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https://www.biocancer.com/journal/597/32-gen-p53

El gen BRCA1 parece que regula los genes para encontrar y


reconocer el daño del ADN y se cree que induce la expresión de
genes reparadores que trabajan para reducir el daño y ayudar a la
replicación del ADN , mutaciones en el gen BRCA1 daban lugar a
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la aparición de síndrome de cáncer de mama y ovario en el 90%


de los casos

Se ha observado que BRCA1 es inducido por estrógenos. La


inhibición de este gen, causa un aumento de la proliferación de
células del epitelio mamario.

BRCA1 y BRCA2 son genes supresores de tumores que codifican


las proteínas que funcionan en el proceso de reparación del ADN.
Por lo tanto, una mutación o una deleción de un gen supresor
tumoral provocarían una pérdida de su función y como
consecuencia aumentaria la probabilidad de que se desarrolle un
tumor. Aunque individuos con el síndrome de cáncer de
mama-ovario hereditario heredan un solo alelo defectuoso en
BRCA1 o en BRCA2 de su madre o de su padre, tienen un
segundo alelo que es funcional. Ahora bien, si este segundo alelo
es afectado, se puede desarrollar una célula cancerígena a través
de la acumulación de mutaciones adicionales del ADN de la
célula.¹

Las mutaciones que se reportaron primero en el BRCA1 fueron


inserción, deleción intrónica o mutaciones de tipo terminal
(mutación "nonsense"). Estas mutaciones usualmente generan
una proteína BRCA1 acortada y no funcional. 1.2

Las técnicas más comúnmente utilizadas para detección de


mutaciones son la de análisis de proteínas truncadas (PTT), la
desnaturalización de cromatografia liquida de alto rendimiento
(DHPLC), amplificación múltiple de sondas ligando-dependientes
(MLPA) y la secuenciación directa de ADN. La técnica del PTT ha
dado buenos resultados pero, sin duda, aunque su costo es más
elevado, el secuenciamiento completo del gen es la mejor
prueba.¹

Cerca del 75 % de las mujeres portadoras de mutaciones en el gen


BRCA1 tienen fenotipos de cáncer triple negativo, tipo basal o
ambos 48, y especialmente aquellas que fueron diagnosticadas antes
de la menopausia

https://www.redalyc.org/journal/817/81759607023/html/
Figura 4. El tejido adiposo durante la obesidad contribuye al
desarrollo del cáncer de mama. Durante la obesidad, el tejido
adiposo con la ayuda de macrófagos infiltrados funciona como un
tejido metabólicamente activo responsable de la secreción de
diversas moléculas como hormonas sexuales, citocinas
proinflamatorias y diversas adipocinas. Juntas, estas moléculas
promueven la formación de tumores locales tanto en lóbulos
como en conductos, en la glándula mamaria.
En un paciente con obesidad se encuentra el tejido adiposo inflamado cuyo
entorno promueve la invasión del cáncer y metástasis porque se estimulan los
genes antiapoptóticos, desregulación de hormonas esteroideas e inflamación
crónica (2) (1). El funcionamiento fisiológico de este tejido adiposo se encuentra
alterado, está caracterizado por presentar muchos macrófagos y adipocitos sin
madurar que secretan muchas citoquinas, mediadores y factores proinflamatorios,
favoreciendo una liberación mayor de estrógenos (estradiol). Se cree que esto
podría ser un factor clave para el desarrollo de cáncer de mama
hormonodependiente (2) (1).

También secretan altas concentraciones de adiponectina y leptina, cuyas


funciones son la regulación de la ingesta calórica y el metabolismo, inflamación,
angiogénesis y proliferación celular (1). La leptina actúa como nexo entre las dos
patologías. Se creé que esto podría ser así por los efectos que tienen la leptina en
la en la regulación al alza de las vías de señalización de los estrógenos y la
insulina (2). Las células del cáncer de mama tienen sobreexpresados los
receptores de leptina, por lo que son muy susceptibles a los niveles de leptina.
Algunos efectos de la leptina son la inhibición de señales proapoptóticas en las
células del cáncer de mama, la sensibilización a los estrógenos y la modulación
del microambiente tumoral, lo que contribuye a los mecanismos proinflamatorios y
promueve el crecimiento del tumor (1).

Durante la combustión y consumo de un cigarro se liberan en el


ambiente cerca de 7,000 sustancias químicas, de ellas 250 son tóxicas y
69 de estas, son catalogadas como carcinógenas. La OMS lo ha
clasificado como un carcinógeno del grupo A, es decir, consideran que
forma parte de un grupo de sustancias que se ha demostrado pueden
causar cáncer en el ser humano.

Cada vez que se inhala el humo de tabaco, esas sustancias químicas


ingresan al flujo sanguíneo, que luego las transporta a todas las partes
del cuerpo. Muchas de estas sustancias químicas pueden dañar el ADN,
que controla cómo el cuerpo produce nuevas células y dirige cada tipo
de célula para que cumpla su función original. Un ADN dañado puede
hacer que las células se multipliquen de una manera distinta a la que no
deberían, y estas células atípicas pueden convertirse en cáncer.

Los carcinógenos (hidrocarburos aromáticos policíclicos, aminas


aromáticas y N-nitrosaminas), que se liberan durante el consumo,
atraviesan la membrana de las células y pueden quedar almacenados en
los tejidos grasos del pecho y dañar así las células sanas de la mama
HER 2

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