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SISTEMA DIGESTIVO
Dra. Noelina Hernández Rojas
Caracas, 2023
PÁGINA Y CONTENIDO
I. 3. INTRODUCCIÓN. GENERALIDADES
3. Capas del Tracto Gastrointestinal
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I. INTRODUCCION - GENERALIDADES
Las moléculas orgánicas, básicas para el mantenimiento de la vida humana y de otros animales, se obtienen de los
alimentos, estructuras altamente organizadas con macromoléculas complejas de alto PM, que deben ser reducidas a
formas moleculares más simples. Este proceso de hidrólisis (digestión), se acompaña principalmente por la acción de
ácido y de enzimas digestivas secretadas en el tracto gastrointestinal (TGI). Las pequeñas moléculas resultantes de la
digestión atraviesan las células del TGI y entran a la sangre y linfa (absorción).
Entre las funciones del sistema digestivo se incluyen las siguientes:
1. Motilidad. Referida al movimiento de los alimentos a través del TGI por el proceso de
a. Ingestión: Tomar los alimentos en la boca.
b. Masticación: Masticar los alimentos y mezclarlos con la saliva.
c. Deglución: Tragar los alimentos.
d. Peristalsis: Producida por contracciones de ondas rítmicas que mueven el alimento a través del TGI.
2. Secreción. Incluye tanto a las secreciones exocrinas como a las endocrinas.
a. Secreciones exocrinas: Agua, ácido clorhídrico, bicarbonato, y numerosas enzimas digestivas secretadas en el
lumen del TGI.
b. Secreciones endocrinas: El estómago y el intestino delgado secretan un número de hormonas que intervienen
en la regulación del sistema digestivo.
3. Digestión. Implica el rompimiento de las moléculas en subunidades más pequeñas, las cuales pueden ser absorbidas.
4. Absorción. Referida al pasaje de los productos finales de la digestión a la sangre y linfa.
5. Almacenamiento y eliminación. Se refiere al almacenamiento temporal y subsiguiente eliminación de moléculas
indigeribles.
Anatómica y funcionalmente, el sistema digestivo puede dividirse en el TGI tubular, o canal alimentario, y los órganos
digestivos accesorios. El TGI mide aproximadamente 9 m de longitud. Los órganos del TGI incluyen: la cavidad oral, la
faringe, el esófago, el estómago y los intestinos. Los órganos accesorios digestivos incluyen: los dientes, la lengua, las
glándulas salivales, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas.
4. La serosa.- Es la capa más externa, consiste principalmente de tejido conectivo, cubierto por una capa de células
mesoteliales escamosas. Las funciones del aparato digestivo se encuentran reguladas por hormonas, agonistas
paracrinos y por nervios. Las hormonas se sintetizan en las células endocrinas y se liberan a la sangre para alcanzar sus
células blanco a través de la circulación. Los agonistas paracrinos proceden de las células próximas a sus objetivos
celulares, y llegan a ellos por difusión.
Gran parte de la regulación hormonal y nerviosa es intrínseca al aparato digestivo; sin embargo, las funciones
digestivas también están sometidas al control hormonal de células externas al sistema digestivo y por neuronas cuyos
cuerpos celulares se hallan fuera del aparato digestivo. La superposición de los estratos hormonales intrínseco y
extrínseco y del control nervioso, permite el control preciso y sutil de las funciones digestivas. Agonistas paracrinos,
también son liberados por las células del sistema inmunitario gastrointestinal.
defensa inmunitaria. El sistema inmune se compone de poblaciones de linfocitos y otras células cuya función principal
es el reconocimiento y protección del huésped, frente a un universo de antígenos extraños. Cuando receptores
específicos ubicados en la superficie celular, ej. Los linfocitos T reconocen un antígeno extraño, se activan y proliferan o
se diferencian en linfocitos efectores, capaces de mediar un número de distintas funciones inmunológicas. D os clases
bien definidas de linfocitos (T y B), cumplen funciones específicas, pero diferentes. Los linfocitos T se desarrollan a partir
de una célula madre pluripotencial bajo la influencia del timo. Los linfocitos B se transforman a partir de las células
madres pluripotenciales en el hígado fetal y la médula ósea. El TGI del ser humano contiene la misma cantidad de tejido
linfoide que el bazo, y más del 80 % de todas las células productoras de inmunoglobulinas del organismo están
localizadas en la mucosa intestinal.
El tejido linfoide que forma el tejido inmune intestinal comprende tres poblaciones principales : las placas de
Peyer, las células linfoides de la lámina propia y los linfocitos intraepiteliales (Fig. 2 y 3).
Las placas de Peyer (PPY), están constituidas por grupos de células: linfocitos, células dendríticas y macrófagos, cuya
función es reconocer, procesar y presentar antígenos (Ag) a los linfocitos T y B, los cuales forman parte del sistema
inmune y se organizan al igual que las células de los nódulos linfáticos. Se encuentran distribuidas en el intestino
delgado, apéndice, colon y recto. Las PPy también incluyen a las células M que sustituyen a los enterocitos normales,
siendo importantes en la captación inicial de partículas luminales. Una vez estimuladas, las células T y B activadas
migran del folículo linfoide y circulan en el lumen intestinal donde después de ingerir bacterias, virus y otros Ag,
retornan a las PPy en la lámina propia, para entregar estos Ag y microorganismos a los macrófagos. Los macrófagos
están diseñados para matar a los microbios invasores y exponerlos a los linfocitos. Los linfocitos T y B que han
reaccionado frente a un determinado Ag en las PPy, convertidas en células T y B de memoria, generalmente pueden migrar a
través de los vasos linfáticos
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hacia otros tejidos y constituir allí una barrera eficaz frente a un nuevo
contacto con ese Ag (inmunidad adquirida). Los linfocitos B activados
producen más anticuerpos que atacan a las proteínas ajenas y luego
persisten como células de memoria. Esto es un mecanismo de protección
diseñado para educar al sistema inmune joven y hacer frente a los
patógenos microbianos en este medio (Figura 2).
En la Figura 3, se representan las células linfoides de la lámina propia:
linfocitos B y T, células plasmáticas, mastocitos, macrófagos y eosinófilos.
En ese sitio, la mayor parte ( el 80%) de los linfocitos B producen
inmunoglobulinas de la clase IgA. Alrededor del 60% del total de las
inmunoglobulinas producidas en seres humanos es IgA. Los linfocitos
intraepiteliales están localizados por encima de la membrana basal y
entre las células epiteliales, sitio ideal para interactuar con el material
antigénico que atraviesa la barrera epitelial desde la luz intestinal.
Además de éstas poblaciones, los linfocitos de los ganglios linfáticos
mesentéricos y las células de Kupffer del hígado actúan como
componentes del sistema inmunológico intestinal (Fig. 3).
Con excepción de algunas fibras que se dirigen a la boca y a la faringe, casi todo el parasimpático craneal está integrado
por los nervios vagos. Estas fibras inervan al esófago, estómago, páncreas y primera mitad del intestino grueso, pero con
muy poca inervación del intestino delgado. El parasimpático sacro junto con los nervios pélvicos pasa hacia la mitad
distal del intestino grueso. Las regiones sigmoidea, rectal y anal del intestino grueso están mejor inervadas por las fibras
parasimpáticas que las restantes zonas (Fig. 4). Estas fibras funcionan especialmente en el reflejo de la defecación. Las
fibras preganglionares del sistema parasimpático, predominantemente colinérgicas, hacen sinapsis con neuronas
postganglionares de fibras cortas, ubicadas en los plexos mientérico y submucoso que inervan al ML y a las células
secretoras del TGI. La estimulación de los nervios parasimpáticos, usualmente incrementa la actividad motora y
secretora de los intestinos produciendo un aumento general de la actividad de todo el SNE. Esto a su vez, fomenta la
actividad de la mayoría de las funciones GI, aunque no de todas, puesto que algunas de las neuronas intestinales son
inhibidoras. Los neurotransmisores más importantes presentes en las neuronas inhibitorias son el péptido intestinal
vasoactivo (VIP), ATP y Oxido nítrico (NO).
En el SNE se han identificado diferentes tipos de neuronas intrínsecas y extrínsecas . Entre las extrínsecas están
las neuronas de los ganglios que incluyen neuronas sensitivas a la deformación mecánica, a estímulos químicos
particulares y a temperatura, con sus terminales en la pared del TGI. Algunas de las neuronas en los ganglios entéricos
son neuronas efectoras que dirigen sus axones a las células de ML de las capas circular o longitudinal, a las células
secretoras del TGI, o a los vasos sanguíneos GI. Muchas de las neuronas en los ganglios entéricos son interneuronas, que
forman parte de una red de neuronas que integran las entradas sensoriales a los ganglios y formulan la salida de las
neuronas efectoras (Fig. 5).
El plexo mientérico controla principalmente los movimientos GI, en tanto que el plexo submucoso controla, sobre
todo la secreción GI y el flujo sanguíneo total.
Cuando se estimula al plexo mientérico, sus efectos principales son:
1. aumento del tono de la pared intestinal;
2. aumento de la intensidad de las contracciones rítmicas;
3. pequeño aumento de la frecuencia del ritmo de contracción, y
4. aumento de la velocidad de conducción de las ondas de excitación por la pared intestinal, lo que hace que las ondas
peristálticas sean más rápidas. Sin embargo, algunas de las neuronas del plexo mientérico son inhibidoras; sus terminales
nerviosos secretan un transmisor inhibidor, posiblemente el VIP, o algún otro.
Las señales inhibitorias son especialmente útiles para inhibir a los músculos de los esfínteres intestinales que se
encuentren contraídos e impidan el movimiento de alimentos entre dos segmentos sucesivos del tubo digestivo, por Ej.
el esfínter pilórico que controla el vaciamiento del estómago, y el esfínter de la válvula ileocecal, que controla el
vaciamiento del intestino delgado en el ciego.
Las fibras simpáticas y parasimpáticas se conectan con los plexos mientérico y submucoso. Aunque el SNE
puede funcionar con independencia de estos nervios extrínsecos, la estimulación de los sistemas simpático y
parasimpático puede, además, activar o inhibir las funciones GI. Las terminaciones nerviosas sensitivas que se originan
en el epitelio GI, o en la pared intestinal, envían fibras aferentes hacia ambos plexos del SNE y también hacia los ganglios
prevertebrales del sistema nervioso somático; algunas de ellas viajan por los nervios simpáticos hacia la médula espinal y
otras viajan por los vagos hacia el bulbo raquídeo. Estos nervios sensitivos desencadenan reflejos locales dentro del
propio intestino, así como arcos reflejos que regresan hacia el intestino desde los ganglios prevertebrales o el SNC.
entrada de Ca++ y Na+ y el aumento de la conductancia del K + provocado por la elevación de la concentración intracelular
de Ca++. Las ondas lentas antes descritas son características de las capas circulares de ML. En las fibras longitudinales los
cambios son más rápidos. La mayor parte de las contracciones GI ocurren de manera rítmica y este ritmo depende casi
por completo de la frecuencia de las ondas lentas. En cada segmento del TGI el ritmo eléctrico básico es más rápido en
algunas células que en otras. Las células más rápidas sirven como marcapasos (Células de Cajal: células intersticiales
especializadas, con características morfológicas y bioquímicas de fibroblastos y de células de ML), que generan las ondas
lentas en la región. La frecuencia de las ondas lentas varía aproximadamente de 3/min en el estómago a 12/min en el
duodeno y de 8 a 9/min en el íleon.
El potencial de reposo de las membranas, en las células de MLGI es aprox. - 40 a - 60 mV . Las células de MLGI
tienen una relación de conductancia Na +/K+ mayor que las células del músculo esquelético. Esto contribuye a que el
potencial de membrana en reposo del MLGI, sea menor. Los potenciales de espiga se producen espontáneamente
cuando las oscilaciones del potencial de membrana se hacen menos negativas (cuando la despolarización alcanza unos -
35 mV) y cuando más se eleva éste, mayor es la frecuencia de descarga. Cuando aumenta considerablemente el ingreso
de Ca++, se generan uno o más potenciales de acción (o de espiga) que se propagan al músculo, iniciándose los
fenómenos que determinan la contracción muscular (una respuesta fásica).
La amplitud y la frecuencia de las ondas lentas, pueden ser moduladas por la actividad de los nervios intrínsecos y
extrínsecos y por las hormonas circulantes. En general la epinefrina (adrenalina) circulante y la noradrenalina (NA)
liberadas de los terminales nerviosos simpáticos disminuyen o eliminan la amplitud de las ondas lentas, mientras que la
estimulación de los nervios parasimpáticos la incrementa. Dependiendo de la excitabilidad de las células de ML, las ondas
lentas pueden producir uno o más potenciales de acción, si el pico de la onda lenta sobrepasa el umbral de las células
para disparar potenciales de acción (Fig. 7). Típicamente, las ondas lentas por si solas no producen contracción de las
capas de ML, la contracción es evocada por los potenciales de acción que se disparan intermitentemente cerca de los
picos de las ondas lentas. Cuando el número de potenciales de acción que se producen en el pico de una onda lenta es
alto, más intensa es la contracción del ML. No obstante, el ML gástrico puede contraerse en respuesta a la fase de
despolarización de las ondas lentas, incluso en ausencia de potenciales de acción. Entre dos salvas de potenciales de
acción la tensión producida en el MLGI disminuye, pero sin llegar a cero. Este estado sostenido de contracción parcial
(tensión residual o básica) desarrollada por el ML, se denomina tono (Fig.7).
MASTICACIÓN
Se realiza gracias a los movimientos de la mandíbula inferior, los labios la lengua y los carrillos. Los dientes incisivos se
encargan de fragmentar el alimento, el cual es dirigido por la lengua y los carrillos hacia las piezas molares que se ocupan
de triturarlo. Los labios se encargan de ocluir la comisura bucal. Los movimientos de la mandíbula son efectuados en
diferentes direcciones, y gobernados por el nervio maxilar inferior, tienen por objeto convertir los alimentos a un estado
fino de división y mezclarlos con la saliva a fin de formar el bolo alimenticio, listo para ser deglutido.
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DEGLUCIÓN
Es el acto de pasar el bolo alimenticio desde la boca hasta el estómago. Puede iniciarse voluntariamente, pero después
depende casi por completo del control reflejo. El reflejo de la deglución implica una secuencia de acontecimientos
ordenados desde la boca hasta el estómago. Al mismo tiempo se inhibe la respiración y se evita que se introduzca
comida en la tráquea. La rama aferente del reflejo de la deglución comienza en los receptores de contacto, sobre todo en
los que se encuentran cerca de la apertura de la faringe. Estos receptores envían impulsos sensitivos que se transmiten a
determinadas áreas bulbares. Las áreas de integración central del reflejo de la deglución se encuentran en el bulbo y la
porción inferior de la protuberancia (centro de la deglución). Los impulsos motores son enviados desde el centro de la
deglución hasta la musculatura faríngea y esofágica superior a través de los nervios craneales. Hay tres fases de la
deglución, correspondientes a la localización anatómica del material a ser deglutido (Fig. 9).
1. Fase oral o voluntaria. Se inicia al separar el bolo de alimentos a ser deglutido. Este se mueve en la boca, hacia arriba y
hacia atrás, al presionar primero con la punta de la lengua y después con la porción posterior de la lengua contra el
paladar duro; esto fuerza al bolo hacia la faringe, donde se estimula a los receptores táctiles que inician el reflejo de la
deglución. Las fases faríngea y esofágica controladas por el centro de la deglución, siguen inhibiendo la respiración, de
forma refleja.
2. Fase faríngea. Dura cerca de 1 s, la entrada de un bolo de alimentos en la faringe, inicia una secuencia ordenada de
contracciones de músculo faríngeo, dirigiendo el bolo alimenticio hacia el esófago. En este proceso, el paladar blando se
repliega hacia atrás y hacia arriba, cerrando el pasaje nasal desde la faringe. Cuando el bolo se aproxima al esófago, el
esfínter esofágico superior se relaja y la epiglotis cubre la abertura de la laringe. Una vez que el bolo entra al esófago, el
esfínter esofágico superior se contrae para prevenir el reflujo de alimentos hacia la faringe.
3. Fase esofágica. Después que el bolo alimenticio pasa el esfínter esofágico superior, se produce una onda peristáltica
primaria de contracción, que atraviesa al esófago (de 5 a 10 s). Cuando el bolo está cerca del estómago, el esfínter
esofágico inferior (cardias) se relaja. Después que el bolo entra al estómago, el cardias se contrae, previniendo el reflujo.
El péptido intestinal vasoactivo (VIP), la colecistocinina (CCC) y el óxido nítrico (NO) el cual difunde a través del espacio
extracelular hacia las células musculares lisas vecinas, relajándolas. La síntesis de NO es favorecida por el VIP proveniente
de los ganglios del plexo mientérico, con lo cual se establece la conexión entre ambos neurotransmisores.
MOTlLIDAD GÁSTRICA
El estómago representa una porción ensanchada del tubo digestivo, interpuesta entre el esófago y el duodeno, con los
cuales se comunica a través del cardias y del píloro, respectivamente (Fig 10 y 11). Desde el punto de vista de su
motilidad, el estómago se considera compuesto de dos regiones con distintas características funcionales: el tercio
proximal es primariamente un reservorio y los dos tercios distales tienen como función mezclar y evacuar el contenido.
En la región distal, la musculatura lisa circular aumenta progresivamente en sentido caudal y alcanza su mayor espesor
en el antro y particularmente en el píloro (Fig. 10 y 11). El estómago cumple por tanto funciones de recepción de
alimentos, los cuales, por los movimientos contráctiles, son mezclados con la secreción gástrica con la consiguiente
transformación del bolo alimenticio en quimo ácido. La actividad contráctil aumenta en forma progresiva, con lo cual el
quimo ácido es evacuado paulatinamente al duodeno (Fig 11).
Movimientos del estómago en reposo digestivo. En el ayuno el estómago está virtualmente colapsado, con las
paredes contraídas, debido a la existencia de un tono basal mantenido por estímulos vagales colinérgicos. El estómago
presenta, sin embargo, una actividad motora estrechamente coordinada con la del intestino delgado, lo que lleva aI
establecimiento de un patrón de actividad eléctrica y contráctil denominado complejo motor migratorio (CMM), el cual
será analizado con más detalle al hablar de la motilidad intestinal (Fig. 12). Dicho patrón implica una actividad cíclica
producida por la interacción de vías vagales colinérgicas, simpáticas adrenérgicas y posiblemente hormonales a través
de la motilina. Cuando el ayuno se prolonga, pueden producirse contracciones en la pared gástrica de mayor intensidad
conocidas como contracciones de hambre, las cuales han sido vinculadas con los bajos niveles de glicemia.
Movimientos del estómago después de la ingestión de alimentos. Cuando se produce la ingestión de una
comida, antes de que llegue al estómago, disminuye el tono basal de la región proximal gástrica y se produce la
relajación receptiva. Este mecanismo es un ejemplo del reflejo vago-vagal inhibitorio no adrenérgico no colinérgico, y al
igual que la relajación del esfínter esofágico inferior, parece ser mediado por el óxido nítrico y el VIP. Durante la
relajación receptiva aumenta la distensibilidad del estómago, lo cual permite acomodar el volumen del bolo alimenticio
sin que aumente la presión intragástrica o la tensión de la pared al producirse su llegada.
Al ingresar los alimentos al estómago, se depositan en forma de capas o estratos sobre la curvatura mayor, de modo tal
que los alimentos que ingresaron primero se encuentran en las capas más profundas. El comienzo de la actividad
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contráctil, inicialmente es poco intensa, pero conduce progresivamente a la fragmentación y mezcla del contenido
gástrico en la región distal y a su propulsión hacia el antro. Al llegar el contenido gástrico al antro, se produce su
distensión, lo cual estimula a los mecanorreceptores de la pared iniciando un reflejo vagal excitatorio de la motilidad
antropilórica. Al contraerse el píloro, disminuye marcadamente su diámetro interior, lo cual determina la retropulsión
del contenido gástrico hacia el cuerpo estomacal. Dicha retropulsión es favorecida por el gradiente de presión que se
establece a raíz de un reflejo de acomodación, producido por la inhibición del tono de la pared del cuerpo gástrico a
través del circuito reflejo vago-vagal.
Evacuación gástrica y papel del píloro . La evacuación gástrica es el resultado del efecto neto de las fuerzas
propulsivas y la resistencia al flujo producida por el estrechamiento pilórico. Además, es de gran importancia la
capacidad del duodeno para acomodar y propulsar el quimo. La presión que desarrolla el antro distal es importante
para la evacuación gástrica tanto de sólidos como de líquidos (Fig. 11).
La contracción pilórica permite que una fracción del quimo propulsado sea evacuada antes de que el grado de oclusión
del esfínter determine la retropulsión. El proceso se repite hasta que la totalidad del contenido gástrico pueda ser
evacuada. Como también el duodeno desarrolla actividad contráctil, es importante que la contracción pilórica se
mantenga, para impedir el reflujo del quimo al estómago. Según lo expuesto, la evacuación gástrica requiere una
adecuada coordinación de la motilidad contráctil del cuerpo gástrico, de la contractilidad antropilórica y de la actividad
motora duodenal. Para que ello ocurra, es necesaria la integridad de la inervación intramural y de la continuidad
muscular.
La consistencia de los alimentos es importante para la velocidad de evacuación; los líquidos son evacuados más
rápidamente que los sólidos, que deben, por tanto, ser llevados a una consistencia semilíquida.
Los sólidos no digeribles permanecen en el estómago durante un tiempo prolongado, pero si su volumen no es
limitante, pueden ser evacuados una vez que se ha completado la evacuación de los sólidos digeribles.
El volumen del bolo alimenticio determina el grado de distensión gástrica, con la consiguiente estimulación de
mecanorreceptores ubicados en serie con las fibras musculares circulares de la pared; existe una relación directa entre
la frecuencia de las contracciones del antro y el volumen evacuado por el estómago en el tiempo.
Los componentes alimenticios afectan la evacuación gástrica, y en tal sentido las grasas son evacuadas más
lentamente que las proteínas o los carbohidratos.
2. Factores que actúan en el duodeno. La llegada del quimo ácido al duodeno produce su distensión, estimulando a los
mecanorreceptores de la pared. El pH ácido es detectado por quimiorreceptores y los aumentos de osmolaridad por
osmorreceptores, ambos presentes en la mucosa del duodeno. En todos los casos el efecto resultante es: disminución de
la motilidad del antro, aumento de la contractilidad del píloro, e inhibición del tránsito gastroduodenal. Este
comportamiento se conoce como reflejo enterogástrico, el cual es conducido por circuitos reflejos vago-vagales y
constituye un ejemplo de retroalimentación negativa.
La presencia en el duodeno de productos derivados de la lipólisis, como ácidos grasos, también inhibe la evacuación
gástrica por aumento de la contractilidad duodenal y pilórica y disminución de la motilidad del antro. La lipólisis se
produce por la lipasa gástrica y la pancreática; La lipasa gástrica se libera por la acción de la CCC, la gastrina y la
acetilcolina, y la pancreática por la CCC y la acetilcolina.
3. Factores endocrinos. Existen evidencias de que la evacuación gástrica es más lenta en las mujeres que en los varones ,
y se ha implicado en ese efecto a las hormonas ováricas circulantes. La gastrina, una hormona gástrica, puede
estimular ligeramente la motilidad del estómago, pero por su efecto liberador de lipasa gástrica su acción predominante
puede ser de inhibición. Las células musculares lisas del estómago poseen también receptores para la bombesina y para
péptidos relacionados con ésta, que estimulan la actividad contráctil del órgano. La contractilidad de la musculatura lisa
del estómago también puede estimularse por la endotelina 1, péptido de potente efecto vasoconstrictor el cual es
producido por las células endoteliales de los vasos sanguíneos.
VÓMITO
El reflejo del vómito no representa un hecho fisiológico, pero puede inducirse por estímulos aferentes procedentes de
zonas sensoriales del tracto digestivo, de otras vísceras abdominales, de los laberintos, o por acción central directa que
ejercen ciertos compuestos farmacológicos (apomorfina, emetina, etc), o por estímulos mecánicos producidos por un
aumento de la presión intracraneal.
Distintos estímulos actúan sobre grupos de neuronas de la formación reticular lateral del bulbo raquídeo (centro del
vómito). Estas neuronas, se encuentran interrelacionadas con fibras y células nerviosas involucradas en distintas
funciones. La vía eferente está dada por fibras del simpático y de los nervios vagos y frénico; los impulsos eferentes, al
actuar sobre distintos efectores, producen una respuesta compleja en la cual la sensación de náusea, la hipersecreción
salival y sudorípara y la aceleración de la frecuencia cardiaca preceden a la expulsión del contenido gástrico.
Esta última se desarrolla en dos etapas: 1) en la primera se relaja el cuerpo del estómago y se contrae la región
antropilórica, a la vez que se relajan los esfínteres esofágicos inferior y superior; 2) en la segunda se produce una
inspiración forzada, se cierra la glotis y se contraen el diafragma y los músculos abdominales, con lo cual aumenta la
presión intragástrica. Esto determina la evacuación del contenido hacia la boca y el exterior, a través del esófago
relajado. En este momento se suspende la respiración y se produce el ascenso del velo del paladar.
MOTlLIDAD INTESTINAL
La función motora del intestino tiene por objeto coordinar una variedad de movimientos que posibiliten la mezcla del
contenido con los productos de secreción de las células glandulares y su desplazamiento o propulsión hacia los
segmentos distales.
Motilidad del intestino delgado
La motilidad de este sector del tracto digestivo presenta características distintas en los estados interdigestivos y con la
llegada del quimo ácido.
MotiIidad del intestino delgado en los estados interdigestivos.
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Durante el ayuno se ha descrito un patrón de actividad electromecánica observada en el músculo liso GI denominado
complejo mioeléctrico (motor) migratorio (CMM). Su función consiste en mantener la luz intestinal "limpia" de
nutrientes o residuos, durante el intervalo entre las ingestas. El CMM comienza en el estómago proximal y se propaga
distalmente a lo largo del intestino delgado. Cuando el ciclo de actividad alcanza el íleon terminal, se inicia un nuevo
ciclo en el estómago.
El CMM consta de tres fases (Fig 12): 1) fase I, caracterizada por ausencia de actividad; 2) fase II, de actividad
espontánea irregular; 3) fase III, de actividad rítmica. En el hombre este ciclo de actividad mioeléctrica, producida por la
descarga de potenciales de espiga, dura de 90 a 120 minutos. La actividad mioeléctrica se correlaciona con la actividad
motora del ML intestinal y con la presión intraluminal. Como consecuencia de la actividad mioeléctrica y contráctil se
produce la propulsión distal del contenido intestinal.
Motilidad del intestino delgado producida por la llegada del quimo.
Paralela a la actividad motora, hay un incremento de la secreción gástrica, biliar y pancreática, que probablemente
ayudan en la actividad de limpieza del CMM y previenen la acumulación de bacterias en el segmento proximal del tubo
digestivo. La naturaleza periódica de CMM es controlado por el SNC y puede ser implementado en parte por la motilina.
Los movimientos básicos, al igual que en otros sectores del tracto digestivo, son la segmentación y el peristaltismo.
Los movimientos de segmentación son contracciones localizadas, que se alternan en su lugar de producción,
permitiendo la sucesiva división del contenido en partículas menores y su mezcla con las secreciones que se vuelcan en
la luz intestinal. La frecuencia de los movimientos de segmentación es mayor en el duodeno (11-12/min) y menor en el
íleon (8-9/min). Los movimientos de segmentación no producen desplazamientos netos del contenido intestinal.
Los movimientos peristálticos están dados por ondas de contracción oral (proximal) precedidas por la relajación caudal
(distal) de la pared del intestino. Como el intestino se comporta como un cilindro de área constante, la contracción de la
pared disminuye el radio y aumenta la presión intraluminal, lo cual favorece la propulsión del contenido; por otra parte,
la relajación por delante de la zona contraída expande la luz y reduce la presión intraluminal durante el pasaje de la
masa propulsada, lo que permite su desplazamiento neto en sentido distal.
Ambos tipos de movimientos son iniciados por el estiramiento de fibras musculares lisas circulares o por la estimulación
de receptores de la mucosa, producidos por la llegada del quimo. Los movimientos peristálticos se propagan en general
a lo largo de trayectos cortos (5 a 10 cm/min.), con lo cual el tránsito del contenido intestinal demora varias horas en
alcanzar la válvula ileocecal. Esto se debe a que si bien las ondas lentas pueden propagarse a lo largo de distancias
largas, los potenciales de acción solamente son propagados unos pocos mm.
En la unión íleon-ciego, los pliegues de la válvula ileocecal impiden el reflujo del contenido del colon. Además, el íleon
distal posee en su porción final un engrosamiento muscular, que constituye el esfínter ileocecal (Fig. 13).
En el íleon terminal se acumulan residuos alimenticios, que al llegar al ciego provoca su distensión, esto a su vez,
estimula la contracción del esfínter ileocecal y la relajación del íleon terminal. En consecuencia, el contenido intestinal
es transferido lentamente al ciego; pero si se ingieren más alimentos, el íleon se vacía rápidamente por el aumento de
su actividad fásica motora (reflejo gastroentérico o gastroileal).
a. En el ciego y en el colon ascendente predominan los movimientos peristálticos, que se inician en marcapasos
ubicados cerca de la base del ciego. Este peristaltismo tiene la particularidad de ser retrógrado, por lo cual el contenido
es impulsado y retropulsado, lo que prolonga su permanencia en esos segmentos y favorece la absorción de agua y
electrolitos.
b. En el colon transverso y el descendente predominan los movimientos de segmentación. Estas contracciones
segmentarias dan a los sectores involucrados un aspecto de guirnalda; dichas saculaciones se denominan haustras
colónicas (Fig. 13).
c. En los segmentos del colon distal se observa actividad motora netamente propulsiva. En el colon sigmoideo se han detectado
contracciones de gran amplitud que se propagan en sentido caudal y que están relacionadas con las comidas y con el deseo de
defecar. Cuando se produce la contracción generalizada de los segmentos del colon distal, ocurre el movimiento en masa, el cual
impulsa a las heces hacia el recto. Esto ocurre tres a cuatro veces al día.
DEFECACIÓN
La expulsión de las heces al exterior constituye el acto de la defecación. Dicho proceso fisiológico se desencadena por el
movimiento en masa y en el cual participan factores nerviosos (reflejo gastrocólico) y hormonales, inducidos por la
ingestión de alimentos.
En condiciones fisiológicas normales el movimiento en masa no provoca sensación alguna, pero la llegada de un
volumen adecuado de heces al recto produce su distensión, promoviendo la necesidad de defecar. La actividad del
esfínter anal interno, compuesto de músculo liso, es involuntaria, mientras que la del externo, constituido de músculo
esquelético, se encuentra bajo control voluntario. La distensión del recto por un movimiento masivo produce la
relajación refleja del esfínter anal interno y la contracción del esfínter anal externo. El reflejo es conducido por los
nervios espinales sacros que incluyen a los componentes somáticos y autónomos parasimpáticos. En los infantes la
sensación de llenura rectal resulta en defecación refleja. En niños mayores y adultos el reflejo es conducido bajo control
voluntario y la sensación de
llenura se reconoce como una urgencia para defecar. Si las condiciones están dadas, la urgencia es seguida por relajación
voluntaria del esfínter anal externo. Una serie de contracciones reflejas en el colon descendente, sigmoide y recto
permite entonces la evacuación de las heces. Estas contracciones son asistidas por un incremento en la presión de la
cavidad abdominal seguida al momento por contracciones del músculo esquelético abdominal (Fig. 14).
En caso de no producirse la defecación, la contracción del esfínter anal externo es suficiente para detener las
contracciones del recto, y la urgencia de defecar se calma. La secuencia de estimulación y el posponer voluntariamente la
defecación, puede repetirse muchas veces, debido a que el recto puede acomodar una gran cantidad de material
mediante la relajación del mismo.
III. SECRECIÓN
La secreción desempeña importantes funciones en el sistema digestivo. Las sustancias liberadas por acción de efectores
específicos sobre las células secretoras, se pueden clasificar en neurocrinas, endocrinas o paracrinas. Las sustancias
neurocrinas son liberadas en las terminaciones de las neuronas que inervan a las células secretoras; los moduladores
endocrinos producidos por células específicas localizadas a cierta distancia de las células diana las alcanzan a través de
la circulación, y las sustancias reguladoras paracrinas liberadas cerca de las células diana las alcanzan mediante la
difusión. Toda sustancia que estimula la secreción celular, se denomina secretagogo. A continuación se describe un
grupo de sustancias que influyen en la función gastrointestinal. Las hormonas peptídicas gastrointestinal
colecistocinina (CCC) y gastrina ejercen sus funciones biológicas vía receptores de RCCC-B y RCCCA respectivamente.
16
GASTRINA: producida por las células G del antro gástrico, es secretada por la presencia de ciertos alimentos en el
lumen, especialmente péptidos, ciertos aminoácidos (aa) y calcio, siendo un regulador central de la secreción de ácido
gástrico. La secreción de esta hormona se inhibe cuando el pH del lumen es menor de 3. Se asocia a receptores en las
células parietales y en las células semejantes a las enterocromafinas (ECL). Se sintetiza como preprohormona (figura
15), que clivada postraduccionalmente forma péptidos con idéntico C-terminal. La gastrina-34 (gastrina grande), es la
forma circulante predominante, pero su bioactividad total está presente en péptidos pequeños (gastrina-14 o
minigastrina), preservados en los cinco aa C-terminal de la gastrina (pentagastrina), aa idénticos al de la colecistocinina
(CCC), lo cual explica los efectos biológicos similares. El receptor de gastrina también se asocia a la CCC (CCC-B). La
asociación de la gastrina a este receptor, incrementa la producción de inositol fosfato, la concentración intracelular de
Ca++, y la activación de una proteína quinasa C (ver figura 27).
La gastrina tiene, al menos, dos efectos principales
sobre la función GI:
Estimula la secreción gástrica: Los receptores de
gastrina en las células parietales enlazan a la gastrina,
junto con la histamina y la acetilcolina, estimulando la
secreción de ácido desde las células parietales. Cuando
la gastrina se une a los receptores de las células ECL, se
libera histamina, la cual se asocia a los receptores H2 en las células parietales, estimulando la secreción de ácido (ver
figura 27).
Está involucrada en el crecimiento y diferenciación de la mucosa gástrica y colonica y el crecimiento de las
células parietales del estómago. El tratamiento con gastrina estimula la síntesis de DNA, RNA y de proteínas en la
mucosa gástrica e incrementa el número de células parietales. En adición, la gastrina también estimula a las células
acinares pancreáticas al asociarse a receptores de CCC. Estudios farmacológicos apoyan el papel de la gastrina en la
regulación de la motilidad gástrica, debido a la presencia de receptores de gastrina encontrados en ciertas
poblaciones de células de músculo liso gástrico.
COLECISTOCININA (CCC, Ó CCK): al igual que la gastrina, la CCC es un péptido lineal sintetizado como preprohormona
y clivado por proteólisis genera péptidos con similar extremo C-terminal, siendo su bioactividad total retenida en CCC-8
(CCC de 8 aa). Dos receptores enlazan a la CCC: el receptor de CCCA abunda en las células de los acinos pancreáticos y
el de CCCB el cual también funciona como receptor para gastrina, predomina en el cerebro y en el estómago.
La CCC es liberada por las células I de la mucosa del duodeno y la porción alta del yeyuno, en respuesta a la presencia de
proteasas y peptonas, producto de la digestión parcial de las proteínas, y AG de cadena larga; los ácidos también
inducen su liberación en menor cantidad. La CCC estimula la liberación de las enzimas digestivas del páncreas y de bilis
de la vesícula biliar, hacia el intestino delgado. La CCC también es producida por neuronas del SNE y abunda en el
cerebro.
Control y efectos fisiológicos de la colecistocinina
El contenido alimenticio (macromoléculas) que llega al intestino delgado (proteínas, polisacáridos y triglicéridos) debe
ser transformado en moléculas más pequeñas (aa, monosacáridos, ácidos grasos) para ser absorbido. Las enzimas
digestivas del páncreas y las sales biliares del hígado son críticas para tal digestión.
La CCC es el estímulo principal para la liberación de las enzimas
pancreáticas y de bilis en el intestino delgado (Fig. 16).
La elevación de la concentración sanguínea de CCC tiene efectos que
facilitan la digestión:
Liberación de las enzimas digestivas desde el páncreas al duodeno. Las
enzimas pancreáticas y la bilis fluyen a través de los conductos hasta el
duodeno permitiendo la digestión y absorción de moléculas que
estimulan la secreción de CCC. Así, cuando se completa la absorción,
cesa la secreción de CCC.
Contracción de la vesicular biliar para liberar bilis en el duodeno.
También estimula la secreción de sales biliares en el sistema biliar.
17
SECRETINA: es secretada por las células S de la mucosa del duodeno y parte superior del yeyuno, en respuesta al HCl
del quimo que libera y activa a esta hormona en el intestino delgado; sintetizada como una preprohormona y procesada
por proteólisis, produce un péptido de 27-aa que retiene su bioactividad.
Control y efectos fisiológicos de la secretina
Estimula al páncreas para liberar un fluido rico en bicarbonato. El ion bicarbonato, una base que sirve para neutralizar el
ácido, previene las quemaduras y estabiliza el pH, permitiendo la acción de otras enzimas digestivas. Un efecto similar,
pero cuantitativamente de menor importancia, en respuesta a la secretina, ocurre desde las células de los conductos
biliares con la salida adicional de bicarbonato hacia el intestino delgado. Cuando el pH del intestino aumenta hacia la
neutralidad, se detiene la liberación de secretina.
POLIPÉPTIDO INTESTINAL VASOACTIVO (VIP): el VIP es un péptido de 28-aa relacionado estructuralmente con la
secretina. Separado inicialmente de un extracto intestinal mostró ser un potente vasodilatador. Es un neurotransmisor
inhibidor importante que induce relajación del músculo liso GI (esfínter esofágico inferior, estómago y vesícula biliar)
para posibilitar respuestas específicas de motilidad, como la peristalsis; también estimula la secreción de agua en el jugo
pancreático y bilis, e inhibe la absorción de ácido gástrico en el lumen intestinal.
PÉPTIDO INHIBIDOR GÁSTRICO (GIP): el GIP, o péptido insulinotrópico dependiente de glucosa, es miembro de la
familia de la secretina y fue descubierto como un factor en un extracto intestinal que inhibía la motilidad gástrica y la
secreción de ácido. Al igual que la secretina, se secreta de las células endocrinas del intestino (células K).
HISTAMINA: secretada desde las células semejantes a las enterocromafinas (ECL), un tipo de células neuroendocrinas
de la mucosa gástrica subyacente al epitelio, prevalecen en las regiones del estómago secretoras de ácido (Fig. 17).
Las células ECL sintetizan y secretan histamina en respuesta a la
estimulación por la hormona gastrina. La gastrina llega a las células
ECL vía sanguínea. La histamina y la gastrina, son reguladores
positivos primarios de la secreción de ácido desde las células
parietales.
SOMATOSTATINA (SS): inicialmente fue descubierta en extractos del hipotálamo e identificada como una hormona
que inhibe la secreción de la hormona de crecimiento. Posteriormente, se encontró que la somatostatina es secretada
por varios tejidos, entre ellos: páncreas, tracto intestinal y regiones del SNC. Sintetizada como preprosomatostatina
genera dos formas (la SS-14 y la SS-28). La SS-14 es producida en el sistema nervioso y aparentemente es la única forma
secretada por el páncreas, mientras que el intestino secreta mayormente SS-28.
Receptores y mecanismo de acción
Se han identificado cinco receptores para la somatostatina, todos miembros de receptores acoplados a la proteína G.
Cada uno de los receptores activa mecanismos distintos de señalamiento intracelular, no obstante, todos inhiben a la
adenilciclasa.
Efectos fisiológicos
La somatostatina actúa por vía endocrina y paracrina para afectar a sus células diana. La mayoría de la SS circulante
proviene del páncreas y del TGI. Su efecto fisiológico es básicamente "inhibir la secreción de otras hormonas".
En el páncreas: la SS parece actuar primariamente de manera paracrina, inhibiendo tanto la secreción de insulina y
glucagon, y suprimiendo las secreciones exocrinas del páncreas al inhibir a la colecistocinina, enzima que estimula la
secreción de enzimas y de la secretina que estimula la secreción de bicarbonato.
18
En el tracto gastrointestinal: la SS secretada por células D, dispersas en el epitelio GI, y por neuronas del SNE, inhibe
la secreción de otras hormonas, incluyendo a la gastrina, CCC, secretina y VIP. Adicionalmente, la SS tiene una variedad
de efectos inhibitorios sobre el TGI, el cual puede reflejar sus efectos sobre otras hormonas. La SS suprime la secreción
de HCl y pepsina, disminuye la velocidad de vaciamiento gástrico, y reduce la contracción de músculo liso y del flujo
sanguíneo intestinal. Colectivamente, estas actividades al parecer disminuyen la velocidad de absorción de nutrientes.
SECRECIÓN SALIVAL
Funciones: La saliva tiene funciones importantes como son:
1. Mantiene la boca húmeda.
2. Lubrica los alimentos y suaviza la deglución.
3. Es esencial para la salud bucal por su acción limpiadora; la merma en su secreción, facilita la aparición de caries e
infecciones de la mucosa. La saliva contiene factores que destruyen a las bacterias, tales como el ión tiocianato y la
enzima proteolítica lisosima, que ataca a las bacterias y ayuda al tiocianato a penetrar al interior de las bacterias
donde se transforma en bactericida. La saliva puede contener cantidades importantes de anticuerpos proteínicos
que destruyen a las bacterias bucales, incluyendo las que causan la caries dental.
4. Disuelve sólidos como azúcares, especias u otras sustancias, intensificando el gusto de la comida, hecho que facilita
la secreción de jugo gástrico por vía vagal.
5. Disuelve sustancias irritantes, haciendo posible su neutralización y contrarrestando los ácidos, mediante la
secreción de bicarbonato.
6. Inicia la digestión del almidón al mezclar los alimentos con la enzima -amilasa salival, durante la masticación.
La saliva tiene tres componentes principales:
1. una solución electrolítica ligeramente alcalina que se mezcla con los alimentos; 2. el moco el cual sirve como
lubricante; y 3. la enzima -amilasa.
De los tres pares de glándulas salivales principales, las submaxilares producen el 70% de la secreción normal diaria de
saliva, las parótidas un 25%, y las sublinguales el 5% remanente (Fig. 18). La velocidad de flujo de la saliva dentro de la
boca varía desde 0.1 ml/min en reposo hasta 4 ml/min durante una secreción máxima.
En las glándulas salivales hay tres tipos de células: 1. células mucosas que secretan mucinas; 2. células serosas que
secretan el fluido salival primario dentro de los acinos; y 3. células que forman los conductos salivales y modifican el
fluido primario. Las glándulas submandibulares y sublinguales contienen células serosas y mucosas y las parótidas sólo
tienen células serosas. La composición de la saliva depende de la secreción relativa de estas glándulas (Fig. 18).
Las glándulas salivales mixtas se asemejan en muchos aspectos al páncreas exocrino (Fig. 18 y 19). Las células acinares
serosas, de localización terminal, contienen gránulos de zimógeno con amilasa salival y otras proteínas salivales. Las
células mucosas de los acinos secretan mucinas, glicoproteínas de la saliva. Los conductos intercalados drenan el líquido
acinar en los conductos estriados, algo mayores, que se vacían en conductos más grandes. Las principales glándulas
salivales vierten su contenido en la boca por medio de un único y gran conducto.
Las glándulas salivales están inervadas por el SNA. Ambas ramas parasimpática y simpática, promueven la
estimulación de la secreción salival. Por efecto simpático se incrementa temporalmente la secreción, al causar la
contracción del ML asociado a las glándulas, mientras que el parasimpático produce un incremento sostenido de mayor
duración del flujo sanguíneo a las glándulas,
importante para promover la secreción. La
secreción salival se incrementa por la
presencia física de alimentos en la boca (un
reflejo intrínseco) y por estímulos visuales,
olfatorios, o mental (control extrínseco).
19
SECRECION GÁSTRICA
La superficie de la mucosa gástrica está cubierta por células epiteliales columnares que secretan moco y un líquido
alcalino que protege al epitelio de los traumatismos mecánicos y del ácido gástrico. Cada cm 2 de mucosa gástrica
contiene cerca de 20.000 depresiones (criptas). Cada cripta recibe la secreción de 3 a 7 glándulas gástricas (Fig. 23).
Las células del epitelio de superficie se extienden ligeramente hacia la abertura del conducto. Las glándulas gástricas
incluyen algunos tipos de células: en el cuello estrecho de la glándula, se encuentran las células mucosas que secretan
moco. Más profundamente, distribuidas a lo largo de toda la longitud de la glándula, se encuentran las células
parietales u oxínticas, que secretan HCl y factor intrínseco (FI), necesario para la absorción de la vitamina B12, y en la
base, las células pépticas o principales , que secretan pepsinógeno (Fig. 23). Las células oxínticas son muy numerosas
en las glándulas del fondo, mientras en la región pilórica (antro) hay escasas células oxínticas y pépticas, pero
abundantes células secretoras de moco. Las glándulas pilóricas también contienen células enteroendocrinas
llamadas células G que secretan gastrina.
21
Las células de la superficie de la mucosa secretan una mucina espesa que protege al epitelio del estómago y duodeno
de la abrasión, por la condición de acidez en el lumen, estas células son estimuladas por la irritación mecánica o química
y por el parasimpático. La protección de la superficie mucosa del estómago mediante la capa de moco que contiene
HCO3- se conoce como barrera mucosa gástrica. El tamponamiento por las secreciones ricas en HCO 3- de las células
epiteliales de la superficie y la restricción del movimiento de convección que provoca la intensa viscosidad de la capa
mucosa permite que el pH de la superficie celular permanezca cercano a 7, mientras que el pH del jugo gástrico es de 1
a 2 (Fig. 24). La barrera mucosa protectora no solo contiene nutrientes, sino que está repleto de microorganismos y
toxinas potencialmente hostiles, por lo cual puede ser dañada por: bacterias, inflamación viral, ciertos alimentos y
drogas tales como aspirina. La aspirina incrementa la secreción ácida al inhibir la síntesis de prostaglandinas, y puede
ser particularmente dañina cuando se toma en grandes cantidades o es consumida por individuos sensibles.
Durante el funcionamiento normal del estómago, las células del epitelio superficial se exfolian hacia la luz, a una
velocidad considerable, siendo reemplazadas por las células mucosas del cuello, que se diferencian en células del
epitelio cilíndrico y migran hacia la superficie desde el cuello glandular. La capacidad del estómago para reparar de esta
forma el daño de su epitelio superficial, es notoria.
Las células parietales tienen una ATPasa K +/H+, un sistema de transporte activo localizado en su superficie luminal, que
secreta activamente H+ en intercambio por K +. Esta ATPasa parece ser la principal bomba de H +. Cuando el H+ es
bombeado fuera de la célula parietal, deja atrás un exceso de HCO 3-, el cual fluye a favor de su gradiente
electroquímico, a través de la membrana basolateral.
La proteína que media el flujo de salida del HCO 3- transporta el
Cl- en dirección contraria. El Cl - se mueve en contra de su
gradiente de potencial electroquímico al interior celular, y la
energía para su transporte activo procede del movimiento a
favor del gradiente del HCO3-. El HCO3- que abandona la célula
parietal llega a la sangre, aumentando el pH de la sangre
venosa que abandona el estómago. Es así como el incremento
en la secreción de H+ que acompaña a una comida produce
aumento de la concentración de HCO 3- en el plasma. Este
fenómeno es conocido como marea alcalina.
El sistema de cotransporte Na +/Cl- en la membrana basolateral
permite que el Na+ penetre a la célula a favor de su gradiente de
potencial electroquímico. El mantenimiento del gradiente del
Na+ depende de la acción de la ATPasa Na+/K+ de la membrana
basolateral. Como resultado de la acción del contratransporte
Cl-/HCO3- y del cotransporte Na+/Cl-, el Cl- se concentra en el citoplasma de la célula parietal y la abandona por la
membrana apical, mediante transporte facilitado. Siendo que el pH plasmático es 7.4 y el pH del fluido secretado es
0.84, los H+ son secretados en contra de un gradiente de concentración (2x10 6 a 1). Esto requiere una gran cantidad
de ATP ya que las células parietales consumen casi todo el 0 2 que llega al estómago. Esta demanda energética está
asegurada por el gran número de mitocondrias presentes en el citoplasma de las células parietales.
En cuanto a los mecanismos intracelulares de los agonistas de las células parietales , moléculas de señalamiento
extracelular regulan los eventos intracelulares. Las células parietales poseen receptores para la acetilcolina (ACh)
(receptor muscarínico tipo M3), gastrina (receptores de gastrina - CCC-B) e histamina (receptores H2). La histamina de
las células ECL puede ser el modulador primario de la secreción de ácido, pero la magnitud de los estímulos parece
resultar de un complejo aditivo o de la interacción múltiple de señales, de cada tipo. Por ejemplo, la baja cantidad de
histamina liberada en la mucosa gástrica, solo estimula débilmente la secreción ácida, igualmente ocurre con niveles
bajos de gastrina o ACh, mientras que al estar presentes, a la vez, niveles bajos de cada una, la secreción de ácido es
fuerte. La ACh, la histamina y la gastrina son los tres secretagogos naturales que actúan directamente sobre las células
parietales para aumentar la velocidad de secreción ácida. En la figura 27 se observa que: la ACh (liberada desde nervios
terminales colinérgicos), la histamina (regulador paracrino), y la gastrina, al enlazarse a receptores específicos en la
membrana de la célula parietal, estimulan la secreción de HCl.
La ACh estimula la secreción ácida al asociarse a receptores M3 sobre la membrana basal de las células parietales,
permitiendo la apertura de canales de Ca ++, la entrada de Ca++ a la célula e incremento del nivel citosólico de Ca ++
libre. La ACh también permite que el Ca ++ sea liberado desde los depósitos intracelulares; este incremento promueve la
secreción de HCl.
La histamina, principal mediador fisiológico de la secreción de HCl , estimula directamente la secreción de
ácido al actuar sobre los receptores H2 de las células parietales e indirectamente por activación de los
receptores H3 acoplados a la inhibición de la secreción de somatostatina .
Cuando la histamina se enlaza a los receptores H2 en las membranas de las células parietales aumenta la secreción de
ácido, debido a que la activación de la adenilciclasa (AC) en la membrana plasmática, produce incremento en el nivel
citosólico de AMPc y activación de la proteína quinasa A (PKA), la cual activa la fosforilación de proteínas del
citoesqueleto, involucradas en el transporte de la H +/K+ ATPasa desde el citoplasma hasta la membrana plasmática,
activándose así la bomba protónica (Fig. 27).
La gastrina, la principal hormona que estimula la secreción de ácido, se libera durante la ingestión de una
comida por activación vagal y por neuronas intramurales; se enlaza a receptores de gastrina/CCC-B en:
células parietales, células ECL, células que liberan somatostatina y neuronas aferentes vagales. La gastrina
al elevar el nivel de Ca++ en las células parietales, estimula la secreción de ácido (Fig. 27). Las prostaglandinas
de las series E é I, la somatostatina, el factor de crecimiento epidermal (EGF) y el factor de crecimiento
transformante- (TGF, actúan sobre las células parietales inhibiendo la secreción de HCl. Las
prostaglandinas se unen a un receptor de PGE2 sobre las células parietales, activando a una “proteína G inhibidora”
(Gi), que enlaza GTP e inhibe a la adenilciclasa (Fig. 27).
24
La somatostatina, liberada de las células D en la mucosa gástrica e intestinal, inhibe la secreción de HCl al
activar a la proteína Gi (inhibidora); también puede inhibir la secreción ácida evocada por la movilización de los
agonistas de Ca++. La somatostatina puede inhibir la liberación de histamina desde las células ECL. Las células D ejercen
un control tónico paracrino sobre las células parietales, ECL y las células de gastrina . El EGF y otros factores de
crecimiento, tales como el TGF inhiben la secreción ácida al activar a proteínas Gi e inhibir los efectos de la ACh y la
gastrina (Fig. 27).
Control "in vivo" de la velocidad de secreción ácida
Durante la etapa basal o interdigestiva, una pequeña cantidad de jugo gástrico se secreta continuamente, sin estímulo
externo, a una velocidad cercana al 10% del máximo; pero bajo situación de tensión emocional o estrés del sujeto,
puede incrementarse de modo importante. La regulación de la secreción basal no es muy conocida. Los niveles basales
de ACh e histamina pueden estimular tónicamente a las células parietales. La secreción basal de ácido presenta ritmo
circadiano con un máximo a las 12 pm y un mínimo a las 7 am. La vía vagal tiene un papel importante en estas
variaciones de la etapa basal, ya que la atropina, la vagotomía y los bloqueantes H2 la suprimen.
Después de una comida, la velocidad de secreción ácida por el estómago se incrementa rápidamente. Hay tres fases de
incremento de la secreción ácida en respuesta a los alimentos: la fase cefálica (producida antes que los alimentos
lleguen al estómago), la fase gástrica (producida por la presencia de alimentos en el estómago), y la fase intestinal
(producida por mecanismos originados en el duodeno y la parte superior del yeyuno).
La Fase cefálica. Se desencadena por el aspecto visual, el olor y sabor de la comida, la contemplación y el recuerdo de
los alimentos agradables; mientras que las comidas de sabor desagradable producen poca o nula secreción de jugo
gástrico por esta vía (Fig. 28). La fase cefálica esta mediada totalmente por impulsos vago. Las fibras vagales
colinérgicas y las neuronas colinérgicas de los plexos intramurales son los principales mediadores de la fase cefálica. La
ACh liberada por estas neuronas estimula directamente a las células parietales para que secreten HCl. La ACh también
estimula la secreción ácida indirectamente,
liberando gastrina de las células G del antro y
duodeno, histamina de las células ECL de la mucosa
gástrica y pepsinógeno de las células principales. La
presencia de un pH bajo en el antro disminuye la
cantidad de HCl secretado durante la fase cefálica.
Durante esta fase, la ausencia de comida en el
estómago, capaz de tamponar el ácido secretado, el
pH del contenido antral disminuye rápidamente. El
pH bajo limita la cantidad de ácido secretado por
efecto directo sobre las células parietales y sobre las
células G.
Fase gástrica. Cuando el bolo alimenticio alcanza el
estómago se distienden sus paredes (área glandular
oxíntica, principalmente), y activan los receptores de
estiramiento iniciando reflejos locales y centrales
(reflejo vago-vagal) que provoca secreción de HCl.
El aumento de pH gástrico estimula la secreción de gastrina. Los hidrolizados proteicos, producto de la acción de la
pepsina, también aumentan la concentración de gastrina, asimismo, los aa levógiros son secretagogos muy potentes.
La llegada sucesiva de alimentos eleva el pH gástrico (3 - 3.5) produciéndose nuevamente secreción de gastrina hasta
alcanzar un pH de 1.5 y nuevamente se inhibe su liberación; el proceso continúa hasta que exista alimento en el
estómago. Las respuestas desencadenadas por la distensión gástrica pueden ser bloqueadas eficazmente bañando la
superficie mucosa con una solución ácida con pH 2 ó inferior. Una vez saturada la capacidad de tamponamiento del
contenido gástrico, el pH gástrico disminuye rápidamente y la liberación ácida queda muy inhibida. Este es el
mecanismo por el cual la acidez del contenido gástrico se regula a sí mismo. Se cree que este mecanismo es mediado a
través de terminaciones nerviosas colinérgicas y no colinérgicas, y por la somatostatina (Fig. 29).
25
En la Fase intestinal, la presencia de quimo en el duodeno inicia respuestas nerviosas y endocrinas, las cuales primero
estimulan y luego inhiben la secreción ácida del estómago. Al principio del vaciamiento gástrico, cuando el pH del
quimo gástrico es superior a 3, predominan las influencias estimuladoras. Después, cuando la capacidad de
tamponamiento del quimo gástrico se agota y el pH del quimo que llega al duodeno es menor de 3, prevalecen las
influencias inhibidoras (Fig. 30).
La secreción gástrica aumenta por la distensión duodenal y por la presencia, en el duodeno, de péptidos y aa, los cuales
estimulan a las células G duodenales para liberar gastrina. La gastrina al llegar a las células parietales por vía sanguínea
estimula la secreción de ácido. Los aa sanguíneos también pueden estimular la liberación de gastrina.
La inhibición de la secreción gástrica es mediada por mecanismos nerviosos y hormonales.
La inhibición por la vía nerviosa. Es producida por un reflejo mediado por nervios extrínsecos, que involucran fibras
aferentes vagales y esplácnicas activadas por quimiorreceptores de la mucosa duodenal sensible al pH ácido.
La inhibición por la vía hormonal ocurre por : La presencia de ácido en el duodeno, que induce la liberación de
secretina a la sangre, la secretina inhibe la secreción ácida del estómago de dos formas : inhibiendo la liberación
de gastrina por las células G, e inhibiendo la respuesta de las células parietales a los secretagogos.
La presencia de grasas en el duodeno (efecto enterogastrona), ocurre cuando la CCC liberada, llega a las células D
antrales y fúndicas que poseen receptores de CCC (A y B); los receptores B (CCC-B) fijan CCC y gastrina (por su estructura
similar), estimulando la secreción de HCl, pero al unirse a los receptores A (CCC-A) de las células D, estimula la secreción
de somatostatina, inhibiendo la secreción de HCl. El péptido inhibidor gástrico (GIP) inhibe la secreción ácida al suprimir
la liberación de gastrina e inhibir directamente la secreción ácida de las células parietales.
SECRECIÓN PANCREÁTICA
El páncreas se deriva del duodeno en evolución, y semejante al
duodeno interviene tanto en las funciones digestivas como en las
endocrinas. No obstante, estas funciones las realizan distintas
partes del páncreas: Una pequeña porción endocrina (2% del
volumen del páncreas) consiste de numerosos islotes (islotes de
Langerhans) esparcidos en la gran masa de tejido exocrino. Los
islotes de Langerhans secretan algunas hormonas importantes en la
regulación del metabolismo, incluyendo insulina, glucagon y
somatostatina. El páncreas exocrino consiste de acinos bulbosos
que desembocan en conductos que luego emergen para formar el
conducto pancreático principal (Fig. 31).
El jugo pancreático consta de un componente acuoso, rico en HCO3-,
que ayuda a neutralizar el contenido duodenal, y un componente
enzimático, que contiene enzimas las cuales intervienen en la
digestión. Las células acinares secretan las enzimas, y los conductos
celulares secretan una solución electrolítica primaria.
El HCO3− es un ion indispensable presente en los fluidos secretados, incluyendo el jugo pancreático y la saliva, es el
buffer biológico que mantiene el pH para proteger contra fluctuaciones tóxicas intra y extracelulares. Como un ion
caotrópico, facilita la solubilización de macromoléculas (semejante a enzimas digestivas y mucinas) en los fluidos
biológicos y estimula la secreción de mucinas. El HCO 3− secretado por las células del páncreas exocrino neutraliza la
acidez gástrica brindando el pH óptimo necesario para la función de las enzimas digestivas en el duodeno. Debido al pH
ácido, la secreción de HCO3− en la cavidad oral, protege contra la erosión del esmalte.
En la fase cefálica, la estimulación proviene de la integración de estímulos como el masticar, oler o saborear. Es
responsable de casi el 40% de la secreción pancreática. Los estímulos viajan por vía vagal a los acinos y conductos
pancreáticos. Las señales nerviosas que causan la secreción en el estómago también causan la secreción de ACh por las
terminaciones vagales del páncreas. Ello induce la secreción de cantidades moderadas de enzimas en los acinos
pancreáticos. Sin embargo, el flujo excretado hacia el exterior de los conductos pancreáticos en dirección al intestino es
escaso, porque solo se secretan pequeñas cantidades de agua, electrolitos y enzimas.
La fase gástrica, se inicia con la distensión del estómago al llegar el bolo alimenticio, y por la presencia de aa y péptidos
en la luz del estómago, se activan reflejos vago-vagales que aumentan la secreción de GASTRINA, en esta fase la mayor
secreción es la de enzimas pancreáticas y no de agua y bicarbonato. Su aporte en la secreción pancreática es menor del
10% de la secreción total. La vagotomía suprime esta fase.
La fase intestinal, es la más importante de la secreción pancreática. Se inicia con la entrada del quimo gástrico a la luz
del duodeno y en el cual interviene el nervio vago, la secretina y la CCC.
La secretina y la CCC son secretadas por las células endocrinas del duodeno. La CCC es estimulada por la presencia de
ácidos grasos (AG) (con mayor intensidad los AG saturados con más de 8 carbonos). Los triglicéridos (TG) neutros no
estimulan la secreción pancreática a menos que se produzca lipólisis de ellos. También se piensa que hay receptores
específicos para aa y oligopeptidos que estimulan esta fase.
La presencia de un pH bajo en el quimo, de origen gástrico, estimula la producción de secretina. La secreción de
bicarbonato es proporcional a la carga de ácido en el duodeno. La secretina estimula la secreción pancreática de
grandes cantidades de líquido con una alta concentración de HCO 3-, pero con poco Cl-. Sin embargo, cuando el
páncreas es estimulado únicamente por la secretina, el líquido casi no contiene enzimas porque esta hormona no
actúa en las células de los acinos (ver control y efectos fisiológicos de la secretina citados antes).
COLECISTOCININA (CCC)
La CCC llega al páncreas, vía sanguínea e induce la secreción de grandes cantidades de enzimas digestivas desde las
células acinares, con efecto similar al de la estimulación vagal, pero mucho más pronunciado. La CCC también tiene un
efecto muy potente para aumentar la contractilidad de la vesícula biliar, expulsando bilis hacia el intestino delgado.
Asimismo, retrasa el vaciamiento de los alimentos desde el estómago, dando tiempo suficiente para que las grasas sean
digeridas en la parte alta del tubo digestivo (ver control y efectos fisiológicos de la CCC citado antes).
El componente acuoso del jugo pancreático es elaborado principalmente por las células epiteliales columnares que
revisten los conductos. La [Na +] y [K+] del jugo pancreático es similar a la del plasma. Los aniones principales son el HCO 3-
y el Cl-. La [HCO3-] varía desde aprox. 70 mEq/L, a velocidades bajas de secreción, hasta de 100 mEq/L a velocidades altas
de secreción. Las [HCO3-] y [Cl-] varían en proporción inversa (Fig. 32). El componente acuoso secretado por las células de
los conductos es ligeramente hipertónico y tiene una alta [HCO 3-]. A medida que avanza por los conductos, el agua fluye a
través del epitelio hacia el jugo pancreático haciéndolo isotónico. Parte del HCO 3- se intercambia por Cl- (Fig. 33).
El mecanismo celular que forma el fluido pancreático primario en los conductos, es similar al de la secreción de ácido
gástrico, pero opuesto en dirección. En las células, el CO 2 y el H20 por acción de la anhidrasa carbónica (AC) forman ácido
carbónico (H2CO3), el cual se disocia en H + y HCO3-. El HCO3- se mueve hacia la luz en intercambio por Cl -. El H+ deja la
célula a través del intercambiador Na +/H+ localizada en la membrana basolateral. Los iones Na +, K+ y Cl- y el agua se
mueven hacia la luz. La bomba Na +/K+ localizada en la membrana basolateral mantiene la concentración intracelular de
Na+ a un nivel más bajo que el del fluido extracelular, brindando la energía para el proceso completo (Fig. 34).
27
La secreción y fluido de HCO3− es vital para la función de todo el epitelio, necesario para la supervivencia del tejido.
Esta secreción desde las glándulas, es un proceso que ocurre en dos pasos. Las células acinares secretan un líquido
isotónico, siendo la principal sal el NaCl. En los conductos, el volumen y la composición de electrolitos del fluido se
modifica, absorbiendo Cl− y secretando HCO3−. El volumen secretado por las células acinares y los conductos y la
modificación de la composición de electrolitos del fluido secretado, varía entre las glándulas secretorias permitiendo las
funciones fisiológicas. En el páncreas, las células acinares secretan una pequeña cantidad de fluido rico en NaCl, mientras
que en los conductos se absorbe Cl− y secreta HCO3− (Fig. 34).
La secreción pancreática es controlada por el sistema nervioso entérico . El principal neurotransmisor que actúa
sobre las células acinares y conductos es la ACh secretada por fibras vagales. Los acinos y conductos expresan
receptores colinérgicos M1 y M3, siendo el M3 el principal tipo de receptor que actúa incrementando el Ca 2+
citoplasmático. Los nervios terminales parasimpáticos contienen otros neurotransmisores, incluyendo el péptido
intestinal vasoactivo (VIP) y el ATP. En humanos, la estimulación colinérgica resulta en la secreción de enzimas por las
células acinares y aumento de la secretina por la secreción de los conductos por la sinergia Ca 2+-cAMP. Otros
neurotransmisores que actúan sobre el páncreas exocrino son el Neuropéptido Y (NPY), galanina e histidina isoleucina
que tienen efecto modulador vaso-activo con el NPY controlando principalmente el flujo sanguíneo para inducir
vasoconstricción e inhibición de la secreción pancreática. La Sustancia P y el gene relacionado con el péptido de la
calcitonina (CGRP) están colocalizados en la misma neurona y actúan como neurotransmisores inhibitorios.
28
ENZIMAS PANCREÁTICAS
Las células acinares localizadas en el extremo de los conductos pancreáticos secretan enzimas digestivas o hidrolíticas
en forma de gránulos de zimógeno, precursores inactivos de las enzimas digestivas que luego son activadas en el
intestino. Las vesículas asociadas a membranas contienen los zimógenos que son liberados por exocitosis. Las
categorías de enzimas liberadas desde el páncreas son: 1. Proteasas (tripsina, quimotripsina y carboxipeptidasas)
específicas para enlaces peptídicos particulares; existen inhibidores de la actividad proteolítica, particularmente el de la
tripsina, el cual se fija temporalmente a la tripsina constituyendo un complejo inactivo que ejerce un efecto protector
del tejido pancreático. En el duodeno el inhibidor es hidrolizado y los péptidos resultantes son absorbidos. 2. Nucleasas
que hidrolizan RNA y DNA a sus nucleótidos constituyentes, 3. Elastasas que digieren las moléculas de colágeno del
tejido conectivo, 4. Fosfolipasas que reducen fosfolípidos hasta AG y un compuesto polar, 5. Lipasas que degradan TG
en AG y glicerol, y 6. Una amilasa pancreática similar al de la saliva (Fig. 35).
Los zimógenos son activados de la manera siguiente: La enteroquinasa (enteropeptidasa), enzima asociada a las
membranas del intestino convierte al tripsinógeno en tripsina; la tripsina activa a los otros zimógenos pancreáticos
removiéndoles pequeños péptidos específicos. La tripsina también es capaz de activar al tripsinógeno, produciendo
tripsina. El páncreas posee un inhibidor de tripsina que normalmente lo protege de la activación prematura de las
enzimas digestivas (Fig. 35).
ESTRUCTURA HEPATICA
Las células hepáticas o hepatocitos, están arregladas en una serie de láminas o placas cuyo grosor es de uno o dos
hepatocitos, separados por una red capilar. Los lóbulos o unidades funcionales del hígado, son láminas de hepatocitos
organizados alrededor de una vena central. Entre las láminas de hepatocitos corren capilares grandes, o sinusoides.
Debido a las grandes fenestraciones que existen entre las células endoteliales que revisten a los sinusoides, cada
hepatocito está en contacto directo con la sangre del sinusoide. Los sinusoides reciben sangre enriquecida por la
absorción de nutrientes de una rama de la vena porta-hepática.
Esta sangre tiene un bajo contenido de oxígeno debido a que este ha sido consumido en el TGI. Sin embargo, los
sinusoides también reciben sangre de la arteria hepática, con un alto contenido de oxígeno, esta sangre se mezcla con
la proveniente de la vena porta.
El suplemento sanguíneo de la arteria hepática suple al hígado de las necesidades para el intercambio gaseoso y
también permite al hígado regular la cantidad de azúcar y aa en la circulación general . La bilis es secretada por los
hepatocitos en una red de túbulos microscópicos llamados los canalículos biliares, localizados dentro de cada lóbulo del
hígado. Los canalículos biliares convergen en conductos grandes y largos que eventualmente se unen para formar el
conducto biliar (Fig. 36 y 37). La sangre que fluye a través de los capilares del estómago, intestinos delgado y grueso,
bazo, y páncreas pasa por la vena porta al hígado. Esta sangre fluye a través de un segundo grupo de capilares en el
hígado antes de retornar al corazón. Cerca del 75% de la sangre que entra al hígado viene del SGI, vía porta, el otro 25%
que trae el oxígeno vital para las células hepáticas viene de la circulación sistémica, vía arteria hepática. La sangre de
ambos orígenes sale del hígado por la vena hepática. El significado adaptativo de la circulación porta hepática, la cual
permite al hígado primero tener acceso a los aa y a la glucosa absorbida por el intestino, brinda el papel central del
hígado en la regulación de los niveles de glucosa sanguínea, aa y AG (Fig. 36, 37 y 39).
FUNCIÓN HEPÁTICA
El hígado tiene roles importantes en la digestión, metabolismo
energético, biosíntesis y detoxificación. La función digestiva
del hígado es la secreción de bilis, la cual es esencial para la
digestión de los lípidos en el intestino.
Entre las funciones del hígado se pueden mencionar:
1. Interviene en el metabolismo y excreción eventual de
numerosas sustancias encontradas en la sangre, incluyendo
drogas, hormonas, y productos finales del metabolismo.
2. Convierte algunas sustancias a formas más hidrosolubles
que puedan eliminarse por los riñones. Generalmente se
29
La bilirrubina conjugada no se metaboliza más ni se absorbe durante su paso por el árbol biliar. En el retículo
endoplásmico del hepatocito la bilirrubina se conjuga con ácido glucurónico, catalizada por la enzima UDP-glucuronil
transferasa, lo que aumenta su solubilidad en agua permitiendo su transporte en la bilis, sin una proteína
transportadora. Con esta mayor afinidad por el agua y el aumento de tamaño molecular, la bilirrubina conjugada no
puede resorberse en forma pasiva a partir de la luz intestinal.
La conjugación sirve para fomentar la eliminación de productos metabólicos de desecho con potencial tóxico. La
bilirrubina conjugada es excretada a través de la membrana del hepatocito al canalículo biliar, posteriormente se
agrega a la bilis y llega hasta el duodeno a través del árbol biliar.
La bilirrubina conjugada (directa) al ser hidrosoluble,
puede eliminarse por la orina. En el intestino delgado
sano hay poca desconjugación o metabolismo adicional
de la bilirrubina. No obstante, cuando la bilirrubina
conjugada entra al colon, la flora entérica la desconjuga
pronto, y somete al metabolismo de las bacterias
anaerobias (Fig. 38), obteniéndose
urobilinógenos y estercobilinógenos, transformándose
luego en urobilinas y estercobilinas, las cuales confieren
el color a las heces. Los niveles normales de bilirrubina
total son de 1 a 1,5 mg/100 mI en los humanos adultos
(90% de bilirrubina no conjugada y 10% de la forma
conjugada).
SECRECION BILIAR
La digestión de las grasas requiere bilis, una mezcla de
sustancias sintetizadas por el hígado. La bilis que se
elabora en los hepatocitos contiene: ácidos biliares,
colesterol, lecitina, y bilirrubina conjugada, también
31
Secreción de ácidos biliares. Como ocurre con muchas células epiteliales, la membrana plasmática del hepatocito
está polarizada. La membrana sinusoidal de las células hepáticas tiene una extraordinaria capacidad para captar los
ácidos biliares que llegan por la vena porta. En condiciones normales, prácticamente la totalidad de esos ácidos es
retenida por el hígado. Los ácidos biliares son los aniones orgánicos más importantes para generar la secreción
canalicular. Estos son captados por los hepatocitos, desde la sangre porta, al menos por cuatro mecanismos de
transporte diferentes (Fig. 40).
Los conjugados, mediante dos mecanismos de transporte Fig. 40)
Dependiente de Na+, con alta afinidad por los ácidos biliares conjugados trihidroxilados. En la membrana basolateral
existe una proteína que transporta ácidos biliares, empleando la energía del gradiente de Na + para acumular
activamente ácidos biliares en el citosol del hepatocito (hasta 10 veces superior a la existente en la sangre). El gradiente
de Na+ es mantenido por la Na+/K+ ATPasa residente en la membrana basolateral. La actividad de este sistema puede ser
estimulada por insulina, glucagon, -adrenérgicos, corticoides y otras hormonas.
Independiente de Na+, el cual cataliza el transporte facilitado de ácidos biliares conjugados hacia el hepatocito.
Los ácidos biliares no conjugados (Fig. 40)
Los más liposolubles son transportados por un intercambiador aniónico que toma ácidos biliares en intercambio por
OH- o HCO3-
Los ácidos biliares monohidroxilados poco polares, también atraviesan las membranas por difusión simple.
La mayoría de los ácidos biliares presentes en el hepatocito, se encuentran unidos a proteínas citosólicas específicas, lo
que impide la lisis de las membranas por los ácidos biliares. Dentro de los hepatocitos, los ácidos biliares son
transportados hacia el polo biliar, unidos a proteínas específicas. Durante este trayecto son conjugados con glicina o
taurina y a ellos se unen los ácidos biliares recién sintetizados.
Probablemente, los ácidos biliares conjugados también se unen al colesterol libre y a la lecitina formando micelas o
vesículas fosfolipídicas, contribuyendo al componente fosfolipídico de la bilis. Así mismo, es posible que los ácidos
biliares crucen las membranas de los canalículos mediante transporte facilitado mediado por proteínas. La fuga de los
ácidos biliares desde el lumen de los canalículos hasta la sangre sinusoidal, está limitada por la formación de micelas en
el lumen, ya que éstas son muy grandes para difundir, y por la impermeabilidad relativa de las uniones estrechas a los
aniones. Como consecuencia del gradiente osmótico creado por la secreción de los ácidos biliares hacia los canalículos,
se arrastra agua al interior de los canalículos biliares a través de las uniones estrechas. Probablemente, parte de este
flujo biliar se deba al efecto osmótico, y a que los ácidos biliares estimulan la secreción activa de otros electrolitos
inorgánicos, preferiblemente el HCO3-.
Existe otro mecanismo de flujo biliar independiente de los ácidos biliares. El origen de este flujo se conoce poco. Sin
embargo, en el hombre se ha estimado que aproximadamente el 50% de la bilis canalicular resulta de la excreción de
aniones orgánicos e inorgánicos distintos de los ácidos biliares.
Entre comidas, la bilis se almacena en la vesícula biliar. El esfínter de Oddi, donde desembocan los conductos biliar y
La secreción duodenal contiene moco y un componente acuoso que no difiere prácticamente del plasma en cuanto a la
concentración de los iones principales.
Secreciones del intestino delgado. Las células en globo que se encuentran entre las células del epitelio cilíndrico del
intestino delgado, secretan moco. Durante la digestión normal, las células epiteliales elaboran una secreción acuosa a
una velocidad un poco inferior al de la absorción de líquidos por parte del intestino delgado.
Secreciones del colon. Las secreciones del colon son de menor volumen pero tienen mucho más moco que las del
intestino delgado. El moco se produce en las numerosas células en globo de la mucosa colónica. El componente acuoso
de las secreciones colónicas es rico en K + y HCO3-. La producción de secreciones colónicas es estimulada por la irritación
mecánica de la mucosa y por la activación de las vías colinérgicas que llegan al colon. La estimulación de los nervios
simpáticos del colon disminuye la velocidad de secreción colónica.
V. DIGESTION Y ABSORCION
La digestión de carbohidratos (CH), proteínas y lípidos, involucra reacciones hidrolíticas, en las cuales se rompe un
enlace que asocia a las subunidades de las moléculas de los alimentos, y un ión H + y otro OH- se añaden a los extremos
de la molécula subdividida. Existen tipos particulares de enzimas digestivas que catalizan la hidrólisis de enlaces
específicos. Cada enzima digestiva está adaptada a las condiciones óptimas bajo las cuales opera. Por Ej. La pepsina es
más efectiva en el rango de pH 1,5 a 2,5 característico del quimo gástrico, mientras que las proteasas pancreáticas
son más efectivas en el rango de pH de 7 a 8 característico del quimo intestinal. En el caso de los polisacáridos y las
proteínas, la digestión involucra la hidrólisis de diferentes tipos de enlaces y la cooperación de algunos tipos de enzimas
para completar su degradación. En el caso de los TG y los fosfolípidos, la degradación es más compleja, debido a que
antes de que la hidrólisis enzimática pueda proceder efectivamente, los lípidos insolubles en agua deben ser
emulsificados, convirtiéndolos en gotas muy pequeñas, por la acción de las sales biliares detergentes, secretadas por el
hígado.
Área de absorción del TGI
El intestino delgado está adaptado para realizar la función de digestión-absorción, y aunque su superficie externa oscila
alrededor de los 4 a 5 m (en el estado tónico), tiene una superficie interna que puede alcanzar los 300 m 2. El incremento
de esta área absorbente interna se logra por una serie de pliegues (x 3). Recubriendo los pliegues están las vellosidades
(x 10) de 0,5 a 1 µm de altura y las microvellosidades (x 20) (Fig. 42).
34
La fibra en la dieta tiene efecto sobre la absorción de los nutrientes, ya que retrasa la absorción de azúcares y grasas a
través de varios mecanismos, como retardar el vaciamiento gástrico por la viscosidad de su contenido, limitar la
accesibilidad de los almidones a las enzimas, además, fija sales biliares y limita su acción en el proceso digestivo y
absortivo de los lípidos: por otro lado las dieta ricas en fibra llevan a la saciedad con mayor rapidez.
La digestión del polisacárido comienza en la boca con la acción de la amilasa salival , enzima que cataliza la
hidrólisis de los enlaces -1,4 de los almidones, produciendo maltosa, maltotriosa y oligosacáridos ramificados
denominados dextrinas -limite. En el estómago, con la inactivación de la amilasa salival por el ácido gástrico, no se
procesan más los carbohidratos.
Las secreciones pancreáticas contienen una -amilasa similar a la amilasa salival que digiere a los
polisacáridos, pero con una actividad total superior a la amilasa salival. La amilasa pancreática
fundamentalmente está concentrada en el duodeno. Diez minutos después que los polisacáridos han llegado al
duodeno, ya han sido convertidos a oligosacáridos.
La digestión posterior de los oligosacáridos se realiza en el borde en cepillo del epitelio duodenal y del
yeyuno, por enzimas específicas . Entre estas: la lactasa que escinde a la lactosa en glucosa y galactosa, la sacarasa
que hidroliza a la sacarosa en fructosa y glucosa, la -dextrinasa (isomaltasa) que desrramifica a la dextrina -límite,
rompiendo los enlaces -1,6 en los puntos de ramificación, y la glucoamilasa, que escinde los malto-oligosacáridos en
unidades de glucosa. La actividad de estas cuatro enzimas es máxima en el borde en cepillo del yeyuno proximal, para ir
disminuyendo en el resto del intestino delgado. Tanto la dextrinasa como la sacarasa también pueden clivar a los
enlaces glicosídicos 1,4, pero con menor eficiencia (Fig. 43).
35
El duodeno y el yeyuno tienen la mayor capacidad de absorción de los azúcares , pero esta capacidad
disminuye progresivamente a través del yeyuno distal y del íleon. Los únicos monosacáridos de la dieta que se absorben
con facilidad son la glucosa, la galactosa y la fructosa.
En el intestino, el transporte de hexosas desde el lumen hacia el espacio intersticial es un proceso que
ocurre en dos pasos (Fig. 44).
1. A través del borde en cepillo, la captación de glucosa y de galactosa, es catalizada por un sistema de cotransporte
activo secundario activado por el Na+, el SGLT-1, o cotransporte de alta afinidad glucosa-Na +. La presencia de Na+ en
la luz intestinal intensifica la absorción de glucosa, o de galactosa, y viceversa. La captación de fructosa es catalizada
por el carrier de fructosa GLUT-5.
2. La membrana basolateral de los enterocitos el GLUT-2 es el principal carrier por el cual la glucosa, la galactosa y la
fructosa son transportadas hacia los capilares de la mucosa; el GLUT-5 también presente en la membrana
basolateral, especialmente en el yeyuno humano, transporta a la fructosa hacia los capilares. Estos azúcares
también pueden atravesar la membrana basolateral, por difusión simple.
En el intestino delgado humano, la absorción de la sacarosa se inhibe por la ascarbosa, un inhibidor competitivo de
las glucosidasas (ej. La sacarasa) del borde en cepillo. La ascarbosa impide que el sustrato se una al sitio activo de de
las enzimas hidrolíticas, pero no tiene efecto sobre el transporte de glucosa y fructosa libre no ocurre mediante el
sistema de disacaridasas.
La fructosa se transporta transcelularmente por difusión facilitada, mediante el GLUT-5; existen evidencias de que
la absorción de fructosa es mayor en presencia de glucosa que en presencia de otros CH, esto se debe a que la fructosa
también es absorbida a través de la vía paracelular (19 al 27%) mediante arrastre por solvente, activado por la glucosa.
En la porción proximal del intestino delgado humano, con la apertura de las uniones estrechas y del movimiento
subsiguiente del fluido luminal a través de la vía paracelular, ocurre absorción de glucosa y de otros solutos pequeños,
incluyendo a la fructosa; éstos solutos pueden moverse pasivamente junto con el agua (dragado por solvente), a través
de la vía creada entre las células epiteliales. En animales y humanos, la absorción de fructosa es mayor que la de otros
azúcares que son absorbidos pasivamente, pero menor que la absorción de glucosa. La glucosa libre proveniente de la
hidrólisis de la sacarosa es esencial para la apertura de esta vía paracelular, estimulando la absorción de agua y otros
solutos.
DIGESTIÓN DE PROTEÍNAS
Las proteínas que se encuentran en el aparato digestivo provienen de la dieta y de fuentes endógenas, como las
originadas de las secreciones salivales, gástricas, pancreáticas y mucosas, además de células epiteliales descamadas y
proteínas plasmáticas. Las proteínas aportan del 10 al 15% de la energía requerida, proporcionan aa esenciales y
nitrógeno para la síntesis de otros aa no esenciales, o compuestos nitrogenados. En una persona sana, prácticamente
todas las proteínas ingeridas son digeridas y absorbidas. La escasa cantidad de proteínas que se encuentra en las heces
procede principalmente de las bacterias colónicas, de las células cólicas descamadas y de las proteínas que contienen
las secreciones mucosas del colon. En el ser humano, las proteínas ingeridas son absorbidas casi por completo cuando
pasan por el yeyuno.
36
La digestión de las proteínas comienza en el estómago, donde el pepsinógeno secretado por las células principales
es convertido por acción del HCl en pepsina. La proporción de proteínas de la dieta hidrolizada por la pepsina es
significativa, aunque muy variable. Hasta un 15% de las proteínas de la dieta se reduce a péptidos pequeños y aa por
acción de la pepsina. El duodeno y el yeyuno tienen una capacidad tan grande para procesar las proteínas, que la
ausencia total de pepsina no influye en la digestión y absorción de las proteínas de la dieta.
En el duodeno y en el yeyuno, las proteasas secretadas por el páncreas continúan con la digestión de las
proteínas. Las proteasas más importantes son la tripsina, la quimotripsina, las carboxipeptidasas A y B, y la elastasa. En
el duodeno, estas proteasas tienen muy altos niveles de actividad, convirtiendo rápidamente a las proteínas de la dieta
en péptidos pequeños. Aproximadamente el 50% de las proteínas ingeridas son digeridas y absorbidas en el duodeno
(Fig. 45). El borde en cepillo del intestino delgado contiene peptidasas que son proteínas integrales de membrana cuyos
sitios activos están orientados hacia la luz intestinal.
El yeyuno proximal está enriquecido con las enzimas del borde en cepillo. Las peptidasas reducen los péptidos
producidos por las proteasas pancreáticas a oligopéptidos y aa. Las peptidasas del borde en cepillo incluyen
amínopeptidasas (clivan los aa del péptido N-terminal), dipeptidasas (hidrolizan dipéptidos hasta aa), y dipeptidil-
aminopeptidasas (clivan un dipéptido desde el extremo N-terminal de un péptido). Los productos principales de esta
digestión, son péptidos pequeños y aa simples (Fig. 46).
La concentración de los dipéptidos, tripéptidos y tetrapéptidos, es mayor (2 a 3 veces) que la de los aa simples. Los
péptidos pequeños y los aa son transportados a través del borde en cepillo hacia los enterocitos, en cuyo citosol los
péptidos pequeños son hidrolizados por peptidasas específicas; de esta forma, en la sangre porta solamente aparecen
aa simples y un escaso número de dipéptidos.
inhibe la absorción de péptidos y aa libres. La absorción es preferencial para los isómeros L y para los aa con residuos
neutros. Algunas hormonas pueden alterar la absorción de aa y péptidos. La somatostatina y el péptido intestinal
vasoactivo la disminuyen, mientras que el factor de crecimiento epidérmico, la neurotensina, la CCC y la secretina
estimulan su transporte. A diferencia de los CH, los aa pueden absorberse no sólo como monómeros, sino como
dipéptidos. En los seres humanos se ha encontrado que los aa se absorben de manera más eficaz en forma de péptidos
pequeños, que en forma libre. Por Ej. en el yeyuno, la glicina se absorbe menos rápido que la glicil-glicina, o que la glicil-
glicilglicina.
Absorción de proteínas intactas y péptidos grandes.
Los humanos no absorben una cantidad de proteínas intactas que pueda ser considerada significativa para su nutrición,
pero si una cantidad suficiente para desencadenar respuestas inmunológicas.
La membrana del borde en cepillo intestinal posee un transportador específico para dipéptidos y
tripéptidos, con especificidad muy amplia de sustratos, pero que no reconoce aa libres. Este transportador, el PepTl,
que se expresa en todo el intestino delgado, corresponde a una superfamilia de cotransportadores cuyo mecanismo
involucra un proceso de translocación simultánea del H + y del sustrato peptídico, que utiliza un gradiente electroquímico
transmembrana de H+. El microambiente ácido, que está sobre la superficie del borde en cepíllo de la mucosa intestinal,
se genera y mantiene por la acción combinada en el enterocito, del intercambio de Na +/H+ en la membrana del borde en
cepillo y el de la ATPasa-Na+, K+ en la membrana basolateral. Una mayor captación de péptidos después del ayuno
parece relacionarse con un efecto pretraduccional que lleva a una mayor producción de PepTl en el borde en cepillo
intestinal. De igual forma, una dieta rica en proteínas aumenta la expresión del transportador, sobre todo en regiones
medias y distales del intestino delgado (Fig. 47).
ABSORCIÓN DE AMINOÁCIDOS
Normalmente, los aa son transportados a través de la membrana del borde en cepillo al interior del enterocito por
medio de sistemas de transporte específicos para aa. Al final de la digestión intracelular de los péptidos, los aa libres son
exportados desde los enterocitos a la circulación porta, a través de la membrana basolateral, mediante un sistema de
transporte diferente al de la membrana apical; no obstante, pueden encontrarse sistemas idénticos al de ésta. De igual
forma, a través de la membrana basolateral se pueden importar aa para el metabolismo celular, durante los periodos de
ayuno. Los aa citoplasmáticos pueden seguir otros caminos dentro de la célula; es decir, pueden ser degradados,
convertirse en otros aa o utilizarse en proteínas celulares.
Algunos de los transportadores dependen del gradiente de Na +, mientras que otros sistemas no lo son. Para la mayoría
de los aa, la difusión simple constituye un mecanismo importante para atravesar las membranas del borde en cepillo y
la basolateral. Cuanto más hidrofóbico es el aa y mayor su gradiente de concentración a través de la membrana, mayor
es la importancia de la difusión.
Mecanismos de transporte de aa en las células epiteliales del intestino delgado
Membrana del borde en cepillo:
a. Existen cuatro sistemas de transporte activo dependientes de Na +, los cuales sólo están presentes en las células
epiteliales (también se encuentran en el túbulo proximal del riñón). Estos son:
1. Transporte para la mayoría de los aa neutros, tanto hidrofóbicos como hidrofílicos, aun cuando en un pH
ácido, también se puede transportar aa aniónicos.
2. Transporte para los aa dicarboxilicos (aniónicos) glutamato y aspartato.
38
Las enzimas lipolíticas del jugo pancreático son moléculas hidrosolubles, por lo que solo tienen acceso a los lípidos que
se encuentran en la superficie de las gotitas de grasa. De ahí que la emulsión lipídica realizada por la acción de las sales
biliares y la lecitina de la bilis, es muy necesaria, ya que la superficie disponible para la digestión se multiplica por varios
miles (Fig. 48).
El jugo pancreático contiene la mayor parte de las enzimas lipolíticas responsables de la digestión de los
lípidos, entre estas:
1. La glicerol éster hidrolasa, o lipasa pancreática, ataca preferentemente los AG 1 y 1' de los TG, produciendo dos AG
libres y un 2-monoacilglicérido. Para su función lipolítica, requiere un pH casi neutro, dado por el bicarbonato y la bilis.
Debido a que la zona lipolítica de esta enzima es hidrofóbica y se sitúa en la parte interna, el contacto con el sustrato se
consigue gracias al efecto de la colipasa, una proteína pequeña secretada en el jugo pancreático. La actividad de la
lipasa pancreática se facilita cuando, por cambio de conformación, la hélice antipática que cubre su sitio activo se
inclina hacia atrás, permitiendo que la colipasa se una con la región -COOH terminal de la lipasa pancreática, evitando
así la inactivación de la lipasa por acción de las sales biliares. La molécula de lipasa unida a la colipasa forman un
complejo; a su vez, la colipasa se une a una micela de sales biliares permitiendo la transferencia de los AG libres, los 2
monoglicéridos y otros contenidos de las gotas de grasa, a las micelas de sales biliares (Figs. 48 y 49).
2. La colesterol-esterasa, se activa por las sales biliares primarias (ácidos cólico y quenodesoxicólico) en presencia de
calcio, asimismo, hidroliza múltiples sustratos, entre los que se encuentran los ésteres de colesterol, para formar
colesterol libre y AG.
3. La fosfolipasa A2, secretada en su mayor parte por el páncreas como una proenzima, se activa por tripsina y para
actuar requiere la presencia de ácidos biliares y calcio. Esta enzima digiere el fosfolípido sobre la superficie de la
emulsión lipídica y expone el centro del TG al complejo colipasa-lipasa. Por otro lado, la fosfolipasa A2 asiste en el
proceso digestivo al participar en la remoción de productos lipolíticos. Rompe el enlace éster en la posición 2 de un
glicerofosfátido produciendo, en el caso de la lecitina, un AG y una lisolecitina. Los ácidos biliares junto con los
productos de la digestión de las grasas en especial con los 2-monoglicéridos, forman micelas, agregados
multimoleculares que contienen entre 20 y 30 moléculas (Fig. 48). Los ácidos biliares deben encontrarse en su
concentración micelar crítica, para que puedan formar micelas. La concentración micelar crítica de los ácidos biliares
conjugados es menor que la de los no conjugados. En situación normal, los ácidos biliares se encuentran en el duodeno
a una concentración siempre superior a la micelar crítica.
En cada ciclo se recupera hasta el 95% de los ácidos biliares, por la eficiente actividad de los transportadores localizados
en la membrana del borde en cepillo de los enterocitos y en la membrana sinusoidal de hepatocitos. En los hepatocitos la
mayoría de los ácidos biliares desconjugados se vuelven a conjugar, y parte de los ácidos biliares secundarios son
rehidroxilados. Los ácidos biliares así procesados son secretados a la bilis junto con los ácidos biliares neoformados.
ABSORCIÓN DE LAS VITAMINAS LIPOSOLUBLES. Debido a su solubilidad en solventes no polares, las vitaminas
liposolubles se distribuyen en las micelas mixtas, y entran a los enterocitos mediante difusión a través de la membrana
plasmática del borde en cepillo. Los ácidos biliares y los productos de la digestión lipídica aumentan la absorción de las
vitaminas liposolubles. En las células del epitelio intestinal, las vitaminas liposolubles entran a formar parte de los
quilomicrones y abandonan el intestino en la linfa. Aunque no haya ácidos biliares, una fracción significativa de las
vitaminas liposolubles ingeridas puede ser absorbida y abandonar el intestino en la sangre porta.
de agua al espacio intersticial se inicia una nueva fase en la absorción, debido al incremento de la presión
hidrostática que permite el paso de agua desde el tejido intersticial al tejido conectivo subepitelial y de allí a los
capilares. Normalmente durante un día se ingieren 2 L de agua; las secreciones GI alcanzan unos 7 L, y en las heces sólo
se pierden de 50 a 100 mI de agua. Por tanto, el TGI absorbe más de 8 litros de agua al día (Fig. 53).
Una pregunta que ha intrigado a los fisiólogos hace más de un siglo es ¿Como el agua es transportada a
través de las células epiteliales en ausencia de fuerzas externas que permiten su entrada?.
En la década de los 50 y 60 Peter Curran y Jared Diamond propusieron un modelo de tres compartimientos y otro de
ósmosis local, redefinido posteriormente como la hipótesis del gradiente osmótico, mantenido o constante.
En ambos modelos se sugirió que en el epitelio, el transporte activo de Na + genera gradientes osmóticos dentro del
tejido, que causa el flujo de agua. Se ha propuesto que el gradiente osmótico mantenido, se genera en el espacio
intercelular lateral, mediante el bombeo de sodio por la Na +/K+ATPasa, en la membrana basolateral de las células
epiteliales, así que cuando los solutos absorbidos emergen en el espacio intersticial lateral entre los enterocitos, el
fluido en el espacio lateral se hace hipertónico y el agua fluye rápidamente a favor de su gradiente osmótico a través de
las uniones estrechas; a medida que el agua absorbida emerge hacia el espacio lateral del epitelio, este se va haciendo
isotónico. Como resultado de este equilibrio osmótico, hay un movimiento de soluto y agua a través del pequeño
epitelio intestinal sin alguna diferencia del gradiente osmótico desarrollado entre el quimo y el plasma sanguíneo.
Las características principales del mecanismo de gradiente osmótico constante son (Fig. 54):
1. Bombeo activo de Na+ hacia los espacios intercelulares laterales mediante la Na +/K+ ATPasa.
2. Entrada de Cl- en los espacios intercelulares laterales por flujo desde la luz a través de las uniones estrechas, o desde
las células epiteliales adyacentes por medio del transporte facilitado. Presencia de NaCl hipertónico cerca de los
extremos luminales de los espacios intercelulares laterales.
3. Flujo de agua y de iones hacia la base de los espacios intercelulares laterales y a través de la membrana basal del
epitelio.
La absorción de agua en el intestino ocurre en ausencia de fuerzas externas osmótica e hidrostática; sin embargo, la
velocidad de su absorción, aumenta durante la absorción activa de glucosa (cotransporte Na+/glucosa) y en menor
extensión, durante la absorción activa de aa. La asociación entre la absorción de azúcares y agua es la base de la
“Terapia de la Rehidratación Oral”, la cual es efectiva para combatir la diarrea secretoria.
Estudiando la función de los cotransportadores, se ha encontrado, que éstos, son proteínas
multifuncionales.
Ej. El cotransporte Na+/glucosa o SGLT-1 funciona como:
a.- un cotransportador Na+/glucosa,
43
Las AQP constituyen una familia de proteínas que puede subdividirse en dos grupos: las AQP clásicas y las
acuagliceroporinas; las primeras sólo son permeables al agua en forma selectiva y las segundas también permiten el
paso de glicerol y otros solutos de bajo peso molecular. Todas las AQP pueden ser reguladas por diversos factores
intracelulares, entre ellos el pH y la fosforilación, principalmente mediada por la proteínquinasa A. En el sistema
digestivo se han expresado, al menos ocho AQPs, aunque pueden existir más miembros adicionales (Tabla 1).
ABSORCIÓN DE SODIO
El sodio es absorbido en toda la longitud del intestino. Siendo la absorción neta el resultado de flujos unidireccionales
desde la sangre hacia la luz y viceversa. Estos flujos son mayores en el intestino proximal que en el distal. El Na + cruza la
membrana del borde en cepillo a favor de un gradiente electroquímico y es expulsado activamente de las células
epiteliales por acción de la Na +/K+ ATPasa de la membrana basolateral. Normalmente el contenido de Na + del intestino
delgado es isotónico con respecto al plasma. El interior de la luz contiene la misma concentración de Na + que el plasma,
de forma que la absorción de Na+ se realiza normalmente en ausencia de un gradiente de concentración neto
significativo. Sin embargo, la absorción de Na + es activa, y puede producirse en contra de pequeñas diferencias de
potencial electroquímico de Na+ (Tabla 2).
En el yeyuno, el índice neto de la absorción de Na + es el más alto. Aquí, la absorción se intensifica debido a la presencia
de glucosa, galactosa y aa neutros en la luz. Estas sustancias atraviesan, junto con el Na +, la membrana del borde en
cepillo utilizando las mismas proteínas transportadoras. El Na + se mueve a favor de su gradiente de potencial
electroquímico y proporciona la energía necesaria para el transporte activo de azúcares y aa al interior de las células
epiteliales.
En el íleon, el índice neto de absorción de Na + es menor. La absorción de Na + es estimulada sólo ligeramente por los
azúcares y aa, puesto que en esa parte del intestino hay una menor concentración de proteínas transportadoras de
azúcares y aa. El íleon puede absorber Na + en contra de gradientes de potencial electroquímico superiores a la del
yeyuno.
En el colon, el Na+ normalmente es absorbido en contra de una gran diferencia de potencial electroquímico. Las
concentraciones de Na+ en la luz del intestino pueden ser de sólo 25 mM, en comparación con los 120 -140 mM del
plasma.
ABSORCIÓN DE Cl- y HCO3-
En el yeyuno, tanto el Cl- como el HCO3- son absorbidos en grandes cantidades. Al final del yeyuno, la mayor parte del
HCO3- de las secreciones hepáticas y pancreáticas ha sido absorbida.
En el íleon, el Cl- es absorbido, pero el HCO 3- es secretado. Si la concentración de HCO 3- en la luz del íleon supera los 45
mM, se produce una absorción neta.
En el colon, el transporte de estos iones es similar al del íleon, ya que normalmente se absorbe Cl - y se secreta HCO3-.
ABSORCION DE K+
El movimiento neto de K+ a través del epitelio intestinal también se produce por la diferencia entre los grandes flujos
unidireccionales desde la luz a la sangre y viceversa.
En el yeyuno y en el íleon, ocurre absorción. Como el volumen del contenido intestinal se reduce a consecuencia de la
absorción de agua, el K + se concentra, proporcionando la fuerza motriz para que atraviese la mucosa intestinal en
dirección a la sangre. No hay datos que demuestren la presencia de un mecanismo de transporte activo para el K + en el
intestino delgado.
TABLA 2. Transporte de Na+, K+, CI- y H CO3- en los intestinos delgado y grueso.
Segmento
Na+ K+ Cl- HCO3-
intestinal
Absorbido Absorbido pasivamente Absorbido Absorbido
activamente; la cuando la concentración
Yeyuno absorción aumenta por aumenta debido a la
la presencia de absorción de agua
azúcares y aa. neutros
Absorbido activamente Absorbido pasivamenteAbsorbido parte en Segregado parte
Íleon intercambio por en intercambio
HCO3- por CI-
Colon Absorbido activamente Secreción neta cuando la Absorbido parte en Segregado parte
45
El colon, puede absorber o secretar K +. La secreción neta se produce cuando su concentración en la luz es menor de 25
mM, pero si es superior a los 25 mM hay absorción neta. En la mayoría de las ocasiones en el colon se produce una
secreción neta de K+; el proceso secretor podría ser activo. Los procesos de transporte iónico que tienen lugar en el
intestino se muestran en la tabla 2.
ABSORCION DE HIERRO
Los enterocitos del duodeno y yeyuno liberan una proteína fijadora de hierro a la luz, la transferrina, que es muy similar
pero no idéntica, a la transferrina plasmática. En la luz del duodeno y del yeyuno, la transferrina se fija a dos iones
hierro. Los receptores de la superficie del borde en cepillo del duodeno y del yeyuno fijan el complejo transferrina-
46
hierro, que es ingerido por la célula epitelial mediante una endocitosis mediada por receptor. En el citosol del
enterocito la transferrina actúa como un transportador de hierro soluble.
Gran parte de la transferrina, una vez que ha liberado el hierro, vuelve a ser secretada hacia la luz. En el citoplasma del
enterocito, el hierro bivalente (ferroso) absorbido, se transforma en ión férrico; se han descrito una serie de proteínas
distintas de la ferritina, con capacidad para unirse al hierro a nivel citoplasmático: la isotransferrina, la proteína fijadora
de hierro intestinal, proteína fijadora de metales en la mucosa, y ferroproteina. En cualquier caso, gran parte del hierro
absorbido se almacena en los lisosomas como ferritina. Al final el hierro aparece en el plasma fijado a la transferrina
plasmática. El transporte de hierro a través de la membrana basolateral requiere de energía metabólica (Fig. 56a).
La absorción del hierro depende de:
1. los depósitos de hierro en el organismo,
2. las secreciones GI (el HCl solubiliza al hierro, y la bilis que contiene ácido ascórbico lo transforma en Fe ++
favoreciendo su absorción, mientras que los bicarbonatos la reducen),
3. la dieta (el hierro en forma ferrosa es más absorbible que en forma férrica), y
4. algunos factores como los azúcares y aa, estabilizan el hierro, mientras con hidróxido, carbonato, fosfato, y sobre
todo oxalato, y otros aniones presentes en la secreción intestinal tienden a formar compuestos insolubles que
dificultan extremadamente su absorción).
El hierro del grupo hemo se absorbe relativamente bien (aprox. 20% del ingerido). Las enzimas proteolíticas liberan los
grupos hemo de las proteínas en la luz intestinal (Fig. 56b).
En la deficiencia crónica de hierro, o tras una hemorragia, aumenta la capacidad de absorción de hierro en el duodeno y
yeyuno. Además el intestino protege al organismo de las consecuencias que tendría una excesiva absorción de hierro,
mediante su fijación casi irreversible a la ferritina del epitelio intestinal, la cual se pierde en la luz intestinal al ser
excretada en las heces cuando se descaman las células intestinales. Después de una hemorragia aumenta la capacidad
del duodeno y yeyuno para absorber hierro, con un tiempo de demora de 3 a 4 días, tiempo en el cual las células
epiteliales emigran desde las criptas de Lieberkühn, hasta el extremo de las vellosidades, donde adquieren una mayor
capacidad de absorción.
La membrana del borde en cepillo del duodeno y yeyuno de un animal con déficit de hierro presenta un número
elevado de receptores de complejos de hierro con transferrina y por tanto, absorben con más rapidez los complejos
hierro-transferrina de la luz intestinal.
Absorción de magnesio. Se absorbe en toda la longitud del intestino delgado; se absorbe aproximadamente la mitad
de la cantidad ingerida con la dieta y se excreta la otra parte.
Absorción de fosfato. Se absorbe en todo el intestino delgado. Parte del fosfato puede absorberse en forma activa.
Absorción de cobre. Se absorbe en el yeyuno, captándose prácticamente el 50% de la cantidad ingerida. Se secreta en
la bilis, unido a ciertos ácidos biliares; este cobre se pierde en las heces.
La mayoría de las vitaminas hidrosolubles, son absorbidas por difusión simple (Ej. piridoxina o Vitamina B6 y ácido fólico)
sin embargo, existen otros mecanismos de transporte específicos para la absorción de éstas vitaminas. El ácido fólico,
como 5-metilhidrofolato también se absorbe por transporte activo mediado por un carrier vía un gradiente de H + que
suplementa la energía en el yeyuno.
Algunas vitaminas son absorbidas por difusión facilitada mediante un mecanismo que involucra la presencia de Na + en
el lumen; entre ellas la colina y la biotina, absorbidas en la porción proximal del intestino delgado, el ácido nicotínico en
el yeyuno y la riboflavina (Vitamina B2) también en el intestino delgado proximal; pero su absorción se incrementa en
presencia de ácidos biliares.
Otras vitaminas son absorbidas mediante el transporte activo Na +-dependiente, entre ellas: la tiamina (Vitamina B1)
absorbida en el yeyuno, en forma libre; pero parte de la misma es fosforilada en las células mucosas del yeyuno. El ácido
pantoténico y el inositol también son transportados activamente por el intestino delgado vía gradiente de Na +.
La vitamina C (ácido ascórbico) se absorbe en el ileon proximal por transporte activo mediado por el cotransporte Na +-
ascorbato, este transporte utiliza como energía el gradiente electroquímico del Na +.
Absorción de Vitamina B12
Un proceso de transporte activo ha sido implicado en la absorción de la Vitamina B 12, se consideran cuatro formas
fisiológicas importantes de Vitamina B12: cianocobalamina, hidroxicobalamina, metilcobalamina y desoxiadenosil-
cobalamina. En el hígado se almacena más de 5 mg de Vitamina B 12, reabsorbiéndose cerca del 70% de esta Vitamina
presente en la bilis. En el hígado puede almacenarse una cantidad suficiente de Vitamina B-12, para 3 a 6 años.
La mayor parte de la cobalamina presente en el alimento está unida a proteínas. En el estómago, el pH ácido y la
digestión de las proteínas dan lugar a cobalamina libre, la cual se fija fuertemente (en un amplio rango de pH) a un tipo
de glicoproteínas, las proteínas R (Ej. la Haptocorrina), que se encuentra en la saliva y en el jugo gástrico. El factor
intrínseco (FI), fija a la cobalamina con una afinidad menor que la proteína R, por lo que en el estómago la mayor parte
de la cobalamina está unida a la proteína R (cobalamina-haptocorrina).
Durante la fase intestinal de la digestión, las proteasas pancreáticas degradan el complejo “proteína R- cobalamina”,
entonces la cobalamina libre es captada por el FI el cual es muy resistente a la digestión por las proteasas pancreáticas.
La absorción normal de la cobalamina requiere de la presencia del FI, un dímero que fija dos moléculas de cobalamina.
La membrana plasmática de los enterocitos del íleon contiene una proteína receptora que reconoce y fija FI-
cobalamina. El FI libre no compite por la fijación, y el receptor no reconoce a la cobalamina libre. La unión al receptor es
necesaria para la captación de la vitamina. Después de producirse la endocitosis del complejo, la cobalamina es liberada
intracelularmente y transferida a la transcobalamina II (TC II). Este complejo (cobalamina-TC II) sale de las células de la
mucosa ileal y entra a la circulación (Fig. 57).
La malabsorción de B12 puede producir anemia perniciosa, causando el retardo en la maduración de los
eritrocitos. Usualmente, esta anemia se debe a la atrofia de la mucosa gástrica, la cual entonces es incapaz de secretar
HCl, pepsina y FI. Muchos pacientes tienen anticuerpos contra las células parietales. En ausencia del FI, se absorbe entre
el 1 y el 2 % de la vitamina B 12 ingerida; para que la vitamina B 12 se pueda absorber en cantidad suficiente, para tratar la
anemia perniciosa, deben ingerirse dosis superiores (1 mg/día aprox.).
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