende de diversos
factores, entre ellos eficacia, tolerancia del paciente, resistencia a alguno de los
antimicrobianos y costo. El objetivo del tratamiento inicial de erradicación debe ser la
obtención de una tasa de buenos resultados de 85 a 90%. No se recomiendan tratamientos
con dos fármacos (PPI más amoxicilina, PPI y claritromicina, ranitidina con citrato de bismuto
más claritromicina) porque los estudios han demostrado que las tasas de erradicación son
<80 a 85%. La combinación de bismuto, metronidazol y tetraciclina fue el primer esquema de
tres fármacos que demostró eficacia contra H. pylori. La combinación de dos antimicrobianos
con un PPI, un antagonista de H2 o un compuesto de bismuto tiene tasas de buenos
resultados comparables. La adición de un supresor del ácido favorece el alivio rápido de los
síntomas y suele potenciar la erradicación de la bacteria.
Los individuos sin riesgo cardiovascular que no consumen ácido acetilsalicílico y que carecen
de riesgo de padecer complicaciones digestivas pueden recibir un NSAID no selectivo sin
protección gástrica. En aquéllos sin riesgo cardiovascular, pero con un riesgo potencial
elevado (hemorragia digestiva previa u otros factores de riesgo digestivo) de padecer efectos
adversos digestivos por NSAID, se prescribe con cautela un inhibidor selectivo de COX-2
combinado con misoprostol o dosis elevadas de un PPI. Los individuos con riesgo digestivo
moderado pero sin riesgo cardiovascular reciben un inhibidor de COX-2 solo o con un NSAID
no selectivo con misoprostol o un PPI. Los individuos con factores de riesgo cardiovascular
que necesitan dosis reducidas de ácido acetilsalicílico y probabilidad reducida de
experimentar efectos adversos inducidos por NSAID, reciben un fármaco que no sea NSAID
o un NSAID tradicional combinado con protección gástrica. Por último, los individuos con
riesgos cardiovascular y digestivo que necesitan ácido acetilsalicílico reciben tratamiento sin
NSAID; sin embargo, cuando ésta no es una opción, se les proporciona protección gástrica
con algún tipo de NSAID. En cualquier paciente en quien sea posible la prescripción de un
tratamiento tradicional prolongado con NSAID, pese a su riesgo, también se debe considerar
la posibilidad de solicitar pruebas para detectar H. pylori e instituir medidas terapéuticas si el
resultado es positivo. Es difícil asegurar el uso de protectores gastrointestinales con NSAID,
incluso en enfermos con alto riesgo. Esto se debe en parte a la prescripción insuficiente de
los agentes protectores apropiados; en ocasiones, la dificultad se relaciona con el apego
terapéutico del paciente. Esto último puede deberse a olvidos del sujeto para tomar múltiples
píldoras o por la preferencia de no tomar píldoras adicionales, sobre todo en ausencia de
síntomas gastrointestinales. Hoy en día se encuentran disponibles en el comercio varias
píldoras que combinan NSAID con protectores gástricos, incluidos famotidina con doble dosis
mezclada con ibuprofeno, diclofenaco con misoprostol y naproxeno con esomeprazol. Aunque
los estudios iniciales sugieren mejor apego terapéutico y ventajas en cuanto al costo cuando
se toman estos fármacos combinados, no se ha establecido su beneficio clínico en
comparación con el uso por separado. Continúan los esfuerzos para desarrollar NSAID más
seguros, como NSAID con liberación de NO, NSAID con liberación de sulfuro de hidrógeno,
inhibidores duales de COX/5LOX, profármacos de NSAID o fármacos que pueden secuestrar
de manera eficaz los NSAID libres sin interferir con su eficacia.
ATENCIÓN Y TRATAMIENTO: